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El derecho administrativo en la edad de los poetas, una presencia más: Epístola a Albert Dicey.

Estimado señor Dicey:

Soy Laura Valentina Guzmán Bonilla, curso tercer año de derecho en el Externado de Colombia y en clase de derecho
administrativo se afirmó sobre su posición respecto a la existencia del Derecho administrativo: La distinción de regímenes
normativos, propia del modelo francés, es para el profesor inglés una fórmula jurídica que privilegia a los sujetos
públicos frente a los privados y que controvierte abiertamente la igualdad sobre la que se construyó el Estado moderno
inglés. (Montaña 2010).

y encuentro el derecho en la poesía y la poesía en el derecho y más cuando de Derecho Administrativo se trata. Situación
que me permitirá explicarle la necesidad y existencia de un derecho administrativo en Colombia, ya que ambas disciplinas
o artes han sido testigos. Es así como me permitiré citar el poema “Camino a la patria” de Carlos Castro Saavedra:

Cuando se pueda andar por las aldeas y los pueblos sin ángel de la guarda./ Cuando sean más claros los caminos y brillen más las vidas que las armas/. Cuando los
tejedores de sudarios oigan llorar a Dios entre sus almas/. Cuando en el trigo nazcan amapolas y nadie diga que la tierra sangra. /Cuando la sombra que hacen las
banderas sea una sombra honesta y no una charca. / Cuando la libertad entre a las casas con el pan diario, con su hermosa car ta./ Cuando la espada que usa la
justicia aunque desnuda se conserve casta./ Cuando reyes y siervos junto al fuego, fuego sean de amor y de esperanza./ Cuando el vino excesivo se derrame y entre las
copas viudas se reparta. /Cuando el pueblo se encuentre y con sus manos teja él mismo sus sueños y su manta./ Cuando de noche grupos de fusiles no despierten al hijo
con su habla./ Cuando al mirar la madre no se sienta dolor en la mirada y en el alma./ Cuando en lugar de sangre por el campo corran caballos, flores sobre el
agua./Cuando la paz recobre su paloma y acudan los vecinos a mirarla./ Cuando el amor sacuda las cadenas y le nazcan dos alas en la espalda. Sólo en aquella hora
podrá el hombre decir que tiene patria.

Este poema es profundamente entrañable para mí porque se asemeja al preámbulo y al artículo 2 de nuestra Carta Política,
es más, da la misma ilusión y esperanza leerlos. De modo el preámbulo y el artículo, se establecen como teleología del
Estado y dentro de él la administración pública, irradiando principios y valores sobre su interacción y ejecución.

Esta irradiación según el mismo autor,1 se entiende como de alta plausibilidad, tanto que se afirma al Derecho
Administrativo como derecho constitucional concretizado. De hecho, la constitución es el mecanismo de trasformación
que permite introducir nuevas necesidades sociales en el derecho e impulsa la dirección sin sustituir al legislador por ser
decisión política con legitimidad democrática, ya que está respondiendo a una realidad práctica y verificable con
presupuestos liberales esgrimidos dentro de mandatos efectivos establecidos las cartas políticas actuales.2 Ahora, a este
proceso de auto-referencia del derecho ordinario en la constitución se llama constitucionalización lo cual insta a sus
reformas con los fines y valores de la carta (Tipo I) y establece estricta obligatoriedad de los resultados, per se refiere a la
aplicación concreta de un precepto constitucional concreto. Estos preceptos se entienden como consecuencias imperativas
(Tipo 3).

Las nuevas necesidades sociales, se ven como exigencias o requerimientos que se hacen a la administración, es una
pretensión de eficacia que es la respuesta a los problemas sociales como o afirma Ospina, mediante la lectura del alemán
Schmidt-Assmann. Para que esta se dé el autor propone la integración del Derecho administrativo con la Constitución,
no a modo de una supremacía que nos lleve directamente a pensar en el principio de legalidad en un sentido positivista;
sino que nos lleve a pensar en un principio de juridicidad, el cual recurre directamente al concepto de orden
público buenas costumbres presentes en la sociedad (Ospina, ).

La constitución tiene un papel protagónico en la administración de un Estado social de derecho, pues esta lleva en su
filosofía los principios de igualdad material y solidaridad; además, acoge diferentes roles como generar cohesión social y
sentido de identidad con el territorio y con el Estado (Montaña, 2010). En consecuencia, es trascendental la relación entre
administración pública y ciudadanía; pues, hoy día actividad administrativa no solo tiene por objeto contener al Leviatán,
ya no se limitan a prohibir o separar sino ejerce funciones transversales, es una promiscuidad o entrelazamiento de
funciones, en beneficio de la eficacia (Ospina, ). Es decir, se realiza un análisis material justificado en un componente
tanto estático como dinámico (o dialectico) con referencia a las finalidades del Estado.

Un ejemplo de esto es la democratización de la administración pública, la cual requiere tres componentes según García
Enterría: una actuación orgánica, una funcional y una cooperativa. En la primera, el ciudadano se incorpora al órgano de
la administración; en la segunda, el ciudadano tiene funciones administradas por su iniciativa privada y la tercera, el
ciudadano secunda con su actuación privada el interés general. Todo ello legitimado en el principio democrático, ya que
allí hay elementos de participación y representatividad (Santos Rodríguez). Entonces, Jorge Santos Rodríguez de la
lectura de Oriol Mir Puigpelat asevera que acciones como el fortalecimiento de la racionalidad, la trasparencia y calidad
de decisiones por medio del acceso generalizado a la información concretan legitimidad y en la misma línea eficacia; allí
se decide cómo se debe concebir la cooperación para satisfacer el interés público o quién tiene la responsabilidad de los
resultados de la cooperación y cómo se armonizan las entidades para tal satisfacción (Schmidt-Assmann)

La jurista Julieta Lemaitre Ripoll establece el derecho como esperanza, la autora analiza los significados sociales que
produjo la Constitución Política de 1991 tras la ola de violencia generalizada en el país, la cual producía el sentimiento de
anomia en la ciudadanía. Aquellos significados sociales generaban esperanza a determinados grupos de la sociedad, no

1
2
obstante aquellos pretendían la reforma legal y fue allí donde notó que las emociones de indignación eran la clave para
comprender las decisiones de movilización legal3. En la misma línea, afirmo el derecho administrativo presente en la edad
de los poetas gracias a las interacciones político-sociales que generó el conflicto armado, siendo la respuesta eficaz a las
expectativas sociales (Ospina 2016) en lo que fue testigo del sufrimiento, ya sea cuando se emitió algún registro de
defunción de un soldado o cuando, la melancolía y añoranza de la tierra se hizo presente en las ciudades como producto
del desplazamiento forzada. Fue en virtud de un proceso de constitucionalización, en donde esta ciencia se puso al
servicio de los fines constitucionales que en conjunto definen la paz que se construye desde hace 27 años (Ospina, 2016).

La edad de los poetas es un sentir recogido por la poesía cuando los poetas y los pensadores estaban atrapados en una
época nihilista y se preguntan por el ser, como nos lo muestra Camila Charry Noriega con estos versos: nada lo
conmueve,/quizá la piel brillante/ de las jóvenes que tiemblan bajo el temporal/ o la incrédula mirada de los que mueren
en la guerra. La poeta e investigadora Angélica Hoyos-Guzmán investiga sobre las estéticas de la poesía y narrativa del
conflicto armado colombiano y dentro de estas halla la poesía testimonial, la cual es un encuentro en una doble
dimensión de lo literario y lo social. Además, esta sirve como un documento activo de recuerdos, mientras hace del
pasado un presente permanente. Es así como el poeta testigo se enuncia como sujeto de recuerdo y portador del discurso
memoria (Hoyos, ). Así lo hizo la constitución, cuando nada parecía más cierto que la muerte, pues une lo jurídico con lo
social en pro de la esperanza, haciéndonos sujetos solidarios (Artículo 95) con consciencia y dolor del otro y siendo un
arma carga de futuro, como el poema de Gabriel Celaya. Así las cosas, equiparamos el examen de la poeta con el de la
jurista, ambos son testigos en términos de teoría literaria y ambos legitiman el cambio institucionalidad, en términos de
sociología jurídica.

El Estado social de derecho es un Estado Administrativo4 donde la justicia es el criterio de los fines, y la legalidad es el
criterio de los medios (Ruiz, ) de allí la necesidad de un catálogo amplio de derechos y una estructura administrativa
(explicación estática) que permita garantizarlos ya que como lo referencia Montaña en lectura Gianni, la constitución es al
derecho, lo que la anatomía a la medicina. Aquellos, son aspectos propios de un constitucionalismo operacional en mérito
de la decadencia del pasado pues, la subsistencia deja de ser un apremio y es posible pensar en las condiciones de la vida
(Ospina, 2016) y donde suscite una segunda oportunidad sobre la tierra como diría Gabriel García Márquez en Cien años
de Soledad.

3
Entiéndase por movilización legal, aquellos mo
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