El presente ensayo recorre brevemente de manera diacrónica la historia de la editorial, para
posicionarnos debidamente a los medios digitales que fungen como soporte a la edición dentro de la nueva era virtual; lugar donde cobra gran importancia el internet y las redes sociales. Como lo he ido esbozando, el ensayo seguirá una línea deductiva, que comienza por los antecedentes más generales de la editorial, hasta caer puntualmente en la editorial digital, inmersa, como bien señala su nombre, en los medios digitales. La idea de este trabajo nace pensando en el desarrollo de la revista electrónica Casa Rosa: Hospedaje cultural, en la que formo parte como editor. Este trabajo me ha permitido observar el proceso dentro de la editorial, y me ha hecho reflexionar sobre la importancia que juega actualmente el Internet. El ensayo describe aspectos como Internet, redes sociales y branding, triada sustancial para la editorial digital y elementos del nuevo rostro de un oficio bastante antiguo. Como bien se señaló líneas arriba, la editorial es un oficio con gran trayectoria, el editor es un orfebre que cambia de máscaras constantemente, tanto así, que se ha disfrazado de escriba, inventor, sabio, impresor y demás oficios que han dado pie a reconocerlo como un verdadero alquimista. Hablar de alquimia editorial es evocar al padre de la imprenta, Gutenberg, quien con su innovadora prensa invocó una amplia gama de tecnologías, procesos e ideas. Ésta invocación se ha ido renovando a través de diferentes maestres como, el sabio lord Stanhope, quien en 1800 fabricó la primera prensa completamente de hierro; el impresor alemán Friedrich Koenig, creador de veloces prensas impulsadas por vapor, cuyo invento se lo vendió a John Walter, editor de Times; la invocación se renovó de nueva cuenta en 1843 con Richard M. Hoe, inventor de la prensa rotativa y por ende la impresión litográfica, que se modernizo para 1873 con la impresión litográfica offset o fotolitográfica, que terminó de eclosionar para 1886 con la composición tipográfica en caliente; estos elementos permitieron que se diera una nueva actualización a lo largo del siglo XX con la introducción de los medios tonos y la impresión de matriz; ya para los setentas, la impresión por inyección de tinta y las computadoras personales dieron inicio a la revolución dentro del campo de las imprentas, en donde se moderniza el proceso de producción pero no el medio. Estos son factores culmines para la llegada del Internet que se perfilaba frente a una sociedad consumista cada vez más inmediata. Que para 1990 ésta inmediatez es resuelta con la creación de la World Wide Web (www), la cual está presente en nuestra vida diría y en cada proceso de búsqueda que realizamos por internet. De esta manera se comienzan a conjugar varios elementos que dan pie al surgimiento de la editorial digital, ahora bien, si lo que Gutenberg se proponía con su innovación a la imprenta era la difusión en menor tiempo y mayor producción, Berners-Lee lo reafirmó y superó mediante los protocolos y lenguajes conocidos como HTML (Hypertext Markup Language) y el HTTP (Hypertext Transfer Protocol), los cuales sirven para programar y escribir entradas en páginas web, y dichos procesos se siguen usando en cualquier plataforma que contenga texto y/o multimedia hospedada en una plataforma digital. Todos estos elementos son parte de una receta que conjuró el padre de la imprenta, pero que nunca imaginó sus alcances, y sus discípulos a lo largo de la historia fueron mejorando, como dice el dicho: el alumno supera al maestro. Es así, que la editorial quedaría bendecida con los actuales avances tecnológicos que sirven para la generación de nuevos editores en busca de producción e innovación fresca dentro del medio. Ahora bien, sí el editor es un alquimista y se dedica a combinar elementos, permítanme decirles que su último experimento cada vez se acerca más a la piedra filosofal, pues, mezclar Internet con procesadores de textos y el toque mágico de las redes sociales, le han permitido a este genio creativo el acercamiento a la legendaria sustancia capaz de convertir objetos en oro. Considero que los editores están cada vez más cerca de este místico elemento, puesto que el posicionamiento de una marca en internet genera grandes sumas monetarias que se cotizan en la bolsa de valores, como lo plantea Michel Bhaskar “Mientras más personas haya en una red, más valiosa será” (2014, pág. 59) Líneas arriba mencioné un elemento mágico dentro de la formula, las redes sociales, las cuales permiten el desglose de información en un mismo lugar. A esto se le conoce como centralización, elemento que permite a los editores convertirse en pescadores, los cuales aun siendo inexpertos, basta con lanzar su anzuelo al cardumen de usuarios que nadan en Facebook para que muerdan su marca. Las redes sociales facilitan la vida del editor, le reducen costos, tiempo, y le acercan directa o indirectamente a nuevos clientes con los cuales puede generar un trato más cercano, eficaz y de respuesta inmediata, que años atrás era inimaginable. Pero que ahora es posible gracias a las nuevas tecnologías, generadora de cambios en las formaciones sociales y por ende en las formas culturales, las cuales repercuten en una sociedad alienada, consumista e inmediata. Las redes, como su nombre lo indica, “tienen que ver con conexiones, transferencia de datos, vínculos, rutas y redes de contacto” (Bhaskar, 2014, pág. 41), elementos presentes y circunstanciales en el manejo de una editorial, y en su defecto una revista electrónica, la cual necesita tener una conexión inmediata con sus lectores que le proporcionan datos sinónimo de información mediante vínculos o hipervínculos a través de rutas establecidas dentro de redes sociales con mayor usuarios, es decir Facebook, el cual triplica la cantidad de usuarios de Twitter con 1,500,000,000, según la página ebizmba.com. Es por eso, que los editores apuestan por las redes sociales y la nueva generación de libros, los electrónicos, los cuales tienen una infinita capacidad de copiarse y compartirse de inmediato por todo el mundo, frente a los tres años que tardó Gutenberg en imprimir su biblia en donde “se cree que se emplearon cuatro prensas funcionando simultáneamente, seis tipógrafos y una docena de prenseros” (Luzón, 2017). Toda esta revolución tanto tecnológica como social, permitió a los editores alquimistas conocer una nueva técnica, la autoedición, la edición en red y la edición digital, las cuales aún no estoy muy seguro si son buenos o malos recursos, puesto que la autoedición genera menores costos, también provoca la desformalización del oficio, que forja una pérdida de seriedad en edición y producción de material, ya que sí cualquiera puede editar y publicar sin un previo conocimiento, la red se estará llenando de malas publicaciones y desatinadas ediciones amateur, provocando que los consumidores o mejor dicho lectores pierdan el interés en las nuevas casas editoras. Sin embargo, como bien dice Fania Hall en su libro El negocio de la edición digital “En el mundo editorial la oportunidad más importante ha sido, en primera instancia, generar una mucho mayor actividad de mercado en internet” (Hall, 2014, pág. 37). A partir de lo comentado, podemos dar un salto puntual a lo que viene siendo el branding o marketing en los medios digitales, lugar en donde se encuentran los nuevos consumidores digitales con mayor poder tanto adquisitivo como de masas, porque tener un poder de masas es controlar el marcado, sino me crees, pregúntaselo a Mark Zuckerberg. Ya hemos hablado sobre los antecedentes de una editorial que mira siempre a futuro, también tratamos la actualidad de una editorial que se enfrenta al reto de la redes sociales y por ende es sustancial fusionar el branding a la nueva editorial que debe ser integra e integral con todos sus elementos alquímicos para llegar, finalmente, a la piedra filosofal. ¿Por qué generar una nueva pócima que mezcle editorial + Internet + redes sociales + branding? Bueno, pues porque “Hoy en día, millones de consumidores de todo el mundo pueden conectarse entre sí gracias a las redes sociales, las comunidades virtuales y demás herramientas interactivas presentes en las páginas web” (Sheehan, 2011, pág. 10). Sheehan nos dice que en 2009 el 47% de los ingresos totales de publicidad se registraron on-line, esto quiero decir que existe una tendencia que va en aumento a la publicidad inmersa en la red, sin embargo, el autor señala una cifra de hace casí diez años, los cual estoy seguro que ha aumentado potecialmente, ya que según la página brandwatch “Hay 60 millones de páginas activas de negocios en Facebook”. Esto quiere decir, que estamos en contacto directo y permantente con marcas que nos bombarden de publicidad dentro y fuera de las redes sociales, pero ya estamos acostumbrados a ver los 5 segundos de video forzado en Youtube, las imágenes o historias de marcas dentro de Instagram o las recomendaciones de páginas y negocios que nos envia Facebook, finalmente somos un receptáculo de marcas definidas a nuestra persona mediante los cookies y costeados por cada clic que damos a publicidad que nos envían las redes sociales. Por esta razón, los editores al ver una gran parvada en las redes, saben que aunque den un tiro ciego matarán a un ave, que con suerte le pegará a otro y a otro y a otro, generando una cadena que se viralizará y tal vez se tornará en moda, y será por un mometo el hit de las redes. Y digo un momento, porque en internet todo es instantáneo y lo que hoy está de moda, mañana pasará al olvido. A partir de estos comentarios y datos precisados anteriormente, iré generando una conclusión que miré hacía a la nueva editorial apoyada de los medios digitales y puntualmente en las redes sociales. Sabemos que “una marca representa el carácter completo de la empresa y es el interfaz entre el negocio y sus clientes” (Davis, 2010, pág. 12), por ésta razón es importante generar todo un concepto que gire a través de lo que quiere expresar la editorial, al inicio del ensayo nombré una página electrónica Casa Rosa: Hospedaje cultural, ésta es una revista que en su marca imprimé una idea hogareña, es decir, la casa, lugar en donde nos sentimos cómodos y podemos expresarnos libremente sin ser juzgados. A partir de este juego de hospedaje cultural, la revista comienza a emplear el branding de manera adecuada, puesto que posiciona su marca en un lugar común. Pensar en una casa es posible para todos, y asociarla con la cultura es aún más factible, sólo basta recordar el hotel Chelsea que hospedaba artistas a finales del siglo XX. Continuando con la idea, sabemos muy bien que todo lo que está en Internet se mueve a través de marcas, que en esta actualidad capitalista la marca y las ventas son el pan de cada día. Por eso, desde que surgió la idea de hacer una revista electrónica llamada Casa Rosa, se creó con las bases de una marca y siguiendo este parámetro, se sumergió en las redes sociales y en el océano del Internet, porque es bien sabido que el consumidor, en este caso el lector, busca un verdadero diálogo, el cual, para hacerlo más efectivo e inmediato se acude a las redes que centralizan a público consumidor. Crear una página en Facebook de nuestra marca asegura un trato directo con nuestro público, también asegura un lugar de fácil acceso provocando mayor tráfico en nuestras ventas o lo que busquemos expresar. Revista Casa Rosa tiene más de novecientos seguidores desde que comenzó a publicar, estamos hablando de hace tres meses, generando cuatrocientos likes en el primer mes, lo cual demuestra la gran ayuda de este medio, en donde con un solo clic puedes acceder a la información de la marca y sus publicaciones recientes y antiguas. Finalmente queda demostrado que existe un público digital que está hambriento de marcas, que busca y consume a cada segundo gracias al creciente uso de la banda ancha y el acceso móvil, actualmente todos estamos conectados y condenados a una alineación digital que si no es mala, tampoco es buena en su mayoría, puesto que las empresas aprovechan este medio para saturarnos de publicidad, porque aunque pensemos que navegar en Internet es gratis, la verdad es que a cada clic que damos le generamos un ingreso a una marca que conscientemente ingreso un pago a Facebook para que publicitará su marca. Pero no todo es malo, la editorial se ha beneficiado de este avance como se ha demostrado en el ensayo, hace uso del branding para posicionar su marca, también se apoya de las redes sociales para difundir su trabajo, a los lectores esto agrada ya que acerca material cultural a un lugar en donde casi siempre se publican cosas efímeras, y finalmente conjuga el Internet con las nuevas herramientas tecnológicas para generar nuevos conceptos, como por ejemplo los libros electrónicos de descarga directa a través de una conexión a Internet. A manera de conclusión considero que debemos girar nuestras mirada a la era digital, a esta era de cambio y actualizaciones constantes, pues como bien dice Michael Bhaskar “A la larga, la red comenzará a dar respuesta.” (Bhaskar, 2014, pág. 57) Bibliografía Bhaskar, M. (2014). La máquina de contenido . México: FCE. Davis, M. (2010). Fundamentos del branding,. España: Parramon. Guide, e. (Mayo de 2018). Top 15 Most Popular Social Networking Sites. Recuperado el 3 de Septiembre de 2018, de ebizmba.com: http://www.ebizmba.com/articles/social-networking-websites Hall, F. (2014). El negocio de la edición digital. México: FCE. Luzón, A. F. (3 de febrero de 2017). Gutenberg: el inventor que cambió el mundo. Recuperado el 3 de septiembre de 2018, de nationalgeographic.com: https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/gutenberg- inventor-que-cambio-mundo_11140/1 Sheehan, B. (2011). Online-Marketing. Estados Unidos : Stiebner. Smith, K. (1 de agosto de 2018). 116 estadísticas interesantes de las redes sociales. Recuperado el 3 de septiembre de 2018, de brandwatch.com: https://www.brandwatch.com/es/blog/116-estadisticas-de-las-redes-sociales/