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una forma distinta, la forma en que Martin Lutero Veía la Fe y los actos religiosos.
División de la Iglesia
Luego de darse a conocer las 95 tesis y el crecimiento de la religión protestante por
parte de Lutero se creó una división en la Iglesia.
Estaban por un lado los aceptaban el liderazgo del papa y los que se oponían a él.
Muchos países se unieron a esta revolución y esta trasformación de la iglesia
rechazando el poder del Papa, estos comenzaron a llamarse protestantes, esta
división hay que decir que derivo en múltiples guerras religiosas que fueron
conocidas como guerras santas.
Contrarreforma
La iglesia católica al ver que la reforma protestante cada vez crecía más, se unió
para responder a esta, lo que se le conoció como contrarreforma Católica.
En el siglo XVI, la Iglesia Católica estaba pasando por una crisis importante. En
este contexto, cobró impulso el protestantismo y nuevas religiones que
han surgido en Europa , por ejemplo, el calvinismo y el luteranismo.
¿Tu sabia?
- Se celebra el 31 de octubre el Día de la Reforma Protestante. La fecha es una
referencia al 31 de octubre de 1517, día en que Martín Lutero predicó sus 95 tesis en
la puerta de la Iglesia de Wittemberg (Alemania).
Consecuencias de la Reforma
Protestante
- En muchos países europeos las minorías religiosas fueron
perseguidas y muchas guerras religiosas ocurrieron, frutos del
radicalismo. La guerra de los treinta años (1618-1648), por ejemplo, colocó a
católicos y protestantes en guerra por motivos puramente religiosos. En Francia,
el rey mandó asesinar a miles de calvinistas en la llamada Noche de San
Bartolomé.
Durante el siglo XVI, varios pensadores entre ellos filósofos, humanistas, políticos y teólogos intentaron
provocar cambios profundos no solo en solo en el pensamiento social, político, cultural y religiosos de
las costumbres de las personas que concebían a la iglesia como reguladora y depositaria de la salvación.
Podemos afirmar que la Reforma de éste siglo no fue un hecho aislado, sino que fue una gran revolución
religiosa que estalló en Europa en primera mitad del siglo XVI y se expandió a otras naciones. Esta dio
como fruto la ruptura de la hegemonía de la Iglesia católica Romana en la Europa Occidental,
especialmente con respecto a las pretensiones papales de dominio sobre toda la cristiandad. Este
movimiento revolucionario “hundía sus raíces en elementos de la tradición católica medieval, la segunda
generación del humanismo la siguió en gran medida Lutero, Melanchthon, Erasmo de Rótterdam y
Calvino. “Comenzó con la predicación de Martín Lutero, que revisó las doctrinas medievales según el
criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó el complejo sistema
sacramental de la Iglesia medieval, que permitía y justificaba exageraciones como la “venta de
indulgencias”, según Lutero, un verdadero secuestro del Evangelio, el cual debía ser predicado
libremente, y no vendido.”[1]
1. ANTECEDENTES DE LA REFORMA
La Reforma del siglo XVI no fue un evento aislado como dijimos anteriormente, sino que también político:
era romper el cordón que unía la iglesia y el estado, quien debía ser la máxima autoridad. Por eso, la
Reforma Protestante recibió el apoyo de algunas autoridades civiles para poder reformar iglesias de
ámbito romano y a la vez liberarse del dominio del prelado romano sobre los demás países de Europa.
Los líderes políticos veían en el movimiento reformista una forma de escapar del yugo opresor romano,
ejemplo de ellos vemos que los grandes exponentes de la reforma Martín Lutero y Juan Calvino fueron
protegidos por los emperadores.
El movimiento de la Reforma no se produjo de un momento a otro, sino que tuvo diversos antecedentes
que algunos historiadores modernos se remonta desde la época del emperador Constantino y del edicto
de Milán 313, pasando por los Arrianos, los gnósticos, los maniqueos, los pelagianos, nestorio (…),
historiadores protestante como Justo González considera que “el cristianismo occidental había conocido
intenciones de reforma ya desde el siglo XII.[2] La aparición de los Valdenses y luego de los Husitas,
fueron la señal que la estructura de la iglesia medieval no iba a durar para siempre.” Estos movimientos
que luego se unieron a la Reforma muchas veces son llamados “La Primera Reforma”. Para otros, en
cambio son “precursores de la Reforma contra la iglesia imperial. Los primeros reformistas durante la
crisis que caracterizó al gran cisma de occidente son: Juan Wiclef (1324 – 1384) ingles, profesor de
teología de la universidad de Oxford denunció diversas irregularidades, cometidas por el clero y el
papado, negó el poder papado para guiar la iglesia, la vida de sus fieles y propició el matrimonio de los
sacerdotes para servir en la iglesia y alentó a los fieles a interpretar libremente la Biblia. El otro Juan
Huss (1369 – 1415) checoslovaco, profesor de la universidad de Praga, fue un fiel propagador de las ideas
reformista de Wiclef. Predicó en la región de Bohemia, hasta que fue juzgado como hereje y quemado
en la hoguera. Esta muerte desató una guerra santa que duró aproximadamente 17 años.[3]
2. CAUSAS DE LA REFORMA
En el punto anterior hemos mencionado algunos antecedentes, ahora vamos a conocer las diversas causas
tanto interna como externa que permitieron la crisis del pensamiento teológico del siglo XVI. [4] Entre
estas causas consideramos las externas, porque sin ser teológica, ejercieron una poderosa influencia al
movimiento de la Reforma y las internas propias de la Iglesia.
Causas externas. Estas se subdividen en: Política. En este periodo había una tensión entre los príncipes
alemanes hacia el Papa, por la ardua lucha del Sacro imperio contra la autoridad del Pontífice; a esto
se le suma un agregado, germanos e italianos guerrearon con frecuencia, debido a las incursiones de los
primeros en el territorio peninsular. También, diversos gobiernos europeos trataron de imponer su
dominio en asuntos de la Iglesia. La segunda causa es: Económicas. Debido a las estrategias del clero
hizo que los feligreses hicieran grandes donaciones a la Iglesia católica romana. Esta se constituyó la
dueña de grandes extensiones de tierra, las cuales no estaban gravadas con los impuestos y cuyas rentas
eran enviadas a Roma. Algunos monarcas y líderes religiosos no estuvieron de acuerdo con la política
económica implantada de Roma y ejercida por el clero local, esto produjo una gran revueltas y
manifestaciones contra las autoridades eclesiásticas, con el objeto de recuperar los bienes usurpados ya
sea para acrecentar las arcas de los monarcas o devolvérselo al pueblo feligrés (…). Sociales. Como
hemos visto en las anteriores, se abona lo social, la ola del renacimiento fue acompañada por un
desorden inmoral y violencias, que de una u otra manera inclinaron a la sociedad hacia el paganismo o
lo espiritual. El humanismo trajo una nueva mirada de la comprensión de la sociedad, de la política y
por supuesto de la fe en Dios, en especial los lideres del movimiento de la Reforma que animaron a los
feligreses a la libre interpretación de la Biblia, el sacerdocio de todo de creyente, etc.[5]
Causas internas. Dentro de las causas internas tenemos, en primer lugar: Debilidad de la organización
eclesiástica. La corrupción y la vida desenfrenada que caracterizaron a la sociedad civil de esta época,
también ejerció gran influencia en las altas autoridades eclesiásticas. Por ejemplo, los Papas de este
periodo eran licenciosos y corruptos. Después del gran Cisma de Occidente, disminuyó el gran prestigio
de los pontífices; los feligreses y el pueblo vio en ellos a príncipes temporales dedicados a los asuntos
políticos que no tenían nada que ver con su investidura como “representantes de Dios aquí en la tierra”:
Eclesiástico. A esto se abona el estado deplorable del clero, había sacerdotes sin vocación ni preparación
teológica que ocupaban cargos episcopales y las diversas jerarquías, su intención en ocupar estos cargos
era acrecentar sus riquezas y llevar una vida desenfrenada.
En segundo lugar, los humanistas creyentes: que habían aplicado las técnicas humanistas a la lectura
del texto bíblico y esto volcó a una predicación humanista, conocida como los librepensadores; que con
sus discursos motivaron a una cultura laica, que no estuviera sometida a las estructura de la iglesia
romana y se apuntó a los valores individuales, en oposición con los espirituales. Uno de los gestores de
estos movimientos de librepensadores fue Erasmo de Rótterdam católico ni atacó a los dogmas de su
iglesia ni pudo ser juzgado como herejes por sus ideas reformistas, contribuyó en gran manera a los
ideales del movimiento de la Reforma, en especial Lutero y Calvino. Erasmo censuró a clérigos, teólogos
y fue un gran gestor de la libre interpretación de la Biblia. En tercer lugar, la libre interpretación de la
Biblia. La invención de la imprenta permitió la difusión de la Biblia, de la cual se imprimieron cerca de
cuatrocientas ediciones entre los años de 1457 – 1518. Esto favoreció las opiniones de algunos pensadores
que sostenían la idea del libre examen nos asegura Ibáñez, y que cualquier creyente podía salvarse,
porque la salvación era por gracia y no por pertenecer a cierta comunidad eclesial.
En medio de todo esto surge otra figura conocida como segunda generación de la Reforma: Juan Calvino
(1509-1564) quien hizo de la ciudad de Ginebra el nuevo centro de la Reforma. En 1536 dio a conocer
sus Instituciones de la Religión Cristiana, el texto más metódico y ordenado del pensamiento reformado
conocido hasta el momento y en 1542 publicó su famoso Catecismo. A la fecha de su muerte las Iglesias
Reformadas se habían extendido por buena parte de Europa: parte de Francia, Países Bajos, Inglaterra,
Escocia, Austria, República Checa, Bohemia, Hungría, Polonia. En 1537 los valdenses se unieron a la
Reforma en el Sínodo de Chanforán. Otros eventos que deben ser tenidos en cuenta al hablar de la
Reforma suceden hacia la mitad del siglo XV. En 1563 el Catecismo de Heidelberg es traducido al
holandés, y en 1566 se traduce también al holandés la versión de los Salmos de Ginebra. Los Países Bajos
conocieron la Reforma en tiempo de las luchas de liberación (1568-1648) contra la ocupación Española.
En los 1550 la Reforma llegó a Escocia bajo la dirección de John Knox (1505-1572), quien había sido
pastor para los refugiados de habla inglesa en Ginebra. En 1560 publicó tres textos fundamentales bajo
inspiración de las ideas de Calvino: La Confesión Escocesa, el Libro de Disciplina y el Libro de Orden
Común.[6]