Vous êtes sur la page 1sur 2

No lo entiendo, no hay manera. Es mala persona. En el sentido más literal.

Un ser cuyo
proyecto de llegar a ser persona ha sido logrado de aquella manera… que no merece mucho la
pena la chica, vaya. Pero bueno, habrá que compadecerla. Bien es cierto que su actitud hacia
mí lo dificulta, pero el sentimiento que conviene proyectar hacia ella es de conmiseración.

Pero esto son las arañas putrefactas que pululan por sus entrañas, no es estas serpientes que
dibuja en el aire fétido cosa extraña. Le pesa de la oreja la pérfida guadaña que le impide ver
que es otra estulta creyente en Dios y en España.

Las luces de la noche se confunden con las sombras del mediodía. Quizá, por cuanto rodeadas
de una luminosidad abrumadora se ven ahogadas por la misma y las sombras meridionales,
que al lado de las luces nocturnas podrían cegar al espectador de tan cotidiano espectáculo,
pasan desapercibidas como iluminaciones menores para el ojo incauto.

Y sin embargo, cortar el cable no me hace más pesado, sino más leve. Ojalá esta levedad se
propague por siempre por mis días, oh sol de salvación, oh fuego incandescente que consume
los recuerdos de toda emoción. Aire puro, fuego sanador, luz confortante.

Luz natural entre tanto artificio, palabras lánguidas van colmatando el edificio. Conflagración
de tempestades, óxido en huesos intratables. El aire que permea los cimientos del silencio es
tan líquido como las palabras que se escurren entre mis manos.

Cuando la vida se desliza por uno, sinuosa, sin violencia. Romas son las punzadas, suaves las
embestidas. Los circos sin gradas, de musas por sí investidas. En la fogosidad del nuevo
amanecer, en la voluptuosa concupiscencia de las frutas. Al fin.

No remiten las sombras cuando uno se engarza con la noche, persevera la oscuridad cuando
uno desciende a profundidades abisales a por un poco de luz.

Con frenética rabia.

LATENTES DILETANCIAS EN EL EPICENTRO DEL VACÍO. ABISMOS DE SILENCIO, LLANURAS DE LO


SOMBRÍO. CUCHILLO, PIEL O PLUMA, EN EL OCASO DE LA VIDA, FORMANDO AQUELARRE DE
PINTURA.

Levedad que se despega de la yema de los dedos, con dulzura. Púrpura, estaño y mimbre en
mis habitaciones de ensueño. Amor sin dueño, pecho sin espalda, dolor sin sueño de un mejor
mañana.

Indivisibles distancias se pliegan al olvido. Día cantarín se esconde del deseo. Del deseo, de su
ardor, del deseo y su boxeo. Del deseo de más, del deseo de menos. Día cantarín hoy abre su
museo. Reverbera la mirada dentro de un cráneo de estaño, ¿no será esta la nota más lúgubre
del calendario? Viene, paseando, el acordeonista bohemio, cada vez más estrafalario. Cada vez
pasándose más las estaciones del año.

Vous aimerez peut-être aussi