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Reseña
Eduardo Posada Carbó. La nación soñada. Violencia, liberalismo y democracia en Colombia.
Por:
Katherin Cecilia Sánchez Sierra
2018
Eduardo Posada Carbó. La nación soñada. Violencia, liberalismo y democracia en
Colombia. Bogotá: Grupo Editorial Norma, 2006. 383 páginas.
Es importante dejar claro que el autor en la obra expresa que si bien no se siente
identificado con el concepto de “país asesino”, es inevitable reconocer que hubo
penosos acontecimientos que impregnaron la nación de dolor y de los cuales no se
debe estar orgulloso, sin embargo Posada no reconoce a la sociedad colombiana
dentro de estos hechos o al menos no a la mayoría y ve necesario para su tesis
principal, identificar las nociones que atan a la violencia a nuestra nacionalidad y es
así como da pie a visualizar el concepto de violencia como el resultado de guerras
inconclusas y la intolerancia como parte del problema.(pág 48), con la finalidad de
derribar tres estereotipos, el primero está basado a grandes rasgos en el de estar
permeados por la historia exclusiva de violencia tal cual y como lo dice Posada y de
esta manera realiza una tarea de revisionismo histórico donde se puede evidenciar que
las guerras civiles en el siglo XIX no eran un hecho común en la nueva Granada sino
en América Latina y hasta Europa, dejando así al descubierto que fueron muchos más
los años de paz que los de guerra.
El segundo estereotipo que Posada plantea a replantear es el de la intolerancia como
factor desencadenante de violencia que brinda un valor negativo, donde se trae a
colación de nuevo varios discursos eruditos con el fin de comprender mejor la
necesidad del autor de mostrar que desde su perspectiva, la intolerancia no conlleva
directamente a la violencia ya que dicha condición carece de evidencia empírica y
solo se repite una y otra vez como un axioma sin que se encuentre claramente un
debate con bases objetivas que logren reforzar este paradigma.
Finalmente el autor se centra en destruir esa distorsión histórica que se tiene de ver el
pasado con un legado de violencia (pág 85) y es así como el autor discute el
estereotipo que considera que la violencia es una conducta generalizada de la nación y
muestra la necesidad inicial de identificar los entes promotores de violencia antes de
generalizar como lo hacen las estadísticas y determina que los Colombianos no son
todos responsables de las tasas de homicidio que subyugan la nación.
Una vez el autor hace análisis de estos tres estereotipos los cuales explica con datos
históricos y cifras, pasa a revisar la tradición liberal y democrática que ha
caracterizado la nación colombiana donde deja claro que el liberalismo y la
democracia no han seguido históricamente los mismos caminos, pero esto no los aleja
de ser compatibles entre sí ya que los ideales liberales responden a las dimensiones de
igualdad para la libertad lo que ha permitido la consolidación de lo que ahora se
conoce como democracia liberal (pág 101). Es así como Posada destaca los logros de
esta unión y explica cómo el poder se fragmenta en diferentes ramas con el fin de
lograr una descentralización y mayor libertad de la sociedad civil para reclamar sus
derechos, así como el derecho al sufragio. También reconoce el aporte de las regiones
con su estructura económica a la historiografía colombiana las cuales sobreviven con
dinamismo como lo indica el autor. En este punto se puede considerar que el autor
busca con este reconocimiento de la tradición liberal y democrática, mostrar el
desarrollo del país y la construcción de una sociedad que si bien está lleno de
imperfecciones, y que sin embargo considera a la división del poder como un arma de
doble filo que puede desembocar en despotismo.
Finalmente Posada hace una invitación a los líderes de opinión, académicos, políticos
e intelectuales, regresen a la defensa de esa tradición liberal la cual ha sido quien
defiende históricamente esa cultura nacional de la cual se tiende a carecer a causa de
los imaginarios creados por los estereotipos de país violento e invita a eliminar ese
discurso erudito que está permeado de juicios de valor que nutren esa desesperanza y
miseria las cuale se vuelven un obstáculo del progreso. El autor recalca la importancia
de no perder la esperanza con respecto a continuar soñando en esta nación la cual
tiene posibilidades de brindar mejores opciones a pesar de las dificultades e invita
nuevamente a evidenciar y apreciar esos valores que han creado nuestra cultura
nacional la cual ha sido sesgada por el concepto de violencia.
Una vez se conoce el texto a manera personal considero que inmediatamente nos
identificamos con esos estereotipos con los que hemos crecido los cuales se han
venido reproduciendo de manera automática generación tras generación y que invita
cada vez más a crear nuevas formas de expresarlo.
Se puede relacionar entonces directamente la tesis de Posada con los estereotipos
latinoamericanos del historiador mexicano Allan Knight donde explica que
latinoamérica siempre ha estado permeada de estereotipos que llevan a sus países a la
minusvalía y que generan paradigmas difíciles de romper con el tiempo , en este caso
Colombia, ha sido blanco de este estereotipo de país violento que ha traspasado las
fronteras y ha impregnado a la misma sociedad a apropiarse de dicho concepto al
punto de sentirse impedido a recordar los valores de la cultura nacional que nos ha
dejado la historia.