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Alumno: Roy Rudy Mamani Velasco Fecha: 14/ 11/ 18

CUI: 20180474

La despenalización del aborto

Actualmente, en el país, el aborto es legal solo en los casos en los que la vida de la mujer
embarazada corre peligro. La norma que lo sustenta logró contar con una guía de atención para
atención de aborto terapéutico en servicios de salud, tras nueve décadas de demandas de mujeres y
de organizaciones, y frente a las dificultades presentadas por los vacíos al momento de la práctica
médica.

Sin embargo, ¿qué sucede con la penalización de los otros tipos de aborto?, actualmente el código
penal que se encuentra en vigencia es el comúnmente denominado Código de 1991, el mismo que
en su artículo 120º trata el aborto Sentimental y eugenésico de la siguiente manera: “El aborto será
reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres meses: 1. Cuando el embarazo sea
consecuencia de violación sexual fuera de matrimonio o inseminación artificial no consentida y
ocurrida fuera de matrimonio, siempre que los hechos hubieren sido denunciados o investigados,
cuando menos policialmente; o 2. Cuando es probable que el ser en formación conlleve al
nacimiento graves taras físicas o psíquicas, siempre que exista diagnóstico médico” ¿acaso esto no
va en contra del Articulo 2: Inciso 3 y el Inciso 24, literal b de la Constitución Política del Perú?,
los cuales respaldan la libertad y seguridad individual, en este caso el de la mujer violentada.

Esto lleva a pensar que la penalización en ciertos tipos de aborto como el sentimental debería
eliminarse.

En primer lugar, despenalizar el aborto es dejar de considerar delito la interrupción de un embarazo


cuando se realiza por libre decisión de la mujer y, por ende, dejar de perseguir penal o judicialmente
a mujeres y/o a profesionales que realizan el procedimiento. Significa respetar la decisión de las
mujeres respecto a la maternidad, sin considerar la maternidad una obligación, y dejar de impulsar
a más mujeres a prácticas clandestinas de aborto en condiciones inseguras que ponen en riesgo su
integridad, su salud y su vida.

La mujer como ser humano autónomo, tiene derecho a ejercer tal autonomía con todas las libertades
civiles que le correspondan, en tanto de tal manera podrá realizar su plan de vida buscado. Así, en
tanto el feto constituye una existencia dentro del cuerpo de la mujer, esta estaría en capacidad de
disponer de él, en ejercicio del derecho a la libertad de autodeterminación sobre el propio cuerpo.

En tanto la mujer considere que no desea tener al feto dentro de ella y menos, llegar al parto, debido
a cualquier consideración que ella considere pertinente, cualquier norma que la obligue a llevar tal
carga consigo, será considera como vulneradora de su derecho constitucionalmente reconocido a la
libertad.
Ibáñez y García-Velazco indica sobre esta libertad enfocada a la maternidad: “Derecho este, de
libre maternidad, que es facultad y opción de la mujer, nunca obligación; expresión de su libertad y
exponente de su personalidad, y, como se ha dicho recientemente, ´expresión de la
autodeterminación consciente y responsable de su propia vida”.

El autor alega al derecho de carácter constitucional a la libertad ya mencionados anteriormente.


Además de él, Margarita Valdez expresa claramente esta lógica al hablar sobre la maternidad no
deseada y presenta a su vez dos razones a analizar: “primero, la maternidad no deseada puede
interferir seriamente con los planes que una mujer haya elegido reflexiva y críticamente para su
vida; segundo, puede convertirse en una pesada carga, especialmente en los casos de mujeres
pobres con hijos”

En segundo lugar, el hecho que el Estado, a través de la legislación, obligue a una mujer a continuar
con un embarazo producto de una violación sexual implica que se continúe la violencia sobre dicha
mujer, esta vez a cargo del Estado.

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