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Amelia Valcárcel

la economía política, la semiótica..., que se resuelven en el reconoci-


¿Es el feminismo una teoría política o
miento de una común opresión, la crítica de la vida cotidiana y la busca de
una ética?* explicaciones del origen legítimo de la experiencia vivida cuya auto-
conciencia hay que provocar.
Porque el movimiento feminista debe tanto a estas obras escritas
como a una singular organización: los grupos de encuentro, en que sólo
Amelia Valcárcel mujeres desgranan, turbada y parsimoniosamente, semana a semana, la
serie de sus humillaciones, que intentan comprender como parte de una
estructura teorizable. Pasar de las quejas a las explicaciones; he aquí un
programa. Sin embargo, estas explicaciones están predirigidas,
sobredeterminadas y, además, no siempre comprensión es liberación.
Polémica feminista-teoría feminista Lo peculiar de estas teorías es que no se limitan a ser vindicaciones,
como lo fueron la mayor parte de las finiseculares, y —si el dato sirve—
L as modernas teorías feministas se gestan con el mayo de 68, por lo
común dentro de los grupos radicales de pensamiento y acción
política en los países de habla anglosajona. Vinculadas a esas
tampoco cuentan con uno o dos egregios varones que las patrocinen,
como en aquella circunstancia. Igual que se deciden a reunirse solas,
peculiares izquierdas, las nacientes teorías utilizaron el aparato marxista quieren pensar solas. Sólo que esta intención no se puede llevar a la
o el freudomarxismo. Esta gestación, que sus autoras consideran práctica; de hecho, estas reflexiones de mujeres se instrumentan con el
consecuencia de una radical Verstehen —"nos dimos cuenta que no utillaje teórico que más a mano tienen, lo que las fuerza a entrar en
hacíamos más que decir que sí a los hombres que decían que no"—, está temas heredados de tales corrientes.
no sólo marcada por tal origen teórico, sino con la serie de compromisos Ahora el trabajo teórico de los setenta nos parece varado en cues-
previos con los que hubo que hacer balance. tiones que, si no se toma perspectiva, son bizantinas: la especificidad de
El primer feminismo norteamericano será conducido por una dé- la lucha, la contradicción principal, naturaleza-cultura, pero en su
cada por obras de mujeres que, habiendo tomado parte en luchas políticas tiempo fueron tópica de obligado contraste. Ningún texto, tampoco los
antirracistas, antibelicistas—Firestone, Millet, Mitchell, Steinem, etc.—, se textos feministas, puede leerse sin la exigible distancia hermenéutica. Y
aperciben de que en los respectivos movimientos de sus vanguardias políticas los textos de tipo fundacional la necesitan aún mayor. Sólo a base de
cumplen un papel subsidiario —el tradicional— y que, aun desviviéndose militancia cabe suponerlos cerrados, esto es, sacrales.
por la causa, la causa no se desvive por ellas. Pero no por eso cortarán sus
lazos teóricos y afectivos con tales movimientos sino que intentarán, con
desarrollos de la misma teoría, completarla y hallar el sino que la De los orígenes a las causas
revolución femenina tiene en paralelo, hombro con hombro, con los demás
Naturaleza-cultura diseñó el casi completo campo de las discusiones,
movimientos emancipatorios. Nada de raro tiene que las obras que se
que funcionaron sólo en la medida en que tal terreno se aceptaba. O
producen presenten un aspecto misceláneo: marxismo, freudismo,
bien el origen de la opresión femenina estaba en la naturaleza, en cuyo
populismo, apoyados por datos provenientes de la antropología, la
caso su lucha era contra natura (lo que no es demasiado grave),1 o bien la
psicología, la historia, la teoría de las ideologías, la teoría de las crisis,
cultura imponía pautas interesadas sobre una desigualdad natural
* Este texto es parte del libro de la misma autora Sexo y filosofía; sobre "mujer y Esperanza Guisan revisó la falacia naturalista de los términos natural y naturaleza
poder" publicado por la editorial Anthropos, Barcelona ,1991. Agradecemos a la autora el en un trabajo que, valerosa e irruptivamente, tituló de este modo: "Contra natura", Revista
permiso de su publicación. de filosofía, Madrid, julio de 1983.

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Amelia Va lea red
pensamiento
gama de especulaciones que situaban un matriarcado primitivo en los
poco dramática. Se recorrieron además los restantes subconjuntos: na- límites de la protohistoria. No cabe dudar de su veraz interés eman-
turaleza apoyada por la cultura,2 naturaleza violentada por la cultura, cipatorio. Por si fuera poco, Engels hacía surgir de esta primera opre-
ausencia de naturaleza, etcétera. En la mayor parte de los textos, la igualdad sión patriarcal todas las demás formas de explotación del hombre por el
jusnaturalista originaria —no precisamente de modo heurístico— servía hombre a las que se conocía como modos de producción. Anunciaba el hori-
para demostrar lo aberrante del presente y del pasado. Pero, puesto que zonte utópico: identificados modos de producción y periodos históri-
existía sobre ella una desigualdad universal e ilegítima, debía ser cos, el alba del socialismo terminaría la dinámica de las explotaciones,
explicada desde su origen. La opresión de las mujeres era un resultado. Su la del hombre por el hombre de modo inmediato y, con un poco de
origen, salvo las teorías que partían, como las de Firestone, de plan- ayuda, la de la mujer por el hombre, que, en feliz frase de Engels, es el
teamientos biologistas, debía buscarse en una confabulación que se habría proletario del proletario.
producido en tiempos remotos. Y, por este expediente, las más Todo este conglomerado supuestamente explicativo resultó atractivo
arcaicas teorías antropológicas del siglo XIX fueron resucitadas. y útil a la teoría feminista, muchas de cuyas cultivadoras eran ya
Se acudió a categorías engelsianas, pedidas por la formación previamente adictas a este tipo de explicación, pero introdujo un
marxista, en general extraídas por el mismo Engels de los balbuceos de problema. Si se admite tal marco, no cabe dejar a un lado que,
la antropología cultural, mezcladas con Bachoffen, Bebel, Brifault, que catecismalmente, una parte no puede hacerse sin la otra: la revolu-
explicaran el mundo perdido, el mundo antes de toda dominación. Si ción de las mujeres depende de una revolución que termine con la
se encontraba, entonces había que explicar el cómo y el porqué de la liberación de todos los oprimidos. El problema para un movimiento
pérdida del paraíso, el motivo, el tamaño conceptual de la manzana que vive de acciones inmediatas es: ¿por dónde empezar? O mejor, ;
consumida en la noche de los tiempos. Ir al origen llegó a significar el ¿dónde deben luchar las mujeres?, ¿quiénes son sus aliados estruc-
buceo en esos macroideologemas del pasado siglo —el matriarcado, las turales?, ¿cuáles son sus pactos naturales? Sin contar con el peor de
formas familiares primitivast la filiación, el animismo—, implicados en el los interrogantes: ¿por qué las mujeres no luchan?
romanticismo y el decadentismo, semilleros de la identificación mujer- En tal contexto surgió una de las dos polémicas que ocuparían
naturaleza. Se indagó en el telón que el romanticismo pintó y llamó a la teoría feminista de los setenta: se solía conocer por la contradic-
protohistoria para descubrir el momento del pecado, de la caída en la ción principal. A la segunda, igualdad-diferencia, habrá que referirse
historia. más tarde.
Engels lo conocía: la esclavitud de las mujeres se hace coincidir en En aquellos primeros intentos, el término alienación daba una
El origen de la familia con la instauración de la propiedad privada, y explicación casi completa al por qué las mujeres no luchaban. Más
ésta con el conocimiento por parte del varón del hecho de la gene- difícil era probar que los aliados necesarios en la lucha por la eman-
ración. Patriarcado, dominio del varón, coincidía con patrilinealidad, es cipación eran varones y mujeres de toda una larga serie de grupos
decir, la propiedad sobre las mujeres que garantizaba la legitimidad en oprimidos: proletarios, homosexuales, negros, hispanos, drogadic-
la filiación, sine qua non, de la herencia. La herencia, quintaesencia de tos, delincuentes, marginados y, apurando, subnormales. Lo sor-
la admisión de la propiedad, era la entrada en la historia de los modos prendente es que tales postuladas alianzas hacían de la mitad del
de producción, modos también de dominación. Si como explicación no género humano un grupo marginal, cualitativamente, es de suponer.
era gran cosa, como mito de los orígenes cumplía pasablemente, Y, la verdad, identificarse con algo tan heterogéneo no era una
aunque sus argumentos fueran circulares. De todos modos Engels no necesidad que saltara pasionalmente a la vista.
había hecho más que recoger, y au n ordenar, la Era preciso afinar y abstractizar el concepto de opresión para que
realidades tan disímiles se apreciaran como combates contra un único
2
sistema de dominación de injusticia paranoide. Y había dos candida-
Sobre todo en la defensa del patriarcado, n at ur a l m e nt e ; p.e., S. Goldberg, La
inevitabilidad del patriarcado (1973), Madrid, Alianza, 1976.
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tos: el capitalismo y el patriarcado. La teoría feminista se convirtió en inmediatamente a la acción— que marcaran los límites del discurso, el
una polémica sui generis. Ya no era vindicación contra la incompren- nivel de las polémicas posibles. Nadie ignora que la elección de enemigos
sión, con el basso continuo de la literatura misógina. Curiosamente, es tan importante como la de cantaradas. Si las teorías femistas debían
aunque esa forma tradicional de la polémica fue intentada/ nadie se dejó contrastarse: 1) con la literatura misógina; 2) con los marxismos escolares;
seducir por la oportunidad. La polémica se daba ahora dentro del seno 3) con freudismos neoyorkinos, y, de paso, dar explicaciones que fueran
del movimiento teórico, teoría contra teoría, feminismo contra feminismo, de recibo en tales ámbitos sin olvidar las reivindicaciones concretas —
síntoma inmediato de vitalidad y afirmación. contra el discurso estatal y teológico— ni la captación de militancia no
Sexo contra sexo o clase contra clase, a decir verdad, las soluciones particularmente letrada, a nadie extrañará que la teoría feminista produjera
se situaban, con muchos matices, entre ambos. Es obvio que a una mujer un género a caballo entre el periodismo, el agitprop y la confesión
le resulta fácil pensar que el causante genérico de su marginación es el general. La incomprensión se cebaba ahí. El principal problema, se dice,
hombre, de manera que, utilizando la doxa y la epistemé, había que por el que la teoría feminista no ha conseguido cierto status es ese
encontrar un determinante que fuera más allá de esta mera apriencia. El aspecto periodístico que, por una parte, resta vigor a los planteamientos
patriarcado era un sistema de dominación, el capitalismo de explotación conceptuales y, por otra, la modela vindicativo-lacrimosa. ¿Es que la teoría
y el patriarcado capitalista una improvisada síntesis. feminista es algo más que resentimiento aliñado con terminologías
Incluso siguiendo la línea ortodoxa de esperar la solución socialista importadas? Se olvida que es como se la recibe, como se la obliga a ser.
—en la hipótesis de que no debían ser tenidos en cuenta los socialismo Hasta los ochentas sólo cierto tipo de explicaciones era de recibo
existentes—, ¿dónde luchar primero? ¿Sería el capitalismo incapaz de en los círculos progresistas. Cualquier teorización que no admitiera los
asumir sin reventar la liberación de las mujeres? La incomprensión se márgenes del discurso y su retórica, que no fuera justamente
producía dentro de las corrientes progresistas. Al principio, el feminismo trivializadora, periodística, no fue admitida en el concurso de las
y sus teorías fueron ignoradas, y el que sólo mujeres las elaboraran fue opiniones. Y, a pesar de la acusación de lacrimonía, la exposición de
más resultado del desinterés de las cabezas pensantes que una una teoría feminista debía comportar mucho sentido del humor, sobre
consecución de autonomía. Sólo a ellas —las mujeres— parecía inquie- todo eso, nada de crispaciones o aparente solidez: contar la opresión
tarles la contradicción principal; los jefes de fila únicamente se aseguraban femenina sin épica, sin palabras fuertes, con elegancia y gracia. Porque
de vez en cuando de que no se cayera en feminismo burgués, es decir, en la opresión de las mujeres tiene mucha gracia en sí. En caso contrario,
sexo contra sexo y admisión del sistema. No había cuidado, incluso el era un resentimiento en primer grado.
sexo contra sexo era un sistema, el patriarcado en su forma capitalista o el Bien, de hecho las primeras teóricas surgieron de las filas del
patriarcado en su forma socialista. El socialismo verdadero era la periodismo y eran quienes mejor podían adaptarse a estas silenciosas y
desaparición del patriarcado. Cuando esto se complicaba con discusiones potentes exigencias. Condicionadas por ello, cuando se dirigieron a
de táctica o estrategia se hacía simplemente interminable. espinosos temas filosóficos de obligado transitar, sin la formación que
Si las luchas sociales que le eran contemporáneas imponían al el caso exigía, cayeron en la trivialidad o el dogmatismo. Hay
feminismo su terminología, sus problemas, su tópica, era más grave que excelentes agitadoras, no hechas para la vida de la ciencia, que se
le condicionaran sus soluciones, y peor aún —en algo dirigido esfuerzan en producir obras teóricas monumentales que caen en el per-
fecto vacío. La teoría feminista tardó un poco en alcanzar la división del
trabajo y, cuando lo hizo, algunas de sus primeras cultivadoras se sin-
tieron decepcionadas, con el riesgo de confundir su ocaso con el ocaso y
3
Debe recordarse ahora el éxito relativo de la obras militantemente antifeministas
la diversificación con la desaparición. ¿No hay acaso una explicación
como las de Ester Vilar (que su marido reclamó tras el divorcio) o la ya citada de
Goldberg, que tuvieron grandes tiradas y varias ediciones. Sus autores se convirtieron de clara y única para una opresión vivenciada con igual nitidez? En un
la noche a la mañana en figuras estelares de los media, en especial la Sra. Vilar, en el área
castellanohablante.

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momento pareció que el movimiento ya no podía seguir a las teorías. Y este Hubo entonces dos ortodoxias: la casta y la clase social, ambas
impasse era crisis de crecimiento aunque hubo quien lo vivió como un final.
surgidas de tener que encarar un problema impuesto, la contradicción
a) Burguesas y proletarias principal
b) igualdad - diferencia
Necesitada de legitimarse, esta primera teoría feminista, por mor de sus
condiciones de génesis, ante todo de cara al marxismo, validador de su Admitido por todas que el feminismo suponía una transformación de la
status progresista, asumió las consecuencias del tema de la sociedad, aún enemistadas sobre la cuestión del enemigo, a este tópico
contradicción principal. Y así fue de los orígenes a las causas. llegado de fuera vino a superponerse otro fabricado en casa. Si existe
Un sistema de explotación debía ser radicalmente atacado, de una línea política más o menos propia, hay una opción de poder, vías
nunciado. Toda mujer, con independencia de su pertenencia a una relaciones de las mujeres con la idea de poder no puede decirse qué
clase social concreta, era víctima de tal sistema. Pero, ¿cómo vincu-, sean fáciles. La exigencia de concreción de la utopía, de su
lar un género que traspasaba las clases? Expresiones del tipo casta
positivización, dio origen a algo inesperado: la polémica feminismo de
(Abbá, Ferri, etc.) legitimaban la unidad en la lucha/ la convertían
en específica y permitían una vinculación peculiar con los partidos igualdad-feminismo de la diferencia.
políticos —paralelismo— a los que no se les veía demasiada inten- E1 discurso feminista ilustrado, vindicativo, no separa igualdad-
ción de llevar la antorcha. Algunas mujeres ya introducidas en ellos, diferencia, aunque suele interpretarse como discurso de la igualdad. Por
justificadas por la casta, podían formar organizaciones sectoriales. supuesto pregona la igualdad de derechos y oportunidades pero, hasta en
Esta dinámica se agotó pronto. Las organizaciones de mujeres se Stuart Mill, se advierte la creencia de una naturaleza femenina diferente
escindieron en dos bloques que recibían sólo a sus propias predica de la masculina, incluso mejor. La libertad deja mujer — mantuvo el
doras o predicadores: las que esperaban la liberación dentro de po- feminismo clásico igualitarista — mejoraría el mundo, cambiaría el
líticas globales, que se conocieron como feminismo reinvindicativo, y las
sistema de valores, aportaría cualidades esenciales para la convivencia.
que globalizaban el mismo feminismo como teoría política, feminismo
radical. Los enfrentamientos eran encarnizados y las acusaciones de El vindicar la igualdad legal o social nunca conllevó la indistinción de
traición constantes. Se calentaron muchas sillas y se estropearon sujetos. Ahora, en la teoría feminista, de los setenta, la pregunta era: en
algunas laringes. el nuevo mundo exigido y exigible, ¿acaso las mujeres repetirían las
La aceptación de la tópica marxista no quedó ahí. Sucedió que, nefastas equivocaciones de los. varones, se volverían viragos y les
seducidas por el althusserianismo, algunas teóricas decidieron pro- enmendarían la plana en lo que toca a errores y crueldad? ¿Las mujeres
bar con el concepto de clase social y encontrar ya no el origen, sino; serían el poder o el antipoder?
la causa económica del sexisino. Y encontraron ¡oh consternación!,
Aunque los varones no se sintieron tentados de militar en las "las
que la noción de clase social le iba como un guante a la situación de
las mujeres: el modo de producción doméstico, invariante histórica que del feminismo radical, acogieron gozosos esta manera de entrar en liza.
confirmaba el patriarcado como primer sistema, se asentaba sóbrela Mientras que casta o clase fueron polémicas desdeñadas (lo Oías
apropiación del trabajo gratuito de las mujeres y era la causa del confor- asombroso de la fidelidad del feminismo al marxismo es que no rué
mismo de los varones ante otras formas de explotación, incluidas las : correspondida en absoluto), la igualdad-diferencia les tentó. Aprovechando
que éstos podrían sufrir. Con el capitalismo y la entrada de las muje- una supuesta alogia de la mujer que permite poner sobre ella aspiraciones
res en la producción extrafamiliar, la doble explotación se había contradictorias, los desesperados del fracaso de la-revolución-a-la-vuelta-
convertido en norma. de-la-esquina se apresuraron a buscar un lugar teórico a las mujeres en la casa
del señor y sus teorías. La mujer bien podría ser parte el sujeto
revolucionario en cuya busca se desesperaban. Justificaba su Pretensión la
cercanía de la mujer con la naturaleza, su falta de discurso,

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su carácter de antipoder. Territorio no corrompido, se moldeaba según
sus gustos contradictorios. La segunda fase
Se marcó, no al feminismo pero sí a las mujeres, un camino Para Perplejidad de quienes polemizaban, la teoría no podía dar cuenta del
(Lardreau, Bahro, Harich) que exigía una declaración de principios- presente, bien porque éste caminara demasiado lento o demasiado ¿pido.
dueñas inconscientes de un discurso diferente, esperanza de fa hu-
En los sesenta y setenta se produjeron transformaciones sociales qué
manidad, universalidad material de la especie, lo mujer, si el femi-
cambiaron el status de las mujeres en las sociedades occidentales. El problema
nismo no lo extraviaba, salvaría al mundo, Ahora bien, para lograrlo
era qué parámetros elegir. Por un lado, la virulencia del movimiento se
tenía que seguir siendo lo que era, no entrar en el poder o en la
apaciguó; por otro, su influencia llegó mucho más allá de donde hubieran
competencia, no entrar en lo hombre. Se exigía una declaración de
soñado los restringidos círculos militantes. ¿Está parado o se mueve?
intenciones a un genérico, no se dialogaba con las teorías feminis-
E s fácil sucumbir a la tentación de poner la palabra crisis en danza.
tas, presas del espejismo igualitario. Sin entrar en cómo es posible
Desde luego, la teoría como análisis global político, con soluciones
tomar orgullosamente lo que son prendas acuñadas en la servidum-
políticas, no parece viable, pero, como movimiento macro-social,
bre, ni cómo se ejerce el antipoder, parece que los teóricos marxistas
antropológico, diríamos trasponiendo categorías, es un éxito.
no agradecen el esfuerzo de la teoría feminista que les reconoce su
deuda. O bien ocultan pudorosamente hablar de ella, o bien ofrecen: Movimiento además difuso, inarticulado, acéfalo.
a un genérico la participación en el sujeto revolucionario casi a lo Si hay un movimiento del cual sus componentes anuncian que no han
Fourier (1/29 para ser exactos). alcanzado sus objetivos, éste es el feminista, ídem, se le reprocha que
cada vez compromete a una parte menor de militancia. Por último, sus
El horizonte utópico, y lo decía Bloch, que sabía bien de qué teorías son consideradas endebles y emocionales, eso cuando son
hablaba, si sirve para frenar la acción, es una trampa. La exigencia
de utopía para el feminismo lo fue a sabiendas. Pero, de los errores consideradas, que no es lo usual. Y, sin embargo, basta echar una mirada
también se aprende. en derredor y ver que la posición de hombres y mujeres ha variado
sustancialmente en los últimos veinte años. Por lo demás, el feminismo
Si las pacientes fuerzas de lo femenino debían construir, pasi- está asumido; ni siquiera hay una preciable literatura misógina, refugiada
vamente, un mundo nuevo y mejor, una sociedad de Praxágora, en las series B, la subcultura y sobreviviendo en las cabezas de ciertos
dond e los temores acumulados por lo viril desaparecieran, se
señores maduros. Betty Friedan, en vista de lo alcanzado, propone romper
invalidaba el carácter ilustrado-igualitario de las teorías feministas. Bajo
con la mística feminista. Hay que ir a la transformación de la naturaleza del
la idea de que reivindicar asuntos inmediatos era burgués o reformista,
poder, la liberación apenas iniciada. Hay que desear, abierta y
era ceder al poder que corrompe, surgía de rebote no tener que apoyar
sinceramente, el poder. Pero, ¿podemos cambiar las reglas del juego? El
aspectos sociales, que no serian del agrado de los varones —posible base
feminismo militante no ha acogido con salvas la última obra de esta
aún no convencida—, del imaginario proletario medio, en cuya caza se
primera y potente teórica. Tampoco las críticas a la mística feminista-
salía. El discurso de la diferencia no espeluzna en principio a los varo-
diferencial de Alzon. Este último es realmente explícito: el movimiento
nes, es más, es su fuerte; lo que no suponen es que se le pueda dar la
feminista es antifeminista; la diferencia es el nuevo nombre del sexismo.
vuelta compaginándolo con una teoría de] poder, pero este asunto queda
para más adelante. Recapi-tulando, igualdad o diferencia definiéndose En una sociedad en que todo mundo piensa en adquirir dinero sin
por la utopía y la contradicción principal por el sistema, acaparáron las cansarse, hay que cambiar la vida de los hombres y las mujeres.
polémicas teóricas. En tal situación se llegó a los ochenta. ¡Luchemos juntos! ¡Eso hacemos!, gritan los contendientes que
mutuamente se desgarran. Si la existencia de una filosofía política se
prueba por la recurrencia a la misma tópica y similares fuentes de
autoridad conceptual dentro de los márgenes de

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una polémica en un lapso de tiempo largo, debe admitirse que si hay del siglo XVII. Economía, natalidad e ideas ya no se pueden destejer. La
una filosofía política que no ha cesado de producir en los últimos veinte relación entre varones y mujeres, se afirma, es ahora problemática. Es
años, ésa es el feminismo. verdad que libertad es igual a problemas, que igualdad es de nuevo
Temo que el desconcierto que lo aqueja es compartido por buena problemas, que pareja, o mejor matrimonio, es problemas, y la mayoría de
parte de la teoría política contemporánea. Pero a las mujeres se les sigue los varones lo prefiere. El matrimonio no está ideado para ser una
preguntando admonitoriamente qué quieren: ¿la misma explotación, relación entre iguales, la tasa de divorcios se dispara, y, si no lleva más
neurosis/ dolor, poder corruptor de que el mundo —sin duda masculi- velocidad, es porque las precarias condiciones económicas no permiten
no— está lleno? Y se dice que para tal viaje no se les prestarán alforjas. De alas mujeres divorciarse. A mayor paro, conservadurismo normativo,
las mujeres se continúa exigiendo la puesta en marcha de nuevos pero sólo por algún tiempo. Sin embargo, mientras dura ese enorme
valores, que se justifiquen por la utopía. Antes de asentir a lo que de tránsito hacia las nuevas formas, no hay que dramatizar en exceso.
todos modos existe, hay que asegurarse de adonde se piensa llegar, El cambio producido en los mores ofrece a los varones bastantes
quién gana o quién pierde. posibilidades de expandir su ego y hasta sus fantasmas: compañeras
La incomprensión del feminismo tenía razones profundas. Ya económicamente independientes, matrimonios que pueden deshacerse,
Stuart Mili decía que los prejuicios contra las mujeres eran casi el contracepción y aborto, disponibilidad sexual, servicios tolerables, y
modelo de cualquier prejuicio, tanto que pasaban por convicciones todo sólo a costa de ser algo más amables. Porque la llamada redefini-
inexpresables. ¿Cómo es posible que alguien gane sin que otro pierda? ción del varón se limita a eso. Instalados en cierta anemia, no
La guerra entre los sexos se ha concebido siempre como un juego de precisamente creativa, a estas alturas, sólo deploran el componente
suma cero y, de súbito, los varones se han dado cuenta de que no es así. puritano de algunos feminismos. Por lo demás, dada la diversa rapidez
Todos sabemos, por ejemplo, que el problema del paro desapa- de cambio de los distintos sectores sociales, hay un amplio mercado de
recería, con que sólo se lograra reconstruir la familia tradicional, con oferta femenina: toda la gama que va de la mujer tradicional, doméstica,
que las mujeres volvieran a sus casas. Y sí fuera por racionalidad a la varonil en sus conductas morales. Pueden incluso mantener a
económica mera, podría hacerse. Pero el caso es como el de "¿cuánto ambas a la vez. Variedad, cantidad y precios módicos: la
tardan 100 obreros en hacer una zanja de un metro cúbico si cada uno argumentación sustituye a la moneda, el encanto a la moneda; sin entrar
de ellos saca 10 centímetros cúbicos de tierra cada diez segundos?". El en competencia verdadera, la ideología diferencial provee de féminas-
problema no tiene solución, la aritmética no falla, pero es inaplicable. amantes-madres-cultas compañeras a cualquiera que las necesite menos
Cien obreros no hacen tal zanja. No pueden, no caben. El sistema a las mujeres, claro está. E incluso, para quien añore la apoteosis de
económico no puede permitirse devolver a las mujeres a sus respectivos la feminidad, ahí están los trasvestidos, los únicos que dicen sentirse
hogares. No cabe tal lujo. Es demasiado complejo. Políticamente mujeres cuando las encausadas ya no se atreverían a tanto: la
tampoco es posible, no puede argumentarse. Y por lo que toca a la hiperrepresentación. Y, para la legitimación, todavía los genéricos
división sexual, encarando el problema abstractamente, es posible pensar masculino-femenino funcionan a regular ritmo.
que las mujeres quizá protestaran (lo que terminaría antes o después),
pero los varones serían los menos interesados. Han descubierto que la
emancipación femenina, pasados los primeros temores, les da mucho que De dónde encontrar tina filosofía política feminista
ganar.
Puede pensarse que sus rentas son éticas y, sin embargo, no es
cierto. Los varones de las sociedades occidentales no soportarían las
formas de familia ni sus cargas tal como se asentaron éstas a partir Bien, se dijo ya que la teoría política de izquierda de los años sesenta y
setenta no se había desvivido por comprender o entrar en polémica con
la teoría feminista. La búsqueda del sujeto revolucionario

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pensamiento
trial; no entran en sus raíces ilustradas ni en sus disputas internas.
lleva hoy a afirmar que la revolución, tal como son las sociedades in- Existe por mor del proceso de masiva fabricación de bienes y oferta de
dustriales avanzadas, no es inevitable; sin embargo, el par socialismo- servicios. La emancipación de las mujeres queda traducida a la salida al
barbarie se mantiene. Esa opción es la inevitable. El genérico mujeres, no mercado de trabajo pagado de un porcentaje relativamente alto de la
las teorías feministas, forman parte del sujeto revolucionario. A las población activa femenina. Y ello produce en la sociedad en su conjunto
teorías se les sigue exigiendo, erigiéndose las filosofías de la emancipación cambios y nuevas necesidades. No explican por qué se deshace la
en jueces que nadie pide, utopía. Utopía que cabalmente coincida con la familia, simplemente lo constatan, y advierten que ello varía las condi-
que el juez propugne. ciones del mercado y fuerza al Estado, o a la libre competencia, a ofrecer
Las teorías políticas no emancipatorias, sino legitimadoras del los servicios que antaño la familia —las mujeres— ofreciera. Y salen
Estado de bienestar o el Estado mínimo, o no mencionan el tema o se caros, en eso están de acuerdo.
limitan a tomar cuenta de sus resultados sociales más evidentes. La Unos abundan en el Estado proveedor que tiene que hacer de ama de
funcionalidad económica de la familia productora de bienes y servicios cría, de ama de casa, de asilo, de gerente familiar —aunque la actual crisis
ha desaparecido. La competencia empresarial puede ofrecer en el está retardando este proceso—f otros, los partidarios del Estado mínimo,
mercado cualquier producto que en el ámbito familiar se obtenga. La no piensan en anular tales servicios —pese a las imputaciones que las
familia —si es que lo que hoy tenemos merece el nombre— es una feministas les hacen en tal sentido—, simplemente prefieren dejarlos
unidad de consumo, justificada por un etéreo amor o ayuda mutua en manos de la libre competencia, incluso en la hipótesis de que así
(como ya pusieron de relieve Hamilton y Firestone), y la competencia de serán mejores. Si los tradicionalistas suelen apoyar al Estado mínimo,
mercado no la alienta de modo especial.4 Su función ideológica existe, grandes defensores de la familia como son, es porqué identifican
pero no para imbuir a sus criaturas de la ideología dominante —para falsamente oferta libre con no oferta. Pero en la racionalidad industrial
eso están, se supone, las instituciones educativas y los mass media—, económica está que cualquiera que pueda obtener un beneficio, lo hará. El
sino que es una sociedad de ahorro c inversión que garantiza a los problema es que el Estado compite en dumping completo —casi tan barato
varones la pervivencia del patriarcado. La sociedad patriarcal tiene como las mujeres— a costa de impuestos. Y el sistema de impuestos
graves disonancias económico-institucionales: la industrialización tiene topes.
amenaza la jerarquía a medida que la familia pierde funciones. Es más, La nueva posición de las mujeres es un dato con el que contar para
si esa oferta de mercado no se agiliza, ello se debe a presiones cualquier diseño social, pero ello no significa entender las razones éticas
ideológicas que son un freno a la dinámica industrial. El patriarcado se con que tales cambios se validen. No es preciso. En cuanto a las teorías
sostiene por sus propios cabellos, engrosando y reconvirtiendo el legitimadoras, en las nociones más o menos amplias de universalidad
aspecto ideológico a medida que tiene menor entidad económica. que construyen, ya las suponen asumidas. Lo que en los hechos sucede,
La teoría política socialdemócrata o la liberal consideran la eman- las disfunciones que se puedan producir, los sufrimientos individuales,
cipación de las mujeres un fenómeno colateral a la revolución indus- son problemas de encaje, quejas. Lo más que se puede hacer es indicar la
relación de unos hechos con otros.
4
La confianza que el sistema industrial tiene en la familia puede rastrearse con algún
dato fabril curioso: la comida preparada no aparece hasta principios de este siglo y la evolución 5
de las raciones que llenan los envases da alguna pista. Hasta la primera guerra las latas no Diversas encuestas relacionan las altas tasas de paro con la permanencia de los
desechables de seis y ocho raciones, en los años treinta de cuatro a seis, en los sesenta de dos ancianos en los hogares. Los pequeños retiros de las personas ancianas pueden con-
vertirse en una fuente de dinero para economías domésticas precarias. En estos casos
a cuatro y en la actualidad la mayoría de los fabricantes norteamericanos se lanzan a copar el
obviamente, alguien tiene que cuidar a esas personas ancianas y es la esposa qu ie n lo
mercado con latas de singles. Respecto a la funcionalidad familiar pocas obras tan exactas
hace. Asumir el rol tradicional, por lo tanto, puede ser funcionalmente económico si el
como la crítica a Weber de Roberta Hamilton, La liberación de la mujer. Patriarcado y capitalismo
mercado de trabajo aprieta. Y también se sabe que el mercado de trabajo tiene una tasa de
(1978), Barcelona, Península, 1980.
paro femenina siempre superior a la masc ulin a.

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mismo poder. Sin embargo, se continúa bajo la presión de que el poder
Marvin Harris, en un análisis de la sociedad norteamericana corrompe, se abomina del tema y del objeto. El bastante fuerte feminis-
que probablemente ningún sociólogo hubiera intentado,6 pone en mo de la diferencia no deja de avisarlo: poder igual a corrupción igual
relación algunos de estos hechos, bastante disímiles entre sí a a masculinidad. Es tema non saneto. Quizá olvida que no tener poder
primera vista: ¿por qué las cosas que se compran no funcionan?, corrompe también y, en ocasiones, más deprisa. Que lo que designa
¿por qué el orgullo gay?, ¿por qué el incremento de la delincuencia?, defectivamente el genérico la mujer, y que el feminismo de la diferencia
¿por qué el nuevo tradicionalismo religioso que en América se conoce quiere asumir en parte positivamente, es un resultado, el decantado de
como el tercer gran despertar? A través de algunos vericuetos nos lleva lo que Firestone llamó estrategias infantiles del débil, las consecuen-
a una doble respuesta que tiene que ver con nuestro tema: por la salida cias, corruptas a su vez del no poder.
de las mujeres del ámbito familiar y la formación en los guetos de En general cabe afirmar que el esfuerzo teórico que encara el
familia matriofocales. El cambio de posición de las mujeres produce feminismo actual es mayor que el pasado. Falta cierto nominalismo y
transformaciones imprevisibles, relaciona entre sí cuestiones y sobran neomitos. A análisis económicos e ideológicos muy acertados,
ámbitos en apariencia sin conexiones e incluso desencadena efectos se superponen datos que abonan el feminismo de la diferencia, lo que
emergentes indeseados. Previamente Harris había elaborado una exige fabricar más teorías antropológicas que sociales o económicas.
relación entre guerra y sujeción de las mujeres en las sociedades Una teoría política del patriarcado, lo es de un sistema de dominio, de
primitivas, dependiendo de la economía de la reproducción. Harris es rangos, y su análisis es aún balbuciente, disperso. Quizá tenga que ser
el antropólogo que perdió el miedo a considerar el sexo como variante así; quizá no coincida lo que los varones han postulado abstracto con lo
fuerte en la vida de las culturas y se atrevió también a introducir la que ahora se necesita. Si el feminismo es un macromovimiento
reproducción al lado de la producción. Por lo demás, lo que él llama cultural, ninguna categoría política servirá para definirlo. Si el análisis
su punto de partida materialista no le conduce, como a los político se interrumpe a favor de análisis más amplios, aparecerán en
antropólogos y filósofos darwinistas del pasado, a la enfermedad inte- este caso frentes nuevos: las teorías que acercan biología y sociedad. De
lectual de la asimbolia. Aun así, menosprecia los aspectos políticos nuevo en danza naturaleza-cultura. De nuevo el peligro de falacia
o los mecanismos de legitimación. En su opinión cabe un análisis naturalista.
antropológico de los cambios sociales producidos por la La etología o la sociobiología se presentan amparadas en la invul-
emancipación de las mujeres, pero no cree necesaria una teoría nerabilidad científica, pero no impresiona demasiado este hecho —se
política que los legitime: el feminismo no es un movimiento político. está acostumbrado a desconfiar aproximadamente desde Spengler—, es
La política es una actividad demasiado restringida que se hace la más, las hace sospechosas de ser un frente culto de oposición visceral.
ilusión de dirigir transformaciones que la sobrepasan. Sin embargo, sería miope considerar que no tienen más entidad que
Incluso importantes teóricas feministas comienzan a pensar de ideología social retardataria. Quizá lo sean en sus vulgarizadores y en los
la misma manera. Obviando los panfletos de partido y otras sublite- que las utilizan a modo de proyectil, por la clásica, que no faltan. Aun
raturas de agitación, frentes que sólo grupuscularmente se consideran, así, acumulan datos que no pueden ser dejados de lado.
los feminismos que en su día se llamaron radical y reivindicativo ya Sin duda la etología, que en los años cuarenta cumplió funciones
no contienden. Unidos para acciones concretas, ambos piensan que ideológicas muy específicas, antropomorfizaba los comportamientos
la emancipación transforma la sociedad, pero no saben ni se atreven a animales —Lorenz llegó a decir que a los peces había pezas que les parecían
construir una teoría del poder. El feminismo sigue corriendo el riesgo más atractivas y que él incluso era capaz de distinguirías—, pero enseñó
de quedarse en un movimiento monocausal si no es capaz de hacer cosas sobre la dominancia: dominancia y aprendizaje, constitución de
todos sus ajustes con las tradiciones políticas predecesoras. Para grupos, centros y periferias, agresividad y sexualidad, sexo y rango...
ello se debe encarar la discusión sobre el poder y el Otro tanto ocurre con la sociobiología hoy. No nos podemos

M. Harris, La cultura americana contemporánea (1981), Madrid, Alianza,1984


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Amelia Valcárcel
pensamiento
cuestiones para mantener, por prejuicios, roles sociales fundados en
permitir ignorar las determinaciones biológico-genéticas de nuestra con-
parcos mecanismos genéticos. Nada sería más fatal para la teoría feminista
ducta, aunque sea para intentar alterarlas. De hecho la mayoría délas
que dejarse atrapar en la falacia del nada más que de que usan y abusan sus
culturas son canales de alteración —no en vano el retorno a la animalidad
adversarios. La sociobiología no es nada más que ideología patriarcal es una
es el terror más intensamente sentido por pedagogías de todos los tiem-
afirmación que no se puede hacer si previamente no se encuadra el propio
pos— con eficacia probada de milenios. Pero el progreso técnico nos
feminismo entre las teorías políticas y abandona a su suerte cualquier otra
impone ritmos que no permiten probar tan parsimoniosamente cada
macroteoría. Si quiere dar explicaciones antropológicas globales, y es un
nueva conducta. La emancipación de las mujeres quizá sea, sociobioló-
reto que tiene, debe saber combinar los niveles descriptivos con los
gicamente, la alteración de rango más fuerte que quepa concebir. Nos
normativos, debe entrar en el terreno resbaladizo -de una teoría del poder. Y
arroja sin remedio en brazos de la ética, es decir, de la invención, déla
difícil universalidad, de la razón en su sentido más ilustrado. Y enton- sus perplejidades no deben asombrarlo. Toda la teoría política
ces la teoría política reaparece. contemporánea, en lo que le toque de teoría de la democracia, es decir, de
igualdad, libertad y participación en la toma de decisiones y en el poder
El problema es si nuestro progreso técnico y esa razón han avanzado
tiene similares contenciosos con las teorías generales de la naturaleza
igual de rápido, si las formas políticas lo han hecho de la misma
humana.
manera, si somos capaces de vivir la igualdad, experiencia que no for-
ma parte de nuestro bagaje genético, por lo visto. Para no debilitarse
demasiado y acabar negando el presente y sus hechos, los sociobiólogos
En manos de la ética
prefieren suponernos capaces de cooperación. Los dos sexos, nos di-
cen, no tienen la misma función biológica —ya lo sabíamos—, en la El movimiento feminista es probablemente el más novedoso movimiento
reproducción tienen enfrentadas estrategias —la cópula simple el ma- cultural que haya conocido el siglo, con una capacidad difusiva por
cho, el asegurar la cría la hembra—, tienen distinta disponibilidad y encima de la media, que produce transformaciones sociales aún impre-
agresividad diversa. Las conductas de uno y otro se complementan tras decibles. Lo que más a mano tenemos son las reacciones especulares
la estrategia de tanteo que es galantear (primordialmente los mamífe- que se nos presentan en la filosofía. El feminismo obliga a redefinir la
ros). Deben cooperar, que es lo mismo que afirmar que su jerarquía es historia de la cultura en primer término, el propio concepto de cultura,
inevitable pese a la variedad de formas culturales que es capaz de adop- las relaciones con la naturaleza, los rangos y la comunicación.
tar. Pero he aquí que nosotros logramos separar sexo y reproducción; Su consecuencia más aparente es las nuevas prácticas sociales que
más lejos, la técnica permitiría la reproducción de la especie sin varo- alteran casi todos los modelos de relación que se tenían por válidos,
nes (y no olvidemos que la reproducción in vitro es reivindicación de pero sus consecuencias conceptuales están por venir. Vamos conociendo,
algunas feministas, lo que aseguraría la continuidad de la especie sin sin embargo, las resistencias que se le oponen, los puntos de la cultura
mujeres). ¿Qué puede seguirse de tales posibilidades? en que se localizan. No sólo puede asegurarse que el feminismo no es
Pesimistamente, la catástrofe. Sin embargo, Wilson no olvida de- aliado de las políticas conservadoras, sino también que sus frentes de
cir que la dinámica evolutiva lanzó a nuestra especie a la creación de oposición son polimorfos y adquieren formas difusas en el mundo de la
normas universales que canalizaran demandas y poder. Si somos un cultura. Da en ocasiones origen a un neomachismo nostálgico —el que
éxito como especie es gracias a lo mal que aparentemente nos portamos se observa en las movidas, por ejemplo— sin demasiado porvenir, ya
con nuestros genes y nuestros hipotálamos; gracias a conductas inven- que aliarse con el neoconservadurismo le es difícil. Forma parte
tadas, tentativas frágiles. Es claro que los más serios sociobiólogos no también de la inseguridad que resulta de la puesta en práctica de nuevas
pretenden hacer teoría social humana y tienen esta segunda naturaleza pautas: si no se está seguro se suele intentar la pauta in vacuo y deificar
ética en cuenta. Pero nada impide a aquéllos, a los que la antropología el pasado como expediente más sencillo y perezoso.
—con su distinción sexo/género— prestó mal tercio, que mezclen las

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pensamiento

En general, muchos pensamientos contemporáneos, y la crisis


Debates feministas contemporáneos1
del sujeto entre ellos, parecen conectados con el miedo a la
igualdad. El miedo a la igualdad es tan antiguo como la aspiración a
la igualdad y se ha refugiado en sesudas construcciones conceptuales
que disfrazan teorías calicleas o trasimaquianas del poder. En Michéle Barrett y Anne Phillips
cualquier caso, las inercias culturales no ceden terreno con facilidad y
no lo ceden porque hay que saber que tienen autoconciencia, no son
naturaleza. Cada centímetro de igualdad cuesta. Algunos pueden
argumentar que ya existe para negarse a concederla, otros que eí
buen mundo ordenado desaparecerá llevándose con él su peculiar
belleza. Por último, desde los puestos aliados se avisará de los
efectos nocivos de reclamar igualdad en un mundo injusto.
La tercera posición es la más aviesa porque las otras se
M uchos de los ensayos en esta antología llaman la atención sobre
la necesidad de "desestabilizar" los supuestos básicos de la
teoría moderna. Hace mucho que las feministas han criticado las
socavan a sí mismas. Por lo mismo es un tema de la filosofía pretensiones de una teoría "grande", "alta" y "general" y han
feminista el encararla. Y si, en efecto, no puede asegurarse que la demostrado las dificultades que acompañan a una empresa de este tipo.
igualdad entre varones y mujeres nos haga mejores a todos, como Las pretensiones universales han resultado ser con demasiada
fue la optimista presunción del sufragismo y el reformismo, debe frecuencia muy particulares, las supuestas características comunes
resaltarse, kantianamente, que es mejor ella misma por la falsas, las abstracciones decepcionantes. Las feministas han llegado a
universalidad que comporta. El asunto es como se lo planteaba tener profundas sospechas de los discursos teóricos que pretenden la
Russell: si conseguiremos hacer una igualdad por arriba o por abajo; y
neutralidad mientras hablan desde una perspectiva masculinista y a
es otro tema, el derecho al mal, tratado en otra parte. Pero la verdad es
veces hasta han abandonado la esperanza en la posibilidad de un
que si la filosofía política progresista quiere que las mujeres la
pensamiento 'neutral respecto al género". Esta crítica inveterada ha
tranquilicemos, hemos de reconocer con sencillez que no estamos en
sido llevada más lejos que nunca con la actual reconsideración de los
grado de hacerlo. El segundo sexo puede reclamar ahora un poder
grandes esquemas de la teoría social, política y cultural moderna
genérico, como genérico es el sexo mismo, y usarlo, como los varones,
occidental. En un ataque generalizado a los modelos de liberalismo,
genéricamente o no. No hay recetas. No hay esencias. Hay,
humanismo y marxismo falsamente universalizadores, generalizadores
sencillamente, más individuos en liza y hay que saber argumentar qué
en exceso y demasiado ambiciosos, muchas feministas han optado por
es lo mejor para todos.
un análisis de lo local, específico y particular. Mucho de este trabajo es
¿Transforma esto al feminismo en una ética? Quizá, pero desde de carácter "desconstructivo" y busca desestabilizar —desafiar,
luego no en una ética normativa fija. Porque el problema es el analo- subvertir, invertir, derrocar— algunas de las oposiciones jerárquicas
gado de universalidad que se tome, o mejor, el que quepa tomar. Una binarias (incluidas las que implican sexo y género) de la cultura
ética fundamentada en la universalidad que la igualdad comporta puede
occidental. Por lo tanto, tenemos una teoría feminista del desarrollo
llenarse de contenidos muy poco satisfactorios en sí mismos. El
cuya intención es desestabilizar.
ejemplo a mano es la disputa sobre la incorporación de las mujeres a
los ejércitos, pero sucede lo mismo si hablamos de intervención de las
mujeres en políticas reaccionarías, en grupos terroristas, etc. La igual-
dad se alcanza, pero ¿la ética se salva? ¿Hasta dónde pueden caminar * Esta es la introducción al libro Destabilizing Theory: Contempora ry Feminist Deba-
tes, compilado por Michéle Barrett y Anne Phillips, Stanford Universily Press, California
juntos y dónde colísionan ética y poder? 1992.

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Michéle Barrett y Anne Phillips
Hay una segunda construcción de la "teoría de la desestabiza-
ción" que recorre esta antología. No se trata tanto de la tradicional Nuestro punto de partida engañosamente simple es que el femi-
ambivalencia del feminismo hacia la "teoría", basada en una prefe- nismo de los 70 supuso lo que se podría especificar como una causa de la
rencia de principio por el activismo, la "política" o la experiencia opresión de las mujeres. Las feministas diferían sustancialmente (y
aunque esto suele estar presente de alguna forma. Se trata más bien ferozmente) respecto de lo que esta causa podría ser —control masculino
de la naturaleza fundamental de la crítica que se ha puesto de mani- de la fertilidad de las mujeres, un sistema patriarcal de herencia, la
fiesto sobre la fun damen ta ció n teórica y las convenciones necesidad del capitalismo de una fuerza de trabajo dócil—, pero en
paradigmáticas del feminismo "modernista". En los últimos veinte realidad no pusieron en duda la noción de una causa. Tampoco había
años/ los principios fundantes del feminismo contemporáneo occi- ninguna dificultad con la idea de opresión, que parecía tener una
dental han sido desafiados dramáticamente con supuestos previa- aplicación evidente en sí misma. También fue importante el supuesto
mente compartidos y ortodoxias incuestionadas relegadas casi a la compartido por la mayoría de las feministas de que la causa que se
historia. Estos cambios han sido del orden de un "giro paradigmáti- contemplaba estaba en el nivel de la estructura social. La estructura podía
co" en el que son radicalmente trastornados los supuestos más que ser postulada como patriarcado, como un sistema económico explotador
las conclusiones. Así que además de explorar la cuestión de la rela- o como una relación estructural entre hogar y lugar de trabajo, pero con
ción del feminismo con la teoría per se, con la teoría en sus peores un hincapié que reflejaba el contexto político del primer movimiento de
momentos de abstracción atolondrada y generalización peligrosa, liberación de las mujeres, los temas se configuraban típicamente en
los ensayos en Destabilizing Theory fueron escritos para poner de términos socio-estructurales. En los compromisos de apertura de fines de
relieve y discutir el abismo entre la teoría feminista de los años 70 y los 60 y principios de los 70, la oposición conservadora tendía a insistir en
la de los años 90. Si el diálogo a través de la brecha es posible, argumentos procedentes de la naturaleza o la biología, confiando en ellos
deseable o inevitable es una cuestión sobre la que las colaboradoras para su defensa de los acuerdos sexuales existentes. Las feministas se
tienen puntos de vista diferentes, pero todas lo han abordado. unieron en su contra para acentuaren cambio lo social y ambiental. La
Estos dos temas están vinculados en la medida en que el femi- distinción entre sexo y género se volvió entonces casi talismánica:
nismo de los años 70 fue una instancia del impulso "modernista", y símbolo de una interpretación social más que natural de las diferencias
las críticas feministas de los 80 y 90 en realidad han acentuado este visibles entre las vidas de las mujeres y las de los hombres. La diferencia
punto. Mirando hacia atrás, podemos ver este periodo de pensa- sexual fue despojada hasta sus elementos esenciales más desnudos, con
miento feminista occidental como un periodo de sorprendente con- frecuencia sólo un reconocimiento de que las capacidades y los derechos
senso sobre las cuestiones pertinentes, si bien no siempre sobre las reproductivos de las mujeres eran un factor político destacado. Y en una
respuestas que pudieran surgir. Aunque ahora roto, este consenso argumentación que se remontaba por lo menos a Mary Wollstonecraft,
no debería ser visto como un síntoma de subdesarrollo —una "pre las feministas tendían a ver la "feminidad" como una tergiversación del
historia" ahora ya muy trascendida en la sofisticación del pensa- potencial humano de las mujeres, un importante aspecto de la opresión
miento contemporáneo— porque muchos de los temas planteados de las mujeres y una candidata primordial para el cambio.
en ese periodo regresan a frecuentar el presente. El acentuado con En las taxonomías tan queridas del periodo —como de muchos
traste que trazamos entre lo que a modo de taquigrafía llamamos el comentaristas subsiguientes—, los feminismos se dividían en las
feminismo occidental de los 70 y el de los 90 atrae la atención sobre variedades liberal, socialista y radical, cada una de ellas ofreciendo u
la naturaleza fundamental de los cambios que han ocurrido y nos propio paquete de respuestas a las cuestiones centrales inconfesables.
ayuda a explorar la medida del diálogo a través de estas perspecti- De los tres, el feminismo liberal era quizás el menos enamorado de la
vas teóricas muy diferentes. El contraste no tiene la intención de explicación social estructural, tendiendo a enfatizar el Poder del
marcar un "progreso" feminista. prejuicio, la irracionalidad y la discriminación. La opre-

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pensamiento

Michéle Barrett y Anne Phillips


sión de las mujeres se concebía típicamente en términos de sociali-
zación de la mujer en una gama limitada de papeles y supuestos, y maciones estructurales versus los papeles sociales o psicologías del
en el modo en que estos papeles sociales eran reforzados después por poder. La diversidad de las respuestas contribuía a ocultar el consenso
una tradición cultural que persistía en contemplar a las mujeres como en las preguntas; pero más allá de todos los agudos desacuerdos sobre
muy diferentes de los hombres. El individualismo implícito o lo que era primordial o secundario, las feministas estaban unidas en la
explícito fue impugnado por los feminismos socialista y radical por importancia que atribuían a establecer los puntos fundamentales de la
igual, que ponían en duda tanto el análisis de la opresión de las causalidad social.
mujeres como la confianza que parecía depositar en las oportunidades Este consenso desde entonces se ha roto y aquí ofrecemos sim-
iguales como la salida fácil. plemente un esbozo de lo que consideramos los elementos clave que
Las feministas socialistas sostenían que los problemas clave ayudaron a este proceso. El primero fue el enorme y continuo impacto
residían en un sistema que se beneficiaba activamente de la opresión político de la crítica que hicieron las mujeres negras a los supuestos
de las mujeres. Su análisis acentuaba por lo tanto la explotación más racistas y etnocéntricos de las feministas blancas, que contribuyeron a
que el prejuicio sexista, la estructura más que los individuos que decidir el destino del debate original sobre sexo y clase. Los modelos
operaban dentro de ella, y más específicamente, los beneficios socio-estructurales de la sociedad que se habían organizado en torno a
materiales que el capitalismo derivaba de la posición y el papel de las los dos sistemas de sexo y clase encontraron un tercer eje de
mujeres. Contra esto, las feministas radicales acentuaban no el capital desigualdad difícil de acomodar; las ya agudas dificultades para
sino los hombres, y no los hombres como agentes semi-inocentes de desarrollar un análisis de "sistemas duales" forzaron el desenlace con
la opresión capitalista, sino los hombres como los que salían bien el tardío reconocimiento de que la diferencia y la desventaja étnicas
librados. El feminismo radical solía empezar por un análisis de la habían sido dejadas afuera. Una respuesta a esto —especialmente
reproducción (un contraste deliberado con el énfasis socialista en la entre feministas que trabajaban sobre la división sexual del trabajo—
producción), pero se desplazaba cada vez más hacia cuestiones de fue el giro a un nivel de análisis más micro que se prestaba mejor a la
sexualidad y violencia masculina. En los argumentos consiguientes, compleja interacción de los diferentes aspectos de la desigualdad.
tanto las feministas radicales como las socialistas llegaron a percibir Otra respuesta fue la tendencia cada vez mayor a teorizar las llamadas
las estructuras de la opresión extendiéndose muy hacia atrás en el "triples opresiones" de género, raza y clase de un modo más cultural y
pasado distante: el análisis de la causalidad implicaba u n a búsqueda simbólico.
de la causa original y fundante. Una segunda fuente importante de inquietud estaba en las dis-
En amplios debates entre estas perspectivas cambiantes y mu- tinciones seguras entre sexo y género que habían caracterizado tanto
chas veces coincidentes en parte, a las feministas de los 70 les im- al consenso previo. La diferencia sexual llegó a verse como más
portaba dónde poner el peso explicativo; qué elementos considerar intransigente, pero también más positiva, de lo que había permitido la
los más fundamentales; qué identificar con precisión como la fuente mayoría de las feministas en los 70: un giro que fue señalado de vanas
crucial de opresión. ¿Se ubicaba primordialmente la opresión de las maneras en el creciente interés por los análisis psicoanalíticos de la
mujeres en la esfera del trabajo o en la esfera de la familia?, ¿en el diferencia sexual y la identidad; en el análisis de la experiencia de las
terreno de la producción o en el de la reproducción?, ¿en estructuras mujeres de la maternidad como formando la base para concepciones
económicas o en la representación cultural?, ¿en la sexualidad, en la alternativas (y más generosas) de moralidad y cuidado; y en sus
maternidad o en qué? Estos desacuerdos operaban dentro del contexto momentos más "esencialistas", la celebración de las Mujeres y de su
más amplio de debates sobre el peso relativo que había que atribuir papel Mujeril. Los argumentos eran en parte conceptuales, destacando
a las estructuras del patriarcado (o a veces al sistema sexo/género) los problemas teóricos en la distinción entre biología y construcción
versus el capitalismo; y a cualquiera de estas esti- social, y poniendo en duda la tajante línea divisoria previa. También
eran sustanciales, porque junto a las dificultades filosóficas

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hetero-sexualidad como parte de la desestabilización de la potente
pensamiento oposición homo/heterosexualidad.
de mantener una distinción sexo/género hubo un giro en la dirección Rosemary Pringle y Sophie Watson, en su disección de los problemas
política. Muchas feministas llegaron a desafiar las visiones casi que hay bajo la noción de "intereses de las mujeres", ilustran bien la
andróginas (quiero ser una persona, no una mujer o un hombre) de crítica de una gran teoría marxista que ha hipostasiado supuestos
un futuro no perturbado por diferencias significativas de sexo; el intereses dentro de un sistema que ve la política como la simple
impulso hacia la negación de la diferencia sexual llegó a contemplarse representación de, más que —como sostienen Pringle y Watson— la
como la capitulación a un molde masculino. constitución de, intereses. Griselda Pollock, en una discusión del caso
El tercer elemento implica la apropiación y el desarrollo por icónico de la pintura, muestra en una nueva medida la "atribución de
feministas de ideas postestructuralistas y postmodernistas cuyo im- género" a la modernidad. A la más central délas figuras modernas y
pulso no se encontró por primera vez en el feminismo, pero cuyo humanistas, el artista expresivo, Pollock lo muestra como aquel cuya
impacto ha sido extraordinario. Esto no quiere decir que se plantee modernidad y masculinidad están irreparablemente entretejidas.
una clara distinción entre el derrumbe "desde adentro" del consenso Gayatri Chakravorty Spivak, demostrando en un contexto feminista el
feminista de los 70 y los desarrollos teóricos "fuera" del feminismo, punto general de que el lenguaje construye más que refleja el
porque (como el artículo de Michéle Barrett lo indica) la significado, muestra cómo la noción de ".traductibilidad" debe ser
interacción y el diálogo han sido mucho más profundos que lo que criticada si queremos tener textos que merezcan la designación de
esto indicaría. Pero sí apunta a importantes líneas paralelas así como a escritura feminista.
vínculos entre tendencias feministas y no feministas de la teoría Estos puntos ilustran la poderosa crítica que se ha acumulado
contemporánea social, política y cultural. —tanto dentro del feminismo como en otras partes— a los discursos
Los temas implicados aquí están bien representados en las diversas universalistas del racionalismo y la Ilustración. Atravesando una gama de
contribuciones a este volumen. Si consideramos la constelación de temas significativos política y teóricamente, los ensayos de esta
ideas que moldea la figura del pensamiento de la "Ilustración", podemos antología continúan una tradición de crítica a la soi-disant gran teoría,
identificar una noción de un sujeto político poderoso y y,en este sentido están muy en el estado de ánimo del pensamiento
autoconsciente, una creencia en la razón y la racionalidad, en el feminista contemporáneo. Pero al ponerlos en el contexto del giró casi
progreso social y político, en la posibilidad de grandes esquemas de paradigmático del feminismo de los 70 al de los 90, Destabilizing
reforma social. Muchas de las colaboradoras a este volumen Theory busca también emprender un debate sobre las implicaciones de
desarrollan una inflexión feminista a los argumentos generales que estos argumentos. Si como hemos indicado, las diferencias entre los
constituyen una importante crítica de este modelo racionalista. Anne supuestos básicos de los dos periodos son profundas, esto plantea la
Phillips, por ejemplo, empieza su ensayo recapitulando la literatura pregunta de si o cómo estos desarrollos podrían pensarse como
del pensamiento político que ha revelado al "hombre" acechando "progreso" intelectual. ¿Puede la evaluación crítica de la teoría
dentro de la humanidad, y revisa los falsos universales que se modernista ser contemplada como etapas en route a una prensión más
movilizaron en el pensamiento liberal clásico. Chandra Talpade estrecha de los problemas enfrentados en una década anterior, una
Mohanty explora, a través de una crítica de una variante feminista reteorización que desbloquea previas obstrucciones y limpia el
moderna del síndrome, los problemas de discursos humanistas que camino hacia un mejor análisis? ¿O las feministas simplemente han
parten del supuesto de una comunalidad fundamental entre todas las cambiado el tema, se han alejado de lo que habíamos llegado a ver
personas (en este caso todas las mujeres), y por lo tanto desarrolla la como un callejón sin salida teórico, abandonado un discurso
critica postestructuralista de las ideas sobres la experiencia y el sujeto. materialista de causalidad, y han abierto a nuestra atención campos
Biddy Martin considera la política de las identidades lesbianas más refrescantes?
“autenticas” y feministas, haciendo hincapié en la complejidad del
erotismo del mismo género; ella sostiene que necesitamos
desnaturalizar la
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pensamiento

Michéle Barrett y Anne Phillips


El temor que hoy expresan muchas feministas es que el cambio
de las modas teóricas nos conducirá a abdicar de la meta de un cado en k aspiración hacia la universalidad; o haciendo notar las
conocimiento preciso y sistemático; y que en una crítica legítima a pérdidas potenciales vinculadas con cualquier abandono total de las
algunos de los supuestos anteriores, podríamos descarriarnos de- áreas de estudio tradicionalmente asociadas con la sociología o la
masiado del proyecto original del feminismo. Por ejemplo, Susan economía política. Una de las funciones de presentar un debate de este
Bordo ha sostenido que "centrarse demasiado implacablemente en la tipo es mostrar que en cierta medida hay temas que van hacia delante y
heterogeneidad histórica[...]puede opacar los modelos jerárquicos hacia atrás a lo largo del tiempo y que, por lo tanto, puede ser difícil
transhistóricos de privilegio blanco y masculino que han inspirado la determinar la novedad o la originalidad de los argumentos. Al
creación de la tradición intelectual occidental";1 mientras que Christine considerar la fuerza relativa del feminismo de los 70 y de los 90, no
di Stefano ha replanteado la pregunta que recorrió todos los debates de exponemos una perspectiva única compartida, pero advertiríamos
los 70: "¿Son algunas diferencias más básicas que otras?"2 Uno de los contra dos de las posibles respuestas. Deberíamos rechazar ciertamente
temas aquí es si el feminismo puede sobrevivir o no como política la teleología simplista de partir del supuesto de que la teoría posterior
radical si renuncia a una jerarquía de la teoría. Las feministas se han es por lo tanto una teoría mejor, y de que la mejor teoría de todas es la
desplazado de la gran teoría a los estudios locales, de los análisis posición desde la que estamos en el momento -en que hablamos. Este
transculturales del patriarcado a la interacción compleja e histórica de modelo de progreso teórico, fuertemente influido por una concepción
sexo, raza y clase, de nociones de una identidad femenina o de los marxista de tesis, antítesis y síntesis es, por quinta esencia, del siglo
intereses de las mujeres hacia la inestabilidad de la identidad femenina XIX y modernista y una concepción de la que hacemos bien en
y la creación y recreación activas de las necesidades o preocupaciones sospechar. Por otra parte, deberíamos también resistirnos al fuerte punto
de las mujeres. Parte de lo que cae fuera en estos movimientos es el de vista del otro lado, que sostiene que nunca se dice nada nuevo y que
supuesto de una jerarquía pre-dada de causalidad que espera sólo ser lo que puede parecer un giro de paradigma no es al final nada más que
revelada. ¿Dejan esos desarrollos a las feministas sin nada general que el reciclaje de viejos debates en términos nuevos. Ninguna de las dos
decir? posiciones es satisfactoria. Pretender trascendencia es ignorar nuestra
propia posición en la historia; reducir los debates a su contenido
Estas preguntas no son resueltas por los ensayos en esta anto-
esencial es negar el poder del contexto y del discurso. Como lo ha
logía. Pero todas las colaboraciones están inspiradas por un claro
mostrado Foucault, la cuestión de lo que se puede decir, cuándo y por
sentido del feminismo como política además de como teoría, y juntas
quién es de importancia crucial.
hacen mucho por desalojar acusaciones de que la política feminista ha
La cuestión de la progresión teórica se ha vuelto particularmente
perdido su camino. A nivel teórico, continúan un diálogo a través de la
pertinente para el feminismo contemporáneo debido al tan discutido
línea divisoria de los 70 y los 90. Entre las colaboradoras, Sylvia Walby
debate "igualdad/diferencia". Es bastante fácil expresar la posición de
toma una posición que habla muy claramente "en favor" de la
los 70 como una versión del polo de "igualdad" y la de los 80 como
ininterrumpida validez del vocabulario teórico del momento
representando el polo de la "diferencia" en la dicotomía. Mucho del
modernista (macrosociológico). Pero muchas otras hablan a través de
pensamiento feminista contemporáneo se ha desplazado a partir de esto
las posiciones definidoras del periodo, argumentando, por ejemplo,
a cuestionar las estructuras binarias en torno a las que giran estos
que el feminismo debe conservar el ímpetu político impla-
argumentos. La crítica de las dicotomías, de los dualismos, de las
alternativas falsamente o uno/o lo otro, se ha convertido en un
importante tema en la escritura feminista. Moira Gatens sostiene aquí
1
Susan Bordo, "Feminism, Postmodernism, and Gender-Scepticism", en por ejemplo que la escuela de la écriture féminine no es (como se suele
Linda Nicholson (comp.), Feminism/Postmodernism, Routledge, Londres, 1990, pp. 133- decir) una posición esencialista de la "diferen-
156; p. 149.
2
Christine di Stefano, "Dilemmas of Difference: Feminism, Modernity and
Postmodernism", en Nicholson, Feminisn/Postmodernism, pp. 63-82; p. 78. 149

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Michéle Barrett y Anne Phillips

ensayo— es "una intervención en la historia, inspirada por conoci-


pensamiento mientos históricos, lo cual significa no olvidar, en el acto de la crítica
cía", sino que busca hacer el movimiento mucho más radical de des- necesaria, la historia del feminismo occidental". Para el feminismo no
estabilizar la oposición binaria de igualdad/diferencia. Joan Scott, hay una huida total de una historia modernista de un movimiento
llevando más lejos la crítica de la oposición misma, ha explicado igualitario y emancipatorio.
elocuentemente cómo la opción entre igualdad y diferencia es Por último, la crítica del pensamiento modernista y universalista
inhabilitante para las feministas: "la misma antítesis oculta la inter- no reduce la importancia de formular una nueva base para la aspiración
dependencia de los dos términos, porque la igualdad no es la elimi- política feminista. Las feministas se han alejado mucho del acto de
nación de la diferencia y la diferencia no excluye la igualdad". Scott negar y han pasado a afirmar la especificidad y la diferencia, y en el
llega a la conclusión de que deberíamos rechazar la oposición en nom- transcurso de estos cambios han encontrado las limitaciones así como
bre de una igualdad que descansa en las diferencias.3 el valor de una política basada en las identidades. Forjar una
La desestabilización de la oposición igualdad/diferencia podría comunalidad a través de la diferencia ahora figura como una meta más
también conducirnos a preguntarnos cuan diligentemente las femi- que como algo dado: un proceso —como Chandra Talpade Mohanty lo
nistas han construido una falsa polaridad sobre la que dividirnos a ¿ice_ de compromiso más que de descubrimiento. Las cuestiones
nosotras. Porque la diferencia no es un absoluto, sino que está cons- estratégicas que enfrenta el feminismo contemporáneo están hoy
truida de diversas maneras según qué es lo que se percibe como inspiradas por una comprensión mucho más rica de la heterogeneidad
destacado en un contexto particular. Pero más refractario ha sido el y la diversidad; pero siguen girando en torno a coaliciones, alianzas, y
tema de si o cómo las feministas pueden o deben desestabilizar la comunalidades que dan significado a la idea de feminismo.
oposición binaria entre hombres y mujeres que da a la categoría de
mujer su significado. Como lo ha señalado Denise Riley, la "mujer"
es en realidad una categoría inestable pero cuyas inestabilidades no
son otra cosa que la materia de la política feminista.4 Borrar la oposi- Traducción: Isabel Vericat
ción hombres/mujeres es por lo tanto un movimiento que le quita el
terreno a la lucha feminista en cuanto tal.
Este punto nos devuelve al estatuto ambiguo de la teoría. Los
conceptos y categorías a través de los que nos apropiamos, analiza-
mos y construimos el mundo tienen una historia dentro de la que
estamos implicadas nosotras. Algo de la resistencia a las ideas y
vocabularios del pensamiento "post"-estructuralista, "post"-
modernista o "post"-Ilustración provienen de esta percepción. Porque
más allá de la más simple resistencia de los que han encontrado todo
lo que necesitaban en las teorizaciones de un momento anterior, hay
un reconocimiento más perturbado de que estos discursos teóricos
construyen y están inscritos dentro del mundo que han ayudado a
hacer. El feminismo —como Griselda Pollock concluye su

3
Joan Scott,"Deconstructing Equality-Versus-Difference", en Marianne Hirsch y
Evelyn Fox Keller (comps.), Conflicts in Feminism, Routledge, Nueva York y Londres, 1990,
pp. 138, 146.
4
Denise Riley, "Ara í Thai name?": Feminism and the Category of "Women" in History,
Macmillan, Basingstoke, 1988, p. 5.

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