Vous êtes sur la page 1sur 3

Ensayo sobre "Ética para amador"

Capítulo I: “De qué va la ética”

En este primer capítulo el autor explica, que el hombre no puede hacer todo lo que quiera, lo
que sí puede hacer es decidir sobre hacer una cosa u otra y al tener que tomar una decisión, se
nos plantean varias posibilidades. Las personas no somos libres de elegir lo que nos pasa, sino
de responder de una forma u otra a lo que nos pasa. El autor compara al hombre con algunos
animales para decirnos que al menos nosotros podemos inventar y elegir en “parte” nuestra
forma de vida, pues los animales no tienen esa libertad, y hacen las cosas por instinto, porque
están programados para esa tarea y no lo pueden cambiar. Hubiese sido extraño, pero no
imposible, por ejemplo, que el guerrero Héctor hubiese dicho que no quería luchar, a pesar de la
educación que había recibido y es por esta facultad de pensar que tiene el hombre, que lo hace
actuar de una determinada manera, dejándose llevar por el colectivo, por las normas, por los
valores, por la ética.

Capítulo II: “Órdenes, costumbres y caprichos”

Muchas veces se nos plantean situaciones en las que tenemos que elegir, hacer una cosa en vez
de otra, tomar la decisión más correcta, aunque no siempre deseemos hacerlo, y además muchas
de esas veces no son como nosotros quisiéramos, pues no podemos disponer siempre de los
factores de nuestro entorno o del resto de las personas, que son variables al momento de elegir.
Como dice en el libro: “no elegimos el acontecimiento, pero si como enfrentarlo”, tenemos
herramientas dentro de nuestros valores para poder saber cómo actuar en distintas
circunstancias. Cada motivo, responde a una necesidad diferente.

Capítulo III: “Haz lo que quieras”

Todo nuestro hacer con libertad debe ser mediado por la prudencia, viendo lo beneficioso y lo
malo en nuestro actuar, en el capítulo menciona que los caprichos los debemos abordarlos con
precaución, pues son manejados por la impulsividad de cada uno, lo que nos da pauta para hacer
lo que queremos en el momento, no obstante, en algunas oportunidades es mejor pensar las
cosas, analizar sus puntos para poder tomar la mejor decisión, creyendo que todo esto se va
aprendiendo con el tiempo, el saber con que enfrentar mejor las dificultades si con costumbres u
órdenes. En conclusión, puede que haya órdenes, costumbres y caprichos que sean motivos
adecuados para obrar, pero en otros casos no tiene porque ser así, por lo que nunca una acción
es buena sólo por ser una orden, una COSTUMBRE o un capricho.

Capítulo IV: “Date la buena vida”

Darte la buena vida en este contexto significa que debes tomar las decisiones por tu cuenta,
mediante tu propia libertad. Siendo capaz de decidir entre lo que pronto nos apetece (hoy-ahora)
y lo que en el fondo queremos En este capítulo cuestiono la forma de ver del autor el que
manifiesta que mi libertad no debo ponerla al servicio de otros, por buenos que sean, sino que
debo ver el uso de la propia, pero creo que como terapeutas de la comunicación, tenemos sujeta
nuestra voluntad a la de otros, reflejada a la atención y al ayudar al que lo necesita. Debemos
entender que la buena vida humana no sólo depende de nosotros sino que de la buena vida entre
humanos, y queremos ser tratados como tales es por eso que DARSE la buena vida no debe ser
muy diferente a DAR la buena vida.
Capítulo V: “¡Despierta, baby!”

Debemos hacer lo que verdaderamente nos hace bien darnos la buena vida, no es que queramos
lo que nos apetece en el momento sino que DEBEMOS querer lo que sabemos que, con el pasar
del tiempo, nos hará bien. En esta vida todo son complicaciones y quien busca simplicidades
nunca llega a ser nada por sí mismo. Cuando estamos obsesionados por las cosas materiales nos
perdemos y no nos damos cuenta que lo que de verdad en esta vida nos hace falta es lo que las
personas nos pueden dar. Debemos actuar haciendo el bien por conciencia, ser auténticos en
nuestros sentimientos nos sirve para ser buenos brindando amor y entrega en nuestro
tratamiento como terapeutas, como seres que nos preocupa el otro. Esto también nos hace libres.

Capítulo VI: “Aparece Pepito Grillo”

Las personas que nos son tratadas como humanos lo más probable que tampoco actúen como
tal. Uno puede ser menos astuto para algunas características como para una materia, pero no
debe serlo para lo moral, lo que nos guía nuestro actuar, lo que incluye la ética. Gracias a la
conciencia que poseemos, es que podemos sentir remordimiento, porque tenemos una libertad
para sentir culpa por un acto inmoral o éticamente incorrecto. Somos responsables de nuestros
actos, por ende de las consecuencias de estos. Algunas veces teniendo la suerte de arreglar
nuestros errores y aprovechar lo bueno lo máximo posible. Desde que existe la humanidad que
se ha visto enfrentada a distintas adversidades y el ser humanos ha tenido que saber solucionar y
enfrentar los problemas, todo esto con perseverancia y coraje, virtudes que han ido aportando
en la formación del ser desde sus inicios y sus distintos pasos por la historia.

Capítulo VII: “Ponte en su lugar”

Como he mencionado antes, vivimos insertos en una sociedad, acompañados por otros seres
humanos, y la ética nace de eso, de que es aceptado moralmente por el colectivo, sin importar
las actitudes o forma de ser del otro, es un ser humano que debe ser respetado, escuchado al
igual que cada uno de nosotros. Porque claro está que la persona que no respeta a otra no vive
feliz, esta persona podría estar llena de rencores, que pueden estar originados por la vida que le
toco vivir, o que él ha elegido vivir.

Capítulo VIII: “Tanto gusto”

En este capítulo concuerdo con el autor cuando manifiesta que no se debe sentir vergüenza de
tener sentimientos a través del sexo, la exploración de nuestro cuerpo nos da herramientas para
relacionarnos con otros en forma carnal, lo que nos da una cercanía y placer mutuo. Y el sexo
además de placer nos muestra una forma de alegría al conectarse con otro ser humano en algo
tan intimo y propio de nosotros, lo que deja atrás la forma de verlo en los años pasados, de que
solo era para la procreación, ya que somos seres que piensan, sienten y son sensibles a
estímulos.
Capítulo IX: “Elecciones generales”

La política me da mucho que pensar, una de esas es nombrada en el libro, del por qué los
políticos tienen mala fama, pero creo que más que mala fama es un juicio erróneo de la realidad,
ya que son personas públicas con diferente ideales, y que son valientes al decirlo, en cambio
muchas veces nosotros carecemos de esto y evadimos para no entrar en polémica con otros, pero
creo que estos deben tener más desarrollada la ética en sus vidas que el resto de la comunidad,
ya que nos representan o debaten nuestros puntos de vistas, por lo que deben mantener siempre
la ética ligada a ellos para poder actuar de la mejor forma posible, incentivando la beneficencia
del pueblo.
Ensayo sobre "El hombre mediocre" de José Ingenieros

José Ingenieros en su ensayo El hombre mediocre nos habla de la rutina que el hombre vive
día a día, sin darse cuenta o sin querer salir de ella por no tener que pensar, por no tener que
actuar, por no tener que enfrentarse a experiencias nuevas y edificantes. El hombre prefiere la
seguridad de hacer lo mismo todos los días porque le ha funcionado muy bien, lo aleja de
problemas, de circunstancias que tal vez no puedan controlar.

El autor califica de mediocres a aquellos que se dejan atrapar por la rutina, que no permiten que
se turbe su tranquilidad al tratar de probar cosas nuevas. Mediocres aquellas personas que por
no pensar hacen suyos los ideales y los prejuicios de otros, convirtiéndose en un rebaño, donde
todos comparten las mismas actitudes. Volviéndose todos, faltos de razonamiento y de
inteligencia individual, ya que razonan con la lógica de otros, y por tal razón, el talento
individual se puede perder ante tanta rutina porque según el autor, la mediocridad es más
contagiosa que el talento.

Para Ingenieros la valía del hombre está en sus conocimientos, en su cultura. El hombre
ignorante siente que el adquirir conocimientos es una pérdida de tiempo, un esfuerzo que no
dará ningún fruto, envenenándose y empachándose de cosas innecesarias. Esta falta de acción
vuelve al hombre torpe, tonto, absurdo, falto de opinión, tanto así que le huye a las personas que
tienen sus propios razonamientos, siendo faltos de tolerancia ante los ideales de otros. Mientras
que el pensador, el creador de sus propios ideales es tolerante y respetuoso ante las creencias
ajenas. “La tolerancia de los ideales ajenos es virtud suprema en los que piensan”.

Los hombres rutinarios prefieren su estado inerte a descubrir las verdades que demuestren sus
propios errores, que hagan caer sus propias creencias. Desconfían del conocimiento,
arraigándose más a sus propios prejuicios, llamándose prudentes, cuando en realidad son faltos
de curiosidad, y llenos de cobardía. Sus inteligencias son como aguas muertas que se
descomponen y sus espíritus esclavizados por sus propios prejuicios.

El autor expresa que si todos los hombres hubieran sido rutinarios no hubiera ocurrido la
evolución, pero gracias a esos hombres que pensaban más allá, que los guiaba la curiosidad y el
deseo de encontrar las verdades se lograron grandes descubrimientos.

Lo que dice el autor de este ensayo es muy cierto, cuando un ser humano pierde el deseo de
saber, de conocer las verdades, cuando pierde su curiosidad ante las cosas que nos rodean es
como perder parte de nuestra vida, es permitir que la ignorancia se apodere de nosotros y que
los prejuicios y creencias de otros se arraiguen de tal manera que pensemos que son nuestras.

No debemos permitir que la rutina nos ahogue y nos esclavice, debemos tener siempre el deseo
de hacer algo diferente, de conocer, de curiosear, de pensar. Debemos permitirnos el derecho de
tener nuestras propias ideas, nuestras propias creencias, no basado en lo que otros digan, sino en
lo que nuestra lógica y nuestro criterio nos diga. Debemos huir de la rutina para no caer en la
ignorancia.

Vous aimerez peut-être aussi