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LOS PRONÓSTICOS Y LA LOGÍSTICA

Cuando llega el momento de pasar de los sueños y objetivos, y de las proyecciones


estadísticas y los fríos números deseados, a la ejecución, se evidencia la importancia de
haber realizado una planeación juiciosa y sensata, para de esta forma determinar con
claridad los requerimientos logísticos y realizar las inversiones que estos demandan.
Los Inventarios
De los pronósticos se derivan los requerimientos de suministro, tanto de materias primas,
material de empaque, como de servicios complementarios, los cuales deben ser
contratados con anticipación para evitar sobresaltos durante el desarrollo de la operación.
Factor similar debe trabajarse con la planeación de los productos terminados, de los cuales
las áreas comerciales desean tener una amplia disponibilidad, para así responder a la
demanda que se presente en los diferentes canales. Sin embargo, no es posible ni con las
materias primas, y mucho menos con los productos terminados, trabajar elevados niveles
de inventarios, puesto que estos pueden generar serias afectaciones a la estructura de
costos de la empresa, y presionar al alza los precios de venta, afectando la competitividad
basada en ese factor.
Por ende, debe entenderse que no se pueden establecer elevados niveles de inventario sin
un análisis juicioso, puesto que éstos representan dineros represados, los cuales obligan a
las empresas a buscar fuentes de financiamiento, derivados en gastos de intereses, que
terminarán siendo cargados al costo de la operación.
Sumado a las preocupaciones de financiación, se presentan factores como la necesidad de
espacios de almacenamiento, la protección de los materiales y mercancías, pólizas de
seguro; así como el riesgo de obsolescencia de los productos y materiales que se tienen
en inventario, cuando se concluye una temporada comercial, se presentan innovaciones en
los productos, o se modifica el comportamiento del consumidor.
Manejo de Pedidos y Despachos
La débil planeación de la demanda suele traer consigo dificultades para la preparación de
los pedidos, puesto que, al no realizarse de la manera adecuada, podrá generar un
represamiento de órdenes no procesadas por falta de disponibilidad de recursos al interior
del almacén. Estos pueden ser el personal para el desarrollo del picking, la falta de espacios
suficientes para el manejo de la mercancía, falta en equipos para su movilización, muelles
insuficientes para el cargue a vehículos y ausencia de sistemas tecnológicos que permitan
mantener un mejor control de los despachos.
Las actividades relacionadas con el transporte y la distribución también presentan una
dependencia directa con respecto a los datos que arrojan los pronósticos de la demanda,
puesto que de allí se deriva la zonificación, la determinación del tipo de flota a trabajar, la
frecuencia de despachos y todas las labores de soporte relacionadas, como lo puede ser el
mantenimiento.
Es importante tener en cuenta, que, partiendo de la demanda y los planes estratégicos de
la organización, el área logística asume como compromiso misional el de lograr brindar los
mejores niveles de servicio a los canales de distribución, velando a la vez por la eficiencia
en el uso de los recursos físicos, humanos y financieros.
La situación se torna compleja cuando la planeación de la demanda es claramente superior
a lo que en realidad está pidiendo el mercado, trayendo consigo inversiones inoficiosas en
infraestructura, costos de personal que son desaprovechados, exceso de inventario que se
represa en las bodegas y, por tanto, serias afectaciones a la rentabilidad.
Así mismo, es igualmente compleja cuando la planeación de la demanda es muy inferior a
la demanda real, ya que obligará a incurrir en costos no previstos como el mayor
abastecimiento de materiales en condiciones económicas poco favorables, la incapacidad
de administrar la ola de inventarios que se generan, la falta de capacidad de respuesta ante
los pedidos al interior del almacén, la consecución de vehículos para la distribución a
mayores costos y riesgos en la calidad del servicio.
En respuesta de ello es que son comúnmente manejados en los entornos logísticos, y en
la gestión de la cadena de suministros, los modelos Push y Pull. El primero es un modelo
orientado a pelear en el mercado una participación, en donde se debe “empujar” el producto
por medio de actividades comerciales para lograr el favor del cliente, corriendo el riesgo de
quedarse con stock o quizás eliminar las existencias antes de tiempo y tener las ya citadas
ventas perdidas.
Por el contrario, el modelo Pull, se trabaja sobre demanda, eliminando en buena parte la
incertidumbre con respecto a la precisión de los pronósticos, y obligando a estructurar un
órgano logístico rápido y preciso, para lograr responder con prontitud a los pedidos de los
clientes, entregando a la vez valores agregados.
Para este último modelo clasifica de forma perfecta el caso conocido de Dell, quienes
venden sus computadores sobre pedido, eliminando su exposición a inventarios costosos,
tecnología obsoleta y variaciones en la demanda que impacten su stock. Por tanto, lo que
esta empresa ofrece es un modelo de reacción rápida, de perfecta sincronización entre
proveedores y las plantas de ensamblaje, apoyados en la velocidad típica de los operadores
logísticos, para así poder responder a las órdenes de pedido con celeridad y precisión,
brindándonos de paso un valor agregado, y la personalización.
Finalmente, es indispensable resaltar que se requiere la interacción y estrecha relación
entre las áreas comerciales y de marketing con las áreas logísticas, ya que las promesas
de valor que se realizan a los clientes deben ser debidamente articuladas y ejecutadas por
los equipos logísticos, quienes, partiendo de una oportuna planeación y constante
información, diseñan las estrategias y administran los recursos para brindarle un final feliz
a todo el proceso.

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