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¿Qué es?
Existen distintos métodos seguros para interrumpir el embarazo, sobre todo si se cuenta con
información adecuada, contención y seguimiento. Algunos de estos métodos pueden ser usados
sin la intervención directa de un médico (el aborto con medicamentos se realiza utilizando 12
pastillas de misoprostol, un medicamento que provoca contracciones del útero.) y otros requieren
de la intervención de un profesional (aspiración manual endouterina, legrado, dilatación y
evacuación).
Marco legislativo
La historia de la interrupción legal del embarazo en Argentina comienza en 1886 con la sanción del
primer código penal. Desde entonces el marco legislativo ha variado. Actualmente, de acuerdo con
el artículo 86 del Código Penal y la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el
caso “F.A.L” de 2012, las personas tienen derecho a la interrupción legal del embarazo en los
siguientes casos:
Si el embarazo representa un peligro para la vida de la mujer y este peligro no puede ser
evitado por otros medios;
Para acceder a la interrupción legal del embarazo es necesaria una consulta con un profesional de
la salud, en un ámbito confidencial. El mismo evaluará el caso y certificará que la práctica se
encuadra en alguna de estas tres causas. En el caso de una violación no es necesaria una denuncia
policial.
En 2015, el Ministerio de Salud de la Nación publicó el Protocolo para la Atención Integral de las
Personas con Derecho a la Interrupción Legal del Embarazo (Protocolo ILE) con el fin de
estandarizar prácticas y garantizar el acceso a este derecho. Allí se establecen los siguientes
lineamientos:
Deben articularse mecanismos que permitan resolver los desacuerdos que pudieran existir, entre
el profesional interviniente y la paciente, respecto de la procedencia del aborto en caso que una
mujer se presente con un aborto en transcurso o finalizado.
Edad:
La persona menor de edad tiene derecho a ser escuchada e informada, así como a participar en las
decisiones sobre sí misma.
Entre los 13 y 16 años, mientras que una persona cuente con el grado de madurez suficiente para
ejercer por sí los actos que le son permitidos por el ordenamiento jurídico, se entiende que tiene
aptitud para decidir respecto de aquellos tratamientos que no resulten invasivos, ni comprometan
su estado de salud o pongan en riesgo su integridad o su vida. Para ese tipo de tratamientos, al
considerarse invasivos, la adolescente debe prestar su consentimiento con la asistencia de sus
padres o representantes legales. Si esta adolescente por alguna razón fundada se niega a que se le
informe a sus progenitores, debe intervenir el Ministerio Público.
A partir de los 16, la adolescente es considerado como un adulto para las decisiones respecto de
su propio cuerpo. De todos modos, se recomienda que las adolescentes cuenten con la compañía
y el apoyo de una persona de su confianza. En caso de violación, la declaración jurada puede ser
realizada sin la autorización de un adulto.
Discapacidad:
Si la persona requiere asistencia para la toma de decisiones, deben asegurarse los sistemas de
apoyo e información comprensibles para que se preserve su autonomía para decidir sobre su
cuerpo.
Todas las personas tienen derecho a acceder a información válida y confiable sobre aborto seguro,
así como sobre prácticas que pongan en riesgo su salud o su vida. Esta información puede circular
en cualquier ámbito, sin que esto constituya un delito. Asimismo, tienen derecho a recibir
atención médica después de una interrupción del embarazo, haya sido legal o ilegal.