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Universidad Rafael Landívar

Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales


Derecho Procesal Administrativo

PROCESO CONTENCIOSO DE
LESIVIDAD
(EXPEDIENTE CC 955-2004)

Pilar Rivera carné: 1011814


Fabian Leoni carné: 2510315
Daniel Castillo carné: 1333816
Alejandra Pineda carné: 1253015
Rodolfo Villalobos carné:1326309
INTRODUCCIÓN
diego
Para el profesor Parada, “el proceso de lesividad es un proceso que se sustancia a iniciativa
de la Administración en pretensión de que sea anulado por la Jurisdicción Contencioso
administrativa un acto declarativo de derechos de que aquella es autora. Lógicamente en
ese proceso figura como demandado el titular del derecho o derechos reconocidos en el acto
impugnado”1
A su vez, uno de los principales analistas del proceso de lesividad, Guaita, define el proceso
de lesividad como “el proceso administrativo especial, promovido por un sujeto jurídico
administrativo, en demanda de que se revoque un acto administrativo de aquel mismo
sujeto público. En cuanto al demandado, que ya identificamos en otro lugar de este estudio,
tanto puede ser un particular como otro sujeto público. Lo decisivo, pues, en el proceso de
lesividad es que la demanda proceda del mismo sujeto público que dicto el acto
impugnado”2
Para los juristas españoles contemporáneos Juan Santamaría y Luciano Parejo, “el
denominado recurso de lesividad es el medio del que dispone la Administración autora de
un acto declarativo de derechos para obtener su anulación, en provecho del interés general
al que sirve, frente a la persona a favor del cual los derechos pueden ser reconocidos”3
Como se puede apreciar todas estas definiciones mantienen notas tipificantes comunes para
caracterizar a este proceso y que podemos sintetizar a continuación de la siguiente manera:
- Es un proceso contencioso especial, dentro del tronco común constituido por el proceso
contencioso administrativo general.
- El proceso es promovido a iniciativa de una entidad administrativa, quien aparece como
demandante en el proceso.
- Este proceso está dirigido a obtener un pronunciamiento de la autoridad judicial sobre la
validez jurídica de una actuación administrativa anterior.
- La actuación administrativa debe haber sido producida por la propia entidad demandante,
y ser favorable a un administrado, al cual le declara derechos.
- La actuación administrativa debe ser calificada por la administración como lesiva al bien
común y contraria al ordenamiento jurídico.

1 Ramón Parada, Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y procedimiento administrativo común,
(Marcial Pons, 1993); 348
2 Aurelio Guati, El proceso administrativo de lesividad. El recurso contencioso interpuesto por la
Administración, (Bosch, 1953); 20.
3 Juan Santamaría Pastor y Luciano Parejo Alfonso, Derecho administrativo, La jurisprudencia del Tribunal
Supremo, (Centro de Estudios Ramón Areces); 383.
- La imposibilidad jurídica que la autoridad autora del acto le pueda privar de su validez y
efectos en sede administrativa (autotutela revisora restringida).
En suma, el contencioso por lesividad del Estado es más que una simple inversión de roles
entre una entidad y un administrado. Es precisamente un proceso judicial contencioso
administrativo singular que inicia una autoridad administrativa para buscar promover la
anulación en sede judicial de su propia actuación administrativo ya firme, y que ha
otorgado o reconocido derechos e intereses a administrados.
Una vez explicando que es el proceso contencioso de lesividad procederemos a explicar un
expediente como ejemplo para que podamos comprender mejor en la practica lo que hemos
leído anteriormente

Gracias
ANALISIS DE EXPEDIENTE CC
(955-2004)
CASO: yo

El Estado de Guatemala inició ante la Sala Primera del Tribunal de lo Contencioso


Administrativo una acción de lesividad contra Equipos del Puerto, Sociedad Anónima,
Empresa Portuaria Nacional Santo Tomás de Castilla y el señor Danilo Efraín Morales
Arévalo, ahora amparista, en la que se pretende entre otras cosas deducir responsabilidades
al señor Morales Arévalo por haber suscrito un contrato de arrendamiento de maquinaria en
el que se violó la Constitución Política de la República de Guatemala, la Ley Orgánica de la
Empresa Portuaria Nacional Santo Tomás de Castilla, el Código Civil, la Ley del
Organismo Judicial y demás legislación aplicable, además que se declare nulo el contrato y
se condene al pago de daños y perjuicios a Equipos del Puerto, Sociedad Anónima, y al
señor Danilo Efraín Morales Arévalo en su calidad de ex-interventor de la Portuaria;

en virtud de lo manifestado en la demanda por el Estado de Guatemala, el señor Morales


Arévalo interpuso excepciones previas de incompetencia, falta de personalidad y falta de
personería en las que manifestó que se ve “claro” que la intención del actor es discutir la
supuesta responsabilidad que él tiene como ex funcionario público, lo cual no es
competencia del Tribunal Contencioso Administrativo porque la deducción de
responsabilidad Civil contra funcionarios y empleados públicos es materia civil regulada en
el Titulo III, Capítulo I del Código Procesal Civil y Mercantil ya que de conformidad con el
artículo 246 de dicho Código “... La responsabilidad civil de los funcionarios y empleados
públicos procede en los casos en que la ley lo establece expresamente; y se deducirá ante el
juez de Primera Instancia ...”;

las excepciones fueron declaradas sin lugar pues la Sala consideró que “ ... la demanda que
se ataca proviene de una declaratoria de lesividad acordada por el Estado de Guatemala que
es competencia de este Tribunal conocer [...] y si en la demanda se le incluye y emplaza
como demandado al señor Danilo Efraín Morales Arévalo, es por la participación que tuvo
en la suscripción de un contrato que como resultado del proceso se podría declarar nulo por
violar la Constitución

no conforme el señor Morales Arévalo con lo resuelto en las excepciones interpuso recurso
de reposición el que fue declarado sin lugar por el Tribunal reiterando que consideraba que
“... la competencia de este Tribunal era correcta, porque la pretensión accesoria sigue a la
principal, teniendo competencia para conocer de la lesividad [...] en cuanto a las otras dos
excepciones de Falta de Personalidad y Falta de Personería, que también fueron declaradas
sin lugar, el recurrente, tampoco hace ningún razonamiento para respaldar su
inconformidad, únicamente se limita a señalar que no se tomaron en cuenta sus
argumentos...”;

manifiesta el amparista que la Sala al resolver las excepciones de esa manera no tomó en
cuenta que él no tiene por qué responder a título personal en un proceso derivado de un
contrato en el cual actuó como representante legal de la Empresa Portuaria Nacional Santo
Tomás de Castilla y además porque “... la representación que ostenta el licenciado Alfonso
Novales Aguirre, es deficiente porque deviene de una escritura viciada, porque fue
‘ampliada’ por el Escribano de Cámara y del Gobierno, ‘por mi y ante m’, como si se
tratara de una aclaración de forma, y no de fondo como la que se señaló en el memorial de
interposición de excepciones previas ...”;

además de lo anterior el Juez competente para conocer de las responsabilidades en las que
incurre un funcionario público es el de Primera Instancia y no un Tribunal de lo
Contencioso Administrativo de conformidad con el artículo 221 de la Constitución Política
de la República de Guatemala; por lo que la Sala se atribuyó una función jurisdiccional que
no le corresponde invadiendo la competencia reservada a otro tribunal con lo que le violó
su derecho de defensa y al debido proceso pues es juzgado por un tribunal distinto al que
legalmente corresponde, derecho reconocido por la Corte de Constitucionalidad en el fallo
dictado el veintiocho de junio de mil novecientos noventa, expediente ciento cuarenta y
nueve – ochenta y ocho “... La Constitución Política de la República, reconoce el derecho
de defensa en su artículo 12, en el cual determina: “La defensa de la persona y sus derechos
son inviolables. Nadie podrá ser condenado, ni privado de sus derechos, sin haber sido
citado, oído y vencido en el proceso legal ante juez o tribunal competente y preestablecido
[...] Tal como lo dispone nuestro ordenamiento supremo, la condena o privación de
derechos sólo es legítima si ha tenido como antecedente inexorable la debida noticia al
interesado con la oportunidad de una adecuada defensa ...”;

en virtud de lo anterior acude al amparo ya que la Sala al resolver de esa manera vició las
reglas de la competencia sometiéndolo a un tribunal distinto que conforme a la ley no
corresponde, dejándolo en un estado de indefensión. Solicitó “... se otorgue el amparo [...]
en consecuencia: Que se suspenda el acto reclamado consistente en dejar sin efecto la
resolución de fecha ocho de octubre de dos mil cuatro [...] Que se restituya en el goce de
sus derechos constitucionales, en virtud de estar siendo juzgado por un tribunal
incompetente...”.
TRÁMITE DEL AMPARO (LEONI)

A) Amparo provisional: no se otorgó. La resolución fue confirmada por la Corte de


Constitucionalidad el once de marzo de dos mil cinco.

B) Terceros interesados: Equipos del Puerto, Sociedad Anónima, Empresa Portuaria Nacional Santo
Tomás de Castilla, Contraloría General de Cuentas y Estado de Guatemala.

C) Remisión de antecedentes a) Expediente Administrativo de la Empresa Portuaria Santo Tomás de


Castilla, sin número, en fotocopia certificada; y, b) proceso Contencioso Administrativo ciento
veintitrés – dos mil cinco de la Sala Primera del Tribunal de lo Contencioso Administrativo, en
fotocopias certificadas.

D) Pruebas: a) los expedientes que sirven de antecedentes al presente amparo; y, b) presunciones


legales y humanas.

ALEGACIONES DE LAS PARTES

A) El postulante, reiteró los argumentos expuestos en su escrito inicial. (LEONI)

B) Empresa Portuaria Nacional Santo Tomás de Castilla, tercera interesada, manifestó: a) el


amparista aduce que la Sala le violó su derecho de defensa y debido proceso al emitir el acto
reclamado lo cual no es posible ya que el mismo fue emitido por un órgano competente y conforme
a un procedimiento preestablecido en el cual se observó el debido proceso y por consiguiente el
derecho de defensa; b) en el presente caso se interpuso amparo contra la resolución de fecha ocho
de octubre de dos mil cuatro, resolución que en ningún momento constituyó acto definitivo ya que
contra la misma el amparista interpuso recurso de reposición, por lo que se incurrió en un erróneo
señalamiento del acto que causa agravio lo que hace que la presente acción carezca de uno de sus
elementos fácticos como lo es la falta de definitividad lo cual no puede ser subsanado por un
tribunal constitucional; c) de lo anterior se evidencia que no existió un agravio personal y directo en
el solicitante, de lo que se desprende que el amparista lo que busca es convertir el amparo en una
instancia revisora lo cual es prohibido por la ley. Solicitó “...que en su momento procesal [...] se
dicte la sentencia que en derecho corresponda DECLARANDO, SIN LUGAR la presente acción de
amparo...” (LEONI)
C) Estado de Guatemala, tercero interesado, expuso: a) el amparista interpuso el amparo en forma
extemporánea ya que había transcurrido en exceso el plazo señalado por la ley, lo que impide que el
tribunal de amparo se pronuncie sobre el fondo de la pretensión del mismo; b) la resolución del
ocho de octubre de dos mil cuatro no constituyó acto definitivo porque contra la misma se interpuso
recurso de reposición el cual fue conocido por la Sala Primera del Tribunal de lo Contencioso
Administrativo, quien lo declaró sin lugar y contra este auto también se interpuso acción de amparo
y como si eso no fuera poco se planteó ante la misma Sala conflicto de jurisdicción; c) de lo anterior
se puede apreciar que por todos los medios se pretende dilatar el juicio que sirve de antecedente al
amparo distrayendo a la administración de justicia con recursos que no son idóneos y que ya fueron
conocidos por el órgano jurisdiccional correspondiente, así como también que hubo un error en el
señalamiento del acto que causa agravio al denunciante; d) de conformidad con los artículos 102 y
103 de la Ley de Contrataciones del Estado “... toda controversia relativa al incumplimiento,
interpretación, aplicación y efectos de los contratos celebrados con motivo de la aplicación de la
presente ley, se someterá a la jurisdicción del Tribunal de lo Contencioso Administrativo...”; por lo
que no existió agravio personal y directo contra el solicitante lo que hace que la acción carezca de
uno de los elementos fácticos, lo cual no puede ser subsanado por un órgano constitucional como lo
pretende el amparista. Solicitó “... se declare sin lugar la presente acción de amparo y se le condene
al interponente al pago de las costas y gastos procesales causados...” (Alejandra)

La Corte de Constitucionalidad interpreta y expone que “el presupuesto de la temporalidad impone


que el amparo, para que sea viable, debe plantearse dentro de los treinta días de conocido “por el
afectado”, el hecho que a su juicio le perjudica. El planteamiento y consiguiente tramitación de un
amparo extemporáneo, implica un agotamiento innecesario de recursos que a la justicia
constitucional le son valiosos para conocer de casos que merecen conocimiento en el fondo. No
resulta leal, en términos procesales, agotar el trámite de una acción extemporánea, cuando ello
puede implicar a una de las partes del proceso de que trae causa el amparo, una demora
innecesaria en la resolución del conflicto que se debate en la vía ordinaria.

Este presupuesto procesal atiende básicamente al plazo que condiciona el ejercicio de una acción o
un derecho. La acción de amparo no puede ser ajena al presupuesto, pues la posibilidad de que
una autoridad haya incurrido en violación o restricción de un derecho fundamental, le sigue la
expectativa de que la persona quien sufrió o cree haber sufrido el menoscabo, sea en su
patrimonio o en sí misma, acuda a donde corresponde en procura de protección constitucional. Sin
embargo, tal expectativa no podría quedar indefinidamente latente, ya que, por influjo de los
principios de seguridad y certeza jurídicas –también de rango constitucional-, debe establecerse un
tiempo perentorio para que aquella expectativa se realice y, si se hace dentro del tiempo regulado
por la ley, viabilice el examen de fondo de la cuestión que se somete a conocimiento y resolución
del órgano competente.

D) Contraloría General de Cuentas, tercera interesada, expresó que tiene interés en que se dicte la
sentencia de amparo, apegada a derecho, a efecto de que se produzca la necesaria certeza jurídica,
porque considera que la autoridad impugnada, dictó la resolución cuestionada con base en las
constancias del proceso y en estricto apego al ordenamiento legal vigente. Solicitó “... se dicte la
sentencia que procede conforme a derecho, denegando el amparo”. (Alejandra)

E) El Ministerio Público, a través de la Fiscalía de Asuntos Constitucionales, Amparos y Exhibición


Personal indicó: a) en el presente caso se dio una indeterminación del acto reclamado ya que el
amparista indica que el acto que le causa agravio es la resolución del ocho de octubre de dos mil
cuatro, en el cual no se dio definitividad en virtud de que contra dicha resolución interpuso recurso
de reposición, omisión que no puede ser subsanada por el tribunal de amparo; b) además la acción
de amparo resulta extemporánea si se toma en cuenta que en el presente amparo el acto reclamado
lo constituye el auto del ocho de octubre de dos mil cuatro, esto de conformidad con el artículo 20
de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad que establece “... la petición de
amparo debe hacerse dentro del plazo de los treinta días siguientes al de la última notificación al
afectado o de conocido por éste el hecho que, a su juicio, le perjudica...”. Solicitó. “...Se deniegue el
amparo [...] debiéndose hacer al mismo tiempo las demás declaraciones...”. (Alejandra)

F) Equipos del Puerto, Sociedad Anónima, tercera interesada, no alegó. (Alejandra)

La Corte de Constitucionalidad interpreta y expone que “el presupuesto de la temporalidad impone


que el amparo, para que sea viable, debe plantearse dentro de los treinta días de conocido “por el
afectado”, el hecho que a su juicio le perjudica. El planteamiento y consiguiente tramitación de un
amparo extemporáneo, implica un agotamiento innecesario de recursos que a la justicia
constitucional le son valiosos para conocer de casos que merecen conocimiento en el fondo. No
resulta leal, en términos procesales, agotar el trámite de una acción extemporánea, cuando ello
puede implicar a una de las partes del proceso de que trae causa el amparo, una demora
innecesaria en la resolución del conflicto que se debate en la vía ordinaria.

Este presupuesto procesal atiende básicamente al plazo que condiciona el ejercicio de una acción o
un derecho. La acción de amparo no puede ser ajena al presupuesto, pues la posibilidad de que
una autoridad haya incurrido en violación o restricción de un derecho fundamental, le sigue la
expectativa de que la persona quien sufrió o cree haber sufrido el menoscabo, sea en su
patrimonio o en sí misma, acuda a donde corresponde en procura de protección constitucional. Sin
embargo, tal expectativa no podría quedar indefinidamente latente, ya que, por influjo de los
principios de seguridad y certeza jurídicas –también de rango constitucional-, debe establecerse un
tiempo perentorio para que aquella expectativa se realice y, si se hace dentro del tiempo regulado
por la ley, viabilice el examen de fondo de la cuestión que se somete a conocimiento y resolución
del órgano competente.

El plazo, que como se dijo, es base de la temporaneidad de la acción de amparo, presenta diversos
aspectos de los cuales resulta pertinente su estudio, tomando algunas ideas que expone Ignacio
Burgoa. Por ello los amparos extemporáneos han merecido suspensión de su trámite, según
resoluciones que sustentan lo siguiente: La doctrina contempla los plazos prorrogables, los
improrrogables y los fatales. Generalmente, la mayor parte de las legislaciones adjetivas han
adoptado el sistema de improrrogabilidad de plazos, o sea, que han restringido la posibilidad de
que la duración cronológica se amplíe a más de la señalada por la ley, aunque aceptan que, en
contados supuestos, se regule el plazo de esa manera. En lo que respecta al plazo improrrogable y
al fatal pareciera que no existe ninguna diferencia entre sí; sin embargo, la hay y estriba en la
diversidad de consecuencias jurídico-procesales que generan.

ESTIMACIÓN DE LA CÁMARA

CONSIDERANDO (villalobos)

-UNO-

Para la procedencia del amparo, quien lo solicite tiene obligación de señalar el acto reclamado, la
autoridad impugnada a quien se le imputa y el agravio que se le causa, siendo éstos elementos
fácticos de la acción, que como tales no pueden ser substituidos por el tribunal de amparo. De no ser
adecuada dicha determinación, la acción constitucional promovida debe denegarse.

-DOS-

Danilo Efraín Morales Arévalo solicita amparo contra la Sala Primera del Tribunal de lo
Contencioso Administrativo, argumentando que violó su derecho de defensa y al debido proceso, al
haber dictado el acto reclamado pues la Sala lo está condenando a responder de un proceso a título
personal, cuando él compareció como Representante Legal de la Empresa Portuaria Nacional Santo
Tomás de Castilla y actualmente ya no es funcionario público por lo que la competencia del asunto
es civil y no Contenciosa Administrativa.

Hecho el estudio de los antecedentes y de la petición presentada, esta Cámara establece que contra
el auto del ocho de octubre de dos mil cuatro señalado como acto reclamado, el postulante interpuso
recurso de reposición, el que fue declarado sin lugar por la misma autoridad impugnada el seis de
diciembre de dos mil cuatro.

En virtud de lo anterior, en el presente caso, siendo que fue la reposición el medio al que el
postulante acudió para la subsanación de las vulneraciones que estimó se cometieron con la
resolución impugnada, el auto que la decidió es el acto definitivo que eventualmente pudo causar el
supuesto agravio al postulante, de tal manera que por seguridad y certeza jurídicas, el auto que se
dictó al resolver la reposición, es el acto que reviste la característica de definitividad. Por lo que,
con fundamento en lo anterior, se establece que el amparista incurrió en error al señalar el acto
reclamado, error que no puede ser subsanado por el Tribunal de Amparo, ya que por ser un
elemento fáctico de la acción, su designación le corresponde a la parte que se considera agraviada
con su emisión. Por consiguiente, dado el erróneo señalamiento del acto impugnado, el amparo
deviene improcedente y así deberá ser declarado, sin condenar a la parte interponente al pago de las
costas causadas por no haber sujeto legitimado para cobrarlas, pero sí imponer la respectiva multa al
abogado patrocinante.

LEYES APLICABLES:

Artículos citados; 1, 3, 4, 7, 8, 10, 12, 34, 42, 43 y 48 de la Ley de Amparo, Exhibición


Personal y de Constitucionalidad; 77, 141, 142 y 143 de la Ley del Organismo Judicial; Auto
Acordado 2-95 de la Corte de Constitucionalidad; y, Acuerdos 44-92 y 9-95 de la Corte Suprema
de Justicia.

POR TANTO: (diego)

LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, CAMARA DE AMPARO Y ANTEJUICIO, con base en lo


considerado y leyes citadas, al resolver, declara: I) DENIEGA, por notoriamente improcedente el
amparo planteado por Danilo Efraín Morales Arévalo; II) No se condena en costas al postulante;
III) Se impone al abogado patrocinante, Ramón Bolaños García, la multa de un mil quetzales, que
deberá hacer efectiva en la Tesorería de la Corte de Constitucionalidad dentro de los cinco días
siguientes de estar firme este fallo y que en caso de insolvencia se cobrará por la vía legal
correspondiente; y, IV) Notifíquese, con certificación de lo resuelto, devuélvase los antecedentes al
lugar de su procedencia y en su momento procesal oportuno archívese.

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