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Un sátiro y una ninfa eróticos en una pared de la Casa del Fauno, construída
durante el siglo II a.C en la ciudad romana de Pompeya.Derechos de autor de la
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Un sátiro y una ninfa eróticos en una pared de la Casa del Fauno, construída
durante el siglo II a.C en la ciudad romana de Pompeya.
El sexo alcanzó una indeleble e inextricable importancia política e histórica en
los anales de Roma poco después de su fundación en 753 a.C., según el historiador
romano Tito Livio Patavino (también conocido como 'Livio').
Lucrecia y Virginia
Cuando la virtuosa Lucrecia se quitó la vida en el 510 a.C. tras ser violada por
Sexto Tarquinio, lo convirtió en el último rey de Roma.
"
Más tarde, en 449 a.C., el sexo también estuvo implicado en la defensa de esa
república, cuando las autoridades se empezaron a comportar como monarcas.
Apio Claudio Craso, quien presidía el primer decenvirato, se obsesionó con una
bella plebeya llamada Virginia, hija de Lucio Virginio, un respetado centurión, y
comprometida con Lucio Icilio, un antiguo tribuno de la plebe.
Cuando el patricio Apio Claudio utilizó su poder para quedarse con ella, su padre
la asesinó a puñaladas para impedir que fuera violada.
Lo que siguió fue una sublevación que derrocó al decenvirato y restauró los valores
de la República.
La pudicitia y el vir
La pudicitia, o preservación de la virtud sexual, era un concepto central de la
ética sexual de los antiguos romanos.
Esa pudicitia le costó la vida a Lucrecia y Virginia, quienes pasaron a ser
leyendas que sirvieron de ejemplo para realzar el comportamiento que las mujeres
debían consagrar.
Una vez casadas no debían esperar ningún placer del acto sexual, pues su papel era
simplemente para procrear.
Además, debían aceptar las infidelidades de sus maridos, siempre y cuando las
amantes no fueran casadas, pues, como hombres, era una muestra de su vir -destreza
sexual y virilidad-.
Valores familiares
Al final de la República, sin embargo, el sexo ilícito y extramarital empezó a ser
considerado como perjudicial.
Augusto, como primer emperador del Imperio romano, se dio cuenta de eso y, aunque
él mismo no era reacio a disfrutar de las esposas de otros, intentó restablecer
algunos buenos valores familiares por medio de leyes.
Augusto finalmente la exilió en Pandataria, una remota isla libre de hombres frente
a la costa de Campania.
Nerón, atormentado por haber matado a su esposa embarazada Poppaea Sabina, quiso
sustituirla con alguien que se pareciera a ella y encontró a Sporus, un joven
exesclavo a quien mandó a castrar antes de la boda.
Nerón, de quien se dice que disfrutó del incesto con su madre, Agripina la Joven,
protagonizó además los notorios banquetes de Tigelino: envuelto en la piel de
animales salvajes, era liberado de una jaula para "mutilar" oralmente los genitales
de hombres y mujeres atadas a estacas.
Las cosas fueron aún más lejos cuando Heliogábalo ofreció enormes fortunas a
cualquier médico que pudiera darle genitales femeninos permanentes.
Avanzando al 525 d.C., el sexo todavía era un aspecto importante de la vida romana.
Sin embargo, cuando asumió el cargo de emperatriz, realizó una gran cantidad de
reformas sociales que protegían a las mujeres del abuso físico y sexual y de la
discriminación