CONSAGRACIÓN Y REVERENCIA EN LA CASA DE DIOS.
PASTOR: Jesús Antonio Martínez
D esde que fue creado el hombre
tenía el gran privilegio de que la
presencia de Dios estuviera con
ellos, cada día recibían la bendición de su
eterno creador. Al llegar el
pecado como un intruso hiso separación
del hombre y su creador, su palabra dice:
’’Pero vuestras iniquidades han hecho
división entre vosotros y vuestro Dios, y
vuestros pecados han hecho ocultar de
vosotros su rostro para no oír. ’’ Isaías
59:2
Mas dios en su misericordia no abandono
al hombre, sino que busco los medios
para manifestar su presencia a los
hombres. Cuando el pueblo de
Israel cruzaba por el desierto, dijo Dios a
Moisés: ‘’y harán un santuario para mí, y
habitaré en medio de ellos. Exo: 25:8
Mas adelante, David, movido por el
Espíritu santo, quiso edificar un templo
donde reposaría el arca del pacto y se
manifestara la presencia de Dios, mas no
se le concede ese privilegio, ya que el fue
un hombre de guerra, mas fue construido
por su hijo Salomón ya que el fue un
hombre de paz y cumpliendo así el legado
que su padre le había dejado. Fue así que
la presencia de Dios fue manifestada al
pueblo de Israel por mucho tiempo; Pero
Dios hablo a Salomón diciendo:’’ con
relación a esta casa que tú edificas, si
anduvieres en mis estatutos e hiciere mis
decretos, y guardares todos mis
mandamientos andando en ellos, yo
cumpliré contigo mi palabra que hablé a
David tu padre; y habitaré en ella en
medio de los hijos de Israel, y no dejaré a
mi pueblo Israel.’’ 1 reyes 6:12-13
Esta fue una gran advertencia, de modo
que si ellos desobedecían su palabra, su
presencia no permanecería, el pueblo sin
valorar el gran beneficio que recibían de
su presencia, convirtieron el templo en un
lugar común ,por ello Cristo hiso la
siguiente reprensión: y entró Jesús en el
templo de Dios, y echó fuera a todos los
que vendían y compraban en el templo, y
volcó las de los cambistas, y las sillas de
los que vendían palomas; y les dijo:
Escrito está: mi casa, casa de oración será
llamada; mas vosotros la hables hecho
cueva de ladrones. Mat: 21:12-13
De esta manera, el señor nos dio una gran
amonestación, en cuanto al respeto, y la
reverencia que se debe tener en la casa de
Dios; el llamado que se le hiso al gran
caudillo de Israel nos enseña lo mismo, ya
que sin saber que era lo que mostraba la
teofanía, se acercó osadamente sin
discernir la santidad que inspiraba la
presencia de Jehová; ‘’viendo Jehová que
el iba a ver, lo llamó Dios de en medio de
la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés¡ y el
respondió: heme aquí. Y dijo: No te
acerques; quita tu calzado de tus pies,
porque el lugar en que tú estás, tierra
santa es. Éxodo 3:5
Podemos ver como la presencia de Dios
santifica el lugar, por tanto hay que tener
mucha reverencia al acercarnos al lugar
donde se rinde culto a Dios. El espíritu de
profecía nos habla: ‘’entonces moisés
cubrió su rostro, porque tuvo miedo de
mirar a Dios. La humildad y la reverencia
deben caracterizar el comportamiento de
todos los que se allegan a la presencia de
Dios. En el nombre de Jesús podemos
acercarnos a el con confianza, pero no
debemos hacerlo con la osadía de la
presunción, como si el señor estuviera al
mismo nivel que nosotros. Algunos se
dirigen, todopoderosos y santos, que
habita en luz, inaccesible como si se
dirigieran a un igual o a un inferior. Hay
quienes se comportan en la casa de Dios
como no se atreverían a hacerlo en la sala
de audiencia de un soberano terrenal. Los
tales deberían recordar que están ante la
vista de aquel a quien los serafines
adoran, y ante quien los ángeles cubren
su rostro. A Dios se le debe reverenciar
grandemente; todo el que
verdaderamente reconozca su presencia
se inclinara humildemente ante el, y como
Jacob cuando contempló la visión de Dios,
exclamará: “¡Cuan terrible es este lugar!
No es otra cosa que casa de Dios y puerta
del cielo.” patri y profe 256-257. Esta es
una seria amonestación para todos los
que hoy nos acercamos a la casa de Dios,
para adorarle, no debemos ponerle al
mismo nivel que nosotros. Salomón
escribió:”cuando fueres a la casa de Dios,
guarda tu pie; y acércate mas para oír que
para ofrecer el sacrificio de los necios;
porque no saben que hacen mal.
Eclesiastés 5:1 ¿Cuántas veces una
necedad, hace que se pierda una
bendición? Muchas son las veces que
estamos orando, cantando, predicando
cuando de repente, el grito de un niño,
alguien esta cuchicheando, se oyen risas,
otros hacen figuras en su cuaderno,
hablando con un niño, y a esto se suma el
sonido de un celular y los pasos de los
hermanos que salen de prisa para poder
contestarlo; todo esto desconcentra hace
perder el hilo del tema, y muchos no
pueden entenderlo. Esto nos hace pensar
que se le dio más importancia a estas
cosas que a la misma presencia de Dios.
Leamos el siguiente mensaje: si vienes a la
casa de Dios a comunicarte con el,
siempre hay una línea para ti, el no usa
teléfono celular, por favor apaga tu
celular para que nadie te interrumpa la
comunicación con él. La palabra inspirada
dice: si es lo mejor que puedan conseguir
para el maestro, él santificará el lugar con
su presencia, y será santo para el señor de
los ejércitos. Cuando los feligreses entran
en el lugar de reunión, deben hacerlo con
decoro, pasando quietamente a sus
asientos. Si hay una estufa en la capilla no
es propio juntarse a ella en una actitud
indolente y descuidada. No debe
permitirse el hablar, cuchichear ni reír en
la casa de culto ni antes ni después del
servicio. Una piedad ardiente y activa
debe caracterizar a los feligreses. Si
alguno tiene que esperar a que empiece la
reunión debe mantener un verdadero
espíritu de devoción en la meditación
silenciosa, alzando el corazón hacia Dios
en oración para que el servicio sea de
ayuda especial para sus propios
corazones y pidiendo que otras almas
convencidas y convertidas al señor. Deben
recordar que los mensajeros celestiales
están en la iglesia. Todos perdemos
mucho en la dulce comunión con Dios por
nuestra inquietud, y por no entregarnos a
un momento de meditación y oración.
Nuestra condición espiritual necesita ser a
menudo avivada y la mente y el corazón
deben ser atraídos hacia el sol de justicia.
Si el pueblo entra en la casa de culto, con
genuina reverencia, y tiene presente que
esta en presencia del señor, habrá una
dulce elocuencia en el silencio. El
cuchicheo, la risa y la charla que podrían
no ser un pecado en cualquier otro lugar,
no deben tener cabida en la casa donde se
adora a Dios. La mente debe estar
preparada para oír la palabra de Dios, a
fin de que esta tenga su debido valor e
impresione favorablemente el corazón de
los creyentes. E.E. testimonios, p 201-202.
Al entender que estamos ante su
presencia debe haber una indumentaria
que moralmente sea apropiada para
honrar la presencia de Dios. El profeta
Habacuc dice: “Mas Jehová está en su
santo templo; calle delante de el toda la
tierra.” Habacuc: 2:20. Debe ser un
motivo de gozo el saber que tenemos la
oportunidad de estar en la presencia de
nuestro padre eterno, y así recibir muchas
bendiciones, al salir del lugar de culto
vitalizados por el poder de su espíritu y
estar preparados para el encuentro futuro
que tendrá lugar en el cielo cuando todos
sus hijos podamos adorarle sin ninguna
interrupción y ver su rostro, así dice Juan:
y verán su rostro, y su nombre estará en
sus frentes. No habrá allí más noche; y no
tienen necesidad de luz de lámpara, ni de
luz del sol, porque Dios el señor los
iluminara; y reinarán por los siglos de los
siglos. Apoca: 22:4-5. Que el señor les
bendiga y les de mucha sabiduría para
cumplir su voluntad. Amen.

“ACERCATE A LA CASA DE DIOS,

ADORALE Y REGOCIJATE
RECIBIENDO LAS BENDICIONES
QUE EL QUIERE DARTE”