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Introducción

El éxito en el diseño acústico de cualquier tipo de recinto, una vez fijado su volumen
y definidas sus formas, radica en primer lugar en la elección de los materiales más
adecuados para utilizar como revestimientos del mismo con objeto de obtener unos
tiempos de reverberación óptimos.
Además, en según qué tipo de espacios, resulta necesario potenciar la aparición de
primeras reflexiones (es el caso de teatros y salas de conciertos) y/o conseguir una
buena difusión del sonido (exclusivamente en el caso de salas de conciertos).
En este capítulo se describen los diferentes tipos de materiales y elementos
utilizados a tal efecto, así como sus características básicas. Cada uno de ellos
produce principalmente uno de los siguientes efectos sobre la energía sonora:

 Absorción del sonido: debida mayoritariamente a la presencia en el recinto


de materia- les absorbentes, de elementos absorbentes selectivos
(resonadores), del público y de las sillas.
 Reflexión del sonido: debida a la existencia de elementos reflectores
utilizados para la generación de reflexiones útiles hacia la zona de público.
 Difusión del sonido: debida a la presencia de elementos difusores utilizados
para dispersar, de forma uniforme y en múltiples direcciones, la energía
sonora incidente.

Absorción del sonido


En un recinto cualquiera, la reducción de la energía asociada a las ondas sonoras,
tanto en su propagación a través del aire como cuando inciden sobre sus superficies
límite, es determinante en la calidad acústica final del mismo.
Básicamente, dicha reducción de energía, en orden de mayor a menor importancia,
es debida a una absorción producida por:

 El público y las sillas


 Los materiales absorbentes y/o los absorbentes selectivos (resonadores),
expresamente colocados sobre determinadas zonas a modo de
revestimientos del recinto.
 Todas aquellas superficies límite de las salas susceptibles de entrar en
vibración (como, por ejemplo, puertas, ventanas y paredes separadoras
ligeras).
 El aire
 Los materiales rígidos y no porosos utilizados en la construcción de las
paredes y techo del recinto (como, por ejemplo, el hormigón).

Antes de exponer con detalle y por separado las diferentes características de


absorción de los elementos anteriores, es preciso seguir la recomendación de tipo
práctico expuesta a continuación. Las características de absorción de los materiales
absorbentes y de los resonadores dependen no sólo de sus propiedades físicas,
sino también en gran parte de un sinfín de condicionantes y de detalles
constructivos, que varían sustancialmente de un caso a otro y que no se pueden
representar mediante una expresión matemática. Es por ello que, para realizar
cualquier diseño acústico, resulta imprescindible disponer de los coeficientes de
absorción α obtenidos mediante ensayos de laboratorio, según un procedimiento
homologado (norma ISO 354 / UNE-EN 20354). Dichos coeficientes deberán ser
solicitados, en cada caso, al correspondiente proveedor, que tendrá que acreditar
su validez mediante el pertinente certificado.
La determinación de los coeficientes de absorción se lleva a cabo en una sala
denominada cámara reverberante. Dicha sala es asimétrica, presenta unas
superficies límite revestidas con materiales totalmente reflectantes y dispone de un
conjunto de elementos convexos suspendidos del techo con una orientación y
distribución completamente irregulares, cuya misión es la de crear un campo sonoro
difuso.
Debido a que la determinación de dichos coeficientes se lleva a cabo a partir de la
medida de tiempos de reverberación y posterior utilización de la fórmula de Sabine,
habitualmente se representan por el símbolo αSABINE o, de forma abreviada,
αSAB.
A continuación se explican con detalle las características de absorción de los
materiales y elementos mencionados anteriormente, por orden de menor a mayor
importancia.

Absorción de los materiales utilizados en la construcción de las paredes y


techo de un recinto

Dichos materiales, por regla general, muy rígidos y con porosidad nula, dan lugar
a una mínima absorción del sonido. Si bien, desde un punto de vista físico, la
disipación de energía en forma de calor, y por tanto la absorción del sonido, se
produce en las capas de aire adyacentes a cada una de las superficies
consideradas, a efectos prácticos, dicho fenómeno habitual- mente se representa
en forma de coeficientes de absorción asignados a dichas superficies.
Su efecto es únicamente apreciable cuando no existe ningún material absorbente
en el recinto, ya sea en forma de revestimiento de alguna de sus superficies, o bien
de público presente en el mismo. Es el caso, por ejemplo, de las mencionadas
cámaras reverberantes, especialmente diseñadas para obtener tiempos de
reverberación muy altos.
En la tabla se indican los valores de los coeficientes de absorción αSAB de una
serie de materiales utilizados comúnmente en la construcción de recintos.

FRECUENCIA 125 250 500 1.000 2.000 4.000


(HZ)
Hormigón 0,02 0,02 0,02 0,03 0,04 0,04
macizo
Bloques de 0,10 0,05 0,06 0,07 0,09 0,08
hormigón
pintados
Ladrillo 0,02 0,02 0,02 0,03 0,04 0,04
revestido con
yeso
Tabla: Coeficientes de absorción αSAB de materiales habitualmente utilizados en la
construcción de recintos

Según se observa, si bien todos los valores son extremadamente bajos, el material
con una mayor rugosidad presenta unos coeficientes de absorción ligeramente más
elevados. Ello es debido a que su superficie es mayor y, por tanto, la capa de aire
adyacente donde se produce la disipación de energía también lo es.

Absorción del aire


La absorción producida por el aire es solamente significativa en recintos de grandes
dimensiones, a frecuencias relativamente altas (≥ 2 kHz) y con porcentajes bajos de
humedad relativa (del orden de un 10 a un 30%). Dicha absorción se representa por
la denominada constante de atenuación del sonido en el aire m.
En la figura 2.2 se presenta un conjunto de gráficas mediante las que es posible
determinar el valor del producto 4m en condiciones normales de presión y
temperatura (P0 = 105 Pa y 20 °C), para cada frecuencia y porcentaje de humedad
relativa del aire.
A partir del conocimiento del producto 4m y del volumen V del recinto, es posible
calcular el valor del tiempo de reverberación RT del mismo, teniendo en cuenta la
atenuación producida por el aire. La fórmula a utilizar es la de Sabine completa:

Siendo Atot la absorción total del recinto (en sabins).


Por ejemplo, considerando una humedad relativa del 25% y la frecuencia de 4 kHz,
el producto 4m valdrá 0,56 sabins/m3. Por lo tanto, para un recinto de volumen 5.000
m3, la absorción producida por el aire a dicha frecuencia será:
4mV = 2.800 sabins

Absorción de las superficies vibrantes


La presencia en una sala de superficies límite susceptibles de entrar en vibración,
como por ejemplo, puertas, ventanas y paredes separadoras ligeras, también da
lugar a una cierta absorción que en principio conviene tener presente.
En el caso de los materiales absorbentes, la mayor absorción se produce de una
forma totalmente controlada y va asociada a un proceso de disipación de energía,
es decir, de conversión de energía sonora en calor. En cambio, en el caso de una
superficie vibrante, una parte de la energía vibracional es radiada hacia el exterior.
Aunque en realidad la energía no es disipada, el efecto es equivalente a una
verdadera absorción, ya que dicha energía es sustraída de la energía sonora
incidente. En este sentido, una ventana abierta puede considerarse como un
absorbente muy efectivo, ya que actúa a modo de sumidero de toda la energía
sonora incidente.
La expresión aproximada del coeficiente de absorción α de una superficie vibrante,
en función de la frecuencia, es:

Dicha aproximación es solamente válida en el caso habitual de que el numerador


sea pequeño comparado con el denominador.
Según se puede observar, la absorción sólo puede llegar a ser mínimamente
significativa a bajas frecuencias, aunque los valores habituales de α son siempre
pequeños. A título de ejemplo, el coeficiente de absorción de un cristal de 4 mm de
espesor (M = 9 Kg/m2) a la frecuencia de 125 Hz es únicamente de 0,01.
Por otra parte, el hecho de que una pared entre en vibración puede dar lugar a una
falta de aislamiento acústico entre el espacio considerado y el exterior.

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