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EL ESPAÑOL EN EL MUNDO

1. Extensión actual del español en el mundo

1.1. América: El castellano o español, hablado actualmente, como lengua materna, por unos 440
millones de personas en todo el mundo, está presente, además de en la propia España,
fundamentalmente en el continente americano. Es la lengua oficial (de hecho o de derecho) de
diecinueve países hispanoamericanos: nueve en América del Sur, diez en Norteamérica, Centroamérica
y Antillas. También está muy presente, como primera o segunda lengua, en otros países americanos,
como Trinidad y Tobago, Belice, Brasil o EE.UU. El país con más hablantes de español en el mundo
es, con gran diferencia, México, con más de 110 millones de hablantes de español (la gran mayoría
como primera lengua). A continuación se sitúa Colombia, con unos 48 millones de hablantes de
español.
En varios de ellos es cooficial junto con otras lenguas. En Paraguay con el guaraní (lengua
amerindia predominante en el país, si bien la gran mayoría de la población es bilingüe). En Bolivia la
Constitución de 2009 consagró la cooficialidad de 36 lenguas indígenas, pero el español, mayoritario,
es de hecho la lengua estatal. Algo parecido ocurre en Perú, donde la Constitución menciona el
"quechua, el aimara y las demás lenguas aborígenes". La Constitución de Ecuador establece que "el
castellano es el idioma oficial. El quichua, el shuar y los demás idiomas ancestrales son de uso oficial
para los pueblos indígenas". Son semejantes, a grandes rasgos, los casos de México (donde no existe
una lengua oficial propiamente dicha), Guatemala, Nicaragua, Panamá, Colombia, Venezuela, Chile
(aquí tampoco se define una lengua oficial como tal) o Argentina; en todos ellos el español es la
lengua estatal, pero la ley protege también a otras lenguas, por lo general únicamente a nivel regional
o provincial.
Además, la presencia del español en EE.UU. crece rápidamente en la actualidad: algo más de
40 millones de personas (cerca de un 15 % del total) son castellanohablantes o bilingües, y además el
español es cada vez más estudiado y manejado como segunda lengua por sectores no hispanos de la
población; contando a estos hablantes secundarios de español, EE.UU., con más de 50 millones de
castellanohablantes, superaría a Colombia en este aspecto. En el Estado de Nuevo México, donde más
del 40 % de la población es castellanohablante, el español es lengua oficial, junto con el inglés y el
navajo. Es verdad, no obstante, que el español hablado en EE.UU. ha estado sometido a una fortísima
presión sociocultural procedente del inglés, que ha desembocado en el surgimiento del llamado
espanglish (dialecto español con una grandísima contaminación, sobre todo léxica, inglesa).

1.2. África: El español es lengua oficial en Guinea Ecuatorial, que fue colonia española desde el siglo
XIX hasta 1968. También son oficiales el francés y el portugués, pero el uso de estas lengua es muy
limitado, mientras que el español es la lengua predominante en la enseñanza, por lo que cerca del 90 %
de la población (aproximadamente, 1.750.000 personas) conoce el castellano, aunque apenas un 15 %
es altamente competente en su manejo. Por lo demás, las lenguas más habladas son lenguas del grupo
bantú, como el fang, el bubi y otras, así como con una lengua sabir de base inglesa, el pichi. Después
de un periodo (década de 1970) de aparente peligro para el español en Guinea Ecuatorial, actualmente
el español ecuatoguineano, que tiene rasgos propios bastante acusados, parece sólidamente asentado
como lengua cultural y administrativa.
Mucho peores son las perspectivas del español en la República Árabe del Sáhara Occidental
(antigua colonia española, ocupada por Marruecos desde 1975); el español es oficial, además del
árabe, en este Estado sometido, y mantiene su presencia, especialmente en la educación, en las
comunidades saharauis que viven refugiadas en territorio argelino desde hace décadas. No obstante, el
español se encuentra aquí en recesión y, si se mantiene el dominio marroquí (se han planteado
diferentes proyectos en la ONU para resolver la cuestión saharaui, pero no parece fácil que los
habitantes de este territorio alcancen la independencia), lo más probable es que acabe por desaparecer.
En el propio Marruecos, el español mantiene cierta presencia en el N del país, en la región del
Rif, territorio que formó el protectorado español entre 1912 y 1956, así como en Ifni, al SO, que fue
provincia española hasta 1969; además, el estudio del español es muy demandado en Marruecos como
segunda o tercera lengua, y España tiene una importante presencia educativa (colegios, institutos,
centros del Instituto Cervantes) en este país.

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1.3. Filipinas: Durante varios siglos, desde el XVI hasta 1898, las Islas Filipinas formaron parte del
Imperio Español, por lo que el castellano estuvo allí presente como lengua oficial, asociado a la
colonia española (militares, misioneros, funcionarios, maestros, hombres de negocios...), pero nunca
llegó a calar profundamente entre la población indígena, bastante fragmentada lingüísticamente. No
obstante, debido a la presencia española, surgió allí una lengua criolla de base castellana (el llamado
chabacano), que se ha mantenido viva en bastantes zonas del archipiélago.
Después de 1898, las Islas pasaron a manos de EE.UU., y en 1935 alcanzaron la
independencia. En principio, el español se mantuvo como lengua oficial junto al inglés, pero
rápidamente perdió peso social e influencia cultural y educativa. De hecho, desde 1987 la lengua
oficial es el llamado pilipino o tagalo, perteneciente a la familia malayo-polinesia. Entre las lenguas
europeas, es el inglés la única que ha mantenido e incrementado su influencia: el español se ha perdido
casi por completo, salvo entre una exigua minoría de hispano-parlantes.

1.4. Resto del mundo: Además de ser la segunda lengua del mundo por número de hablantes
maternos, el español ha ganado presencia internacional en los últimos años. Es una de las seis lenguas
oficiales de la ONU (con el inglés, el francés, el chino mandarín, el árabe y el ruso). En internet es la
tercera lengua más usada, por detrás del inglés y del chino.
El número de personas que estudian español como segunda o tercera lengua ha aumentado en
distintas zonas del mundo; aparte de los EE.UU., en países o regiones del planeta como Brasil, Europa
centro-oriental, el mundo árabe o Asia oriental se ha potenciado recientemente la enseñanza de nuestra
lengua. En total, el número de estudiantes de español como segunda lengua en el mundo puede rondar
los 20 millones (muy por debajo del inglés y ligeramente por debajo del francés, pero por encima del
alemán), y se considera la segunda lengua de comunicación internacional tras el inglés.

2. El español en América

2.1. El español y las lenguas amerindias:

Existen en el continente americano, junto a las lenguas de origen europeo implantadas en los últimos
siglos (español, inglés, portugués, francés y holandés), y a las lenguas criollas surgidas como
consecuencia del contacto lingüístico, varios cientos de lenguas precolombinas, en su mayoría muy
minoritarias y recluidas en zonas aisladas de la Amazonía. Las lenguas americanas, muchas de las
cuales se conocen mal, se agrupan en unas 20 familias, pero, al parecer, la mayor parte de estas
familias están relacionadas entre sí, constituyendo una superfamilia amerindia. Fuera de ésta
quedarían las lenguas de la familia esquimo-aleutiana (lenguas de Alaska, Islas Aleutianas, N de
Canadá, Groenlandia) y las de la familia na-dené (situadas en dos zonas aisladas entre sí, en el O de
Canadá y el SO de EE.UU.).
Muchas lenguas amerindias (vivas o extintas) han influido sobre el español de América, sobre
todo en el léxico. Una parte del léxico amerindio ha pasado al castellano de España (y, a menudo, a
muchas otras lenguas): cacao, chocolate, cacique, caoba, piragua, guasa, cacahuete, tiza, maíz,
tomate... Otra parte del léxico de origen amerindio tiene una distribución geográfica más limitada:
milpa (“maizal”, México), guacho (“huérfano”, Chile, Perú, Argentina), aine (“préstamo”, Bolivia),
chongo (“moño, rizo”, México, Guatemala)...

Entre las lenguas amerindias, las que tienen una mayor importancia demográfica y cultural son:

–Náhuatl: lengua en su día del Imperio Azteca; hoy es la lengua amerindia más extendida en México,
donde la hablan cerca de dos millones de personas, casi exclusivamente en el medio rural.
–Maya: no es una lengua, sino una familia lingüística integrada por un conjunto muy fragmentado de
lenguas y dialectos, repartidos entre el E de México (península de Yucatán) y El Salvador, entre los
que destacan el maya yucateco en México, el quiché en Guatemala y el quekchí en Guatemala y
Belice. En conjunto, hay más de 5 millones de hablantes de maya.
–Quechua (o quichua): desde el punto de vista demográfico, es la lengua amerindia (o, más bien, la
familia de lenguas) más importante, con unos 10 millones de hablantes. También destaca por su
extensión geográfica, pues se habla desde el S de Colombia hasta el N de Chile y Argentina. Tiene una
especial presencia en Perú (más de 3 millones), Bolivia (2,5 millones), Ecuador (2 millones), países
donde goza de algún tipo de reconocimiento constitucional.

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–Aimara: lengua repartida entre Perú, Bolivia y el N de Chile; actualmente lo hablan algo más de 2
millones de personas, fundamentalmente en Bolivia.
–Guaraní: tiene importancia demográfica (unos 8 millones de hablantes), pero sobre todo política,
pues es lengua cooficial, junto al español, de Paraguay, donde la gran mayoría de la población
(independientemente de su origen étnico) es bilingüe. También está presente en Argentina, Brasil y
Bolivia. Su léxico incluye abundantes españolismos (sinko, sei, siete...; año, mes, semana, ora,
minuto; lune, marte, mierkole, hueve...).

2.2. Características del español de América:

Hay muchas diferencias en el español de las distintas regiones hispanoamericanas, pero también
algunos rasgos comunes que, en general, aproximan el español americano al español meridional
(especialmente, al andaluz y canario). Se debe recordar que, al menos hasta el siglo XVIII, los barcos
españoles que iban a América partían de Andalucía, de modo que quienes viajaban a América, incluso
aunque no fueran andaluces, pasaban largas temporadas (de hasta varios años) en Andalucía (Sevilla,
Cádiz, Huelva) antes de cruzar el océano.

Entre los rasgos más extendidos del español americano, destacan los siguientes:

a) Fonética:

–Seseo casi generalizado: [desír] (decir).


–Aspiración o pérdida de /s/ en final de sílaba o palabra: [é hte] (este); no obstante, en algunas regiones
(México, los Andes) se mantiene la pronunciación de /s/ final, con una articulación marcada.
–Pronunciación aspirada ([h]) de /χ/: [báho] (bajo); en algunas zonas, se conserva además la /h/
procedente de /f/ inicial: [hárto] (harto).
–Yeísmo en la mayor parte del territorio; en algunas zonas (E de Argentina, Uruguay, interior de
Colombia), el fonema /y/ (< /y/, /ľ/) se realiza como fricativa silbante palatal, con "rehilamiento", bien
sonora ([ž]), bien sorda ([š]): /kabáyo/ ([kabážo] o [kabášo] en determinadas zonas) por /kabáľo/
(caballo).
–Confusión de /r/ y /l/ en final de sílaba o palabra (con una mayor tendencia a generalizar /l/); es un
fenómeno característico del español caribeño y antillano (Cuba, Puerto Rico, República Dominicana,
N de Colombia y Venezuela, etc.): [komél] (comer).

b) Gramática:

–Reorganización del sistema pronominal de 2ª persona, tanto en singular como en plural; para el sg.,
existen dos grandes zonas:
• de tuteo: uso de tú como pronombre de 2ª persona familiar;
• de voseo: uso de vos como pronombre de 2ª persona familiar.
El voseo predomina en Argentina, Uruguay, Paraguay y una parte de Centroamérica (desde el
SE de México hasta Costa Rica). En las restantes zonas, se da el tuteo (mayor parte de México, Perú y
Bolivia, Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Panamá) o coexisten los dos sistemas (Colombia,
Ecuador, Chile, Venezuela).
Tanto en las zonas de tuteo como en las de voseo, el pronombre de respeto es usted.
En plural, prácticamente en toda Hispanoamérica, se desconoce el uso de vosotros/as,
empleándose siempre ustedes, tanto en situaciones familiares como de respeto.

tuteo voseo
sg. fam. tú vos
sg. resp. usted usted
pl. fam. / resp. ustedes ustedes

En la mayor parte de las zonas de voseo, al pronombre vos le corresponden unas formas
verbales especiales (formas arcaicas de 2ª persona plural): vos cantás, vos hacés, vos sos...
La forma átona correspondiente a vos no es os (desusada en América) sino te: ¿Vos te creés?

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–Ausencia de los fenómenos de leísmo y laísmo, usuales en buena parte del español de España; en
América, por lo general, se emplean adecuadamente las formas lo (para el CD masculino, incluido el
personal) y le (para el CI, tanto masculino como femenino): A Juan lo (CD) vi ayer; A Juana le (CI)
han concedido la beca.
–Uso adverbial de los adjetivos, más frecuente que en España: caminaban lento; canta lindo...
–Abundante empleo de aumentativos y, especialmente, diminutivos: ahorita, lueguito, todito,
adiosito...
–Presencia frecuente del dequeísmo, tanto en la lengua hablada como en la prensa escrita: pienso de
que, recuerdo de que...
–Construcción personal de oraciones existenciales con haber: Han habido numerosos comentarios.

c) Léxico: dentro de la gran variedad regional y nacional, se pueden señalar algunas tendencias
comunes:

–Presencia de arcaísmos, términos que han caído en desuso en la lengua coloquial de España, o que
han perdido aquí el significado antiguo que mantienen aún en Hispanoamérica: luego (en seguida, de
inmediato), recordar (despertar), lindo (bonito, bueno), platicar (conversar), mercar (comprar),
frazada (manta), botar (arrojar, tirar), pollera (falda), valija (maleta), etc.

–Desarrollo de acepciones diferenciadas para una serie de términos: manejar (conducir), carro
(coche), saco (chaqueta), cuadra (manzana de casas), vereda (acera), coger (realizar el acto sexual),
recibirse (obtener una titulación universitaria), etc.

–Uso de neologismos inexistentes en el español de España; a menudo, las diferencias tienen su origen
en las elecciones de prefijos y sufijos: apretada (apretón), asustada (susto), sacudón (sacudida),
marcación (marca), transportación (transporte), desfasaje (desfase), ahorrista (ahorrador), victimario
(víctima), etc.

–Incorporación de distintos préstamos extranjeros: son relativamente abundantes los africanismos


(milonga “tonada popular rioplatense”, conga “música y danza cubanas”, ñame “tubérculo
comestible”, etc.), y en países como Argentina y Uruguay hay algunos italianismos muy
característicos (laburo “trabajo”, pibe “muchacho”, mina “muchacha”, bochar “suspender”), pero
abundan sobre todo los anglicismos, más o menos acomodados a la fonética y la ortografía castellanas:
rentar (alquilar), estampilla (sello de correos), chance (oportunidad), bife (chuleta, bistec), zipper
(cremallera), etc.

3. El judeoespañol o ladino

Es la lengua hablada por los sefardíes, los descendientes de los judíos expulsados de los reinos
españoles por los Reyes Católicos en 1492. El término procede de Sefarad, topónimo bíblico (aparece
mencionado una sola vez, en el Libro de Abdías, el libro más breve del Antiguo Testamento) que la
tradición judía tardía identificó (probablemente de forma errónea) con la Península Ibérica, aunque el
término no fue empleado por los judíos hispánicos en la Edad Media. Las comunidades sefarditas más
importantes se han localizado tradicionalmente en Marruecos (Tánger, Casablanca), en los Balcanes
(Bulgaria, Bosnia, Macedonia, Grecia) y en Turquía, pero en el siglo XX, y muy especialmente a raíz
de la 2ª Guerra Mundial, su situación ha cambiado drásticamente. Gran parte de los sefardíes de los
Balcanes, como los restantes judíos balcánicos, fueron exterminados por los nazis (Alemania ocupó la
región durante gran parte de la guerra), y los supervivientes emigraron masivamente al Estado de
Israel tras la guerra. Por otra parte, ha ido decayendo paulatinamente la población de origen sefardí en
el reino de Marruecos, que se ha instalado en Israel, Francia o en la propia España. Actualmente, por
tanto, la mayor parte de los sefardíes se encuentran en Israel. También hay comunidades sefarditas de
cierta importancia en varias naciones hispanoamericanas (México, Argentina, Uruguay, Venezuela...)
Aunque deriva del castellano medieval, la mayor parte de los especialistas consideran el
judeoespañol una lengua independiente, dadas sus evidentes diferencias con el español
contemporáneo. En cualquier caso, es una variedad en clara regresión (se estima que habrá
actualmente de 100.000 a 150.000 hablantes; menos del 10 % de los sefardíes hablan judeoespañol),
relegado al ámbito familiar, en situación de diglosia con relación al hebreo (o al turco, en el caso de

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Turquía, etc.), y que nunca ha llegado a unificarse lingüísticamente. No obstante, existen medios de
comunicación (radio y prensa) que se valen de esta lengua, y en ella se editan obras literarias (poesía
lírica, literatura infantil, etc.). No hay unas pautas ortográficas comunes a todo el sefardí, que no sigue
la normativa española, pero, por lo general, se tiende a una escritura marcadamente fonética: uso de k,
reflejo del yeísmo y seseo, ausencia de h muda, etc.
El judeoespañol se conoce también como ladino (< latino) o djudezmo; la variedad de
Marruecos se denomina haketía. Esta lengua se caracteriza por sus arcaísmos fonéticos y gramaticales
(se parece más al castellano del siglo XV que al actual), aunque también ha desarrollado numerosas
innovaciones propias, y ha sufrido la influencia léxica y gramatical de las lenguas con las que ha
estado en contacto (turco, árabe, portugués, búlgaro, etc.), y muy especialmente del hebreo.

Entre sus rasgos más característicos, además de la influencia léxica del hebreo y de otras
lenguas con las que ha estado en contacto, se encuentran los siguientes:

a) Fonética:

–Conservación de la distinción entre /b/ y /v/, con una distribución muy alejada de la de la ortografía
castellana: /boꞌlar/ (“volar”) - /saꞌvor/ (“sabor”).
–Conservación (según las zonas, las palabras concretas, etc.) de /h/ (hazer /haꞌzer/, hijo /ꞌhiʒo/) o /f/
inicial (ferida “herida”, fiero “hierro”, filos “hilos”); cuando no se conserva el fonema, normalmente
se omite la letra h en la escritura: azer, undir, asta.
–Conservación de la oposición entre /s/ y /z/: /paꞌsar/ (“pasar”) - /ꞌmeza/ (“mesa”).
–Conservación de la oposición entre /ʃ/ y /ʒ/; el fonema /ʃ/ se suele representar mediante las letras x o
sh, el fonema /ʒ/ mediante j: /deꞌʃar/ dexar o deshar (“dejar”) - /ꞌoʒo/ ojo (“ojo”).
–Ausencia de los fonemas /θ/ (c, z en español moderno) y /x/ (g, j en español moderno); en su lugar se
encuentran los pares /s/ - /z/ y /ʃ/ - /ʒ/ respectivamente: /resiꞌvir/ resivir (“recibir”), /ꞌʒunto/ junto
(“junto”).
–Yeísmo generalizado, y reflejado en la escritura: eyas (“ellas”), sinteyas (“centellas”).
–Pérdida de la distinción entre /ɾ/ (-r-) y /r/ (-rr-): serado (“cerrado”).

b) Gramática:

–Uso del artículo ante el posesivo: la tu puerta (tu puerta).


–Conservación de formas verbales antiguas: do (doy), estó (estoy), vide (vi), etc.
–Terminación en -í para la 1ª persona del singular del pretérito perfecto simple de la 1ª conjugación:
pasí (pasé), despertí (desperté), etc.ź

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