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VIH/SIDA: Conceptos básicos

Puntos importantes
 El virus de la inmunodeficiencia humana causa la infección por el VIH. El SIDA
es la fase más avanzada de esa infección.
 El VIH se propaga por contacto con la sangre, el semen, el líquido preseminal,
las secreciones vaginales y rectales o la leche materna de una persona
seropositiva (que tiene el virus). En los Estados Unidos, el VIH se propaga
sobre todo por medio de las relaciones sexuales o del uso compartido de
equipo de inyección de drogas con una persona seropositiva.
 El tratamiento antirretroviral (TAR) consiste en usar medicamentos para tratar
la infección por el VIH. Las personas que reciben el TAR toman a diario una
combinación de medicamentos contra ese virus (llamado régimen del VIH).
 El TAR no cura la infección por el VIH, pero los medicamentos contra el VIH
pueden ayudar a las personas seropositivas a tener una vida más larga y sana.
Los medicamentos contra el VIH también reducen el riesgo de la transmisión
del VIH.

¿Qué es el VIH/SIDA?
VIH significa virus de inmunodeficiencia humana, causante de la infección del mismo
nombre. Las siglas “VIH” pueden referirse al virus y a la infección que causa.
SIDA significa síndrome de inmunodeficiencia adquirida. El SIDA es la fase más
avanzada de infección por el VIH.
El VIH ataca y destruye las células CD4 del sistema inmunitario que combaten las
infecciones. La pérdida de células CD4 dificulta la lucha del cuerpo contra las
infecciones y ciertas clases de cáncer. Sin tratamiento, el VIH puede gradualmente
destruir el sistema inmunitario y evolucionar al SIDA.

¿Cómo se propaga el VIH?


El VIH se propaga por medio de contacto con ciertos líquidos corporales de una
persona que tiene el VIH. Esos líquidos incluyen:
 Sangre
 Semen
 Líquido preseminal
 Secreciones vaginales
 Secreciones rectales
 Leche materna
La propagación del VIH de una persona a otra se llama transmisión del virus. La
propagación del virus de una mujer seropositiva a su hijo durante el embarazo, el parto
o la lactancia materna se llama transmisión maternoinfantil.
En los Estados Unidos, el VIH se propaga principalmente por:
 Tener sexo anal o vaginal con alguien que tiene el VIH sin usar condón o sin
usar medicamentos contra el VIH (tomados por la pareja VIH negativa para
prevenir el VIH [conocido como profilaxis preexposición (PrEP)] o por la pareja
VIH-positiva para tratarlo).
 Compartir el equipo para inyección de drogas, como agujas y jeringas, con una
persona que tiene el VIH.
Para reducir su riesgo de infección por el VIH, use condones en forma correcta y
constante durante las relaciones sexuales, limite el número de sus parejas sexuales y
nunca comparta equipo de inyección de drogas. También considere la PrEP, un
método de prevención del VIH que implica tomar un medicamento específico contra el
VIH todos los días. Para mayor información, lea la hoja informativa de infoSIDA
titulada Profilaxis preexposición (PrEP).
La transmisión maternoinfantil es la manera más común en que un niño resulta
infectado por el VIH. Los medicamentos contra el virus, administrados a las mujeres
seropositivas durante el embarazo y el parto, y a sus bebés después del parto, reducen
el riesgo de esa clase de transmisión.
Usted no puede contraer la infección por el VIH al dar la mano o abrazar a una persona
seropositiva. Tampoco al entrar en contacto con objetos como platos, inodoros o
agarraderas de puertas que haya usado una persona seropositiva. El VIH no se
transmite por el aire o el agua ni por mosquitos, garrapatas u otros insectos
hematófagos (que chupan la sangre).
¿Cuál es el tratamiento de la infección por el VIH?
El tratamiento antirretroviral (TAR) consiste en usar medicamentos para tratar la
infección por el VIH. Las personas que reciben el TAR toman a diario una combinación
de medicamentos contra ese virus (llamado un régimen del VIH). (Estos últimos suelen
llamarse antirretrovirales o ARV.)
El TAR evita la multiplicación del VIH y reduce la concentración del VIH en el cuerpo.
Una menor concentración del VIH en el cuerpo protege el sistema inmunitario y evita
que la infección por el VIH evolucione a SIDA.
A todas las personas con el VIH se les recomienda el TAR. El TAR no cura la infección
por el VIH, pero los medicamentos contra el VIH ayudan a las personas seropositivas a
tener una vida más larga y sana. También disminuye el riesgo de transmisión del VIH.
¿Cuáles son los síntomas de infección por el VIH/SIDA?
Dentro de 2 a 4 semanas después de la infección por el VIH, algunas personas pueden
tener síntomas parecidos a los de la gripe, como fiebre, escalofríos o sarpullido. Los
síntomas pueden durar de unos días a varias semanas.
Después de esta etapa inicial de infección por el VIH, el virus sigue multiplicándose en
concentraciones muy bajas. Por lo general, otros síntomas graves de la infección, como
síntomas de infecciones oportunistas, no aparecen por varios años. (Las infecciones
oportunistas son infecciones y tipos de cáncer relacionados con estas últimas que se
presentan con más frecuencia o son más graves en las personas
con inmunodeficiencia que en las personas con un sistema inmunitario sano.)
Sin tratamiento con medicamentos para combatirla, la infección por el VIH evoluciona a
SIDA en un período de 10 años o más, aun cuando en algunas personas puede
avanzar más rápido.
Es posible transmitir el VIH en cualquier etapa de infección por el mismo, aun si
una persona seropositiva no presenta síntomas de esa infección.
¿Cómo se diagnostica el SIDA?
Los síntomas como fiebre, debilidad y adelgazamiento pueden ser una señal de que el
VIH de una persona ha avanzado a SIDA. Sin embargo, un diagnóstico de SIDA se
basa en lo siguiente:
 Una disminución del recuento de linfocitos CD4 por debajo de 200/mm³
 Un recuento de linfocitos CD4 mide la cantidad de linfocitos CD4 en una
muestra de sangre, O
 La presencia de ciertas infecciones oportunistas.
Aunque un diagnóstico de SIDA indica un daño grave en el sistema inmunitario, los
medicamentos contra el VIH aún pueden ayudar a las personas en esta etapa de la
infección por el VIH.
¿CÓMO ACTÚA EL VIRUS DEL VIH/SIDA EN EL ORGANISMO HUMANO?
El VIH es el Virus de la Inmunodeficiencia Humana que ataca y destruye las células
CD4, un tipo de glóbulos blancos que hacen parte del sistema inmunológico y lucha
contra las infecciones. La persona queda sin defensas y expuesta a
infecciones oportunistas como la tuberculosis, candidiasis, toxoplasmosis,
neumocistosis y otras enfermedades.
Ante una infección con el virus, no siempre hay manifestaciones inmediatas de los
síntomas. En algunos casos, pasan varios meses o años antes de notar alguno. Sin
embargo, entre las primeras señales la persona experimenta síntomas parecidos a
los de una gripa: fiebre, dolor de cabeza, cansancio, erupción en la piel o dolor de
garganta, y estos pueden desaparecer al cabo de un tiempo, lo cual puede demorar
el diagnóstico de la infección por el virus.
Silenciosamente el virus ataca el sistema inmunitario y se disemina en el tejido
linfoide y en los ganglios linfáticos, los cuales hacen parte de este y ayudan
al organismo a reconocer y defenderse contra patógenos e infecciones.
El virus tiene una capacidad muy alta de multiplicación dentro del ser humano, así
como la inducción de resistencia por mecanismos complejos que facilitan su
supervivencia y hacen muy complejo el abordaje terapéutico. Asimismo, es capaz de
someter a las células infectadas en el huésped a generar nuevas partículas virales.
SIDA
El SIDA, Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, es la etapa más avanzada del
virus, en la cual aparecen infecciones, tumores, algunos tipos de cáncer y otras
enfermedades ante las que el sistema inmunitario está debilitado para hacer frente.
Para que se llegue al estado de SIDA puede tardar desde unos cuantos años
hasta más de 10.
La manifestación de la enfermedad en cada persona es diferente. En algunas
personas solo es evidente que se padece la enfermedad hasta que se manifiestan
los síntomas más severos. La forma de conocer si estás infectado con VIH es
mediante una prueba de laboratorio que debes realizar en caso que hayas estado en
una situación de riesgo.
De esta manera, una persona puede ser portadora del virus VIH y desarrollar el
síndrome al cabo de muchos años de estar infectada, pero igualmente puede
contagiar a otras personas en caso de que no tome las precauciones necesarias.
El VIH se puede transmitir de persona a persona mediante contacto sexual sin uso
de preservativo, por el uso de jeringas infectadas y también de madre a hijo, ya sea
durante el embarazo, el parto o la lactancia materna.
En una etapa terminal de la enfermedad, el SIDA actúa en el paciente con síntomas
graves como rápida pérdida de peso, infecciones graves, neumonía, inflamación de los
ganglios linfáticos, manchas en la piel, diarrea crónica, lesiones en la boca, el ano o los
genitales, además de afectaciones en la memoria, depresión y otros trastornos
neurológicos, así como cáncer.
Los portadores de VIH están expuestos a infecciones oportunistas, es decir, a
patógenos que aprovechan la deficiencia del sistema inmunitario para entrar en el
organismo. Así, la tuberculosis es una de las principales causas de muerte en
enfermos de SIDA. Solo para 2014, 390 mil personas murieron por esa enfermedad.
Afectación en bebés y niños
No hay que olvidar que la población infantil también se puede ver afectada por el VIH
debido a la transmisión materno-infantil. Aunque suele ser difícil de detectar la
presencia del virus debido a que se muestran asintomáticos.
Muchos niños infectados tienen dificultad para ganar peso y crecer con
normalidad.
De igual forma, pueden tener afectaciones en su salud como infecciones cutáneas,
respiratorias o gastrointestinales, sinusitis, otitis media, inflamación de los ganglios
linfáticos, fiebre, incluso un retraso en su desarrollo psicomotriz.
En una sintomatología severa, los niños pueden presentar infecciones bacterianas,
neumonía por Pneumocystis carinii, infecciones por otros agentes oportunistas,
toxoplasmosis cerebral y hasta diarrea crónica.
Los niños portadores del virus que no reciben tratamiento están más expuestos a
adquirir las enfermedades prevalentes de la infancia y presentar complicaciones:
infección respiratoria aguda y la enfermedad diarreica aguda, lo que puede llevarle a
prolongados períodos en el hospital.
Tratamiento
Ni la infección por el VIH es reversible ni la enfermedad del SIDA es curable, pero se
dispone de un grupo creciente de medicamentos para su control,
denominado Tratamiento Antirretrovirales(TAR), que alteran la reproducción
del virus en el organismo, disminuyen la carga vírica en el organismo y postergan
a aparición de los síntomas más severos de la enfermedad para aportarle calidad
de vida al portador.
En cifras
Las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud y ONUSIDA reconocen que
el VIH/SIDA es un problema de salud pública a nivel mundial. Las cifras dan cuenta
que para 2014 habían más de 36 millones de personas infectadas de VIH en el
planeta. Mientras que en ese mismo año 2 millones de personas se infectaron y 1,2
fallecieron por causas relacionadas con el virus.

Qué es el virus inmunodeficiencia humana (VIH)


¿Qué es el VIH?
Es una enfermedad infecciosa causada por un agente transmisible, el virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH). En ausencia de tratamiento efectivo, el VIH produce
un estado de inmunodeficiencia progresiva que es debida fundamentalmente a
una disminución de los linfocitos T CD4. Esto predispone al paciente a padecer
infecciones y tumores cuya frecuencia y gravedad guardan relación con el recuento de
linfocitos T CD4 que quedan en la sangre. Desde el punto de vista clínico, el paciente
puede estar completamente asintomático (los denominados portadores del VIH, con
infección pero sin manifestaciones), padecer infecciones de carácter leve(pacientes
sintomáticos) o padecer infecciones y tumores graves, denominados oportunistas.
Este último estadio es el conocido como síndrome de inmunodeficiencia adquirida
(SIDA).
¿Qué síntomas presenta el VIH?
Habitualmente, la infección aguda por VIH, es decir, el momento en el que se produce
la infección en una persona, no suele producir síntomas o pasan desapercibidos. Si
se originan síntomas en esta fase suelen ser inespecíficos (fiebre, cefalea, malestar)
aunque, en ocasiones, son más llamativos y específicos (manchas en la piel, meningitis
vírica, aumento del tamaño de los ganglio en cuello y otras regiones). Estos síntomas
obligan a descartar infección aguda por VIH si aparecen entre 2 y 4 semanas
después de una práctica de riesgo para adquirir la infección. Los síntomas suelen
durar 7-10 días, tras los cuales el paciente queda asintomático y entra en la fase
crónica de la enfermedad.
Aunque el paciente se encuentra asintomático, sigue progresando la inmunodeficiencia
que, llegado determinado nivel, permitirá la aparición de complicaciones (en general
por debajo de 350 linfocitos CD4/mm3). Pueden aparecer complicaciones clínicas
menores (candidiasis oral, herpes zoster, dermatitis seborreica extensa y persistente,
etc) o analíticas (disminución de las plaquetas, glóbulos blancos o glóbulos rojos). Si no
se administra tratamiento, pueden aparecer complicaciones asociadas a la
inmunodepresión severa (en general, por debajo de 200 linfocitos CD4/mm3). Se trata
de complicaciones oportunistas ya sean infecciones (candidiasis esofágica, formas
graves de neumonía, meningitis o diarrea, etc) o tumores (sarcoma de Kaposi, linfoma
no Hodgkin, cáncer de cuello uterino).
¿Cuál es el tratamiento del VIH?
El tratamiento de la infección por VIH consiste en la administración de tres
medicamentos para el virus(denominados fármacos anitrretrovirales). El tratamiento
antirretroviral actual es altamente eficaz, bien tolerado y de administración sencilla
(puede realizarse el tratamiento tomando una sola pastilla una vez al día). El médico,
en función de las características de la persona infectada decide cuáles son los
tres medicamentos más adecuado. El objetivo es impedir que el VIH se continúe
multiplicando y se deje de detectar en sangre (se determina para ello la carga viral). Se
realiza un seguimiento estrecho para garantizar el buen control de la enfermedad y la
ausencia de toxicidad. El tratamiento debe administrarse durante toda la vida, ya que
su suspensión se asocia con una reaparición del virus en sangre.
¿Qué pronóstico ofrece el VIH?
Dejado a su evolución y en ausencia de tratamiento antirretroviral, la infección por VIH
es uniformemente fatal con evolución a SIDA y a muerte en un plazo medio de 10
años tras la infección. La administración de tratamiento antirretroviral logra una
recuperación inmunológica que asocia una disminución de las complicaciones
oportunistas y de la mortalidad. En la actualidad, se confirma que el pronóstico de
vida de una persona infectada por VIH que recibe tratamiento antirretroviral
adecuado es similar al de una persona infectada por VIH de su sexo y edad. La
mortalidad es inferior a 2% cada año y en la mayoría de los casos se debe a causas no
relacionadas directamente con el VIH.
¿Cuáles son las causas y las vías de transmisión del VIH?
La enfermedad está causada por el VIH. Este virus se encuentra en la sangre y en
los fluidos genitales (semen del hombre, fluido vaginal de la mujer). Solo se
produce la transmisión si existe contacto con alguno de estos fluidos de personas
infectadas. Es lógico, por ello, que las vías de transmisión más frecuente a través de
las cuales se ha producido la infección han sido la sanguínea (transfusión de sangre y
hemoderivados, compartir jeringuillas contaminadas para la inyección de drogas) y
la sexual (tanto en relaciones hombre-mujer, como hombre-hombre). Además, también
puede producirse la transmisión de una madre infectada a su hijo ya sea antes del
parto (vía transplacentaria), durante el parto (por intercambio de sangre, lo más
frecuente) o tras el parto (si se da lactancia materna). No existen otras vías o
mecanismos de transmisión distintos a los mencionados.
Diagnóstico para el VIH
Se debe descartar infección por VIH en las personas que hayan tenido prácticas de
riesgo en algún momento de su vida. Como se ha comentado, la ausencia de
síntomas no excluyen la enfermedad. La sospecha es mayor en personas que
presentan alguterina de los síntomas o manifestaciones indicadores de infección por
VIH, es decir, aquellas que son más frecuentes en personas infectadas por VIH que en
las no infectadas (algunas se han comentado previamente).
El diagnóstico es sencillo de realizar. Habitualmente se hace en una muestra de
sangre y su grado de fiabilidad alcanza prácticamente el 100%. Se realiza una
primera prueba de despistaje: si es negativa, no se repite; si es positiva, se confirma
para adquirir certeza absoluta. Existen también pruebas de diagnóstico rápidas (los
resultados se obtienen en cuestión de minutos) que pueden realizarse en sangre o
saliva.

¿Cómo daña el VIH al sistema inmunológico?


La estructura básica del VIH es similar a la de otros virus. El VIH tiene un centro de
material genético rodeado por una capa protectora, llamada cápside. El material
genético del centro es ARN (ácido ribonucleico), que contiene la información que el
virus necesita para replicarse(hacer copias de sí mismo) y realizar sus funciones. Se
puede pensar al ARN como si fueran las reglas con las que el virus cumple para poder
vivir.
En el VIH, el ARN viral tiene una proteína llamada “transcriptasa reversa” que es crucial
para la replicación del virus dentro de las células T, los glóbulos blancos que ayudan a
coordinar las actividades del sistema inmunológico. (La función de la transcriptasa
reversa, que significa “escribir al revés”, será explicada luego cuando hablemos sobre
cómo el VIH infecta a las células T).
El VIH, al igual que otros virus, tiene proteínas que son específicas a si mismo. Estas
proteínas se llaman antígenos. Los antígenos cumplen diversas funciones en la
replicación viral. En el caso del VIH, la combinación de dos
antígenos, gp120 y gp141 permiten que el virus se enganche e infecte a la célula T.
Estos antígenos están ubicados en la superficie del virus. (Otro antígeno del VIH es
p24, un antígeno del centro del virus que se mide para calcular la cantidad de virus que
flota libremente en la sangre de las personas VIH positivas).
El VIH ataca las células T
Las células T son el blanco principal del VIH en la sangre, y actúan como el anfitrión
que el virus necesita para replicarse. Sin embargo, los macrófagos, monocitos y otras
células del cuerpo también pueden ser infectadas con el VIH. Las células T tienen un
núcleo que contiene material genético tipo ADN (ácido desoxirribonucleico). El ADN
celular contiene toda la información que la célula necesita para funcionar. La diferencia
entre ARN y ADN es que el ARN es una cadena única de material genético, mientras
que el ADN es una cadena doble. Esta diferencia es crucial en el proceso de infección
de la célula T por el VIH.
Una característica importante de la estructura de las células T es el sitio receptivo
CD4. CD4 es una proteína en la superficie de la célula T. El antígeno gp120 del VIH es
la imagen inversa de la proteína CD4. Si el VIH se encuentra en el lugar apropiado de
la superficie de la célula T, el gp120 del virus se engancha al sitio CD4 de la célula T.
Por este motivo, CD4 se conoce como sitio receptivo o puerto de amarra para el VIH.
Cuando el VIH se une con éxito a la célula T, el próximo paso es inyectar su centro con
el ARN viral y la transcriptasa reversa.
El VIH controla a las células T
Una vez dentro de la célula, la cápside se disuelve y libera el ARN viral y a la
transcriptasa reversa. Ahora, para infectar a la célula, el ARN viral debe viajar al interior
del núcleo de la célula T (donde puede cambiar el código de la célula y convertirla en
una fábrica de virus). Sin embargo, para que eso suceda, antes debe ocurrir una
transformación importante.
Normalmente, el núcleo de la célula T se comunica con el resto de la célula al
transformar ADN en ARN, enviándolo fuera del núcleo. En todas las células del cuerpo,
el ARN actúa como mensajero entre el núcleo y el resto de la célula. El ADN fabrica
ARN y lo envía para que distribuya órdenes. El pasaporte necesario para que el
material genético pueda salir del núcleo es la transformación en una cadena única de
ARN. De la misma manera, el pasaporte para entrar al núcleo es la transformación en
una cadena doble de ADN.
El ARN viral necesita transformarse en ADN para iniciar el proceso de replicación.
La transcriptasa reversa permite que el ARN pida prestado material de la célula y
“escriba al revés” una cadena de ADN viral.
Se considera al VIH como un retrovirus porque tiene la capacidad de transformar al
ARN en ADN, revirtiendo el proceso que naturalmente ocurre en las células. Ésto se
consigue gracias a la transcriptasa reversa. Los retrovirus son una familia especial de
virus a la que muy pocos virus pertenecen (a pesar de que quizás existan otros que no
han sido descubiertos aún).
El VIH se replica
Una vez transformado, el ADN viral viaja hacia el interior del núcleo de la célula T y se
une al ADN de la célula (un proceso similar al de infectar con un “virus” el programa de
una computadora). En este momento, si la célula T se activa, comenzará a producir
nuevos virus en lugar de desempeñar las funciones normales de una célula T.
En esta etapa pueden suceder varias cosas. El virus nuevo, o provirus, puede
permanecer inactivo por mucho tiempo sin detonar la replicación viral, o puede dividirse
en dos provirus (un proceso que se llama “mitosis”), o puede comenzar a producir
nuevos virus, que brotarán de la pared de la célula T y finalmente la destruirán.
Debido a que el VIH se apodera de las células T “coordinadoras” que ayudan en el
mantenimiento de las funciones del sistema inmunológico, el VIH es particularmente
devastador para la salud inmunológica. En el proceso de replicación, el virus destruye
cada vez más células T. Las células coordinadoras de una parte importante del sistema
inmunológico son aniquiladas, lo que deja al cuerpo susceptible a las infecciones
oportunistas.

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