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SINDICATO MUNDIAL Y EN EL PERU

PROCESO HISTÓRICO DEL MOVIMIENTO SINDICAL EN EL MUNDO

El sindicalismo, se origina con la revolución industrial en el último tercio del siglo XVIII,
dando lugar a que la máquina sustituya al trabajador manual, cuando la fábrica ocupa el
lugar de taller, cuando la gran industria suplanta a la economía del artesanado y la
producción de mercado local, se transforma en producción para el mercado mundial.

La introducción de la máquina, produce grandes ganancias a los industriales, obtenidas a


costa del sufrimiento del naciente proletariado de las fábricas, la fatiga excesiva, la
insuficiencia en la alimentación, la disciplina imperante, etc. Que debían de soportar los
operarios. Tanto la moralidad, la higiene, la seguridad, salud, no causaban ninguna
preocupación al empresario. Además, las mujeres y niños eran explotados sin
misericordia, se les destinaban los trabajos más duros y humillantes, exponiendo con ello,
sus vidas. Es así como el operario se convierte en esclavo de la máquina y el trabajo del
hombre se hace menos valorizado.

La revolución industrial, se ubica por el año 1775 y unos años después, en 1789 se
produce la Revolución Francesa, la cual reivindicaría los derechos del hombre. Pero se
produce una situación paradójica, se cree que dado que el hombre es libre, no debe
agruparse, ni formar coaliciones de obreros. Pues ello atenta contra la libertad en general
y en contra de la libertad de trabajo en particular. Es así, como en la Declaración de los
Derechos del Hombre y la ley Chapalier de 1791, se imponen sanciones a todos aquellos
que constituyen asociaciones de artesanos, obreros o jornaleros.

Dada la situación planteada y la imposibilidad legal de que los trabajadores se agrupen en


defensa de sus intereses, optan por iniciar el movimiento en la clandestinidad,
recogiéndose el sentido societario de los gremios.
PROCESO HISTÓRICO DEL MOVIMIENTO SINDICAL EN EL PERU

Los sectores populares habían organizado sindicatos desde comienzo de siglo XX y


paulatinamente fueron ganando protagonismo político. En lo fundamental, acompañaron
al Apra hasta los años cincuenta, cuando el trabajo sindical del Partido Comunista fue
ganando más adeptos. El viraje a la derecha consumado a través de la “convivencia” con
Manuel Prado fue una oportunidad para los comunistas. Aprovechando esa ventana, para
los años sesenta, los sindicatos estaban pasando masivamente a las izquierdas. Ese
proceso fue estimulado por el auge de las revoluciones tercermundistas, después de la
revolución china y el inicio del proceso de descolonización en el mundo entero.

Así, los sindicatos ya eran izquierdistas cuando el general Velasco tomó el poder en
octubre de 1968. Pero, durante su mandato los trabajadores lograron una conquista
laboral muy importante. Se trata de la estabilidad laboral, que impedía despidos
injustificados y obligaba a sustentarlos legalmente. Esa norma de Velasco permitió que
los dirigentes sindicales puedan cumplir su trabajo sin mayores temores. Pero, la ley era
tan drástica que introdujo elevada ineficiencia al sistema económico, puesto que el mismo
efecto se hubiera podido lograr de otra manera.

Sin embargo, Velasco no se llevaba del todo bien con los sindicatos. Los consideraba
comunistas y sospechosos de apoyar a una política extranjera, como era la Unión
Soviética y Cuba. Velasco era muy nacionalista, tenía recelo de las posturas políticas que
adherían a bloques extranjeros. Además, era autoritario y trataba a todo el país como
cuartel, queriendo que se obedeciera “sin dudas ni murmuraciones”.

Por ello, no hubo luna de miel entre Velasco y los sindicatos. Por el contrario, en esta
época se forjó el clasismo, una ideología que expresaba el esfuerzo por conservar
autonomía con respecto al gobierno militar.

Ese movimiento clasista significó el punto más alto de la influencia política del
sindicalismo durante la segunda parte del siglo XX. Se fortaleció gracias a Velasco,
aunque logrando independencia para empujar un proyecto donde jugaba un importante
papel, que fue la izquierda desunida de los 1970. Pero, desde los ochenta se inició el
retroceso del sindicalismo. Sus protestas se gastaron, su discurso se quedó corto y perdió
efectividad. Los cuadros políticos de las izquierdas ingresaron a la arena electoral y la
competencia por cargos públicos. Nadie se quedó a trabajar junto a los sindicatos.

La hiperinflación del primer gobierno de García golpeó la organización sindical y los


asesinatos de la violencia política tuvieron un efecto letal. De ese modo, se produjo la
inversión del máximo logrado en los setenta. Al comenzar los noventa, con el gobierno de
Fujimori, el sindicalismo retrocedió al nivel mínimo de influencia y su vigencia fue
seriamente mellada. Desde entonces no se ha recuperado en forma significativa.

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