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LOS CONTRATOS
Una de las clasificaciones de los actos jurídicos es aquella que distingue entre actos
jurídicos unilaterales y actos jurídicos bilaterales, atendiéndose para efectuar esta
clasificación al número de partes necesarias para que el acto nazca a la vida del
derecho.
Esta concepción del contrato no es otra cosa que una consecuencia de la doctrina de
la autonomía de la voluntad y, es justamente en base a esto que un fuerte sector de la
doctrina niega al matrimonio el carácter de contrato, no obstante que el art.102 define
al matrimonio precisamente como un contrato. Se le niega el carácter contractual
porque la voluntad de las personas de los contrayentes solamente tiene intervención
en el acto inicial de la formación del matrimonio. Pero todos los derechos y
obligaciones que surgen del matrimonio no emanan de la voluntad de las partes, sino
que se encuentran establecidos por el legislador.
Del mismo modo, se dice que este contrato contravendría la norma del art.1545, según
la cual los contratos pueden invalidarse por el mutuo consentimiento de las partes,
situación que no se da con el matrimonio.
Por otro lado, una vez creada la relación jurídica, esto es, el contrato, como estructura
jurídica y económica, juegan en él dos principios fundamentales: la fuerza obligatoria
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
del contrato y el efecto relativo del mismo, principios éstos que también
corresponden a la doctrina de la autonomía de la voluntad.
Hasta tal punto juega la voluntad en materia contractual que, en caso de duda sobre el
alcance de un contrato, sobre las consecuencias que éste produce o dudas sobre la
extensión de sus efectos, el juez va a tener que buscar cuál fue la intención que las
partes tuvieron al momento de celebrar el contrato, porque al buscar esa intención,
está tratando de buscar cuál era la voluntad de éstos al contratar (art.1560).
El art.1437 parte señalando que las obligaciones nacen, entre otras fuentes: "... del
concurso real de voluntades de dos o más personas, como en los contratos o
convenciones..." Por su parte, el art.1438 da una definición de contrato, la cual es
criticada por la doctrina desde dos puntos de vista:
La regla aquí es que todo contrato es una convención, pero no toda convención es
un contrato. Así por ejemplo, el pago es una convención, mas no un contrato, p ues
está destinado a extinguir obligaciones; la tradición es una convención, pero no un
contrato.
Pero, esta identificación del contrato y la convención no es sólo un error de nuestra
legislación, sino que sucede también en el CC alemán y en el CC italiano .
2.- La crítica más de fondo es la que se refiere a la redacción misma del art.1438. La
realidad de las cosas es que el objeto del contrato son las obligaciones que él
genera; pero, a su vez, estas obligaciones tienen por objeto una o más cosas que
se tratan de dar, hacer o no hacer (art.1460).
De tal manera que cuando el legislador nos dice en el art.1438 que en el contrato
"una parte se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa", se está
saltando en realidad una parte de la figura, porque alude a la prestación de dar,
hacer o no hacer como objeto del contrato, no obstante que esa prestación no es
objeto del contrato, sino que es de la obligación.
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1.- Función económica del contrato: el contrato, muchas veces, se presenta como un
instrumento jurídico sumamente simple, que sirve para canalizar j urídicamente
necesidades de carácter elemental de los individuos, es especial las necesidades de
intercambios entre ellos y es así que numerosos contratos dicen relación con
negocios menores, de trámite fácil y rápido, y en los que ni siquiera media la
conciencia de las partes de estar celebrando un contrato. Se presenta aquí el
contrato en forma despersonalizada, apto para el flujo permanente y constante de
bienes y servicios entre los individuos, especialmente de aquellos indispensables
para la vida diaria de las personas, en tal forma que el acuerdo de voluntades pasa
desapercibido en muchas ocasiones.
Pero, con el desarrollo actual, incluso hay contratos que se celebran ya no con la
intervención de dos seres humanos, sino que de un ser humano y una máqui na
automática.
Pero, en otras ocasiones el contrato se nos presenta como un instrumento jurídico
que permite a las partes la satisfacción de necesidades bastante más complejas que
las normales de la vida cotidiana. Así, son numerosos los contratos que se c elebran
en el campo de la computación, en materia de transferencia de tecnología y en la
actividad minera. En estos casos, generalmente el contrato se va a celebrar
después de largos y difíciles tratos preliminares que tienen por objeto armonizar y
llegar a hacer coincidir los intereses divergentes de las partes, situación ésta que se
presenta especialmente cuando hay en juego grandes sumas de dinero y también
cuando la especie a que se refiere el contrato es de naturaleza muy compleja.
Sea el contrato sumamente simple o complejo, éste cumple una función de
carácter económico, porque el principal vínculo de las relaciones económicas
entre las personas es el contrato. La circulación de la riqueza, el intercambio
de bienes y servicios, se efectúa primordialmente a través de la celebración de
contratos, hasta tal punto que el mundo de los negocios y buena parte de la
actividad económica no puede concebirse sin la noción o injerencia del
contrato. Es hasta tal punto importante por su injerencia económica el
contrato, que la vida de todas las personas está plena de contratos que
celebran permanentemente y, en muchas situaciones, sin siquiera percatarse
de ello.
La importancia que el contrato tiene subsiste cualquiera que sea la naturaleza del
régimen económico que esté vigente. Puede suceder que alguno de los principios
que informan el contrato sufran algunas alteraciones como consecuencia del
régimen económico que esté vigente en un determinado momento, pero su esencia
básica subsiste como fenómeno social y económico. Así, en caso de mayor
intervención estatal se va a ver restringida la autonomía de la voluntad en relación
con un sistema que no contemple dicha intervención.
2.- Función social del contrato: el contrato no sólo cumple con un rol de satisfacer
necesidades individuales de las personas, sino que muchas veces es un medio para
obtener la cooperación o la colaboración entre los individuos .
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Para que haya contrato basta un acuerdo de voluntades creador de obligaciones. Esto
es lo único que exige nuestra legislación positiva (arts.1437 y 1438). De estos artículos
se constata que el legislador no exige más que el acuerdo de voluntades de dos o más
partes destinado a crear obligaciones.
Hay autores que sostienen que no basta este acuerdo de voluntades creador de
obligaciones, sino que los intereses de las partes tienen que ser contrapuestos. Pero,
se argumenta en contra que ello no es así, pues en la sociedad, que es un contrato,
los intereses de los socios no son contrapuestos. Puede que sean intereses distintos,
pero no contrapuestos, sino que por el contrario, son coincidentes, porque todos los
socios buscan la utilidad que el negocio va a producir.
este es un problema que corresponde a la filosofía del derecho y respecto del cual
hay una gran disparidad de opiniones.
Así, hay algunos que encuentran este fundamento en una exigencia de la vida
social y consideran que ésta es la razón de la obligatoriedad de los contratos, porque
la contratación es un imperativo de la vida social ya que a través del contrato se
realizan los diversos cambios de bienes que están destinados a satisfacer las distintas
necesidades de los seres humanos.
Otros recurren a la idea de la veracidad, dicen que los seres humanos están obligados
a decir la verdad y a obrar en conformidad a ella y este deber les alcanza cuando
manifiestan su voluntad de obligarse.
Otros buscan este fundamento en la limitación que la persona que contrata impone
a su propia voluntad. Señalan que al celebrar un contrato se van a originar derechos
personales o créditos y que cada uno de los que resulte obligados está por este hecho
renunciando o limitando su propia libertad y, en la parte que renuncia o limita su
libertad, queda sometido al otro contratante. Esta renuncia no es amplia ni absoluta,
sino que dice relación solamente con los determinados actos que celebre la persona.
Esta renuncia se hace exclusivamente en favor del otro contratante, de tal suerte que
solamente él va a poder penetrar y accionar en la esfera no libre del deudor.
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El Consentimiento
Todo contrato, sin excepción alguna, cualquiera que sea su naturaleza o calificación,
cualquiera que sea la obligación u obligaciones que genere, sea que obligue a una o
ambas partes, supone siempre el consentimiento de éstas, porque el contrato nace del
acuerdo de voluntades. Si no hay acuerdo de voluntades, esto es, si no hay
consentimiento, no hay contrato. En doctrina, la falta de consentimiento produce la
inexistencia del contrato. Pero, el hecho de que el contrato nazca o se origine en el
acuerdo de voluntades, tiene ciertas consecuencias:
a) Los derechos y obligaciones que nacen del contrato sólo afectan a quienes
han concurrido con su voluntad a la celebración . En otras palabras, sólo las partes
contratantes se ven beneficiadas por los derechos que surgen del contrato o afectadas
por las obligaciones que emanan de él (es lo que dice el art.15 45). De tal modo que,
todos aquellos que no han consentido en la celebración del contrato son terceros
ajenos a él y, por consiguiente, no pueden invocar los derechos que nacen del
contrato, como tampoco les afectan las obligaciones que él impone.
Esta es la regla general, pero no tiene carácter absoluto, porque hay ciertos casos en
que la ley, por consideraciones de interés público o general, admite que ciertos
contratos puedan afectar a personas que no han concurrido con su voluntad a su
celebración. Esta situación excepcional se presenta en los llamados "contratos
colectivos", definidos como aquellos que afectan y obligan a todos los miembros de un
grupo o colectividad determinada, aunque no hayan consentido en el contrato, por el
hecho de formar parte de dicho grupo o colectividad.
Esta no es la única excepción que se plantea al principio del art.1545, ya que tenemos
lo mismo en el convenio judicial de acreedores, en que prima la voluntad de la
mayoría por sobre la de la minoría, y en los acuerdos que adoptan los tenedores de
debentures.
Pero, la regla general sigue siendo que el contrato sólo obliga a quienes concurrieron a
su celebración.
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1. - Son esenciales de un contrato, aquellas cosas sin las cuales o no produce efecto
alguno, o degenera en otro contrato diferente.
2. - Son de la naturaleza de un contrato, las cosas que, no siendo esenciales en él, se
entienden pertenecerle, sin necesidad de una cláusula esp ecial.
3. - Son accidentales a un contrato, aquellas cosas que ni esencial ni naturalmente le
pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas especiales.
contractual, siendo esta voluntad la que establece las reglas por las cuales se van a
regir las relaciones que crea entre los individuos el vínculo contractual. Pero, aún más,
es la voluntad la que establece cuáles son esos vínculos y los efectos que ellos
producen.
La voluntad está limitada por la ley sólo en casos excepcionales y con el fin de
proteger los intereses de los incapaces o de cautelar el orden público o la moral .
Esta facultad de las partes que les permite determin ar a su entera voluntad y sin
mayores restricciones el alcance y efecto de los contratos, constituye la autonomía de
la voluntad, definida como "la libre facultad de los particulares para celebrar el
contrato que les plazca y determinar su contenido, efect os y duración".
Es en virtud de este principio que los particulares pueden celebrar el contrato que más
convenga a sus intereses, no importando la circunstancia de si está o no reglamentado
por la ley. Incluso, las partes pueden atribuirles a sus contratos efectos distintos de
los señalados por la ley y, aún más, en virtud de este principio pueden llegar a
modificar la estructura jurídica del contrato. Así, las partes pueden darle el carácter de
solemne a un contrato que naturalmente es consensual , facultad que está
expresamente establecida por el legislador en los arts.1802 (compraventa) y 1921
(arrendamiento).
Es también en aplicación de este principio que las partes pueden modificar las normas
legales relativas a un contrato determinado, pudiendo por ejemplo suprimir elementos
de ese contrato o alterar su contenido, efectos, duración o los derechos y obligaciones
que él genera.
Es en virtud del imperio de este principio que las leyes en materia contractual son
supletorias de la voluntad de las partes y entran a aplicarse única y
exclusivamente cuando éstas no han reglamentado determinadas materias : la ley
en materia contractual se aplica sólo en silencio de las partes.
Según esto, la voluntad de las partes sólo puede ser limitada por el legislador en casos
extremos, de tal suerte que la intervención tiene que reducirse al mínimo, porque en
esta teoría se parte de la base que el contrato es un acuerdo de volunt ades entre dos
o más personas que se encuentran en un mismo plano de igualdad.
Hay autores que han extremado esta teoría de la autonomía de la voluntad llegando a
sostener que muchas disposiciones legales no son otra cosa que la interpretación
que hace el legislador de la presunta voluntad de los individuos , así, por ejemplo:
algunos dicen que la sociedad conyugal como régimen matrimonial nace a falta de otra
estipulación, porque esa ha sido en el fondo la voluntad de los contribuyentes.
También dicen que al establecerse en materia de sucesión intestada los órdenes
sucesorios, el legislador no hace otra cosa que interpretar y exponer cuál habría sido
la voluntad del causante.
En realidad, esto que parece una verdadera exageración del principio y la aplicac ión
irrestricta del mismo, ha creado problemas hasta tal punto que alguno le han negado a
la voluntad toda fuerza creadora de obligaciones.
Se señala, entre otras críticas, que este principio parte de supuesto de que quienes
contratan se encuentra en un mismo plano de igualdad, lo cual puede ser efectivo
desde un punto de vista jurídico, pero puede haber desigualdad en otros
aspectos que provoquen como consecuencia que una de las partes imponga sus
condiciones a la otra, con lo cual se estaría desvirtuando uno de los fundamentos de
este principio y, es justamente por esta razón, que se ha producido la intervención del
legislador en materias contractuales, estableciendo limitaciones a la voluntad de los
contratantes y, así, han surgido figuras como el contr ato dirigido y el contrato forzoso
entre otros.
Pero, no obstante, las críticas y defectos que pueda presentar, este principio sigue
inspirando toda la estructura contractual.
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Esta no es una clasificación de orden público y las partes pueden darle libremente al
contrato el carácter de uni o bilateral. En realidad, esta opinión de la doctrina parece
factible en los contratos unilaterales, pero no es posible en los contratos bilaterales,
porque éstos son bilaterales por su propia naturaleza. Luego, las partes no podrían
alterar este carácter, pero si podrían darle a un contrato unilateral el carácter de
bilateral. Así por ejemplo, al contrato de mandato que normalmente es unilateral,
podrían darle el carácter de bilateral si lo hacen remunerado (si no se establece
remuneración, el contrato será unilateral, así lo dispone el art.2117); lo mismo sucede
en materia de donaciones entre vivos.
Estos contratos que al nacer imponen obligaciones para una sola de las partes y que
en el transcurso del mismo hacen surgir obligaciones para la otra parte, se llaman
"contratos sinalagmáticos o bilaterales imperfectos ". En el caso contrario reciben el
nombre de contratos analagmáticos o bilaterales perfectos.
Esta clasificación presenta un interés práctico porque hay reglas distintas para ellos en
muchos casos. Así, según la teoría clásica, en los contratos bilaterales la causa de la
obligación de una de las partes es la obligación de la contraparte , lo cual no se
presenta en los contratos unilaterales, por su misma naturaleza (en éstos la causa
tiene otra orientación).
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Si bien es cierto que los contratos bilaterales son onerosos, no ocurre igual con los
unilaterales. Ello es así porque el carácter de oneroso no es de la esencia del contrato.
Lo que sucede es que las partes, en virtud del principio de la autonomía de la voluntad,
pueden darle uno u otro carácter.
Sin embargo, ésta no es una regla absoluta, porque hay ciertos casos de contratos que
por su esencia misma son gratuitos, razón por la cual las partes no pu eden alterar su
estructura, es lo que sucede, por ejemplo, con el comodato, ya que si se altera su
gratuidad, se transformaría en un contrato diferente . Pero, la regla general, es que
las partes pueden alterar el carácter del contrato, salvo situaciones ex cepcionales.
También hay una diferencia para efectos de determinar la responsabilidad del deudor
en caso de incumplimiento de las obligaciones (art.1547).
Por otra parte, tenemos que los contratantes pueden darle el carácter de aleatorio
a un contrato que naturalmente no lo es, lo que constituye una clara aplicación del
principio de la autonomía de la voluntad. Claro ejemplo de esta posibilidad la
encontramos en el contrato de compraventa (art.1813).
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Pero, fuera de los contratos principales y accesorios existen otros similares al contrato
accesorios, ya que se trata de contratos que para producir sus efectos necesitan de la
existencia de otro contrato, de tal suerte que si ese contrato no llega a existir, no se
produce el efecto de este otro: tales son los llamados "contratos dependientes".
Es los que sucede con las capitulaciones matrimoniales, las que pueden celebrarse
antes del matrimonio por los contrayentes. Estas capitulaciones tienen exis tencia
jurídica desde el momento mismo en que se celebran, pero sus efectos sólo se van a
producir desde el momento de la celebración del matrimonio.
En los contratos consensuales, para que haya contrato es necesario que las partes
se hayan puesto de acuerdo en los elementos esenciales de ese contrato .
Cuando la ley dice que el contrato es consensual, no está diciendo que este se
perfecciona por el consentimiento de las partes, ya que en todo contrato se requiere el
consentimiento, sea este real, solemne o consensual. Lo que la ley nos dice es que en
el contrato consensual basta con el solo consentimiento, es decir, que no se
necesita ningún otro elemento para el perfeccionamiento del mismo.
Por su parte, contrato solemne es aquel que además del consentimiento, requiere
por disposición de la ley de la observancia de ciertas formalidades, de tal modo
que si no se da cumplimiento a esas formalidades, el contrato no produce ningún
efecto civil. Lo que sucede es que en estos contratos no se producen los efectos que
le son inherentes mientras el consentimiento no se preste por las partes en la forma
que la ley prescribe, porque la ley entiende que si no s e da cumplimiento a las
solemnidades, el consentimiento no se produce. Las solemnidades pueden ser de
distinta índole:
Hay que tener presente que no todas las formas externas son solemnidades, porque lo
son solamente aquellas que la ley prescribe en consideración a la naturaleza misma
del acto o contrato. Si la solemnidad se exige atendiendo al estado o calidad de las
partes, no es una solemnidad propiamente tal, sino una formalidad habilitante o de
protección a ciertas personas. Por eso, no siempre que estamos en presencia de una
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formalidad el contrato será solemne, porque las formalidades pueden ser de distinta
naturaleza:
Pero no es lo mismo un contrato solemne por disposición de la ley que uno solemne
por acuerdo de las partes, porque si la ley así lo dis pone y se omiten las
solemnidades, el contrato va a ser nulo absolutamente; en cambio, si el contrato es
solemne por la sola voluntad de las partes, dicho contrato va a poder producir
efectos aún cuando la solemnidad no se cumpla en la forma convenida (arts.1802
y 1921).
Si bien es cierto que la mayor parte de los contratos reales se perfeccionan por la
entrega de cosa, hace excepción a esta regla el contrato de mutuo, ya que este
contrato se perfecciona expresamente por la tradición de la cosa (art.2197).
Por eso, algunos sostienen que puede desaparecer la noción de contrato real, pasando
a ser éstos contratos consensuales y, en los cuales la entrega no sería más que el
cumplimiento de una obligación.
Estos contratos innominados son numerosos. No puede decirse cuántos son, porque
ellos dependen de la imaginación del ser humano.
Ahora, es muy frecuente que un mismo contrato se forme por la reunión de 2 o más
contratos nominados, cada uno de los cuales conserva su individualidad y está, por
consiguiente, sometido a sus propias reglas: es el llamado "contrato mixto o complejo".
En esta circunstancia, no hay un contrato innominado, sino 2 o más contratos
nominados agrupados, pero conservando cada uno su individualidad, de tal modo que
cada uno de ellos tiene existencia propia y puede incluso producirse la extinción de
uno de estos contratos subsistiendo el otro.
El contrato de adhesión es aquel que se forma por la aceptación por una de las partes
de las condiciones que señala otra.
Mientras en el contrato de libre discusión hay una discusión efectiva de las partes
sobre las condiciones del contrato hasta que se produce el acuerdo, en los contratos
de adhesión no existe dicha discusión, sino que es una de las partes la que impone a
la otra las condiciones del contrato y ésta última sólo se limita a aceptar o rechazar
esas condiciones.
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De modo entonces que contrato individual es aquel que se celebra por la unanimidad
de las partes y, contrato colectivo es el que se celebra por la mayoría de los
interesados. La regla general es el contrato individual y la excepción el contrato
colectivo.
b) En materia de pérdida fortuita del objeto debido (en cuanto a sus efectos o
consecuencias): en los contratos de ejecución instantánea la pérdida fortui ta de la
cosa debida produce como consecuencia que el deudor quede relevado de su
obligación (entregar la cosa), no sucediendo lo mismo con la contraparte. En los
contratos de tracto sucesivo, como las obligaciones que de ellos emanan se
desarrollan a través del tiempo y la obligación de una de las partes supone la
obligación de la otra, la extinción de la obligación de una de estas o la imposibilidad
de su ejecución produce la extinción del contrato, o bien, su suspensión mientras
dure el impedimento, según sea el caso.
Tanto en la doctrina como en la jurisprudencia, en los países que aceptan esta teoría,
sostienen que ella sólo es aplicable a los contratos de tracto sucesivo, porque sólo en
ellos es posible que las transformaciones económicas hagan más onerosa su ejecución
o cumplimiento; de tal suerte que la teoría de la imprevisión no se admite en los
contratos de ejecución instantánea.
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Los efectos que produce el contrato entre las partes se encuentran señalados en el
art.1545, el que consagra entre nosotros el principio de la autonomía de la voluntad y
ha planteado un problema respecto de las expresiones que se usan por el legislador en
esta disposición, principalmente aquella parte que señala "...es una ley para los
contratantes...". Al respecto, hay dos posiciones en la doctrina:
Esta posición sostiene que el contrato es una ley para los contratantes porque no
puede ser invalidado sólo por la voluntad de una de las partes, al igual que una ley no
puede ser derogada por la voluntad de un individuo. Se afirma que sólo en este
aspecto el contrato sería una ley, pero que en su esencia no es tal.
Otros señalan que la voluntad de las partes es la ley del contrato que éstas se dan
a sí mismas y que va a producir una limitación de la libertad en que cada una de
las partes se encontraba antes de celebrar el contrato . Es esa voluntad la que ha
sido elevada a la categoría de la ley, de tal suerte que la violación de la misma tiene
que ser sancionada al igual que la infracción de cualquier ley a que estén sometidos
esos convenios de los contratantes. Se señala que hay u na verdadera razón de orden
público y de interés social en este aspecto, ya que a través de él se obtiene el fiel
cumplimiento de las convenciones y es justamente este aspecto el que ha motivado al
legislador a señalar que los contratos son una ley para lo s contratantes y que no
pueden ser invalidados sino por su consentimiento mutuo o por causas legales.
El art.1545 habla de "contratantes", entendiéndose por tales a las personas que han
concurrido a la celebración del contrato contrayendo derechos y obliga ciones, sea que
concurran personalmente o representadas.
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Ahora, en materia contractual existe un principio fundamental que consiste en que los
contratos deben ejecutarse de buena fe, principio éste que está consagrado en el
art.1546 y que ha ido adquiriendo cada vez mayor desarrollo.
Son terceros todos los que no han concurrido a la celebración del contrato . Todo
el que no es parte es tercero. Dentro de estos terceros hay que hacer una distinción
entre ellos:
a) Terceros absolutos, que son aquellos que nunca están en relación jurídica con las
partes.
b) Terceros relativos, que son aquellos que con posterioridad a la celebración del
contrato entran en relación jurídica con alguna de las partes , siendo afectados
por el contrato.
b.1 Los sucesores a título universal son los herederos (art.1097). Los herederos
son los continuadores de la persona del causante y como tales entran a ocupar
el lugar que éste tenía. Representan al causante en todos sus derechos y
obligaciones transmisibles. De aquí viene aquel adagio que dice que "quien
contrata lo hace para sí y para sus herederos" .
De modo entonces que la regla general es que el contrato produce efecto respecto
de los herederos. Pero, esta regla tiene excepciones:
Cabe tener presente que algunos autores no incluyen a los sucesores a títu lo universal
dentro de los terceros relativos, pues, al ser continuadores del causante, se trataría de
la persona de los contratantes, y no e realidad de terceros.
Lo mismo sucede en el caso de la persona que compra un bien raíz gravado con
hipoteca. En este caso, el comprador no concurrió a la celebración del contrato de
hipoteca, pero se va a ver afectado por dicho contrato.
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Esta figura de la estipulación en favor de otro está cont emplada en el art.1449 en una
forma amplia, ya que el legislador no le impone limitaciones.
Los requisitos se analizan aquí en relación con las partes que intervienen en esta
figura jurídica:
1.- Requisitos respecto del estipulante: éste tiene que ser capaz para
celebrar el contrato objeto de la estipulación. Por consiguiente, para
analizar la capacidad del estipulante habrá que ver en cada caso cuál es el
contrato que ha sido objeto de la estipulación y, en base a ese contrato,
determinar si el estipulante es o no capaz para su celebración.
2.- Requisitos respecto del promitente: también debe tener capacidad para
celebrar el contrato prometido y además tiene qu e tener la intención de
crear el derecho en favor del tercero.
3.- Requisitos respecto del tercero beneficiario: en relación con los requisitos
que deben concurrir en el tercero beneficiario hay que tener presente la
especial situación en que éste se encuentra, porque dicho tercero no tiene
injerencia o intervención en la celebración del contrato , ya que éste se
celebra exclusivamente entre el promitente y el estipulante. Esto tiene
especial importancia en relación con la capacidad que debe reunir el terce ro
beneficiario, porque no se requiere que éste tenga capacidad para
contratar, ya que, como señalábamos, él no interviene en la celebración del
contrato; entonces, no requiere capacidad de ejercicio, bastando que tenga
capacidad de goce. De ahí que lo más frecuente, tratándose del contrato de
seguro, por ejemplo, es que éste se celebre en favor de personas que son
absolutamente incapaces (como el hijo impúber, por ejemplo).
Pero, no obstante esto, el tercero beneficiario tiene que estar en la situación jurídica
de poder adquirir el derecho establecido en su favor, siendo esto de suma
importancia y algo que frecuentemente se olvida o se pretende olvidar.
Otro aspecto que se ha discutido bastante es si el tercero beneficiario tiene que ser
persona determinada o no. En tiempos pasados, la doctrina no aceptaba la
estipulación en favor de persona indeterminada, como tampoco en favor de personas
futuras (esto es, que no existen al momento de estipularse en favor de ellas).
Actualmente, la tendencia es inversa, ya que se acepta la estipulación en favor de
persona indeterminada o de persona futura. Lo que se exige es que al momento de
reclamarse el derecho esa persona esté determinada y exista.
Esto es muy frecuente en materia de contrato de seguro, porque ocurre que una
persona puede contratar un seguro de vida en favor de los herederos que tenga al
tiempo de su fallecimiento, caso en el cual el seguro va a beneficiar a todos los que
tengan la calidad de herederos al momento de fallecer el estipulante y, no solame nte a
aquellos que existían cuando se realizó la estipulación.
Esta teoría también ha sido objeto de críticas, porque no puede considerarse lo mismo
la estipulación en favor de otro que la gestión de negocios:
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Señalan los autores que esta teoría tiene plena aplicación entre nosotros por lo
dispuesto en el art.1449, que señala "...pero sólo esta tercera persona podrá
demandar lo estipulado...". De esta parte se toma la doctrina para concluir que tiene
cabida entre nosotros en materia de estipulación en favor de otro la teoría de la acción.
El art.1536 inc.3 nos dice que en caso que el estipulante no cumpla lo que se ha
convenido en favor del tercero beneficiario, la pena es válida, aunque la obligación
principal no tenga efecto. Se plantea aquí una situación excepcional, porque si bien el
estipulante no puede demandar el cumplimiento, sucede que en caso de no cumplir el
promitente su obligación para con el tercero beneficiario, nace el derecho para el
estipulante de demandar la pena que se hubiera establecido para el caso de
incumplimiento. De modo que al establecerse una cláusula penal el estipulante que
normalmente no tiene ningún derecho pasa a tenerlo en virtud del
incumplimiento.
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Esta facultad que confiere el art.1449 no es otra cosa que una aplicación de la regla
general que se nos da en el art.1567 inc.1, cuando consagra como modo de extinguir
las obligaciones a la resciliación.
2.- Efectos entre el promitente y el tercero: el principal efecto que se produce es que
sólo el tercero beneficiario puede demandar lo que se ha estipulado y, en este
aspecto, es justamente donde también tiene importancia la aceptación del tercero,
porque mientras éste no intervenga, las partes que concurrieron a la celebración
del contrato pueden revocarlo.
Debe tenerse en claro que la aceptación del tercero no crea el derecho, sino que éste
se creó con la celebración del contrato entre el promitente y el estipulante ,
radicándose ese derecho de inmediato en el patrimonio del tercero beneficiario, según
la teoría de la acción.
El art.1449 nos dice que la aceptación del tercero beneficiario puede ser:
Ahora, no obstante que no forma parte del contrato, el promitente puede oponerle al
tercero beneficiario las mismas excepciones que podría haber hecho valer en
contra del estipulante.
Con la promesa de hecho ajeno resulta obligado aquel que se comprometió a que el
tercero daría, haría o no haría alguna cosa.
2.- En cuanto al tercero, para que éste resulte obligado tendrá que cumplir las
exigencias de la ratificación. Pero, si miramos el art.1450, veremos que el
legislador se limita a señalar que el tercero debe ratificar para resultar obligado y
no señala las condiciones o requisitos que esa ratificación debe reunir.
Ante esta situación, los tribunales han resuelto que la expresión "ratificación" tiene que
tomarse en un sentido natural y obvio y que van a constituir ratificación todos
aquellos actos del tercero que signifiquen que se atribuye la calidad de deudor
que se le ha otorgado en el contrato celebrado entre el promitente y el acreedor.
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La única exigencia que han hecho los tribunales a este respecto es que si la promesa
dice relación con bienes raíces o con derechos reales constituidos en ellos, la
ratificación tiene que hacerse por escritura pública.
Para estudiar esta materia hay que distinguir entre las relaciones de las diferentes
partes que intervienen aquí:
a) Entre el promitente y el tercero no resulta ningún efecto, salvo que entre ellos se
hubiera convenido que el tercero va a otorgar su ratificación.
Puede suceder (ya que la ley lo permite) que el monto de estos perju icios que el
acreedor puede demandar al promitente, para el caso en que el tercero no ratifique,
sea prefijado por las partes a través de una cláusula penal (recordar que la cláusula
penal es una valuación convencional y anticipada de los perjuicio, además de ser una
pena). Se refiere expresamente a ello el art.1536 inc.2
2. En segundo término, se señala con razón que el art.1536 no tiene por qué
referirse a una situación como la descrita anteriormente, porque ello es lo
normal en cualquier cláusula penal. Lo que sucede es que la situación que
prevé el art.1536 es distinta, ya que se refiere al caso en que la pena se ha
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Lo que sucede es que la redacción del art.1536 es imprecisa, porque el inc.2 aparece
como una excepción a lo establecido en el inc.1, en el cual estamos ante un caso de
nulidad; en tanto que en el inc.2 no hay nulidad, sino que una obligación que no
alcanzó a nacer por falta de ratificación del tercero.
LA INOPONIBILIDAD
Las normas sobre inoponibilidad se aplican a los sucesores a título singular, esto
es, a aquellos terceros que después de la celebración del contrato entran en relación
jurídica con las partes contratantes.
Cuando un contrato es declarado nulo por sentencia judicial, ese contrato se extingue
entre las partes y también respecto de terceros y se considera como si ese contrato
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Por otro lado, hay nulidad cuando se ha omitido algún requisito exigido para la validez
del contrato. En cambio, hay inoponibilidad cuando estamos frente a un contrato
válido, sólo que por haberse omitido ciertos requisitos no van a afectar a
terceros.
Las causales que determinan que el legislador prive de eficacia respecto de terceros a
un acto o contrato o a su revocación o nulidad, son muy variadas y, por esta razón, se
hace la siguiente distinción:
a) Art.1707 inc.2==> está referido a las contraescrituras públicas, las cuales, para
producir efectos respecto de terceros deben cumplir con ciertas formalidades de
publicidad:
debe tomarse razón de su contenido al margen de la escritura matriz cuyas
disposiciones se alteran con la contraescritura.
debe tomarse razón del traslado (copia) en cuya virtud ha obrado el tercero.
Si no se cumplen estas formalidades la contraescritura pública será inoponible
respecto de terceros.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Puede presentarse por diversas circunstancias, siendo las más frecuentes, aquellas
que derivan de:
Puede suceder que se constituya una determinada situación jurídica entre las partes,
la cual afecte a terceros y que, con posterioridad, dicha situación jurídica sea dejada
sin efecto y, al ser así, se produzca un daño o perjuicio para un tercero. Es la si tuación
que nos plantea la nulidad judicialmente declarada, la cual opera con efecto
retroactivo, volviendo las partes al estado anterior al de la celebración del acto o
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Efectos de la inoponibilidad:
1. - Efectos respecto de las partes: el acto o contrato, aun cuando sea inoponible,
produce todos sus efectos entre las partes.
Si no tiene interés en hacerla valer, puede renunciar a ella, porque la ley la establece
en su interés y beneficio.
caso del art.1707 si las partes del contrato a través de una contraescritura pública
modifican lo contenido en él, sin tomar razón de esta contraescritura al margen de la
escritura matriz y de la copia en cuya virtud ha obrado el tercero. Este tercero
podrá defenderse alegando que el contenido de esa contraescritura le es
inoponible por no haberse cumplido con las formalidades de publicidad
respectivas.
Extinción de la inoponibilidad:
No es posible establecer reglas generales en esta materia, esto es, establecer reglas
que abarquen todas las situaciones posibles en cuanto a la extinción de la
inoponibilidad.
El Autocontrato.
Es una figura jurídica que se presenta cuando una misma persona interviene en un
negocio jurídico invistiendo dos o más calidades jurídicas distintas.
1. - Cuando una persona actúa por sí misma y, a la vez, como representante legal
o convencional de otra.
a) Que el autocontrato no esté prohibido expresamente por la ley, así por ejemplo,
se prohíbe a los curadores celebrar ciertos contratos en que tengan interés los
mismos o ciertos parientes suyos (aquí se prohíbe expresamente la
autocontratación).
En realidad, esto no es así, porque en ella concurren dos o más voluntades, sólo que
están representadas por una persona.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Estas normas están contenidas en los arts.1560 a 1566. El legislador siguió el sistema
de fijar las reglas sobre la interpretación de los contratos. En otros países, no es este
el sistema que se sigue, sino que se deja al juez en la más amplia libertad para la
interpretación contractual.
contratantes muchas veces son personas que no tienen un absoluto dominio del
idioma y, por consiguiente, lo que expresan en la mayoría de los casos no guarda
total relación con su intención.
Tercera regla: dice relación con el sentido efectivo y el sentido inefectivo de las
relaciones contractuales: art.1562. Aquí el legislador parte del supuesto de que en
un contrato hay una cláusula que es susceptible de dos interpretaciones:
- una en virtud de la cual esa cláusula va a producir un efecto, y
- otra que hace que la cláusula no produzca ningún efecto.
Señala la ley que en esta circunstancia debe preferirse aquella interpretación que
permite que la cláusula produzca algún efecto; ello porque supone el legislador
que si las partes incorporaron esa cláusula en el contrato es porque su voluntad es
que ella produzca alguna consecuencia y, siendo así, es lógico interpretarla en tal
sentido.
Cuarta regla: está contenida en el art.1563 inc.1, según el cual, salvo que aparezca
la intención contraria, las cláusulas de un contrato tienen que interpretarse de
acuerdo con la naturaleza de éste.
Sexta regla: art.1564 inc.1, según el cual las cláusulas de un contrato tienen que
interpretarse de manera que entre ellas exista la debida correspondencia y
armonía.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Novena regla: art.1565. Esta regla permite interpretar el contrato a través de los
ejemplos que en él se contienen.
En este análisis no tiene relevancia la calificación jurídica que las partes hayan dado al
contrato, porque dicha calificación se hace atendiendo a la voluntad real de las partes,
tal como ella se desprende de la interpretación de las distintas cláusulas del contrato.
Se estima que solamente cuando se trate de dos contratos muy afines y su
contenido no contenga criterios seguros para hacer l a calificación, puede el juez
recurrir a la designación o calificación que las partes hayan dado a ese contrato .
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Entre nosotros, si bien es cierto que no hay una norma general en la materia, existen
sí normas de carácter particular, algunas de ellas referidas expresamente a contratos
celebrados entre cónyuges permitiéndose su celebración y, otras, que prohíben
expresamente el contrato entre cónyuges.
Entre las normas que permiten la contratación entre cónyuges, podemos citar
las siguientes:
Se ha dicho que si la tendencia del legislador hubiera sido que los cónyuges no
pueden contratar entre sí, no habrían sido necesarias estas prohibiciones de
ciertos y determinados contratos entre ellos. Además, hay contratos expresamente
permitidos por el legislador.
Por otro lado, los tribunales de justicia han establecido que, por regla general, los
contratos entre cónyuges son válidos, por no encontrarse expresamente prohibidos por
el legislador.
Hay un sector de la doctrina que estima por estas consideraciones que cuando hay
sociedad conyugal no procede la contratación entre cónyuges ; ello, porque la
sociedad conyugal regla todas las relaciones que pueden plantearse entre cónyuges.
Basta como ejemplo considerar que todos los salarios y emolumentos devengados de
toda clase de empleo u oficio ingresan al haber de la sociedad conyugal (art.1725 N.1).
Además, todos los bienes adquiridos durante el matrimonio a título oneroso i ngresan al
haber de la sociedad conyugal (art.1725 n.5).
O sea, la ley regula en la sociedad conyugal el destino de todos los bienes, la mayoría
de los cuales ingresan a ella. La administración de esta sociedad conyugal
corresponde al marido y, frente a terceros la sociedad y el marido se confunden,
apareciendo él solamente como dueño de los bienes sociales. Además, hay que
considerar que el legislador prohíbe expresamente todo contrato entre cónyuges que
signifique el desplazamiento de dominio del uno al otro; por ello establece la nulidad
absoluta de la compraventa, la permuta y las donaciones irrevocables entre cónyuges.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Lo que sucede es que las normas que regulan la sociedad conyugal establecen la
forma en que los cónyuges pueden aprovechar de las cosas personales y de las
comunes y también regula las relaciones de los cónyuges dentro de la sociedad
conyugal, no pudiendo alterarse por convención de las partes.
Quienes siguen esta opinión, estiman que la contratación entre cónyuges es
improcedente e innecesaria. Además, indican que existiendo sociedad conyugal, el
contrato entre cónyuges se hace imposible o queda desnaturalizado.
Otro argumento dado por quienes estiman que la contratación entre cónyuges es
improcedente está en el art.155. Se señala por algunos que aquí se está autorizando
la celebración de determinados contratos entre cónyuges: el marido puede oponerse a
la separación de bienes prestando fianzas o hipotecas que aseguren suficientemente
los intereses de la mujer.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Algunas definiciones:
1. - Andrea Torrente "es un contrato por el cual las partes se obligan a concluir un
contrato futuro".
2. - Rafael Projina "es un contrato por el cual una de las partes, o amba s, se
obligan, dentro de cierto lapso, a celebrar un contrato futuro determinado".
3. - Fernando Fueyo "es el contrato preparatorio general por el cual una o ambas
partes se obligan a celebrar otro que ha de ser legalmente eficaz y que se
especifica de momento, por lo menos en sus elementos esenciales,
estipulándose al mismo tiempo un plazo y/o una condición, que fije su
futureidad y, concediendo la ley los medios judiciales eficientes para su
ejecución forzada".
4. - La jurisprudencia "es aquel por el que las partes se obligan a celebrar otro
contrato determinado en cierto plazo o en el evento de cierta condición"
(Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomos 58 y 60).
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Ahora, aún cuando el contrato prometido sea convencional o real, la promesa sigue
siendo solemne por lo dispuesto en el n.1 del art.1554.
Este es uno de los problemas que plantea el contrato de promesa. Sobre el particular
hay dos opiniones:
Finalmente, cabe señalar, que toda esta doctrina discurre en rel ación con el contrato
de promesa unilateral de celebrar contrato de compraventa, pero que sus argumentos
son aplicables a cualquier otro bilateral.
2.- Es válida
a) Se hacen cargo de la posición que estima que este contrato no es posible en virtud
de lo dispuesto en el art.1554 n.4, porque si bien esa disposición exige la
"especificación" del contrato prometido, esto no significa que la promesa deba
tener la misma esencia y naturaleza del contrato que se pretende celebrar. De
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
ser así, no sería posible, por ejemplo, en una promesa bilateral prometer la
celebración de un contrato unilateral, como el mutuo, lo cual sin duda puede
hacerse.
b) No existe disposición legal alguna que exija que en la promesa las partes se
obliguen recíprocamente.
Este principio permite convenir a las partes cuanto ellas deseen y, por ello, no puede
entenderse limitado, sino cuando exista norma legal expresa estableciéndolo así. La
interpretación de esta norma debe ser restrictiva.
e) Otra razón está en la historia fidedigna de la ley. Dicen que atendiendo los
precedentes en los cuales se basó el legislador chileno para la elaboración del CC,
se llega a la conclusión de la validez de la promesa unilateral de celebrar un
contrato bilateral, ya que nuestra fuente más importante, el CC francés, acepta tal
figura.
Si el legislador aceptó su validez para el caso específico, se demuestra con ello que no
hay razón alguna como para sostener la nulidad de la misma.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Análisis particular:
En realidad, lo que aquí sucedía, era que quienes así opinaban estaban confundiendo
dos contratos distintos, pero sucesivos en el tiempo, conteniendo uno de ellos (la
promesa) las bases de la celebración del otro (el prometido).
Hoy en día, hay consenso en que el contrato de promesa basta que conste "por
escrito". Las razones en este sentido son:
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
a) Por la separación entre ambos contratos, cada uno de los cuales tiene
individualidad propia, estructura y efectos distintos, de tal modo que no
podrían aplicarse a uno las normas del otro. En un caso particular, las de la
compraventa bienes raíces a la promesa de este.
2.- Que el contrato prometido no sea de aquellos que la ley declara ineficaces
(art.1554 n.2)
Lo primero que debemos establecer aquí es qué debemos entender por eficacia. La
eficacia del contrato prometido se entiende en el sentido de que éste produzca
efectos jurídicos, esto es, establezca un vínculo jurídico entre las partes que origine
derechos y obligaciones entre ellas. Así, un contrato de promesa en que se conviene a
celebrar a futuro un contrato en que se va a ejecutar un hecho inmoral o prohibido,
sería ineficaz porque adolecería de objeto ilícito.
Lo mismo ocurriría si por el contrato de promesa una parte se obliga a hacer algo
físicamente imposible.
Lo que desea el legislador al establecer este requisito es que el propósito de las partes
al celebrar el contrato de promesa no sea en el futuro el celebrar un contrato nulo por
estar prohibido por la ley. En otras palabras, la promesa tiene que ser un medio para
celebrar contratos válidos en el futuro y no para llegar a la celebración de contratos
nulos e ineficaces.
El problema que se plantea en este punto es el determinar en qué momento hay que
considera la eficacia o ineficacia del contrato prometido:
Otro problema que se nos plantea con este requisito y que vamos a analizar en
relación con un ejemplo es el siguiente:
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
c) El art.1745 inc.1 señala que "no se podrán enajenar los bienes raíces de la
mujer, que el marido esté o pueda estar obligado a restituir en especie,
sino con voluntad de la mujer y previo decreto del juez con conocimiento
de causa". Si el marido promete enajenar un bien raíz de la mujer, ¿Necesita
contratar con la autorización referida al momento de celebrar la promesa
o habrá de obtener dicha autorización cuando celebra el contrato
prometido?
cierta en el sentido de que tiene que haber un tiempo o una condición que determine la
época en que las partes del contrato deben cumplir lo prometido.
Veamos cada una de estas formas de determinar la época de celebración del contrato
prometido:
Algunos sostienen que la condición a que se refiere el n.3 del art.1554 debe ser
determinada, esto es, "aquella en que de producirse el hecho futuro e incierto se
sabe cuando ocurrirá”. Si para el cumplimiento del hecho incierto constitutivo de la
condición, no se fija época o plazo, estaríamos en presencia de una condición
indeterminada, y quienes participan de la opinión en comento, afirman que en este
caso no puede darse el valor de promesa a una convención celebrada bajo una
condición de esta especie.
Los que se inclinan por la validez del contrato de promesa celebrado bajo condición
indeterminada, señalan que la intención del legislador en el art.1554 n.3, fue la de no
mantener las condiciones por un plazo indeterminado, ya que todas ellas caducan
transcurrido cierto lapso y, el hecho de que el legislador no lo haya dicho en forma
expresa en el N.3, no es obstáculo para que aquí se aplique la regla general. Agregan
que en el caso que las partes fijen una condición, lo que se requiere es que sea
adecuada, esto es, que sirva en forma efectiva al objeto, es decir, a la celebración del
contrato prometido. Por ello no puede sostenerse que un contrato de promesa sólo es
válido cuando contiene una condición determinada.
Lo que la ley exige es que pueda saberse con certeza cuándo o en qué fecha el
acreedor podrá hacer efectiva la obligación que emana de la promesa , o bien,
cuándo podrá establecerse en forma cierta que no se verificará, ya por que venció el
plazo estipulado, ya porque la condición no se cumplirá.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Indican además, que en lo que dice relación específicamente con la condición que se
refiere a la aprobación de un préstamo hipotecario, ella no es determinada, ya que es
claro que cualquiera de las partes podrá requerir el pronunciamiento respecto de si se
otorga o no el precio.
Opinión mayoritaria: el contrato de promesa puede estar sujeto tanto a uno como a
otro plazo, toda vez que ambos establecen la época en la cual puede exigirse el
cumplimiento de la obligación emanada del contrato de promesa, cual es, la de
celebrar el contrato prometido, y es precisamente ésta la finalidad perseguida por el
art.1554 n.3.
Lo que sucede es que en este aspecto el plazo, debe entenderse en relación con la
exigibilidad de las obligaciones y con la mora; así, si el plazo es suspensivo, el
cumplimiento de la obligación sólo va a poder exigirse una vez vencido . En
cambio, si el plazo es extintivo se puede exigir ese cumplimiento en cualquier
momento antes de su vencimiento, no pudiendo hacerse una vez que haya vencido
éste, ya que ahí se extingue el derecho.
Señalan que lo que se pretende por la ley es que se indiquen todas las partes del
futuro contrato para, de este modo, evitar futuros problemas sobre las diversas
cláusulas que éste debe contener y, de este modo, las partes conozcan desde ya lo
que se ha prometido. Es decir, no se cumpliría con ello si sólo se indican
especificaciones que caractericen el contrato prometido en sus especificaciones
esenciales. Según esta opinión, lo que debe hacerse en el contrato de promesa es
enunciar de manera casi perfecta el contrato prometido, de tal modo que si en ese
momento se celebrara, bastaría con agregar a lo especificado el consentimiento, sus
solemnidades o la tradición, para que así quedara perfecto.
Si el contrato de promesa cumple con todos los requisitos que indica el art.1554 surge
de él una obligación de hacer, que consiste en la celebración del contrato prometido.
Es a esto lo que se refiere el inc.final del art.1554.
Como consecuencia de esto, los efectos del contrato de promesa son generalmente
distintos de los efectos que produce el contrato prometido. Así, en la promesa de
celebrar un contrato de compraventa el efecto de ésta es una obligación de hacer: la
de celebrar el contrato prometido. En tanto que en la compraventa (contrato prometido)
surgen obligaciones de dar.
tres cosas que en dicha disposición se señala. Pero de los tres números que
contempla el art.1553, sólo dos de ellos son aplicables en el caso de haber
incumplimiento del contrato de promesa: los Ns.1 y 3. Pero, esta norma debe
complementarse con aquellas del CPC relativas al juicio ejecutivo en las obligaciones
de hacer, específicamente con la del art.532, que señala que "si el hecho debido
consiste en la suscripción de un instrumento o en la constitución de una
obligación por parte del deudor, podrá proceder a su nombre el juez que conozca
del litigio, si requerido aquél, no lo hace dentro del plazo que le señala el
tribunal".
Pudiera no entenderse así por la remisión que el legislador hace en el art.1554 a las
normas del art.1553, pero lo que sucede es que esta última norma reglamenta los
derechos que la ley otorga al acreedor de la obligación de hacer para exigir
forzadamente su cumplimiento al deudor, es decir, la remisión del art.1554 al
artículo precedente sólo tiene por objeto destacar el tipo de obliga ción que genera el
contrato de promesa, que como obligación de hacer que es, debe cumplirse
forzadamente de acuerdo a lo señalado en el art.1553 (aplicándose en este caso sólo
los Ns.1 y 3).
De manera que esta remisión no implica una alteración de la reg la general contenida
en el art.1489, aplicable en el caso de incumplimiento de un contrato bilateral. Por
consiguiente, respecto del contrato de promesa bilateral, existe para el acreedor la
alternativa que le confiere el art.1489, es decir:
1. - Puede demandar el cumplimiento del contrato. Si opta por este camino tendrá
que recurrir a lo dispuesto en el art.1553.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Es un contrato en que una de las partes se obliga a dar una cosa y la otra a
pagarla en dinero (art.1793).
Naturaleza o clasificación:
3.- Es un contrato consensual, por regla general . Esto se desprende del art.1801
inc.1, por excepción es solemne en los casos a que se refiere el inc.2 del citado
artículo.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
5.- Es un contrato principal, porque subsiste por sí mismo sin necesidad de otro
contrato. El contrato de compraventa no está destinado a asegurar el cumplimiento
de una obligación principal.
Aspectos a destacar:
Pero a este respecto hay que tener presente que tratándose del contrato de
compraventa de bienes raíces celebrada por ciertas instituciones (específicamente el
Serviu), la ley 14.171 en su art. 67, suprimió la solemnidad de la escritura pública
en los casos a que se refiere y estableció un procedimiento especial de
otorgamiento de instrumento privado en el art. 68 . Así, las ventas que hace el
Serviu, se efectúan por instrumento privado firmado ante notario y debidamente
protocolizado en el plazo de treinta días, contado desde la fecha de su suscripción,
hecho lo anterior queda perfecto el contrato de compraventa.
En Chile, para que se opere la adquisición del dominio, además del contrato de
compraventa, se requiere que se realice la tradición de la cosa. Esta se hará por el
art.684 (muebles) o por el art.686 (inmuebles). En esto, el CC presenta una diferencia
fundamental con el sistema francés, ya que en éste el derecho de dominio se adquiere
por la celebración del solo contrato de compraventa, no siendo necesaria la tradición.
Es por eso que disposiciones como el art.1550 no encuadran dentro de nuestro
sistema, pero sí en el francés, fuente del nuestro.
1. La obligación de dar, por definición es aquella que tiene por objeto transferir
el dominio o constituir un derecho real.
Es una obligación que puede ser contraída solamente por el dueño de la cosa.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Alessandri señala que el sistema jurídico chileno no está obligado a hacer propietario
al comprador, sino que este se obliga a proporcionar la cosa al comprador. La
obligación que realmente contrae el vendedor es la de entregar la cosa lo cual se
desprende de numerosas disposiciones del CC: art.1815 (reconoce la validez de la
venta de cosa ajena); de aquellas situación de las disposiciones que regulan las
obligaciones del vendedor, entre otras.
Sostienen algunos autores que aquí hubo un error del legislador al emplear la
expresión "dar" en el art.1793 y que en realidad debió haber hablado de "entregar",
término que habría expresado con mucha mayor propiedad el carácter que la
obligación del vendedor tiene en nuestra legislación.
En síntesis, para que una persona llegue a ser dueño por este procedimiento se
requiere:
1. - Que se celebre el contrato de compraventa, del cual nace la obligación de
entregar la cosa vendida, es decir, le da al comprador un título que lo habilita
para adquirir el dominio.
2. - Tiene que estar presente la tradición, que es el modo de adquirir el
dominio y que es el medio para cumplir la obligación nacida del contrato de
compraventa.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Debe cumplir con los requisitos comunes a todo contrato, esto es: el
consentimiento, la capacidad de las partes, objeto y causa lícitos. Pero, fuera de estos
requisitos generales a todo contrato, la compraventa debe reunir también ciertos
requisitos esenciales que le son propios y que son precisamente los que le dan su
fisonomía a este contrato. Estos elementos esenciales son:
Es el objeto de la obligación del vendedor y, por tal razón, ella no puede faltar, ya
que si falta no habría obligación del vendedor, pues ella carecería de objeto y, siendo
así, la obligación del comprador carecería de causa, según la Teoría Clásica de la
Causa, en virtud de la cual la causa de la obligación de una de las partes es la
obligación de la contraparte.
Por eso es que si no hay cosa vendida en el hecho no habrá contrato de compraventa,
produciéndose la destrucción del mismo. En realidad, no puede conc ebirse ni desde el
punto de vista jurídico ni desde el punto de vista material, una venta en que no haya
cosa vendida.
a) La cosa vendida tiene que ser comerciable: sólo pueden ser objeto del contrato
de compraventa las cosas comerciables, entendiéndose por tales a aquellas cuya
enajenación no esté prohibida por la ley. Es decir, son cosas comerciables
aquellas que pueden constituir un objeto lícito al enajenarse, s iendo incomerciables
aquellas que al enajenarse constituyen un objeto ilícito.
En relación a este punto nos encontramos con el art.1810, según el cual "pueden
venderse todas las cosas corporales o incorporales cuya enajenación no esté prohibida
por ley". Si se vende una cosa cuya enajenación está prohibida por ley nos
encontraremos en presencia de un contrato que la ley prohíbe, el cual, por
consiguiente, adolece de objeto ilícito (art.1466) y, siendo así, su sanción va a ser la
nulidad absoluta por el art.1682.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Pero no solamente las cosas que existen al momento de la celebración del contrato
pueden ser objeto de éste, sino que también aquellos que no existen, pero se espera
que existan, es decir, las llamadas "cosas futuras". En realidad, el objeto de la
venta debe tener existencia material, de otro modo no podría formarse el contrato de
compraventa. Pero, esta regla sufre excepción respecto de las cosas que si bien no
existen al tiempo de celebrarse el contrato de compraventa, existirán con
posterioridad. En este caso, la venta se va a perfeccionar una vez que la cosa que se
espera que exista adquiera existencia material.
Se dice que "cosa futura" es aquella que no tiene existencia real y positiva al
momento de prestarse el consentimiento. Esta cosa que no existe en ese momento
existirá posteriormente y entonces se formará la venta definitiva y, si no llega a existir,
el contrato de compraventa será nulo absolutamente (según nuestro ordenamiento
jurídico) por falta de objeto. Sin embargo, hay casos en que la venta de cosa futura es
válida aunque la cosa no llegue a existir: esto es lo que sucede cuando lo que se
vende es la suerte o la esperanza. (venta aleatoria)
En síntesis, pueden existir dos especies de venta de cosa futura, según sea que se
venda la cosa misma que va a existir, o bien, la esperanza o la suerte de que pueda
realizarse un hecho o producirse una cosa.
Pero el mismo artículo consagra la excepción a esta regla: aquel caso en que la venta
no recae sobre la cosa misma que se espera que exista, sino sobre la suerte. Pero
esta especie de venta tiene cabida solamente cuan do así lo expresan las partes o
cuando de la naturaleza misma del contrato aparece que lo comprado fue la suerte.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Sólo existiendo esta prueba contra la presunción el juez va a poder declarar que el
contrato es aleatorio y no condicional, lo que significa establecer que no es u n contrato
cuya existencia dependa de que la cosa vendida llegue a existir, sino que es un
contrato puro y simple.
c) La cosa vendida debe ser determinada o determinable: que sea determinada nos
está indicando que ella tiene que consistir en una especie o cuerpo cierto, o
bien, en una cantidad determinada o determinable de un género también
determinado (art.1461).
La cosa vendida también puede consistir en una cuota de un derecho que se tiene
sobre la cosa conjuntamente con otras personas, es decir, puede consistir en una
cuota de un derecho pro indiviso. (1907).
De manera que en este caso la venta sólo va a comprender aquellos bienes señalados
en la escritura pública y no otros, de suerte que cualquier estipulación en contrario va
a adolecer de nulidad. Si en la escritura pública se señalan todos los bienes de una
persona, esa venta va a ser válida y las cosas no comprendidas en esta designación
se entenderán que no lo son en la venta.
Pero, la regla que prohíbe la venta de una universalidad jurídica tiene una excepción:
se admite y se acepta la venta de un derecho real de herencia aún cuando ésta
tiene el carácter de universal y recae sobre una universalidad jurídica (art.1801
inc.2). La única exigencia en este caso es que dicha venta deba hacerse por escritura
pública.
Dentro del ámbito de la cosa vendida, corresponde ver la venta de cosa ajena
(art.1815): el hecho de que en Chile la venta de cosa ajena sea válida es una
consecuencia del carácter que nuestra legislación le da al contrato de compraventa.
En Chile, el contrato de compraventa es generador de obligaciones para ambas partes.
Por ello, en virtud de este contrato, el vendedor sólo está obligado a proporcionar
al comprador la posesión pacífica y tranquila de la cosa. No está obligado el
vendedor a transferir el dominio, sino solamente a entregar la cosa a que se
refiere el contrato. Es por ello que no hay obstáculo alguno para que las partes
puedan celebrar un contrato respecto de una cosa que no les pertenece, el cual será
válido siempre que en el concurran todos los requisitos necesarios para su validez.
Caso en que la venta de cosa ajena produce plenos efectos como si fuera venta de
cosa propia (art.1819):
2.- El precio
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
1.- Tiene que ser real: esto significa que el precio tiene que ser fijado de tal manera
que quede de manifiesto que el acreedor (vendedor) tiene derecho a exigirlo y que el
deudor (comprador) tiene la obligación de pagarlo.
Bajo estos términos no será precio real el simulado, ni tampoco el irrisorio o
ridículo, entendiéndose por tal a aquel que no guarda ninguna proporcionalidad con el
valor de la cosa vendida, de tal forma que queda de manifiesto que no hay un
propósito serio entre las partes de que ese precio sea exigible.
Debe considerarse también que si bien el precio tiene que ser real, no es requisito
del precio que tenga equivalencia con el valor de la cosa vendida, porque la falta
de equivalencia entre los valores y el precio cobran entre nosotros importancia jurídica
solamente cuando da origen a la lesión enorme en materia de compraventa de
bienes raíces (arts.1889 y 1891).
2.- El precio tiene que ser determinado: lo que significa que debe conocerse la
cantidad precisa de dinero que constituye el precio. Esa cantidad puede estar
precisamente establecida en el contrato, o bien, puede ser determinada por
reglas o datos contenidos en el contrato (art.1461 incs.1 y 2).
Así por ejemplo, la venta de cosa fungible al precio corriente de plaza, es una venta
con precio determinable en su cantidad por los datos que contiene el contrato de
compraventa. En este caso se aplica la regla del art.1808.
Sin embargo, esto no es obstáculo para que las partes convengan que la f ijación del
precio quede en manos de un tercero (art.1809 inc.1).
3.- El precio tiene que ser pactado en dinero: lo que la ley exige es que el precio se
pacte en dinero. Por consiguiente, no es forzoso que se PAGUE en dinero, ya que
puede suceder que después de celebrado el contrato de compraventa se produzca en
relación con el precio una novación o una dación en pago. En estos casos, si bien el
precio se estipuló en dinero, no se va a pagar en dinero.
Puede darse como alternativa también que las partes convengan un precio que va a
consistir: parte en dinero y parte en especie. En este caso, se discute si estamos
ante una compraventa o ante una permuta. La ley da la solución al problema,
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
señalando en el art.1794 que dice que "se entenderá permuta si la cosa vale más que
el dinero; y venta en el caso contrario".
El hecho de que las solemnidades se establezcan por ley o por la voluntad de las
partes, tiene importancia por las consecuencias que se derivan en uno y otro caso,
pues no es lo mismo una solemnidad establecida por ley que una impuesta por
voluntad de las partes.
Las solemnidades que la ley impone al contrato de compraventa pueden dividirse en:
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
La ley exige el cumplimiento de esta clase de solemnidades en los sig uientes contratos
de compraventa:
En relación con esto, es menester considerar la situación que se plantea con respecto
a los inmuebles por adherencia y por destinación. Si el contrato de compraventa versa
sólo sobre estos inmuebles, es decir, si la venta de estos bienes se efectúa
separadamente del predio a que acceden, estamos en presencia de una venta de
cosas muebles, en calidad de muebles por anticipación. Por el contrario, si la venta
comprende conjuntamente el inmueble por naturaleza y los inmuebles por adherencia o
destinación, estaremos en presencia de un contrato de compraventa que versa sobre
inmuebles.
En lo que dice relación con la compraventa de bienes raíces, hay una excepción, en
virtud de la cual no es necesario que dicho contrato se otorgue por escritura
pública, conservando no obstante el carácter de solemne, pues la escritura pública es
reemplazada por otra solemnidad. Esta situación es aquella a que se refieren los
arts.67 y 68 de la Ley.14.171, de 26/10/60, que establece que en las ventas,
constitución de gravámenes y alzamiento de los mismos, efectuados por el Servicio de
Vivienda y Urbanización (actual SERVIU), se suprime la solemnidad de la escritura
pública. De manera que los contratos de compraventa celebrados por el Servicio de
Vivienda y Urbanización pueden otorgarse por instrumento privado firmado ante
notario, debiendo éste protocolizar de oficio esa escritura a más tardar al día siguiente
hábil al de su otorgamiento. Mientras no se efectúe esa protocolización, el instrumento
privado no produce efecto alguno. Lo importante es que la ley señala que la no
protocolización oportuna hace que el documento carezca de toda efectividad legal, sin
necesidad de que su nulidad o ineficacia sea declarada por sentencia judicial.
Hay ciertos casos en que la ley exige el cumplimiento de ciertas formalidades y lo hace
atendiendo a la calidad o estado de la persona a quien pertenece el bien que se
vende.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Algunos han estimado que estas son solemnidades legales especiales. Pero, la verdad
es que no tienen este carácter, sino que son formalidades exigidas en consideración a
la calidad o estado del dueño del bien que se vende.
Entre las solemnidades legales y estas formalidades legales hay notoria diferencia,
porque la omisión de la escritura pública --solemnidad legal en el contrato de
compraventa de bienes raíces-- produce como consecuencia la nulidad absoluta de
este contrato; en cambio, la omisión de la formalidad legal tiene como sanción la
nulidad relativa del contrato de compraventa.
Lo importante es que en estos casos la omisión del instrumento convenido por las
partes no produce la nulidad del contrato, ya que sigue siendo consensual.
Las ventas que se hacen por el ministerio de la justicia, constituye también un contrato
de compraventa. Así lo han entendido los tribunales tomando como base lo que
dispone el art.1891.
Entre esta clase de ventas y las ventas voluntarias existen dos diferencias:
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Dentro del contrato de compraventa existen las llamadas "arras", tratadas en los
arts.1803 a 1805.
Dado que habíamos anticipado que las arras han dejado de tener la relevancia que tuvieron en
tiempos pasados, nos limitaremos a transcribir los artículos en cuestión a fin de tener una idea de
lo que se trata.
Art. 1803. Si se vende con arras, esto es, dando una cosa en prenda de la celebración o
ejecución del contrato, se entiende que cada uno de los contratantes podrá retractarse; el que
ha dado las arras, perdiéndolas; y el que las ha recibido, restituyéndolas dobladas.
Art. 1804. Si los contratantes no hubieren fijado plazo dentro del cual puedan retractarse,
perdiendo las arras, no habrá lugar a la retractación después de los dos meses
subsiguientes a la convención, ni después de otorgada escritura pública de la venta o de
principiada la entrega.
Art. 1805. Si expresamente se dieren arras como parte del precio, o como señal de quedar
convenidos los contratantes, quedará perfecta la venta; sin perjuicio de lo prevenido en el artículo
1801, inciso 2º. No constando alguna de estas expresiones por escrito, se presumirá de derecho
que los contratantes se reservan la facultad de retractarse según los dos artículos precedentes.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
La razón de la nulidad absoluta de este contrato está en que, aún cuando los cónyuges
estén casados en régimen de separación de bienes y, con mayor razón, si lo están en
el de sociedad conyugal, ellos viven juntos y el marido tiene la potestad marital
sobre la mujer. Siendo así, se piensa por el legislador que existe la posibilidad de que
el marido ejerza cierta forma de presión sobre la mujer para inducirla a celebrar un
contrato de compraventa que le es desfavorable.
Fuera de éste, existe otro riesgo, que en realidad habría sido el que el legislador trató
de evitar, cual es que los cónyuges celebrarán contratos de compraventa entre sí
en perjuicio de terceros.
Mención especial requiere la situación que se plantea cuando el hijo menor adulto
ejerce un empleo, oficio, profesión o industria, pues de conformidad al art.251, se
mirará como mayor de edad para la administración y goce de su peculio prof esional o
industrial. Es decir, para estos efectos se le considera como emancipado.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
En relación con los albaceas (art.1270), se plantea un problema. Hay una remisión
que hace el art.1800 al art.2144; por su parte, nos encontramos con otra disposición
que es el art.1294, se señala que "lo dispuesto en los artículos... y 412 se extenderá
a los albaceas".
A la luz del art.2144 y tratándose de inmuebles, el albacea podría comprarlos,
requiriéndose para estos efectos autorización expresa del causante. Pero si le
aplicamos el art.412, no podría comprar el albacea bienes inmuebles del causante
bajo ningún respecto.
No hay obstáculo alguno para que las partes, fuera de las obligaciones que se han
indicado para el comprador y vendedor, convengan en el establecimiento de otras
obligaciones, como por ejemplo: la de imponer al comprador que destine lo comprado
a un fin determinado.
La obligación propia del vendedor y que nace del contrato de compraventa por el solo
hecho de su celebración y sin necesidad de estipulación de las partes, vale decir,
aquellas obligaciones que establece la ley, son dos:
Sin perjuicio de lo anterior, las partes pueden agregar otras obliga ciones, o bien,
modificar o atenuar las obligaciones señaladas, debiendo existir eso sí un convenio
expreso, porque, a falta de convenio, el vendedor sólo tiene las obligaciones que
establece la ley y dentro de la extensión que a ellas corresponde (art.182 4)
.
A) Obligación de entregar la cosa vendida:
De acuerdo con las reglas generales, si la cosa vendida es una especie o cuerpo
cierto, el vendedor no solamente tiene la obligación de entregar la cosa, sino que
además pesa sobre él la obligación de conservarla hasta su entrega (art.1548). Es
decir, tratándose de una especie o cuerpo cierto, se comprenden dos obligaciones:
En caso que la pérdida o deterioro de la cosa no sea a culpa del deudor, se entra a
aplicar el art.1590 incs.1 y 2, lo mismo en caso de que la cosa se destruya después
que el comprador se ha constituido en mora de recibir. En tal caso, el acreedor
(comprador) debe recibir la cosa en el estado en que se encuentra.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
**IMPORTANTE (OJO)**
El vendedor al efectuar la tradición de la cosa, aun cuando no sea dueño de
ella, va a haber cumplido su obligación y ello es tan importante que si
después el vendedor dueño de la cosa intenta en contra del comprador la
correspondiente acción reivindicatoria, el comprador no va a poder
demandar al vendedor el cumplimiento o la resolución del contrato,
porque la obligación del vendedor ya está cumplida y, por ello es que el
comprador, ante una demanda de esta naturaleza solamente va a poder
citar de evicción al vendedor, es decir, lo va a citar para que ese vendedor
asuma su defensa en el juicio correspondiente.
Tanto cuando hay plazo como cuando hay condición suspensiva, la exigibilidad de la
obligación queda en suspenso ante el cumplimiento del plazo o de la condición, en su
caso (art.1826).
Para el caso en que el vendedor ha vendido una misma cosa a dos o más personas
distintas, porque el establecer el tiempo de la entrega va a determinar cuál de los
contratos va a prevalecer. De acuerdo con el art.1817, en el caso de que el vendedor
haya vendido una misma cosa a dos o más personas distintas, para determinar cuál es
el contrato que prevalece, hay que aplicar las siguientes reglas :
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Hay que estarse a las estipulaciones que las partes hayan hecho en el contrato.
Tratándose de bienes inmuebles, el art.1830 señala que la venta de un inmueble por
naturaleza va a comprender también la de los inmuebles por adherencia o por
destinación. Pero estos pueden ser excluidos de la compraventa por el acuerdo de las
partes.
La ley da normas especiales. Los predios admiten una clasificación en: predios
urbanos y rústicos. En esta clasificación, en lo que a contrato de compraventa se
refiere, no se atiende a la ubicación del inmueble, sino que al destino que ellos
tengan.
1. De este modo, predios urbanos serán aquellos que están destinados a la
habitación o al uso industrial o comercial .
2. Por su parte, predios rústicos, son aquellos que están destinados al cultivo
agrícola, esto es, a la explotación de la tierra. El CC en sus arts.1831 y 1834
reglamenta la entrega de los predios rústicos, la cual varía según la forma en
que se venda el predio. Los predios rústicos pueden venderse de dos formas
(inc.1 art.1831):
La jurisprudencia ha resuelto que para que un predio se entienda vendido con relación
a la cabida, no es suficiente que ésta se indique en el contrato, sino que es menester
que el precio de la compraventa se determine en relación a l a cabida. Sin embargo, los
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
En este caso, el valor de la extensión que falta para completar la cabida declarada
no excede de un 10 por ciento del valor de ésta.
En este caso, lo que se entrega es una superficie más grande que aquella que se
señaló en el contrato de compraventa y, de conformidad al art.1832 inc.1, también
tenemos que hacer una distinción:
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
2. - Si el precio de la cabida que sobra no excede del 10 por ciento del precio de
la cabida real.
En este caso, el precio de las has dadas en exceso es inferior al 10 por ciento del
precio de la cabida real y, por consiguiente, el comprador va a estar obligado a
aumentar el precio proporcionalmente a las 3 has que recibió en exceso.
La otra forma en que puede venderse un predio rústico y que constituye la regla
general, es como especie o cuerpo cierto. Se produce esta forma de venta siempre
que en el contrato de compraventa no se exprese la cabida, o bien, cuando
expresándose ésta se declara que no va a alterar el precio, aun cuando haya
diferencias entre la cabida real y la declarada (art.1831 inc.final).
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Sea que la venta del predio rústico se haga en relación con la cabida o como especie o
cuerpo cierto, las acciones dadas en los arts. 1832 y 1833 prescriben en el plazo de
1 año, contado desde la entrega (art.1834).
Los tribunales han entendido que este plazo de un año se cuenta desde la entrega
real o material, porque solamente allí el comprador va a poder comprobar la
verdadera cabida o superficie que se le ha entregado.
Esta prescripción, por tener un carácter especial, no se suspende.
Gastos de la entrega:
Por el hecho de ser la compraventa un contrato bilateral que no se puede dejar sin
efecto por la voluntad de una de las partes, este incumplimiento por parte del vendedor
no produce por sí solo la extinción del contrato de compraventa. Muy por el contrario,
el contrato de compraventa subsiste plenamente quedando entregado a la voluntad del
comprador el hacerlo subsistir o ponerle fin.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
2. - Otra, que persigue la resolución del contrato, esto es, poner término al contrato
de compraventa.
Hemos señalado que la obligación del vendedor comprende la ent rega de la cosa en el
lugar y tiempo convenido, con todos sus frutos y accesorios. En otras palabras, esta
obligación, además de la entrega propiamente tal comprende un conjunto de
varias otras cosas, las cuales, consideradas globalmente, forman la obligac ión de
entregar.
Por ello y, considerando que los arts.1826 inc.2 y 1489 establecen que él podrá ejercer
cualquiera de las dos acciones mencionadas en caso que el vendedor no cumpla su
obligación de entregar, cabe concluir que el incumplimiento de cualquiera de
aquellas partes que conforman la obligación de entregar, da derecho al
comprador para demandar el cumplimiento o la resolución del contrato , con la
correspondiente indemnización de perjuicios.
Además, reafirma esta opinión el hecho de que el art.14 89 establece que "...lo
pactado"; y lo pactado en el caso de la compraventa se refiere tanto a la entrega de la
cosa en sí misma como a la de sus frutos y accesorios en el lugar y tiempo convenido.
Por consiguiente, el incumplimiento por el vendedor de cu alquiera de estos aspectos
coloca al comprador en la posibilidad de ejercer cualquiera de las dos acciones
mencionadas.
Pero para que el comprador pueda ejercer estas acciones en caso de que el
vendedor no cumpla su obligación de entregar, es necesaria la concurrencia de alguna
de las siguientes condiciones o requisitos:
Si no concurre este último requisito, ante la demanda del comprador el vendedor podrá
oponer la excepción contemplada en el art.1552 (que contempla el principio de que la
mora purga la mora o excepción de contrato no cumplido).
b) Que la posesión sea útil, significa que la cosa no tenga vicios ocultos que
imposibiliten su uso por el comprador.
El saneamiento de la evicción:
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Pero, para que haya evicción deben concurrir ciertos requ isitos que se desprenden de
los arts.1838 y 1839:
3.- Que la privación del todo o parte de la cosa sea por sentencia judicial .
Esto es precisamente lo que caracteriza a la evicción. Si la privación del
todo o parte de la cosa no se hace por sentencia judicial, no hay evicción, es
decir, si alguien arrebata o quita materialmente la cosa al comprador, éste
va a poder ejercer la acciones que la ley le confiere a ese respecto: acción
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
No comparece al juicio,
Comparece al juicio.
Pero, hay un caso en que no obstante haberse cit ado al vendedor, éste no va
a responder de la evicción en aquel caso en que el comprador pierde la cosa
porque no opuso una excepción personal que le favorecía (art.1843 inc.3).
3.- La indemnización del valor de los frutos, que el comprador hubiere sido
obligado a restituir al dueño (al tercero que obtuvo en el juicio).
Pero esta obligación tiene una limitación: el vendedor no debe el valor de los frutos
percibidos durante el juicio cuando habiendo allanado a la demanda, el comprador
decida continuar adelante con el juicio (art.1845). Es lógico que en este caso no se
responda porque el juicio se siguió en contra de su opinión.
4.- Indemnización de las costas del juicio: esta obligación también tiene una
limitación, que es la misma que en el caso anterior, esto es, el vendedor no debe las
costas del juicio si estuvo por aceptar la demanda, y el comprador decidió seguir
adelante con el litigio. Recordar que “las costas” son gastos del proceso que sean
considerados “útiles”.
5.- La indemnización del aumento del valor que la cosa evicta haya tomado en
poder del comprador, aun por causas naturales o por el mero transcurso del
tiempo.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Evicción parcial:
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Este es el otro aspecto que comprende la obligación de saneamiento que pesa sobre el
vendedor. La obligación de saneamiento de los vicios redhibitorios tiene por
finalidad garantizar al comprador la posesión útil de la cosa en el sentido de que
el comprador va a poder utilizar la cosa en su beneficio. Esta posesión útil de la
cosa va a desaparecer cuando se presenta algún vicio oculto o redhibitorio.
Los autores señalan que: "vicio redhibitorio es un defecto inherente a la cosa, que
existía al tiempo de la venta, oculto para el comprador y que impide total o
parcialmente el uso natural de la cosa".
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Para que se configure este requisito no es necesario que el vicio haya existido en
toda su extensión magnitud o gravedad al momento de la celebración del contra to,
sino que basta que exista en germen hasta ese momento y se desarrolle con
posterioridad.
2.- Que el vicio sea grave: lo es cuando el defecto es de tal naturaleza que impide
total o parcialmente el uso de la cosa. Se trata aquí de una cuestión de hecho que
el juez va a tener que resolver en cada caso.
El N.2 del art.1858 da una pauta que puede servir al juez para establecer si hay o no
gravedad en el vicio: ello, según si puede o no presumirse que el comprador,
conociendo el vicio, hubiere o no comprado la cosa o la hubiere comprado en un
precio menor.
3.- Que el vicio sea oculto: lo es cuando el comprador lo ignora por no habérselo
manifestado el vendedor.
Pero, hay casos en que no hay vicios redhibitorios no obstante el silencio del
vendedor. Ellos son los siguientes:
a) Cuando ha habido negligencia del comprador para conocer el vicio
(art.1858 n.3).
b) Cuando el comprador por su profesión u oficio ha podido fácilmente
conocer el vicio (art.1858 n.3), ejemplo: un veterinario compra un animal
enfermo.
Los efectos no son otra cosa que los derechos que tiene el comprador ante un vicio de
esta naturaleza y que se traducen en dos acciones que el comprador puede intentar
en contra del vendedor:
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
La regla general es que el comprador tiene un derecho de opción entre estas dos
acciones. Sin embargo, esta regla tiene excepciones, es decir, hay casos en que el
comprador está privado de este derecho de opción, pudiendo solamente ejercer la
acción estimatoria. Estos casos son los siguientes:
En ambos casos, con una particularidad muy especial: estos plazos pueden
ampliarse o restringirse por voluntad de los contratantes. Se presenta aquí una
distinción con el plazo de prescripción del pacto comisorio en materia de compraventa
por no pago del precio al tiempo convenido, pues en este caso la ley fija un plazo
máximo de prescripción y las partes sólo pueden fijar uno menor pero no ampliarlo. El
plazo de prescripción de la acción redhibitoria se cuenta desde la entrega real de
la cosa.
Por su parte, la acción estimatoria prescribe en el plazo de un año para los muebles
y 18 meses para los inmuebles (art.1869). Este plazo también se cuenta desde la
entrega real. El art.1869 nada dice sobre la posibilidad de ampliar o restringir estos
plazos tratándose de la acción estimatoria. Sin embargo, Alessandri sostiene que
también tratándose de esta acción las partes pueden ampliar o restringir este plazo,
porque si no tuvieran esta facultad podría darse la situación que la acción estimatoria
prescribiría antes de la acción redhibitoria en el caso de que las partes , haciendo
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
uso del derecho que la ley les confiere, hubieran ampliado el plazo de prescripción de
esta última.
De modo que si para el pago del precio las partes han fijado un plaz o o una condición,
habría que atenerse a ese plazo o condición. Si nada han dicho las partes, se aplican
las reglas generales indicadas en el art.1872. Sobre esto hay que tener presente que
el pago del precio no puede hacerse por parcialidades (art.1591). Si de parte del
vendedor hay resistencia de recibir el pago, se puede pagar por consignación.
4. - En el art.1876 inc.1 se señala que la resolución por el no pago del precio, respecto
a los efectos que produce en relación con los terceros poseedores, se rige por los
arts.1490 y 1491. Este inc.1 del art.1876 es totalmente inoficioso, porque aún
cuando nada hubiere dicho, de todos modos se hubieran aplicado los artículos
señalados. Pero, tiene importancia el art.1876 por lo dispuesto en su inc.2, ya que
establece un resguardo en favor del tercero, consagrando una inadmisibilidad
probatoria amplia en su favor cuando en la escritura se dice que se pagó el precio,
ya que en tal caso se admiten solamente dos pruebas en contrario:
La de la nulidad de la escritura,
La de la falsificación de la escritura.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Este resguardo es solo respecto de terceros, de tal manera que entre las partes podrá
probarse que no hubo pago del precio de la compraventa, aun cuando en la escritura
se diga lo contrario y las únicas limitaciones que pudieran existir aquí son las de la
testimonial de acuerdo con el valor de la cosa (art.1708 y 1709). Si llega a probarse
que no hubo pago del precio, no obstante haberse pagado, se va a poder pedir la
resolución del contrato o que se declare simulado.
Pacto Comisorio:
Es necesario hacer distinciones entre:
a) Doctrina
b) Derecho positivo.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Se trata entonces de una venta sujeta a una condición resolutoria ordinaria potestativa
que depende de la sola voluntad del acreedor (vendedor); luego, es válida.
1. - Tiene que estipularse al momento del contrato. El Art.1881, nos dice que "por
el pacto de retroventa el vendedor se reserva la facultad de...", redacción ésta que
nos está indicando que ello debe hacerse en el momento mismo de la celebración
del contrato y no con posterioridad.
2. - Debe estipularse un precio que el vendedor va a tener que pagar por la cosa
cuando vuelva a comprarla. En caso que nada se diga a este respecto, ese precio
será el mismo de la compraventa.
Las partes tienen una relativa libertad para fijar este plazo, porque ellas pueden
estipular el plazo que deseen siempre que no exceda de 4 años. Encontramos aquí
una situación similar a la que se presenta en el pacto comisorio por incumplimiento de
la obligación de pagar el precio de la compraventa por parte del comprador, en el cual
las partes pueden fijar el plazo de prescripción, siempre que no exceda de 4 años.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
c.- Efectos respecto de terceros: El problema que pudiera presentarse dice relación
con los terceros que pudiera haber obtenido algún derecho sobre la cosa. La ley nos
dice que respecto de los terceros se aplica lo dispuesto en los Arts.1490 y 1491.
(1882).
Pacto de retracto.
Concepto: "Se trata de una venta sujeta a una condición resolutoria que consiste
en que, si dentro de cierto plazo, que no puede pasar de un año, se presenta un
tercero como comprador ofreciendo un mejor precio que el que se estipuló en la
compraventa, se va a producir la resolución de ésta, a menos que el comprador o
su adquirente mejore el precio en los mismos términos".
Una vez producida la resolución en virtud del pacto de retracto, se aplican a éste, las
mismas reglas aplicables al pacto de retroventa.
Dichos pactos accesorios se van a regir por las reglas generales de los contratos.
Sin embargo, hay algunos contratos en que el legislador acepta como vicio la
lesión enorme, siendo uno de ellos el contrato de compraventa de bien es raíces.
(Arts.1888 y 1891).
En este caso lo que existe es una falta de equivalencia entre las prestaciones de las
partes, lo que se traduce en que una de las partes obtiene una utilidad o ventaja
desmedida frente a la otra, sufriendo esta última un perjuicio por la diferencia de
valores.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
La regla del Art.1889, parte de una misma base para el comprador y para el vendedor:
La lesión resulta de la comparación del verdadero precio de la cosa con el precio que
efectivamente se paga por ella.
El Art.1889 inc.2, dice que el justo precio se refiere al tiempo del contrato, siendo
así, en el evento que se celebre un contrato de promesa de celebrar un contrato de
compraventa, el justo precio se mira al momento de la comp raventa y no al de la
promesa.
No toda compraventa puede rescindirse por lesión enorme, sino que solamente la de
Inmuebles, quedando así nuevamente el trato más preferente y resguardado que el
legislador da a los inmuebles por sobre los muebles.
El que la lesión enorme se admita sólo sobre los inmuebles tiene además como razón,
la de que los muebles cambian de valor con mayor facilidad. Pero tratándose de
Inmuebles, hay que tener presente que la lesión enorme no se aplica a la venta de
éstos cuando ella se hace por el Ministerio de la Justicia (art.1891). La razón es
que en esas ventas hay una intervención del poder judicial y además porque el precio
se determina en pública subasta, con lo cual se excluye toda posi bilidad de lesión o
abuso por parte del comprador.
La parte que sufre los efectos de la lesión, sólo puede accionar en contra de la
contraparte pidiendo la rescisión de la venta. Es decir, que se deje sin efecto y que
se proceda a las restituciones mutuas como ocurre para el caso de la nulidad.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Declarada la rescisión de la venta por lesión enorme por sentencia judicial, la parte a
quien le es imputable la lesión (culpable), tiene un derecho opcional:
b.- Aceptar la rescisión enorme con todas sus consecuencias. Es decir, se allana a
ella, quedando así extinguido y sin efecto el contrato de compraventa. Lo que
significa que se produjo la rescisión del mismo. Pero esta rescisión no es en
realidad una nulidad, sin embargo produce sus mismos efectos, presentándose las
siguientes diferencias:
Los derechos reales con que el comprador haya gravado la cosa antes de
la rescisión, no caducan de pleno derecho por la sola declaración de
rescisión, sino que el comprador va a tener que cancelar esos gravámenes
para devolver la cosa sin ellos al vendedor (art.1895).
Contrato de permuta.
Por el contrato de Permuta, las partes se obligan mutuamente a dar una especie o
cuerpo cierto por otro (art.1897).
2. - Del Art.1899, se desprende que pueden permutarse las cosas que pueden
venderse.
---------------------- O ------------------------
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
EL CONTRATO DE ARRENDAMIENTO.
1)- Es un contrato consensual, porque basta que las partes se pongan de acuerdo
respecto a sus elementos esenciales para que se formalice y surjan las obligaciones
que de él derivan. Sin embargo, es de gran importancia su escrituración porque:
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
En el ejercicio de la autonomía de la voluntad, las partes son libres para convenir las
solemnidades que estimen convenientes, y dar al contrato el carácter de solemne .
Si se convino escritura pública, su no otorgamiento da derecho para retractarse del
contrato hasta antes del otorgamiento de la misma o hasta antes de la entrega de la
cosa arrendada. Art.1921. Si intervienen arras se observaran las mismas reglas que en
el contrato de compraventa.
2)- Es un contrato bilateral, por ende las obligaciones que de él nacen ligan a ambas
partes recíprocamente. El arrendador debe proporcionar el goce de la cosa, realizar
la ejecución de la obra o la prestación de un servicio, y el arrendatario debe pagar
por este goce, obra o servicio un precio determinado. Al ser bilateral tiene
importancia la condición resolutoria tácita en virtud de la cual si uno de los
contratantes deja de cumplir lo pactado, el diligente podrá solicitar la terminación o
el cumplimiento del contrato, con indemnización de perjuicios.
4)- Es un contrato oneroso, que tiene por objeto la utilidad de ambos contratantes,
gravándose cada uno en beneficio del otro, siendo normalmente las prestaciones de
carácter conmutativo y equivalentes. No existe la lesión enorme en caso de que se
pague una renta muy superior al valor de la misma, sin embargo, es posible aplicar
las normas sobre lesión establecidas en el art.1544 en materia de cláusula penal,
precepto que dispone en su inc.1º que cuando por el pacto principal una de las
partes se obligó a pagar una cantidad determinada, como equivalente a lo que por la
otra debe prestarse, y la pena consiste asimismo en el pago de una cantidad
determinada, podrá pedirse que se rebaje de la segunda todo lo que exceda el duplo
de la primera, incluyéndose ésta en él.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
6)- Es un contrato entre vivos, porque está destinado a producir sus efectos en vida
de sus autores, y sus obligaciones son transmisibles, por lo que continúan
produciéndose sus efectos aun después de la muerte de cualquiera de la s partes, lo
que ha confirmado reiteradamente la doctrina y la jurisprudencia. Ello. Obviamente
cuando se trata del contrato de arrendamiento de cosas, pero no ocurre lo mismo,
según veremos, en el arrendamiento de servicios y, a veces, en la ejecución de una
obra.
7)- Es un contrato principal, porque subsiste por sí mismo, sin requerir de otra
convención, sin perjuicio de que se acostumbra a garantizar las obligaciones del
arrendatario para asegurar el pago de la renta o las indemnizaciones que procedan,
siendo esta cauciones naturalmente accesorias.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
6. El arrendatario se hace dueño de los frutos en virtud del contr ato, mientras el
usufructuario los adquiere por su derecho real en cosa ajena .
1. El consentimiento:
Es el acuerdo de voluntades recaído en la naturaleza del contrato, el precio y la cosa.
El arrendamiento de cosas es consensual. Se perfecciona por el solo acuerdo en la
cosa y el precio. No es necesario un documento que lo respalde, pero el instrumento
es importante por tratarse de una formalidad probatoria que facilita la prueba. La
jurisprudencia, por lo general, no admite la testimonial en juicios de arrendamiento
cuando no existe una prueba escrita o un principio de ésta. También puede ser
conveniente celebrarlo por escritura pública e inscribirlo en el Conservador de Bienes
Raíces entre los títulos que pueden inscribirse. De esta manera las partes pueden
disponer de un título ejecutivo para solicitar compulsivamente el cumplimiento de las
mutuas obligaciones y, además, en caso de enajenarse la cosa arrendada, el
adquirente queda obligado a respetar el arriendo, e incluso debe ser respetado por los
acreedores hipotecarios cuando el contrato se encuentra inscrito con antelación a la
inscripción hipotecaria, por disponerlo así el art.1962.
Los intermediarios no tienen facultades de administración sino que tan sólo contactan
a las partes interesadas en el negocio o contrato, siendo sus voluntades las que
perfeccionan el contrato.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
B)- Por su parte el 1761 señala que la mujer administradora no podrá dar en
arriendo los inmuebles sociales o ceder su tenencia, y el marido o sus
herederos estarán obligados al cumplimiento de los pactado por un
espacio de tiempo que no pase de los limites señalados en el inc.4º del
art.1749. Este arrendamiento o cesión, sin embargo, podrá durar más tiempo,
si la mujer para estipularlo así, hubiere sido especialmente autorizada por la
justicia, previa información de utilidad.
Existe una disposición análoga en cuanto a los plazos, para los guardadores que dan
en arriendo bienes raíces de las personas a su cargo, en el art.407, norma que
también se aplica a la administración de los bienes de los hijos de familia, por expresa
disposición del art.254. Fuera de la limitación indicada, en todo caso que el arriendo
tiene un tope natural, cual es que no podrá extenderse por más números de años que
los que falten al pupilo para cumplir 18 años.
2. La cosa arrendada.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Debe reunir los requisitos generales del objeto de toda declaración de voluntad :
ser licito, determinado, existir o esperar que exista, y no debe ser consumible dada la
naturaleza del contrato.
El art.1916 del CC nos indica la regla general en esta materia, al disponer que son
susceptibles de arrendamiento todas las cosas corporales e incorporales, que
pueden usarse sin consumirse, excepto aquellas que la ley prohíbe arrendar, y
los derechos estrictamente personales, como los de habitación y uso .
Debe ser real, serio y determinado. La cantidad pactada puede ser incierta con tal
que en el contrato se fijen normas o se contengan datos que sirvan para determinarlo.
El precio puede consistir en dinero y también en frutos naturales de la cosa
arrendada. Si el pago es con frutos, puede fijarse una cantidad determinada o una
cuota o parte alícuota de cada cosecha. Esta última forma de pago recibe el nombre de
aparcería, siendo común en el arrendamiento de predios rústicos.
De conformidad al art.4º del CC las disposiciones contenidas en el título XXVI del libro
IV del CC, se aplicarán en todo lo no previsto en disposiciones especiales contenidas
en leyes, decretos leyes, decretos con fuerza de ley sobre estas materias.
El arrendatario paga un precio por el goce temporal de la cosa, por lo que debe
entregarse en el estado de servir para el fin para el que fue arrendada . Si la cosa
presenta vicios el arrendador debe responder de la siguiente manera:
A) Si el mal estado o la mala calidad impidiere hacer el uso para que ha sido
arrendada, el arrendatario puede pedir el término del contrato en conformidad a
lo que dispone el art.1932.
Hoy día nos parece que, frente a la dificultad de encontrar una habitación y al hecho
de que la hospitalidad de la familia ya no existe, sería justo que el arrendador
respondiera por el lucro cesante.
No basta con que la cosa arrendada sea al principio apta, sino que el arrendador debe
procurar al arrendatario el goce de la cosa prolongado en el tiempo, hasta el término
del arriendo. Art.1927.
En razón de esta obligación, tiene a su cargo las reparaciones que sean del caso, a
excepción de las locativas, que corresponden al arrendatario , a menos que los
deterioros de las locativas provengan de caso fortuito o mala calidad de la cosa
arrendada. Art.1927 inc.2º. En todo caso las partes pueden alterar esta s reglas, pues
son de la naturaleza del contrato.
2. Las mejoras voluptuarias, definidas en el art.911 inc.2º, son aquellas que solo
consisten en objetos de lujo y recreo, como jardines. Miradores, fuentes, cascadas
artificiales, y generalmente aquellas que no aumentan en valor venal de la cosa, en
el mercado general, o sólo lo aumentan en una proporción insignificante. Estas
mejoras en el contrato de arrendamiento jamás se indemnizan. El arrendatario podrá
llevárselas en conformidad a las reglas generales.
El goce que proporciona el arrendador de la cosa debe ser tranquilo y pac ífico, por eso
se exige por la ley que el arrendador garantice al arrendatario que lo librará de
toda perturbación de que sea víctima por parte de terceros y, por supuesto, debe
abstenerse él mismo de perturbar al arrendatario. Existe, entonces, una doble
obligación:
de una parte de la cosa arrendada, pero tendrá derecho a que se le rebaje entre
tanto el precio o renta, a proporción de la parte que fuere .
Y si estas reparaciones recaen sobre tan grande parte de la cosa, que el resto no
aparezca suficiente para el objeto con que se tomó el arriendo, podrá el arrendatario
dar por terminado el arrendamiento.
A.- Si las reparaciones proviene de una causa que ya existía al tiempo del
contrato, desconocida del arrendatario, pero que el arrendador conoció o
era tal que tuviere antecedentes para temerla o por su profesión debiese
conocerla. Art.1928 inc.4º.
A.- Son de hecho aquellas que importan ejecución de actos materiales que no
implican pretensiones de derecho. Estas no imponen al arrendador ninguna
responsabilidad, art.1930 inc.1º, y es el arrendatario el que deberá preocuparse de
perseguir la responsabilidad y obtener la reparación del daño.
B.- Las turbaciones de derecho, en cambio, impli can que hay un tercero que
pretende tener un derecho sobre la cosa arrendada, por ejemplo, reclama un
usufructo o servidumbre, o bien deduce una acción reivindicatoria para reclamar el
todo o parte de la cosa. Como se ve afectado el derecho del arrendador, este
debe necesariamente intervenir. En conformidad al art.1931, esta acción debe
dirigirse en contra del arrendador, y el arrendatario tiene la obligación de notificarle
a éste toda turbación o molestia, y si la omitiera o dilatare culpablemente, abonará
los perjuicios que de ello se sigan al arrendador. Art.1931 inc.2º.
Esta obligación del arrendatario está en relación con el art.896 cuando, en un juicio
reivindicatorio, el mero tenedor de la cosa debe declara el nombre y residencia de la
persona a cuyo nombre la tiene. En realidad, se trata de la evicción aplicada al
contrato de arrendamiento.
arrendador al tiempo del contrato, pero no lo fue del arrendatario, o siendo conocida
de éste intervino estipulación especial de saneamiento respecto de ella. Si la causa
del referido derecho no era no debía ser conocida del arrendador al tiempo del
contrato, no será obligado el arrendador a abonar el lucro cesante. Art.1930 Incs.4º
y 5º.
Se le concede este derecho para seguridad del pago del precio o renta y de las
indemnizaciones que el arrendatario adeude. En consecuencia, puede hacer uso de
este derecho, en los siguientes casos:
El art.1942 dispone que el arrendatario es obligado al pago del precio o renta. Podrá el
arrendador, para seguridad de este pago, y de las indemnizaciones a que tenga
derecho, retener todos los frutos existentes de l a cosa arrendada, y todos los
objetos con que el arrendatario la haya amoblado, guarnecido o provisto y que le
pertenecieren, y se entenderá que le pertenecen a menos de prueba contraria.
Por su parte el art.598 del CPC otorga un derecho especial al arrendador en caso
de que se pretenda burlar el derecho de retención, a través del cual, podrá
solicitar el auxilio de cualquier funcionario de policía para impedir que los
objetos sobre los cuales puede recaer la retención sean extraídos de la propiedad
arrendada.
Este derecho de retención puede ser solicitado por el arrendador en cualquier tiempo,
incluso después de dictada sentencia definitiva y, por supuesto antes del lanzamiento
o en el momento de cumplirse éste. Su tramitación es incidental y por cuerda
separada.
1. El pago de la renta.
El art. 1942 señala en su inc.1º que el arrendatario es obligado al pago del precio o
renta. Según señalamos, la fijación del precio se sujeta a las mismas reglas que el
contrato de compraventa. No hay contrato si las partes no llegan a un acuerdo en el
precio. Sin embargo, puede ocurrir que exista disputa en cuanto al monto o canon del
arriendo después de que se haya efectuado la entrega de la cosa arrendada ; en este
caso, se estará al precio que fijen peritos, y los costos de este peritaje se dividirán
entre el arrendador y el arrendatario por partes iguales. Art.1943.
Sin perjuicio de lo anterior, recordemos que la ley 18.101, ante un contrato verbal,
presume que la renta es la que declara el arrendatario, debiendo el arrendador
desvirtuarlo si ella no corresponde a la realidad.
103
Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Sin embargo, el art.1945 dispone que podrá eximirse de este pago proporcionando
bajo se responsabilidad persona idónea que lo sustituya por el tiempo que falta , y
prestando al efecto fianza u otra seguridad competente. Este es un caso de
subrogación personal, que importaría una suerte de novación por cambio de deudor.
También podría asimilarse a una cesión de contrato, pero con la particularidad que
habría una obligación legal de caucionar la responsabilidad de un tercero, esto es, el
cesionario.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
La cesión y subarriendo.
Son reparaciones locativas las que tienen por objeto subsanar aquellos que son
una consecuencia normal del goce que el arrendatario tiene sobre la cosa , y por
supuesto, corresponde solventarlas al arrendatario determinándose por la costumbre
del lugar. Arts.1927 y 1940.
El goce del arrendatario es esencialmente temporal, y por tanto, éste debe restituir
la cosa al término del arriendo. Así lo dispone el art.1947 al señalar que el
arrendatario es obligado a restituir la cosa al fin del arrendamiento.
Con motivo del arrendamiento, pueden producirse perjuicios al arrendatario, los que
dan origen a indemnizaciones. Para seguridad del pago de dichas indemnizaciones , la
ley otorga al arrendatario el derecho legal de retención sobre la cosa arrendada ,
mientras no se le pague lo que se le debe, o se le asegure debidamente el pago.
Este derecho fue invocado reiteradamente durante la vigencia del DL 964 por el límite
legal de renta. Las partes, en muchos casos, se excedían del límite legal pactando
rentas superiores a la permitidas y, cuando el arrendador demandaba reconvenciones
de pago por rentas impagas, el arrendatario se excepcionaba interponiendo “la
compensación” por rentas pagadas en exceso, solicitando además la retención del
inmueble arrendado.
Instituciones de importancia.
1. La tácita reconducción.
Los arrendamientos celebrados por tutores o curadores, por el padre o madre de familiar como
administradores de los bienes del hijo, o por el marido o la mujer como administradores de los
bienes sociales y del otro cónyuge, si exceden los plazos de duración dispuestos por la ley,
son inoponibles para el representado, y se podrá solicitar el término del mismo y la restitución
de la cosa arrendada. (Arts.1969, 407, 1749, 1756 y 1761 del CC).
Según el art.1964 del CC, la cláusula de no enajenar la cosa arrendada no produce efecto
alguno. El pacto de no enajenar la cosa arrendada, aunque tenga cláusula de nulidad de la
enajenación, no dará derecho al arrendatario sino para permanecer en el arriendo, hasta su
terminación natural. Resulta claro y congruente que admitir este tipo de cláusulas permitiría
llevar a cabo actos simulados, fraude a los acreedores y sería contrario a toda libertad contractual
del Código que, además busca la mayor transparencia y facilidad a la libre circulación de los
bienes.
También cabe señalar que esta cláusula, por lo general, sólo se admite doctrinariamente cuando
no afecta derechos de terceros y tienen una duración limitada en el tiempo. El legislador la
permite en la donación, en razón de su gratuidad; en el usufructo porque no limita la facultad de
disposición del nudo propietario, sino del usufructuario, quien sólo tiene un derecho real en cosa
ajena sujeto a un plazo extintivo; y en el fideicomiso, que es propiamente el dominio con todas
sus facultades, pero sujeto a pasar a otro por el evento de la condición resolutoria ordinaria
cumplida. Así, el propietario fiduciario tendría limitada temporalmente su facultad de disposición
porque, o bien deberá entregar la propiedad a otro en el caso de cumplirse la condición, o bien se
consolidará su dominio, si ésta se encuentra fallida. En este último caso, el modo, expresado en
la cláusula de no enajenar, caduca.
La resolución judicial que decreta el embargo de la cosa arrendada no pone fin al arriendo. El
art.1965 del CC así lo dispone al decir que si por el acreedor o acreedores del arrendador se
trabare ejecución y embargo en la cosa arrendada, subsistirá el arriendo, y se sustituirán el
acreedor o acreedores en los derechos y obligaciones del arrendador.
Si se adjudicare la cosa el acreedor o acreedores, tendrá lugar lo dispuesto en el art.1962 del CC.
De este modo, si la cosa embargada lo ha sido a instancia de un acreedor hipotecario que se la
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
El contrato de arrendamiento, al igual que la inmensa mayoría de los actos jurídicos puede
celebrarse personalmente o a través de mandatarios o representantes legales. Es
interesante destacar que, tratándose de representaciones legales si la cosa arrendada es una
propiedad raíz, la ley ha restringido las facultades del administrador, en relación a este contrato.
En efecto, de conformidad a las normas que regulan las tutelas y curatelas, por las cuales
también se rige la patria potestad por disponerlo así el art.256 del CC, existen limitaciones en
cuanto a la duración de este contrato. el art.407 del CC dispone que no podrá el tutor o curador
dar en arriendo ninguna parte de los predios rústicos del pupilo por más de ocho años, ni
de los urbanos por más de cinco, ni por más número de años que los que falten al pupilo
para llegar a los 18 años.
El art.1950 del CC señala que el arrendamiento de cosas expira de los mismos modos que los
otros contratos, y especialmente:
3. Por la extinción del derecho del arrendador, según las reglas que más adelante se
expresarán.
4. Por sentencia del juez en los casos que la ley ha previsto.
Para que la destrucción ponga término al contrato de arrendamiento, ésta debe ser total,
quedando liberado el arrendatario de pagar el precio, pues su obligación deja de tener causa y
objeto. Si la destrucción se debe a hecho o culpa del arrendatario o de las personas que éste
llama al goce de la cosa, también se extingue el contrato, pero se debe indemnizar perjuicios. Si
la destrucción no es total el juez decidirá atendidas las circunstancias, si debe tener lugar la
terminación del arrendamiento, o concederse una rebaja del precio o renta (art. 1932, inc. 2º del
CC).
En tales casos, la llegada del término pone fin automáticamente o “ipso jure” al contrato, sin
que sea menester un aviso previo o una declaración de voluntad de las partes, según lo dispone
el artículo 1954 del C. Civil. Sin embargo, en conformidad a las normas contenidas en la Ley Nº
18.101, artículo 3º y 4º, hoy en día toda restitución de un bien raíz urbano necesariamente
debe hacerse por la vía judicial, es decir, habrá que notificar el término del contrato y
conjuntamente pedir la devolución del inmueble arrendado.
Como dice Meza Barros, el desahucio es el aviso anticipado que una de las partes da a la
otra de su voluntad de poner fin al contrato. Es un acto unilateral que puede ser judicial o
extrajudicial (art. 588 CPC). El extrajudicial puede ser verbal o escrito. Actualmente el desahucio
extrajudicial que emana del arrendador sólo tiene cabida tratándose de cosas muebles.
El desahucio de los bienes raíces por iniciativa del arrendador es siempre judicial y se
practica por intermedio de los tribunales de justicia a través de la correspondiente
notificación. El art. 588 del CPC dispone que el desahucio judicial se efectuará notificando al
arrendador o arrendatario el decreto con que el juez manda poner de uno o de otro la noticia
anticipada a que se refiere el art. 1951 del CC.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Si se arrienda a tanto por día, semana, mes, el desahucio será respectivamente con una
antelación de una día, de una semana, de un mes (1951, inc.2º del CC). El desahucio
empezará a correr al mismo tiempo que el próximo período (1951, inc.3º del mismo Código). Si el
arrendamiento es de casas, almacenes u otros edificios, el artículo 1976 del CC dispone
que el desahucio debe darse con una anticipación de un período entero de los designados
por la convención o la ley para el pago de la renta. Si se trata de predios rústicos el Código
Civil regula la antelación del desahucio en el art.1985, señalando que no habiendo tiempo fijo
para la duración del arriendo, deberá darse el desahucio con anticipación de un año, para
hacerlo cesar. El año se entenderá del modo siguiente:
El día del año en que principió la entrega del fundo al colono, se mirará como el día inicial de
todos los años sucesivos, y el año de anticipación se contará desde ese día inicial, aunque el
desahucio se haya dado algún tiempo antes.
Si se extingue el derecho del arrendador se pone fin al contrato, ya que el arrendador se coloca
en la imposibilidad de satisfacer una de sus obligaciones principales, cual es proporcionar al
arrendatario el goce de la cosa arrendada. Las causas que hace expirar el derecho del
arrendador pueden ser varias, y tener lugar con ocasión de una fuerza mayor o caso fortuito, o
bien, por hecho o culpa del arrendador, lo que tiene importancia para determinar la posible
indemnización de perjuicios.
El legislador distingue entre la buena y la mala fe del arrendador, señalando que sólo indemniza
el de mala fe; es decir, aquel arrendador que sabe incierta la duración de su derecho, por
ejemplo aquel que conoce la existencia de un fideicomiso o una condición resolutoria que lo
afecta. El art.1959 del CC prescribe que cuando el arrendador ha contratado en una calidad
particular que hace incierta la duración de su derecho, como la de usufructuario, o la de
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
propietario fiduciario, y en todos los casos en que su derecho esté sujeto a una condición
resolutoria, no habrá lugar a la indemnización de perjuicios por la cesación del arriendo en virtud
de la resolución del derecho. Pero si teniendo una calidad de esa especie, hubiere arrendado
como propietario absoluto, será obligado a indemnizar al arrendatario, salvo que éste haya
contratado a sabiendas de que el arrendador no era propietario absoluto.
El art.1960 del CC se pone en el caso de que la causa de expiración del derecho del arrendador
sea una expropiación. En este caso, para que el contrato expire, la expropiación debe ser
total; la parcial sólo autoriza al arrendatario para pedir la terminación del contrato cuando sea de
presumir que sin la parte que falta no habría contratado.
Cuando se expropie el bien arrendado se dará al arrendatario un tiempo para utilizar las
labores principiadas y recoger los frutos pendientes. S i la causa de la expropiación fuere de
tanta urgencia que no dé lugar a ello, o si el arrendamiento se hubiere estipulado por cierto
número de años, todavía pendientes a la fecha de la expropiación, y así constare por escritura
pública, se deberá al arrendatario indemnización de perjuicio por el Estado o la corporación
expropiada (art. 1960 CC).
A.- Todo aquel a quien se transfiere el derecho del arrendador por un título lucrativo.
Título lucrativo es sinónimo de título gratuito, y por ello en este número se comprende
al heredero, al legatario y al donatario.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Además, si fuera de un modo diferente, en la práctica se podría prestar para burlar los
derechos de terceros.
B.- Todo aquel a quien se transfiere el derecho del arrendador, a título oneroso, si el
arrendamiento ha sido contraído por escritura pública, exceptuados los acreedores
hipotecarios” (Ver DFL Nº 252, texto refundido y sistematizado de la Ley General de
Bancos, publicado en el DO del 4 de abril de 1960, art. 101).
A.- La sentencia judicial de término de contrato, (art.1950 Nº 4 del CC). Esta forma de
terminación tendrá lugar cuando arrendador o arrendatario reclamen el término del mismo, por
incumplimiento de cualquiera de las obligaciones contraídas.
B.- La insolvencia del arrendatario, conforme lo señala el art.1968 del CC y sólo cuando los
acreedores no se sustituyan al arrendatario, prestando fianza a satisfacción del arrendador, el
arrendador tiene el derecho a da por concluido el arrendamiento, y tiene acción de perjuicios
contra el arrendatario de conformidad a las reglas generales.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Esta disposición señala en su inc.1º que la insolvencia declarada del arrendatario, no pone
necesariamente fin al arriendo.
Es un hecho que la quiebra por sí no pone fin al arrendamiento de cosas, porque precisamente
la “insolvencia declarada” a que se refiere el Código es la quiebra.
C.- Casos en que deban hacerse reparaciones en la cosa arrendada que impidan el goce
de ella en todo o en parte, según lo establece el art.1928 del CC, sin perjuicio de los
derechos del arrendatario consagrados en el art.1962 del mismo cuerpo legal.
Si por culpa del arrendatario se pone término al contrato éste deberá indemnización de perjuicios
al arrendador, y especialmente estará obligado al pago de la renta por todo el tiempo que falte
para el término del contrato, o hasta el día en que desahuciando hubiera podido hacer cesar el
arriendo.
Sin embargo, podrá eximirse de este pago proponiendo persona idónea que le sustituya por
el tiempo que falta, y prestando al efecto fianza u otra seguridad competente (art.1945 CC).
Si el arrendatario restituye anticipadamente la cosa, deberá pagar la renta hasta el fin del
contrato. El art.1955 CC establece que cuando el arrendamiento debe cesar en virtud del
desahucio de cualquiera de las partes, o por haberse fijado su duración en el contrato, el
arrendatario estará obligado a pagar la renta de los días que falten para que cese, aunque
voluntariamente restituya la cosa antes del último día.
El arrendamiento de bienes raíces urbanos está sometido a las normas generales del
arrendamiento de cosas y a las especiales que se consignan en el párrafo 5 del Título XXVI,
denominado “Reglas particulares relativas al arrendamiento de casas, almacenes u otros
edificios”.
Rige además la Ley Nº 18.101, publicada en el Diario Oficial el 9 de mayo de 1982, que derogó el
DL Nº 964, de 12 de abril de 1975, y que consta de 5 Títulos y dos artículos de disposiciones
transitorias que analizaremos. El Título I trata del ámbito de aplicación de la ley; el II el desahucio
y restitución, el III de la Competencia y del Procedimiento; el IV de Disposiciones Generales; y el
V de Disposiciones Varias. Al contrato de arrendamiento propiamente tal le son aplicables los
arts. 1915 y siguientes del CC, en lo no reglado por la ley Nº 18.101, por aplicación del principio
de supletoriedad contenido en el art. 4º del CC.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Se exceptúan de la aplicación de esta ley, por disponerlo así su art.2º, los siguientes bienes
raíces:
Predios de una cabida superior a una hectárea que tengan aptitud agrícola, ganadera o
forestal o que estén destinados a este tipo de explotación;
Inmuebles fiscales;
No obstante, los juicios que se originen en relación con los contratos que se refieren a viviendas
temporales y estacionamientos se substanciarán de acuerdo al procedimiento establecido en el
Título III de la ley en comento.
El art.12 del CC establece que pueden renunciarse los derechos conferidos por las leyes, con tal
que sólo miren el interés individual del renunciante, y que no esté prohibida su renuncia.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
El retiro del depósito por el arrendador no significará renuncia a sus derechos ni producirá los
efectos previstos en el inciso tercero del art.1956 del CC, esto es la tácita reconducción. Esta es
una forma especial y excepcional de extinguir las obligaciones dentro del pago por consignación.
Además, tratándose de rentas de arrendamiento periódicas se aplica el art.1601 inc.5º del CC,
que dispone que cuando se trata del pago periódico de sumas de dinero provenientes de una
misma obligación, las cuotas siguientes a la que se haya consignado se depositará en la cuenta
bancaria del tribunal sin necesidad de nuevas ofertas. En materia de arriendo, las rentas se
depositarán en Tesorería, como lo establece la ley Nº 18.101, y no será necesaria la oferta de las
siguientes a la que ya se haya consignado.
No obstante que la ley facilita al arrendatario el pago, en la forma señalada, no podemos olvidar
que de todas maneras subsiste el problema de calificar la suficiencia del pago, lo que
normalmente hará el arrendador a través del procedimiento correspondiente.
Plazos de desahucio.
Esta ley derogó la renta máxima legal contemplada en DL Nº 964 de 1975, que era el 11% del
avalúo fiscal. La actual normativa que regula el arrendamiento de predios urbanos no contiene
ninguna limitación al monto de la renta, pudiendo las partes convenirla libremente. Sin embargo,
en virtud de lo dispuesto en el art. 2º transitorio de la ley Nº 18.101, que reproduce las
limitaciones contenidas en el DL Nº 964, todos los contratos que se celebraron durante los 4 años
subsiguientes al 29 de enero de 1982, quedaron sujetos a esas restricciones. Y al igual que
anteriormente, modificado los avalúos, automáticamente se modifica la renta. Los gastos
comunes y servicios de suministros no se comprenden en la renta. Ello sin perjuicio de que
subsisten contratos por el DL Nº 964, respecto de los cuales, si procede, se aplica el sistema de
la renta máxima legal.
La renta anual máxima no podrá exceder el 11% del avalúo fiscal para el pago del
impuesto territorial.
Si se modificaren los avalúos vigentes para el pago de dicho tributo, la renta de arrendamiento
se reajustará automáticamente en la misma proporción en que se hubieren modificado los
avalúos respectivos, pudiendo el arrendador cobrar hasta dicha renta sin necesidad de
convención modificatoria especial (art.2º transitorio de la ley Nº 18.101).
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Todas las convenciones o pagos que contravengan las normas anteriormente señaladas
son nulas absolutamente y el arrendador será obligado a restituir lo percibido, con el
interés corriente, desde la fecha de su percepción (art.2º transitorio, Nº 8, ley Nº 18.101).
El propietario que haya adquirido un bien raíz por intermedio del Sistema Nacional de Ahorro y
Préstamo o a través de cualquier institución o entidad que financie la compra de bienes raíces
mediante la concesión de mutuos hipotecarios reembolsables periódicamente, que no posea
otro dentro del mismo departamento, tendrá derecho a percibir por tales inmuebles una
renta igual al dividendo que pague a la respectiva asociación u organismo (art.2º
transitorio Nº 10, ley Nº 18.101).
La renta no comprende los gastos por los servicios de calefacción, agua potable, agua
caliente, gas, energía eléctrica, ni los gastos por servicios comunes de que goce el
arrendatario, incluyéndose en ellos los correspondientes a la administración de los
bienes comunes.
Si el arrendador hubiere percibido sumas superiores por los gastos y servicios a que se refiere
este número, devolverá el exceso al arrendatario, con más interés corriente desde la fecha de
su percepción y el reajuste que proceda de acuerdo con el alza experimentada por el Índice de
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Existen ciertas viviendas excluidas de las limitaciones al monto de la renta de arrendamiento del
art.2º transitorio de la ley Nº 18.101:
1. Las edificaciones cuyo certificado de recepción final se haya otorgado por la Municipalidad
respectiva con posterioridad al 12 de abril de 1975;
2. Los construidos conforme al DFL Nº 2, de 1959, o a la ley Nº 9.135;
3. Todas las viviendas cuyos avalúos, para los efectos del pago del impuesto territorial, sean
superiores a cuatrocientas seis unidades de fomento;
4. Los destinados a locales comerciales o industriales, oficinas, teatros y cines, y en general, a
actividades lucrativas.
Al contrato de arrendamiento de predios rústicos se le aplican las normas del Código Civil
contenidas en el Título XXVI, párrafo 6, en su calidad de supletorias al DL 993 del 24 de Abril de
1975, modificado por el DL. Nº 2.567, del 22 de mayo de 1979.
El DL Nº 993 derogó el DFL Nº 9, del 26 de enero de 1968, cuerpo legal que regulaba el
arrendamiento de predios rústicos.
o aparcerías (art.1º del DL 993 y art. 1º del DFL Nº 9; el artículo 12 del DL 993 señaló que debe
entenderse por mediería a aparcería).
Para estos efectos se entenderá por predios rústicos el definido como tal en la Ley 16.640, esto
es, todo inmueble susceptible de uso agrícola, ganadero o forestal, esté comprendido en
zonas rurales o urbanas (art.1º, Título preliminar).
Además, su articulado único transitorio dispuso que los contratos de arrendamiento, de mediería
o de cualquiera otra forma de explotación por terceros vigilantes a la fecha de publicación del
presente decreto ley, continuarán rigiéndose por las disposiciones del DFL Nº 9, de 26 de enero
de 1968, o por las disposiciones anteriores al mismo, según el caso, salvo en lo que dice relación
con los derechos eventuales de prórroga del contrato y de compra preferencial del predio por
parte del arrendatario, los que se entenderán extinguidos.
La renta en el DL Nº 993
Sin embargo, el DL 993 en su art.11, dispone que la mora en el pago de la renta dará derecho
al arrendador, después de dos reconvenciones, entre las cuales medien treinta días, para
cesar inmediatamente el arriendo, si el arrendatario no presta seguridad competente que se
verificará el pago dentro de un plazo razonable que no bajará de 30 días.
Cuando se ejercite ante la justicia ordinaria la acción aludida en el inciso precedente, la segunda
de las reconvenciones se practicará en la audiencia de contestación de la demanda, la que se
celebrará el 31º día hábil siguiente a la última notificación.
El DL 993 no establece un término mínimo de duración. El contrato tendrá la duración que las
partes hayan acordado, y en defecto de estipulación, el tiempo podrá ser determinado por el
servicio especial a que se destine la cosa o por la costumbre.
El art.3º del DL 993, establece una incapacidad especial para celebrar este contrato, la que
constituye una prohibición en atención a la seguridad nacional. En efecto, la citada disposición
prescribe que en las zonas fronterizas, no podrán celebrarse los contratos a que se refiere
el presente decreto ley, con personas naturales o jurídicas extranjeras. Esta disposición
constituye una excepción al art.57 del CC, relativo a la igualdad de las personas, que señala que
la ley no reconoce diferencias entre el chileno y el extranjero en cuanto a la adquisición y goce
de los derechos civiles que regla este Código. El art.6º del DL 993 también contenía una serie de
limitantes, disposición que fue derogada por el DL 2.567, de 22 de marzo de 1979, del Ministerio
de Agricultura, publicado en el Diario Oficial de 5 de abril de 1979.
Por tratarse de un contrato bilateral, este negocio jurídico crea derechos y obligaciones
recíprocas para las partes que lo celebran.
1. Pagar la renta. Al igual que en todo contrato de arrendamiento, el colono o parcelero debe
pagar la renta convenida. Pero, como es frecuente que se arriende con el fin de trabajar la
tierra y obtener una cosecha y con su comercialización para el arriendo, el legislador ha
dispuesto en el art.1983 del CC que el colono no tiene derecho para pedir rebaja del precio o
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
renta, alegando casos fortuitos extraordinarios, que han deteriorado o destruido la cosecha. La
razón es absolutamente obvia ya que la suerte del arrendador no puede quedar ligada a los
éxitos o fracasos del negocio emprendido por el arrendatario.
2. El cuidado de la cosa arrendada, inserto en toda la gran teoría del deber de cuidado que
informa nuestro ordenamiento, consiste en que el arrendatario debe cuidar el predio como
buen padre de familia, y si así no lo hiciere, el arrendador tiene derecho, para atajar el mal uso
o el deterioro del fundo, de exigir al efecto fianza u otra seguridad competente, y aún, hacer
cesar inmediatamente el arriendo, en casos graves (art.1979 CC).
El caso grave tendrá que calificarlo el juez de la causa, siendo una circunstancia de hecho.
El art.8º del DL 993 agrega que el arrendatario estará obligado a dar cumplimiento a todas las
obligaciones contractuales, legales o reglamentarias sobre protección y conservación de los
recursos naturales existentes dentro del predio objeto del contrato y de todos aquellos que
sirvan para su explotación. Esta norma es de gran importancia, destacándose en ella la
preocupación que el legislador tiene por la ecología, lo que no es extraño a nuestra normativa
civil. Además, el art.9º, del mismo cuerpo legal, le da la facultad al arrendador para solicitar la
terminación anticipada del contrato cuando el arrendatario infringiere esta norma.
Por su parte, el art.1982 del CC vela también por el derecho del arrendador al disponer que el
colono cuidará que no se usurpe ninguna parte del terreno arrendado, y será responsable de
su omisión en avisar al arrendador, siempre que le hayan sido conocidos la extensión y
linderos de la heredad. Esta norma atribuye responsabilidad al arrendatario por la omisión,
consistente en no noticiar al arrendador de la usurpación del predio.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
objeto del contrato o ceder su derecho, o la tenencia total o parcial de los terrenos o introducir
mejoras en el predio sin la autorización previa y por escrito del propietario.
Si el arrendatario infringiere esta prohibición del art. 7º del DL 993, el arrendador estará
expresamente facultado para solicitar la terminación anticipada del contrato, de conformidad a lo
dispuesto en el artículo 9º del mismo cuerpo legal.
El legislador no hace sino aplicar el art.1489 del CC esto es, la condición resolutoria tácita, ante
un incumplimiento en un contrato bilateral.
El legislador del año 1855 manifestó ya su preocupación por la mantención de los árboles y
bosques, no siéndole ajena la problemática ecológica que hoy se plantea como novedad. Es por
ello que, al tratar las obligaciones del arrendatario, dispone en el art.1980 del CC que el colono es
particularmente obligado a la conservación de los árboles y bosques, limitando el goce de ellos a
los términos estipulados.
Agrega en el inc.2º que no habiendo estipulación, el colono debe limitarse a usar el bosque en los
objetos que conciernan al cultivo y beneficio del mismo fundo, pero no podrá cortarlo para la
venta de madera, leña o carbón. Por su parte, el art.1981 del mismo cuerpo legal reglamenta que
la facultad que tenga el colono para sembrar o plantar, no incluye la de derribar los árboles para
aprovechar del lugar ocupado por ellos; salvo que así se haya expresado en el contrato. El art.8º
del DL 993, ya señalado, también se preocupa de esta problemática, en términos muy amplios. El
arrendatario estará siempre obligado a dar cumplimiento a todas las obligaciones contractuales,
legales y reglamentarias sobre protección y conservación de los recursos naturales, con respecto
a los existentes dentro del predio objeto del contrato y de todos aquellos que sirvan para su
explotación. El art.9º del DL Nº 993 reafirma la importancia de esta obligación facultando al
arrendador para solicitar la terminación anticipada del contrato cuando el arrendatario infringiere
la misma, en cuyo caso, se deberá acompañar a la demanda el informe técnico en que se funda,
el que deberá ser elaborado por un profesional debidamente inscrito en el Colegio respectivo.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
De acuerdo con el art.1915, el arrendamiento puede tener por objeto “ejecutar una obra”, de ahí
que el contrato de arrendamiento para la ejecución de una obra material se puede definir como
“Aquel en que las partes se obligan mutuamente, la una a ejecutar una obra material y la
otra a pagar por ella un precio determinado”.
Por el contrario si la materia es suministrada por la persona que encargó la obra, el contrato es de
arrendamiento, pero si la materia principal es aportada por el artífice, aun cuando el que
encargó la obra haya aportado también una parte, estamos frente a una venta, y a la
inversa, si la materia principal es aportada por el que encarga la obra sería un
arrendamiento. En conclusión, cuando ambos suministran la materia, el contrato será venta o
arrendamiento, según cuál de ellos suministre lo principal.
Este contrato de arrendamiento se sujeta a las normas generales ya vistas con algunas
particularidades:
La pérdida de la materia recae sobre su dueño, esto es, sobre quien ordenó la obra, pero el
artífice es responsable cuando la materia perece por su culpa o por la de las personas que le
sirven. Art.2000 incs.1º y 2º CC: ”La pérdida de la materia recae sobre su dueño”.
Por consiguiente, la pérdida de la materia suministrada por el que ordenó la obra pertenece a
éste; y no es responsable el artífice sino cuando la materia perece por su culpa o por culpa de las
personas que le sirven”.
Al perecer la obra el artífice pierde su trabajo, aun cuando no sea su culpa o de las
personas que le sirven. En este sentido comparte riesgo con la persona que le encargó la
obra.
El riesgo es íntegramente del que encargó la obra, esto es, pierde los materiales y debe
pagar el precio por el trabajo realizado en los siguientes casos:
* Cuando la obra ha sido reconocida y aprobada;
* Si no ha reconocido la obra estando en mora de reconocerla y aprobarla, y
* Si la cosa perece por vicio de la materia suministrada por el que encargó la obra, salvo
que el vicio sea de aquellos que el artífice por su oficio haya debido conocer, o que
conociéndolo no haya dado aviso oportuno (art.2000, inc.3º CC).
El problema se suscita sólo ante el silencio de las partes, pues si lo han pactado se estará esta
determinación, la que normalmente será un precio fijo por la obra terminada o un precio especial
por cada una de las partes de la obra. El art.1997 del CC señala que si no se ha fijado precio se
presumirá que las partes han convenido en el que ordinariamente se paga por la misma especie
de obra, y a falta de éste por el que se estimare equitativo a juicio de los peritos. Es decir, para
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
que se someta a la decisión de peritos es menester que las partes no hayan acordado un
precio o que frente al silencio de las mismas no sea posible recurrir a normas
consuetudinarias. Nos encontramos entonces, frente a un caso en que la ley se remite a la
costumbre, la que tiene bastante aplicación tratándose de arrendamiento.
Las partes también pueden confiarle a un tercero la fijación del precio. Es por ello que, el art.1998
del CC expresa que si se ha convenido en dar a un tercero la facultad de fijar el precio, y muriere
éste antes de procederse a la ejecución de la obra, será nulo el contrato; si después de haberse
procedido a ejecutar la obra, se fijará el precio por peritos. La hipótesis propuesta se sanciona
con la nulidad, ya que al momento de la muerte no ha existido ni el precio ni la obra, distinta es la
situación si se ha procedido a ejecutar la obra, ya que allí lisa y llanamente determinará el precio
también un tercero, que tenga los conocimientos como para hacer una estimación adecuada.
Siendo fundada la alegación del que encargó la obra, el artífice podrá ser obligado, a elección del
que encargó la obra, a hacerla de nuevo o a la indemnización de perjuicios.
La restitución de los materiales podrá hacerse con otros de igual calidad o en dinero.
2. Si el incumplimiento es del que encargó la obra, debe resarcir al artífice todos los
costos, dándole además lo que valga el trabajo hecho, y lo que hubiera podido ganar en
la obra (art.1999 del CC).
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
1. Manifestación unilateral de voluntad del que encargó la obra, caso en el cual deberá pagar
lo que valga el trabajo hecho. Como debe indemnizar al artífice del total, su desistimiento no
acarrea perjuicio alguno. art.1999, inc.2º del CC. Por consiguiente, el que encargó la obra, aún
en el caso de haberse estipulado un precio único y total por ella, podrá hacerla cesar,
reembolsando al artífice todos los costos, y dándole lo que valga el trabajo hecho y lo que
hubiere podido ganar en la obra.
2. Muerte del artífice. En conformidad al art.2005 del CC, todos los contratos para la
construcción de una obra se resuelven por la muerte del artífice o del empresario; y si hay
trabajos o materiales preparados, que puedan ser útiles para la obra de que se trata, el que la
encargó será obligado a recibirlos y a pagar su valor; lo que corresponda en razón de los
trabajos hechos se calculará proporcionalmente, tomando en consideración el precio
estipulado para toda la obra.
Por la muerte del que encargó la obra no se resuelve el contrato. En consecuencia, este contrato
es intuito personae sólo para una de las partes, el artífice o empresario, porque su prestación
no es fungible, en cambio, quién encargó la obra contrae una obligación de dar una cosa
genérica: el precio en dinero.
En la construcción de un edificio se puede estipular un precio único por toda la obra, o bien, un
precio por cada una de las diversas etapas de la construcción, en este segundo caso, se aplican
las normas generales del contrato de arrendamiento de confección de obra material, cuando se
trata de un contratista general que se encarga de toda la obra por un precio único y prefijado se
aplica una normativa especial y que, según Alessandri “constituyen la reglamentación de lo que
en el derecho se llama contrato de empresa y que se define como: aquél por el cual una persona
llamada empresario, toma a su cargo la construcción de un edificio, por un precio prefijado”
El precio no variará, según el art.2003 del CC, por haberse encarecido los materiales o los
jornales, o por haberse hecho agregaciones o modificaciones en el plan primitivo; salvo que se
haya ajustado un precio particular por dichas agregaciones o modificaciones.
La responsabilidad del artífice, por regla general, cesa cuando termina la obra y ésta ha
sido reconocida y aprobada. Pero la ley ha establecido una responsabilidad especial para el
constructor cuando la construcción adolece de desperfectos que atañen a su solidez y
estabilidad, la que debe hacerse efectiva dentro del plazo de 5 años contados desde la
entrega y que se refieran a:
2. - Vicios del sueldo que el empresario o las personas por él empleadas hayan debido
conocer en razón de su oficio; y
3. - Vicio de los materiales
El Código Civil señala que el plazo de 5 años se cuenta desde la entrega, pero el art.19 de la Ley
General de Urbanismo y Construcciones precisa que la prescripción correrá desde la fecha de la
recepción definitiva de la obra por la Dirección de Obras Municipales.
El art.2004 del CC dispone que las reglas de los Nºs 3, 4 y 5 del art.2003 del mismo cuerpo legal,
se extienden a los que se encargan de la construcción de un edificio en calidad de arquitectos.
Es decir, el arquitecto encargado de la obra es responsable de los vicios y errores de los planos
que normalmente redundan en un vicio de construcción.
Por su parte, el art.26 de la Ley General de Urbanismo y Construcciones dispone que los
firmantes de los planos serán responsables de los defectos que provengan de errores contenidos
en las piezas del proyecto aprobado, y añade el art.77 que las acciones contra los arquitectos,
ingenieros o constructores, por las responsabilidades que les pudieran afectar con motivo de las
obras en que hubieren intervenido prescribirán en cinco años contados desde la recepción
definitiva de la obra por la Dirección de Obras Municipales.
El arrendamiento de servicios
Este contrato recae sobre aquellas prestaciones en que predomina la inteligencia sobre el
esfuerzo puramente manual.
En este tipo de contratos, algunos autores han visto una forma contractual referida a ciertas
formas de transferencias de tecnología en los artículos 2006 al 2012 del CC.
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
2. Servicios que consisten en una larga serie de actos: El art.2007 del CC expresa que los
servicios inmateriales que consisten en una larga serie de actos, como los de los escritores
asalariados para la prensa, secretarios de personas privadas, ayas, histriones y cantores, se
sujetan a las reglas que siguen. Sin embargo, muchos de los casos mencionados por el
legislador civil quedan regulados por la legislación laboral, por la naturaleza de sus
prestaciones, las dependencias, los horarios y la subordinación.
3. Servicios prestados por los profesionales: En conformidad al art.2012 del CC los artículos
precedentes se aplican a los servicios que según el art.2118 se sujetan a las reglas del
mandato, en lo que no tuvieren de contrarios a ellas. Es decir, los servicios de las profesiones
y carreras que suponen largos estudios, a que está unidad la facultad de representar y obligar
a la otra persona respecto de terceros, constituyen un verdadero mandato, pero sólo el
abogado tiene la representación de su cliente en virtud del poder que éste confiere en el
mandato judicial.
El art.2013 del CC lo define como un contrato en que una parte se compromete, mediante
cierto flete o precio, a transportar o hacer transportar una persona o cosa de un paraje a
otro.
La persona que envía o despacha la carga se llama consignante, y la persona a quien se envía,
consignatario.
Como todo contrato bilateral crea obligaciones para ambas partes, estas son, para el que se
encarga de hacer el transporte:
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Apuntes sólo referenciales – Contratos N°1
Esta última es de gran importancia porque se ha aplicado por analogía a otro tipo de contratos,
como por ejemplo, el contrato de hospedaje, en el cual, a falta de reglamentación expresa, se ha
dicho que debe subentenderse en él la obligación de proporcionar “seguridad”, en los términos
reglamentados en el contrato de transporte. Hoy en día la tendencia moderna es la de estimar
que todos los contratos cuyo ejercicio acarrean crear una situación de riesgo, llevan implícita esta
obligación de seguridad aunque el texto positivo nada diga.
El art.2014 del CC, impone al empresario de transporte las obligaciones del acarreador, como
responsable de la idoneidad y buena conducta de las personas que emplea. Por su parte, el
art.2015 del CC agrega que el acarreador es responsable del daño o perjuicio que sobrevenga a
la persona por la mala calidad del carruaje o navío en que se verifica el transporte. Es asimismo
responsable de la destrucción y deterioro de la carga, a menos que se haya estipulado lo
contrario, o que se pruebe vicio de la carga, fuerza mayor o caso fortuito.
Y tendrá lugar la responsabilidad del acarreador no sólo por su propio hecho, sino por el de sus
agentes o sirvientes.
Normalmente terminará una vez concluido el transporte, Esto es, entregada la cosa o conducido
el pasajero al lugar convenido.
Pero la ley prevé el caso de la muerte de alguna de las partes, y dispone que no se pone fin al
contrato. El art.2020 del CC señala que la muerte del acarreador o pasajero no pone fin al
contrato: las obligaciones se transmiten a los respectivos herederos, sin perjuicio de lo dispuesto
generalmente sobre la fuerza mayor y caso fortuito.
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