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Doctorado en Ciencias Sociales

Sociedad y Territorio
Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable

1.2. Concepciones de la naturaleza y desarrollo en América Latina


Eduardo Gudynas

Por: Wendy Marilú Sánchez Casanova

El objetivo de la lectura es presentar un análisis del concepto de naturaleza, delimitándolo


para América Latina, enfatizando el estudio de las ideas contemporáneas, y restringiéndolo
en sus conexiones con las estrategias de desarrollo.
Cabe señalar que para efectos del artículo, por naturaleza se entiende el conjunto de
ambientes que no son artificiales, con ciertos atributos físicos y biológicos.
Así, la naturaleza ha sido definida a partir de distintas perspectivas, las cuales han
condicionado su explotación o aprovechamiento. El autor menciona las siguientes:

• La idea medieval de la naturaleza como un ser vivo, del que las personas formaban
parte.
• La naturaleza como un conjunto de recursos para controlar y manipular, es decir,
una visión antropocéntrica.
• La naturaleza como un espacio salvaje, que ofrece el reto de ser conquistada.
• La visión utilitarista que caracteriza a la naturaleza como una “canasta” de recursos.
• La concepción de la naturaleza como una máquina, poseedora de un equilibrio
dinámico. Esta idea motivó las propuestas de gestión, relacionada con la
conservación y el desarrollo.
• La naturaleza frágil y delicada, como un estado ideal, que motiva el tratamiento del
concepto de biósfera, la formulación de una perspectiva holística y la conciencia de
límites.
• La idea de la naturaleza como una forma de capital, asociada a la protección del
ambiente para garantizar el éxito de las inversiones. Dicho sea de otro modo, se
enarbola la bandera de sustentabilidad como una estrategia para la conservación de
los recursos naturales considerados como factores de producción.

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Así, el autor enfatiza el hecho de que la diversidad de concepciones dio lugar a una
naturaleza fragmentada, cuyos componentes son tomados para sostener intereses de variada
índole.
En cuanto a las ideas de desarrollo, Gudynas señala las que se enumeran a
continuación:

• El desarrollo como sinónimo de crecimiento económico, que a su vez genera


progreso social y político. Esta tendencia se asocia a la visión antropocéntrica de la
naturaleza.
• El concepto de dependencia, según el cual el desarrollo de una región se da a costa
de otras regiones, es decir, el centro y la periferia.
• Los límites del crecimiento, que pone la alerta sobre el agotamiento de los recursos
naturales.
• El carácter conservacionista de la Conferencia de Estocolmo de 1972.
• La definición clásica de desarrollo sustentable, acuñada en 1987, que señala que es
aquel que satisface las necesidades presentes sin menoscabar esa posibilidad en el
futuro.
• La Conferencia de Río de Janeiro de 1992, en el que se asumen compromisos en
materia de biodiversidad y cambio climático.

Para el caso de América Latina, se recurre a la visión antropocéntrica asociada al


crecimiento económico, considerándose como necesario. También se defiende la
perspectiva mecanicista, en concordancia con el progreso. Como se puede deducir, la
naturaleza representa un instrumento más para el logro de esas metas.
De ahí que, el autor haga mención de nuevas ideas que se contraponen a las
tradicionales, sirviéndose de los siguientes elementos:

• Los valores propios en la naturaleza, que la convierten en sujeto.


• La noción de biodiversidad, como una tendencia holística.
• La invocación a la “Madre Tierra” como lugar silvestre que es interferido por los
seres humanos.

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• La naturaleza como un espacio idílico, que sirve de ejemplo a la humanidad.
• La empatía con el entorno natural.
• La naturaleza con revestimiento espiritual.
• Las normas de protección puestas en práctica por algunos pueblos originarios.
• Una visión organicista de la naturaleza.
• El biocentrismo, que se opone al antropocentrismo, proponiendo la ética ambiental.

En mérito de lo ya expuesto, el autor concluye que existe una relación dialéctica entre
naturaleza y desarrollo, desenvolviéndose en el contexto de la reciprocidad. Por ello, las
visiones diferenciadas sobre la naturaleza constituyen límites a la formulación de acciones
eficaces de protección y conservación. De ahí que, sea urgente un estilo de desarrollo que
incluya modos de gestión de impactos ambientales, a través de la conciencia de estar en y
ser parte del mundo.
La propuesta final del autor remite a la idea medieval que caracteriza al ser humano
como parte de un todo, lo que la Carta de la Tierra recupera en los siguientes términos: La
paz es la integridad creada por relaciones correctas con uno mismo, otros individuos,
otras culturas, otras formas de vida, la Tierra y con el todo más grande, del cual somos
parte.
Se trata, pues, de una invitación a retornar a la humildad de considerarse parte de un
todo, para estar conscientes de que una alteración a cualquiera de las partes incide
necesariamente en el todo. Con esta premisa, las acciones a emprender estarían orientadas a
una protección más concreta de la integridad.
Tal vez las palabras del Jefe Seattle sean más adecuadas para decir lo anterior: “El
hombre no ha tejido la red de la vida; es sólo una hebra de ella. Todo lo que haga a la red
se lo hará a sí mismo…”

Bibliografía

• Acción Pro Educación en Derechos Humanos, 1999. La Zanahoria. Manual de Educación en


Derechos Humanos para Maestr@s de Preescolar y Primaria. 3a. ed. México: APRENDERH.
• Carta de la Tierra, 2000. Iniciativa de la Carta de la Tierra. [en línea] Disponible en:
<http://earthcharterinaction.org/contenido/pages/Lea-la-Carta.html> [Accesado 04 octubre 2011].
• Gudynas, E., 1999. Concepciones de la naturaleza y desarrollo en América Latina. En: Persona y
Sociedad, 13 (I): 101-125, abril de 1999.

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