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¿Qué significa ser humilde?


Publicado el julio 9, 2012 de Verdad y Fe.com

Todos tenemos alguna idea de qué significa ser humilde. Sin embargo, hay
personas que tienen ideas erróneas sobre lo que significa ser humilde.

Ser humilde NO es lo mismo que se humillado (ni dejar que nos humillen).

Ser humilde NO es hacer algo y dejar que otro se lleve el reconocimiento.

Hay más sobre el asunto.

______

Esto es lo que dice la Biblia:

“Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un
concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de
sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado.”
(Romanos 12:3, énfasis añadido)
Sencillo, ¿no?
Ser humilde significa pensar de mí mismo con moderación.

Pero, ¿qué significa eso?

Fácil.

Ser humilde significa ser realista con la percepción que tienes sobre ti mismo.
Implica reconocer tus fortalezas, pero tus debilidades también; conocer tus
talentos, pero también tus limitaciones. Todo lo que esté por encima o por debajo
de esta percepción objetiva de ti mismo es orgullo.
Aquí una representación visual:

Básicamente, si piensas de ti FUERA de quién verdaderamente eres, estás siendo


orgulloso.
Por ejemplo: Jesús dijo que Él era Dios. Esto lo dijo en humildad, ¡por que es una
descripción certera de quién él verdaderamente era!

Por lo tanto, ser humilde es ser honesto sobre quién eres.

Si eres gracioso o inteligente – y es cierto – puedes demostrarlo sin ser orgulloso.


Sin embargo, la MANERA de decirlo y el PROPÓSITO con el cual se dice también
influye en el asunto de la humildad. Ser jactancioso de tus talentos, por ejemplo, es
orgullo: estás inflando algo – que puede ser cierto sobre tí – hacia el área de “más
ALTO concepto de ti mismo/a”.
En Lucas 14:8-11, Jesús dio un ejemplo excelente sobre el asunto:

Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el lugar de honor,


no sea que haya algún invitado más distinguido que tú. Si es así, el que los invitó
a los dos vendrá y te dirá: “Cédele tu asiento a este hombre.” Entonces,
avergonzado, tendrás que ocupar el último asiento. Más bien, cuando te inviten,
siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga:
“Amigo, pasa más adelante a un lugar mejor.” Así recibirás honor en presencia de
todos los demás invitados. Todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el
que se humilla será enaltecido.

Espera. ¿Esto contradice lo que se estableció al principio?

En ninguna manera.

La persona que se sentó en el “lugar de honor” se está jactando de que es un


invitado de honor. El hecho de que seas un invitado de honor NO significa que vas
a jactarte y sentarte en el lugar de honor. En otras palabras, puedes ser una persona
sumamente inteligente – pero eso no significa que va a ir a los medios publicitarios
diciendo que eres la persona más inteligente del mundo. Eso es “tener más alto
concepto de sí”. Alguien que sea más inteligente puede venir y devolverte al
concepto de ti que debes tener. Siempre recuerda:
“El hombre prudente oculta su conocimiento, pero el corazón de los necios
proclama su necedad.” (Proverbios 12:23)

_____
Interesantemente, el orgullo también es cierto para la persona que tiene un
concepto MÁS BAJO de sí de lo que debe tener. Las personas que piensan que no
son dignas de reconocimiento o que dejan que las humillen también buscan
atención – pero de una forma distinta: a través de la lástima.

Cuando algo sucede y no se les reconoce, SIEMPRE le dan la queja a alguien.


Constantemente actúan deprimidos y/o decepcionados – muchas veces con el
propósito de que alguien les pregunte sobre ello. Por ejemplo, hay personas que
dicen o “Soy muy gorda” o “soy muy delgada” sólo por escuchar a alguien que les
diga que se ven bien. No están siendo realistas ni objetivos sobre sus cuerpos (o
habilidades o conocimiento, etc) y buscan porristas (“cheerleaders”) emocionales
que los conviertan en el centro de atención.
Ser humilde es ser honesto sobre quién eres.

Así que, el primer paso para ser humilde es… ¡CONOCERTE!

—-

NOTA FINAL:

Es importante entender que parte de ser humilde incluye no atacar a las personas
con las verdades sobre quién eres. Uno no entra en un auditorio gritando: “¡Soy el
mejor porque tengo todas estas calificaciones!” Sino que hace lo que necesite hacer
y – si es que le preguntan – revela las verdades de quién es, porque ya conocen lo
que hizo.

Nunca es necesario hacer saber. Es mejor que te pregunten.

Piensa en Jesús. Cuando Él decía ser Dios, era porque le preguntaban o lo


mencionaban y Él no lo negaba. ¿Te acuerdas cuando dijo: “Yo soy el camino, la
verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6)? La razón por la
cual Jesús dijo eso es porque Tomás le preguntó (Juan 14:5). Siempre es así.

Por lo tanto, la humildad se demuestra cuando contestas honestamente sobre ti


cuando te preguntan. Por lo general, no es necesario anunciar tus talentos con tus
labios, ya que la manera en que vives hace un mejor trabajo.
—-

DOCTRINA DE LA BIBLIA--LA HUMILDAD

“Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de


Jehová” (Proverbios 22.4).
La humildad es una característica del alma que nos prepara para tener fe.
Muchas personas alaban la virtud de la humildad y la consideran una joya
hermosa; pero ellas mismas no la quieren poseer, pues ella termina con su ego y
su orgullo.

EL ORGULLO Y LA HUMILDAD

La Biblia muchas veces contrasta el orgullo con la humildad. Notemos algunos


de sus contrastes:
 “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Santiago 4.6).
 “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla,
será enaltecido” (Lucas 14.11).
 “La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la
honra” (Proverbios 29.23).
 “Mejor es humillar el espíritu con los humildes que repartir despojos con
los soberbios” (Proverbios 16.19).
 “Jehová asolará la casa de los soberbios” (Proverbios 15.25). “Pero los
mansos heredarán la tierra; y se recrearán con abundancia de paz” (Salmo
37.11).
 “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez
de espíritu” (Proverbios 16.18). “Cualquiera que se humille (...) ése es el mayor
en el reino de los cielos” (Mateo 18.4).
 “Y tú (...) que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida”
(Mateo 11.23). “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará” (Santiago 4.10).

Otro contraste entre el orgullo (considerarse uno superior a los demás) y la


humildad (reconocer uno que es indigno) se presenta en Lucas 18.9–14. El
fariseo que se exaltó a sí mismo no logró favor de Dios, mientras que el
publicano quien confesó ser pecador alcanzó misericordia.
Dios siempre condena el orgullo, mas siempre aprueba la humildad.

EVIDENCIAS DE LA HUMILDAD

1. Ser como niño


Según nos dice Mateo 18.1, los discípulos querían saber quién era el mayor en
el reino de los cielos. Jesús puso a un niño en medio de ellos, diciendo: “Así que,
cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los
cielos” (Mateo 18.4). Jesús es nuestro ejemplo perfecto de uno que siempre
andaba con el espíritu de humildad. Filipenses 2.6–7 dice esto acerca de Jesús:
“El cual (...) no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo”. Jesús no buscó la grandeza, pero después de humillarse
“Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo
nombre” (Filipenses 2.9). Los que, como Cristo, manifiestan un espíritu manso,
sumiso y humilde pertenecen a Dios y serán exaltados a su debido tiempo. La
sencillez semejante a la de un niño, la inocencia y no guardar rencor son
evidencias de la verdadera humildad.
2. La mansedumbre
Efesios 4.2 dice que “con toda humildad y mansedumbre” debemos soportarnos
con paciencia los unos a los otros en amor. Los humildes nunca caen desde muy
alto porque no se exaltan a sí mismos. Pero los que se exaltan a sí mismos caen y
sufren. Sería bueno notar aquí que hay una diferencia entre la humildad y la
humillación: la humillación, por lo general, es nada más que el orgullo herido.
Los mansos no se ofenden fácilmente. “Ciertamente la soberbia concebirá
contienda” (Proverbios 13.10). Cuando se hiere el orgullo del hombre, él muy
pronto lo siente y el resultado es contención. Pero con los mansos es diferente.
Como su Salvador, cuando los maldicen, ellos no responden con maldición;
cuando son perseguidos, lo sufren todo con mansedumbre; cuando los injurian, lo
soportan todo sin responder. Los mansos oran por sus enemigos, amontonando
así “ascuas de fuego” sobre sus cabezas según Romanos 12.18–20. Eso sí es
humildad.
3. La modestia
La modestia se manifiesta en el semblante, en las costumbres y en el vestir de la
persona humilde. Uno que tiene un corazón humilde no tiene ojos altivos y no
sigue la moda. Los humildes se conocen por su manera de ser; son modestos en
cuanto a su apariencia y sus costumbres. Ellos no se jactan de ser más
importantes que los demás y no lucen ropa de gala. Cuando el corazón está lleno
de humildad el “gran yo” no se ve. La modestia es fruto natural de la humildad y
se manifiesta en toda área de la vida de la persona humilde.

POR QUÉ SER HUMILDE

1. Dios así lo ordena en su palabra


Dios manda que los santos se humillen “bajo la poderosa mano de Dios” (1
Pedro 5.6), que se vistan de humildad (Colosenses 3.12), que se revistan de
humildad (1 Pedro 5.5) y que anden con toda humildad (Efesios 4.1–2).
2. Dios se satisface con la humildad y la bendice
(Lea Proverbios 16.19; Mateo 5.3, 5.) Dios da gracia a los que son humildes
(Santiago 4.6). Los que poseen la humildad son los mayores en el reino de Dios.
“Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad” (Proverbios 22.4).
3. La humildad es la precursora de la exaltación verdadera
¿Ha notado usted que la Biblia con frecuencia habla de la exaltación junto con
la humildad? Sin embargo, no debemos tratar de humillarnos con la esperanza de
ser exaltados. Es importante saber que la senda del orgullo siempre lleva al
desastre, mientras que la senda de la humildad siempre lleva a la exaltación. Pero
no debemos preocuparnos de cuándo y cómo seremos exaltados. Dios se
encargará de todo eso. Lo que nos toca a nosotros es seguir en la humildad,
confiar en Dios, obedecer su palabra, mantenernos al pie de la cruz y recordar
que las promesas de Dios a los humildes son seguras.
4. Dios escucha las oraciones de los humildes
“No se olvidó del clamor de los afligidos” (Salmo 9.12). Los ninivitas se
vistieron de cilicio y ceniza ante Dios. Ezequías se humilló ante Dios y oró que
fuera librado del poder de Senaquerib. El publicano rogó a Dios por misericordia.
Todos estos acudieron a Dios en humildad, y él oyó sus oraciones. A nuestro Dios
Todopoderoso le place contestar las oraciones de los mansos y humildes que
vienen a él con súplicas y oraciones.

LA HUMILDAD FINGIDA

Como Pablo menciona en Colosenses 2.18 hay algo que parece ser la humildad,
pero en verdad no lo es. Esta es la humildad fingida y la debemos evitar.
Algunos, al darse cuenta de los méritos de la humildad, la codician por su
excelencia o por la exaltación que buscan. Buscar la humildad por razones
egoístas trae como resultado la humildad fingida. Los que se sienten orgullosos
por su humildad algún día se darán cuenta de que era una humildad fingida la que
tenían.
Es la voluntad de Dios que seamos exaltados. Pero su camino a la exaltación es
distinto que el camino que llevan los que quieren exaltarse a sí mismos. Su
rumbo es distinto; su destino también lo es. La exaltación a la que aspira el
hombre siempre exalta su propia voluntad carnal, mientras que Dios desea exaltar
al hombre según su imagen y propósito. Para esto, la carne tiene que estar muerta
de tal manera que no responda a los deseos carnales. Algunos piensan que los
dones espirituales exaltan a la persona que los posee y por eso los buscan con
empeño. Pero la verdad es que el que recibe dones espirituales auténticos tiene
que humillarse más, crucificar más la carne y entregarse más a Dios. Dios no da
dones espirituales para promover nuestras propias metas y aspiraciones.
“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando
fuere tiempo” (1 Pedro 5.6).
Orgullo Y Humildad

Mucha gente desea la respuesta a las preguntas (1) ¿Cómo me libero de la lujuria,
adicciones, y las resacas que arruinan mi vida?, y (2) ¿Cómo obtengo poder para hacer los
cambios que necesito o como obtengo el poder de Dios en mi vida?

El punto de inicio es admitir el problema, no solo la manifestación física del problema, pero
la raíz del problema. La raíz del problema es "Es mi problema, y no necesito a dios." Ese
fue el problema que Adán y Eva tuvieron. Pablo lo trata en Romanos 7, y es nuestro
problema.

La clave se encuentra en Santiago 4:6. Todo en el resto de la lección florecerá de aquel gran
texto. Santiago dijo, "Pero él nos da mayor ayuda con su gracia. Por eso dice la Escritura:
'Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes.'" La Biblia declara que la
clave en la vida es la humildad y la barrera clave hacia Dios es el orgullo, porque una
persona llena de orgullo no puede ver la necesidad de cambio o mejora. Solo cuando uno
esta lleno de humildad, entonces recibirá poder para cambiar.

La Biblia habla sobre dos tipos de orgullo. En realidad existe un buen tipo de orgullo. Si
usted no cree eso, lea Gálatas 6:4, o Corintios 7:4. El buen tipo de orgullo es sinónimo de
auto respeto, satisfacción por un trabajo bien hecho y el disfrute de ver a otros tener éxito.
Solo dos o tres veces en la Biblia se encuentra al orgullo referido de esa manera. Noventa y
nueve por ciento de las veces usted encontrará al orgullo referido en una manera muy
negativa, en la cual esta relacionado con la vanidad, egoísmo, arrogancia o egotismo.
Alguien dijo, "Egotismo es la única enfermedad que cuando la tienes, hace al resto sentirse
enfermo." Al mirar a un número de gente famosa e importante, uno puede ver como uno
podría fácilmente volverse una víctima.

Como Muhammad Ali (para los que son de mi generación o más adultos) y como era de
arrogante y parlanchín en su mejor época. La historia dice que Ali estaba en un avión una
vez y que el avión estaba a punto de despegar. La aeromoza fue donde Ali y le dijo, "Señor,
tiene que abrocharse el cinturón." Ali, en su manera de ser parlanchín, dijo, "Superman no
necesita cinturón," a lo que la aeromoza respondió, "Superman tampoco necesita aviones."
Luego el se abrocho el cinturón.

El orgullo es muy fácil de verse en otros, pero es difícil de verse en uno mismo. Pero esta
ahí. No es solamente el básico problema humano, es su problema básico, y también es mi
problema básico.

El orgullo que lleva a otros problemas.


1. El orgullo previene el crecimiento personal.

Usted piensa que lo tiene todo bajo control y no necesita cambiar, crecer o mejorar.
Usted tiene orgullo habitando en su espíritu. Alguien dijo, "Cuando la cabeza
empieza a hincharse, el cerebro deja de crecer." La manera segura de saber si usted
necesita esta lección es si piensa que no la necesita. Salomón dijo, "¿Te has fijado
en quien se cree muy sabio? Más se puede esperar de un necio que de gente así."
(Proverbios 26:12) "El que atiende a la corrección va camino a la vida; el que la
rechaza se pierde." (Proverbios 10:17 Estos dos versos juntos dicen que el hombre
orgulloso o mujer solo anda por su propia evaluación. Ellos creen que lo saben todo
lo que hay que saber y que no tiene sentido recibir consejo de otros. Si usted tiene
problemas de matrimonio y no le habla a nadie acerca de esto, eso es orgullo. Eso es
todo lo que es, simple y puro. Si usted tiene dificultades financieras y no busca
consejo sobre eso, eso simplemente orgullo. Si no le va bien en el trabajo, estudios,
o en alguna relación y lo esta tratando de encubrirlo, eso es orgullo. Por lo general
nosotros preferiríamos parecer inteligentes que ser inteligentes. La manera de
volverse inteligente y volviéndose humilde. El orgullo previene el crecimiento de
uno.
2. El orgullo arruina mis relaciones.

El orgullo es la raíz de todos los conflictos y des armonías. Cuando usted actúa con
orgullo, usted tiende a ser demandante, antipático, hasta odioso y rudo.

¿Alguna vez ha visto a una persona orgullosa tratar a un mesero en un restaurante


de lujo? Es disgustoso. Son demandantes y nuca satisfechos. El orgullo nos hace
mantener rencor y causa rencillas. Nos hace incapaces de admitir que estamos
equivocados. "El orgullo sólo genera contiendas." (Proverbios 13:10) Y lo voy a
repetir: "el orgullo solo genera riñas."

La raíz de prácticamente todo argumento o riña en un matrimonio es el orgullo.


Usted no quiere admitir que su esposo o esposa esta parcialmente en lo correcto. Así
que muchos conflictos familiares serían resueltos si solo nos tragáramos nuestro
orgullo.

¿Cuantas veces cree usted que este contexto ha sido repetido? Una persona joven se
vuelve rebelde porta mal con su padre, y el padre pierde el control y dice, "Vete de
la casa y no vuelvas." Ambos estarán disgustados por quien sabe cuanto tiempo,
solo porque ninguno de ellos puede pronunciar estas dos frases más difíciles del
lenguaje Español: "Perdón. Me equivoqué." El orgullo destruye relaciones, y el
dolor también produce estrés y ansiedad.

El enfoque de una persona llena de orgullo es sí misma. Es sobre estatus y la


imagen personal. Los políticos ahora tienen doctores a voluntad. A ellos no les
importa la verdad, ellos solo quieren que su imagen este bien. La imagen lo es todo.
Pero en realidad, esto revela una inseguridad y sentimiento de inferioridad.

¿Alguna vez ha visto una de estas cumbres internacionales o reuniones de la ONU


por televisión? Usted puede ver a estos dictadorcillos y embajadores de unos países
pequeñitos entrar marchando con ocho trenzas y 40 medallas y uniformes muy
adornados, pero los presidentes de los Estados Unidos, Alemania y Japón, entrar
con simples trajes oscuros. ¿Por qué? Ellos no necesitan impresionar a nadie. Ellos
se sienten seguros.

Tony Campolo, uno de mis autores favoritos, dijo, "El orgullo con frecuencia
destruye a aquellos que nosotros amamos más." El orgullo de los padres puede
llevar a la destrucción de los hijos. La gente que esta dispuesta a probar que son
mejores que otros usualmente utilizan a sus hijos para este fin. Campolo explica lo
que ya sabemos. "Cuantos padres han vivido orgullosamente por las calificaciones
de sus hijos, por las carreras deportivas de sus hijos, por la belleza de sus hijos, y
todo con el fin de su mejora. Estas personas están arruinando sus psique, mientras
van inflando su ego personal." Campolo concluye diciendo, "La felicidad es a
menudo un herido del orgullo."

Proverbios 29:25 dice que es cosa peligroso estar preocupado en que es lo que otras
personas piensen de nosotros. El orgullo genera ansiedad y estrés porque si yo estoy
tratando de vivir una imagen, pero por dentro soy otra cosa, me estreso, me
desanimo y me desilusiono. Por lo contrario, la primera cosa que Jesús, nuestro
Señor, dijo en el Sermón del Monte fue: "Sean felices y humildes."

Felicidad Mediante la Humildad


Si usted se va a liberar de las cosas que lo constriñe, no habrá otra manera que lo haga hasta
que empiece a desarrollar una mentalidad de humildad. Esta es el verdadero centro de la
lección.

1. Reconocer mi debilidad honestamente

"Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla


perdón." (Proverbios 28:13) Si usted no admite su debilidad, si usted no admite sus
áreas de falla espiritual, ni usted ni Dios van a ser capaces de solucionarlos. A mi
me encanta la historia del adolescente que le dijo a su hermana, "Tengo miedo que
sea culpable del pecado de la vanidad." Ella lo miró y le dijo, "¿tu?, ¿vanidad?,
¿Cómo?" El dijo, "Bueno, porque cada vez que paso por el espejo, me encuentro
detenido, y mirándome, y diciendo, 'Vaya, ¡que tal churro!'" Ella se rió y dijo, "No,
eso no es vanidad, eso solo es ignorancia."

Muchos de ustedes se inclinarán y orarán esta noche antes de irse a dormir, y dirán,
"Dios, si he cometido pecado hoy día…" Deténgase ahí, solo deténgase y piénselo.
Usted ha cometido pecado hoy día. Tome el tiempo para aislar el pecado en su vida,
particularmente el pecado perpetuo, el pecado que usted esta tratando de esconder
en el closet. Quizá sea su aventura de adulterio, quizá sea su lengua mentirosa,
quizá sea el odio a un padre, quizá sea una relación rota en el trabajo o quizá sea
algo que usted pretenda que no existe. Sáquelo a la mesa y expóngalo ante Dios.
Hasta que admita su debilidad, usted no conocerá humildad genuina.
2. Evalúe sus fuerzas realísticamente

El orgullo se basa en una falsa evaluación de uno pero la humildad esta basada en la
verdad. Jesús dijo, "Ustedes conocerán la verdad, y la verdad los hará libres." Pablo
dijo, "Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien
piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado."
(Romanos 12:3) En otras palabras, sea realista sobre quien es usted. Algunas
personas piensan que la humildad es un complejo de inferioridad. La humildad no
es decir, "O, soy despreciable, horrible, sin valor, o nada. Soy solo un gusano." Eso
no es cierto. Usted no es un gusano, usted no es nada, usted es algo. Jesús no murió
por nada. Cada uno de nosotros, únicos en la creación, está hecho a imagen y
semejanza de Dios. El hecho es que usted tiene fuerzas. Todos las tenemos. Dios
nos las dio pero también somos débiles en áreas. La humildad es ser honesto sobre
sus debilidades y realista sobre sus fuerzas.

A mi me encanta la historia de la pequeña niña que en una heladería. Ella apenas


podía ver por encima del mostrador, pero dijo "Señor, yo solamente quiero uno de
esos envases grandes de helado. Quítele la tapa y una cuchara, por favor." El que
atendía miró a la niña y le dijo, "Bueno, pequeña niña. ¿Estas segura que puedes
comer tanto helado?" "O, si señor," ella dijo. "Usted verá que yo soy más grande por
adentro de lo que soy afuera."

El orgullo es pretender ser mucho más por afuera de lo que uno es por adentro.
"Cada cual examine su propia conducta; y si tiene algo de qué presumir, que no se
compare con nadie." (Gálatas 6:4) Ese es uno de mis textos de la vida. Hay también
un buen tipo de orgullo. Pablo dijo, ustedes disfruten sus habilidades, disfruten sus
propios éxitos un trabajo bien hecho, pero no se comparen. Hay dos razones por las
cuales no compararse:
a. Uno puede encontrar siempre a alguien al que no le va tan bien como a
uno y estará orgulloso.
b. Uno puede encontrar a alguien a quien le vaya mejor y usted se
desanimará.

Dios dice, "Yo no quiero que seas ninguno de los dos. Yo te hice absolutamente
único. Tú eres como una gota de nieve, no hay dos que sean iguales. Dios solo
quiere que seas tú. Si tú no vas a ser tú, ¿quién va a ser tú? No se compare con otra
gente - usted se enorgullecería o se desanimaría. Gálatas 6:4 es un mandato difícil
de obedecer, particularmente si todo una vida se fundamente en la competencia.
Seamos honestos, nosotros siempre queremos a lo mejores. Solo queremos a los
ganadores de medallas de oro. Nos importa solo el empresario más productivo.
Cuando pasa por los estadios, la fotografía de los deportistas miran como si
estuvieran diciendo, "nosotros somos los número uno." Cuantas veces vio a usted a
un jugador de fútbol frente a las cámaras decir, "Somos los número cuatro, somos
los número cuatro y estamos orgullosos de eso."? ¡No! ¡No! Ser el número uno es
todo en la vida, nunca ha sido el estándar de Dios. Se trata mas bien de admitir las
debilidades de uno honestamente mientras que uno reconozca, también, y use sus
fuerzas.

3. Disfrute sus éxitos agradecidamente

Pablo dice, "¿Quién te distingue de los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido?
Y si lo recibiste, ¿por qué presumes como si no te lo hubieran dado?" (1 Corintios
4:7) ¿Sabe lo que Pablo estaba diciendo? Cada cosa que usted y yo tenemos ha sido
dada a nosotros por Dios. Nosotros decimos, "Yo he creado mi negocio con mis
propias manos. Fue mi idea." Claro, pero ¿de donde sacó esa mente, su salud, sus
manos o su salud? Todo vino de Dios. ¿De donde sacó el ADN que hicieron que sus
cromosomas lo hicieran como usted es? Vea usted que todos tenemos los genes de
creador, si perdona este juego de palabras. Pero nosotros no la diseñamos, lo hizo
Dios.

¿Cuantos de ustedes escogieron sus padres, donde irían a nacer, o cuando iría a
nacer? Todos son obsequios de Dios, y todo lo que usted con ellos es su obsequio
que le devuelve a Dios. La humildad, entonces, disfruta el éxito en la vida, pero lo
hace agradecidamente sabiendo el origen de aquel éxito. "Toda buena dádiva y todo
don perfecto descienden de lo alto." (Santiago 1:17) Nosotros necesitamos recordar
eso y la lección de la ballena. Cuando una ballena llega a la superficie del agua y
empieza a chapotear agua es cuando empieza a ser arponeada. Usted puede ser un
héroe por un minuto, y el siguiente minuto usted puede ser cero. No se olvide, que
pueden haber muy pocos centímetros entre la cima y el abismo. Lo que necesitamos
hacer es disfrutar los éxitos agradecidamente.

4. Sirva a otras personas sin ser egoísta

En Octubre de 1989, La revista Psychology Today (La Psicología de Hoy) presento


un gran artículo sobre la depresión. Se enfocaba en la epidemia que la depresión se
esta volviendo en la vida de las personas. Se enfoca especialmente en la generación
de los 60 y 70. La gente que pertenece a esta generación son de tres a diez veces
más pretensos a sufrir depresiones mayores que sus abuelos. Eso me parece tan raro
porque nuestros abuelos porque fueron los abuelos los que pasaron por la época de
la depresión, los que tuvieron que sufrir criando diez niños de la leche de una vaca.
O sea, ¿no es sorprendente?

I continuó, "Puede ser trazada a las ocurrencias históricas y culturales las que han
exaltado al individuo." En otras palabras, el artículo decía, que la depresión es un
resultado de la generación egoísta. Yo, mi imagen, mis objetivos. Es puro egoísmo y
orgullo. Lo que se descubrieron, es que la persona que se envuelve mucho de sí
mismo, termina siendo un paquete pequeño.

El artículo también decía, "Así como la fe en una generación se fue desmoronando,


y la creencia en Dios también fue cayendo, la gran crecida del divorcio fue
desgastando la fe en la familia. Cuando la gente ya no cree que su país es poderoso,
que su familia puede ser una fuente de unidad de resistencia y apoyo, o que la
relación con Dios es importante, ¿En que cosa más pueden encontrar identidad,
satisfacción, y esperanza? La gente entonces tiene una alternativa, ellos van a sí
mismos y quedan deprimidos." En aquella misma revista, hubo otro artículo
llamado: "Mas allá del egoísmo." Dése cuenta que esta es la revista La Psicología
de Hoy. No esta tratando de promover algn valor cristiano necesariamente. Pero
dice que el ayudar a otras personas vence la depresión. Es más, el artículo decía que
cuando uno ayuda a otros, en realidad crea endorfinas en su cerebro. Algunos de
ustedes que son corredores y atletas saben lo que las endorfinas son. Es la hormona
química que literalmente lo eleva al corredor. El artículo decía que cuando y es
voluntario para ayudar a alguien más, físicamente uno experimenta lo mismo.
"Ofrecerse para ayudar hace que las personas se sientan bien físicamente y
emocionalmente. Como la calma del corredor, es bueno para su salud."

Lo que La Psicología de Hoy dijo en 1989 simplemente estaba repitiendo lo que


Pablo dijo en Filipenses 2, casi 2000 años atrás. "No hagan nada por egoísmo o
vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes
mismos. Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los
intereses de los demás. La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús."
(Filipenses 2:3) Pablo esta diciendo que la humildad no esta pensando mal de usted,
sino que esta pensando más en otros. El enfoque esta fuera de mis necesidades, mis
deseos, mis querencias, y el enfoque está en lo que otra gente necesita. Me gusta
ponerlo de esta manera: la humildad no piensa menos en usted, sino que piensa
menos acerca de usted. El modelo es Jesús.

Cuando todos los apóstoles estaban en aquel cuarto superior, todos muy orgullosos
para lavar los pies de los otros, Jesús entró, tomó una cubeta y toalla, y empezó a
lavar los pies de todos. ¡O, los avergonzó tanto! Pero, la gente orgullosa e insegura
no puede servir a otros, ellos están muy envueltos en ellos mismos. Cada uno de
nosotros necesita alumbrarse en introspección, ¿Qué sobre mi? Solo sumerjámonos
y empecemos a servir a otras personas.

5. Humillarse voluntariamente

"Humíllense delante del Señor, y él los exaltará." (Santiago 4:10) Quiero que note
que la humildad es una elección, es un verbo. En ninguna parte de la Biblia se le
pide a Dios que nos humille, es algo que nosotros tenemos que escoger. Nosotros
escogemos actuar, hablar, y pensar de una manera humilde y la promesa es, si nos
humillamos, entonces Cristo nos elevará. A eso se le llama paradogia. Dios dice que
el camino de subida es la bajada. Mientras más me humille, mientras más admita
mis debilidades y reconozca mis fuerzas, mientras más disfrute mis éxitos de una
manera agradecida, mientras más sirva a otros, más Dios me levanta. Pero lo
opuesto también es verdad, así como el camino de subida es bajada, el camino de
bajada es subida.

"Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso." (Proverbios 16:18) ¿Cuantas


personificaciones de tal proverbio ha visto? En el momento en el cual me empiezo a sentir
lleno de orgullo, en el momento que pienso que tengo todas las respuestas, es el mismo
momento en que empiezo a caminar el camino hacia el fracaso. Si usted piensa que no
necesita a Dios, usted lo necesitará. De veras, es solo cuestión de tiempo. Eso es cierto sin
importar si usted lo cree o no. Va a suceder. Pero mientras usted espere a verlo que pase,
más perderá. En esencia, lo peor del orgullo es que corta todas las cosas maravillosas que
Dios nos quiere dar. Dios se opone al orgullo, pero el da gracia al humilde. Lección #1197

SEÑALES EN EL CAMINO
DE SALVACIÓN

3ª. Señal
Humildad verdadera

LA HUMILDAD EN LA BIBLIA

2. ¿Qué nos dice la Biblia sobre la


humildad?

Varias veces la Biblia habla muy mal del orgullo, y pondera a la humildad como algo muy
deseado por Dios.

Es tan grave el orgullo, que la Biblia muchas veces opone la falta de humildad a la
maldad misma, como veremos en algunos textos.

El Antiguo Testamento habla de la humildad. Y el Evangelio está lleno de ejemplos de


Cristo perdonando todo tipo de pecados (cf. la mujer adúltera, el ladrón arrepentido, etc.),
pero también siendo implacable con el orgullo de aquéllos que quieren seguir siendo así.

En algunos versículos la Sagrada Escritura confronta a la humildad y el orgullo, y agrega


serias advertencias:

El Señor sostiene a los humildes y humilla hasta el polvo a los malvados. (Sal 147, 6)

El Señor se fija en el humilde, pero conoce desde lejos al soberbio. (Sal 138, 6)

“‘Dios resiste a los orgullosos y concede sus favores a los humildes” (Prov. 3, 34).

Y el Apóstol Santiago nos recuerda seriamente en su única y breve Carta esta grave
sentencia del Libro de los Proverbios: “No piensen que la Escritura dice en vano: ‘Dios resiste a los
orgullosos y concede sus favores a los humildes’” (St. 4, 6).

No te tengas por el más sabio. Ten temor a Yavé y no seas malvado. (Prov 3, 7)
Comienza a ser humilde el pecador que reconoce que ha recibido de Dios todo lo que
tiene.

Pues ¿quién te hace a ti superior? Y ¿qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por
qué presumes como si no lo hubieras recibido? (1ª Cor 4, 7).

No se estimen en más de lo que conviene; tengan más bien una sobria estima según la medida de la
fe que otorgó Dios a cada cual. (Rom 12, 3)

La conformidad y la infancia espiritual son frutos de la humildad:

Mi corazón no es orgulloso ni mis ojos altaneros: no voy buscando grandezas ni cosas que me
vienen anchas; no, yo estoy muy tranquilo y muy callado como un niño en el regazo de su madre; mis
deseos son parecidos a ese niño. (Sal 131, 1-2)

Y, aún cumpliendo la voluntad de Dios,somos siervos inútiles:

Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que les ha sido mandado, digan: Somos servidores
que no hacíamos falta, hemos hecho lo que era nuestro deber. (Lc 17, 10)

Somos nada:

Si alguno se cree algo, cuando no es nada, se engaña a sí mismo. (Gal 6, 3)

No se estimen en más de lo que conviene; tengan más bien una sobria estima según la medida de la
fe que otorgó Dios a cada cual. (Rom 12, 3)

Lo que sí somos es pecadores:

Señor apártate de mí, que soy un pecador (Lc 5, 8), exclama Pedro al darse cuenta de la
santidad del Señor por su milagro.

Al humilde que se abre a la gracia, Dios le glorificará:

Levanta del polvo al desvalido y alza de la basura al pobre. (1 Sam 2, 7)

El temor de Yavé es la escuela de la sabiduría; antes de la gloria es necesaria la humildad. (Prov 15,
33)

Dios gusta de los humildes -los mira y se complace en ellos:

El Señor sostiene a los humildes y humilla hasta el polvo a los malvados. (Sal 147, 6)

El Señor se fija en el humilde, pero conoce desde lejos al soberbio. (Sal 138, 6)
Como los que son humildes no se glorían sino en su flaqueza, se abren al poder de la
gracia que da frutos en ellos:

«Mejor, pues, me preciaré de mis debilidades, para que me cubra la fuerza de Cristo … Pues si me
siento débil, entonces es cuando soy fuerte». (2ª Cor 12, 9-10)

El humilde obtiene el perdón de sus pecados, no así el orgulloso:

Mientras tanto el publicano se quedaba atrás y no se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se
golpeaba el pecho diciendo: «Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador.» Yo les digo que este
último estaba en gracia de Dios cuando volvió a su casa, pero el fariseo no. Porque el que se
hace grande será humillado, y el que se humilla será enaltecido. (Lc 18, 13- 14)

El Señor se revela a los humildes:

En aquella ocasión Jesús exclamó: «Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has
mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla.
Sí, Padre, pues así fue de tu agrado».

Pero, además, Dios gusta manifestar su sabiduría a través de los humildes a los que el
mundo desprecia:

Pues las locuras de Dios tienen más sabiduría que los hombres, y la debilidad de Dios es
más fuerte que los hombres. Fíjense, hermanos, en ustedes, los elegidos de Dios: ¿cuántos de ustedes
tienen el saber humano o son de familias nobles e influyentes? Dios ha elegido lo que el mundo
considera necio para avergonzar a los sabios, y ha tomado lo que es débil en este mundo para
confundir lo que es fuerte. Dios ha elegido lo que es común y despreciado en este mundo, lo que es
nada, para reducir a la nada lo que es. Y así ningún mortal podrá alabarse a sí mismo ante
Dios. (1ª Cor 1, 25-29)

Y en todo, darle el crédito al Señor. No robarle su gloria. Los aplausos para Dios: El que
se gloríe, que se gloríe en el Señor. (1ª Cor 1, 31)

De una Virgen humilde, que sólo quiere ser su esclava, Dios hace el milagro de la
Encarnación:

Dijo María: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38).

Y con los humildes cantará eternamente la santidad y el amor del Señor que ha hecho
grandes cosas en ellos:

Proclama mi alma la grandeza del Señor … porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su
Nombre es Santo … El hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes. (Lc 1, 46-53)
Para crecer en humildad es útil meditar y orar sobre la santidad de San Juan Bautista, a
quien el Señor envía a prepararle el camino y no piensa sino en disminuirse:

Hay uno a quien ustedes no conocen, y aunque viene detrás de mí, yo no soy digno de soltarle la
correa de su sandalia (Jn 1, 26-27). Es necesario que El crezca y que yo disminuya (Jn 3, 30).

El peligro del orgullo


por Christopher Shaw
7 COMENTARIOS
Un reto a temblar ante la posibilidad de que seamos presa del orgullo.
Versículo: Jeremías 49:15-16
Leer versículo

Ninguna condición neutraliza tan eficazmente al hijo de Dios como el orgullo. Con una
contundencia absoluta, pone fin a la relación con el Altísimo y deja a las personas expuestas a
toda clase de engaño espiritual. Cuando no se le corrige a tiempo, invita al juicio y el castigo.
Nos basta con mirar la vida del rey Saúl para ver cuán irreversibles fueron las consecuencias
del pecado de soberbia para él. Considerando lo devastador que son los efectos del orgullo en
nuestra vida, todos nosotros deberíamos andar con temor y temblor, no sea que se instale esta
actitud en nuestro corazón. Más la lucha con el orgullo es compleja, porque no nos enfrentamos
a un problema de fácil resolución.Debemos temblar ante la posibilidad de quedar presos del
orgullo. Solamente el Señor puede librarnos, porque solamente él lo puede identificar
claramente en nuestro corazón.En primer lugar, el orgullo es profundamente engañoso.
Al estar íntimamente ligado con la vida espiritual, fácilmente se le confunde con la verdadera
pasión y devoción por los asuntos de Dios. Por su misma esencia, nos resulta más fácil
identificarla en la vida de nuestro prójimo que en nuestro propio corazón, pues nos engaña en
cuanto a descubrirla y desecharla.
En segundo lugar, aun cuando descubrimos su presencia en nuestra s vidas (por la acción del
Espíritu), el orgullo no es una actitud que cederá mansamente frente a nuestro intento de
desenmascararla. Se llena de argumentos, razonamientos y justificativos para convencernos de
que en realidad no es lo que pensamos que es. Exige siempre la última palabra en todo y jamás
permite que nos sintamos cómodos pidiendo disculpas, reconociendo nuestros errores o
dándole preferencia a otra persona. ¿Donde tiene su raíz el orgullo? El pasaje de hoy, que
se une a una multitud de pasajes en la Palabra, nos da una importante pista: la esencia del
orgullo es querer ocupar un lugar de supremacía que no nos corresponde. Solamente el Señor
debe ser exaltado. Todos nosotros somos iguales, mas el orgullo, que es lo que produjo la
caída de Lucifer, quiere que ocupemos un puesto por encima de los demás, y aun de Dios
mismo. Sea que no me deje corregir, o que no reconozca mis errores, o que me dedique a juzgar
a los demás, o que no me relacione con los que no piensan como yo, el orgullo siempre me
instala en una posición donde me considero superior al otro.
Debemos, de veras, temblar ante la posibilidad de quedar presos del orgullo. Solamente el
Señor puede librarnos, porque solamente él lo puede identificar claramente en nuestro
corazón. No nos quedemos con nuestro propio análisis de nuestras vidas. Sabiendo lo evasivo
que es el orgullo, pidamos al Señor que examine nuestros corazones. Luego, con actitud
valiente, hagamos silencio para que él nos diga lo que él ve en nosotros. Aunque duela, su
diagnóstico es certero y traerá libertad.
Para pensar:
¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.
Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí;
Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. Salmos 19.12 y 13

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