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El Arte de la Política:

las tres estratagemas del triunfo

Heinz Dieterich

2018
El Arte de la Política:
las tres estratagemas del triunfo

Heinz Dieterich
Aporrea, 20/07/2018

1. El Arte de la Política
El arte de la política, al igual que el arte de la guerra, tiene
sus leyes de triunfo. Quién no obedece su mandato,
naufraga. Contrario al sentido común, esas leyes
(sociales) tienen una fuerza comparable a las del universo
físico. Lo que varía es el tiempo de aplicación de su
determinismo. El impacto de la gravitación, por ejemplo,
es inmediato. En el mundo político, en cambio, las
repercusiones de las formas patológicas de relacionarse
con la realidad –dogmatismo, ignorancia, sectarismo,
narcisismo, verticalismo extremo-- frecuentemente se
manifiestan desfasadas en el tiempo: dependiendo del
poder de las contradicciones en juego, particularmente, de
la fuerza de las clases sociales y de los Estados
involucrados. De todas formas, sólo permiten éxitos
breves en la política. La pronta implosión económica-
política del proyecto corporativo-populista de Trump, el
desastre de la dictadura bonapartista reaccionaria de
Maduro y el fracaso autocrático de Daniel Ortega-Rosario
Murillo, son algunos de los innumerables ejemplos
históricos respectivos.
2. Triunfo y Elasticidad
Los líderes y movimientos políticos tienen que ser
conscientes en todo momento, que actúan bajo reglas
superiores a sus propios deseos e intenciones. Tienen que
subordinarse al macrosistema nacional y geopolítico, tal
como un capitalista tiene que subordinarse a las leyes de
la crematística (economía mercantil) de mercado. El
control de las desviaciones subjetivistas mencionadas en
la Realpolitik es esencial en la lucha para llegar al
gobierno. Y sigue siendo esencial, cuando el sujeto de
transformación, es decir, el flamante gobierno, se
convierte en administrador de la Nueva Normalidad. Los
decisores de la nueva ortodoxia (gobierno) tienen que
seguir entonces la eterna lógica de la lucha por el poder:
consolidar el triunfo temporal de la conquista con su
estructuración institucional duradera. Eso por dos
razones: a) el triunfo electoral deja intactos los poderes
fácticos, entre otros, el gran capital, las corporaciones
mediáticas, las Fuerzas Armadas y la hegemonía
geopolítica (monroeísmo); b) esos poderes fácticos son
elásticos (resilient) en el sentido de la física, es decir,
tienen la propiedad mecánica de recuperar su forma
original cuando se elimina la fuerza exterior que la altera.
3. Vanguardia igual a Centro
Los intentos de descarrilar al nuevo gobierno no sólo se
activan desde la elasticidad reaccionaria de las élites
desplazadas, sino también desde los conglomerados de
biblioburros (intelectuales), oportunistas y movimientos
con "infantilismo radical izquierdista" (Lenin), motivados
en parte por narcisismo, en parte por intereses utilitaristas.
En este polígono de fuerzas, una vanguardia
gubernamental contemporánea sólo puede constituirse,
desligándose de la ultraizquierda y de la derecha. Esto es
válido tanto en la Patria Grande capitalista, como en la
China socialista. En la fase actual de defensa estratégica
de la democracia en América Latina y hasta que se genere
una fuerza de transición post capitalista y/o se disuelva el
Imperio monroeista, la ecuación dominante de la praxis
gubernamental es evidente: la posición de vanguardia es
igual a la del centro. Se trata de la célebre aurea
mediocritas de los romanos, o, en palabras del canciller
alemán Bismarck, del "arte de lo posible". Asumir esta
posición no garantiza automáticamente el triunfo final del
proyecto histórico iniciado. Pero es, sin duda, la condición
imprescindible para iniciar la odisea hacia la nueva
sociedad.
4. Conquistar el Sol
La esencia de toda política es la lucha por el poder. En las
sociedades de clase, el Estado es la principal fortaleza del
sistema dominante, es decir, el centro de gravitación
operativo de su dinámica y cohesión. Es el centro
gravitacional operativo, porque el centro estructural lo
constituye la clase dominante. Toda transformación real
significativa requiere, por lo tanto, el control de ese centro
operativo, aun cuando sólo es posible ocuparlo
parcialmente. Una analogía astronómica ilustra
didácticamente el problema. Para modificar la órbita de la
tierra es necesario modificar el centro de masas del
sistema, el sol, porque es el astro que regula su dinámica.
No hay otra forma de hacerlo. Para la esfera política esto
significa, que un actor que no quiere conquistar el Estado,
o al menos el gobierno --que es un subsistema del Estado-
- no es un actor político serio, sino un simulador o iluso.
5. Ladrando a la Luna
Pifias anarcoides, como que la "lucha por cambiar el
mundo" no debe ser centrada "en la toma de poder del
estado" (J. Holloway); anacronismos como demandar un
gobierno de "obreros y campesinos" (algunos
"trotskistas"); mistificaciones seudo-religiosas de la
represión como "victorias de la mano de Dios" (R. Murillo)
y los comic strips (tiras cómicas) sobre "caracoles" y
"redes de redes", divulgados por académicos oportunistas
y mediocres, no son más que propuestas quijotescas que
siembran ilusiones sobre las leyes de movimiento y la
esencia de lo político. Se trata de avatares, que ladran a
la luna para distraer del sol. Ardides de mercadotécnica
pro domo (en beneficio propio) de una filosofía, política y
"ciencia" social criolla castrada, que defienden franquicias
y clientelas cautivas del mercado político.
6. El poder: llave del universo político
No hay aspecto del universo físico ni social, que no esté
dominado por el poder o la fuerza. Abstraer de esa
propiedad universal del cosmos y no convertirla en centro
de análisis de las sociedades de clase, hace imposible
toda comprensión científica de la realidad. Su intelección
(comprensión) mediante esta determinante universal es
metodológicamente fácil con la definición del poder hecha
por Max Weber: "Poder es la capacidad de imponer su
voluntad a otros, aunque sea en contra de la voluntad de
ellos".
En la sociedad humana el poder existe en cuatro formas
principales: la política, la militar, la económica y la cultural.
La funcionalidad de cada una de esas modalidades del
poder es específica: en la política se trata de coordinar y
dirigir relaciones sociales; lo militar se refiere a la coerción
y/o destrucción física del adversario; la razón de ser de la
economía (capitalista) es la obtención de ganancias
(plusvalor) y la función de la cultura es la
integración/comunicación social. Toda relación humana
contiene esas cuatro modalidades del poder (fuerza),
aunque, generalmente, una de ellas predomina. Esa forma
predominante define la clase lógica a la cual la relación
social pertenece.
Las cuatro modalidades o formas de poder son
interactivas y la preeminencia de una forma de poder
puede cambiar a otra, al cambiar las circunstancias en que
la relación existe. Una relación de "amor" (cultural), por
ejemplo, puede deteriorarse y convertirse en relación
militar, es decir, caracterizada por la violencia física. Ese
cambio cualitativo en las relaciones sociales en función del
poder es semejante al "cambio de fase" en sistemas
físicos y químicos y puede ser analizado con beneficio
heurístico (de comprensión) en analogía a éstos.
7. Lo posible - Bismarck
Las tres estratagemas que todo movimiento, partido o líder
político debe respetar para triunfar, se derivan de la praxis
política (Bismarck), de las ciencias militares (Clausewitz) y
de la epistemología científica (Marx). La política es "el arte
de lo posible" (Die Kunst des Moeglichen), no de lo soñado
o deseado valoricamente o intelectualmente, decía
Bismarck. Y tiene toda la razón. Es la correlación de
fuerzas reales en las cuales se pretende implementar un
proyecto histórico, la que determina todos sus aspectos de
implementación, como las alianzas posibles y necesarias,
tácticas y estrategia, formas de poder a utilizar, etcétera.
Los Campos Elíseos del intelectual son sus escritorios. Ahí
puede soñar filantrópicamente y mejorar el mundo. El
campo de batalla de la realpolitik es el ajedrez del poder.
8. El campo de batalla - Clausewitz
Las ciencias militares, olímpicamente despreciadas por la
ignorante "izquierda" contemporánea, son el mejor modelo
de razonamiento pedagógico sobre el poder, que la
educación política puede encontrar. No carga con las
ilusiones generales y manipulaciones clasistas de las
"ciencias" sociales, sino expresa la esencia de la sociedad
mediante sus fuerzas determinantes. No utiliza condones
semánticos y eufemismos como otros géneros
comunicativos, sino opera, como dice el barrio bravo de
Tepito, con "la Neta". El oficial prusiano Carl von
Clausewitz ha sistematizado esa ciencia mediante
conceptos como la batalla decisiva, el centro de
gravitación, la guerra de atrición y la definición clásica del
arte de la guerra: "Los factores espacio, tiempo, fuerza son
la base de toda acción militar…El arte operativo de la
guerra consiste en emplear las fuerzas adecuadas, en el
lugar adecuado, en el momento adecuado". No requiere
mayor discusión, que este software operativo es tan
vigente para la praxis militar, como para la política y
empresarial. Al igual que el caveat del coronel, de que una
mala paz es mejor que una buena guerra, y que al
adversario vencido no hay que humillarlo, porque esto
equivaldría a poner las semillas de la próxima guerra.
9. La Madre de todas las Batallas - Marx
La célebre onceava tesis de Karl Marx sobre Feuerbach,
de que los filósofos sólo han interpretado el mundo de
diferente manera, pero que de lo que se trata es
"transformarlo", le ha causado a muchos filósofos y
estudiantes dolores de cabeza. Si consideramos que la
mayoría de los filósofos no son científicos, es decir, no
usan la metodología científica, y que muy pocos logran
escapar del "círculo hermenéutico" (Gadamer) de sus
valores y de su privilegiada existencia profesoral
burguesa, entonces no sorprende su dificultad con la tesis
trascendental del materialismo científico de Marx. Pese a
que, a fondo, la relación entre filosofía y transformación de
la realidad es evidente. La filosofía es un software del
mundo virtual, cuyas elucubraciones sólo pueden
realizarse mediante: a) un sujeto social realmente
existente, es decir, las clases sociales y/o el Estado y, b)
el modus operandi de estos: el poder. Lo demás son
mistificaciones.
10. Cuarta Transformación e Illuminati
Lo dicho anteriormente tiene gran actualidad, porque con
cada llegada al poder de un nuevo gobierno se acercan
cantidades de illuminati filosóficos y educativos, junto con
los inevitables mercaderes, que quieren dirigir el proceso.
Ante esos oportunistas es necesario insistir, que los
hegemónes del cambio no deben ser los biblioburros, los
filósofos y académicos, sino las auténticas vanguardias y
cuadros de base que forjaron las condiciones para la
transición.

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