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Capítulo 2

El enunciador y el enunciatario académicos

1. Los conceptos de enunciador y de enunciatario

Como señalamos en el capítulo anterior, el discurso académico tiene


características propias, que lo singularizan de otros discursos (el discurso periodístico,
el discurso político, el discurso escolar, por ejemplo). Uno de estos rasgos distintivos
está relacionado con la construcción de un enunciador y de un enunciatario académicos.
En primer lugar, aclaremos qué son para la lingüística un enunciador y un
enunciatario. Al emplear el lenguaje, el sujeto siempre elabora una imagen de sí mismo
en lo que dice, es decir, en su enunciado. Representa sobre su discurso una versión de sí
que no necesariamente concuerda con el sujeto empírico que emite el mensaje. Veamos
un ejemplo: en su trabajo, un joven pide telefónicamente un turno con un doctor, luego
escribe un e-mail a un amigo y, finalmente, redacta un informe para entregárselo a su
jefe. En cada una de estas acciones, este joven cumple distintos roles y construye
necesariamente diferentes enunciadores. Estos enunciadores no se desprenden del sujeto
empírico, de las características de la persona, sino de los enunciados efectivamente
realizados, que varían de acuerdo a la situación de comunicación en la que fueron
elaborados y del género discursivo utilizado. En otras palabras, el enunciador es el
sujeto reflejado en el texto (ya sea oral o escrito) y no el sujeto que lo ha pronunciado.
El enunciador, por tanto, puede adoptar diversas y numerosas características.
Puede ser más formal o más informal, puede adquirir rasgos de objetividad, puede ser
más o menos técnico, más o menos especializado. De esta forma, puede reunir
diferentes propiedades que se encontrarán implícitas en las palabras enunciadas. En el
ejemplo anterior, podríamos suponer que al pedir un turno con el médico el joven
construirá un enunciador formal, cortés y distante; en cambio, en el e-mail a su amigo se
presentará de manera informal y cercana. Por otra parte, en el informe a su jefe
elaborará un enunciador formal, técnico, especializado y capacitado. Estos rasgos
pueden deducirse del discurso, ya que el sujeto deja huellas de su presencia en el acto de
enunciar. Dentro de estas marcas, podemos mencionar el léxico, el tono, la sintaxis y los
pronombres personales que se seleccionan.
Por otro lado, en el otro polo de la enunciación, encontramos el enunciatario. Al
igual que el enunciador, el enunciatario no es equivalente al receptor del mensaje, sino
que se elabora al interior del enunciado mismo. De esta manera, el enunciador y el
enunciatario son dos papeles que se constituyen de manera recíproca en el texto, es
decir, no provienen del exterior. El sujeto de la enunciación puede construir diferentes
tipos de enunciatarios: más o menos informado, más o menos especializado,
desconocedor del tema que se aborda, familiar, sumiso. El enunciatario que se elabora
puede coincidir o no con el receptor del mensaje. Por ejemplo, si en un acto de
confusión el joven se equivoca y manda el e-mail a su jefe, el enunciatario configurado
(familiar, cercano) no responde al lector o receptor real del e-mail enviado. De la misma
forma que el enunciador, el enunciatario se encuentra configurado por el léxico, las
estructuras sintácticas, el tono y los pronombres personales, entre otros.
Las construcciones del enunciador y del enunciatario no son siempre
conscientes, la mayoría de las veces no lo son. Se configuran de acuerdo no solo al
género discursivo empleado, sino también a la posición social, ideológica, cultural,
histórica en la que se ubica el hablante. Un buen lector y un buen escritor deben poder
identificar y reconocer el enunciador y el enunciatario de un texto. Este acto le sirve al
lector como estrategia de lectura, mientras que al escritor le permite comunicar con
mayor efectividad su mensaje.

Actividad Nº 1
Lea los siguientes textos:

Texto 1
Tú olerás, en el fondo de tu dolor, ese incienso que no acaba de
disiparse y sabrás, detrás de tus ojos cerrados, que las ventanas han
sido cerradas también, que ya no respiras el aire fresco de la tarde: solo
el tufo del incienso, el rastro del sacerdote que pasará a darte la
absolución, un oficio extremo que tú no pedirás, que aceptarás, sin
embargo, para no gratificarlos con tu rebeldía de última hora: querrás
que todo suceda sin que tú le debas nada a nadie y querrás recordarte
en una vida que a nadie le deberá nada.
Fuentes, Carlos. (1962) 1993. La muerte de Artemio Cruz. Santiago de Chile: Fondo
de Cultura Económica, p.126.

Texto 2
De sus años de infancia en el seno de una familia normal y
conformista, Jacques conservó un recuerdo aterrador. Educado en un
clima de religiosidad asfixiante y de perpetuos conflictos domésticos,
no paraba también él de pelearse con su abuelo al que despreciaba y
del que hará públicamente un retrato de una violencia inaudita, un año
después de la muerte de su padre.
Roudinesco, Elisabeth. (1993) 2005. Lacan. Esbozo de una vida, historia de un
sistema de pensamiento. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, p.26.

Texto 3
Esta contribución busca rendir homenaje a Jean-François Halté,
continuando el debate científico que se inició respecto a la oralidad y
su enseñanza, luego de la publicación de su obra La didáctica del
francés (1992). Al retomar las proposiciones de Halté (1993) referidas
a la oralidad –que él llama la “serpiente de mar”–, nos referiremos
principalmente al artículo “Integrar la oralidad: por una didáctica de la
actividad lingüística” (Halté, 2005) y discutiremos tres temas
desarrollados en sus textos:
-la oralidad como objeto de enseñanza: ¿puede enseñarse la
oralidad? Si es así, ¿qué oralidad enseñar? ¿Cómo hacer de lo oral
un objeto enseñable?
-la integración de las relaciones oralidad / escritura en la
enseñanza: ¿Cómo enfrentar la continuidad entre la oralidad y la
escritura?
-las dimensiones didácticas y pedagógicas ligadas a la enseñanza-
aprendizaje de la oralidad: ¿cómo articular la oralidad objeto a
enseñar con la oralidad como herramienta de aprendizaje de los
pedagogos?
Dolz, Joaquín y Roxana Gagnon. 2010. “El género textual, una herramienta didáctica
para desarrollar el lenguaje oral y escrito”, en Lenguaje, Volumen 38, Número 2,
Santiago de Cali, diciembre de 2010, pp.497-527.

Texto 4
MORFEO. Morfeo es uno de los mil hijos del Sueño (Hipno). Su
nombre (derivado de la palabra griega que significa “forma”) indica su
función: está encargado de adoptar la forma de seres humanos y
mostrarse a las personas dormidas, en sueños.
Grimal, Pierre. (1979) 2004. Diccionario de mitología griega y romana. Buenos
Aires: Paidós, p. 366.

1. Señale el género al que pertenece cada uno de estos textos.


2. Caracterice las figuras del enunciador y del enunciatario construidas en cada texto.
¿Qué elementos le permitieron establecer estas caracterizaciones?
3. ¿Qué relación existe entre estos géneros y los enunciadores y los enunciatarios
configurados?
4. ¿Cuál o cuáles textos pueden inscribirse dentro del discurso académico? ¿Por qué?

Actividad Nº 2
Tomando en cuenta este manual, describa la imagen del enunciador y del enunciatario
que aquí se realiza.

2. La construcción de la identidad autorial académica

En cuanto a la construcción de un enunciador académico, los trabajos que han


analizado sus huellas en escritos académicos afirman que el escritor (estudiante
universitario/profesional) debe evidenciar su propia competencia en la materia que
aborda. La representación sobre sí mismo que el sujeto vuelca en el escrito está en
función de crear una imagen de autoridad y credibilidad frente a los lectores1. De esta
forma, se contribuye a lograr una mayor eficacia en la comunicación, que dependerá de
la habilidad del autor de reflejar en el texto la imagen de un enunciador ‘real’, creíble y
sólido en el conocimiento de las normas de la disciplina en la que se enmarca. Es por
ello que la construcción de un enunciador académico que reúna estas características
sirve a la producción de un discurso persuasivo. El sujeto que enuncia se adjudica la
autoría de sus argumentos, la toma de decisiones vinculadas al proceso de investigación
y su posición en relación con los temas investigados. Inclusive, su intervención permite
demarcar y destacar su propio trabajo respecto de investigaciones o trabajos anteriores.
En este sentido, debe ser muy preciso en el uso de la terminología, en la definición de
conceptos, en la fundamentación de sus argumentos. Debe también ser fiel a las fuentes
que cita, debe emplear con corrección las normas gramaticales y ortográficas, debe
demostrar que es competente en el tema que se aborda.
En el apartado anterior, nos hemos referido a que el enunciador se construye a
partir de ciertas marcas que se observan en el texto. En el caso del discurso académico,
en particular, en los trabajos o parciales que escriben los alumnos universitarios, una de
estas marcas es el uso de estrategias de despersonalización, mediante las que se aspira a
elaborar un discurso aparentemente ‘neutro’ y ‘objetivo’, y también, en menor medida,
de la primera persona del plural. El empleo del ‘yo’, de la primera persona del singular,
queda relegado a casos excepcionales.
Veamos algunas de las estrategias de despersonalización a través de las cuales
los alumnos se presentan por fuera de la escena enunciativa:

1. Las nominalizaciones:
La revisión de la historia de la infancia sugiere que el niño tal como hoy se lo
conoce resulta una construcción reciente.
2. Las construcciones pasivas desagentivadas y las construcciones impersonales:
A partir del recorrido por los distintos autores, se pretende demostrar la hipótesis
presentada.
3. Los verbos activos con sujetos inanimados:

1
En la universidad, estos lectores serán los profesores de las diferentes materias.
Este trabajo tiene el propósito de realizar un análisis crítico de los desarrollos
teóricos elaborados por Saussure en torno al signo lingüístico.
4. Las formas verbales no personales –participios, infinitivos, gerundios–:
Los textos del autor analizado plantean diversas contradicciones.
5. Los giros impersonales con infinitivo:
Es posible afirmar que la globalización trae tantos beneficios como perjuicios
sociales.
Este procedimiento, relacionado con el punto 4, implica el uso del infinitivo
integrando una estructura sintáctica que permite evitar el uso de la primera persona:
cabe+infinitivo; es +adjetivo+infinitivo; hay que +infinitivo.

Estas estrategias de despersonalización y el ‘nosotros académico’ aparecen en


los textos cumpliendo diversos roles. Pueden contribuir, en primer lugar, a la
organización y a la estructuración del escrito:
- En este trabajo, partiremos de la noción de globalización y, luego, discutiremos
con los autores seleccionados.
Pueden, en segundo lugar, conducir la lectura del lector. En este sentido, el
enunciador no propone ni produce nueva información, ni tampoco analiza ni evalúa
datos o trabajos de otros autores. Por el contrario, este rol le permite al sujeto aclarar,
precisar, resaltar cierta información, desplegar –en algunos casos, con cierto tono
didáctico– el contenido desarrollado. El objetivo último es el de asegurar la
comprensión:
- Veamos algunos usos que se les ha dado a estos términos.
- A modo de ejemplo cabe mencionar el siguiente caso.
Asimismo, estas estrategias y la primera persona del plural pueden aparecer para
dar cuenta de una investigación. En la universidad, este rol es frecuente en las
monografías:
- El propósito de esta monografía es analizar el sujeto de la enunciación en “Casa
Tomada” de Julio Cortázar.
- La pregunta que nos formulamos fue la siguiente: ¿es posible detectar casos
precoces?
Por otra parte, el enunciador se presenta para evaluar o producir conocimientos.
Dentro de este rol el sujeto se perfila como evaluador de saberes previos o generador de
nuevos conocimientos. De esta forma, adopta una postura analítica y reflexiva, fijando,
en muchos casos, su posición:
- Consideramos que el psicoanálisis no coincide en su práctica con las prácticas
científicas.
- Es posible sostener que el neoliberalismo fue defendido ampliamente por los
sectores financieros.
Por último, nos podemos referir al rol de representante. En este rol, el
enunciador se incluye dentro de una comunidad mayor (por ejemplo, una comunidad
científica, un país, los seres humanos en general):
- En nuestro país, desde hace más de 30 años, la Dra Lydia Coriat dirige un
equipo interdisciplinario.

Actividad Nº 3
Lea atentamente el siguiente texto:

[Introducción] A fines de 1952 el Congreso Nacional de nuestro país,


impulsado por un proyecto del Poder Ejecutivo, promulgó a rango de
ley el Segundo Plan Quinquenal de la Nación. Se trató de un plan de
gobierno confeccionado para el segundo mandato presidencial de Juan
D. Perón –que quedó trunco por el golpe de Estado de septiembre de
1955–. El texto del Segundo Plan Quinquenal devino de inmediato
materia de estudio en la escuela secundaria y en los profesorados
nacionales. Además, tuvo una enorme difusión en la sociedad civil a
través de los medios masivos de comunicación y mediante un conjunto
de materiales que producían, reproducían y formulaban el texto legal,
entre los cuales se destacó el Manual Práctico del 2º Plan Quinquenal
(en adelante, Manual Práctico), un libro de formato popular, editado y
difundido por la Subsecretaría de Informaciones de la Presidencia de la
Nación.
El propósito de este trabajo es analizar algunos procedimientos de
reformulación con los cuales el Manual Práctico retoma y glosa el
enunciado que expresa el objetivo idiomático del Segundo Plan
Quinquenal. Puesto que se estudian principalmente los aspectos
diferenciales entre el texto fuente y el texto meta (Fuchs 1994), se trata
de un análisis contrastivo que opera entre los desajustes, las omisiones,
las expansiones, las transformaciones específicas realizadas en el
proceso de adaptación de la norma legal al texto de divulgación. El
análisis se organiza en dos instancias, que funcionan como dos niveles
o dimensiones analíticas. (…)
[Conclusión] Cabe destacar que, a lo largo del trabajo, hemos podido
reconocer en los fragmentos seleccionados del Manual Práctico del 2º
Plan Quinquenal los componentes y dimensiones característicos de los
textos de divulgación.
El análisis pone de manifiesto una tensión entre los componentes
didáctico y persuasivo, por un lado, y los mecanismos de legitimación
del texto de divulgación en las fuentes, por el otro.
Adaptado de Glozman, Mara. 2008. “Divulgación política y reformulación de textos
legales: el Manual Práctico del 2º Plan Quinquenal (1953)”, en Rasal. Revista de la
Sociedad Argentina de Lingüística, Nº 1/2, 2008, pp.67-78.

1. Subraye las estrategias de despersonalización y las marcas de persona que


aparecen.
2. Transcriba un ejemplo de cada uno de los roles desarrollados arriba.
3. ¿Cómo caracterizaría al enunciador de este texto?

Actividad Nº 4
Lea el siguiente resumen de un artículo:

Mi trabajo presenta la hipótesis de adquisición de la teoría


interaccionista de Claudia Lemos extendida a aquellas situaciones en
que los adultos escriben textos propios del discurso científico. Los
estudiantes que comienzan a escribir textos académicos pueden
compararse con los niños cuando están adquiriendo su primera lengua.
Advierto una primera posición entre quien escribe y la lengua, cuando
los textos escritos por los estudiantes se generan exclusivamente por la
mediación de lo que han leído o han escuchado a través de sus
profesores. Los textos aparecen como un conjunto de enunciados
fragmentarios que no alcanzan un significado global. Encuentro una
segunda posición que se manifiesta cuando el estudiante comienza a
involucrarse con el discurso científico en el que debe generar sus
textos. Reconozco esta segunda posición porque el texto presenta
muchos errores como lapsus y omisión de recursos gramaticales
adecuados. Como en la primera posición, se ha generado un texto
fragmentario, pero ya no se trata de un grupo de enunciados aislados
sino de un texto que muestra errores lexicales y gramaticales que me
hacen pensar que el estudiante desconoce su propia lengua.
Finalmente, ubico una tercera posición que surge cuando el estudiante
trata de corregir y reescribir su texto con mayor o menor éxito.
Denomino este hecho como la escucha del estudiante respecto de su
propio decir. Mi trabajo analiza tres ejemplos en relación con la
segunda y la tercera posición. En un primer momento, desarrollaré la
teoría de Lemos y, luego, desplegaré los ejemplos mencionados.

1. Subraye las marcas de primera persona del singular.


2. Reemplace estas marcas por estrategias de despersonalización y por el ‘nosotros
académico’.

3. El enunciatario del texto académico

En relación con el enunciatario académico, diversos estudios lingüísticos


destacan que en la escritura académica establecer un vínculo apropiado con el lector es
parte de la tarea persuasiva; le permite al escritor anticiparse a determinadas objeciones,
expresar comunión con su interlocutor, resolver dificultades, guiarlos en la
interpretación. De esta forma, se busca orientar la comprensión del lector y su respuesta
al texto. Por lo tanto, el enunciador debe dirigirse a un enunciatario acorde con estas
características. Este enunciatario variará de acuerdo a quién o a quiénes estén destinados
los escritos. En el caso de los trabajos o parciales de los estudiantes universitarios, el
otro que será el lector privilegiado del discurso es el profesor. De allí que el enunciador
configurado en el texto debe corresponderse con esta situación.
Los procedimientos que revelan la presencia explícita del enunciatario en el
discurso pueden reunirse en cinco grupos: 1) el uso de preguntas, 2) el ‘nosotros
inclusivo’, las marcas de segunda persona o pronombres indefinidos, 3) las directivas,
4) las referencias a conocimientos compartidos, 5) las notas dirigidas al lector,
delimitadas del texto principal. Es importante mencionar que las marcas de segunda
persona (‘usted’, ‘ustedes’, ‘vos’) no aparecen en los escritos dirigidos al docente. El
uso de preguntas, las directivas y las notas al pie dependerán del género empleado.

Actividad Nº 5
Lea el siguiente fragmento:

El enunciador es el que lleva adelante el discurso, para lo cual se ubica


desde un lugar (se habla, por ejemplo, desde la experiencia personal, o
desde el saber, o desde la autoridad que otorga un parentesco, el poder
económico, político o laboral).
¿Desde dónde habla el estudiante universitario en sus escritos
académicos? ¿Desde dónde le hablan al estudiante universitario
los textos académicos de lectura habitual? Son algunas de las
preguntas que es necesario aclarar para facilitar el control de la
construcción del enunciador adecuado al escribir un texto y la
identificación, en la lectura, de sus rasgos. (…)
¿Qué rasgos posee el enunciador académico? Como veremos, este
debe reunir una serie de características.
Narvaja de Arnoux, Elvira; Di Stéfano, Mariana; Pereira, Cecilia. (2002) 2005. La
lectura y la escritura en la universidad. Buenos Aires: Eudeba, p.11.

1. ¿Cuál es el género al que pertenece este fragmento?


2. Describa el enunciador del texto.
3. ¿Por qué las preguntas están resaltadas?
4. Caracterice el enunciatario del fragmento. ¿Qué elementos tomó en cuenta para
esta caracterización?

4. El registro formal
El enunciador de un texto académico debe emplear un registro formal acorde a la
situación de enunciación. El registro es definido como la variación de la lengua de
acuerdo al uso, al contexto de situación. En el caso de un texto académico, el lector
espera encontrar un registro que contenga un alto nivel de formalidad, propio de este
tipo de escrito. El registro formal se caracteriza por el uso de recursos lingüísticos
adecuados. En este sentido, se observa un léxico acorde con la situación de
comunicación; es decir, no se utiliza un registro coloquial, familiar o vulgar. Se trata de
eludir la polisemia, evitando términos que puedan resultar ambiguos. También se
recurre a estructuras sintácticas más complejas y a un empleo correcto de las normas
gramaticales y ortográficas. No se apela a un lenguaje emotivo, por lo que no se
incluyen signos de exclamación o puntos suspensivos. Los escritos se presentan bien
organizados, con una planificación previa. Son coherentes y cohesivos. En fin, en el
registro formal se observa un cuidado especial en el uso del lenguaje.

Actividad Nº 6
Lea los textos siguientes:

Texto 5
Sociedad carcelaria
Por Lucas
Cuando uno piensa en la palabra “cárcel” se le vienen a la mente
diferentes cosas y sensaciones, difíciles de explicar para muchos. La
verdad es que, hasta que uno no cruza los gigantescos muros de las
diferentes unidades carcelarias no sabe, con exactitud, de la respuesta a
esa palabra.
Hoy estoy visitando la Unidad Carcelaria Número 48, ubicada en José
León Suárez, Partido de Gral. San Martín, donde uno para ingresar
necesita cruzar por calles con barreras manejadas por personal del
servicio; luego debe someterse a diferentes requisas, aparentemente
bien custodiados hasta que por fin está dentro. Al recorrer el lugar uno
puede darse cuenta que todo lo imaginado era producto del
subconsciente.
El lugar está tranquilo y casi en silencio. Solo se pueden oír nuestros
pasos y algún tipo de música sonar muy lejana. Luego de recorrer un
rato largo el lugar, me doy cuenta de que esto, más que una cárcel, es
una “sociedad”, constituida por miles de personas, y que muchas de
ellas tratan de pasar el tiempo trabajando o estudiando.
Pero algo pasa en estas personas, que caminan sin destino fijo y quizás
por inercia. Veo en sus rostros sus miradas tristes, ansiosas y
desviadas, perdidas, como esperando algo, un algo que para muchos
llega pronto y para otros nunca llega ni llegará, y es Su Libertad, esa
libertad que por diferentes motivos perdieron alguna vez.
Al conversar con algunos de los internos, me doy cuenta que la
mayoría de ellos son conscientes de los delitos que cometieron y
buscan alguna forma poder corregir esos errores, aún sabiendo que su
libertad está a años de distancia.
Hablando desde el silencio, Publicación del Taller de Periodismo de la U.P.48 de
José León Suárez

Texto 6
La prisión es menos reciente de lo que se dice cuando se la hace nacer
con los nuevos Códigos. La forma-prisión preexiste a su utilización
sistemática en las leyes penales. Se ha constituido en el exterior del
aparato judicial, cuando se elaboraron, a través de todo el texto social,
los procedimientos para repartir a los individuos, fijarlos y distribuirlos
espacialmente, clasificarlos, obtener de ellos el máximo de tiempo y el
máximo de fuerzas, educar su cuerpo, codificar su comportamiento
continuo, mantenerlos en una visibilidad sin lagunas, formar en torno
de ellos todo un aparato de observación, de registro y de notaciones,
constituir sobre ellos un saber que se acumula y se centraliza. La
forma general de un equipo para volver a los individuos dóciles y
útiles, por un trabajo preciso sobre su cuerpo, ha diseñado la
institución-prisión, antes que la ley la definiera como la pena por
excelencia.
Foucault, Michel. (1975) 2004. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. Buenos
Aires: Siglo veintiuno.
1. ¿Cuál es el tema que abordan estos textos? Identifique los géneros a los que
pertenecen.
2. Caracterice el enunciador y el enunciatario de ambos escritos.
3. ¿Cuál de los dos textos emplea un registro más formal? ¿Por qué? Transcriba
ejemplos de cada uno.
4. Reformule el primer texto como si fuera la respuesta a la siguiente consigna de
un examen: ¿Cómo es la Unidad Penitenciaria Nº 48? Configure un enunciador
académico y emplee un registro formal.

5. La repetición de palabras

Uno de los errores más frecuentes en los trabajos de los estudiantes


universitarios es la repetición de una misma palabra a lo largo de uno o más párrafos.
Como venimos sosteniendo en este capítulo, el escritor académico debe emplear un
léxico adecuado, acorde al género y a la situación de comunicación. En este sentido,
debe demostrar cierta riqueza en el uso del vocabulario, evitando no reiterar los mismos
términos. Para explicar mejor este punto, desarrollaremos el concepto de anáfora y de
catáfora.
Tanto las anáforas como las catáforas remiten a algo que se dice en el mismo
texto y no algo que se encuentre por fuera de él. Un segmento del discurso se denomina
anafórico si es necesario remitirse a otro fragmento que apareció antes en el texto para
darle una interpretación. Es decir, implica una referencia entre un elemento del texto y
otro aparecido antes. El elemento anterior es denominado ‘antecedente’. Veamos
algunos ejemplos:
- Matilda se compró un vestido. Lo compró en un negocio cerca de la calle
principal del pueblo.
- Juan estuvo enfermo durante varios días. Ricardo, también.
- Mi vecina quiere pintar el edificio. Ella está dispuesta a hacerlo sola.
Por el contrario, una catáfora establece una relación con un elemento del texto
que aparece después. De allí que las catáforas sean menos frecuentes que las anáforas.
Presentemos algunos ejemplos:
- No me compré la misma. Tu camisa es de color celeste.
- Le dije a Lucrecia que era tiempo de cambiar.
- Vi la tuya; la gata de Jazmín no la conozco.
Como observamos en estos casos, las anáforas y las catáforas son siempre co-
textuales, porque reenvían a otra parte del mismo texto. Su uso, junto con otros recursos
lingüísticos, permite que el escritor no repita términos en sus escritos.
Otra herramienta con la que contamos para no reiterar palabras es el uso de la
elipsis. La elipsis aparece cuando una palabra o un conjunto de palabras se eliminan
porque están sobreentendidos:
- Julio fue al cine. Prefirió salir de su casa.
En este ejemplo, encontramos una elipsis porque se elimina el nombre propio
“Julio” en la segunda oración.

Actividad Nº 7
Lea el siguiente fragmento:

No fue sencillo para Freud avanzar en el terreno académico de la


Viena de fines del siglo pasado. A fines del siglo pasado, el terreno
académico estaba signado por lo que entonces se denominaba
Protektion por lo cual, para ascender profesionalmente, no bastaban
preparación, méritos o aptitudes, pues lo fundamental recaía sobre la
red de relaciones que se supiese tejer. Es conocida la renuencia de
Freud a progresar en lo académico valiéndose de la red de relaciones.
Existieron iniciativas a favor de Freud, pero la designación se
demoraba. Así, en 1897, Freud había sido propuesto para el cargo por
algunos de sus colegas; el comité de siete miembros que debía
nominar a Freud brindó su apoyo unánime; el claustro médico
acompañó la recomendación y, sin embargo, el Ministerio de
Educación no promovió el nombramiento de Freud.
Según Peter Gay, la mayor dificultad radicaba en la atmósfera
claramente desfavorable para el nombramiento de profesionales judíos
en la Viena contemporánea. Pero para explicar la demora del
nombramiento y en la llegada al cargo de profesor, al antisemitismo de
la Viena de la década de 1890 hay que sumar, seguramente, el
escándalo que acarreaban las novedosas teorías de Freud sobre el
origen de las neurosis, el papel otorgado a la sexualidad en la etiología
de las neurosis.
Adaptado de Mazzuca, Roberto; et al. 1998. “Psicoanálisis y Universidad”, en El
Murciélago, Nº 8, abril-julio 1998, pp.7-8

1. Subraye en el fragmento todas las palabras que se repiten.


2. Reescriba el fragmento evitando las reiteraciones.

6. Cuestiones de normativa: revisión de la concordancia

Uno de los errores frecuentes en los trabajos de los estudiantes universitarios


está relacionado con los problemas de concordancia. La concordancia implica que
ciertos elementos –constituyentes– de la frase coinciden en algún rasgo gramatical con
otros elementos anteriores o posteriores. De esta forma, se establecen relaciones
gramaticales entre diversos constituyentes que ocupan lugares sintácticos distintos.

Actividad Nº 8
Revise atentamente las siguientes oraciones y corrija las faltas de concordancia2:

1. Incluso cuando no son numerosos el “detalle inútil” parece, así pues, inevitable:
todo relato contienen algunos.
2. Esta cuestión es la siguiente: todo, en el relato, es significante y cuando no,
cuando en el sintagma narrativo subsiste ciertas zonas insignificantes, ¿cuál
sería, en definitiva, si podemos permitir hablar en estos términos, la
significación de este insignificancia?
3. Sin embargo, la finalidad estética de la descripción flaubertiana está
completamente mezclado con imperativos “realistas”, como si la exactitud del
referente, superior o indiferente a cualquier otra función, ordenara y justificara
por sí solo, aparentemente, el hecho de describirlo, o –en el caso de las
descripciones reducida a una palabra– el hecho de denotarla: las exigencias
estéticas están entonces penetradas.
2
Estas oraciones fueron extraídas y adaptadas de Barthes, Roland. (1984) 1987. El susurro del lenguaje.
Más allá de la palabra y la escritura. Barcelona: Paidós.
4. La historia es, de hecho, el modelo de esos relatos que admite el relleno de los
intersticios entre sus funciones por medio de anotaciones estructuralmente
superfluos, y es lógico que el realismo literario haya sido, con pocos decenios de
diferencia, contemporánea del imperio de la historia “objetiva”, a lo que habría
que añadir el desarrollo actual de las técnicas, las obras y la institución basada
sobre la necesidad incesante de autentificar lo “real”.
5. La verdad de esta ilusión es esta: eliminada de la enunciación realista a título de
significado de denotación, lo “real” retorna a título de significado de
connotación; pues en el mismo momento en que esos detalles se suponen que
denota directamente lo real, no hace otra cosa que significarla, sin decirlo; el
barómetro de Flaubert, la puertecilla de Michelet, en el fondo, no dice más que
esto: nosotros somos lo real; entonces lo que se está significando es la categoría
de lo “real” (y no sus contenidos contingente); dicho de otra manera, la misma
carencia de significado en provecho del simple referente se convierten en el
significante mismo del realismo: se produce un efecto de realidad, base de esa
verosimilitud inconfesado que forma la estética de todas las obras más común de
la modernidad.
6. Cuando Flaubert, al describir la sala en que está Mme. Aubain, la señora de
Félicité, nos dicen que “un viejo piano soportaba, bajo un barómetro, un montón
piramidal de cajas y cartones”, cuando Michelet, al relatar la muerte de Corday y
contar que, antes de la llegada del verdugo, recibieron en la prisión la visita de
un pintor para que hiciera su retrato, llega a precisar que “al cabo de una hora y
media, alguien llamó suavemente a una puertecilla que estaba tras ellas” ambos
autores (entre muchas otras) están anotando observaciones que el análisis
estructural, ocupada en separar y sistematizar las grandes articulación del relato,
por lo general, y al menos hasta hoy en día, deja a un lado, bien porque elimina
del inventario todos los detalles “superfluos” (en relación con la estructura), bien
porque tratan estos mismos detalles (el propio autor de estas líneas así lo ha
intentado también) como “rellenos” (catálisis), provisto de un valor funcional
indirecto, en la medida en que, al sumarse, constituye algún indicio de carácter o
de atmósfera y, de esta manera, puede ser finalmente recuperadas por la
estructura.

Lectura optativa
La concordancia nominal

Uno de los tipos de concordancia gramatical es la que se establece en el género y


el número. Este es el caso del vínculo entre sustantivo-adjetivo, sustantivo-artículo,
pronombre-antecedente:
- Romina era una bella mujer. (adjetivo-sustantivo)
- El artista disfrutaba su popularidad. (artículo-sustantivo)
- Los estudiantes habían realizado todas las actividades solicitadas. El profesor los
felicitó. (pronombre-antecedente)
Como vemos en los ejemplos anteriores, los constituyentes concuerdan entre sí
en género y en número.
Pero, por otra parte, la concordancia también afecta la relación entre el sujeto y
el verbo conjugado. En este sentido, el núcleo del sujeto debe coincidir en persona y
número con el núcleo verbal del predicado:
- Ellas opinaron que el suyo no era un buen ejemplo.
En la frase anterior, el núcleo del sujeto está en tercera persona del plural, al
igual que el núcleo verbal del predicado.
Las oraciones impersonales son, quizás, aquellas que inducen a producir faltas
relativas a las reglas de concordancia, en particular las oraciones impersonales
construidas con el verbo haber. En este sentido, cabe una aclaración: se dice “en la
fiesta, había muchos invitados” y no “en la fiesta, habían muchos invitados”. Este tipo
de oraciones se construye, entonces, con un verbo conjugado en tercera persona del
singular.

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