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HISTORIA

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HISTORIA
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A ntîgvo

ROMA
Director de la obra

Julio Mangas Manjarrés


(Catedrático de Historia Antigua
de la Universidad Complutense
de Madrid)

Diseño y maqueta:

Pedro Arjona

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Los Berrocales del Jarama
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ISBN: 84-7600 274-2 (Obra completa)
ISBN: 84-7600 658-6 (Tomo LXII)
Impreso en GREFOL, S.A.
Pol. II - La Fuensanta
Móstoles (Madrid)
Printed in Spain
EVOLUCION DEL IMPERIO ROMANO
DE ORIENTE HASTA JUSTINIANO

D. Pérez Sánchez
Indice

I. El gobierno y la administración..................................................................................... 7
1. Fuentes....................................................................................................................................8
2. El gobierno............................................................................................................................ 8
3. La administración financiera............................................................................................ 10

II. Ejército bizantino y problemas exteriores...............................................................13


1. Los godos............................................................................................................................. 14
2. Los hunos............................................................................................................................. 14
3. Aspar y los isaurios............................................................................................................16
4. Enfrentamiento con los persas........................................................................................ 20
b
III. Religión, economía y sociedad..................................................................................28
1. Disputas religiosas y problemas nacionales................................................................. 28
2. Evolución socioeconómica: características principales.............................................. 34
a) Las ciudades................................................................................................................... 34
b) El colonato.......................................................................................................................39
c) El patrocinio................................................................................................................... 42
Bibliografía............................................................................................................................ 46
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 7

I. El gobierno y la adm inistración

Se ha afirmado, con razón, que aunque Oriente, lo que unido a la política de


el 17 de enero del 395 constituya una los emperadores bizantinos dirigió los
fecha histórica por la división en dos ataques g e rm a n o s al otro sector. La
del Imperio, en definitiva podía com ­ prefectura oriental y la del Ilírico (Da­
pararse este hecho con el soltar am a­ cia y M a c e d o n ia ) c o n ta b a n con una
rras de un barco dispuesto a zarpar ha­ frontera menos extensa, siendo el único
c ía ya tie m p o . E s ta d i v i s i ó n , que peligro el constituido por el Imperio
obedecía a la imposibilidad de los em ­ persa, que por otro lado se mostró poco
peradores por mantener más tiempo la agresivo debido a sus propios proble­
unidad política, no supone sin em bar­ mas internos: si concedemos poca im­
go que existieran marcadas diferencias portancia a los breves enfrentamientos
entre una mitad y otra, y aunque en la de los años 421-422 y 440-442, no hu­
parte oriental existiese un m ayor p o ­ bo disturbios dignos de mención hasta
tencial económico y demográfico, este el ataque de Kavad en el reinado de
hecho no explica por sí solo el que no Anastasio (502). A estas consideracio­
desapareciera también como org anis­ nes hay que sumar el hecho de que la
mo político, aunque no carezca de im­ organización más estable de los persas
portancia el que Asia Menor, Siria y posibilitaba la firma y cumplimiento de
Egipto tuviesen mayores asentamientos tratados en oposición a los poco dura­
urbanos y estuviesen más densamente deros concertados con los germanos.
poblados. Se ha calculado la población Por último un factor importante lo
del Imperio para el siglo IV en torno a constituyó la ausencia de disensiones
24 m illones la población de la parle notables internas en momentos difíci­
oriental frente a 15-16 millones para la les, que estaba en estrecha conexión
occidental (Russell). con el importante papel y la aceptación
Ciertamente, existían problemas co­ con que c o n ta b a la m o n a r q u ía , a la
munes a ambas mitades, tales como las cual, después de la desaparición de los
disputas religiosas -m á s agudas en el herederos de Teodosio, se la entroncó
oriente-, el problema bárbaro o la ne­ con el p a tr ia r c a de C o n s ta n tin o p la ,
cesidad de tener sujetos a los curiales quien a partir de la coronación de Le­
en las ciudades y a los coloni en las ón jugó un papel decisivo en la eleva­
tierras en las que trabajaban. Sin em ­ c ió n de los e m p e r a d o r e s al t ro n o
b argo ta m p o c o hay que d e s d e ñ a r la (Bury).
s itu a c ió n p r iv ile g ia d a que de sd e el Podemos concluir afirmando que la
punto de vista geográfico ocupaba el ¡ división del Im perio era po r un lado
A k a ! H is to ria d e l M u n d o A n tig u o
8

inevitable y que por otra parte recono­ monias aportan datos básicos para la
cía la existencia de dos personalidades comprensión de la administración y el
propias que siguieron caminos dispares ritual de la época.
en lo político: la publicación en el año
438 del Código Teodosiano m arca el
fin de la comunicación de la prom ul­ 2. El gobierno
ga c ió n de leyes de un e m p e r a d o r a
otro y el mutuo desentendim iento de Se ha definido correctamente el estado
las dos mitades. bizantino como el resultado de la con­
frontación entre el monarca, que preten­
día el mantenimiento de un orden polí­
1. Fuentes tico centralista, y una clase dirigente
tradicional que defendía sus intereses
Para el conocimiento de este período económicos (Maier). Estas relaciones
que se corresponde casi en su totalidad entran en un intento de com prensión
con el siglo V, y si exceptuamos las in­ global de la sociedad bizantina, el cual
formaciones que nos proporciona Pro- se abordará más adelante, exponiéndose
copio, disponemos de una historiogra­ ahora exclusivamente la articulación del
fía muy fragmentaria por lo dispersa e gobierno bizantino.
incompleta que nos ha llegado: se trata En primer lugar contamos con la fi­
de escritores en lengua griega, como gura del emperador, la cual tuvo un ca­
Eunapio de Sardes, que se p reo c u p a rácter hered itario desde C o nstan tino
por los n u e v e añ o s s ig u i e n t e s a la hasta la m uerte de Teodosio II. Una
muerte de Teodosio el Grande. Olim- vez fallecido el emperador Marciano,
piodoro de Tebas, del que nos han lle­ se procedió a reforzar grandemente la
gado fragmentos de los años compren­ unión existen te de antig uo entre los
didos entre el 407 y 425. Por último poderes civil y religioso, política que
son básicos, sobre todo por la informa­ se e x plicaba aún más por la enorm e
ción que proporcionan sobre los hunos, pluralidad de pueblos que se daba, de
los extractos de la obra de Prisco para modo que la figura del rey desempeña­
el período 433-468, sin olvidar la obra ría un papel decisivo al conjurar el cis­
del obispo Sinesio de Cirene, el cual ma religioso y por tanto la desunión
se adentra también en el siglo V. política. La coronación de León I por
La historia eclesiástica, debido a las el patriarca de Constantinopla supone
continuas disputas habidas en este te­ el que se pueda atribuir al monarca el
rreno, es rica en autores como Sócra­ carácter de propagator et defensor f i ­
tes, S o z o m e n o , T e o d o re to de C iro , dei, como delegado de Dios en la tie­
Evagro o Juan de Efeso, los cuales si­ rra. Todo ello explica la progresiva im­
guen el modelo elaborado por Eusebio p o r t a n c i a de sus c o m p e t e n c i a s en
(Ostrogorsky). En relación con estos materia religiosa, que incluían desde la
autores hay que mencionar los escritos creación de un obispado y la designa­
de los Padres de la Iglesia, como Juan ción de su ocupante hasta su autoridad
Crisóstomo, y las Actas de los Conci­ superior en cuestiones disciplinares y
lios ecuménicos. conciliares de la Iglesia, sin que ello
Fundamental para el conocim iento suponga la existencia de un cesaropa-
de esta época es el enorme repertorio pismo. A esta realidad hay que unir el
legislativo recogido en el C odex Teo- papel que su preeminencia religiosa le
dosianus, elaborado en tiempos de Teo­ confería respecto a los grandes terrate­
dosio II, y las Novellae y el Codex Te- nientes locales:
o d o sia n u s del e m p e r a d o r de la “ Los mayores dones que la bondad
renovatio imperii. Por último, la N o ti­ de Dios otorgó a los hombres son el sa­
tia Dignitatum y el Libro de las Cere­ cerdocio y la dignidad imperial. El pri­
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 9
mero está al servicio de los asuntos di­ En relación directa con el emperador
vinos; la segunda gobierna sobre los se encontraban el senado y el consisto­
hombres y se ocupa de ellos. Dimana­ rio. El senado, a pesar de mantener sus
dos de un origen común, ambos orde­ sesiones en Constantinopla, residencia
nan a su manera la vida humana “ N o­ habitual del emperador, había perdido
vella VI de Justiniano. desde hacía mucho tiempo su carácter

M osaico de los meses de Argos,


(fines del siglo V.)
10 A k a l H isto ria d e l M u n d o A n tig u o

Justino ellos hombres de hermosa figura. Tiem­


po desp ués Anastasio, que ocupaba el
Voy a narrar a continuación qué clase trono imperial, se vió envuelto en una
de personas eran Justiniano y Teodora guerra contra la nación isauria de for­
y la forma en que arruinaron el imperio ma que tuvo que tomar las armas con­
romano. Cuando León detentaba el po­ tra ésta. Envió un ejército considerable
der imperial en Bizancio tres jóvenes bajo el m ando de Ju a n el Jo ro b a d o ,
c a m p e sin o s de raza ¡lírica, Zimarco, q u e a c a u s a de cierta o f e n s a h a b ía
Ditivisto y Justino, de la aldea de Ve- confinado a Justino en prisión....así fue
deriana, hombres que en su tierra de como se salvó Justino al tiempo que
origen e s ta b a n a c o s tu m b r a d o s a lu­ adquiría cada vez más poder. El em pe­
char incesantemente con la pobreza y rador Anastasio le nombró comandante
sus secuelas, en un intento por mejo­ de la guardia palatina y cuando el em ­
rar su condición se alistaron en el ejér­ perador murió él mismo, a causa de la
cito. Llegaron a pie a Bizancio sin más importancia de su cargo, accedió al tro­
equipaje que el pan que ellos habían no, a pesar de .... ser considerado co­
traído desde la salida de sus hogares. mo iletrado, una cosa que nunca antes
El emperador los alistó como soldados había pasado entre los romanos.
en la guardia palatina, siendo to do s (Procopio, Anécdota, VI. 1-11).

consultivo. En raras ocasiones era teni­ ter mucho más reciente. Tenía atribu­
da en cuenta su opinión a la hora de ciones de consejo de estado y de tribu­
promulgar medidas políticas y única­ nal de justicia, y su composición incluía
m ente era requerido com o a u to rid a d por el estamento civil al comes et qua­
moral, como cuando Anastasio hizo de­ estor, comes et magister officiorum, co­
clarar a Vitaliano enemigo público por mes sacrarum largitionum et comes rei
el senado (J. Ant. Exc. de ínsid. 103), privatae, y por el militar a los comites
o como cuando anteriormente Zenón le d om esticorum , com es excubitorum et
pidió que se decidiera sobre la conce­ comites et magistri militum praesenta­
sión de subsidios a uno de los dos Tco- lis. Mientras que en el siglo IV tenía
doricos (Maleo, 11), ante lo cual los importantes competencias en la adm i­
senadores declinaron toda responsabili­ nistración y en politica tanto interna co­
dad. En lógica relación con lo expuesto mo externa, en los siglos V y VI, aun­
este organismo carecía de independen­ que continuó reuniéndose , jugaba ya
cia para legislar, limitándose a promul­ un papel puramente pasivo, contentán­
gar el sencitus co n su ltu m de acuerdo dose con asentir a lo ya aprobado en
con la oratio principis. Esta pintura ne­ otras instancias. El papel desempeñado
gativa se contrarresta en cierta medida por Pulquería, Eudoxia o el propio As­
por el carácter de tribunal de justicia par desmiente rotundamente su peso de­
que adquirió el senado de Constantino- cisivo y en todo caso confiere im por­
pla a partir de Marciano, y que se ad­ tancia a algunos de sus miembros, los
v ierte n ítid a m e n te en el re in a d o de proceres palatii, pero a título puramente
Justiniano. Podemos enunciar la consi­ individual.
deración de Dagron, que encuentra pa­
radójico que un senado sin auténtico
poder esté formado por senadores que 3. La administración
son, por definición, los “poderosos”. financiera
En cuanto al consistorio, que descen­
día del grupo de am ici o com ites que En la parte oriental subsiste la división
conformaban el consilium próximo al en tres departamentos independientes
emperador, siguió una trayectoria simi­ propia del Bajo Imperio: el de las pre­
lar a la del senado a pesar de su carác- fecturas del pretorio, las sacrae largi-
Evolución del imperio Romano de Oriente hasta Justiniano

tiones y la res privatae. En cuanto a es­ Crisargiro


ta última, que tenía delegaciones en las
provincias, su función consistía en ad­ Existe también un impuesto insoporta­
ministrar las rentas de las propiedades ble, el chrysargiro, que llena de e sp a n ­
pertenecientes al estado, al mando del to al a c e rc arse al terrible quinto año.
magister o comes re i privatae. El enor­ Su n o m b re e s r e a lm e n te de b u e n a
me crecimiento de este departamento le pronunciación para un impuesto reco­
confirió una importancia cada vez ma­ gido entre los comerciantes; lleva a su
yor, produciéndose una progresiva con­ perdición a los que, no llegando más
fusión sobre su carácter público o pri­ que a duras penas a ganar su pan m e ­
vado. En este sentido León I y Zcnón d ia n te el tra b a jo d e s u s m a n o s , s e
acentuaron este carácter personal con la confían, para evitarlo, al mar. El z a p a ­
subdivisión en dos, uno a disposición tero, incluso, no puede e scap ar de él.
del emperador y otro dependiente de la En n u m e ro sís im a s o c a s io n e s les he
emperatriz (Cod. Just. X.XXXIL 64). visto yo levantar su cuchilla al cielo y
Esta medida fue abolida por Anastasio, jurar que era todo para ellos. Y esto
el que sin embargo creó el nuevo de­ no aleja de ellos a quienes los persi­
partamento del patrimonium (Cod. Just. guen, los ladran d e s p u é s y casi, casi
l.XXXIV.I ). Según Jones, la función hasta los muerden.
del recién creado comes patrim onii se­ Libanio, Discursos, XLVI, 22.
ría la de administrar la propiedad priva­
da asignada al tesoro público, con lo gar el donativum a la tropa, junto con la
cual implícitamente afirmaba la libre obligación de avituallar de vestimenta a
disposición del emperador del resto de la corte, el servicio civil y el militar.
la res privatae. Disponía de un entramado administrati­
El com es sacrarum largitionum era vo en las provincias, en las cuales se
el encargado de controlar la acuñación e sta b le c ía n a lm a c e n e s o th e sa u ri al
de moneda, las minas de oro y las fá­ mando de comites thesaurorum , y con­
bricas estatales de armamento. Se en­ taba en su departamento con los prae­
cargaba también de la recaudación de positi bastagarum , encargados del ser­
impuestos en metálico así como de pa- v ic io del tr a n s p o r t e , los co rniles
com m erciorum, a los que estaba enco­
Abolición del Crisargiro por mendado el control del comercio exte­
Anastasio rior. Por último contamos con el comes
m eta llo ru m p er Illyricum :, la Notitici
“La ciudad entera se regocijaba; todos, también nos menciona los magistri p ri­
pequeños y grandes, se habían puesto vatae, cuyas funciones nos son desco­
vestidos blancos; se llevaban antorchas nocidas.
encendidas e incensarios llenos de in­ En cuanto al carácter de recaudador
cien so hum e a nte ; se iba, en to n a n d o de impuestos de este ministerio lo más
salmos e himnos de gracias al Señor y reseñable es que estos se perciben en
loando al em perador, a la iglesia de oro y plata. Cabe destacar entre estos
San Sergio y San Simón, donde se co­ im p u e sto s el a u ru m co ro n a riu m , en
mulgó. Luego se volvió a la ciudad y principio voluntario, y que consistía en
durante toda la sem ana se celebró una una ofrenda de coronas de oro hecha
a le g re fiesta, y se decidió q u e e s ta por las ciudades cuando el emperador
fiesta se celebrara todos los años. To­ accedía al trono y en las celebraciones
dos los artesanos descansaban y mani­ quinquenales por este motivo. Ligado al
festaban su júbilo, se bañaban y feste­ anterior está el aurum oblaticium, ofre­
jaban en el patio de la iglesia grande y cido por el senado en las mismas condi­
en todos los pórticos de la ciudad”. ciones.
(Josué el Estilita, XXIII, 22) En cuanto a los nuevos impuestos
12 A k a ! H is to ria d e l M u n d o A n tig u o

creados por Constantino cabe destacar tierra y de la población rural, siendo los
la collatio g lebalis o fo llis , que tenía ingresos derivados de la agricultura en
carácter anual y afectaba a todos los se­ torno a veinte veces superiores a los
nadores, y que fue abolido junto con los obtenidos por el comercio y la industria
pagos atrasados por Marciano, lo que juntos. Ello denota claramente la des­
demostraría una concesión de la corona proporción existente entre ambas dedi­
(Cod. Just. XII.II.2). Por otra parte sa­ caciones. Concluiremos diciendo que a
bemos de la collatio lustrallis o crisár- pesar de las tendencias privatizadoras y
giro, de carácter cuatrianual y pagado de consolidación de ciertos privilegios,
en oro por la misma causa que el a u ­ la parte oriental del imperio consiguió
rum coronarium. Este impuesto recaía mantener una organización financiera
sobre los negotiatores, a los que se cen­ más eficiente, debido en parte a una
saba en una matricula en cada ciudad. mayor dedicación de sus funcionarios,
Este impuesto fue abolido finalmente (dignos de mención son los castigos in­
por el emperador Anastasio (Cod. Just. flingidos por el atraso en el pago de im­
XI.I.l). Por último contamos con el au­ puestos a partir del 424 o la política del
rum tironicum por el que se conmutaba prefecto del pretorio Antíoco en el 430,
la recluta de soldados por un pago en tendente a erradicar la evasión fiscal de
oro. los poderosos -Cod. Teod. XI.XX.6-) y
Por lo que respecta a los prefectos a otra serie de factores, como el hecho
del pretorio, hay que medir la importan­ de que tanto Asia Menor como Siria y
cia de los impuestos que tenían obliga­ Egipto escaparan incólumes a incursio­
ción de recaudar por el hecho de que nes devastadoras como la de los ¡sau­
estos se obtenían exclusivamente de la rios.

Basílica de San A po linar in Classe


Ravena
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 13

II. Ejército Bizantino y problem as


exteriores

Se ha c alc ula do en torno a 350.00 0 hecho guarda relación directa con el


los c o m p o n e n t e s del e jé r c ito de la fenómeno del patrocinio que, por sus
parte oriental, 2/3 de los cuales serían características, am enaza la soberanía
lim itanei o tropas de frontera ( N o ti­ del estado. Ante esta e scasez de r e ­
tia D ignitatum V-IX; XXVIII-XLII ) cluta ro m a n a se p ro d u c e una a d m i­
En c u a n to a su je r a r q u iz a c ió n y su sión cada vez mayor en filas de efec­
o rd e n a m ie n to el siste m a in s ta u ra d o tiv o s b á r b a r o s , f u n d a m e n t a l m e n t e
por Teodosio sobrevivió hasta tie m ­ germanos, estableciéndose con ellos,
pos de Justiniano,: el ejército de cam ­ a partir de T e odosio I, una relación
p a ñ a e s t a r í a s u b d i v i d i d o en c in c o pacífica que a través de la firm a de
c u e r p o s a p r o x i m a d a m e n t e ig u a le s , fo ed era ampliará enormem ente su nú ­
d o s de lo s c u a l e s se s i t u a b a n en mero y su peso en la política de am ­
Constantinopla y los otros tres en la bas m itad es. Sin e m b arg o no ha de
frontera oriental, T racia y el Ilírico, cifrarse la reacción ante esta germ a-
re sp e c tiv a m en te . C ada uno de estos nización como una confrontación p u ­
cinco grupos estaba al m ando de un ram ente cultural, sino c o m p re n d ie n ­
m a g iste r u triu sq u e m ilitia e , con un do, com o ha señalado Th om pso n, la
vicarius como asistente en cada cuer­ utilización por parte de los optim ates
po de ejército. Los ejércitos de fron ­ germanos de la jerarquización militar
tera, por su parte, estaban al m ando como una form a de dom inación ante
de un com es rei m ilita ris en Egipto, una sociedad en rápida evolución, y
dos duces en las provincias africanas su interés por reproducir, una vez ob ­
de la Tebaida y Libia, siete duces en te n id a s tie rra s d o n d e a s e n ta rse , las
la frontera oriental, otros cuatro a lo relaciones sociales dominantes.
largo del Danubio y un com es rei m i­ A juicio de Bury, y su opinión ha
lita r is en Isa u ria que era al m ism o sido cuestionada por trabajos recien­
tiempo el gobernador provincial. tes, e x istiría n en C o n s ta n tin o p la en
El p r o b l e m a f u n d a m e n t a l q u e tiem pos del em p e ra d o r A rcad io tres
aqueja al ejército imperial antes de la partidos políticos: el partido g e rm a ­
div isió n del im p e rio y que s u b siste no, a cuya cabeza se encontraría Gai-
tras su partición, es la falta de efecti­ nas, m agister m ilitum p er O rientem ; a
vos humanos, que provoca serias difi­ continuación contaríamos con el p ar­
cultades a la política defensiva. Este tido del eunuco Eutropio, compuesto
14 A k a l H isto ria d e l M u n d o A n tig u o

p o r f u n c i o n a r i o s de su e n t o r n o y fino y ya bajo la influencia de E utro­


opuesto al anterior. Por último e xisti­ pio, asistimos a una lucha en el seno
ría un tercer partido del que fo rm arí­ del propio palacio que puede definir­
an parte senadores y p roceres p a la tii se como un intento de este último por
que se oponía tanto a la p r e e m in e n ­ salvaguardar los intereses del estado
cia g e rm a n a en el im p e rio com o al r e s p e c t o a la ig le s ia y fre n te a las
con trol e je rc id o por los e un ucos de te n d e n c ia s fe u d a liz a n tes (Stein). Su
palacio. lucha contra el patrocinio choca con­
Esta visión esquem ática nos sirve, tra grandes intereses y le lleva a in­
en to do c a so , p a ra c a lib r a r en e sta tentar atraerse a G ainas y a intentar
época el papel decisivo jugado por el contentar a Tribigildo y sus o stro go ­
elemento germano que, junto con los dos mediante el pago de subsidios; el
hunos, isaurios y persas constituyeron fr a c a s o de su p o líti c a a c a b a con la
los problem as exteriores (y en a lg u ­ carrera del eunuco en el 399 y el fra­
nos casos también interiores) f u n d a ­ caso de su política, que se traduce en
mentales del imperio. el terreno que ahora nos ocupa en la
pronta renuncia, salvo el caso del go­
do Fravita, al nom bram iento de g er­
1. Los godos manos para el desem peño de puestos
c lave en el go b ie rn o . Con el nuevo
En esta época asistimos a la crisis de prefecto del pretorio Aureliano, bajo
la política de Teodosio respecto a los la preeminencia de la emperatriz Eu-
godos, que culmina con una elección doxia, asistimos a la elim inación del
totalm ente distinta: cuando en el s i­ elemento bárbaro de los cuadros del
glo VII a sista m o s a la r e in c o r p o r a ­ e s ta d o y so b re to d o en el e jé r c ito .
ción de godos en el ejército observa­ Con A ntem io , p re fe c to del p re to rio
remos que el reclutamiento se efectúa de O riente en el 405, esta tendencia
a título individual como mercenarios aparecería claramente reforzada (G ai­
y al mando de oficiales imperiales. El nas: Zósimo V. 13-22; Antemio: S ó ­
mayor problema de esta época residía crates VII.I)
en su continua exigencia de tierras y La e lim in a c ió n del p r o ta g o n is m o
subsidios que planteaba enormes p ro ­ g odo en torno al año 400 sup uso el
blemas financieros al gobierno im pe­ que ya no e x istie ra a p a rtir de este
rial y que situaba a los federados en m o m e n to un b lo q u e h o m o g é n e o de
un estado de casi continua rebelión. germanos al servicio del imperio que
La presencia germana en el ejérci­ representasen un peligro. Volverán a
to e s tá a te s tig u a d a d u r a n te to d o el ejercer influencia, pero a otro nivel, a
reinado de A rcadio, hasta que en el la muerte de Teodosio II con Aspar.
año 405 el rom a n o A n te m io p a re c e
c o n tro la r la situ ación , en este lapso
de tiempo observam os cóm o los g o ­ 2. Los hunos
dos juegan un papel nivelador en los
c o n flic to s m a n te n id o s entre las dos Este pu eblo p ro ta g o n iz a otro de los
partes del imperio y en el interior de m ovim ientos migratorios característi­
la parte oriental. En el año 395 Alari- cos de esta época. A la muerte de Te­
co y sus godos se su b le v a n y sitian o d o s io s a b e m o s de su ir r u p c ió n en
C o n s ta n tin o p la , y más tarde ju e g a n T racia y A sia M e n o r o rie n ta l, r e p i­
un p a p e l d e c i s i v o en el c o n f l i c t o tiéndose la invasión de la Tracia, sin
m an te n id o en tre R u fin o y E stilic ó n éxito, en el 408 por el rey huno Uldi-
por el control de las diócesis de D a ­ no (Sozom en o I X .5). En el año 422
cia y Macedonia (Claudiano, In Rufi­ tie n e lu g a r o tra in c u r s i ó n h u n a en
no II 36-60). Tras el asesinato de Ru- | Tracia, que el gobierno trata de zan­
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 15

ja r m ediante el pago de un subsidio en el que estaba a sentado ju n to con


de 350 libras de oro al año (C hron. su pueblo (Prisco, frgs. 7-8, 12-14).
M in. 11.75). En todo caso hay que entender su
En el año 434 se produce un con­ c o m p o r ta m ie n to no c o m o fru to del
flicto entre el rey huno Rúa y el g o ­ capricho sino e n m arc a d o en el c o n ­
b ie rn o o rie n ta l al h a b e r a c o g id o el texto evolutivo de la sociedad huna,
primero a fugitivos de su pueblo. Rúa que había pa sa d o de tener una c o n ­
muere este mismo año y es sucedido fo rm a c ió n tribal a otra c lasista: “ la
p o r B le d a y A ti la , p e r o la a lia n z a econom ía del Estado huno se fun da­
ahora acordada conlleva muchas m a ­ ba, por una parte, en la ganadería nó­
yores cargas para C o n sta n tin o p la mada; por la otra, en la a g ric u ltu ra
(Prisco, f r g .l). En el año 441 Atila, p r im itiv a . La c la s e d i r i g e n t e y los
aprovechándose de la guerra que Teo­ so ld a d o s c o n ta b a n , a d e m á s, con el
dosio II mantenía con el reino presa, botín de sus expediciones de pillaje,
cruza el Danubio y arrasa im porta n­ y con ios tributos que obtenían de los
tes ciudades, c o n tinu a nd o su acción pueblos sometidos. Los primeros pro­
destru ctiv a en los dos años s ig u ie n ­ ductores del Estado huno eran los po­
tes. Tras una contundente derrota su­ bres, ocupados en parte en la cría de
frida por los bizantinos éstos se avie­ los rebaños pe rte ne c ientes a los n o ­
nen a las c o n d ic io n e s de A tila que bles, en parte establecidos en las tie­
suponen el pago inm ediato de 6.000 rras de estos últimos y dedicados a la
libras de oro y el pago anual de un a g ric u ltu ra . Los e s c la v o s deben ser
subsidio de otras 2.100 libras de oro, incluidos en esta cate g o ría , algunos
a cambio del cese de hostilidades du­ de ellos los tenían los nobles hunos a
rante cuatro años. su se rv ic io , a o tro s se los lle v a b a n
Tras h acer a sesin ar a su herm ano com o soldados en sus ex pediciones,
en el año 445, Atila se constituye en mientras que el resto se establecía en
único soberano y dos años más tarde sus t ie r r a s p a r a c u l t i v a r l a s . Ya no
reemprende el cruce del Danubio sin existían diferencias económ icas entre
ninguna razón de carácter diplom áti­ los hunos libres pobres y los e s c la ­
co. Tiene lugar una batalla en la cual vos, precisamente por este motivo es
am b o s c o n te n d ie n te s , a p e s a r de la difícil definir con claridad las carac­
victo ria huna, sufren g randes p é r d i­ terísticas generales de la sociedad de
das, y tras el saq ueo c o n tin u a d o de los hunos” . (Harmatta).
Tracia y el Tlírico el gobierno im pe­
ria l a c e p ta las d e m a n d a s de A tila ,
que son fu n d am entalm en te las a co r­ Patrocinio e impago al fisco
dadas anteriormente por la debilidad
de los recursos financieros del em pe­ Ley novella de Marciano 3. Interpreta­
rador pero que incluye una nueva claú- ción.
sula por la que éste habría de a b a n ­ En c a s o de que algu na propiedad
d o n a r u n a f r a n j a de t e r r i t o r i o a lo pueda llegar a manos privadas proce­
largo del sur del Danubio, de Singidu- dente de tierras o edificios fiscales, ya
num a Novae (Prisco, frg. 6-7; Chron. por donación del emperador, por venta
Gall. IX. 662, 132). o de cualquier otro modo, esta ley e s ­
El fa llid o a se sin a to del rey huno tablece que cuando el impuesto regu­
planeado por el eunuco Crisapio d e ­ lar haya sigo pagado, tal propiedad po­
muestra de nuevo el carácter imprevi­ drá ser mantenida perpetuam ente por
sible de Atila, quien quizá ya pensan­ sus posesores, pudiendo dejarla a sus
do en u n a g u e r r a c o n t r a la p a r s h e r e d e r o s o v e n d e r la de la m a n e r a
occidentis, da muestras de buena fe y que ellos deseen.
poco después a ban do na el territorio Enero del 451.
16 A k a l H is to ria d e l M u n d o A n tig u o

3. Aspar y los isaurios q u e el S e n a d o n o m b r a s e a L e ó n ,


q u ie n , al igual que M a r c ia n o ten ía
Sabemos por Prisco (frg. 8) que ante orígenes más bien humildes.
la in m in e n c ia de la g uerra huna del L e ó n I, sin e m b a r g o , no fue tan
447 fue llamado a la capital un fuerte d ó c il a la s e x i g e n c i a s de A s p a r y
contingente de isaurios, que se habían pronto emprenderá una política inde­
reconciliado con Constantinopla d e s ­ pendiente de su tutela. Con el fin de
pués de la su b le v a c ió n que h a b ría n debilitar la influencia del general, L e­
protagonizado en el año 441. El jefe ón intenta crear fisuras entre este y
isaurio Zenón fue nombrado m agister los o s t r o g o d o s e s t a b le c id o s po r su
m ilitum p e r O rientem y cónsul en el antecesor Marciano en el Ilírico, que
448. eran la can tera para el a p r o v is io n a ­
En relación con este hecho, en los miento de su ejército y que estaban al
años 421-422 dos de los cuatro gene­ m ando de Teodorico Estrabón (P ris­
ra le s que d ir ig ía n la g u e r r a c o n tr a co, frg. 39). Así, en el año 459 León
Persia eran germ anos. Uno de ellos, rehúsa a p ag ar a los o stro g o d o s las
Ardaburio, lomó parte en el año 425 sumas que estos debían recibir anual­
contra el usurpador Juan, asistido en mente en virtud del fo e d u s que M ar­
esta ocasión por su hijo Aspar. Aspar ciano había c o n c lu id o con ellos; en
aparece en el año 441 como un de los re spu e sta los o stro g o d o s saq uean el
dos m agistri p ra esen ta les, cargo que Ilírico y c o n sig u en un tributo anual
desempeñará hasta el año 471 (Sócra­ de 300 libras de oro, co m p ro m e tié n ­
tes, VII. 18,20; Olimpiodoro 46). E s­ dose en el 461 a regresar a Panonia.
te hecho, al que hay que unir el que En el mismo sentido, y contra la opi­
la mayoría de los m a g istri de Tracia nión de Aspar, León insiste en ayudar
y el Ilírico fueran germ anos, parece a los esciro s en la g u erra que estos
re sp o n d e r a la n e c e sid a d p e re n to ria mantuvieron contra los ostrogodos en
del gobierno imperial de reclutar tro­ el año 459.
pas que pudiesen hacer frente al inci­ En el 466 L eón c o n s ig u e por fin
piente p e lig ro huno y a las g u e rra s debilitar a Aspar mediante el enrola­
m a n te n id a s ta n to c o n t r a los p e rsa s m ie n to de los m o n ta ñ e s e s isa u rio s,
co m o con tra los v á n d a lo s . P o r otro que vivían casi como un pueblo inde­
lado denota la habilidad, como se ve­ pendiente, poco helenizado, en las re­
rá, del gobierno imperial de p rescin­ giones del Tauro: en esta m ism a f e ­
dir de sus servicios cuando estos no c h a un o f i c i a l i s a u r i o de n o m b r e
fuesen necesarios. Tarasicodissa llega a la corte con una
Según fuentes poco fiables habría gran comitiva y acusa al hijo de A s­
sido responsabilidad de Teodosio II la par, A rd a b u r, m a g iste r m ilitu m p e r
designación de Marciano como su su­ O r ie n te m , de c o n n i v e n c i a c o n los
cesor; sin embargo es muy significa­ persas y, por tanto, de alta traición.
tivo que uno de los p rim e ro s actos En una sesión del senado Aspar hubo
del nuevo e m p e ra d o r fu e ra p r e c is a ­ de reconocer que su hijo debía de ser
mente el nombramiento de uno de los apartado del cargo.
tres hijos de Aspar, Ardaburio, como En cuanto a Tarasicodissa fue re­
m a g ister m ilitu m p e r O rientem ', ello com pensado con el nombramiento de
demuestra claramente que Aspar sería com es dom esticorum y esposado con
en estos m om entos la m a y o r a u to ri­ Ariadna, hija del emperador, recibien­
dad del ejército bizantino y que sería do el nombre griego de Zenón, en re­
responsabilidad suya la e levació n de cuerdo del general isaurio de Teodo­
Marciano. La muerte de M arciano en s io II q u e h a b í a d e s e m p e ñ a d o el
el año 457 c o n firm a este h echo , ya cargo de m agister m ilitum per O rien­
que A sp ar c o n s e g u iría sin e sfu e r z o tem . A d e m ás se p ro c e d ió a la c r e a ­
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 17

M osaico del ábside de la iglesia


de S. Cosme y S. Damián. Roma,
(primera mitad del siglo VI)

ción de una nueva g ua rd ia p erson al tricio Ricimero. Finalmente, las so s­


del emperador, los excubitores, c o m ­ p e c h a s que p e s a b a n s o b re A s p a r y
puesta en su totalidad por ¡saurios y sus hijos de estar m an teniend o c o n ­
también tracios e ilirios (Vita S. Da- versacion es con uno de los hijos de
n ie lis sty lita e 55; Proco pio H isto ria Atila con fines sediciosos d e s e m b o ­
Arcana VI. 1-5). caron en el a sesinato de éstos en la
La carrera ascendente de Zenón va corte im perial. Sin em b a rg o el p r o ­
pareja a la pérdida de p oder de A s ­ blema con los ostrogodos, muchos de
par, que supone una m ayor in depen ­ los cuales form aban p arte como bu-
dencia de la política exterior del e m ­ celarios en la comitiva de Aspar, em ­
p e r a d o r , a u n q u e e s t a no se s a l d e pezó a adquirir grandes proporciones,
siempre con grandes logros, como es sobre todo a raíz del acceso al trono
el caso de la d e sa stro sa e x p e d ic ió n de los Amalos de Teodorico y de su
contra los vándalos a petición del pa­ enfrentam iento con Teodorico Estra-
18 A k a I H isto ria d e l M u n d o A n tig u o

bón, por la exigencia del primero de rio. Para ello se encargó esta tarea en
t o m a r p a r t e en el m a n d o m i l i t a r el año 489 a Teodorico, quien en el
(c o n so lid a n d o de este m odo la p r o ­ año 493 habría conseguido la recupe­
g r e s i v a p o l a r i z a c i ó n s o c i a l en su ración del te rrito rio y el c o n tro l de
pueblo) y el interés de Zenón, em pe­ las tierras. En este mismo año se pro­
rador desde el 474, en reducir el pro­ clamaría rey de los godos, sin esperar
tagonism o del antiguo aliado de A s ­ el perm iso del gobierno oriental, r i­
par (Maleo, 11,14,15). Estos años se giendo de forma independiente la p e ­
caracterizan precisamente por el j u e ­ nínsula itálica.
go a dos bandas del em perador, que E s t e h e c h o , ya en t i e m p o s de
osc ila entre el apo yo y la n e g a ció n A n astasio, dem u estra a las claras la
de ayuda a ambos. Esto va unido a la voluntad del grupo dominante germ a­
escasez de alim entos y otra serie de no por tener un territorio estable don­
p riv a c io n e s a que se ven so m e tid o s de ejercer sin restricciones su poder y
los o s tro g o d o s que, co m o se ha d i ­ el enorm e respeto m anifestado hacia
cho, está en directa relación con su el orden social existente, como lo de­
afán por asentarse definitivamente en m u e s tra n las e x c e le n te s r e la c io n e s
tierras que habrían de ser concedidas con la población indígena itálica en
por el imperio. contraste con las razzias protagoniza­
Hay que ver por ello el componen­ das por este pueblo en las provincias
te económico de las incursiones prota­ i lírica y tracia.
gonizadas por Teodorico en M ac e d o ­ Por lo que respecta a los isaurios,
nia y la c o n s i g u ie n te c o n c e s ió n de e ste p u e b lo s e m ic iv iliz a d o de Aoia
tierras por el emperador, en la mayoría M e n o r habría ju g a d o , com o c o n tin ­
de los casos con recursos insuficientes gente militar, un papel de primer or­
que habían de ser re forz a do s con la den en el desarrollo de los acon teci­
entrega de provisiones (Maleo, 17-18). m ientos de buena parte del siglo V.
La muerte accidental de Teodorico Es- S in e m b a r g o h a y q u e h a c e r n o t a r
trabón en el año 481, que estaba im ­ que, si bien Tarasicodissa, más tarde
plicado en una revuelta contra el e m ­ Z enón, contó con el apoyo de estos
p e r a d o r es una m u e s tr a m á s de un m o n t a ñ e s e s en su a c c e s o al tr o n o ,
orden precario en el cual los ejércitos hubo a co ntin uación de hacer frente
germánicos jueg an un papel decisivo a una serie de ataqu es p r o ta g o n iz a ­
(Juan de Antioquía, 211, 2-5). dos por sus compañeros de tribu, co­
Fruto de esta nueva situación es el mo el encabezado por Leoncio.
nombramiento del Teodorico supérsti- El carácter mercenario de esta tro­
te como m agister m ilitum p ra e se n ta ­ pa, que durante treinta años ju gó un
lis en el 483 y com o cón sul para el im p ortante papel en la vida po lítica
siguiente año. Al mismo tiempo se le h a sta su e lim in a c ió n en tiem p o s de
g a r a n tiz a b a la c o n c e s ió n de tie rra s A n a s ta s io , m a rc a im p o r ta n te s d i f e ­
para sus hombres en Dacia ripense y re n c ia s r e sp e c to a los c o n tin g e n te s
M esia inferior (Chron. Min. II. 92), godos, los cuales siem pre se m a n tu ­
ha c ié n d o s e un uso in te n siv o de sus vieron respetuosos hacia el concepto
efectiv os m ilitares, c om o es el caso romano de estado y jam ás intentaron
del ap la sta m ie n to de la re v u e lta del o tra c o sa que in te n ta r a s im ila r s e a
general líos y de su com patriota L e­ las re a lid a d e s s o c io e c o n ó m ic a s r e i ­
oncio. Finalmente, la desaparición en nantes en este momento.
la d écad a a n te r io r de la parte o c c i ­ El c arácter c om bina d o del m ando
dental com o unidad p o lític a llevó a civil y militar en esta zona más arriba
Odoacro a regir los destinos de Italia m e n c i o n a d o y la e x i s t e n c i a de un
y p la n te ó a Z e n ó n , en p r in c ip io , la b a n d o le rism o e nd é m ic o en estos t e ­
posibilidad de recup erar este te rrito­ rritorios, tal y como atestigua ya Juan
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 19
Crisóstomo (E pisto la e, 13), denota el el enorme peso ejercido por los isau­
claro conflicto latente en esta región, rios en el ejército y en puestos admi­
en la cual posiblem ente se estuviese nistrativos, el nuevo emperador proce­
produciendo una mutación estructural dió a e x p u l s a r l o s de la c i u d a d . La
uno de cuyos más significativ os e x ­ consiguiente rebelión surgida en Isau­
ponentes fuese la pro gresiv a im p o r­ ria fue com batida fundam en talm ente
tancia de las bandas armadas y su in­ con tropas germanas y se saldó en una
clusión en el ejército rom ano, como batalla en Frigia con la total derrota
lo atestigua la creación de tres nuevas de los montañeses isaurios, aunque la
legiones com puestas por este pueblo erradicación completa de esta amenaza
según nos informa la N otitia D ig n ita ­ pasaría por la destrucción de sus ciu­
tum. dades fortificadas y la deportación en
El declinar de este pueblo y la pér­ masa de sus habitantes. Con todo, esto
dida de su influencia lo advertimos al no significó el cese de la recluta de
poco de acced er A nastasio al trono. isaurios, aunque esta se hará a partir
Utilizando como excusa una revuelta de ahora según nuevos criterios (Juan
en Constantinopla que protestaría por de Antioquía, Exc. de Insid.)

Bárbaros en el Imperio ser nocivo al buen grano.... Tu padre,


por exceso de clemencia, trató (a esos
“B astará el m ás ligero pretexto para bárbaros) con dulzura e indulgencia; él
que los arm ados (esto es, los b á rb a ­ les dió el título de aliados; él les con­
ros) tom en el poder y ad quieran s u ­ cedió d ere c h o s políticos, honores; él
premacía sobre los ciudadanos libres. generosam en te les donó tierras. Pero
Entonces los civiles deberán com ­ no han comprendido y apreciado como
batir contra hombres experimentados convenía la nobleza de este trato. Han
al m á s alto p u n to en el a r te visto en ello una debilidad por nuestra
militar....Es preciso ante todo apartar parte, y eso les ha inspirado una arro­
(a los extranjeros) de las funciones s u ­ gancia insolente y una jactancia inaudi­
periores y quitarles su s títulos de s e ­ ta.... Recluta a nuestros nacionales en
nadores, porque lo que en la antigüe­ mayor número, eleva nuestro ánimo,
dad p asab a a los ojos de los romanos fortifica n u e s tr o s propios ejércitos y
como el colmo de los honores, se ha cum ple lo q u e el E s ta d o ha m e n e s ­
convertido en una co sa abyecta para ter.... Hay que emplear perseverancia.
los extranjeros. Nuestra ineptitud para Que e so s bárbaros trabajen la tierra,
comprender me sorprende en muchos como en la antigüedad los mesenios,
casos, pero sobre todo en éste. En to­ que después de haber abandonado las
d a c a s a , por m ed io c re q u e s e a , se armas sirvieron de ilotas a los lacede-
puede encontrar un esclavo escita (es monios, o bien q u e s e v ay an por el
decir, godo); ellos son cocineros, d e s ­ mismo cam ino por el q u e vinieron y
penseros...Escitas también los que lle­ que anuncien a las tribus de la otra ori­
van sillas pequeñas a la espalda y las lla del río que los rom anos no tienen
ofrecen a quienes quieren reposar al ya la misma dulzura y que entre ellos
aire libre. ¿No es hecho digno de pro­ rige un emperador joven, de noble co­
vocar sorpresa en el mayor grado ver razón”.
a los mismos bárbaros rubios, peina­
dos a la moda eubea, que en la vida (Sinesio, Opera Perí Basileias, p.
privada llenan el papel de domésticos, 14-15)
darnos órdenes en la vida pública? El
emperador debe depurar el ejército; lo
mismo, en un montón de granos de tri­
go, separam os la paja y cuanto puede
20 A k a l H isto ria d e l M u n d o A n tig u o

Al margen de los c o n d icio nam ien­ 4. Enfrentam ientos con


tos ge ográficos, que ju g a ro n un im ­
p o r t a n t e p a p e l, h ay q u e v e r c o m o
los p ersa s
c a u s a im p o r ta n te de q u e el e s t a d o
bizantino no sucum biera al igual que Una vez superados los peligros deri­
la p a rte o c c id e n ta l del im p e r io , la v ad os del c a m b io de d in a s tía en el
g ra n h a b ilid a d d e m o s tr a d a p o r sus año 224 con Ardachir y las im portan­
g o b e rn a n te s y la e n o rm e c a p a c id a d tes derrotas sufridas por los romanos,
de r e a c c ió n q ue m o s tr ó el a p a r a to el siglo IV se revela menos com p ro ­
a d m i n i s t r a t i v o a n te las c o n s t a n t e s metido aunque la dinastía sasánida se
agresiones que se plasm aban de m a ­ muestre firme en sus pretensiones de
nera multiforme. apoderarse de M esopotam ia y A rm e­
En el caso del ejército esta mayor nia. El conflicto latente y las escara­
fortaleza de su adm inistración se a d ­ muzas que no presagian un desenlace
vierte en su capacidad de adaptación d e f in itiv o lle v a n al débil rey p ersa
ante tres peligros tales com o el g e r ­ Sapor III a aceptar la partición de A r­
m ano, el huno o el isaurio. No hay menia, que se acordará en Constanti­
que olvidar, por otra p arte, los a t a ­ nople en torno al año 390. Por otro
q ues p r o t a g o n iz a d o s p or los n ó m a ­ lado, esta cesión en sus pretensiones
das árabes en los límites del desierto por parte de Teodosio significa un re­
y los de los blem nios en la frontera c o n o c im ie n to claro de la d ific u lta d
meridional de Egipto, ni la aparición p o r m a n te n e r e s to s te r r it o r io s y es
de nómadas búlgaros en el Bajo D a ­ una garantía clara de una paz durade­
nubio que habrían absorbido los g ru ­ ra en la fron tera oriental, la cual se
pos dispersos de hunos que aún q u e ­ m anten drá casi in in te rrum pida m e n te
d a b a n y que c o n s titu y e r o n un gran hasta el año 502, si exceptuam os las
peligro a partir de la derrota sufrida guerras habidas en los años 421-422
en el 499 por Aristo, m a g ister m ili­ y 441 bajo el reinado de Teodosio II.
tum p e r Illir ic u m . Esta tribu m ogol E f e c t i v a m e n t e , en el año 421 el
lle v a ría a cabo una s is te m á tic a d e ­ rey persa Varanes declaró la guerra al
vastación de Tracia ante la cual poco emperador oriental aduciendo que Teo­
pudo hacer el e jército im perial, sa l­ dosio II había dado refugio a habitan­
vo la decisión del e m p e ra d o r A n a s ­ tes de Armenia, totalm ente cristiani­
ta s io de c o n s t r u i r el M u ro L a r g o , zados desde c o m ie n z o s del siglo V.
que consistía en un conjunto de fo r ­ E stos hechos, que re a lm e n te p onían
tificaciones que iban del M ar Negro en peligro la dominación persa en A r­
a la Propóntide a lo largo de sesenta m en ia , sup onen la fo rm a c ió n de un
k iló m e tro s al oeste de C o n sta n tin o - nacionalismo en esta región en base a
pla {C hron. M in. 11.94-95; E vagrio , una práctica religiosa dil'erenciadora
III. 38). que muchas veces adquiere con n o ta ­
Todo ello no su po ne que a d m ita ­ c io n es f a n á tic a s y que o b lig ó en el
mos una d ife re n c ia cu alita tiv a a n i­ dec e n io a n te rio r a la im p o sic ió n de
vel estructural basada en la su p e rv i­ un hijo del m on arca persa com o rey
vencia po lítica de la m itad oriental. de A rm en ia en lugar del tradicion al
N o hay que o lv id a r q u e la l e g i s l a ­ príncipe arsácida.
ción c ontenida en el Código Teodo- A pesar de que el inicio de la gue­
sia n o h ace a lu sió n a p r o b le m á tic a s rra es a t r i b u i b l e a P e r s i a , son los
comunes, además de la similitud o b ­ ejército s rom anos los que inician la
servada en m om entos posteriores e n ­ ofensiva, devastando la Armenia per­
tre Bizancio y el co njunto de reinos sa y a se d ia n d o N isib i. E sta e x p e d i­
b á r b a ro s e s t a b l e c i d o s a r a iz de la ción, al mando del m a gister m ilitum
desaparición de la p a rs o ccidentis. A r d a b u r se c o m p l e t a en el año si-
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 21

APOüll&ILIS

M osaico dei ábside de S.Apolinar in classe


Rávena, (siglo VI)
22 A k a I H is to ria d e l M u n d o A n tig u o

g u í e n t e c o n u na b a t a l l a J ia b id a en Persia y Constantinopla en lo referen­


M e so p o ta m ia en la que el rey persa te a la su m a a p a g a r f r a c a s a n y el
sufre una gran derrota (Sócrates VIL Gran Rey cruza la frontera del im pe­
18-20), a raíz de la cual se firm a la rio por el norte de Armenia en el año
paz. Los persas v olvieron a in sta la r 502 apoderándose de las ciudades de
en el trono de Armenia a un miembro T e o d o sió p o lis , M a r tiro p o lis y de la
de la dinastía arsácida, aunque volvió importante plaza de Amida (Procopio,
a ser d estronado en el 428, p asand o B e llu m P ersic u m I.V II). Al año s i ­
el país a ser administrado directam en­ guiente Anastasio reúne un gran ejér­
te com o una p ro v in c ia persa y p e r ­ cito al m ando del cual están los dos
d ie n d o así la fic c ió n de a u to n o m ía m a g istri p ra esen ta les, Patricio e Mi-
p o lític a que h ab ía tenido hasta este p a t i o , y el m a g is te r m ilitu m p e r
momento. O rien tem , A erobindo (casado con la
En el año 442 se había firmado un - última descendiente de la dinastía teo-
tratado entre el rey persa y el bizanti­ dosiana, Juliana Anicia). A fin de ha­
no por el cual este último se com p ro­ cer frente a los gastos derivados del
metía a pagar al sasánida una subven­ m a n t e n i m i e n t o de un e j é r c i t o q u e
ción anual a fin de rep artir la carga ron d a ría los c incu en ta mil hom bres,
financiera que suponía la defensa de Anastasio designa al rico propietario
los p aso s del C a ú c aso , que eran de e g ip c io A pión p r a e fe c tu s p r a e to r io
i n t e r é s c o m ú n a a m b a s p a r t e s . El va ca n s, que procede a fijar las exac­
c u m p lim ie n to de este a c u e rd o , que ciones que estarían obligadas a pagar
obedecía a la existencia de amenazas las ciudades, como la de Edesa (Fro-
en otros frentes, em pezó a ser c u e s­ copio, B ellum P ersicum I.VIII. 1-5).
tio n a d o p o r Z e n ó n y más a d e la n te A nte la falta de c o o r d in a c ió n y los
A nastasio rehusó hacer efectivos los resultados obtenidos poco satisfacto­
pagos d e m a n d a d o s p or el rey p e rsa rios, Anastasio coloca al frente de las
Kavad I. o p e r a c io n e s al m a g iste r o ffic io ru m
En estos m om entos el reino persa C eler, p ro d u c ié n d o s e una r e c u p e r a ­
se hallaba sumido en una guerra civil ción de la in ic ia tiv a ro m a n a que se
y el rey persa tenía las manos atadas concreta en la recuperación de Amida
respecto a cualquier tipo de iniciativa y la invasión y saqueo del territorio
ante la n e g a tiv a ro m an a antes m e n ­ persa. La tregua acordada en el 506
cionada. K avad I, a ju ic io de Stein, por un período de siete años supone
se habría ligado a los m a z d a q u ita s , el re c o n o c im ie n to de la igualdad en
una secta animada de principios “c o ­ f u e rz a s de am bos c o n te n d ie n te s , de
m unistas”, lo que habría provocado la modo que no hubo necesidad de reno­
reacción de los dos grupos d o m in a n ­ varla en todo el reinado de Anastasio.
tes del re in o , la n o b le z a y el c le ro Se acordó el pago anual por este últi­
m azdeo, que veían peligrar sus in te­ mo de 55 0 lib ra s de oro , q u ie n no
reses. Esto supone la deposición del obstante procede a fortificar la villa
monarca y su sustitución por un h e r­ de Dara, situada a 18 kiló m e tros de
m a n o del m ism o ; p e ro su v u e lta al N isibi y a 5 de la frontera persa e le ­
poder tres años más tarde, en el 499, vándola al rango de ciudad y otorgán­
su po ne la r e a firm a c ió n de su po der d o la el n o m b r e de A n a s t a s i ó p o l i s
que va acom pañada de una profunda (Procopio, Bellum Persicum I.VIII.IX)
refo rm a del e stado , c o m p le ta d a por En definitiva, esta guerra supone la
su hijo Cos roes 1, que m a rg in a a la reanudación de las tensio nes que ya
h a s ta a h o ra p r i n c i p a l n o b l e z a y al e x i s tía n e n tr e el I m p e rio y P e rs ia ,
clero y que conduce al reino a un pe­ asistiéndose a una toma de posiciones
ríodo de enorme prosperidad. que marcarán los acontecimientos ve­
Las n e g o c ia c io n e s a b ie r ta s e n tre nideros.
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 23
Relaciones entre la parte oriental y Guerra contra los Persas
occidental del imperio: Se ha afirma­
do que “ sin que nadie, ni de una p ar­ En esta época el emperador Anastasio,
te ni de otra , d is c u ta la un id a d del d esp u é s de conocer que la ciudad de
Imperio, Constantinopla, en realidad, Amida estaba siendo sitiada, envió rá­
a b a n d o n a la p a rte o c c i d e n t a l ” (Ré- pidamente un ejército de grandes pro­
mondon). Efectivamente, la m ediocri­ porciones....el mando del mismo estaba
d a d y la p r e c a r ie d a d in c lu s o de la dividido entre los siguientes cuatro ge­
a y u d a re c ib id a p o r o c c id e n te de la nerales: Aerobindo, m a g ister militum
parte oriental se deben, por un lado, orientem, el yerno de Olibrío, que había
a la no prox im id ad g eográfica, y de sido emperador de la parte occidental
otro a las dificultades internas por las no hacía mucho tiempo. Celer, m agis­
que atravesó la m onarquía bizantina. ter de las tropas palatinas. Junto a e s ­
No o b sta n te c o nvie ne p o rm e n o riz a r tos estaban Patricio, el frigio, e Hipatio,
de qué form a esta ayuda fue hacién­ sobrino del emperador, ambos com an­
dose cada vez menos efectiva. dantes de las tropas en Bizancio. Estos
En contra de la opinión generaliza­ eran los cuatro generales. A ellos e sta ­
da, salvo la excepción de E. Stein, el ba también asociado Justino, que más
h is to ria d o r W. E. K aegi so s tie n e la tarde sería emperador a la muerte de
tesis de un marcado interés de oriente Anastasio, y Patriciolo con su hijo Vita-
por la otra mitad del imperio. A par­ liano, quien no mucho d e sp u é s prota­
tir de sus conclusiones, que segu ire­ gonizó una insurrección armada contra
mos estrecham ente, verem os la e v o ­ el emperador Anastasio y se convirtió
lución de estas relaciones. en tirano. También esta b a n Faresma-
A la muerte de Arcadio, con su h i­ nes, un nativo de Colcis de gran valor
jo y s u c e s o r T e o d o s io II, p o d e m o s como guerrero, y los godos Godidisclo
afirmar que las relaciones de la mitad y Besas, que estaban precisamente en­
o r ie n ta l del Im p e rio con su c o r r e s ­ tre el grupo de godos que no habían
po nd iente occidental se c a r a c te r iz a ­ seguido a Teodorico cuando éste aban­
ron ta n to por su c o r d ia lid a d , sa lv o donó Tracia con destino a Italia; eran
excepciones, como por la ayuda p res­ to d o s ellos h o m b re s de alta c u n a y
tada por Bizancio en momentos deci­ muy expertos en asuntos concernientes
sivos por su carácter crítico. Durante a la g u e rra . M uchos otro s, tam b ién
el siglo V los e m p erad ores rom anos hombres de alta posición, se sumaron
orientales enviaron expediciones m i­ a este ejército. Tal ejército, a juicio de lo
litares de gran importancia en varias que ellos afirmaban, nunca había sido
ocasiones al Mediterráneo occidental, reunido por los romanos contra los per­
p rocediendo únicam en te de los m is ­ sas en cualquier otra ocasión. Además,
mos la ayuda recibida cuando surgie­ todos estos hombres no constituían una
ron problemas de índole interna o ex ­ unidad, ni m archaban conjuntamente,
terna. sino que cada general dirigía su propia
El primero en enviar ayuda militar división de forma s e p a r a d a contra el
a occidente fue precisam ente T eodo­ enemigo. Y Apión, un egipcio, un hom­
sio II, quien se solidarizó con su co ­ bre eminente entre los patricios y muy
lega o ccidental, su tío H onorio, tras enérgico, fue enviado como encargado
la invasión de Italia por Alarico en el del aprovisionamiento del ejército; y el
año 410. S o z o m e n o , en su H is to ria emperador en un decreto, le declaraba
Eclesiástica (9.8.6.), nos relata estos asociado al trono imperial, a fin de que
acontecimientos que se inician con la pudiese tener autoridad para adminis­
lle g a d a a la p e n ín su la a p e n ín ic a de trar las finanzas como le pluguiese.
una fuerza compuesta de unos cuatro
mil hom bres, los cuales ju g a ría n un (Procopio, Bellum Persicum I.VIII. 1-5)
24 A k a l H is to ria d e l M u n d o A n tig u o

Corte de Teodora (Detalle).


Rávena, Basílica de S. Vital
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 25
papel d ecisivo en el m a n te n im ie n to prim icerius notariorum Juan. En esta
de Honorio en el trono ya que, según ocasión Teodosio II tam bién d e m o s ­
otra fuente, Alarico huiría aterroriza­ tró su solidaridad con su familia pro­
do ante la noticia del desembarco de clamando a Valentiniano III César en
las tropas bizantinas. La importancia Tesalónica en el 424. A continuación,
de esta ayuda hay que valorarla a la el envío de su m agister m ilitum A rda­
luz de otras noticias, como la que nos burio al frente de un importante ejér­
p r o p o rc io n a P ro c o p io , quien in dica cito y de Aspar más tarde se tradujo
que al general de Justiniano Belisario en el de rro c a m ien to del citado Juan
le habían sido suficientes los diecio­ en el 425 y el consiguiente acceso de
cho mil hombres con los que habría V a le n tin ia n o III al tr o n o . U na vez
c o n q u i s t a d o A f r ic a y e lim i n a d o el efectu ada esta restauración la tutela
re in o v á n d a lo (B e llu m V a n d a licu m ejercida por el em perador oriental se
1.11.2-16). vuelve a m anifestar en la pro c la m a ­
E sta ayu da b iz a n tin a , que parece ción de su sobrino como Augusto en
que fue celebrada con la em isión de el año 425.
una moneda que recordaba las buenas Esta p reocupación se sigue m a n i­
relaciones existentes, fue renovada a festando cuando Sócrates nos informa
la muerte de Honorio en el año 423 del nombramiento de Ardaburio como
cuando se produjo la usurpación del cónsul occidental en el año 427. De

LAZICA IBERIA

R. Kura
ARMENIA

MAR CASPIO
Neocaesarea
Amasia . Lago Goktcha
Nicopolis Theodosiopolis ^Artaxata
* ARMENIA PERSA*

I
Caesarea Martyropolis
ARZANENE
A m ida· ATROPATENA
Samosata· ; Dara Después de Ia captura de Valeriano
• Edesa
«Nisibis.
Tarsus Carrhae· ADIABENA
Hierapolis· Resapha Después de las guerras de Diocleciano
. t OSROENA
Antiochia· Λ .
•Calinicum Después de la paz de Teodosio
Laodicea* · Apamea «Sergiopolis Hatra
• Circesium 'P
Palmira
•Emesa Dura·

Berytus· «Heliopolis
A h «Ctesiphon
e Sidon
‘ Seleucia
Tyrus· 'D am ascus
Scythopolis^ Bostra Babylonia
Caesarea · * *
e Samaria
Neapolis *

La frontera oriental del Imperio


26 A k a l H isto ria d e l M u n d o A n tig u o

nuevo contam os con testim onios n u ­ dam entalm ente esta pasividad o bede­
mismáticos que corroboran la preem i­ cería seguramente a los problemas fi­
nencia de oriente mostrándonos a un nancieros surgidos en relación con el
Valentiniano III que reconoce tanto la peligro huno.
deuda debida a Teodosio II com o su León I, sucesor de Marciano, volvió
mayor fuerza y status. a la política iniciada por Teodosio II.
No solamente se produce esta ayu­ Es achacable a él el nombramiento de
da en temas de carácter interno, sino Ricimero y de Mayoriano, respectiva­
también cuando peligros procedentes mente, como generales de la parte oc­
del ex terior am enazan la estabilidad cidental, aunque luego surgiesen pro­
occidental. En los años comprendidos blem as con este último. Por últim o,
entre el 431 y el 434 Teodosio II vuel­ las continuas y dañinas incursiones de
ve a enviar de nuevo a su general A s­ los v á n d a lo s en Ita lia y en la parte
par con un gran e jé r c ito , c o m o nos oriental fueron causa de la expedición
testimonia Procopio, a fin de ayudar a e m p r e n d id a c o n tr a G e n s e ric o en el
Valentiniano en la defensa de Africa 468, que se saldó con una com pleta
ante la invasión de los vándalos. En el d errota. Se ha p en sa d o , sig u ie n d o a
enfrentam iento habido el ejército r o ­ Procopio, que esta expedición o bede­
mano oriental sufrió una gran derrota cería a razones puramente defensivas,
siendo hecho prisionero el futuro e m ­ lo que explicaría la enorme inversión
perador M arciano. Según Teófanes y realizada, y que explicaría a su vez la
Procopio la liberación del mismo estu­ nueva expedición del 470 que c o n si­
vo condicionada por su promesa de no guió recuperar Trípoli y otras ciudades
v o lv e r a lu c h a r otra vez c o n tr a los libias al m ism o tiem po su p o n ía una
vándalos, lo cual, al margen o no de cierta garantía para Italia.
su autenticidad, fue corroborado más Entre los año 479 y 491, período en
adelante. el cual reinaría Zenón, no se concede­
El fracaso de esta expedición supu­ ría tanta importancia a los asuntos de
so para la parte occidental la pérdida occidente y ello se debería de nuevo a
de la Mauritania y Numidia, y el re ­ los propios problem as internos de la
c o n o c im ie n to de este h e c h o por un parte bizantina. Las importantes rebe­
tratado suscrito con G en se ric o en el liones acaecidas, como la de Basilisco
435. Sin embargo, la solidaridad men­ o lio, llevaron a Zenón a una política
cionada entre ambas partes se concre­ de no intervención que se concretaría
tó en el matrimonio habido dos años en el tratado firmado en el 474 con los
más tarde entre Valentiniano III y la vándalos (Maleo, frg. 3). A pesar de
hija de Teodosio II, Eudocia, y el en ­ ello en la parte occidental no se aban­
vió de una nueva fuerza expediciona­ donó la idea de una intervención b i­
ria contra los vándalos en el 441. No zantina, como refleja Víctor Vilensis,
obstante, la crecien te am e n a z a hun a que veía en ella la salvaguarda de los
obligó al hijo de Arcadio a desviar es­ intereses de los cristianos del Africa.
te contingente a los territorios tracios Concluyendo, el resultado de la in­
e ilíricos. tervención bizantina en occidente, la
En contra de la p olítica re a liz ad a cual no volverá a darse hasta el reina­
por su antecesor, podemos afirmar que do de Justiniano, fue de'p oco valor, y
la actitud de Marciano hacia occidente ello f u n d a m e n ta lm e n te debido a los
se c aracterizó por su p asividad, que problemas internos de Constantinopla
para algunos historiadores se deberían y a otro tipo de obstáculos como podí­
a sus tensas relaciones con Valentinia­ an ser los d eriv ad os de las enorm es
no, hasta el extremo de que se llegó a distancias que separaban ambas mita­
sospechar un intento de regicidio pro­ des, que hizo muy difícil rentabilizar
tagonizado por este último. Pero fu n­ los escasos resultados obtenidos.
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 27

Base del o b e lisco de Teodosio I.


Hipódromo de Estambul, (hacia 390-393)
28 Akal Historia del Mundo Antiguo

III. Religión, econom ía y sociedad.

1. Disputas religiosas y te n d ría una cierta in flu e n c ia por su


propia extracción social, y ello se d e­
problemas nacionales bería al intento de conciliación efec­
tuado entre concep to s tales como fe
cristiana y cultura antigua.
La p o l í t i c a c l a r a m e n t e a n t i p a g a n a En la cuestión que nos ocupa p o­
llevada a cabo fundamentalmente por demos decir que mientras que en O c­
Teodosio y la prog resiv a adaptación cidente la Iglesia hubo de enfrentarse
de la Iglesia a la realidad del Imperio a la cuestión de la gracia, en Oriente
n o s p r e s e n t a c o m o l ó g i c a la p o c a el mayor problema surgió en torno a
m ención que se da a este fe n óm e no la n a tu ra le z a de Cristo. Este debate
en el C ó digo T e o d o sian o : e f e c t i v a ­ religioso sumirá al imperio bizantino
m ente, sólo trece leyes c om b aten el en continuas luchas, no solamente re­
p a g a n is m o d e sp u é s de su c o n d e n a ­ l i g i o s a s , a lo la r g o de d o s s ig lo s .
ción frente a las se se n ta y tres que O tro fa c to r fu n d a m e n ta l es el peso
denuncian las herejías tras la procla­ cada vez mayor que la Iglesia iba ad­
mación de la ortodoxia. Por otro l a ­ quiriendo, en relación con el progre­
do, el antipaganismo militante de Te­ sivo a u m e n to del p a tr im o n io e c l e ­
o d o sio II llev ó a este g o b e r n a n te a siástico.
p r o h ib ir a los p a g a n o s e n tr a r en el La c a ra c te r ís tic a p rin c ip a l de las
servicio imperial o poder desem peñar disputas religiosas es precisamente el
el cargo de adm inistrador o juez (C ó­ hecho de que haya una coincidencia
digo Teodosiano, XVI. 10.21). e n tr e las m is m a s y las r i v a l i d a d e s
En el año 451 M a rc ia n o v o lv ió a tem p o ra le s, que surgen con los p ro ­
formular antiguas prohibiciones sobre ble m a s de c a rá c te r n a c io n a lista . En
la p ráctica de sacrificar, p enand o la co ncreto , este fen ó m e n o se advierte
transgresión de la ley con la muerte y de forma clara en el Egipto bizantino,
la confiscación de las propiedades. en el cual habría alcanzado una enor­
Parece por ello lógico que a fines me difusión un sentim iento regiona-
del siglo V sólo hubiese una pequeña lista que se plasmaba tanto en los sec­
m inoría pagana la cual, no obstante, tores laicos como en los religiosos.
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 29
E stas dife ren c ias que p r o g r e s iv a ­ A sia M enor, frente a las prov in c ia s
m ente se van acentuando en lo re li­ sirias, m onofisitas y egipcias. Tal y
gioso su ponen sacar a p rim e r plano como ha señalado Rém ondon “en Si­
la e x i s te n c ia de dos b lo q u e s c l a r a ­ ria, P alestina y E g ip to ....E l h e le n is­
m ente hom ogéneos y opuestos entre mo aportado por la dom inación eco­
sí: La p e nínsu la balcánica, las islas nómica y militar de los conquistadores
del M a r E g e o y la m a y o r p a r te de g re c o -m a c e d ó n ic o s, p ro lo n g a d o por

(PERA)

r4 h Bosforo
.o (GALATA)
¿ XIV XIII
Ό Crisópolis (Scutari)
VI
IV
XI V
VIII
/ IX V il
XII
CALCEDONIA (kadi-keui)
MAR DE MARMARA

1,11, etc. Regiones de


Palacio de Blanquernas Constantinopla
1. Gran Palacio
Puerta de Xylokerkos 2. Basílica
3. Santa Irene
P. de Charisius Cisterna de Aecio 4. Santa Sofía
XIV 5. Augusteum
P. Militar 5o
- Cisterna de Aspar 6. Foro de Constantino

SKYA (Galata)
P. de Romanus Iglesia de los XIII

F
qO* Santos Apóstoles Recinto de Septimio Sévero
po VJ φ
P. Militar 4S o Columna de ACueduCt0 de lProsphorión
P. de Rhegion

XI
Marciano X Valente VI
\j Columna de

Col. de Teodosio Cisterna de Cynegion


Cisterna de
S. Modo FORO BOVIS Z s é " ACROPOLIS ^
P. Militar 39

P. de Pege o Selymbria ARCADLO


Mesé T d e í e o S 6 " 0 Hipódromo 2 1 5 Puerto de
XII Puerto de 3 4
P. Militar 29 Caesarius Puerto de Hormisdas
Juliano

Puerta de Oro

Palacio del Hebdomon

Constantinopla hacia la mitad del siglo V


(según R. Rémondon)
30 A k a l H isto ria d e l M u n d o A n tig u o

el régimen municipal del Imperio r o ­ ba fun dam entalm ente en capas de la


mano, tan sólo ha dado una capa de población apenas romanizados, fue la
barniz y no ha penetrado más que en e x pre sió n más cara c terístic a de esta
la crema social de las ciudades. Esos ig le sia, a d q u irie n d o muy a m en u d o
grupos selectos declinan a c ausa de caracteres de fanatismo.
la crisis e c o n ó m ic a . La c r is tia n iz a ­ El surgimiento del m onofisismo en
ción hace resurgir las capas p ro fu n ­ Egipto y el papel conciliador d e se m ­
das de las masas indígenas” . peñado en muchas ocasiones por los
Por tanto, y en base a esta d iferen­ gobernantes nos pone en relación con
ciación, podem os d istin gu ir tres z o ­ una situación que, com o se verá, se
nas claramente delimitadas. caracterizaba por un régimen de p ro ­
En p rim e r lug ar c o n ta m o s con la piedad que tendía al latifundio y que
región de G recia y Asia Menor, que por tanto favorecía la progresiva im ­
en lo p o lít ic o e s ta r ía g r a n d e m e n te plantación del patronato y la autopra-
identificada con Constantinopla y por gia (consistente en la percepción por
tanto con el poder imperial. Esta vin­ el m is m o p a tró n de los i m p u e s to s
culación se tradujo en lo religioso en que pesaban sobre los colonos e s ta ­
una adherencia total a la ortodoxia y, b le c id o s en sus p ro p io s d o m in io s ).
consecu en tem ente, en un peso m ín i­ La Iglesia mism a no escapará a este
mo de la influencia oriental. fenómeno, ya que poseería un eleva­
O tra zo n a g e o g r á f ic a im p o r ta n te do patrimonio formado por gran can ­
que constituía una unidad en lo re li­ tidad de tierras en las que también se
gioso era Siria oriental, donde, a dife­ asentarían colonos. El estado bizanti­
rencia de las zonas costeras, la heleni- no, consciente de este hecho, intentó
zación había sido escasa favoreciendo llevar a cabo una política de toleran­
sus habitantes tra dic io ne s orientales cia religiosa y de integración que, en
opuestas a la Iglesia im perial u o f i ­ último término, se dio por concluida
cial. Es de destacar sobre todo la zona cuando más adelante estos territorios
de Edesa y la Osroena. pasen a dominio del Islam.
En la zona occidental de Siria, por Antes de pasar a estudiar la evo lu ­
el c o n tra rio , a d v e rtim o s una m a y o r c ió n de las q u e r e l l a s c r i s t o l ó g i c a s
h e l e n i z a c i ó n y e llo s u p o n e , e n t r e c o nv ie n e rec o rd ar este eno rm e peso
otras cosas, una mayor afinidad de la de la iglesia egipcia que era el estan­
zona de Antioquía respecto al centro darte, y concretamente Alejandría, de
de poder. Se trata la de Antioquía de un n a c io n a lis m o m u c h a s veces t e n ­
una escuela racionalista grandemente dente a la revuelta y a la c o n fro n ta ­
mediatizada por el pensam iento neo- ción, lo que colocaba a C onstantino­
platónico en la que a fines del siglo p la a m e n u d o en la p r e c a r i e d a d ,
IV habría nacido la doctrina según la puesto que esta región era su princi­
cual hay una s e p a ra c ió n total entre pal abastecedora de cereales.
las dos n atu ra le z as: C risto es h o m ­ La oposición entre las tres c iu d a ­
bre, a su vez nacido de una mujer, y des, C o n sta n tin o p la , A n tio q u ía y
sólo gracias a sus virtudes alcanzó la A lejan d ría , e m p e z ó a acusa rse ya a
gloria de unirse eternamente a la sus­ partir del concilio de Constantinopla
tancia divina. del año 381, en el que fue co n v e rti­
P o r ú l t i m o t a m b i é n se d ió en da en d o g m a la d o c tr in a de p r o c e ­
E g ip to una fu e r te u n ió n e n tr e una dencia alejandrina según la cual P a­
I g le s ia p o p u la r y te n d e n c ia s c l a r a ­ dre e H ijo serían igu a le s. C o m o se
m ente n a c io n a lista s, siendo esta re ­ ha visto la contestación vino también
gión en la que más vastas prop orcio­ a fines del siglo IV c u a n d o en A n ­
n e s a l c a n z ó e s t e f e n ó m e n o . El t i o q u í a se r e s u c i t e n los c o n c e p t o s
monacato, cuya com posición se basa­ b ásicos del arrian ism o , afirm á n d o se
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 31
la e x is te n c ia de dos n atu ra le z a s se ­ lo hace redactar por un concilio egip­
p a ra d a s . P o r o tra p a r te , la sede de cio un resumen de la ortodoxia, exi­
C on stantinopla que a partir del c o n ­ giendo a Nestorio que le secunde. La
c ilio e c u m é n ic o c e l e b r a d o en e sta precaria situación de T eodosio II le
ciu d a d h abía visto cre ce r su im p o r­ lleva a convocar un concilio en Efe-
tancia por la primacía honorífica que so en el 4 3 1 , q u e s e r í a el t e r c e r
se le asignaba, intentó también hacer concilio ecu m énico y que contó con
v a l e r sus p r e t e n s i o n e s , lo q u e sin representación papal, al térm ino del
e m b a r g o c h o c a b a con el h e c h o de cual el nestorianism o fue condenado
que no tenía una jurisdicción esp ecí­ y N e s to r io d e p u e s to y d e s t e r r a d o .
fica sobre las demás diócesis, en las E viden tem en te, la eno rm e fuerza de
cuales sus obispos respectivos p o d í­ Egipto se tradujo en el re sultado f i­
an tratar sus propios asuntos sin in ­ nal. Se establecieron medidas estata­
trom isiones exteriores. les c o n t r a los n u e v o s h e r e j e s , los
Las s u c e siv a s c o n tr o v e rs ia s r e l i ­ c u a l e s no o b s t a n t e h a r á n v a le r su
gio sa s h a b id a s en la p r im e r a m itad doctrina en las provincias de Osroena
del siglo V pueden interpretarse c o ­ y Mesopotamia hasta que, expulsados
mo b a t a l l a s p o r el p o d e r e n tr e las por Zenón en el 489, se refugian en
diócesis de Constantinopla y A lejan­ P e r s ia a s e n tá n d o s e en la c iu d a d de
dría. Cuando el patriarca de C onstan­ Nisibi.
tin o p la de o r i g e n a n t i o q u e n o Ju a n Podem os con cluir este prim er e n ­
C risó sto m o recibe la súplica p r o v e ­ fre n ta m ie n to a firm a n d o , sin lu gar a
niente de cuatro monjes egipcios ori­ d u d a s , q u e s u p u s o la v i c t o r i a del
gen istas excom ulgados por el obispo obispado alejandrino y por tanto del
Teófilo de A lejandría, surge el c o n ­ nacion alism o , siendo el n e s to ria n is­
flicto entre las dos sedes. El m ism o mo utilizado por Persia para debilitar
se ve a g r a v a d o por la in te r v e n c ió n al estado vecino.
im perial, que en un prim er momento No obstante, a pesar de los resul­
toma partido por la sede de la c a p i­ tados obten id os, la tensión reinante
tal, a u n q u e la lle g a d a de T e ó filo a e n tre a m b a s se d e s s a lió o tra v ez a
Constantinopla y el desarrollo de un flote cuando el legado alejandrino en
d e b ate r e lig io so te rm in a r ía n con la Constantinopla, el archim andrita Eu-
retirada del apoyo regio a C r is ó s to ­ tiq u e s , r e s u c itó el p e n s a m i e n t o de
mo y su posterior exilio. Cirilo llegando a afirm ar que Cristo
En el año 428 o tr o r e l i g i o s o de tenía sólo una naturaleza, ya que su
A n tio q u ía , N cstorio, es elevado por carácter hum ano habría elim inado al
T e o d o s io II a la s illa e p is c o p a l de hu m a n o . E sta d o c tr in a de una sola
Constantinopla. Su procedencia y sus n a tu r a le z a d iv in a (m otion p h y s is ) ,
c o n v ic cio n es co n se cu e n te s le llevan que también era defendida por el su­
a pretender im poner sus criterios re ­ cesor de Cirilo en Alejandría , Diós-
ligiosos al resto de las diócesis. E s ­ coro , llevó al e m p e r a d o r b iz a n tin o ,
tas pretensiones, apoyadas cla ra m e n ­ tras su no aprobación por el papa León
te p o r el g o b i e r n o b i z a n t i n o , se el Grande, a convocar un concilio en
concretaban en afirmar la total sepa­ Efeso que supuso m om en tán eam ente
ración de las naturalezas divina y hu­ el triunfo de la teología alejandrina,
m a n a en C risto, con su total objec- con la deposición de los representan­
c i ó n a q u e la V ir g e n M a r í a f u e s e te s o r t o d o x o s . S in e m b a r g o , el
llamada Madre de Dios. A instancias llamado latrocinio de Efeso no supone
del patriarca alejandrino Cirilo el P a­ sino un paréntesis de un enfrentamien­
pa C e le s tin o ce le bra un c o n c ilio en to que volverá a re p r o d u c ir s e en el
R o m a en el que se d e c la ra h e ré tic a p rim e r año del rein a d o del e m p e r a ­
esta doctrina. Al mismo tiempo C iri­ dor Marciano.
32 A k a l H isto ria d e l M u n d o A n tig u o

La política eclesiástica de M arcia­ c o n n o ta c io n e s n a c io n a lis ta s , e x te n ­


no estuvo fundam entalm ente influida diéndose fundam entalm ente en E gip­
por c o n s id e ra c io n e s de c a r á c te r d i ­ to, donde la minoría ortodoxa recibiría
plomático, ante el malestar creado en el nombre de melquitas o basilikoi, de ­
la p a r te o c c id e n ta l p o r el s e g u n d o fensores del em perador. Tam bién se
concilio celebrado en Efeso en el año im po ne esta do c trin a en Pa le stin a y
449. La caída y p o s te rio r e je c u c ió n S iria O c c id e n ta l, con una je r a r q u ía
del chambelán Crisapio, partidario de eclesiástica que com o la egipcia de­
los alejan drinos, ju n to a las d e m a n ­ safiab a al pod er civil. Por tanto las
das del papa León de que se celebra­ d ife re n c ia s relig io sa s cada vez más
ra un nuevo concilio, dieron lugar al se identifican con una iglesia nacio ­
cuarto concilio ecum énico de C alc e ­ n a l, que lle v a la a f i r m a c i ó n de su
donia, en el que se redefinió de nue­ particularismo en Egipto a la sustitu­
vo la ortodoxia condenándose el monofi- ción del griego por el copio (dialecto
sismo y el nestorianismo, afirm ánd ose egipcio) y la confección de un ritual
la ex isten cia de un Cristo único, en religioso propio.
dos naturalezas. El m o n o fisism o , c la ra m e n te c o n ­
La fórm ula apro bada en C a lc e d o ­ v e r tid o en c is m a y en m o v im ie n t o
nia será a partir de ahora el punto de n a c i o n a lis t a a la vez, c o n s titu ir á a
partida de la teo lo gía ortodoxa. Sin p a r t i r de a h o r a c o n m u c h a m a y o r
e m b a rg o la no c o m p a r e c e n c ia a las fu e r z a un g ra v e p r o b le m a p o lític o .
sesiones de Dióscoro y su negativa a Este se acentúa en el momento en el
a c e p ta r el Tomo del papa León, s u ­ que todo nuevo emperador es corona­
puso p ro fu nd izar las ya enorm es d i­ do r i t u a l m e n t e p o r el p a t r i a r c a de
ferencias entre las iglesias de C o n s ­ Constantinopla, lo que agudiza la di­
tan tin o p la y A lejan d ría. De hecho visión ex iste nte ya que este acto es
fue el último concilio en el que tod a­ al mismo tiempo garantía de la legi­
vía se r e u n ie ro n un n ú m e ro im p o r ­ timidad imperial y reproductor de las
tante de o bispo s p r o v e n ie n te s de la diferencias existentes con las re g io ­
parte oriental y occidental, y ello de­ nes orientales.
bido al no reconocimiento de A lejan­ En relación con esta contradicción
dría del canon 28 del co ncilio en el nos e n c o n t r a m o s a n te los i n te n to s
qu e se e q u ip a r a b a p r á c t i c a m e n t e a conciliadores protagonizados por los
C o n s ta n t in o p l a con R o m a. En este sig uien tes e m p e ra d o res , con scien tes
m ism o canon se c o n fe ría ta m b ié n a de la necesidad de mantener unido el
Constantinopla el derecho de investir imperio. En el año 482 Zenón intenta
a los obispos de las diócesis de T ra­ romper con la discordia religiosa con
cia, Asia y el Ponto. el fin de llegar a un compromiso p o ­
En E gipto, A rm e n ia y gran parte l í t i c o - e c l e s i á s t i c o . Con este fin , y
de P a l e s t i n a y S ir ia no se dió p o r aunque él mismo parece que sim pati­
bueno el dogm a aprobado en C a lc e ­ zaba con el monofisismo, a través de
donia, produciéndose sublevaciones y un edicto imperial, el llamado Heno-
protestas populares, entre las que ca ­ tikón o edicto de unión, Zenón se ad­
be d e sta c a r por su tr a s c e n d e n c ia la hería a los credos de N icea y C o n s­
de A le ja n d ría . En e sta c iu d a d , una t a n t i n o p l a , a c e p t a b a lo s D o c e
vez cono cid o el re sulta do c onciliar, A n a t e m a s d e l p a t r i a r c a C i r i l o de
se produjo un v io lento y san griento Constantinopla y condenaba las here­
motín, siendo necesarias tropas im p e ­ jías de N estorio y Eutiques. Sin e m ­
riales para pro teger al nuevo obispo bargo no se hacía m ención alguna al
y suceso r de D ió sco ro P ro terio, d e ­ espinoso tema de las dos naturalezas
fensor del dogma ortodoxo. El mono- de Cristo, condenando a los seguido­
fisism o pasa ah ora a a d q u irir claras res de Calcedonia.
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 33

EI Diluvio. Miniatura sobre pergamino,


(primera mitad del siglo VI)

Hay que insistir en el carácter pu­ cio. E sta so lu ció n f a llid a irá a r r a s ­
ram ente político de esta m edida, en trando el problema de la división e n­
la que e sta b a n in te r e s a d o s tanto el tre ambas m itades hasta el año 518,
e m p e r a d o r c o m o el p a t r i a r c a de cuando el em perad or Justino intente
C o n s ta n tin o p l a A c a c io , te n d e n te a r e o r g a n iz a r las r e la c io n e s p o lític a s
paliar los efectos del cisma. Sin e m ­ imponiendo la autoridad del gobierno
b a r g o la s r e a c c i o n e s no g u a r d a n central enarbolando la doctrina orto­
relación con las expectativas en ella doxa.
p u e sta s, ya que no s a tis fiz o po r un Sin embargo, de por medio con ta­
lado a los m o n o fis ita s e x tr e m is ta s , m o s co n el i m p o r t a n t e r e in a d o de
como los monjes de Egipto, P a le sti­ A n a s t a s io ( 4 9 1 - 5 1 8 ) . E ste p ia d o so
na y Siria, ni a los m o njes p a r tid a ­ emperador, que en el año 502 abolió
rios de C a lc e d o n ia que r e s id ía n en el teatro, parece que era un monofisi-
C o n s ta n tin o p la . Son los a c é fa lo s y ta convencido. Su elección como e m ­
los a k o im e to i (los que están sin r e ­ perador contó por este motivo con la
poso), respectivamente, lo que unido oposición del patriarca Eufemio, que
a la condena del papa Sim plicio su ­ únicamente se avino a coronarle sólo
pone el fracaso de la medida adopta­ si h a c ía p ú b lic a fe del c o n c ili o de
da conjun tam ente por Zenón y A c a ­ C alcedonia. Se trata pues de un e n ­
34 A k a l H is to ria d e l M u n d o A n tig u o

frentam iento en la propia capital en ­ f in a lm e n te de m a n e ra d is tin ta a su


tre las instancias política y religiosa, predecesor en política religiosa. Este
c o n el p r o b l e m a de la s r e g i o n e s hecho en el fondo denota el c onv en ­
orientales como fondo. Este enfrenta­ c im i e n to de los g o b e r n a n t e s de lo
miento llegó a su fin en el año 497, irreversible de la p ro g re siv a in c o m ­
con la celebración de un concilio en patibilidad, que sólo en momentos de
C o n s t a n t i n o p l a en el q u e E u f e m io grandes peligros y de debilidad inter­
fue acusado de ne storiano, depuesto na h a b ría dad o lu g a r a una po lític a
y ex ila d o al Ponto. Sin e m b a rg o su de c on cesion es (com o es el caso de
sucesor M acedonio no era m onofisi- la penetración en G recia y M a c e d o ­
ta, sino calce d o n ian o , y su caída se nia en el 517 de contingentes im por­
debió precisamente a la creciente re­ tantes de búlgaros).
sistencia a la ortodoxia en Siria y P a­
lestina. Sensible a estos peligros Anas­
ta s io c o n s i g u e q u e se c o n d e n e al 2. Evolución s o c i o e c o ­
patriarca en una sesión del Senado con
la excusa de que maquinaba una con­ nóm ica: c a ra c te rístic a s
juración contra el em perador, al que principales
acusaría de no seguir la ortodoxia.
La d e p o s ic ió n del p a tria rc a o r t o ­
doxo de Antioquía Flaviano y su sus­ a) Las c iu d a d e s
titución por el monofisita Severo van
en esta misma línea de intentar equ i­ Mientras que se admite por la m ayo­
librar ambas doctrinas. Sin embargo, ría de los h is to ria d o re s el hecho de
la im p r u d e n te p o lí tic a de T im o te o , que en la parte occidental de los te ­
sucesor de Macedonio, consistente en rritorios del antiguo im perio romano
introducir el rito m onofisita en la li­ se había producido un cambio estruc­
turgia de Santa Sofía dió pie a g ran ­ tural en la sociedad, este mismo h e ­
des y violentas revueltas en la capital cho está sujeto a discusiones para la
que llegaron a c u e s tio n a r la p e r m a ­ parte o c cidental. F u n d a m e n ta lm e n te
nencia de Anastasio en el trono. Una la duda parte de una tendencia c o n ­
vez contenida la sublevación la clara s is te n te en e s t a b le c e r una e s tr e c h a
abjuración de su fe por el emperador relación entre desaparición del im pe­
fue el estandarte que enarboló el c o ­ r io o c c i d e n t a l y d i s c o n t i n u i d a d y
m es fo e d e ra to ru m de Tracia, Vitalia- m an te n im ie n to de la p a rs o rie n tis y
no, consiguió hacerse con el control co n tin u id a d en sus e s tru c tu ra s , r e s ­
de la p r o v i n c ia p a ra m ás ta rd e e n ­ pectivamente.
frentarse v ic to rio sam en te al ejército A j u ic io de K a z h d a n y C u tle r la
enviado por C o nsta n tin o p la a fin de cuestió n previa al análisis de la s o ­
c o m b a tir le (5 13 ). Al año s ig u ie n te cie d a d b iz a n tin a c on siste en de finir
Vitaliano marcha contra Constantino- qué entendem os por antigüedad para
pla llegando casi a tomarla. Los h e ­ a continuación ver si las característi­
chos a c a e cid o s a c o n tin u a c ió n , que cas princip ales de la m ism a han su ­
supusieron la derrota de la rebelión, frido o no cambios estructurales. S i­
debilitaron no obstante el poder c en­ g u i e n d o a lo s a u t o r e s c i t a d o s
tral y ahondaron aún más las diferen­ podemos decir que se puede entender
cias entre m o n o fisism o y ortodoxia, por antigüedad una estru ctura social
entre las regiones orientales y las oc­ urbana, que está basada sobre la p o ­
cidentales. lis o m unicipium , en cuya estructura
En cuanto a Justino ya se ha pues­ la e x i s te n c ia de la c iu d a d c o m o la
to de relieve que era un convencid o unidad social fundam ental determina
c a lc e d o n ia n o y que p o r tanto actúo tanto las form as de propied ad como
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 35
las re la c io n e s de g ru p o s so c ia le s o id e a , a u n q u e r e c o n o c i e n d o q u e la
clases y la naturaleza de los aspectos ciudad bizantina m antendría la a u to ­
ideológicos, religiosos o estéticos de ridad po lítica y el prestig io cultural
la sociedad. heredados de su antiguo esplendor de
Para Bizancio, el conjunto de op i­ la antigüedad. Por último, y siguien­
niones de corte tradicional m antiene do a esta autora, se produce ahora un
la idea según la cual la existencia de antagonism o social determ inante d e­
c iu d a d e s y su im p o r ta n c ia se ría un r iv a d o del h e c h o de qu e la c iu d a d
hecho manifiesto, en contra p re c isa ­ con sum e un excedente que proviene
m ente de lo ocu rrid o en los albores del campo.
de la edad media occidental. Sin e m ­ Por tanto se ha pasado a lo largo
bargo, los e stud io s re a liz a d o s sobre del Bajo Imperio de una sociedad en
las ciudades de la Península Balcáni­ la que la suma de las ciudades daba
ca demuestran claramente que se pro­ lugar al imperio, con una gran inde­
dujo en éstas una d e cadencia ya fe- pendencia administrativa de estas c o ­
c h a b l e a f i n a l e s d el s i g l o VI y munidades, a otra en la que la inter­
c o m ie n z o s del V il, d e s a p a r e c ie n d o v e n c i ó n d e l E s t a d o es c a d a v e z
m u c h a s de e l l a s o d i s m i n u y e n d o mayor, imponiendo oficiales como el
e norm em ente en tamaño, como es el c u r a to r o el d e fe n s o r c iv ita tis que
caso de Atenas. Por lo que respecta a eclipsarían a los magistrados locales.
las ciudades del Asia Menor, Foss ha Además, esta debilidad es tal que en
dem ostrado fehacientem ente que e n ­ algunas ocasiones los propios em p e ­
tre los siglos IV y VI habrían decre­ radores habrían de tomar cartas en el
cido en im portancia dándose el caso a s u n to p r o t e g i e n d o a las c iu d a d e s
de que muchas habrían visto red u c i­ que veían cóm o sus tierras les eran
do ta n to su ta m a ñ o c o m o su p e s o arrebatadas por personajes poderosos.
cualitativo. En el año 443 el emperador Teodosio
Las c a u s a s que se han a p u n ta d o II, fu e rte m e n te im p re sio n a d o por la
como explicativas de este fenóm eno s i t u a c i ó n e x t r e m a de la c iu d a d de
son, co m o en m uc h a s otras o c a s i o ­ H eraclea, dec re tó que todas las t i e ­
nes, de c a r á c te r in te r n o o e x te rn o , rras de las ciudades usurpadas duran­
poniéndose el acento en las continuas te los últimos treinta años les habrían
acometidas de los pueblos germanos, de ser devueltas; por su parte, M a r ­
¡saurios, persas...etc., o bien en fa c ­ ciano prom ulga una ley más drástica
tores in trín se co s de la soc ie d a d del en el año 451, d ecretando que q u ie ­
imperio romano oriental. Sin e m b a r­ nes hubiesen o btenido tierras de las
go, la h is to ria d o r a E. P a tla g e a n ha c iu d a d e s con re m isió n del arrie n d o
demostrado que la pervivencia de los d e s d e el a ñ o 3 7 9 , d e b e r í a n d e s d e
m odos de vida de la ciudad antigua ahora pagar el arriendo a las mismas,
ún icam ente tendrían un aspecto fo r ­ m ientras retuviesen la plena p ro p ie ­
mal, que e sc o n d e ría n una a u té n tic a dad (N o v e lla Χ Χ Π Ϊ ,Ι -T e o dosio II-;
crisis m an ife sta d a en fenó m eno s t a ­ Novella III-Marciano).
les como el estancam ien to e c o n ó m i­ La c a r g a m ás p e s a d a que re c a ía
co y el p r o g re siv o d e te r io ro de las sobre las autoridades ciudadanas era
in s titu c io n e s u rb a n a s y los v a lo re s el m antenimiento de los trabajos pú ­
tradicionales. Preguntándose Patlage­ blicos. El interés del estado en que
an sobre sí la historia de las ciudades no h u b ie se d e f e c c io n e s en los m is ­
se c a r a c t e r i z a r í a p o r una p r o f u n d a mos se advierte ya en el último cuar­
depresión, como sostiene Kazhdan, o to del siglo IV, en el que el orden c u ­
bien tuvo una s u p e r v iv e n c ia más o r i a l se h a b r í a c o n v e r t i d o en u n a
m enos prolon gada - l a teoría de Os- cerrada casta hereditaria, a la que le
trogorsky-, se decanta por la primera estaba prohibido declinar sus obliga-
36 A k a l H is to ria d e l M u n d o A n tig u o

sentido de que los im puestos p ro v e ­


nientes de las ciudades fuesen p a g a ­
dos directamente al curator civitatis,
sin pasar por las manos del goberna­
dor p ro v in c ia l. La m ism a m ed id a
perseguiría Anastasio con la creación
de los vindices, que serían los encar­
gados de la recaudación de las rentas
im p e r ia le s en c a d a c iu d a d ( C ó d ig o
Justiniano, V III.X II.l; Novella XXX-
V ll-para Anastasio).
Por unos pasajes de Juan de Lydo
y de Evagrio, respectivam ente, pode­
mos ded u c ir que las c o rp o rac io n es
ciudadanas habrían dejado de existir
en O r ie n te d e s p u é s del r e in a d o de
Anastasio. A partir de este momento
los asuntos concernientes a la ciudad
serían gestionados por personas nom ­
b r a d a s p o r el o b i s p o , lo s g r a n d e s
Sólido de Arcadio (383-408) p ro p ie ta rio s o bien por el g o b ie rn o
central o p ro vinc ia l (de m a g is tr a ti­
ciones re tirá n d o s e a sus p o se sio n e s b u s p o p u li R o m a n i 1.28; E v a g r i o ,
en el cam po o traspasar sus p r o p ie ­ III.42). Consecuentem ente, Kurbatov
dades urbanas o rurales sin perm iso su p o n e que la p ro p ie d a d c iu d a d a n a
( C ó d ig o T e o d o s ia n o X I I . X V I I I .2 y habría pasado, entre los siglos IV y
xii.m.i). VI, a manos de personas privadas, de
F in a lm e n te el g o b ie r n o im p e r ia l la Iglesia, de corporaciones o del es­
fracasó en la mayoría de los casos en tado, teniendo poco peso la idea se ­
los que intentó mantener a los curia­ gú n la c u a l el p r im itiv o m o n a c a to
les en sus ciudades respectivas. Este contribuiría, con su defensa de la pe­
hecho, que encuentra un eco en el la ­ queña propiedad cam pesina, a la d i ­
mento de Justiniano por la d ism in u ­ fusión de esta, ya que se trataba de
ción de la riq u e za y del n ú m e ro de una actitud que se ba sa b a en el re­
los miembros de la corporación c iu ­ c h a z o de to dos los v a lo re s p ro p io s
d ad an a (N o vella X X X V III), supuso del m undo b ajo im p eria l, con un c a ­
que las familias curiales ricas pudie­ rácter marcadamente autárquico.
sen escapar con más fa c ilida d a sus En d e f i n i t i v a , y t o m a n d o c o m o
obligaciones, de modo que los curia­ modelo la ciudad de Constantinopla,
les fueron viendo como se degradaba podemos decir que en el llamado pe­
su statu s socioeconóm ico de manera ríodo protobizantino, entre los siglos
progresiva hasta llegar en el siglo VI IV y V II, nos e n c o n tr a r í a m o s ante
a a lc a n z a r unos n iv e le s muy bajos. una ciudad aparen tem en te flo re c ie n ­
E ste he c h o no e sc a p a b a , c o m o nos te, que en realidad escondía un e sta ­
informa Libanio, al importante y c re ­ do de situación e co n ó m ic a y de c o ­
c ie n te peso que en la s o c ie d a d del lapso de las trad icio nales form as de
m om ento iba adquiriendo el p atro c i­ dependencia, que en este período de
n io, que se p r o y e c ta b a ta m b ié n en tra n sic ió n e sta ría n dando lu g a r a
las c i u d a d e s ( O r a t i o n e s , X L I I I . 8 , otras nuevas.
X L IX . 13-14). E ste h e c h o se m a n i ­ Es interesante, a este respecto, e x­
fiesta con toda c laridad en la orden p o n e r a lg u n a de las c a r a c t e r ís t ic a s
dada por el e m p e ra d o r Z e n ó n en el más notables de la organización pro-
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 37

Corte de Justiniano (Detalle).


Rávena, Basílica de S. Vital
38 A k a ! H isto ria d e l M u n d o A n tig u o

pia de la capital imperial: C o nstanti­ da p o r las f a c c io n e s del c ir c o , las


nopla. En este sentido hay que m e n ­ cu ales, a ju ic io de P ro c o p io , se h a ­
cionar la respetable im portancia que brían d e c a n ta d o sólo re c ie n te m e n te
en el m u n d o t a r d o r r o m a n o h a b ía n h a c ia u n a a c titu d h o s til y v io le n ta
adquirido los actos públicos ce le b ra ­ entre ellas (Bellum Persicum I.XXIV:
dos en el teatro y, sobre todo, en el 2-6). En C on stantin op la, en el siglo
h ipódrom o. G. D agron, re firié n d o se V, existirían cinco colores o fa c c io ­
al caso de C o n s ta n tin o p la , s o stie n e nes: R o jo s, B la n c o s, A z u le s y V er­
que la confrontación que se produce des, aunque sólo las dos últimas ten­
en el h ipódrom o entre el em p e ra d or d rían una im p la n ta c ió n efectiva. Se
y el p u e b lo c iu d a d a n o s u p o n e una ha d is c u t id o g r a n d e m e n te s o b re el
puesta a prueba de la legitimidad im ­ v alor y el sig n ific a d o de estos g r u ­
perial, este hecho se advertiría en los pos, los A zules y los Verdes, a p u n ­
sucesos protagonizados en el 471 por tándose desde que se trataba de sim ­
el mismo pueblo y el emperador León, ples competidores en materia deportiva
cuando los prim eros acuden al h ip ó­ (Rambaud) hasta interpretaciones que
dromo a fin de evitar la asociación al ven en ellos claras connotaciones p o ­
trono del hijo del to d opo de roso A s ­ líticas (M an ojlo vic). Las c o n c lu s io ­
par. En el 478, a su vuelta de C o ns­ nes de ese último, que ven una clara
tantinopla, Zenón utilizaría este mis­ s ig n ific a c ió n p o lític a y civil en los
mo escenario a fin de hacerse reconocer colores que definían los grupos parti­
por los h a bita n te s de la c iu d a d tras c ip a n te s en el H i p ó d r o m o con una
su a p r o b a c i ó n p o r el S e n a d o y el estrecha conexión con la vieja tradi­
ejército. Finalm en te, en el año 512, ción po lítica grieg a, han servido de
el anciano emperador Anastasio acu­ partida a estudios posteriores, que in­
de al hipódromo sin corona para re ­ tentan descifrar las causas que subya-
con quistar el favor popular tras una cen a estos en frentam ientos. En este
ép o c a de p ro te sta . La o r g a n iz a c ió n sentido, se ha interpretado que la f a c ­
del Hipódromo en C onstantinopla se tio de los A zu les r e p re s e n ta ría a la
c o nfigura p ro g re siv a m e n te com o un aristocracia oficial y terrateniente, al
e s p a c i o c o n s t i t u c i o n a l en el c u a l, lado del e m pe rad or mientras que los
a d e m á s de los j u e g o s p r o p i a m e n te Verdes e s ta ría n r e s p a ld a d o s p o r un
dicho s, tienen lugar las c e re m o n ia s m edio ex clu siv a m e n te urbano, c o m ­
oficiales y actos relacionados con a s­ pu e sto de a rte sa n o s y c o m e rc ia n te s
p e c to s v a rio s de la v id a p o l ític a y (Diakonov). La interpretación de ca-
adm in istrativa, com o puede ser, por
ejem p lo , la a d m in is tra c ió n de j u s t i ­
cia. Se ha afirmado que la ciudad a n­ Deserción de la curia
tigua, en sus orígenes, se definía por
un c o nsejo re strin g id o y una a s a m ­ Los em peradores Arcadio y Honorio a
blea ple n a ria ; esta a s a m b le a p uede Euticiano, prefecto del pretorio.
c o n c e b irse com o el a n te c e d e n te del Decretamos que todos los curiales
carácter de medio de difusión de los serán advertidos bajo penas para que
sentimientos y opiniones de la pobla­ no huyan o abandonen sus municipios
ción de la parte oriental, no ex c lu si­ con el propósito de vivir en el campo.
vamente bizantina, a través de la c e ­ Sabrán que si prefieren cualquier pre­
lebración de actos públicos. dio al municipio, esta propiedad les s e ­
En Bizancio esta form a de e x p re ­ rá arrebatada por el fisco al mostrarse
sión, que se afirma sobre todo a p a r­ estos impíos al eludir su municipio.
tir del reino de Teodosio II, adquiere
una fisonomía nueva que se concreta Diciembre del 396.
en una nueva dimensión protagoniza­ (Cód. Th. XII, 18, 2)
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 39
rácter religiosos, que no es incom pa­ Facciones del hipódromo
tible con esta última, identifica a los
A z u le s a ristó c ra ta s con una a c titu d En cada ciudad la población había sido
o r to d o x a en lo r e li g i o s o , m ie n tr a s dividida d e sd e hacía ya tiempo en las
que la de los Verdes, com puesta por fa c c io n e s Azules y V erdes. Pero en
las clases trabajadoras, ele g iría una tiempos relativamente recientes se ha
lín e a m enos c o n fo rm e con el pod er llegado a tal situación en relación a e s ­
en lo religioso. tos nombres y los asientos que e sta s
Podem os afirm ar que estas a sa m ­ facciones ocupan como espectadores en
bleas p op ulare s de las c iu d a d e s b i ­ los juegos, que gastan su dinero y so ­
zantinas (adem ás de C o n sta n tin o p la meten a sus cuerpos a las mayores tor­
hay m enciones de A ntioquía y otros turas, no considerando indigno morir de
centros urbanos) aparecen investidas la forma más vergonzosa. Luchan contra
de funciones políticas, en la medida sus oponentes sin saber por qué razón
en que es un lugar de diálogo entre se arriesgan, aunque sepan que incluso
el poder y la población. No obstante, si vencen en la lucha, el desenlace será
e sta s re la c io n e s han p e rd id o el c a ­ para ellos la prisión y, luego de sufrir
rácter propio de la tradición antigua, enormes torturas, su destrucción.
en la medida que las normas de ésta Crece en ellos una hostilidad contra
habían sido desbordadas por el aflu ­ sus prójimos que no tiene causa y que
jo de gran número de gentes de c o n ­ no desaparece, dando lugar a que no
dición hum ilde que se inscribían en se lleven a cabo matrimonios, ni rela­
la población parasitaria de las c iu d a­ ciones de amistad o de cualquier otra
des c r is tia n a s . A z u le s (P r a s in o i) y índole, dándose el caso incluso de que
V e rd e s ( V e n e to i) c o n s t i t u i r á n u na e stas diferencias respecto a estos co­
f o rm a de dar salida a las te n sio n e s lores se dan entre hermanos u otro ti­
sociales reinantes, que podían tomar po de parientes.
la forma de controversias religiosas,
p e ro al m ism o tie m p o su p o n ía n un (Procopío, Bellum Persicum, I.
peligro latente por lo grave e inespe­ XXIV. 2-4)
rado de las revueltas que p ro ta g o n i­
zaban, como lo a te stig u a la fa m o sa a ser una unidad económ ica, al incor­
revuelta N ika habida en tiem pos de porar formas de producción, que ori­
Justiniano. g i n a r i a m e n t e f u e r o n p r o p ia s de la
A p e sar de que no haya que p r e ­ ciudad; dete rm ina d a s actividades de
sentar con connotaciones catastrofis- la industria y la artesanía pasaron a
tas la decadencia de las ciudades po­ form ar parte de la explotación rú sti­
dem os decir que “ e sta b a en m arch a c a ” (Maier).
una tra n sfo rm a c ió n de la e stru ctu ra
e c o n ó m ic a , que c o n d u jo a una p r e ­ b) El colo nato
ponderancia de la economía agraria y
co n v irtió a las g ra n d es prop ie d ad e s En el Bajo Im p erio, y para la parte
rurales, favorecidas por las po sibili­ oriental, se produce una clara evolu­
dades de inm unidad frente a los im ­ ción del colono, que tam bién se h a ­
puestos y por la seguridad de las in­ bría dado en la p a rs occidentis, con­
versiones, en auténtico sostén de las sistente en el paso de una situación,
clases dirigentes del im p e rio ..... Pero en la cual aparecería como un arren­
ahora, la absorción del pequeño cam ­ datario que pagaba una renta sobre la
pesinado independiente por las gran­ tierra, a cambio de la entrega de una
des propiedades..... se convirtió en un p arte de la p ro d u c c ió n y de p r e s t a ­
f e n ó m e n o c a r a c te r ís t ic o de la é p o ­ ciones en trabajo, a otra caracteriza­
c a ..... La gran propiedad agraria pasó da por la progresiva restricción de su
40 A k a l H isto ria d e l M u n d o A n tig u o

l i b e r t a d de m o v i m i e n t o , q u i z á s E n p r i m e r l u g a r s a b e m o s de la
llevada a cabo por primera vez por el e xistencia de los coloni a d scrip tic ii,
c e n s o e l a b o r a d o p o r el e m p e r a d o r los cuales se definían por el carácter
Diocleciano.Esta progresiva inm ovili­ h e red itario de su co nd ició n , en m u ­
zación de los colonos que los fijaba a chos aspectos sim ilar a la registrada
la tierra, supone en la parte oriental en el caso de los esclavos agrícolas.
un a p o lí tic a d ir ig id a a a u m e n ta r y Efectivam ente, su sujección al suelo
e n d u re c e r los lazos de d e p e n d e n c ia es tal que no pueden separarse de la
de los mismos, que se explica por ra ­ tie rra en la que v iv en y tra b a jan ni
zones financieras y de falta de mano p o r d e c isió n p ro p ia ni p o r la v enta
de obra. S a be m o s de la situ a c ió n y del dominio al cual están unidos. En­
de la tip o lo g ía del c o lo n a to f u n d a ­ contramos estos colonos en los dom i­
m entalmente por la legislación de los n io s d e l g r a n p r o p i e t a r i o e g i p c i o
siglos V y VI, que en muchos casos Apión y en las tierras pertenecientes
nos m u e stra n ya una situ a c ió n p e r ­ a la iglesia de Oxirrinco. Justiniano,
fectamente consolidada. en una ley que hace referencia a todo
el te rrito rio so m e tid o a su ju r i s d i c ­
Colonato ción se pregunta sobre la posible d i­
fe r e n c ia e x is te n te en tre e s c la v o s y
Los e m p erado res Teodosio y Arcadio ad scrip ticii, cuando ambos están has­
Augustos a Rufino, prefecto del preto­ ta tal p u n to s u je to s al p o d e r de su
rio. -Q u e en toda la diócesis de Tracia, amo que éste puede al mismo tiempo
d e sp u é s de la abolición para siempre manumitir a un esclavo con su p e c u ­
del impuesto de capitación sobre los lium o vender a un adscripticius con
hombres (humana capitatio), el impues­ la tie rra (C.J. X I.X L V III.2 1 ). Esta
to territorial (iugatio terrena) se a el úni­ hom ogenización del status entre am ­
co pagado. Y por temor a que a los co­ bos se profundiza en el siglo V, al no
lonos, como consecuencia de la ruptura permitirse a estos colonos prestar ser­
del lazo que representaba para ellos su vicio militar, al igual que los e s c la ­
inscripción en el registro, les parezca vos, y encomendarse en el siglo IV al
que han recibido permiso de desplazar­ dueño de la tierra la obligación de la
se y de retirarse a su modo, que dichos re ca u da ción de im puestos que p e s a ­
colonos sean vinculados en adelante a ban sobre e sto s, c o m o lo ve n ía h a ­
sus tierras por derecho de nacimiento; ciendo desde siempre con respecto a
y, aunque parecen ser de condición li­ los esclavos. Por último, esta serie de
bre, que sean considerados sin embar­ trabas y de recortes de la libertad de
go como atados a la tierra en que han esta p o b la c ió n en p rin c ip io libre se
nacido, que no posean la facultad de a d v i e r t e en la l e g i s l a c i ó n q u e les
retirarse donde quieran ni de cambiar prohibía demandar a sus señores o en
de domicilio; pero que los propietarios las disposiciones del concilio de C al­
se sirvan de este derecho, los patronos c e d o n ia y la ley p r o m u l g a d a en el
de su solicitud y los dueños de su po­ 484 por el em perador Zenón que ha­
der omnímodo. Si alguno, por casuali­ cía preceptivo el co nsentim iento del
dad, llega a acoger o retener al colono dueño o señor en caso de que un es­
de otro, que se a obligado a pagar dos clavo o un colono quisiese entrar en
libras de oro a aquel cuyos campos ha­ un monasterio (C. J. I.III.36).
yan estado privados así del cultivador Esta progresiva disminución de los
tránsfuga, a fin de restituir a éste último derechos del colonato se advierte f i­
con todo su peculio y su «familia. n a lm e n te en una ley del e m p e r a d o r
Anastasio, el cual, tomando como re­
Codex Justinianus, XI, 52, 1. ferencia otra del año 419, decretaba
q u e un h o m b r e l i b r e q u e h u b i e s e
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 41
arrendado una tierra durante un perí­ con una cla ra lim ita c ió n m a rc a d a
odo de treinta años, por esta m ism a fundamentalmente por razones de ín­
razón se le uniría a ella de por vida, dole ec o n ó m ic o . La gran im p la n ta ­
a u n q u e c o n s e rv a s e su c o n d ic ió n de ción que tiene el colonato en el siglo
libre y por tanto no sufriera la degra­ V se advierte nítidamente en una ley
dación propia del a d sc rip tic iu s (C. de Teodosio II del año 409 en la que,
J. X I.X LVIII. 19). Es, en d efin itiv a, al referirse a la captura de la tribu de
u n a s i t u a c i ó n a la c u a l a f l u y e r o n los e sc iro s, se d e c r e ta que no sean
otras formas de trabajo libre que go­ convertidos en esclavos ni apartados
zaban de una situación más benigna del trabajo de la tierra, sino que por
que los arriba citados, estando suje­ el c o n tra rio sean d istr ib u id o s entre
tos de fo rm a h e r e d ita r ia a la tie rra los grandes propietarios iure colona­
pero pudiendo tanto dem an dar a sus tu s , de f o r m a q u e s e a n s u j e t o s de
señores como alistarse en el ejercito, fo r m a p e r m a n e n te a la tie r r a en la
vender su propiedad...etc. Ello supo­ que trabajan (C.Th. V.VI.3).
ne, como vemos, una concepción ca ­ En este sentido, dos razones expli­
da vez m ás te ó r ic a de su lib e r ta d , can este proceso. En primer lugar no

Iglesia de San Apolinar ¡n Classe,


Rávena, (mediados dei siglo VI). El campanario,
a la izquierda es del siglo X.
42 A k a I H is to ria d e l M u n d o A n tig u o

hay que olvidar que todos los m iem ­ Patrocinio


bros pertenecientes a la clase social
d o m i n a n t e f i g u r a n en el c e n s o de Los emperadores Arcadio y Honorio a
grandes pro p ietario s te rrito riales, Heracliano, conde de Egipto.
siendo la corona, y el em perad or en Si cualquier persona de tu oficio o
c o n c reto , una de las in sta n c ia s m ás de cualquier otro orden se descubriera
poderosas. Por otra parte hay que h a ­ qu e h a b ía recibido p u e b lo s bajo su
cer notar que el fisco obtiene de e s ­ protección, sufrirá las penas estableci­
to s p r o p i e t a r i o s u n a p a r t e m u y das. Además los grandes propietarios
im p ortante de sus ingresos. Las dos serán obligados a obedecer los dictá­
razones expuestas, en último término, m e n e s imperiales, incluso contra su
nos ponen en relación con la crisis de deseo, debiendo satisfacer las cargas
una forma de dependencia campesina públicas. Pero si ocurriese que algu­
que el legislador tiene interés en m an­ nos pueblos, d e p e n d ie n d o del poder
tener y v ig ila r tanto por razones de de sus protectores o por ellos mismos,
carácter fiscal como por la existencia se resistiesen al cumplimiento de sus
de una solidaridad social expresa. Se obligaciones públicas, estarán sujetos
trata en definitiva de una crisis de la al castigo en razón de esta falta.
forma de adquisición de la renta fun- 4. Los mismos emperadores a Euti-
d ia r ia y del p r o p io c a r á c t e r de los ciano, prefecto del pretorio.
propietarios de la tierra, que muestran Decretamos que cualquier persona
su incapacidad a la hora de jugar sa­ de cualquier dignidad que procure s u ­
tisfactoriamente su papel de interm e­ ministrar protección a rústicos, ya sean
diarios entre los ca m p e sin o s d e p e n ­ g e n e r a le s de la milicia, c o n d e s , e x ­
dientes y el fisco. Ante esta perspectiva procónsules, ex-vicarios, ex-augustales
es totalm ente co m p ren sib le el f e n ó ­ o ex-tribunos, o un miembro de la cu­
meno de huida protagonizado por los ria o cualquier otro alto cargo, habrán
colonos, los cuales, tal y como nos lo de pagar una multa de cuarenta libras
presenta Libanio para fines del siglo de oro...no sólo serán impuestas estas
IV, huían de sus tierras a fin de ampa­ penas a las personas que procuren el
rarse en el patrocinio de los militares patrocinio de rústicos, sino a c u a le s ­
instalados en sus posesiones, abando­ quiera que, con el propósito de evadir
n a n d o a sí a sus s e ñ o r e s l e g í t i m o s sus obligaciones fiscales, busquen re­
0O rationes, X L V II.ll). fugio en el patrocinio, habrán de hacer
frente al doble del pago de la multa
impuesta.
c) El patrocinio S e p t ie m b r e del 395 y m a rz o del
399, respectivamente.
La p ro g re siv a situ ación de in d e fe n ­
sión en la que se encontraba tanto el labradores, sino que afectó también a
c olono com o el p e q u e ñ o c a m p esin o las corporaciones artesanales y a los
libre, por las razones arriba e x p u e s­ curiales de las ciudades, lo que p ro ­
tas, les llevó a buscar la p ro tección vocó una gran huida de la población
del gran h acen d a d o , d á nd ose el l l a ­ de estas al campo.
mado movimiento de los patrocinios, L ib a n io d e s c r ib e d e ta l la d a m e n te
consistente en el sometim iento de in ­ las distintas formas que el patrocinio
dividuos o grupos enteros a un terra­ revistió en Siria a fines del siglo IV,
teniente, al cual entregaban sus pose­ donde fue utilizado tanto por peq ue­
siones, que a continuación volvían a ños cam pesinos como por aldeas e n ­
recibir en arriendo, a cambio de c o n ­ teras (O ra tio n es XLVII. 1-16). Para
tar con su protección. Esta operación el c aso de E g ip to las d isp o s ic io n e s
no se c ir c u n s c r ib ió a los p e q u e ñ o s contenidas en el Código T eodosiano
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 43
nos informan de la fuerza emergente mente en sus manos (Novella XVI y
del patrocinio, el cual en esta misma XXI -Ju stinian o-). Por último, el de­
época era llevado a cabo por p e r s o ­ se m p e ñ o a rb itra rio de la ju s t ic ia al
nas que desem peñab an norm alm ente margen de las instituciones del estado
c a rg o s a d m in is tr a tiv o s , de c a rá c te r se a dvierte en la re itera tiv a le g isla ­
civil o militar, de las que dependían ción imperial, que pena la existencia
c a m p e s in o s que a c a m b io de pagos de cárceles privadas, tanto en el cam­
regu lares a sus p atronos conseguían po como en la ciudad (Código Teodo­
evadir sus impuestos y otras o b lig a ­ siano IX. XI. 6; Código de Justiniano
ciones públicas (por ejemplo, Código IX. V. 1-2; para los años 388, 486 y
T e o d o sia n o , XI.XXIV. 1-51). P o d e ­ 529, respectivam ente). Los p o tentio-
m os o b s e r v a r la e n o rm e in c id e n c ia res tienen también sus propios ejérci­
de este fenómeno para comienzos del tos, prohibidos en el año 468 (C.J. IX.
s i g l o V en o t r a d i s p o s i c i ó n le g a l XII), que a pesar del dictamen im pe­
(C.Th. XXIV.6) por la cual el prefec­ rial, no muy efectivo, constituirán un
to del pretorio permitía que las igle­ c o n t i n g e n t e m uy i m p o r t a n t e en el
sias de C on sta n tin o p la y de A le ja n ­ ejército público del siglo VI.
d ría m a n tu v ie s e n en p a tr o c in io las P o d e m o s d e c ir q u e el p a tro c in io
ald e a s de c a m p e s in o s lib re s que se supone una nueva form a de p r o p ie ­
les habían encom endado, eso sí, con dad, ilegítim a porque es c o ntra ria a
la obligación de cumplir con el pago los intereses del legislador, respetando
de sus im puestos y otras cargas p ú ­ en la práctica la relación clásica exis­
blicas. Ello dem uestra claram ente el tente entre el impuesto y la renta te­
c arácter de la Iglesia - a l m argen de rritorial e innovando en la medida en
su te nd e nc ia d o c tr i n a l - fue rte m e nte que se produce una extensión de tipo
e n t r o n c a d a en la r e a li d a d s o c ia l y señorial en sus com petencias (Patla-
económica del momento. gean). Se puede afirmar que se produ­
Todo este proceso va en contra de ce en los cam pos bizantinos un d es­
los intereses del Estado, por lo que no p lazam iento m asivo de los derechos
ha de e x tra ñ a r que los e m p e ra d o res sobre el suelo en beneficio de aque­
del s ig lo V lu c h e n d e n o d a d a m e n t e llos que detentan los medios reales de
co n tra el p a tro c in io : M a rc ia n o p r o ­ intervención fiscal y judicial, en detri­
mulgaría una ley por la cual se anula­ mento de los propietarios legítimos.
rían las relaciones de patrocinio esta­ En definitiva, podemos acabar este
b le c id a s en la d ió c e s is de T r a c ia a apartado afirmando que, a pesar de la
partir del 437, y las contraídas en las m a y o r c o m p le jid a d de la e stru ctu ra
de A sia, Po nto, O r ie n te y E g ip to a económica de Oriente respecto a Oc­
p a r tir del año 441. E sta ley fue de cidente, advertimos en el sistema eco­
nuevo p rom ulgada por el em p erad or nóm ico b izan tino una serie de d e f i­
León en el 468, lo que denota la poca cie nc ia s e stru c tu ra le s que, unidas a
efectividad de estas medidas (Código los fenómenos ya expuestos, se cifra­
de Justiniano, XI.ILIV. 1). El patroci­ ban en el desajuste existente entre de­
nio de los poderosos (potentes, poten- manda y producción. El carácter limi­
tiores, dinatoi) anula el impuesto de­ tado de la producción agrícola llevó a
bido al estado por una falsa inmunidad, los emperadores a concebir la necesi­
y por tanto la renta debida a un pro ­ dad de tener una presencia continua y
pietario legítimo. Toma a su cargo el dom inante en el proceso productivo,
poder judicial y la fuerza militar, dan­ con el consig uiente recru decim ien to
do lugar en esta época a un señorío de de la política financiera que suponía
hecho. Por otra parte la protección de un claro dirigismo estatal. Este fenó­
los po d e ro so s ta m b ié n se re fle ja en meno se traduce en la política de los
los tribunales, los cuales caen igual­ emperadores León y Zenón, los cuales
44 /!/<a/ H is to ria d e l M u n d o A n tig u o

prohíben en los años 473 y 483, res­ c r i s á r g i r o y lo s p a g o s f i s c a l e s en


pectivamente, la existencia de m on o­ bronce.
polios en manos de particulares (C.J. En definitiva podemos decir que la
IV. XLX. 1-2). Más adelante Justinia­ evolución de la sociedad bizantina de
no, en interés de la seguridad pública, esta época no es cualitativamente dis­
creará un monopolio imperial de m a ­ tinta a la sufrida p o r la m itad o c c i­
nufactura de armas, demostrando ello dental. La cristianización de la socie­
que el g o b ie rn o im p e ria l, el m a y o r
co n s u m id o r e xistente, su p lirá la in ­ Corte de Justiniano
dustria y el comercio privado a través Rávena, Basílica de S.Vital
de tributos en especie cargados a sus
productores, dados los costes deriva­
dos del mantenimiento del aparato ad­
ministrativo.
No hay que olvidar, por otra p a r ­
te, que aún siend o la p arte oriental
más n u m e ro sa en c u a n to a la e x i s ­
te n c ia de n ú c le o s u rb a n o s la carga
contributiva en las regiones con más
c iu d a d e s no su p e rab a el 5% , h ech o
ló g ic o si a d m itim o s que el 90% de
la población vivía de y en el campo.
Este fiscalismo y este dirigism o p r o ­
t a g o n iz a d o p o r el E sta d o tu v ie r o n ,
no o b s ta n te , e f e c to s p o s it iv o s a la
hora de m antener una m oneda de oro
de curso legal fuerte (no hay que o l­
vidar, además, que los burócratas bi­
z a n t in o s t e n d r ía n un c a r á c t e r m ás
profesional).
Pero el fortalecimiento de la m one­
da, que iniciado en el siglo IV llega­
ría hasta la época de Justiniano, tuvo
claras consecuencias deflaccionistas,
con la consiguiente reducción del pre­
cio de las mercancías fundamentales.
Además, serán únicamente los secto­
res m e jo r s itu a d o s s o c ia lm e n te los
que obtengan beneficios de la moneda
de oro. La gran mayoría de la pobla­
ción, com o se ha visto rural, habría
por un lado de hacer frente a la gran
carga tributaria mientras que por otra
parte estaba re m u n e ra d a en especie.
Se encontraba totalm en te m arginada
dei mercado del dinero. En todo caso
la emisión de monedas de bronce, co­
mo la efectuada por A nastasio, tiene
como finalidad favorecer a los menos
pobres en los pequeños negocios u r­
banos, a los m ism os c o m e rc ia n tes a
los que iba dirigida la abolición del
Evolución del Imperio Romano de Oriente hasta Justiniano 45

dad va pareja a la progresiva im portan­ pel distinto jugado por los bárbaros, la
cia adquirida por la Iglesia y al proce­ mejor situación demográfica....etc., ju ­
so feudalizante de las relaciones so­ garon un papel retardatorio en relación
ciales. Se trata, no obstante, de una con el desarrollo sufrido por la otra
feudalización más lenta en la medida mitad (Patlagean), de modo que será el
que en el mundo bizantino factores ta­ período comprendido entre los siglos
les como la m ayor pujanza (relativa) IV y VI - q u e escapa lóg icam ente al
de las ciu dad es, la pro p ia autoridad momento histórico aquí tratado- deci­
imperial, que se sitúa al frente de las sivo a la hora de producirse las trans­
instancias fiscales, legislativas, el pa ­ formaciones estructurales en curso.
46 A k a l H is to ria d e l M u n d o A n tig u o

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Patlagean, E.: P auvreté économ ique Vasiliev, A.: H istoria del Im perio B i­
et p a u v r e té so c ia le á B y za n c e . IVe- zantino. Barcelona, 1946. Iberia.
V lle siécles. París, 1977 Ju stin The First. H arvard University
Rémondon, R.: La crisis del Im perio Press, 1950.
,
Esta historia obra de un equipo de cuarenta profesores de va­
f im m ,
rias universidades españolas pretende ofrecer el último estado
,
de las investigaciones y, a la vez ser accesible a lectores de di­
HISTORIA versos niveles culturales. Una cuidada selección de textos de au­
, ,
tores antiguos mapas, ilustraciones cuadros cronológicos y
orientaciones bibliográficas hacen que cada libro se presente con
°^MVNDO ,
un doble valor de modo que puede funcionar como un capítulo
del conjunto más amplio en el que está inserto o bien como una
ANTÎGVO monografía. Cada texto ha sido redactado por. el especialista del
tema, lo que asegura la calidad científica del proyecto.

25. J. F ernández N ieto, La guerra 44. C . G onzález R o m án , L a R e­


del Peloponeso. pública Tardía: cesarianos y
1. A. C aballos-J. M . S errano, 26. J. F ernández N ieto, Grecia en pompeyanos.
Sum er y A kka d . la primera m itad del s. IV. 45. J. M. R oldán, Instituciones po­
2. J. U rru ela , Egipto: Epoca Ti- 27. D . P lácido, L a civilización líticas de la República romana.
nita e Imperio Antiguo. griega en la época clásica. 46. S. M ontero, L a religión roma­
3. C . G . W ag n er, Babilonia. 28. J. F ernández N ieto , V. A lon­ na antigua.
4. J. U rru ela , Egipto durante el so, Las condiciones de las polis 47. J. M angas, Augusto.
Imperio Medio. en el s. IV y su reflejo en los 48. J. M angas, F. J. Lom as, Los
5. P. Sáez, Los hititas. pensadores griegos. Julio-Claudios y la crisis del 68.
6. F. Presedo, Egipto durante el 29. J. F ernández N ieto , E l m un­ 49. F. J. Lom as, Los Flavios.
Imperio N uevo. do griego y F Hipa de Mace­ 50. G. C hic, La dinastía de los
7. J. A lvar, Los Pueblos del M ar donia. Antoninos.
y otros movim ientos de pueblos 30. M . A . R a b a n a l, A lejandro 51. U . Espinosa, Los Severos.
a fines del I I milenio. Magno y sus sucesores. 52. J. F ernández U biña, El Im pe­
8. C . G . W agner, Asiría y su 31. A. L ozano, Las monarquías rio Romano bajo la anarquía
imperio. helenísticas. I: El Egipto de los militar.
9. C . G . W agner, Los fenicios. Lágidas. 53. J. M uñiz Coello, Las finanzas
10. J. M . B lázquez, Los hebreos. 32. A. L ozano, Las monarquías públicas del estado romano du­
11. F. Presedo, Egipto: Tercer Pe- helenísticas. II: Los Seleúcidas. rante el A lto Imperio.
nodo Interm edio y Epoca Sal­ 33. A. L ozano, Asia M enor he­ 54. J. M. B lázquez, Agricultura y
ta. lenística. minería romanas durante el
12. F. Presedo, J. M. S erran o , La 34. M . A. R abanal, Las monar­ A lto Imperio.
religión egipcia. quías helenísticas. III: Grecia y 55. J. M. B lázquez, Artesanado y
13. J. A lv ar, Los persas. Macedonia. comercio durante el A lto I m ­
35. A. P iñero, L a civilización he­ perio.
lenística. 56. J. M angas-R . C id, E l paganis­
mo durante el A lto Imperio.
14. J. C . Berm ejo, E l m undo del ROMA 57. J. M. S antero, F. G aseó, El
Egeo en el I I milenio. cristianismo primitivo.
15. A. L ozano, L a Edad Oscura. 36. J. M artín ez-P in n a, El pueblo
58. G . B ravo, Diocleciano y las re­
16. J. C . Berm ejo, E l m ito griego etrusco.
form as administrativas del I m ­
y sus interpretaciones. 37. J. M artín ez-P in n a, L a Rom a perio.
primitiva.
17. A. L ozan o , La colonización 59. F. Bajo, Constantino y sus su­
38. S. M ontero, J. M artín ez-P in ­
gnegtf. cesores. La conversión del I m ­
na, El dualismo patricio-ple­
18. J. J. Sayas, Las ciudades de Jo- perio.
beyo.
nia y el Peloponeso en el perío­ 60. R . Sanz, E l paganismo tardío
39. S. M o n te ro , J. M artínez-P in-
do arcaico. n a, La conquista de Italia y la y Juliano el Apóstata.
19. R . López M elero, E l estado es­ igualdad de los órdenes. 61. R. Teja, La época de los Va-
partano hasta la época clásica. 40. G. Fatás, E l período de las pri- lentinianos y de Teodosio.
20 . R . López M elero, L a fo rm a- meras guerras púnicas. 62. D. Pérez Sánchez, Evolución
ción de la democracia atenien­ 41. F. M arco, La expansión de del Imperio Rom ano de O rien­
se, I. El estado aristocrático. R om a por el Mediterráneo. De te hasta Justiniano.
21 . R . López M elero, La fo rm a­ fines de la segunda guerra Pú­ 63. G . B ravo, E l colonato bajoim-
ción de la democracia atenien­ nica a los Gracos. perial.
se, II. D e Solón a Clístenes. 42. J. F. R odríguez N eila, Los 64. G. B ravo, Revueltas internas y
22. D . Plácido, C ultura y religión Gracos y el comienzo de las penetradones bárbaras en el
en la Grecia arcaica. guerras civiles. Imperio i
23. M . Picazo, Griegos y persas en 43. M .a L. Sánchez León, R evuel­ 65. A. Jim énez de G arnica, La
el Egeo. tas de esclavos en la crisis de la desintegración del Imperio R o­
24 . D . Plácido, L a Pentecontecia. República. mano de Occidente.

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