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 Líneas punteadas respondidas en color azul

Infancia y adolescencia en la cultura del consumo., Lucia Rabello de Castro, Ed. Lumen,2001.

Capitulo: Una teoría de la infancia en la contemporaneidad.

Por historia de la infancia se entiende la interpretación de las transformaciones de las


costumbres y prácticas socioculturales que acarrearon cambios en la manera de representar la
infancia. La infancia es una construcción social: y, como tal, la infancia sólo puede ser comprometida
a partir de los cambios más globales de la sociedad, donde las diferencias de edad están marcadas
por significaciones y valores que varían según la época histórica.
Otorgar el sentido de una construcción histórica de la infancia implica analizar como las prácticas
socioculturales posibilitan, circunscriben y determinan ciertos tipos de experiencias durante la
infancia. En la actualidad es posible encontrar una multiplicidad de representaciones e imágenes
sobre infancia porque más que en cualquier otra época, tal vez, la infancia fue capturada por sus
portavoces, o sea, aquellos que, legitimados por una posición de autoridad por el saber científico,
pueden hablar sobre la infancia e, ipso facto, construirla.
En los siglos XVIII y XIX se produjo un proceso de racionalización creciente de las sociedades
al que se la denomina modernidad. Este proyecto tiene como característica central la creencia en
la RAZÓN como instrumento de control sobre la naturaleza, posibilitado, sobre todo a través de la
tecnología. Pero es un proyecto falible porque el progreso trae también la barbarie, el nazismo, el
fascismo, la “dictadura de la producción”, el desencanto del mundo, donde empiezan a regir la
fetichización de los objetos, el aislamiento entre los individuos, el dominio de la maquina sobre el
hombre, el trabajo y el placer alienados.
Dentro del saber psicológico científico, la psicología del desarrollo se encargó de describir y
sistematizar los cambios a lo largo del tiempo biográfico, el llamado “ciclo vital”.
La emergencia del individuo en la modernidad apunta a la posibilidad de la autonomía del sujeto
frente a las condiciones de la naturaleza y de lo social. En este contexto aparece la idea de
EMANCIPACIÓN que se refiere a la posibilidad de sustituir los ideales originados externamente al
individuo, por ejemplo, impuestos por la voluntad divina, por otros obtenidos por una reforma de la
voluntad, que se une a la razón, volviéndola práctica.
En el proyecto emancipatorio, sujeto y sociedad se funden, lo que significa que el sujeto queda
sometido a un orden, a través de la “internalización” de costumbres y valores sociales.
Derivando de la idea de emancipación, las ideas de CONTROL y PREVENCIÓN también formaron parte
de la psicología del desarrollo, que estuvo, desde su origen, aliada a las prácticas de intervención y
regulación de la siguiente manera categorizando a los individuos sobre todo los niños.
La noción de NIÑO NORMAL se origina en la necesidad de organizar el sistema escolar, se establece
y consolida la práctica de agrupamiento de los niños según su desempeño en tareas preestablecidas
en patrones, cuyo principio orientó la elaboración de los test psicológicos, que también sirvieron a
las prácticas de clasificación y ordenamiento de los niños en el sistema escolar. Se fundamenta en
la posibilidad de reducir las idiosincrasias individuales a determinados denominadores comunes,
considerados criterios o normas características de la edad, se apoya sobre un mecanismo de
minimización de las diferencias entre los sujetos y maximización de las semejanzas.
Por todo lo anterior, se puede afirmar que esta noción se refiere a una concepción modelo cuya
función se inserta en la demanda político-institucional del proyecto de escolarización de la infancia
iniciado en la modernidad y que trajo consigo una INFANCIA BAJO MEDIDA. Ésta era una infancia
especificada en su trayecto porque estaba prescripto y explicitado y normatizada porque algunas
secuencias serian mejores que otras.
En este sentido, las condiciones de posibilidad de desarrollo son producidas socialmente. La
UNIFORMACIÓN relativa al desarrollo durante la infancia y la adolescencia no puede ser concebida
como un hecho de naturaleza infantil, sino como producto de las condiciones socioculturales del
desarrollo. Esto se afirma sobre la base de que se organizan según las prácticas de atención de la
infancia y adolescencia en la sociedad contemporánea.
En síntesis, la psicología del desarrollo estuvo, desde su origen, comprometida en el proyecto de la
modernidad. La infancia y la adolescencia fueron “racionalizadas” como periodos de socialización,
lo que significó su lenta preparación para la “vida productiva”. Pero, desde el punto de vista de los
niños y adolescentes, su apartamiento de las actividades socialmente significativas en la sociedad
moderna, y su limitación al ejercicio de las prácticas de “preparación”, significó la
institucionalización de su dependencia y su encuadramiento socioinstitucional como “menores” y
relativamente incapaces
Las diferentes concepciones de la infancia tuvieron el objetivo de circunscribir un estado ideal
para la misma, desde el punto de vista del adulto y, por lo tanto, de controlarla. Se puede afirmar
un creciente proceso de sujeción de la infancia a “tiempo-espacios” previamente definidos y
delimitados, sobre los cuales el control social puede ser ejercido más fácilmente. Se mencionan a
continuación cuatro ejemplos de esta tendencia:

1.-La emergencia de la noción de niño del sujeto con especificidades psicológicas acarreo el
surgimiento de políticas sociales y educacionales para su bienestar, para la atención y orientación
de las familias, y para la corrección de desvíos. El “ideal doméstico”, representado por la familia
burguesa, donde los papeles son definidos y se enfatizan el orden, el respeto y el afecto mutuos,
perpetua y naturaliza la noción de un ambiente ideal para vivir y criar a los niños. Del mismo modo,
la infancia es naturalizada a través de las propias prácticas que circunscriben los tiempos modernos:
ser niño es ir a la escuela, jugar y no tener responsabilidad, vivir con su familia y así sucesivamente.

2.-En este ejemplo reside en la discusión, hoy presente en algunos países, sobre la cuestión de la
educación compulsiva. Se cuestiona principalmente la forma “escolar” de esta obligatoriedad, con
el argumento de que, siendo una prescripción que alcanza a todos los niños indiscriminadamente,
presupone una paridad entre las necesidades individuales y las demandas socialmente acordadas,
recibiendo las ultima prioridad sobre las primeras, en caso de haber desacuerdo. Así, de modo
paulatino, se confino la infancia a situaciones previsibles de tiempo y lugar, para las cuales
establecieron “regímenes de actuación” unívocos que extinguen posibilidades alternativas de
producción sociohistórica de la infancia.
3.-La representación de la infancia que puede y muchas veces debe trabajar para ayudar a mantener
la familia. Lo que aquí interesa resaltar es como determinadas prácticas socioculturales cristalizan
determinadas percepciones respecto a la infancia, las que automáticamente pasan a excluir otras
posibilidades de imaginar, percibir y representar la infancia.

4.-Los procesos intelectuales aparecerían en su forma más simple para, gradualmente, tornarse más
complejo. Las preocupaciones de esa época se hacían presentes hasta hoy en los manuales de
psicología del desarrollo. A partir de los años veinte y hasta cerca de 1960, el gran paradigma que
domino la investigación psicológica el conductismo, donde el énfasis recayó sobre las influencias
ambientales sobre el niño.

Esta psicología, cuyo acento esta puesto en la racionalidad tuvo, entre otras, las siguientes
consecuencias: la mistificación y supresión en un aspecto importante de la vida infantil, o sea, su
carácter fluido, ambiguo, contradictorio y caótico.
Por CUESTIONES POSMODERNAS se entiende una serie de cuestionamientos y aportes que se
han hecho en el ámbito de las ciencias sociales y humanas en el sentido de apuntar al debilitamiento
de orientaciones socioculturales consolidadas, que tienen que ver con las condiciones del
conocimiento y de la experiencia, y con la naturaleza de la realidad social y subjetiva. Con el
POSMODERNISMO se produce la TRANSFORMACIÓN DE LA LÓGICA CULTURAL DOMINANTE, lo que
significa transformaciones en las concepciones de:

CIENCIA:
Es caracterizada como “matheis universalis” desde las posibilidades del conocimiento que no se
proponen la predicción y la explicación de lo real, practicas estas institucionalizadas dentro de los
rituales académicos de producción de conocimiento
NOCIÓN DE TIEMPO:
El tiempo define al ser, por lo tanto, el ser es temporal, o sea, el ser es devenir, continuo flujo
temporal, transformación permanente. En este sentido, el reencuentro de la psicología del desarrollo
con la vida pasa, inevitablemente, por una revisión de la noción de temporalidad, de modo que la
mercantilización del tiempo, obtenida gracias al vaciamiento de su valor de uso para tomar lugar
como “objeto” de intercambio dentro del sistema productivo, en tanto “capital” medidos en años,
meses, días y minutos, pueda dar lugar a “otras temporalidades” que anuncien lo más diferentes y,
hasta cierto punto no comparables, devenires: el del niño, el del adulto, el de anciano.
NOCIÓN DE INFANCIA:
La infancia plantea cuestiones en términos de una sociopolítica de la desigualdad: las diferencias de
edad son teorizadas en función de valores, como de progreso, y que amparan posiciones jurídicas de
desventajas para los jóvenes. Sobre todo, cuestiona quien tiene autoridad de hablar por el niño: la
familia, los especialistas, el Estado o sus representantes. En este sentido, es necesario saber si la
infancia tiene voz sobre las decisiones que la implican, o sea, si la infancia puede ser considerada
sujeto de su devenir.

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