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Raúl Rivadeneira Prada, uno de los 68 periodistas desterrados con prohibición de retorno a su
Patria por la dictadura de Hugo Bánzer Suárez, encontró en los siete años de exilio entre Buenos
Aires y México la oportunidad para desarrollar la aplicación pionera en Latinoamérica del
modelo sistémico en el vasto campo de la comunicación.
Durante el tiempo que estuvo en el exilio entregó a la comunidad intelectual sus libros sobre
Opinión Pública y Periodismo, retornó en 1978 y después se dedicó a tiempo completo a la
docencia, la investigación y a su pasión de vida, el contacto entre la tinta y el papel en el
periódico Presencia, donde se inició en 1962 y del cual ha sido director, entre junio de 1987 y
enero de 1999.
El autor de libros de periodismo, comunicación, literatura y política, conversó con nosotros para
narrarnos esa intensa vitalidad cargada de energía, sobre su experiencia de 36 años en el mejor
oficio del mundo, los riesgos profesionales como salvarse del consejo de guerra por informar las
acciones militares contra el Che en la zona de la guerrilla o el frustrado anuncio de rendición en
una de las masacres mineras en Catavi y Siglo XX.
Cada momento de su paso por la historia comunicacional está fuertemente vinculado con la
accidentada realidad política latinoamericana y por supuesto con la nuestra, la boliviana, en
cuyo escenario cumplió la difícil, pero decorosa misión de sumergirse en el inagotable mundo
de la investigación
Rivadeneira ha desarrollado un buen instrumento que hoy los teóricos afanosamente empiezan
a utilizarlo sobre todo en la formulación de las políticas públicas y la elaboración de proyectos
sociales.
El trabajo que en esta oportunidad se presenta, es el resultado de una indagación en el pasado
y el presente de uno de los investigadores bolivianos más sobresalientes en el campo de la
comunicación. Se trata de descubrir cuáles son los frutos de un espíritu inquieto y de una mente
siempre alerta ante la posibilidad de conocer más.
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MARCO TEÓRICO
Hacia los años 50, la UNESCO se preocupó por potenciar la investigación social en los países del
Tercer Mundo y concibió, además, un Plan de Desarrollo a partir de las metodologías de Wilbur
Schramm.
Una de las principales preocupaciones de la UNESCO fue potenciar el uso de medios masivos al
servicio del desarrollo, para lo cual se pensó en la capacitación del personal que debía llevar a
cabo dicho plan de desarrollo. En esta coyuntura surge el CIESPAL con el fin de formar a los
profesionales de los medios masivos para enfrentar los desafíos de los cambios socio-culturales
de entonces.
Una de las singularidades de este tipo de investigaciones fue el hecho de haberse introducido
en las áreas rurales de los países latinoamericanos que hasta ese momento habían sido poco
atendidas por los cientistas sociales, revelando facetas desconocidas de culturas regionales.
También se pensaba que la comunicación por sí sola era capaz de generar desarrollo y propiciar
cambios tecnológicos al margen de las condiciones políticas, económicas y sociales de los países
latinoamericanos.
A mediados de la década de los 60 surgió en América Latina un nuevo movimiento en las ciencias
sociales, con influencia marxista y que después se constituiría en lo que hoy se conoce como la
teoría de la dependencia, como una reacción no sólo ante el estado de subordinación
intelectual, económica y política de sus países frente a Estados Unidos, sino también ante la falta
de teorías y metodologías importadas del mismo.
Este movimiento fue el germen para el desarrollo de una ciencia social crítica en la cual estaban
incluidos los estudios de comunicación, con raíces y características muy latinoamericanas.
Entre los pioneros de esta teoría se encuentra en la región Antonio Pasquali quien en 1963
publica su obra "Comunicación y cultura de masas", en la cual teoriza sobre la alienación cultural
y brinda información empírica sobre la televisión venezolana, su programación y su público.
También es importante destacar a algunos de los responsables de la creación de CIESPAL como
son Jorge Fernández, Elíseo Verón y Armand Mattelart con posiciones distintas con relación a la
metodología de investigación pero con importantes aportes a la teoría de la comunicación y la
sociología.
Posteriormente, CIESPAL entra en una nueva etapa a partir de la reunión que se lleva a cabo en
Costa Rica a la cual asisten expertos de la investigación de la comunicación de varios países
latinoamericanos. El informe final proponía como objetivo central de la investigación el análisis
crítico del papel de la comunicación, en relación con la dominación interna de clase y la
dominación externa y el estudio de nuevos canales, mensajes, situaciones de comunicación y
otros que contribuyen al proceso de transformación social2.
Desde ese momento CIESPAL disminuye su influencia ejercida en las iniciativas científicas
latinoamericanas en el campo de la comunicación, papel que posteriormente asumió la ALAIC.
Fundada en 1978, La Asociación Latinoamericana de Investigación de la Comunicación (ALAIC),
supo relanzar el reto de conformar una organización continental capaz de aglutinar, bajo una
visión plural, a los investigadores y estudiosos de la comunicación en América Latina, quienes
dentro de un proceso en marcha, han sabido asumir una identidad intelectual caracterizada por
el abordaje de los problemas propios de la región.
La crisis vivida por la ALAIC fue parte de lo que convencionalmente se llamó la "década perdida",
pero gracias a la acción de grandes personalidades de la comunidad académica y durante el
16to. Congreso de la AIERI se impidió la desagregación de tan importante organismo.
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a. Mestizaje teórico
Las ideas importadas se confrontan con las embrionarias construcciones teóricas hechas por
pensadores latinoamericanos. La principal característica de estas elaboraciones científicas es su
interés a revertir, no sólo a la teoría, sino en la práctica la situación de crisis económica, social y
política que viven la mayoría de los países de la región.
b. Hibridismo metodológico
De la misma manera que la escuela norteamericana tendía más a destacar el aspecto económico
y la escuela francesa a destacar lo cultural, la escuela latinoamericana se caracteriza porque sus
investigaciones están fuertemente influenciadas por la variable política.
d. Dimensión extranacional
En varios países de la región, sobre todo en Brasil, México y Venezuela, se llevaron a cabo
estudios, pero los investigadores poco intercambiaban información y no se llevaron a cabo
trabajo en conjunto.
Poco a poco y cultivando una comunicación más fluida, algunas figuras entre los que se destacan
José Marques de Melo, Luis Ramiro Beltrán y Antonio Pasquali, entre otros, es cuando en
realidad comienza a articularse lo que se podría denominar una Escuela Latinoamericana de
Comunicación. Los investigadores, comparten experiencias que son reconocidas, por ellos
mismos, como similares en la mayoría de los países de América Latina.
Sin embargo, el diagnóstico que se puede hacer hoy de las condiciones de investigación tiende
a ser favorable. Se está comenzando a configurar un escenario en el que resulta posible pensar
la factibilidad de que la comunicología sea asumida en el status de que gozan en el país algunas
otras disciplinas como la sociología, la antropología y las ciencias políticas.
Los cambios se han ido dando primero a nivel macro, es decir en el plano económico, político y
social. De esta manera, el último período de gobierno (1993-1997)4 ha puesto en marcha un
plan de reformas constitucionales que ha sido la pauta de desarrollo bajo los principios de la
Participación Popular, democratización, descentralización política y reconocimiento de un país
multietnico y pluricultural.
Por otro lado, debido a la implementación de la reforma económica de índole neoliberal, se dio
una reorientación de la función de los medios masivos, lo que llevó a la desaparición de la prensa
contestataria, la desestructuración de las radios sindicalistas y del sistema de televisión
universitaria.
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HISTORIA DE VIDA
Sobrevivir a los desafíos más críticos que la vida le impone a uno, nunca es atenuante para las
justificaciones. Esto hemos encontrado en Raúl Rivadeneira Prada, para quien la prueba está en
la adopción de sólidos conocimientos teóricos para contrastarlos en la práctica en el difícil
camino de la academia, la especialización profesional en la Alemania de la guerra fría, el exilio
impuesto por una cruel dictadura, la transformación profesional entre Buenos Aires y México,
el retorno para empezar otra vez en la Patria y el reto de seguir desbrozando el horizonte teórico
con las inagotables experiencias acumuladas en 36 años de periodismo.
En este caso, nuestro objeto de estudio es muy especial porque recluye en su pensamiento y sus
vivencias el desarrollo tecnológico desde la máquina de Gutenberg hasta la cibernética
moderna; es decir, la impresión del periódico con la tipografía, luego la composición caliente o
las placas de plomo de los viejos linotipos, la incorporación del sistema offset hasta llegar a
Internet en estos tiempos de globalización. Todos estos cambios fueron vividos en la práctica
por el periodista objeto y sujeto de esta aventura, esta vez la nuestra, porque decidimos
introducirnos en los anaqueles que guardan, celosamente, la asombrosa trayectoria de nuestro
personaje.
Empezó el periodismo en forma empírica gracias al impulso del notable personaje de la prensa
en Bolivia, el Dr. Huáscar Cajías, quien le transmitió su pasión por el periodismo y le dio la
oportunidad de estudiar ciencias de la comunicación en Alemania. En este país recibió las
primeras armas en la Teoría general se los sistemas, en un tiempo en el que la comunidad
científica debatía la validez de los horizontes teóricos, tras la fatídica Guerra Mundial y la nueva
división internacional.
Un hombre intransigente con sus valores y principios recomienda a sus colegas observar la ética
profesional, un requisito indispensable para la respetabilidad del profesional de la información,
para quienes el terreno es altamente movedizo y los retos son cada vez más exigentes por la
naturaleza de una sociedad con más incertidumbres y abismos, pero también con esperanzas e
islas de claridad.
Los autores de este trabajo, hemos conversado durante varias horas en su ajetreado despacho
del matutino católico Presencia, para recuperar la memoria individual y colectiva de cuanto vio
en tantos años ininterrumpidos de labor profesional junto a generaciones de periodistas.
También la entrevista sirvió para reflexionar la historia nuestra, esa de testimonios indelebles
en el cuerpo de una nación, como él dice, explotada, expoliada y saqueada por cuanto tirano
pasó por el Palacio de Gobierno.
En este documento, se ha preferido respetar el relato en primera persona para cuidar su acento
particular por la intensa emoción que evoca vivencias en cada entrega profesional, recuerdos
de las nostálgicas circunstancias cuando sus hijos parecían adoptar otra Patria durante el exilio
o el invariable comportamiento de sólidos principios democráticos y de libertad frente al
autoritarismo y la tiranía del poder militar. Naturalmente, el sentido fundamental de este
trabajo tiene que ver con su horizonte intelectual como investigador en el campo de la
comunicación y los aportes desarrollados en la academia.
Del derecho al periodismo
Un día de esos como tantos de la vida universitaria, el Dr. Huáscar Cajías, me preguntó si me
gustaría trabajar en el periódico Presencia, cuya dirección estuvo a su cargo. Para mí fue una
gran oferta, la oferta más grande de mi vida y la que acepté inmediatamente, porque así había
que hacerlo en esas excepcionales condiciones. Me recibió el jefe de redacción, Jaime Humérez,
quien me acreditó a las fuentes de información judiciales porque era estudiante de derecho,
luego llegaron los ascensos esperados por todos los periodistas hasta la cúspide de la cobertura
de noticias en el Palacio de Gobierno.
Este hecho se produjo en 1962, hace 36 años, cuyos antecedentes tienen que ver con mi
permanente pasión por escribir. Yo dirigía un periódico universitario llamado el Eco de San
Andrés con temas vinculados al Derecho y otra publicación mensual que editamos en coalición
con Gustavo Portocarrero Valda denominada el Humanismo Integral, inspirados en la filosofía
del humanismo cristiano. En esta época, en el contexto internacional, se vivió con intensidad el
injusto bloqueo estadounidense a la isla cubana y en el escenario nacional, era crítica la situación
por las manipulaciones políticas del gobierno movimientista de Víctor Paz Estenssoro.
Teníamos 21 años de edad y aún no veíamos en la revolución cubana una entrega al comunismo
sino un movimiento de reivindicación latinoamericana, por eso defendíamos individualmente
ese proceso con nuestros artículos en el periódico impreso en mimeógrafo y solventado con
nuestros ahorros en un ambiente de aventura universitaria.
Curiosamente en mi familia no hubo periodistas, yo soy el único, aunque ahora me sigue mi hija
mayor. En la niñez mis mejores notas estaban en la literatura, mis actividades más apreciadas
eran el teatro y, a mis 14 años, ya me había leído por lo menos a unos 10 clásicos de la literatura
francesa y española, gracias al estímulo de mis progenitores, mi padre un ingeniero de origen
potosino y mi madre chuquisaqueña.
En el colegio también hice periodismo mural e impreso. Soy del colegio Ayacucho, del gran
Ayacucho de aquella época que tenía el ABC Ayacuchense, cuyas páginas formaban parte de mis
inquietudes.
Estos son los antecedentes que preceden a mi relación con el periodismo. Son oportunidades
que se abren, naturalmente hay una base, no se abren oportunidades a quien no busca o no
está preparado para ello, tal vez mi vinculación al periodismo sin abandonar el derecho se debe
a esa experiencia anterior. Se entiende que el periodismo es un apostolado, una de las
profesiones peor pagadas, pero también la más digna cuando uno asume su papel con
responsabilidad y ética.
Periodismo es ciencia y arte. La ciencia como sustento teórico y el arte como vocación, es pues,
una rara pero magnífica conjunción de la ciencia y el arte, de la estética y de la técnica, donde
el meollo, es la ética.
En este contexto empecé esta profesión, primero como periodista empírico y después vino lo
académico en momentos en que el MNR está en descomposición. Entonces se crea un escenario
extraordinario para la comunicación política, cuyas consecuencias tienen que ver con la caída
de Paz Estenssoro, pese a que su gobierno contaba con el periódico La Nación y la radio Illimani,
ambos medios manejados por buenos directores, periodistas y notables firmas en sus
redacciones.
Los periodistas de Presencia teníamos que luchar con mística frente a los medios oficialistas y la
competencia local y nacional. El secreto es simple, todos lo saben, pero, pocos lo practica: es en
el trabajo en equipo donde se deben incorporar los valores y principios humanos.
Los periodistas jóvenes nos pusimos pantalones largos y decidimos ser protagonistas de la
década maravillosa, de esos notables diez años en todos los órdenes como la llegada a la luna,
la insurgencia de los Beatles, la calidad en las obras de Picasso y Dalí, el cine artístico y no el
tecnológico, entre otras manifestaciones. En Bolivia se reproducen, a su manera, esas
expresiones en el campo de la literatura con la presencia de ilustres escritores, la llegada de la
era de la televisión, el surgimiento de un movimiento revolucionario y un periodismo con
periodistas comprometidos con el pueblo, la justicia social, la libertad y la ruptura con el
pensamiento predominante de la falsa objetividad.
Entre los periodistas de esta época destacaría a Marcelo Quiroga Santa Cruz, Alberto Bailey
Guttiérrez, Harold Olmos, Juan Carlos Salazar, Jorge Mancilla (Coco Manto), Oscar Peña, Andrés
Soliz, Juan León, Francisco Roque y muchos otros jóvenes profesionales que estaban dispuestos
a ponerse en contra de la descomposición moral del gobierno de turno, claro está el MNR.
Ese período también tiene que ver con la restauración de la oligarquía encabezada por el general
René Barrientos Ortuño, quien hizo resucitar a cadáveres políticos y manejó el país como
hacienda privada. Barrientos se convirtió en un caudillo de alto riesgo por las tenebrosas
masacres ordenadas en las minas, cuyo comportamiento generó en los periodistas una
conciencia nacional frente a este retroceso histórico y sus funestas consecuencias para la
Nación.
En junio de 1967, me tocó cubrir una de esas masacres entre Catavi y Siglo XX donde pasé horas
de angustia porque quedamos atrapados, junto a mi fotógrafo Johnny Alborta, en medio del
fuego cruzado. Una toalla nos sirvió de bandera blanca en señal de rendición, pero el intento
quedó trunco porque los soldados confundieron el teleobjetivo de la máquina fotográfica con
una metralleta. Johnny Alborta fue herido en un pie y la toalla de rendición sirvió para contener
la hemorragia.
Ese mismo año se produjo la guerrilla encabezada por Ernesto Che Guevara, cuya cobertura
estuvo a mi cargo durante 45 días, vivencia que sirvió a los periodistas para descubrir las dos
caras de Bolivia: la oficial y la otra, la real.
Nunca antes hubo una experiencia tan novedosa como la declaración de estado de guerra en la
zona de conflicto hacia donde llegamos con credenciales oficialmente otorgadas por el
presidente Barrientos. Enfrentamos sin temor todos los riesgos que implicaba vivir en medio de
esa violencia que, desde mi punto de vista, no es justificable, así tenga explicación.
La guerrilla nos mostró la verdadera cara de Bolivia, muy atrasada respecto al resto de los países
de América Latina, donde el analfabetismo golpeaba, las carencias eran muchas y la gente vivía
como en la edad media.
Esta realidad nos condujo a algunos periodistas a tomar conciencia y posiciones: unos afín con
la guerrilla y otros como yo, en el reforzamiento de nuestras convicciones democráticas. Estas
experiencias de 45 días cubriendo noticias desde Camiri, Lagunillas, la ruta del Che, la casa de
calamina, Iripití y otros sitios, se expresaron, casi todos los días, en la difusión de notas
primiciales en las páginas de Presencia.
El material periodístico llegaba a la redacción por distintos caminos porque estábamos sujetos
a la censura militar. Entonces era inútil y ocioso escribir y describir los hechos como sucedieron,
porque se quedaban en la oficina del comandante de la unidad militar. Hacíamos doble mensaje,
algo que inventamos los periodistas de Presencia por consejo de un veterano reportero, el
mensaje que sabíamos que no iba a llegar y si llegaba no tenía ninguna trascendencia y el
despacho que sí iba a llegar porque no pasaba por la censura. El despacho inocuo llegaba por el
canal normal, el telégrafo en ese tiempo, y el otro mediante los pasajeros desde el aeropuerto
El Trompillo de Santa Cruz, donde siempre era posible encontrar a un cura, una monja, un amigo,
un conocido del Dr. Cajías o del jefe de redacción, Jaime Humérez. Esta forma de trabajo
enloqueció a los jefes militares y particularmente a los censores que no entendían cómo
pasaban los mensajes. Hasta que nos descubrieron, pero los ingeniosos periodistas decidimos el
camino por Cochabamba, los camioneros o finalmente el radioaficionado en Monteagudo.
Presencia salía con primicias todos los días porque el material enviado servía para tres o cuatro
ediciones y también se convirtió en fuente de referencia para todas las agencias de noticias. La
primicia más importante fue la confirmación oficial de que el Che comandaba la guerrilla, cuya
información me proporcionó en una entrevista exclusiva el filósofo francés, Regis Debray a quien
logré encontrar en Choreti, después de una serie de peripecias.
La muerte del Che significó para Bolivia y Latinoamérica repercusiones políticas importantes,
como la asunción en el Perú del general Juan Velasco Alvarado, un jefe de Estado que decidió
peruanizar la educación, la cultura, la producción; en Chile el triunfo del socialista Salvador
Allende, los cambios en la democracia venezolana y el ascenso de las fuerzas de izquierda en
varios países del continente.
Este vacío fue llenado con el Gral. Juan José Torres González a quien prácticamente se lo obligó
a asumir el cargo, en cuyo acontecimiento político los periodistas apuntalamos a la Asamblea
Popular, ese era nuestro proyecto de democracia popular, verazmente representativa, pero otra
vez frustrada por la intransigencia de sectores que desvirtuaron el contenido de ese proceso.
En esa situación, llegó la dictadura del coronel Hugo Banzer Suárez y empezó una nueva
aventura con el desafío de cómo sobrevivir en un medio externo, evaluar el comportamiento de
mis principios siempre defendidos y la transformación profesional.
Las tres cosas están ligadas, en la primera, en un país extraño hay que procurarse el alimento,
empezamos los exiliados a trabajar de cualquier cosa, así probamos que una persona con dos
brazos, dos piernas y una cabeza para pensar no se muere de hambre en ninguna parte, quienes
se mueren son los que tienen categorías selectivas de trabajo.
Yo he trabajado de todo, a mí, desde niño nunca me ha corrido el trabajo, si tenía que vender
tarjetas de Navidad, las vendía; si había que corregir la guía telefónica, el libro verde de Buenos
Aires, lo hacía. No importaba quemarse los ojos. Si me hubieran dicho que pise el barro, también
lo hubiera hecho.
Como periodista, trabajé en la agencia alemana de noticias DPA como traductor y corrector de
artículos de servicios especiales, en cuya agencia fue corresponsal residente el gato Salazar (Juan
Carlos Salazar). Luego me tocó la agencia ANSA, allí fui a dar un examen y me contrataron como
redactor del departamento de noticias latinoamericanas. Así pasó la vida, entre la agencia y mis
esporádicos cursos en la Universidad, hasta que llegó una invitación de la Universidad de
México.
Acepté y después de una serie de dificultades de preparación de documentos para viajar llegué
a México el año 1974 para trabajar como profesor de periodismo y opinión pública y jefe del
departamento de prensa de la Carrera de Comunicación Social del Instituto Tecnológico de
Estudios Superiores de Occidente (ITESO) de Guadalajara. Basado en mis apuntes de clases y la
acumulación de los textos de enseñanza preparados para los estudiantes, publiqué mis primeros
libros: Opinión Pública y Periodismo.
Para el viaje de la mi familia había que resolver los detalles, solucionar cualquier dificultad,
porque de Buenos Aires tuve que enviarlos a Bolivia, luego recién a México. En la ciudad de
México estuve hasta el ‘76 y, antes de renovar mi contrato, tuve una oferta un poco más
tentadora de la Universidad de Baja California Norte, con sede en Tijuana, frontera con Estados
Unidos y me fui como asesor del rector para la Carrera de Turismo.
¿Qué tenía que ver con el turismo si yo era periodista?. Lo cierto es que en Alemania desarrollé
la corriente de la Teoría general de sistemas, cuya aplicación se ponía en ejecución poco a poco
en varias especialidades de las ciencias sociales.
En esta intensa actividad tuve mis contactos con la Universidad estadounidense de San Diego
donde daba charlas sobre literatura, historia latinoamericana y cultura latinoamericana hasta
incorporarme como profesor de los cursos de verano en español, porque la mayoría de los
estudiantes eran bilingües.
Así fue la aventura del exilio hasta que el ‘78 se produce la apertura democrática como
consecuencia de la huelga minera, la huelga de hambre iniciada por cuatro mujeres que arrastra
a centenares de bolivianos al ayuno hasta obligar al general Banzer a lanzar la convocatoria a
elecciones y declarar amnistía restringida, pues se publicó una larga lista de exiliados que no
podían retornar al país, entre los que figuraba mi nombre. Uno de los piquetes más importantes
se instala en el matutino Presencia.
Nosotros vivíamos en México muy bien, pero el gusanito de la Patria, no se quedaba quieto,
siempre con cualquier motivo, cuando los parientes nos mandaban api o "pasankallas",
recordábamos lo nuestro y se reforzaba el vínculo con nuestra tierra.
Una anécdota muy interesante se produjo un 16 de septiembre aniversario de México. Mis hijos
fueron al homenaje patriótico que se hizo en la escuela. Al retornar a la casa, mi hija mayor, con
dos estrellitas pegadas en la frente y con un regalo que se había ganado en la hora cívica, nos
dijo: mira las estrellitas que me han regalado en la escuela...
¿Y qué te preguntaron?
¿Y la segunda?
¿Qué dijiste?
- Quemó sus barquitos para no volver a España. ¡Papi, que linda es nuestra Patria no...!
En ese momento se me vino agüita fría desde la espina dorsal a todo el cuerpo. Pero -dije en ese
momento- sabes hija, México no es nuestra Patria, nuestra Patria es Bolivia. Ella me contestó
con acento mexicano -híjole...es Bolivia y ¿dónde está Bolivia?-. Esa noche con mi esposa
Carmencita dijimos: nuestros hijos se están perdiendo de Bolivia y parecen incorporarse a
México. En eso, ella que tiene también algo de aventurera, comentó consecuencias del exilio y
ambos conversamos sobre la apertura democrática en el país y las razones por las que
deberíamos retornar a la Patria.
Hablamos con los chicos y tomamos la decisión de regresar. Quedaron atrás muchos recuerdos,
el nacimiento de mi hija Catalina en México, los libros, la nostalgia de nuestra segunda Patria
que nos recibió con los brazos abiertos, nos dio oportunidad de vivir y desarrollarnos, pero había
que quemar las naves como Hernán Cortez y volvimos a Bolivia.
Estuve un tiempo sin trabajo, poco después me incorporé a Presencia, como redactor y gané
dos cátedras en concurso de méritos y examen en la Universidad Mayor de San Andrés. Empezó
la readaptación con todos los antecedentes que implicaban mi situación de consultor de la
UNESCO, por gestión de Luis Ramiro Beltrán y mi amigo cubano Luis Enrique González Manet.
Ellos me hicieron un puentecito para entrar en el staff de los consultores de la UNESCO y cuando
volví a Bolivia mis vínculos se consolidaron con ese organismo internacional para el que hice
trabajos en México junto a importantes investigadores como Fernando Reyes Matta y Rafael
Roncagliolo.
Otra actividad retomada en el país fue la abogacía, una profesión que no es posible olvidar como
cuando uno aprende a manejar bicicleta. Siempre ejercí el derecho y combiné con el periodismo
a cuya pasión también se suma la literatura, a partir de la influencia del sacerdote Juan Quirós,
entonces director de Presencia Literaria. Fue un retorno para retomar lo dejado, profundizar lo
aprendido y explorar nuevos horizontes de vida.
El periodista está permanentemente enfrentado a realidades que tienen que ver desde
olímpicos desprecios de algunos sectores que no les gusta la crítica hasta las satisfacciones por
cumplir una misión profesional a la sociedad.
El respeto se lo gana uno mismo, el respeto está individualizado, tiene nombre y apellido. Claro
que cuando esto se generaliza alcanza a todo el oficio, pero es fundamentalmente individual. Yo
mentiría si dijera que me trataron mal, jamás permití que me trataran mal. El secreto es no
entrar en confianzas e intimidades.
Es preferible un trago entre nosotros a frecuentar invitaciones oficiales, tal vez más modesto,
pero más digno. Jamás he permitido regalitos y siempre he defendido la independencia como
periodista, como dirigente de los periodistas y como autoridad en el medio donde trabajo.
Nunca me han hecho esperar más de cinco minutos para una entrevista, como hoy los hacen
aguardar en las antesalas durante horas y días. Yo sospecho que falta carácter en los periodistas.
Todo depende de cómo se comporta el periodista, quien debe poseer atributos tales como la
decencia en el trabajo, la calidad humana y una permanente actualización de conocimientos.
Cuando llegué al amparo de una beca concedida por la Fundación Konrad-Adenauer- Stiftung
esa corriente estaba pasando en Europa y se abría una nueva vertiente, que es el estudio de la
comunicación desde la perspectiva de la Teoría general de sistemas. Fueron mis primeros sorbos
en la teoría de la comunicación, bebiendo de aquella fuente epistemológica, más como un
instrumento, una herramienta de trabajo.
La Teoría general de sistemas abre un camino de orientación muy seguro, muy amplio y visible
frente a las tradicionales teorías reduccionistas que se caracterizan por un comportamiento
limitado en torno a la visión de un problema. En la Teoría de sistemas, encaramos un problema
como la combinación de factores, de hechos y circunstancias que explican el comportamiento
de un objeto o fenómeno a través de sus interacciones e interrelaciones.
Algunos investigadores como Nazario Tirado, Luis Ramiro Beltrán, José Marques de Melo y otros
especialistas reconocen que el aporte está marcado por la definición de un marco
epistemológico para la orientación de la investigación. También he conversado con Juan Díaz
Bordenabe, Antonio Pasquali y Fernando Reyes Mata, y hemos coincidido que mi aporte se
concentra en la aplicación de la teoría de sistemas al estudio de la comunicación partiendo del
siguiente presupuesto: la comunicación es un sistema abierto demostrable a través de sus
múltiples interrelaciones.
Siguió el modelo de David Berlo, calumniado por ciertos sectores y empobrecido por algunos
malos intérpretes. Pero, pese a su linealidad, abre otra ruta cuando establece como uno de sus
fundamentos la retroalimentación y la reproducción cíclica del proceso comunicacional.
La linealidad más pura se encuentra en ese gran paradigma de Lasswell, cuyas tradiciones se
rompen con estudios posteriores y la adecuada combinación de estudios de los pioneros de la
comunicación con los nuevos paradigmas como la aplicación de la Teoría de sistemas, para
redondear la imagen de la comunicación en movimiento continuo y circular.
Hemos perdido mucho tiempo con la teoría de la imposición del mensaje, aún más al buscar la
calidad del emisor y como indica Humberto Eco a satanizar los medios de comunicación,
olvidando al receptor y sus entornos culturales.
La teoría de la comunicación hasta mil novecientos setenta y tantos, casi diría a fines de los
setenta, ha tomado a la comunicación como un fenómeno no totalmente aislado de un entorno,
pero sí ciertamente autónomo, cuando, la comunicación está inmersa dentro de un entorno
cultural como lo evidencia en sus obras Jesús Martín Barbero.
Ahora bien. Es indispensable recuperar algunos referentes en el campo de los sistemas y esto
tiene que ver con los aportes de los psiquiatras. Ellos, desarrollaron un tratamiento para el
comportamiento anormal de las personal basado en la utilización combinada del lenguaje oral
y las imágenes audiovisuales y encontraron que la teoría de sistemas era la herramienta que
necesitaban para tratar a sus pacientes, y le pusieron el nombre de Teoría de la Comunicación
Humana. Posteriormente, encontré con una serie de interpretaciones y aplicaciones de la teoría
de sistemas en el campo de la biología, la política y en general en el campo de las ciencias
sociales.
En los años 60, esta teoría fue ganando terreno desde sus primeras aplicaciones en la ingeniería
espacial (exploraciones del espacio, el viaje a la luna y algunos trabajos de la NASA). También
fue aplicada en la sociología, la administración de empresas, la navegación aeronáutica hasta
llegar tardíamente al ámbito de la comunicación.
Se ha hecho algo, pero todavía falta mucho y es papel de las nuevas generaciones de
investigadores seguir con la construcción de horizontes teóricos en este apasionante camino de
la comunicación.
La investigación está reservada para muy pocas personas, no todas tienen pasión por la
investigación. En la comunicación hay especialidades, el teórico equivale a un filósofo, está
implicado en construcciones teóricas. El artesano como nosotros, los periodistas, trabaja el
mensaje; el otro reflexiona, es planificador, éste averigua, compara, busca datos, conexiones y
nuevos elementos.
Creo que en nuestro país falta mucho en la investigación en materia de comunicación. Debíamos
alentar desde los institutos superiores y los centros especializados el funcionamiento de grupos
de trabajo multidisciplinarios, porque no se puede estudiar sólo desde la perspectiva
periodística, necesitamos conocimientos integrados.
El futuro que tienen los investigadores es promisorio, pero al mismo tiempo difícil, porque esta
actividad no proporciona ingresos económicos, no reditúa como el comercio o la banca,
definitivamente no. Si hay interés, interés realmente académico, podemos lograr buenos
resultados porque calidad humana tenemos, lo que nos falta es integrar un equipo de trabajo.
Esta iniciativa acompaña los esfuerzos solitarios o las lagunas presentes como los jóvenes
investigadores guiados por los extraordinarios aportes de Luis Ramiro Beltrán.
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Raúl Rivadeneira Prada cuenta en su producción bibliográfica con 18 libros, 5 folletos, más de
500 notas periodísticas y alrededor de 800 artículos de opinión publicados en varios medios
impresos de Bolivia y algunos del extranjero.
Las obras de este autor pueden clasificarse en tres tipos: de comunicación (propiamente dicha);
política y comunicación, y literatura y comunicación.
a) Obras de Comunicación
Las obras que pertenecen a este tipo son: Periodismo, La opinión pública, Resistencia y
coexistencia, Palabra suelta, El cine alternativo en Bolivia, Comunicación un enfoque sistémico,
Temas de comunicación, El Fenómeno del turismo y la Teoría general de los sistemas.
También encontramos en esta línea los folletos: El estado de la comunicación social en Bolivia,
Televisión y educación y, finalmente, Diagnóstico de la incomunicación en Bolivia.
Asimismo, estas obras pueden subdividirse en dos líneas temáticas: periodismo y teoría de la
comunicación.
- Periodismo. Se encuentran en esta línea: La opinión pública, Periodismo, Palabra suelta y Juan
Pablo II en Bolivia.
b) Política y comunicación
Las obras publicadas sobre política mantienen relación directa con el papel que desempeñan los
medios de comunicación y son: La guerra de los insultos, La televisión en Bolivia y El laberinto
político. También se encuentra en esta línea de investigación el folleto titulado Bolivia, un país
en permanente huelga y estado de emergencia y el libro El cine alternativo en Bolivia.
c) Literatura y Comunicación
Figuran en esta área el estudio literario-comunicacional Rulfo en llamas y la crítica literaria de la
obra teatral de Guillermo Francovich titulada El teatro de evocación de Guillermo Francovich.
Años más tarde y debido a su inquietud por la creación literaria se publican el Tiempo de lo
cotidiano y Colección de vigilias. Asimismo, la obra Historia del teatro Experimental
Universitario. Y los estudios lexicográficos Hipocorístico y Anglicismos en Bolivia.
Es importante mencionar que el año 1989, fue traducido al alemán y posteriormente publicado
en la Revista Australiana Arca, uno de los cuentos de El tiempo de lo cotidiano, titulado El
Manantial.
d) Otros trabajos
Además de las obras mencionadas, el autor ha realizado varios trabajos para organizaciones e
instituciones, entre los que destacamos los siguientes.
Traducción de un libro de lingüística del ingles al español, titulado Explicación del fenómeno
lingüístico del autor David Cohen.
Ensayo publicado en Media and Politics in Latin America (editado por Elizabeth Fox) titulado
Bolivian Television: When Reality Surpasess Fiction. 1988, Londres.
Cuenta con 50 documentos de trabajo. Algunos de los cuales fueron realizados para la UNESCO,
la Fundación Friedrich Ebert de Alemania, el Gobierno del Perú y la Asociación Internacional de
radio, (sobre derecho comparado) en Montevideo, entre otros.
Diagnóstico de imagen para el gobierno de Venezuela denominado Bases de estrategia y
estructura de información pública para la UNESCO, bajo la supervisión del Dr. Luis Ramiro
Beltrán (1990).
Estudio de imagen para el Gobierno Municipal de La Paz denominado Bases de una estrategia
de información pública (1989).
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Las obras de Rivadeneira podemos caracterizarlas de dos maneras: 1) mantienen como hilo
conductor la preocupación por la comunicación y 2) utilizan como base epistemológica para la
comprensión de los fenómenos estudiados, la Teoría General de los Sistemas.
Según Rivadeneira, las obras que tratan exclusivamente temas de comunicación fueron
concebidas con el propósito de aportar al conocimiento general y brindar a los estudiantes una
comprensión sistemática y global de los procesos en esta materia.
Los trabajos sobre política y literatura son analizados desde la óptica de la comunicación. Por
ejemplo, para el análisis de las campañas políticas en las elecciones nacionales de 1989 se debía
establecer el papel que desempeñaron los medios masivos y los procesos comunicacionales que
acompañaban a este fenómeno de acción colectiva.
Por otro lado, las obras de Rivadeneira se caracterizan también por utilizar la Teoría General de
los Sistemas, pero no únicamente como base epistemológica sino también como ordenadora
fundamental de la metodología aplicada en todo el proceso de investigación.
Según el propio autor, La Teoría General de los Sistemas es una metodología que permite
comprender los procesos comunicacionales de una manera más amplia y profunda sin caer en
reduccionismos o consideraciones fragmentarias.
Mucha gente, durante mucho tiempo, creyó encontrar la clave de los problemas de la
comunicación en el predominio de los medios en el factor político o económico.
Rivadeneira parte del principio que ningún factor es absolutamente determinante, sino que la
comunicación es un complejo fenómeno en el cual cada variable interviniente tiene su
importancia y no se puede llegar a establecer parámetros definitivos. Los elementos
concurrentes en un proceso de comunicación no van necesariamente en la secuencia emisor/
codificación/ decodificador/ receptor, y hay que ver la concurrencia cualitativa de los elementos
para establecer de qué tipo de proceso se trata, en relación con las variables tiempo y espacio.
Algunas de las obras de Rivadeneira son pioneras en Bolivia, es decir que las investigaciones
sobre opinión pública, periodismo y propaganda política no cuentan con antecedentes
bibliográficos en el país.
Asimismo, el enfoque sistémico que imprime en cada una de las obras es novedoso en las
investigaciones sociales en América Latina. Por ejemplo, el año 1991, el brasileño Oswaldo
Pereira publica una obra basada en la Teoría General de los Sistema titulada El Periodismo
impreso y la Teoría General de los Sistemas pero 14 años después de publicarse la primera obra
de Rivadeneira, Periodismo, el año 1977.
a) Obras de comunicación
La comprensión del fenómeno de la opinión pública, antes de la Teoría General de los Sistemas,
se lograba analizando las expresiones de opinión y llevando a cabo la construcción teórica de
una conciencia pública, dentro de la corriente historicista antigua. Sin embargo, la Teoría de
Sistema junta estas dos formas, empírica y teórica, para tratar de entender qué es y cómo se
expresa la opinión pública.
Lo novedoso de esta obra es el uso que se hace de la Teoría General de los Sistemas ya que es
la primera obra de autor latinoamericano que trata este tema. En la actualidad este libro es texto
de consulta en más de 20 universidades de América Latina y España.
El prologuista de la obra el gran teórico de la comunicación, Otto Bamhauer dice: "El autor
destaca de modo ejemplar una serie de interrelaciones vigentes dentro de los sistemas
comunicativos de la cual resultan las opiniones públicas, los controles sociales y los climas de
opinión. Ofrece además reflexión teórica y científica acerca de los mencionados fenómenos
psicosociales. Se revela aquí a nivel comprensible para el lector acucioso la interesante
complejidad del tema..."
Periodismo (1977)
Este libro nace de la necesidad de contar con una visión latinoamericana y en español sobre
periodismo, dado que existía una importante bibliografía de autores como Frazer Bond, John
Hohenberg, Johnson y Harris y Mitchell Charnley, pero que eran en su mayoría manuales
prácticos en inglés.
La obra de Rivadeneira observa el fenómeno periodístico dentro de un conjunto más amplio que
es la comunicación social, desde una perspectiva aislada del manualismo y enfocada hacia la
Teoría General de los Sistemas. Se trata de una interpretación del periodismo impreso como
punto de partida para la estructuración de una ciencia del periodismo.
En la presentación editorial del libro se dice que lo característico del texto es el criterio
metodológico con el que el autor logró la separación temática del periodismo en sí, de otros
medios impresos y electrónicos, sin encasillar los niveles semántico, sintáctico y pragmático que
constituye el esquema propuesto por Pierce Morris y Carnap. Se da primordial importancia a las
señales físicas del producto del medio impreso, a su naturaleza, producción y transformación,
así como a la percepción y leyes que las rigen.
Por encargo de la Universidad Autónoma de Baja California, el autor lleva a cabo una
investigación que tenía por objetivo conocer cómo se presenta y se desarrolla el fenómeno del
turismo, desde la perspectiva de la Teoría General de los Sistemas.
En esta obra, Rivadeneira le otorga mucha importancia a la comunicación como uno de los
componentes básicos del turismo. El autor entiende que si se desatiende el uso de los modernos
medios de información y difusión, la actividad del turismo seguirá incipiente y poco desarrollada.
Dicho de otro modo, la atracción turística está en relación con la comunicación eficiente que se
pueda realizar, en todos los aspectos del turismo.
El material de este trabajo está dividido en seis capítulos. En el primero se hacen consideraciones
introductorias sobre el fenómeno del turismo. En el segundo se trata de principios
fundamentales de la Teoría General de los Sistemas. En el tercer capítulo se encuentra una
continuación del conjunto de referencias informativas sobre la mencionada base
epistemológica.
El libro, como lo reconoce el mismo autor, necesita ser actualizado porque han transcurrido ya
dieciséis años de su publicación y Bolivia ha cambiado mucho desde entonces. Es necesario
evaluar en qué medida la resistencia ha cedido espacio a la coexistencia o viceversa.
Concentra la visión epistemológica de la Teoría General de Sistemas, pero esta vez como un
texto destinado a los estudiantes e investigadores de la comunicación.
Para este autor la perspectiva epistemológica no sólo debe relacionarse con el marco de la
historia, del poder o de la comunicación, sino que debe ser instrumento para encarar con rigor
científico y dignidad humana los proceso de comunicación.
En la primera parte del libro el autor se refiere a la investigación, a las hipótesis, a la explicación
de los enfoques y jerarquías de un sistema y los principios de la Teoría General de los Sistemas.
La segunda parte trata la comunicación como sistema poniendo énfasis en los elementos
constitutivos de los procesos de comunicación (el entorno, los medios, los mensajes, el receptor
y el emisor).
En el prólogo, Nazario Tirado dice que el aporte más importante de este trabajo es que el autor
"restituye a la comunicación social su carácter fundamentalmente humano, liberado a ese
proceso de interacción e interdependencia de los claustros mecánicos, electromecánicos y
tecnológicos que le mantienen cautivo, y ubicando su tratamiento en el ámbito de la
antropología cultural y de la historia de la confrontación de fuerzas sociales, al proponer una
visión globalizada de la comunicación frente a la irremediable tendencia al reduccionismo que
aún perdura en varias obras sobre esta especialidad".
Este trabajo en coautoría con Nazario Tirado fue publicado en 1986, dos años después de que
irrumpiera la televisión privada en Bolivia. A ambos investigadores les interesó mostrar, sobre
todo a los estudiantes de comunicación, cómo se investigaba en un fenómeno nuevo como era
el de la televisión en Bolivia y cuál era el significado de la televisión privada frente al de las
políticas nacionales de comunicación.
El tema de la televisión en Bolivia es tratado por estos dos autores en 11 capítulos en los cuales
se hace referencia al contexto, el marco jurídico de la comunicación, las bases jurídicas de la
televisión, la televisión estatal, el sistema nacional de televisión universitaria, la televisión
privada, capacitación, investigación, la publicidad, problemática de la televisión boliviana y
proposiciones para una política sectorial de televisión.
Este libro es producto de diversas conferencias internacionales de los autores realizadas para la
UNESCO y algunos organismos de ultramar, y la recolección de datos y pesquisas en los
diferentes medios de comunicación como son los canales de televisión, las agencias de
publicidad, los medios impresos y las agencias de noticias.
Es el documento de trabajo del Cuarto Taller de Investigación sobre la Realidad Nacional llevado
a cabo por el CEPROLAI (Centro de Promoción del Laicado "Ricardo Bacherer").
Este documento recoge las conclusiones de cinco grupos que trabajaron y discutieron el
complejo tema de la comunicación social en Bolivia a partir de la investigación realizada por Raúl
Rivadeneira.
La intención del taller fue la de recoger sugerencias para un mejoramiento en los medios
tradicionales de comunicación social, de donde surgieron dos posiciones: una que sostiene la
imposibilidad de avanzar en tales mejoras, por los distintos intereses que están en juego, y otra
que considera que pueden desarrollarse acciones para que los medios estén al servicio de los
intereses nacionales.
Se trata de una colección de artículos seleccionados por el crítico Juan Quirós, que lleva por
título el nombre de la columna con la que Rivadeneira los publicaba en el matutino Presencia.
Esta obra cae dentro de la creación periodística del comentario, en el género de la ironía. En el
prólogo Juan Quirós se expresa de la obra como "un glosario de las cosas que pasan a su lado,
no son estados del alma sino leves impresiones y fugaces observaciones de un espíritu alerta
que da testimonio de que la tierra Eppur si muove".
No pocas veces – anota Quirós- el autor engarza acciones y situaciones ocurridas en nuestro
proscenio socio- político, interpretándolos para los lectores de una manera clara y sucinta. "Aquí
en los escritos bajo el título de Palabra suelta no hay anfibologías que embaracen el sentido ni
condicionamientos que no sean fáciles de dirigir".
Rivadeneira plantea, luego de analizar lo medios de comunicación en Bolivia que se debía hablar
de incomunicación, por dos razones fundamentales: 1) el déficit de comunicación en el país por
la pobreza crítica y la falta de infraestructura y 2) las condiciones socioculturales, el
analfabetismo, la pobreza y la falta de vertebración física.
El autor considera que es una paradoja el hecho de que, mientras por un lado tenemos en Bolivia
una disposición abundante de medios de comunicación con tecnología avanzada: radio,
televisión, prensa; por otro, somos la nación latinoamericana con el más alto déficit de
comunicación social, entendida ésta como el acceso público a los mensajes de prensa, radio y
televisión, en términos cuantitativos. Esto obliga a poner en duda la efectiva existencia de
medios masivos en nuestro país, bajo los conceptos universalmente admitidos de " mass media".
La incomunicación social es entendida por este autor como el estado deficitario de la
comunicación social expresado en la falta de información para las mayorías. Muestra la
inconexión entre las dos Bolivia: una dominada y otra dominante, una integrada y otra privada
de información pública marginada e ignorada.
Se trata de un trabajo encargado por la UNESCO por lo cual mantiene datos importantes más
para un lector extranjero que para un lector nacional.
En la primera parte del libro se describen las características físicas, demográficas y culturales, la
alfabetización, el panorama de la comunicación en Bolivia y los antecedentes del cine.
En la segunda parte se habla del papel que desempeñó el Instituto Cinematográfico Boliviano y
las películas que corresponden a la época denominada Cine sobre el pueblo entre las que se
destaca la película "Vuelve Sebastiana".
La tercera parte se refiere a las películas de una Cine junto al pueblo, es decir que los
protagonistas de las películas son personas del propio pueblo.
Estas etapas del cine boliviano, en general, se pueden englobar bajo el concepto de lo que
Rivadeneira denomina "alternativo", en sentido de otra opción comunicacional frente a la
indiferencia del sector comercial de los medios tradicionales y la negligencia del estado en la
atención de las necesidades de comunicación de importantes segmentos de la sociedad.
Contiene 7 ensayos. El primero titula Lenguaje y era audiovisual, que trata sobre la permanencia
del lenguaje oral y escrito frente a los embates de la comunicación audiovisual. El segundo es
una exploración sobre la comunicación y la cultura. El tercero trata sobre periodismo cultural,
el cuarto sobre la ética de la comunicación; el quinto sobre globalización, comunicación y
democracia; el sexto postula la formación de un derecho de la comunicación y finalmente, un
análisis crítico sobre la ley de las telecomunicaciones. Son ensayos profundos sobre temas de
actualidad.
Desde la perspectiva del propio autor, su mayor aporte a la comunicación está en el ámbito de
la investigación y de la producción bibliográfica destinada al mundo académico.
b) Literatura y comunicación
Aunque, como lo hace notar Jesús Urzagasti en el prólogo de esta obra, "posiblemente Juan
Rulfo no es entendido en las modernas Ciencias de la Comunicación. Pero a cambio de esta
supuesta deficiencia, su obra lo revela como un hombre que tiene una elevada conciencia de lo
que significa la comunicación".
El comentarista Ricardo Pastor Poppe dice que las veinte narraciones que aparecen en esta obra
pueden clasificarse en tres partes. El primero correspondería a los cuentos estéticamente
sobresalientes, donde el autor se explaya creando cuadros bellos, singulares, que despiertan en
el lector el deseo de apreciaciones de las cosas, como lo son, sencillas, tal es el caso de la
narración El Tiempo de lo cotidiano.
El tercer grupo está compuesto de dos tipos de narraciones. En uno de ellos el escritor
valiéndose del sueño y otras técnicas narrativas recrea situaciones históricas como en el caso de
"Un día de julio". Luego aparece otra faceta, caracterizada ya no por los cuentos serios, trágicos
conmovedores sino humorísticos, como se encuentra en "No un piropo cualquiera".
El Teatro de Evocación de Guillermo Francovich (1989)
Es un análisis de 19 obras teatrales del Guillermo Francovich, una de las figuras más prominentes
de las letras bolivianas. Se trata de un trabajo que reagrupa las piezas teatrales de este escritor
en cuanto a la recreación, la documentación histórica y el tratamiento de los problemas desde
el rescate cultural.
Para el crítico y académico, Carlos Coello Vila, el autor examina cada una de las obras teatrales,
compara y dilucida las semejanzas y diferencias que se dan entre los textos y su fuente, además
de presentar las diversas versiones de una misma pieza.
Rivadeneira pone en manifiesto cómo cada una de las piezas de Francovich "gana en
profundidad crítica de varios aspectos de la vida humana"; cómo "da un juego de contrastes que
levanta la acción y sugiere los significados más diversos acerca de las máscaras de la vida
corriente".
En su discurso de presentación del libro, Guido Calabi dijo que, "Rivadeneira transmite, nos
comunica mediante un lenguaje, en algunos casos directo, en otros metafórico y en otros,
solamente como si sugiriese, descripciones que nos trasladan y nos envuelven en la atmósfera
del orden social y también de las atmósferas democráticas".
Es una colección de 11 relatos entre el cuento y la narración. Los temas tratados son variados
como los describe el crítico literario Pedro de Anasagasti: un romántico regalo a Chopin, la
tragedia de un genio incomprendido, obsesión de una libertad desflorada, apenas alcanzada, la
venganza de una fémina violada, el abuso del poder que aniquila la personalidad del justo, la
ceguera de una venganza mal ejecutada, la auto aniquilación parcial de un sujeto por terror, el
triunfo fatídico de una justicia abusada, la obsesión criminal de un policía partidista frente a la
gratitud de un ciudadano corriente, y finalmente la puntería excepcional de un misionero que
nunca había empuñado un arma.
Anasagasti se refiere a esta Colección de Vigilias como leves relatos, con una enseñanza
espontánea, siempre entre la exaltación de la virtud y la ridiculización del vicio. "Como
arranques de novelas, como descripciones de sucesos, fungiendo Rivadeneira como periodista-
novelista que se acerca al público en narraciones cuyo contenido hemos palpado todos y cada
uno" .
Hipocorístico (1995)
En la primera parte del libro, el autor trata cuestiones literarias generales y ensayos sobre
autores como Juan Rulfo, Octavio Paz, Eric A. Blair y José Hernandez. También hace referencia a
las obras de algunos autores bolivianos, como Nataniel Aguirre y Gregorio Reynolds.
En la segunda parte, presenta semblanzas de escritores destacados, entre los que se encuentran
José Luis Aranguren, Samuel Beckett, Juan Rulfo, Jorge Catalano, Adolfo Costas du Rels, Julio de
la Vega, Renán Estensoro, Juan Quiros y Juan Siles Guevara.
En la parte final, se ocupa de la crítica literaria de las obras de 47 autores bolivianos entre los
que se puede mencionar a Alcides Arguedas, Hugo Boero Rojo, Raúl Botelo Gosalvez, Matilde
Casazola Mendoza, Carlos Castañón Barrientos y otros.
Este libro constituye un valioso rescate de la actividad teatral desarrollada por el hoy
desaparecido Teatro Experimental de la Universidad Mayor de San Andrés, de La Paz. El autor
no sólo expone cronológicamente dicho desarrollo, sino que también ilustra al lector acerca de
la naturaleza de las piezas teatrales representadas, y le ofrece breves y sustanciosos
comentarios críticos. Sigue esta obra en la línea que marcan los ensayos literarios de El grano en
la semilla, es decir, un enfoque del teatro como medio de comunicación social.
El lingüista Carlos Coello dice: "La selección del universo examinado es, ciertamente arbitrario,
pero nos parece representativo y los criterios de selección empleados por el autor, aunque
convencionales, idóneos y convincentes. Por cierto, este trabajo es pionero en el terreno del
estudio de los extranjerismos en nuestro país".
c) Política y comunicación
La obra hace una análisis descriptivo de los procesos electorales a partir de1977, y comprende
los comicios de 1978 y 1979. El autor dedica su mayor atención a las últimas elecciones de julio
de 1979 sobre todo a los instrumentos y métodos publicitarios utilizados. También hace una
revisión de la propaganda política en prensa, radio, televisión y en los anuncios callejeros.
El autor dice que la tormenta política (golpe militar - civil) desatada el 1ro de noviembre de 1979
encabezada por Alberto Natusch Busch y que invalidó las elecciones nacionales de ese año, no
puede entenderse como un hecho espontáneo o atribuible exclusivamente a la paranoia de
algunos jefes militares y dirigentes políticos. Es una consecuencia - dice Rivadeneira - de la crisis
manifestada ya en urnas, el 1ro de julio de 1979.
Este libro, como lo explica el propio autor, es una búsqueda de la explicación de estos hechos
desde el punto de vista de la reflexión del comunicador, a partir de un segmento de la realidad:
La propaganda política en un proceso electoral.
Se trata de un estudio que contiene 554 expresiones de conflictos socio- laborales y algunos de
contenido político, otros encubiertos de sociales o laborales, entre el 10 de octubre de 1982 y
el 23 de junio de 1983.
Como lo hace notar un articulista del periódico Correo, bajo el seudónimo Diógenes (marzo de
1983) Rivadeneira tuvo la paciencia de catalogar esos conflictos dividiéndolos en estados de
emergencia, huelga indefinida, amenaza de huelga, amenaza de paro, pie de huelga, amenaza
de huelga de hambre, paro de 24 horas, plazo perentorio, huelga de hambre, paro de 48 horas,
bloqueo, bloqueo de caminos y autopista bloqueo de calles y avenidas, bloqueo de vías férreas,
amenaza de bloqueo de aeropuertos, paro de 16 horas, de 32 horas, de 72 horas y amenaza de
cierre de gasoductos.
Ese es el panorama que se vivía en Bolivia debido, en parte, a la fuerte crisis económica que
provocaba una serie de manifestaciones, la mayoría callejera, de acuerdo con lo registrado en
este trabajo.
Es una investigación sobre el desarrollo de la política boliviana entre 1958 y 1983. En 1958 ocurre
la fragmentación del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), que es en ese entonces la
primera fuerza política del país.
En El laberinto político, Rivadeneira presenta una reedición de los artículos sobre el Panorama
político de Bolivia que publicó en Presencia entre el 4 y el 16 de septiembre de 1984.
El registro estadístico que se lleva a cabo demuestra que en esos 25 años de vida política en
Bolivia han existido 323 partidos, alianzas, frentes y sectores. Asimismo, han existido 20
gobiernos: 13 de facto y 7 constitucionales, y en cuanto al tiempo, 14 años de dictadura y 11 de
regímenes de derecho.
Para el prologuista Luis Soux Dupleich este trabajo es "un modelo de periodismo investigativo
muy útil para el estudio de nuestro acontecer histórico político y ojalá para la creación de una
conciencia democrática con estabilidad institucional".
Asimismo, el académico de la Lengua, Julio de La Vega dice que este libro enfoca las
peculiaridades de las campañas políticas electorales y que tiene en común con los otros libros
de esta línea (La guerra de los insultos y El laberinto político) "la batalla por el poder, que si no
es a muerte es a insultos".
Pero el mayor mérito de esta publicación, según Julio de la Vega, está en la parte profesional y
conocimiento técnico del autor, en lo que verdaderamente enseña. "Está en desentrañar, por
sus propias características, la propaganda de cada partido y sus últimas intenciones al decir de
cada tanda publicitaria, lo que significa, no sólo en cifras económicas, sino en las connotaciones.
Como para preguntarse que hubo de verdad y de mentira y si se creyó al receptor o destinatario
de las ‘tanditas’, inteligente o tarado" .