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TEATRO: SAN FRANCISCO

GUIA: En una pequeña ciudad de Italia, llamada Asís, nace en el año 1182,
FRANCISCO BERNARDONE, hijo de Doña Pica, (de origen francés) y de
don Pedro Bernardone, un señor burgués, comerciante de telas.
Francisco fue creciendo en el seno de esta familia, donde su padre lo
educaba para que fuera comerciante, y su madre, pro otro lado se
ocupaba, entre tantas cosas, de enseñarle canciones en francés.

PADRE: Pero Pica, por favor, dejá que Francisco aprenda cuentas, que eso sí le
va a servir.

MADRE: Pero canta tan bien, Pedro.

PADRE: ¿Cuándo has visto tú, que alguien que no sea inglés, gane su vida
cantando?

FRANCISCO: (con una guitarra intenta cantar una canción).

PADRE: ¿Y tú crees que esto son notas? No pierdas tiempo tonto, y vení
conmigo al comercio.

(Francisco va detrás de su padre)

FCO: Yo quiero ir a la guerra de Perusa.

PADRE: Al fin Francisco, dices algo como la gente.

MADRE: ¿Pero cómo va a ir a la guerra, sino eres más que un niño?

PADRE: Déjalo mujer. Ésta es una buena oportunidad para que tu hijo sea
caballero y pueda llegar a ser un personaje importante en Asís.

FCO: No te preocupes mamá, triunfaré junto a mis amigos, y seré como dice
papá: todo un personaje.

GUIA: Pero... su proyecto quedó frustrado, Francisco cayó prisionero en al


batalla, y tuvo que permanecer preso durante 11 meses. Francisco volvió
a casa sin plumas ni laureles. Volvió enfermo, pálido y tuvo que guardar
cama muchos meses. Este tiempo le sirvió a Francisco para encontrarse
consigo mismo. Descubrió que el silencio está lleno de canciones que
alguien canta dentro de nosotros, en el hermoso prado de hierbas y de
flores, al que apenas hacemos caso, agobiados por ser de los primeros en
llegar a ningún sitio. Francisco pensó y algo empezó a susurrarle dentro
del alma.

PADRE: Bueno mi hijo. Pues usted dirá qué es lo que quiere ahora. Está
clavado que lo más fácil es abandonar todos los compromisos que ya
tenés. Tú crees que nosotros no haríamos lo mismo? Pero existe una
virtud que se llama responsabilidad. ¿Oíste jovencito? Responsabilidad.
FCO: Escúchame vos también. Todo lo que tú quieres, todo lo que tienes te
está matando y todo lo que esperas que yo sea es una .....

PADRE: Cállate, atrevido. Si estás loco más vale que te encierren,

(Comentario de la gente)
(Señora limpiando): Desde que estuvo enfermo cuando lo de Perusa, este gurí no
ha vuelto a levantar cabeza.

(Diálogo de una pareja)


HOMBRE: Lo que pasa es que ha sido toda su vida un niño mimado.
MUJER: Es cobarde, pro eso se volvió de la guerra y ahora tiene miedo de
afrontar el futuro.
HOMBRE: Está loco y yo no habrá quién lo cambie.

(Diálogo de Francisco y su madre)


GUÍA: Con la madre era posible hablar.
FCO: Me entendés mamá? Veo que mi vida va pasando y a mí de verdad no
me pasa nada que valga la pena.
MADRE: Todos tenemos unos años en los que pensamos así, pero luego la vida, el
trabajo, la sociedad, en fin... No seré yo quien te desanime. ¿Y qué
piensas hacer ahora?
FCO: Eso es lo grave. No sé. Sé muy bien lo que no quiero hacer, pero no sé
qué es lo que quiero.
GUÍA: Entonces fue cuando Francisco dejó de frecuentar los cines, los bailes y
los clubes, porque quería hacerse un hueco de silencio en el pecho. Y se
iba a lugares solitarios a meditar. Y observaba detenidamente la
naturaleza que lo rodeaba.
MADRE: Y bueno, ¿por qué no te hacés cura?
FCO: Sería lo mismo. Las preguntas para las que busco respuesta no
cambiarían aún siendo cura.
MADRE: Pone en manos de Dios.
FCO: Es fácil decirlo. El Dios en quién yo creo no deja de soltarme su mano,
todos los días para que yo aprenda a caminar solo.
Yo nunca he visto la vida desde el otro lado. ¿Qué se siente siendo el
más abandonado? ¿Qué valores permanecen? ¿Qué se gana cuándo se
pierde todo?

MENDIGO: Joven, ayúdame


FCO: ¿Me quieres cambiar los vestidos?
MENDIGO: Estás seguro?
FCO: Sí, lo estoy.
(Se cambian los vestidos, se va el mendigo. Aparece el padre).

PADRE: Ya me estás cansando con tus locuras.


MADRE: Sé realista hijo, tú quieres lo mejor y lo mejor es, muchas veces, enemigo
de lo bueno.
LA GENTE: Mirá tú el chiquito, dándoselas de crítico. Ya se le pasarán las
bobadas cuando tenga que ganarse el pan.
LOS AMIGOS: Tú lo que necesitas, Francisco, es divertirte. ¿Por qué no venís
esta noche con nosotros?

GUÍA: Y Francisco fue aquella noche ala fiesta, y fue coronado rey de la
juventud de Asís.

AMIGO: Ché ¿no estarás enamorado?


FCO: Sí, che, me parece que me caso.
AMIGO: ¿Y quién es ella?
FCO: Es la más hermosa con la que nunca nadie se ha casado.

GUÍA: La verdadera riqueza, Francisco la encontró entre los pobres y los


inmundos. Había en las afueras de Asís varios leprosos. Francisco sentía
un asco enorme pro aquellas caras agujereadas.
FCO: Señor, hazme todos menos leproso. No Podría resistirlo.
GUÍA: Un cierto día, mientras caminaba por el campo.

FCO: Esa es la campanilla de un leproso. Me esconderé hasta que pase.


(Pausa)
Qué distintos son a los demás hombres. Si yo me atreviera a...

GUÍA: Cuando ya casi pasaba de largo el leproso, Francisco se decidió, salió a su


encuentro, tomó sus manos entre las suyas y despacito, con el corazón
en un puño lo besó. Comprendió que podía cambiar, ser distinto, romper
con esquemas y con mentiras.

(SAN DAMIÁN)
GUÍA: Cerca de allí estaba en ruinas la Iglesia de San Damián. Francisco iba
todas las tardes después del trabajo, a sentarse para tratar de
comprender con clama, qué era lo que estaba pasando. Una nochecita
de esas, el crucifijo de San Damián, le habló a Francisco y le dijo.
DIOS: Francisco, ve y repara mi casa que amenaza ruinas.
GUÍA: Al principio, Francisco se tomó al pie de la letra lo que habían dicho en
San Damián. Aprovechó que el padre no estaba y le quitó tales para
vender y así conseguir el dinero APRA los ladrillos que iba a necesitar.

(Francisco elige la ropa).


GUÍA: Se marchó a Foliño, cargado con las mejores telas.
FCO: Con lo que saque de todo esto, arreglaré la Iglesia de San Damián.
GUÍA: Y en Foliño, vendió hasta el caballo. Pero... lo malo fue a la vuelta.

(Francisco camina hacia una Iglesita)

CURA: (Sale al encuentro) Tu padre vino a buscarte, está malísimo y dice que va
a matarte.
FCO: ¿En serio?
GUIA: Y de este modo, huyendo de Pedro Bernardone, Francisco se oculta un
mes en una cueva.
FCO: (En actitud de meditación) Pero cómo no me di cuneta antes? No es la
Iglesia de San Damián lo que hay que arreglar, sino la Iglesia. Pero...
¿cómo cambiar una Iglesia con 12 siglos de tradición, de estructura, de
poder...? No lo sé.
Lo único que se puede hacer es volver al Evangelio. Sí., Vivir como
Jesús, vivir el Evangelio y sólo el Evangelio.
Y si la Iglesia se enfada pero para ella. Esto es lo que quiere el Señor.

(Entra el padre)
PADRE: ¿Qué es lo que estás haciendo tonto?
MADRE: Francisco, hijo, ¿Dónde te habías metido?
PADRE: Vamos ahora mismo a casa y allí hablaremos.

FCO: Lo siento padre, pero ya tu casa me queda pequeña.


PADRE: Soy tu padre y me debes obediencia.
FCO: Más obediencia le debo a Dios que me ha hecho libre y tú me quieres
encerrar.
PADRE: No metas a Dios en todo esto. Dios quiere que se respete la autoridad y
el orden.
FCO: A partir de ahora quiero decir: Padre Nuestro que estás en los cielos, y no
padre Pedro Bernardone.
PADRE: Tú estás chiflado. Te voy a llevar al Obispo APRA que ponga en vereda.

GUÍA: Y fueron al obispo de Asís, el cual trató de hacer entrar en razón a


Francisco.
OBISPO: Francisco, hijo, ¿no crees que exageras?
PADRE: Yo soy tu padre y todo lo que tienes me lo debes a mí.
FCO: Todo no, pero te devolveré lo que te pertenece, y en adelante no quiero
deber nada a nadie, ni tener amos, ni compromisos que me impidan ser
libres.
(Fco se saca la ropa)

GUÍA: Más tarde, Francisco comienza a usar un sayal, como un signo de pobreza
y penitencia.

FCO: Ahora soy lo que quería ser: UN CABALLERO. Pero un caballero pobre del
SEÑOR JESÚS!

(FCO. comienza a pedir de puerta en puerta)

GUÍA: Al principio Francisco anduvo de acá para allá como un mendigo, pidiendo
limosna.
Visitaba a sus hermanos leprosos, les limpiaba la carne que Dios que
había hecho a su imagen y semejanza.

(FCO. Y los leprosos)

FCO: El Señor me condujo en medio de ellos, y yo los traté con misericordia.

GUIA: Y de estas idas y venidas, de la flor al dolor, de la Iglesia a la leprosería,


del monte a la calle, y siempre de la mano del Señor, fue naciendo este
cántico:
(CANTO DE LAS CRIATURAS)
(Amigos de Fco. Reunidos)

BERNARDO: Saben en qué pienso? En que esta noche no voy a salir al baile con
ustedes.
RUFINO: Qué te pasa Bernardo? Te sentís mal?
BERNARDO: No, no me siento mal. Desde ahora me voy con Fco.
RUFINO: Pero tú eres rico, Bernardo.
BERNARDO: Pero no me importa Rufino, eso no es lo más primordial.
RUFINO: Pero Bernardo, vas a sufrir frío, hambre, sueño, y...
BERNARDO: No te preocupes Rufino, Dios me ha visitado y tengo que partir...
(Bernardo parte con su ropa)

(Aparece Fco. en escena)

BERNARDO: Cómo te va Fco.?


FCO: Yo estoy muy contento, soy feliz aunque ustedes no me entiendan.
BERNARDO: Sabes una cosa? He venido a quedarme contigo.
FCO: Todo el día?
BERNARDO: No, toda la vida, Fco.
FCO: Bendito sea Dios, que nos ha llamado a ser sus testigos en medio de
nuestros hermanos.
GUIA: A la mañana siguiente, Fco y Bernardo fueron a la Iglesia de San Nicolás,
Fco, tomo la Biblia, la abrió y en suerte se encontró con el pasaje que
dice:

(lee Fco)
FCO: “Ve, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y luego... SIGUEME"
Así lo haremos, Bernardo. Tú sabrás lo que a ti te toca.
GUIA: Y Bernardo de Quintavalle, que era caballero de Asis, vendió todos sus
bienes que eran muchos, los repartió entre los pobres, las viudas, los
huérfanos, los hospitales; y se vistió con harapos, como Francisco.
Y luego se sumaron: Gil, Silvestre, Felipe... (aparecen en escena)
Mientras tanto, los caballeros de la Dama Pobreza, lavaban las llagas a
los leprosos, arreglaban Iglesias, las barrían, cortaban leña, enterraban a
los muertos, etc.
... Y un buen día;
(aparece Clara)

CLARA: Soy Clara, quiero vivir como ustedes. Tengo otras amigas que también
quieren lo mismo.
BERNARDO: Pero ustedes son mujeres.
CLARA: Qué quieres decir con eso? Acaso tenemos que estar toda la vida
planchando, cocinando, pasando toda la vida encerradas?
FCO: Es que no te van a dejar salir de tu casa.
CLARA: No te preocupes, nos escaparemos.
GUIA: Y la pequeña Clara, de tan solo 17 años, hija de una flia. noble, más rica
que la de Fco., escapó de su casa, junto a su amiga Pacífica.

(Clara y Pacífica corren al encuentro de los hermanos pobres, quienes la reciben


con una cena)
CLARA: HERMANOS! Hemos llegado. Ahora somos todas de Jesús!
FCO: Esto hay que festejarlo, porque es un regalo de Dios.
CLARA: (luego de comer algún bocado, dice:) Creo que por el momento, lo mejor
será esconderme por un tiempo de mi padre.
BERNARDO: Tienes razón, Clara.

GUIA: Vivían en la más absoluta austeridad, simplicidad, repartiendo el día


entre trabajo y oración.
Su pobreza radical, los llevó a desprenderse de todo, a no depender de
las cosas para ser felices, se convirtieron así, a los ojos de la gente, en el
principal distintivo.
(Los hermanos y las hermanas comparten un mate, mientras hacen trabajo
manuales)

FCO: Si la gente supiera que la Paz y la Alegría que buscan, se encuentra por el
camino de la sencillez.
GUIA: Luego, los hermanos y las hermanas de San Fco., se expandieron por el
mundo, predicaban la Buena Nueva de Jesús, vivían con los pobres, como
los pobres y entre los pobres, haciendo conocer a Jesús a todos, mediante
el testimonio de sus vidas alegres y simples...

(Canto CANTA FRANCISCO)

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