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Traducción no autorizada realizada por Mter. Torres Juan Emilio y Dr. Horacio
Faas para uso exclusivo de la Cátedra Introducción a las Ciencias Sociales
CAPÍTULO 19
RACIONALIDAD Y CIENCIA
PAUL THAGARD
Primero, sin embargo, es necesario ocuparse de un tema previo: ¿Cuáles son los
objetivos de la ciencia? En general, la racionalidad requiere estrategias de
razonamiento que sean eficaces para lograr objetivos, así que la discusión de la
racionalidad de la ciencia debe considerar qué ciencia se supone debe conseguirse.
Para comenzar, podemos distinguir entre los objetivos epistémicos y prácticos de la
ciencia. Los posibles objetivos epistémicos incluyen la verdad, la explicación y la
adecuación empírica. Los posibles objetivos prácticos incluyen el creciente bienestar
humano a través de avances tecnológicos. Mi visión es que la ciencia tiene todos
estos objetivos, pero déjenos considerar algunas visiones más extremas.
1
ciertas. La posición filosófica del realismo científico mantiene que la ciencia se dirige a
teorías verdaderas y en alguna medida lo logra, produciendo algunas teorías que al
menos son aproximadamente ciertas. En contraste, la posición del anti realismo es
que la verdad no es una preocupación de la ciencia. Uno de los anti realistas más
prominentes es Bas van Fraassen (1980), que sostiene que la ciencia sólo se dirige
hacia la adecuación empírica: las teorías científicas deben hacer predicciones sobre
fenómenos observables pero no se deben interpretar como verdaderas o falsas. La
visión anti realista, sin embargo, está en desacuerdo con la práctica y el éxito de la
ciencia (ver Psillos 1999 para una defensa sistemática). La mayoría de los científicos
hablan y actúan como si estuvieran intentando entender cómo trabaja realmente el
mundo, no sólo intentando hacer predicciones precisas. Por otra parte, los
impresionantes éxitos tecnológicos de la ciencia son completamente misteriosos a
menos que las teorías científicas que los hicieron posibles sean al menos
aproximadamente ciertas. Por ejemplo, mi computadora no estaría procesando este
capítulo a menos que realmente haya electrones que se mueven a través de sus chips
de silicio.
Pero hay también objetivos prácticos que alcanza la ciencia. Los físicos del siglo diez y
nueve tales como Faraday y Maxwell fueron primariamente guiados por los objetivos
epistémicos de comprender los fenómenos eléctricos y magnéticos, pero su trabajo
hizo posible las tecnologías electrónicas que ahora impregnan la vida humana. La
investigación sobre tópicos tales como superconductividad y laser ha funcionado tanto
con objetivos científicos y tecnológicos. La biología molecular es también un campo
que comenzó con objetivos epistémicos pero que ha estado crecientemente motivado
por aplicaciones potenciales prácticas en medicina y en agricultura. De manera similar,
el foco principal de las ciencias cognitivas tales como la psicología y la neurociencia ha
sido entender los mecanismos básicos de pensamiento, pero también ha habido
motivaciones prácticas tales como la mejora de la educación y el tratamiento de
enfermedades mentales. Está claro, por lo tanto, que un objetivo de la empresa
científica es la mejora del bienestar humano a través de aplicaciones tecnológicas.
Éste no quiere decir que cada científico debe tener ese objetivo, puesto que muchos
científicos trabajan lejos de áreas de aplicación inmediata, pero la ciencia en conjunto
ha hecho y debe continuar haciendo contribuciones tecnológicas.
2
Existen visiones más críticas sobre los objetivos prácticos de la ciencia. Se ha
demandado que la ciencia en gran parte funciona para ayudar a mantener la
hegemonía de fuerzas políticas y económicas dominantes proporcionando ideologías y
tecnologías que previenen la sublevación de la gente oprimida. Esta demanda es una
bruta exageración, pero nadie cuestiona que los productos de la investigación
científica pueden tener efectos adversos - por ejemplo, el uso de dudosas teorías de
superioridad racial para justificar políticas sociales y el uso de tecnología avanzada
para producir armas devastadoras. Pero decir que los objetivos de la ciencia son la
verdad, la explicación y el bienestar humano no implica que estos objetivos sean
siempre alcanzados, sólo que éstos son los objetivos que la ciencia generalmente
tiene y debe tener. Podemos ahora tratar la cuestión de qué estrategias de
pensamiento racional sirven mejor a la realización de ésos objetivos.
Confirmación y falsificación
Mucho trabajo en la filosofía de la ciencia ha supuesto que los científicos son los
agentes de confirmación que operan aproximadamente como sigue (ver, e.g., Hempel
1965). Los científicos comienzan con las hipótesis que utilizan para hacer predicciones
sobre fenómenos observables. Si los experimentos u otras observaciones muestran
que las predicciones son ciertas, entonces se dice que las hipótesis son confirmadas.
Una hipótesis que ha recibido sustancial confirmación empírica puede ser aceptada
como cierta, o por lo menos como adecuada empíricamente. Por ejemplo, la hipótesis
que los dinosaurios llegaron a extinguirse debido a la colisión de un asteroide se debe
aceptar si ha sido confirmada por predicciones exitosas.
Popper 1959 sostiene que los científicos no deben buscar la confirmación sino que
deben funcionar como el tipo siguiente de agentes de falsificación. Los científicos usan
hipótesis para hacer predicciones, pero su objetivo primario deben ser encontrar
evidencia que contradice los resultados previstos, llevando al rechazo de hipótesis
más que a su aceptación. Las hipótesis que han sobrevivido a severos intentos de
3
falsificarlas se dice que están corroboradas. En esta visión, los proponentes de la
teoría de colisión de la extinción de dinosaurios deben intentar falsificar su teoría por
pruebas rigurosas y después considerarlas como corroboradas, pero no aceptadas
como verdaderas.
Aunque las hipótesis sean frecuentemente usadas para hacer predicciones, el proceso
de la ciencia es mucho más complejo para que los científicos funcionen generalmente
tanto como agentes de confirmación o agentes de falsificación. Particularmente, es
excesivamente raro que los científicos precisen refutar sus propias hipótesis, y, dada
la dificultad de realizar experimentos complejos, es afortunado que intenten las
confirmaciones más que las refutaciones. Hay muchas razones por las que una
predicción experimental podría fallar, extendiéndose desde problemas con
instrumentos o del personal que fracasan en controlar variables claves. Un agente de
falsificación terminaría con frecuencia tirando a la basura buenas hipótesis.
Pero los científicos no son tampoco sólo agentes de confirmación, puesto que las
hipótesis frecuentemente consiguen apoyo no sólo de nuevas predicciones, sino
también de explicar datos ya obtenidos. Por otra parte, sucede a menudo en ciencia
que hay hipótesis en conflicto que en alguna medida son confirmadas por datos
empíricos. Como argumenta Lakatos 1970, la tarea entonces no es sólo determinar
qué hipótesis son confirmadas, sino también qué hipótesis se confirman mejor que sus
competidoras. La evaluación de hipótesis raramente es una cuestión de evaluar una
hipótesis con respecto a sus predicciones, sino más bien requiere evaluar hipótesis en
competencia, siendo aceptada la mejor y rechazadas las otras. Hay enfoques tanto
probabilísticos como explicativos para esa evaluación comparativa.
Probabilidades
Carnap y muchos otros filósofos de la ciencia han intentado utilizar los recursos de la
teoría de probabilidades para iluminar el razonamiento científico (Carnap 1950,
Howson y Urbach 1989, Maher 1993). Los agentes probabilísticos funcionan como
sigue. Evalúan hipótesis considerando la probabilidad de una hipótesis dada la
evidencia, expresada como la probabilidad condicional P(H/E). La herramienta
estándar para calcular tales probabilidades es el teorema de Bayes, una forma del cual
es:
4
de la extinción del dinosaurio si su probabilidad dada la evidencia es más alta que la
probabilidad de teorías competitivas.
La tercera dificultad con los agentes probabilísticos es que pueden ignorar los factores
cualitativos que afectan la teoría de elección. Los argumentos de los científicos
sugieren que cuiden no sólo cuánta evidencia hay para una teoría, sino también sobre
la variedad de la evidencia, la simplicidad de la teoría que la explica y las analogías
entre las explicaciones propuestas y otras establecidas. Quizás la simplicidad y la
analogía se podrían explicar en términos de probabilidades previas: una teoría más
simple o una que ofrece explicaciones análogas conseguiría un valor más alto para
P(H) a ser alimentado en el cálculo vía el teorema de Bayes de la probabilidad
posterior P(E/H). Pero la visión de la probabilidad como grado de creencia subjetiva
deja en el misterio cómo la gente llega o debe llegar a las probabilidades previas.
5
Coherencia explicativa
Prefiero ver a los científicos como agentes de explicación más que como agentes de
confirmación, falsificación o probabilísticos porque esta visión ajusta mejor con la
práctica histórica de los científicos como se evidencia en sus escritos, así como con
6
las teorías psicológicas que son escépticas sobre la aplicabilidad del razonamiento
deductivo y probabilístico en el pensamiento humano. Pero reconozco que la visión del
agente probabilístico es probablemente la más popular en la filosofía contemporánea
de la ciencia; ha absorbido en gran parte la visión del agente de confirmación por el
principio plausible de que la evidencia confirma una hipótesis si y sólo si la evidencia
hace la hipótesis más probable - esto es, P (H/E) > P (H). Es también posible que los
científicos no sean agentes racionales de ninguno de estos tipos pero sean más bien
razonadores de muy diversos tipos. Por ejemplo, Mayo 1996 desarrolla una visión de
los científicos como patrones de modelación de los resultados experimentales que son
útiles para distinguir errores. Solomon 2001 describe a los científicos como alcanzando
conclusiones basadas sobre una gran variedad de “vectores de decisión,”
extendiéndose desde factores empíricos tales como importancia de los datos a
factores no empíricos tales como ideología.
RAZÓN PRÁCTICA
1. ¿En qué campo general de estudio debo insertarme- por ejemplo, debe
volverme un paleontólogo o a un geólogo?
2. ¿Dónde y con quién debo estudiar?
3. ¿Qué temas de investigación debo perseguir?
4. ¿Qué experimentos debo hacer?
5. ¿Con quién debo colaborar?
Cuando los científicos toman estas decisiones, están actuando obviamente por otras
razones que las epistémicas, introduciéndose en un campo por más razones que las
que él maximizaría su stock de verdades y explicaciones. Los científicos tienen
objetivos personales así como los epistémicos, tales como divertirse, ser exitoso, vivir
bien, llegar a ser famoso y así sucesivamente. Vamos a considerar dos modelos de
científicos como tomadores de decisiones prácticas: los científicos como agentes de
utilidad y los científicos como agentes emocionales.
7
Una visión más realista de la toma de decisión de los científicos y de la gente en
general es que seleccionamos las acciones que reciben la evaluación emocional más
positiva basada en su coherencia con nuestros objetivos (Thagard 2000, cap. 6;
Thagard 2001). En este punto de vista, la toma de decisión se basa en la intuición más
que en el cálculo numérico: inconscientemente balanceamos diferentes acciones y
diferentes objetivos, arribando a un conjunto algo coherente de los aceptados. La
importancia de los objetivos es afectada por cómo se adaptan a otros objetivos así
como con las diversas acciones que tenemos disponibles. Podemos tener poco
conocimiento consciente de este proceso de balanceo, pero los resultados del proceso
vienen a la conciencia vía las emociones. Por ejemplo, los científicos pueden sentirse
excitados con un programa particular de investigación y aburridos o incluso
disgustados con un programa alternativo. Los psicólogos utilizan el término valencia1
para referirse a evaluaciones emocionales positivas o negativas. Para discusiones del
rol de las emociones en el pensamiento científico, ver Thagard (2002a, b). Como
Nussbaum (2001), veo las emociones como reacciones inteligentes a las percepciones
del valor, incluyendo el valor epistémico.
Tal como hay una concordancia entre la visión probabilística de agentes epistémicos y
la visión de utilidad de agentes prácticos, hay una concordancia entre la visión
explicativa de la coherencia de agentes epistémicos y la visión de coherencia
emocional de agentes prácticos. De hecho, las emociones desempeñan un rol
significativo en la inferencia de las hipótesis así como también en la inferencia de las
acciones, porque las entradas a y las salidas de ambos tipos de inferencias son
emocionales así como también cognitivas. La semejanza de salidas es evidente
cuando los científicos aprecian el gran poder explicativo de una teoría y la caracterizan
como elegante, excitante e incluso hermosa. Como con los juicios prácticos de la
coherencia emocional en la toma de decisión práctica, no tenemos ningún acceso
consciente directo a los procesos cognitivos por los cuales juzgamos algunas hipótesis
como siendo más coherentes que otras. Lo que emerge a la conciencia desde un juicio
de coherencia explicativa es frecuentemente emocional, bajo la forma de afición o
incluso de alegría con respecto a una hipótesis, y aversión o incluso desprecio al
rechazar hipótesis competitivas. Por ejemplo, cuando Walter y Luis Alvarez surgieron
con la hipótesis de que los dinosaurios se habían extinguido debido a una colisión de
un asteroide, encontraron la hipótesis no sólo plausible sino incluso excitante (Alvarez
1998). En cambio, algunos paleontólogos escépticos pensaron que la hipótesis no sólo
era dudosa sino también ridícula. Las entradas emocionales a la evaluación de las
hipótesis incluyen las diversas actitudes que los científicos sostienen hacia diferentes
resultados experimentales e incluso para diferentes experimentos - cualquier buen
científico sabe que algunos experimentos son mejores que otros. Otra clase de
1
Valencia, en psicología, especialmente en el debate sobre las emociones, se entiende como el atractivo
intrínseco (valencia positiva) o la aversión (valencia negativa) de un evento, objeto o situación. Sin
embargo, el término también se utiliza para caracterizar y clasificar las emociones específicas. Por
ejemplo, las emociones popularmente como "negativas", como la ira y el miedo, tienen "valencia
negativa". La alegría tiene "valencia positiva". Positivamente, las emociones valenciadas son evocadas
por eventos positivamente valenciados, objetos o situaciones. El término se utiliza también sobre el tono
hedónico de los sentimientos, afectan a ciertos comportamientos (por ejemplo, el enfoque y la evitación),
el objetivo del logro o no logro, y de conformidad con o violación de las normas. La ambivalencia puede
verse como un conflicto entre valencias positivas y negativas (Nota adherida por el traductor)
8
entradas emocionales son analógicas: una teoría análoga a una teoría visualizada
positivamente tal como la evolución tendrá mayor valencia positiva que una que sea
análoga a una teoría despreciada tal como la de la fusión fría.
9
con respecto a verdad y a la explicación. Filósofos tales como Kitcher (1993) han
acentuado la necesidad de la diversidad cognitiva en la ciencia.
Por una parte, puede ser que sea posible tener racionalidad grupal a pesar de la falta
de racionalidad individual. Hull (1989) ha sugerido que los científicos individuales que
buscan fama y poder más que verdad y explicación pueden de hecho contribuir a los
objetivos globales de la ciencia, debido a que su búsqueda individualista de motivos
que no son epistémicos de hecho llevan al grupo científico en conjunto a prosperar.
Esto es análogo al modelo económico de Adán Smith en el cual la avaricia individual
lleva al desarrollo económico total y a la eficiencia.
Para la pregunta epistémica, puede argumentarse que si todos los científicos tienen
acceso a las mismas evidencias e hipótesis, entonces todas ellas deben adquirir las
mismas creencias. Tal unanimidad, sin embargo, iría en detrimento del éxito a largo
plazo de la ciencia, puesto que reduciría diversidad cognitiva. Por ejemplo, si
Copérnico se hubiera enredado dentro de la teoría Ptolemaica2 del universo, puede
ser que él nunca hubiera generado su teoría alternativa heliocéntrica3, que resultó ser
superior respecto tanto a verdad como a explicación. De manera similar, en el caso del
dinosaurio Walter Álvarez nunca habría formulado su teoría de porqué los dinosaurios
se extinguieron si él hubiera sido un paleontólogo convencional.
2
De Ptolomeo, Sistema astronómico que sitúa la tierra en el centro del Universo, con todos los demás
cuerpos girando a su alrededor.(Nota del traductor)
3
Teoría que supone que el sol es el centro del universo (Nota adherida por el traductor)
10
en la cuál todos los individuos alcanzan conclusiones similares sobre qué creer,
sofocanto el crecimiento creativo.
Así pues, ¿Cual debe ser nuestro modelo de racionalidad grupal en ciencia? Kitcher
1993 y Goldman 1999 desarrollan modelos de racionalidad grupal que suponen que
los científicos individuales son agentes probabilísticos. Si bien estos análisis son
interesantes en cuanto a la diversidad cognitiva y de la verdad, no los encuentro
plausibles debido a los problemas con la visión probabilística discutida en la última
sección. Como alternativa, he desarrollado un modelo de consenso científico basado
en la coherencia explicativa.
11
razones ya dadas, preferiría extender el modelo explicativo-emocional descrito en la
sección anterior.
12
inconscientemente mímico las expresiones faciales y corporales de A y entonces
comienza a adquirir la misma emoción (Hatfield, Cacioppo y Rapson 1994). Por
ejemplo, si un miembro del grupo presenta con mucho entusiasmo una estrategia de
investigación, entonces el entusiasmo puede transportarse a través tanto de medios
cognotivos como emocionales a los otros miembros del grupo. La parte cognitiva es
que los otros miembros del grupo se enteran de las acciones posibles y de sus
potenciales buenas consecuencias y la parte emocional es transportada por las
expresiones faciales y gestos del entusiasta, de modo que la sensación positiva de la
valencia de una persona se expande al grupo entero. La valencia negativa puede
también expandirse, no sólo por el señalamiento de una crítica que precisa
desventajas de una acción propuesta así como alternativas más prometedoras, sino
también por el contagio de expresiones faciales y corporales negativas.
Otro mecanismo social para el intercambio de valencias es lo que Minsky (2001) llama
aprendizaje basado en la complementariedad o el afecto 5 (attachment-based
learning). Minsky puntualiza que la ciencia cognitiva ha desarrollado buenas teorías de
cómo las personas utilizan objetivos para generar sub objetivos, pero ha tenido poco
que decir sobre cómo la gente adquiere sus objetivos básicos. De manera similar, los
economistas que emplean el modelo de utilidad esperada de toma de decisión toman
las preferencias como dadas, Tal como muchos filósofos que adhieren al modelo de
racionalidad de deseos-creencias que toman los deseos como dados. Minsky sugiere
que los objetivos básicos se presentan en los niños como resultado de las alabanzas
de las personas a quienes los niños se sienten mas cerca emocionalmente. Por
ejemplo, cuando los niños jóvenes comparten sus juguetes con sus amigos,
frecuentemente reciben alabanzas de sus padres o de otros cuidadores. Los padres
tienen valencia positiva para el acto de compartir y los niños pueden también adquirir
una actitud emocional positiva hacia el compartir como resultado de ver que es algo
querido por la gente que los cuidan. No es solo que el compartir se convierte en un
sub objetivo para alcanzar el objetivo de conseguir elogios de los padres; Más bien, el
ser bueno con los amigos se convierte en un objetivo internalizado que tiene valor
emocional intrínseco para los niños.
5
Idem nota 4
13
supervisor, Stanley Schacter. Nisbett dijo, “él me dejó saber cuan buena estaba mi
idea por gruñidos: evasivo (“hmmm… “), desaprobando claramente (“ahnn… “) o (muy
raramente) aprobando (“ah!”). Estos gruñidos y sus expresiones faciales
acompañantes transportaban información emocional que conformo las valencias del
investigador en ciernes.
Por consiguiente, cuando extiendo mi modelo CCC de consenso más coherencia más
comunicación para incluir decisiones del grupo, yo incluiría dos nuevas variables para
determinar el grado de transmisión de valencia entre los agentes: grado de contacto
personal y grado de complementariedad -afecto. Si el contacto personal y el
complementario- afecto es alto, entonces la probabilidad de transmisión de la valencia
será mucho mayor que en el caso ordinario de la comunicación científica, en la cual el
éxito de la transmisión verbal de información de hipótesis, de evidencia y de acciones
es mucho más alto que la transmisión de valencias.
Espero que sea obvio desde mi discusión de la racionalidad práctica del grupo en
ciencia porqué la ciencia no necesita sucumbir a la tragedia del consenso,
especialmente con respecto a la racionalidad práctica. La comunicación entre los
científicos es imperfecta, tanto con respecto a la información cognitiva tal como
hipótesis y evidencias como especialmente con respecto a las valencias emocionales
para los enfoques particulares. Los científicos pueden reunirse para conferencias de
consenso tales como las patrocinadas por los National Institutes of Health que se
ocupan regularmente de temas polémicos en el tratamiento médico (ver Thagard 1999,
cap 12, para una discusión). Pero no todos los científicos en una comunidad asisten a
tales conferencias o leen las publicaciones que emanan de ellas. Por otra parte, las
clases de contacto interpersonal necesarios para la comunicación de valores por el
contagio emocional y el aprendizaje basado en la complementariedad-afecto ocurre
solamente en pequeños subconjuntos de la comunidad científica total. Por lo tanto el
logro del objetivo científico general de la verdad, la explicación y las aplicaciones
tecnológicas no necesitan ser entorpecidas en una comunidad científica por una
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escasez de diversidad práctica. Solomon 2001 proporciona una rica discusión del
consenso y del disenso en ciencia.
Una persona o un grupo es racional en la medida que sus prácticas le permitan lograr
sus legítimos objetivos. Al principio de este capítulo, argumenté que los objetivos
legítimas de la ciencia son la verdad, la explicación y las tecnologías que promueven
el bienestar humano. ¿Funcionan los individuos y los grupos científicos de formas que
avanzan hacia estos objetivos, o ellos realmente persiguen otros objetivos personales
y sociales que son perpendiculares o incluso antagónicos a los objetivos legítimos?
Ahora consideraré varios desafíos psicológicos y sociológicos para la racionalidad de
la ciencia.
Los desafíos psicológicos se pueden basar en cualquier fría cognición, la que implica
procesos tales como solución de problemas y razonamiento, o en la cognición caliente,
la que incluye factores emocionales tales como motivación. El desafío de la cognición
fría a la racionalidad científica sería que los procesos cognitivos de las personas son
tales que es difícil o imposible que ellos razonen de las maneras que promueven los
objetivos de la ciencia. Si la racionalidad científica requiriera a las personas ser
agentes de falsificación o probabilísticos, entonces el desafío de la fría cognición sería
una grave amenaza. Cité antes algunos de los datos experimentales e históricos que
sugieren que el razonamiento probabilístico y la falsificación no son aspectos naturales
del pensamiento humano. En cambio, hay evidencia de que las personas pueden
utilizar coherencia explicativa con éxito en juicios sociales (ver Read y Marcus-Newhall
1993).
Uno puede sostener que hay evidencia de que las personas son agentes de
confirmación y no muy buenos dado que tienden a sesgos de confirmación buscando
excesivamente confirmar sus hipótesis más que falsificarlas (ver Klayman y Ha 1987).
Sin embargo, los experimentos psicológicos que encuentran sesgos de confirmación
involucran tareas de razonamiento que son mucho más simples que las realizadas por
los científicos reales. Típicamente, sujetos no científicos se les pide formar
generalizaciones desde datos observables, por ejemplo buscar patrones en
secuencias numéricas. Las tareas de generalización de los verdaderos científicos son
más complejas, en que la interpretación de los datos requiere determinar si los
patrones aparentes en los datos son verdaderos o solo artefactos del diseño
experimental. Si los científicos no intentaran conseguir de la manera difícil sus
experimentos para confirmar sus hipótesis, los experimentos raramente resultarían ser
interesantes. Notablemente, el intentar confirmar de la manera difícil no es siempre
suficiente para producir resultados que confirmen, así que los científicos tienen a
veces impuesta la falsificación. Pero sus sesgos hacia encontrar confirmaciones no es
intrínsecamente destructivo para la racionalidad científica.
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son hostiles a los objetivos legítimos de la ciencia. Aquí están algunas clases de casos
donde las emociones han distorsionado la práctica científica:
4. Los científicos fomentan a veces sus carreras acompañando las visiones de los
poderosos políticos - por ejemplo, el rechazo nazi de la física de Einstein y la defensa
soviética de la teoría genética de Lysenko.
16
En las últimas décadas, el desafío más agresivo al ideal de los científicos como
agentes racionales ha provenido de sociólogos e historiadores que reclaman que el
conocimiento científico es “construido socialmente.” Obviamente, el desarrollo del
conocimiento científico es un proceso social así como individual, pero la tesis de su
construcción social generalmente intenta hacer el reclamo mucho más fuerte de que la
verdad y la racionalidad no tienen nada que ver con el desarrollo de la ciencia. Mi
propia visión es que una visión integrada psicológica/sociológica del desarrollo del
conocimiento científico es perfectamente compatible con la racionalidad científica que
involucra la búsqueda frecuentemente exitosa de la verdad, la explicación y del
bienestar humano (Thagard 1999).
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Traducción no autorizada realizada por Mter. Torres Juan Emilio U Dr. Horacio
Faas para uso exclusivo de la Cátedra Introducción a las Ciencias Sociales
CAPÍTULO 20
RACIONALIDAD ECONÓMICA
PAUL WEIRICH
Según un libro de textos introductorio de economía de Case y Fair (1992, 5), “la
economía es el estudio de cómo los individuos y las sociedades eligen utilizar los
recursos escasos que la naturaleza y las generaciones previas han proporcionado.” La
teoría económica supone como primera aproximación que los individuos y las
sociedades eligen racionalmente. Por lo tanto, formula cuidadosamente los principios
de la toma de decisión racional.
Un hogar tiene diversos objetivos. Además de alimento, ropa y vivienda, puede buscar
educación y entretenimiento. Una firma tiene típicamente objetivos más limitados tales
como beneficio y reducción del riesgo. Los economistas tienden a dejar a los filósofos
la formulación de estándares de la racionalidad para los objetivos básicos, pero
suponen que los objetivos usuales de hogares y de firmas son racionales.
18
hundidos, desaprovechando costos de oportunidad y teniendo preferencias temporales
puras (pure time preferences). Un libro de textos puede, por ejemplo, amonestar al
dueño de un restaurante que languidece al invertir más dinero en su negocio,
intentando mantenerlo a flote contra las probabilidades, en vez de cerrarlo y de
aceptar la pérdida de su inversión inicial. Puede criticarse un matrimonio que continua
ocupando una gran casa después de que sus hijos han crecido y se han mudado,
ignorando la oportunidad de vender su casa y de utilizar lo recaudado para comprar
otra para los dos, una casa más pequeña y una anualidad de retiro. Se puede
reprender a una persona impaciente que escoja el menor de dos bienes solo porque
está disponible un poco antes. La impresión de uno puede ser que el comportamiento
proscrito es juzgado irracional porque procede de objetivos básicos irracionales. Por
ejemplo, parece que considerar costos hundidos es considerado irracional debido a
que proviene del objetivo básico irracional de nunca aceptar una pérdida. Sin
embargo, los economistas sostienen típicamente que tales errores provienen de la
falsa valoración de opciones y consecuencias, o de pensamiento confuso. Ellos
registran las equivocaciones como errores de juicio más que como errores en los
objetivos básicos y no consideran sus advertencias como críticas de los objetivos
básicos.
Una visión tradicional en economía toma como objetivo básico de una persona el
interés propio y siendo la racionalidad la promoción del interés propio. Cuando están
abiertos varios cursos de acción, la racionalidad recomienda el que mejor promueve el
interés propio. Se dice maximizar el interés propio. Cuando la acción que maximiza el
interés propio es incierta, la racionalidad recomienda como guía la probabilidad. Se
dice maximizar el interés propio esperado.
Edgeworth enunció claramente el supuesto del interés propio. Según él, “El primer
principio de la economía es que cada agente actúa solamente por interés propio”
(1881, 16). Los filósofos denominan esta visión egoísmo psicológico. Una visión
estrechamente vinculada es la del egoísmo acerca de la racionalidad, la visión de que
la racionalidad requiere que una persona promueva exclusivamente su propio interés.
19
la utilidad para sí mismo. Aunque el egoísmo psicológico y el egoísmo sean comunes
en economía, pueden adoptarse como supuestos simplificadores encontrados
aproximadamente en transacciones económicas típicas.
Binmore (1994, 6, 15, 18-19, 21) demanda que la racionalidad equivale a promover
inteligentemente el interés propio o un amplio interés propio. Significa la promoción de
los objetivos propios cualquiera que estos sean, incluso si incluyen mostrar simpatía
hacia otros y honrar los compromisos (21, 28). Tomando ampliamente el interés propio
hace que la promoción del interés propio genere la siguiente concepción de
racionalidad.
Maximización de utilidad
Durante el siglo veinte, los economistas descubrieron técnicas para usar en las
preferencias de un agente entre los actos para derivar su asignación de probabilidades
y de utilidades a los resultados posibles de los actos y de tal modo derivan las
utilidades de los actos. Von Neumann y Morgenstern (1953) desarrollaron y
promulgaron tales métodos, pero Ramsey (1931, cap. 7) había elaborado previamente
métodos similares (ver Joyce, cap. 8 y Dreier, cap. 9, este volumen).
20
toma de decisión frente al riesgo. También proporcionan un marco para un enfoque
amplio de los objetivos básicos de un agente. La nueva teoría de la utilidad no
restringe el contenido de esos objetivos. Según Ramsey, “La teoría que propongo
adoptar es que buscamos las cosas que queremos, que pueden ser para nuestro
placer, el de otros o de todos los demás, y nuestras acciones son tal como las
pensamos como muy probables de desarrollar estos bienes” (1931, 173). La teoría de
utilidad moderna generaliza la maximización del interés propio a la maximización de la
utilidad personal. Toma la utilidad lo suficientemente amplia para acomodar todos los
objetivos, no solo el interés propio.
Aunque como observa Arrow (1963, 3), la tradición económica toma la racionalidad
como un cierto tipo de maximización, la teoría de utilidad moderna tomando la
racionalidad como maximización de la utilidad se aparta de la visión de la racionalidad
como la maximización del interés propio. La asignación de la utilidad a un agente no
necesariamente sigue el interés propio. Otros objetivos, incluyendo la preocupación
por otra gente, pueden influenciar la asignación de utilidad de un agente. Según la
nueva visión, la racionalidad reconoce todos los objetivos del agente. Harsanyi (1977,
10), trabajando dentro de la misma escuela, reconoce una función de utilidad que
asigna utilidad positiva a los valores no egoístas. Él dice que los agentes racionales
persiguen tanto valores egoístas como no egoístas a los cuales sus funciones de
utilidad asignan utilidad positiva.
21
A veces se toma la utilidad estando en relación a la información completa. Bajo esta
interpretación, la utilidad puede diferir de la utilidad esperada. La utilidad esperada
está en relación con la información real, no necesariamente con la información
completa. Dado que la utilidad en relación a la información completa puede diferir de la
utilidad en relación a la información real, esto puede diferir de la utilidad esperada
aunque la utilidad relativa a la información real concuerde con la utilidad esperada. Yo
trato la maximización de la utilidad con respecto a la información real, que es igual que
maximizar la utilidad esperada y así no distingo entre la maximización de utilidad y la
maximización de la utilidad esperada.
Debido a que la teoría moderna de utilidad deriva utilidades desde las preferencias,
frecuentemente anuncia la maximización de la utilidad como una forma de
consistencia entre preferencias, o entre opciones, o entre preferencias y opciones.
Luce y Raiffa (1957, 31-32) dicen que toman la utilidad como una representación de
preferencias o una guía para la acción consistente. Barry (1965, 4-5) dice que los
economistas sostienen que la racionalidad no requiere la maximización de la utilidad,
pensada como satisfacción, sino que solo requiere un patrón consistente de opciones.
Arrow (1967, 5) dice que la racionalidad es una cuestión de hacer elecciones
derivadas de un ordenamiento de la preferencia. Esta condición impone un tipo de
consistencia sobre las opciones. Harsanyi (1977, 8) también dice que el
comportamiento de elección es racional si satisface ciertos requisitos de consistencia.
Según Broome (1991, 90-92), la teoría de utilidad moderna demanda solamente un
ranking de preferencia, si es racional, puede ser representado por una asignación de
utilidad según la cual una utilidad de un acto iguala la utilidad esperada de sus
resultados posibles. Esta condición impone un tipo de consistencia ante un ranking de
preferencias. Binmore (1994, 21, 27) dice que la racionalidad requiere solamente ser
consistente en buscar los objetivos de uno, lo que exige consistencia entre
preferencias y actos.
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Los operacionistas van más lejos. Ellos definen probabilidad y utilidad en términos de
preferencias, y algunos, tal como Binmore (1994, 169), además definen preferencias
en términos de opciones. Como observa Binmore, desde definiciones operacionales
de preferencias y de utilidades las hacen deducibles de las opciones, satisfaciendo
preferencias o maximizando la utilidad es apenas comportamiento de elcción
consistente (1994, 50-51). Por ejemplo, considere una definición operacional de la
utilidad como una representación matemática de las preferencias según la cual las
preferencias siguen las utilidades. Debido a que la definición exige que las
preferencias sigan las utilidades, esto hace que el requerimiento tradicional de
consistencia sea una verdad definida y la priven de fuerza normativa. De manera
similar, una definición de preferencia en términos de opción hace al requerimiento
tradicional de consistencia que la opción siga a la preferencia una verdad definida sin
fuerza normativa. Que las opciones maximizan la utilidad se convierte en una verdad
por definición. Después de la operacionalización, los únicos requerimientos
consistentes con fuerza normativa se refieren a la consistencia de preferencias o a la
consistencia de opciones. Ver Blackburn 1998, cap. 6, y Hubin 2001, sec. 3.
Racionalidad limitada
Simon sostiene que en vista de nuestro tiempo y capacidad cognitiva limitados para
tomar decisiones, no debemos mantenernos en el estándar clásico de la maximización
de la utilidad. En general, él defiende reemplazar las reglas substantivas de
racionalidad, tales como la regla de maximizar la utilidad, con reglas procedimentales
de racionalidad, tales como la regla de satisfacer (1982, 424-43). Las reglas
procedimentales prescriben métodos de toma de decisiones más que las decisiones a
ser tomadas. Se centran sobre el proceso más que en el resultado. Consideran cómo
deben ser tomadas las decisiones más que en qué decisiones deben ser tomadas.
Algunas reglas de sentido común para tomar decisiones son procedimentales. El
consejo de dormir antes de finalizar una decisión importante, por ejemplo, atiende al
método más que al resultado. Según Simon, mientras que la racionalidad substantiva
apunta a las mejores soluciones, la racionalidad procedimental apunta a buenas
23
soluciones en vista de los límites humanos. La racionalidad procedimental es práctica
frente a los problemas que son insuperables desde la perspectiva de la racionalidad
substantiva (1982, 428, 431).6
2. CRÍTICAS
Debido a que la economía puede responder a las críticas mencionadas sin cambiar
perceptiblemente sus conceptos de racionalidad, no examino con más profundidad
6
Esta distinción entre racionalidad procedimental y substantiva difiere de la distinción hecha en ética.
Para esa distinción, ver Hooker y Streumer, cap. 4, este volumen.
24
esas críticas. También, puse aparte las críticas de la racionalidad económica
provocadas por su extensión de agentes solos a grupos de agentes. El teorema de la
posibilidad de Arrow (1963, cap. 5) presenta un problema para esta extensión.
Establece que no hay un procedimiento general satisfactorio para agregar los rankings
de las preferencias racionales de los miembros de un grupo en ranking de preferncias
racionales para el grupo. Aunque algunos teóricos sugieren revisar los estándares de
racionalidad para que los individuos faciliten su extensión a los grupos, puede resultar
que los estándares apropiados para los individuos apenas difieren de los estándares
apropiados para los grupos. Quizás una agregación de preferencias individuales por
un mercado o un mecanismo de votación no produzca resultados racionales en ningún
sentido colectivo más rico que la eficiencia. Dada esta posibilidad, el problema de
extender los estándares de la racionalidad individual a los grupos no produce críticas
directas de esos estándares.
Las siguientes tres sub secciones repasan las críticas que apuntan específicamente a
las tres concepciones de la racionalidad presentadas en la sección 1.
Compromisos
Sen (1977) va un paso más allá. Él argumenta contra tomar la racionalidad como
siendo la maximización del interés propio incluso en el reino económico. Él observa
que los seres humanos no están solamente motivados por el interés propio, incluso en
las transacciones económicas donde el supuesto de Edgeworth puede parecer una
simplificación razonable. Él observa que las personas a veces están motivadas por su
compromiso con otros -por ejemplo, la familia, la comunidad o clase - y mantiene que
tales motivaciones son racionales. El reclama que tomando en cuenta el compromiso,
ayuda a los economistas a tratar los fenómenos que caen directamente en el terreno
de la disciplina, por ejemplo, la financiación de bienes públicos (tales como calles,
7
En líneas generales, la conmodificación dice referencia a la subordinación de los ámbitos público y
privado a lo que Fredric Jameson ha llamado la lógica del capitalismo, o sea, el postmodernismo. Para
esta lógica, cuestiones tales como la amistad, el amor o el conocimiento se valoran tan sólo en dinero, en
los beneficios que puede producir su compraventa. Lo que cuenta no es ya su valor intrínseco, sus
cualidades propias, sino su valor extrínseco, la posibilidad de que puedan ser vendidas.
En otras palabras, la conmodificación es un proceso abstractivo por virtud del cual a los objetos se les
segrega de los contextos físicos, psíquicos y socioculturales en que se generan, para reducirlos a unos
términos de beneficio económico. Pinillos Diaz .José Luis- Postmodernismo y Psicología. Una cuestión
pendiente- anales de psicología 2002, vol. 18, nº 1 (junio), 1-11 © Copyright 2002: Servicio de
Publicaciones de la Universidad de Murcia Murcia (España). Real Academia de la Lengua (España) ISSN:
0212-9728 (Nota adherida por el Traductor)
25
alumbrado público y defensa nacional) y la organización de una firma (incluyendo
relaciones entre el trabajo, el management y los accionistas). El deber puede explicar
la revelación honesta de un ciudadanos del beneficio para él de un bien público y
puede explicar la productividad de un trabajador en ausencia de un sistema integral de
incentivos. Sen propone la revisión de la concepción de racionalidad de la economía
para tener en cuenta el compromiso que los padres tienen con el bienestar de sus
hijos, que los profesionales tienen por el bienestar de sus clientes y que los
ciudadanos tienen por el bienestar de sus comunidades. Estar motivado por el
compromiso es compatible con una evaluación razonada de los actos y así es
compatible con un comportamiento racional en sentido amplio (1977, 342-44).
26
El primer reclamo es que la maximización de la utilidad personal, incluso si acomoda a
objetivos altruistas, es una concepción demasiado débil de la racionalidad para
manejar el compromiso con los objetivos de un equipo. Considere, por ejemplo, un
equipo de dos altruistas que hacen frente a un problema de coordinación. Suponga
que se pueden coordinar de dos maneras, una de las cuales es superior. Cada
altruista apunta a participar en el esquema de coordinación que el otro sigue. Pero
¿Qué conduce a los dos al esquema superior de la coordinación si por alguna razón
ellos no pueden comunicarse? Cada uno puede identificarse con el equipo y perseguir
los objetivos del equipo y alcanzar una forma superior de coordinación. Según
Bacharach (próximo), tal comportamiento familiar demanda estándares de racionalidad
que van más allá de la maximización de la utilidad personal.
27
actuación sobre la resolución es racional a pesar de no maximizar la utilidad. (Ver
McClennen, cap. 12, este volumen, sobre reglas.)
Bratman (1987, cap. 2) atrae la atención a las razones que el mismo planeamiento
genera. Él dice que la adopción de un plan, da a un agente una razón para seguir el
plan, una razón independiente de la maximización de la utilidad. Si un conductor es
indiferente entre dos rutas a su destino pero se decide por una, su decisión de tomar
esa ruta genera una razón para tomarla. La razón no depende de la utilidad. Debido a
esto, el tomar la otra ruta es irracional aunque tomando esa ruta no disminuya la
utilidad.
Agentes limitados
El principio de satisfacer más que optimizar dirige la atención a los límites humanos y
a los costos de tomar decisiones. Aunque sea sugestivo e intrigante, no ha
reemplazado los principios de optimización en economía. Necesita articulación
adicional. El nivel de aspiración de un agente debe ser regulado cuidadosamente para
que explique como una opción satisfactoria ajuste apropiadamente a las
circunstancias. En algunos casos de desastre inminente, el nivel debe caer
dramáticamente para incitar una decisión rápida. En los casos rutinarios, bien
estudiados, donde es fácil la optimización, debe crecer al máximo alcanzable. Incluso
después de la regulación del nivel de aspiración de un agente, el principio de
satisfacer es todavía incompleto. Puesto que la búsqueda por una opción satisfactoria
determina cuál opción satisfactoria se encuentra primero, y así cual opción recomienda
el principio, el procedimiento de búsqueda debe estar completamente especificado.
También, los casos en los cuales un agente encuentra múltiples opciones
satisfactorias simultáneamente requieren un principio de selección suplementario.
8
Sen (1997, 763, 768-69) distingue optimización de la maximización y sostiene que la maximización
asimila mejor la satisfacción. Aquí no distingo la optimización de la maximización.
28
Simon reconoce que el satisfacer puede ser formalmente equivalente a la optimización
si los costos de la decisión se incluyen en las evaluaciones de opciones. Él considera
las formas de optimización que toman en cuenta los límites humanos como formas de
satisfacer o formas de racionalidad procedimental (1982, 435). Según él, enfatizar la
racionalidad procedimental más que la racionalidad substantiva sin embargo hace una
diferencia práctica con las estrategias de solución de problemas (1982, 417-18). Esta
defensa del satisfacer toma tanto la satisfacción como la optimización como
procedimientos de toma de decisión más que como estándares para evaluar las
decisiones que puede aplicar un observador externo después de que se hayan tomado
las decisiones. Esta distinción también se presenta en otra defensa de satisfacer.
Slote (1989, cap. 1) argumenta contra la optimización y por la satisfacción sobre bases
independientes de ventajas procedimentales. Él piensa que la optimización implacable
es excesiva. La virtud de la moderación sugiere el satisfacer, o estar contento con
“bastante bueno.” Slote sostiene que es racional, fuera de la moderación, rechazar el
óptimo a favor del bastante bueno- esto es, declinar intencionadamente una opción
óptima (1989, 12). En tales casos la optimización es práctica pero no obstante se
propone satisfacer.
29
moderación no da ninguna razón para actuar contrariamente a la preferencia. La
optimización no es excesiva en este caso.
3. MAXIMIZACIÓN PRUDENTE
Desde una perspectiva teórica, más que un refrescante nuevo comienzo, es más
atractivo revisar los reclamos de la economía sobre la racionalidad para hacer frente a
las críticas y así si es posible extraer la verdad que contienen. Es más fructífero
teóricamente construir sobre los fundamentos que partir de cero. Dejando las otras
perspectivas de enfoques que complementan más que reemplazar los enfoques
económicos de la racionalidad.
9
La lógica deóntica es un tipo de lógica modal usada para analizar formalmente las normas o las
proposiciones que tratan acerca de las normas. (Nota adherida por el traductor)
30
maximización de la utilidad. En Decision Space (2001) examino más a fondo esto y
los métodos de analizar una utilidad de una opción.
Utilidad abarcativa
31
con la del equipo. Entonces el comportamiento de maximización de utilidad del agente
produce el mismo resultado como nuevos principios de racionalidad con respecto a la
acción del equipo.
Otra manera de tomar la pregunta interroga si, dadas las asignaciones de la utilidad
que los agentes tienen típicamente, la maximización de la utilidad puede producir la
coordinación. La respuesta es otra vez sí, dado el tiempo para que opere la dinámica
social. Skyrms (próximo) muestra que las personas racionales que buscan una forma
óptima de coordinación pueden tener éxito aprendiendo a asociarse con aquellos que
buscan la misma forma de coordinación. Atendiendo a la construcción de la
asociación, la gente puede solucionar óptimamente problemas de coordinación sin
descansar sobre reglas nuevas de racionalidad.
¿El reconocimiento del valor del planeamiento requiere en cada momento la previsión
de las desviaciones a la maximización de la utilidad? Considere el caso siguiente en el
cual la utilidad de la vida de un agente sufre debido a que aparentemente él maximiza
la utilidad en cada momento. Suponga que un agente está rodeado por gente que lo
molesta. Él nunca toma represalias cuando es atacado, sin embargo, dado que tal
represalia no le trae ningún beneficio después de que él ha sufrido un ataque. Aquellos
comprometidos con la política de tomar represalias si son atacados a pesar de los
costos mejoran sobre el curso de la vida debido al efecto disuasivo de su política.
32
Reconocimiento de límites
33
cuantificación de creencias y deseos. De acuerdo a esto, la maximización de la utilidad
determina indirectamente la elección racional incluso cuando las creencias y los
deseos son imprecisos.
Suponga que un agente enfrenta un número infinito de opciones y para cada opción
adicional tiene mayor utilidad. Entonces es imposible maximizar la utilidad. El principio
de maximización de la utilidad necesita una generalización para tales casos. También,
la utilidad depende de la probabilidad subjetiva y así de la información, y adoptar una
opción en sí misma suministra información. ¿Cuál es el cuerpo apropiado de
información a utilizar al computar la utilidad de una opción? Parece que la utilidad de
una opción se debe computar con respecto a la información que se adopta. Pero
puesto que diversas opciones entonces tienen utilidades computadas con respecto a
la información que diferencia sobre la opción adoptada, a las comparaciones de las
opciones les falta una base común. Incluso si el número de opciones es finito, puede
resultar que ninguna opción maximice la utilidad sobre los supuestos que han sido
adoptados. En la terminología que introduce Jeffrey (1983, sec. 1.7), puede resultar
que no hay opción ratificable. Por ejemplo, suponga que usted está compitiendo con
otro jugador en un juego, y usted tiene sólo dos opciones. Si su oponente es más listo,
puede ser que cualquier opción que usted adopte, su adopción es evidente para su
opositor que la ha previsto y la ha contrarrestado de modo que la otra opción hubiera
sido mejor. El principio de maximización de la utilidad necesita la generalización
también para tales casos.
Racionalidad condicional
34
irracional consideradas todas las cosas porque sus creencias fueron irracionales. De
forma similar, a veces decimos que la decisión de un agente fue racional dadas las
opciones que él consideró pero que fue irracional consideradas todas las cosas porque
él no pudo contemplar mejores opciones. El alcance de la evaluación de una decisión
puede excluir algunos factores relevantes o incluir todos los factores relevantes.
Podemos adoptar estándares más o menos exhaustivos de evaluación. Los
estándares no abarcativos pueden evaluar la racionalidad de una toma de decisión por
reconocer algunos factores que los estándares abarcativos demandan preguntar.
NOTAS
Agradezco a Larry Alexander, Peter Vallentyne y Xinghe Wang por sus pensamientos
provechosos sobre mi tópico.
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