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SER HUMANO
Julissa Alvarado, Diana Mamani, Gonzalo Machaca y Yasnina Tintaya
INTRODUCCIÓN
Actualmente el estrés es un tema común en investigaciones psicológicas, fisiológicas y laborales,
debido a las condiciones ambientales, sociales, personales y económicas a las que nos enfrentamos
cotidianamente, en las cuales se hacen presentes diferentes eventos que pueden considerarse estresantes.
Han cobrado auge las teorías interaccionistas del estrés que plantean que la respuesta de estrés es el
resultado de la interacción entre las características de la persona y las demandas del medio. Se considera que
una persona está en una situación estresante o bajo un estresor cuando ha de hacer frente a situaciones que
conllevan demandas conductuales que le resulta difícil poner en práctica o satisfacer. La respuesta de estrés
es una respuesta automática del organismo a cualquier cambio ambiental, externo o interno, mediante la cual
se prepara para hacer frente a las posibles demandas que se generan como consecuencia de la nueva
situación.
Estas respuestas favorecen la percepción de la situación y sus demandas, procesamiento más rápido y
potente de la información disponible, posibilitan mejor búsqueda de soluciones y la selección de conductas
adecuadas para hacer frente a las demandas de la situación, preparan al organismo para actuar de forma más
rápida y vigorosa. En la presente revista se recopilará los aspectos más importantes del estrés, resaltando en
el papel de las emociones, como los factores cognitivos, sociales, psicológicos que influyen en el ser
humano en todas las etapas de vida desde la infancia hasta la vejez.
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MARCO TEÓRICO
CAPÍTULO I
1.1. INTRODUCCIÓN AL ESTRÉS
1.1.1. Definición
Selye (1956) define el estrés como una respuesta corporal no específica ante cualquier demanda que se le
haga al organismo, esta respuesta es parte normal de la preparación del organismo para el enfrentamiento o
para la huida.
Los signos de estrés incluyen:
- Alarma, el cuerpo reconoce el estrés y se prepara para la acción, ya sea de agresión o de fuga. las
glándulas endocrinas liberan hormonas que aumentan los latidos del corazón y el ritmo respiratorio,
elevan el nivel de azúcar en la sangre, incrementan la transpiración y hacen más lenta la digestión.
- Resistencia, el cuerpo repara cualquier daño causado por la reacción de alarma. Sin embargo, si el
estrés continúa, el cuerpo permanece alerta y no puede reparar los daños
- Agotamiento, la exposición prolongada al estrés agota las reservas de energía del cuerpo y puede
llevar a situaciones extremas. Ciertos tipos de jaqueca y dolor de cara o espalda, el asma, úlcera
péptica, hipertensión, asma y estrés premenstrual, son ejemplos de alteraciones relacionadas con el
estrés. Además, el estrés emocional puede causar o empeorar muchos trastornos de la piel, desde
picores, cosquilleo y dolor hasta los que producen sarpullido y granos.
CAPITULO II
2.1. ESTRÉS EN EL DESARROLLO HUMANO
2.1.1. Estrés en la infancia y niñez
Se define al estrés infantil como la falta de respuesta adecuada del niño a las exigencias de la vida
diaria. La infancia, comprendida entre el nacimiento y los catorce años, se entiende como un proceso normal
evolutivo del niño marcado por cambios y adaptaciones donde se debe superar diversos retos personales
para el paso de una etapa a otra. Estas experiencias podrían ser la causa de que el niño sienta estrés
convirtiéndolas en acontecimiento estresante que en algunos casos derivan en un peligro para su correcto
desarrollo. Ya sea por la incapacidad de comunicarse verbalmente o por estar muy limitados en expresar sus
emociones, siendo la población más vulnerable de la sociedad. El estudio del estrés en la población infantil
es mucho más complejo que en el adulto. Los especialistas alertan de la notable presencia del estrés en la
vida de los niños, cuya prevención es difícil, a ello muchos niños padecen de estrés y no están
diagnosticados, pero se puede evidenciar cuando el niño refleja sentimientos de soledad, trastornos del
sueño, problemas de concentración, perdida de energía, dolores de cabeza, ansiedad y entre otros. (Gonzales,
2014)
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2.1.4. Estrés en la adultez
Los adultos jóvenes luchan para establecer una carrera, lograr la seguridad financiera, o manejar las
exigencias del trabajo con las de la familia. La aparición del estrés se condiciona a estas y otras demandas
del ambiente, a la valoración de la situación y al tipo de afrontamiento que el sujeto intenta. La evaluación
cognitiva es el proceso de valoración de la demanda ambiental y de los recursos con los que se cuenta para
hacerle frente; el afrontamiento se refiere a los esfuerzos cognitivos y conductuales que el sujeto moviliza
para enfrentarse y controlar los estados internos y las condiciones externas. Cuanto más estresantes sean los
cambios en la vida de la persona, mayor es la probabilidad de enfermarse, ello se ve reflejado en síntomas
mentales como, tensión, irritabilidad, problemas de concentración, cansancio excesivo, problemas de sueño,
preocupación, tristeza. Los síntomas físicos como, boca seca, aumento de la frecuencia cardiaca, malestar
estomacal, deseo frecuente de orinar, palmas de las manos sudorosas, dolor de espalda, tensión muscular que
puede causar contracturas y dolor, mareos, problemas para respirar (Ríos, 2014).
CAPÍTULO III
Eventos negativos. Varios eventos tienen el potencial de ser estresantes debido a que suponen una
exigencia en los recursos personales. Por ejemplo, comprar para las fiestas navideñas, afrontar un ascenso
laboral, planear una fiesta. Sin embargo, estas experiencias positivas son menos frecuentes que se reporten
como estresantes, como podrían ser reportados eventos indeseables como el ser infraccionados, buscar
trabajo o divorciarse.
Los eventos estresantes negativos, tienen implicaciones directas en el autoconcepto produciendo
bajas en la autoestima o motivando sentimientos de seguridad o identidad. No obstante, entre las personas
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que mantienen puntos de vista negativos sobre sí mismas, los eventos positivos de la vida pueden tener un
efecto de disminución en la salud (Shelley, 2007).
Sucesos vitales altamente traumáticos: Se refiere a eventos tales como desastres naturales,
situaciones de guerra entre otro, además de poder significar un suceso vital en la vida de un sujeto y ser el
inicio de una psicopatología (Rosales, 2014).
Eventos incontrolables. Según Shelley (2007) los eventos incontrolables o impredecibles son
mucho más estresantes que aquellos que se pueden predecir o controlar. Cuando las personas sienten que
pueden predecir, modificar o terminar con un evento aversivo o sienten que pueden tener acceso a alguien
que puede influir en dicho evento, experimentan menos estrés, aunque en realidad no pueda estar haciendo
algo para contrarrestar dicho evento.
Los eventos incontrolables e impredecibles parecen ser particularmente capaces de producir efectos
posteriores. Cuando se pone especial atención en entender un evento estresante, de monitorearlo y en tratar
de enfrentarlo, estos esfuerzos utilizan los mismos recursos que los que se utilizan para otros aspectos de la
vida, por tanto, se tiene menos energía para enfocarse en otras tareas. Este costo cognitivo es más fuerte para
los eventos impredecibles e incontrolables para que los eventos estresantes más predecibles y fáciles de
controlar.
Sucesos vitales mayores: Son acontecimientos usuales en la vida de las personas, algunos no son
necesariamente traumáticos como el matrimonio o el nacimiento de un hijo; otros en cambio sí pueden ser
traumáticos en cierta medida como sufrir un accidente o la pérdida de un ser querido (Rosales, 2014).
Eventos ambiguos. Los eventos ambiguos generalmente se perciben como más estresantes que los
eventos que son claros a las personas. Cuando un estresor potencial es ambiguo, una persona no tiene
oportunidad para realizar acciones, dicha persona debe gastar energía para tratar de entender el estresor, lo
cual consume tiempo, recursos y reacciones de tarea para contrarrestarlo (Shelley, 2007).
Sobrecarga. Rosales (2014) señala que las personas que tiene muchas obligaciones por cumplir
reportan tener mayores niveles de estrés que aquellas que tienen menos. Por ejemplo, una de las mayores
fuentes en relación al trabajo es la sobrecarga del mismo, la percepción de que se es responsable de hacer
cumplir muchas obligaciones en un corto periodo de tiempo.
Estrés anticipatorio. La anticipación de un estímulo estresor puede ser al menos tan estresante como
su aparición y generalmente mayor. La tensión de anticipar, por ejemplo, la confrontación de un examen que
se realizara en un día, noches de insomnio y días de ansiedad distractora tensifican la capacidad humana
para experimentar tensión anticipatoria (Shelley, 2007).
Factores Ambientales. Existen distintas perspectivas que indican que el estrés es una experiencia
subjetiva, que la valoración de un estímulo estresor podrá producir o no la respuesta de estrés. No obstante,
existen variables objetivas que pueden influir en dicha valoración como las condiciones climáticas, ruido o
el tráfico (Rosales, 2014).
Molestias diarias. Las incomodidades diarias incluyen quedarse estancado en el tráfico, esperar en
el teléfono, realizar labores domésticas y demás. Los pequeños problemas de la vida, presentados en forma
diaria, reducen el bienestar psicológico en el corto plazo y producen síntomas físicos.
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Las incomodidades diarias pueden producir cantidades considerables de estrés y pueden agravar la
salud física y psicológica de varias formas. Primero, el impacto acumulativo de pequeñas molestias puede
degastar al individuo, predisponiéndolo a emitir una respuesta de estrés. Segundo, tales eventos pueden
influenciar la relación entre los eventos estresantes mayores y las enfermedades. Por ejemplo, si se vive un
evento mayor al momento en el que los eventos de menor estrés son muchos, el estrés puede aumentar en
niveles considerables, a diferencia de que solo se presentara el evento mayor (Shelley, 2007).
Rasgos de personalidad. En diversos estudios se ha podido demostrar que existen personas con
rasgos de personalidad que presentan mayor predisposición al estrés, por ejemplo, en estudios niños con
tendencia a cambio de humor frecuente, ser ansiosos y ser exageradamente emotivos poseen niveles más
altos de estrés escolar. Asimismo, rasgos de personalidad asociados al neuroticismo esta correlacionada
positivamente al estrés (Casarreto, 2003).
CAPITULO IV
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Carlson (2000) afirma que dichas neuronas por un lado proyectan a los sitios de control de la
respuesta autonómica (sna) y al sistema límbico, generado la respuesta de ansiedad. Por otro lado, liberan la
neurohormona crf (factor de liberación de acth o Corticotrofina) al sistema porta que conecta el hipotálamo
con la adenohipófisis, estimulando la liberación de la hormona acth al torrente sanguíneo. Ésta activa la
formación de glucocorticoides (por ejemplo el cortisol) en la corteza suprarrenal, configurando de esta
forma el eje hha.
Dvorkin y Cardinalli (2003) aportan que en condiciones normales, este eje tiene ritmos de secreción
circadianos relacionado con los períodos sueño-vigilia. Las concentraciones de cortisol serán máximas en la
mañana al despertar, y mínimas en la noche a fin de permitir conciliar el sueño.
Damasio (1998) recalca que las proyecciones del hipotálamo al SNC Simpático, generan aumento de
la frecuencia cardiaca y respiratoria, dilatación de las pupilas, aumento de la sudoración e inhibición de la
motilidad digestiva.
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Figura 2. Esquema de la respuesta al estrés. Citocinas o interlequinas son proteínas de bajo peso molecular,
producidas principalmente por células el Sistema Inmune (si) que actúan como mensajes del mismo.
Ader (2003) plantea que la función inmune se ve influida por la actividad autónoma del sistema
nervioso y por la liberación de sustancias neuroendocrinas de la hipófisis. A la inversa, citoquinas y
hormonas liberadas por el sistema inmune activado influyen en procesos del sistema nervioso y endócrinos.
CAPÍTULO V
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5.1. ESTRÉS COMO INICIO DE TRASTORNOS PSICOLÓGICOS
5.1.1. Trastorno de Estrés Postraumático
El tept, también llamado «corazón de soldado», «neurosis de guerra», «neurosis traumática», se
origina cuando los sujetos «experimentaron, fueron testigos o es- tuvieron confrontados con un
acontecimiento o acontecimientos acompañados de muerte o amenazas de muerte o daños graves, o de
amenazas a la integridad física de uno mismo o de otras personas» y que les provocó «miedo, indefensión u
horror intensos« (DSM-IV, 1995).
Síntomas del TEPT
Malestar psicológico; evocación frecuente del episodio traumático; sueños vinculados al episodio;
sensación de reiteración del evento traumático; aislamiento social; desapego; alteraciones en el sueño;
irritabilidad; dificultad para concentrarse. En niños: alteraciones del lenguaje, pérdida del control de
esfínteres (Cardinali, 2005).
Desde el punto de vista neurobiológico, contrariamente a lo que intuitivamente se podría pensar, este
trastorno va acompañado de una disminución de los niveles de cortisol (Bleichmar, 2000) y acth en plasma,
y de un aumento los niveles de crf, que se cree se deba a una desrregulación de los receptores hormonales
(Cardinali, 2005).
En diferentes estudios en pacientes con tept, han encontrado una disminución del volumen del
hipocampo, esto implicaría, que el sujeto tendría menor capacidad para extinguir respuestas condicionadas
inherente a determinados estímulos, que se asocien con la situación traumática (Bleichmar, 2000).
En varios estudios realizados con fumadores, estos indican que el alivio del estrés y la relajación son
las principales razones por las cuales fuman. Un estudio realizado con mujeres fumadoras de dieciséis años
de edad muestra que el 50% de las mujeres indicó que comenzaron a fumar porque experimentaron una gran
cantidad de estrés en sus vidas y creyeron que fumar les ayudaría a relajarse. Otros estudios realizados con
humanos en laboratorios confirman que la exposición a estresores aumenta el ansia por los cigarros y por
fumar.
CAPÍTULO VI
6.1. AFRONTAMIENTO AL ESTRÉS
Sobre el afrontamiento del estrés puede referirse tanto a los estilos como a las estrategias de
afrontamiento, aunque éstos no son conceptos equiparables. Por una parte, están los estilos de afrontamiento,
que son las predisposiciones personales para hacer frente a las situaciones siendo los responsables de las
preferencias individuales en el uso de uno u otros tipos de estrategias de afrontamiento, así como de su
estabilidad temporal y situacional. En cambio, el término de estrategias de afrontamiento hace alusión a los
procesos concretos que se utilizan en cada contexto y que pueden ser altamente cambiantes dependiendo de
las condiciones que se den en cada momento (Fierro, s.f.).
Por lo que un estilo de afrontamiento sería, siguiendo a Fernández Abascal, según el método
utilizado, estilos activos, pasivo y de evitación; según la focalización, estilos de focalización en la respuesta,
en el problema o en la emoción; y según la actividad, estilos centrados en la actividad cognitiva o en la
actividad conductual (Martín, Jiménez, & Abascal, 2005).
Muchas de las estrategias de afrontamiento al estrés son cognitivas, de manejo de la memoria, de la
información, de atención selectiva. Las estrategias guardan relación con la toma de decisiones: no se afronta
sin tomar decisiones, sólo que como efecto lateral indeseado tener que decidir suele ser, a su vez, una fuente
de estrés (Fierro, s.f.).
Figueroa, Contini, Letina, Levin y Estevez y Gonzáles, Montoya, Casullo y Bernabéu (2010)
analizaron tres aspectos: estrategias de afrontamiento, bienestar psicológico y género, encontrando
relaciones entre éstas; además evaluan el nivel socio económico de los participantes, observaron, primero,
que las estrategias de afrontamiento que más utilizan los adolescentes son la distracción y la evitación del
conflicto; segundo, diferencias significativas en las estrategias de afrontamiento en adolescentes con alto y
bajo nivel de bienestar psicológico y diferencias por nivel económico, donde los de bajo recursos cuentan
con más estrategias de afrontamiento y tercero, también encontraron diferencias entre estrategias de
afrontamiento y género, siendo las mujeres quienes poseen mayor repertorio de estrategias en comparación
con los hombres.
Lazarus sugiere que ante una situación de estrés hay que tener en cuenta: a) la valoración o
apreciación que la persona hace de los estresores, b) las emociones y afectos asociados a dicha apreciación y
c) los esfuerzos conductuales y cognitivos realizados para afrontar dichos estresores. Por lo tanto, el
afrontamiento puede estar orientado: 1) hacia la tarea, centrándose en resolver el problema de manera lógica,
las soluciones y en la elaboración de planes de acción; 2) o hacia la emoción, centrándose en respuestas
emocionales (ira, tristeza, etc.), en la evitación, preocupación y reacciones fantásticas o supersticiosas
(Lazarus, 1990).
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CAPÍTULO VII
7.1 INSTRUMENTOS PSICOLÓGICOS QUE EVALÚAN ESTRÉS
7.1.1. Escala de Estrés de Holmes y Raba
En 1967, Holmes y Rahe inventaron una escala de estimación del reajuste social a través del cual
media el estrés. La cual fue adaptada a la población de estudiantes, siendo modificada y aprobada por el
psicólogo clínico del “Centro de Salud Mental Moisés Heresi”, Doctor Ernesto Cazorla. La escala consta de
40 acontecimientos o sucesos vitales acaecidos en el último año, a los cuales se les asigna valores (UCV)
relacionados con la cantidad de estrés, de tal manera que relaciona la acumulación de los cambios de vida
que totaliza el estrés con la probabilidad de presentar manifestaciones psicosomáticas (Benavente, Quispe &
Callata, 2006). De acuerdo con los puntajes obtenidos se presenta los siguientes niveles de estrés.
- Estrés Normal: Estrés dentro de los límites normales, cuando existe el 0% de posibilidad de presentar
manifestaciones psicosomáticas. Va de 0 a 149 UCV.
- Estrés Leve: Cuando existe el 33% de posibilidad de presentar manifestaciones psicosomáticas. Va
de 150 a 199 UCV.
- Estrés Moderado: Cuando existe el 50% de posibilidad de presentar manifestaciones psicosomáticas.
Va de de 200 a 299 UCV.
- Estrés Severo: Cuando existe el 80% de posibilidad de presentar manifestaciones psicosomáticas. Va
de de 300 a más UCV.
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llamado Procesos Administrativos tiene 4 ítems, que en el original se refieren a trámites y procesos
administrativos de la organización, el cual presentó 64% de validez relevante.
La confiabilidad del instrumento se logró con el método Alpha de Cronbach y se obtuvo 0.9218, lo
que sugiere una alta adecuación del instrumento para la población en estudio (Suárez, 2013).
CONCLUSIONES
El estrés se entiende como el desequilibrio que se da en la persona por las demandas tanto internas
como externas, siendo este como un estímulo que provoca malestar en lo somático y en lo psicológico
debido a acontecimientos estresantes, donde debe de responder a los cambios de forma adaptativa. La
persona puede experimentar el estrés como una situación positiva, pero lo más frecuente es ser
experimentado de forma negativa. A lo largo de los años, los investigadores se enfocaron más en estudiar el
estrés en adultos, a lo cual actualmente se toma en cuenta la repercusión que tiene el estrés en los niños, por
ello el entorno donde se desarrollara el niño deberán de brindar el apoyo y guía adecuada para que enfrente
cada nueva experiencia, brindándole seguridad, afecto, autonomía, habilidades sociales y entre otros. El
estrés está presente en cada etapa que experimenta el ser humano desde la infancia hasta la vejez, debido que
en cada una de ellas se presentan nuevos retos y cambios que la persona debe afrontar, analizando y
respondiendo de la mejor manera adaptativa sin que cause un daño a su integridad física y psicológica.
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