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BASES CONCEPTUALES

Alejandro Dioses Chocano (2015)

Antes de analizar los diferentes trastornos del lenguaje, es conveniente revisar una serie de
conceptos con la finalidad de usar cada uno de ellos en un mismo sentido, ya que los diferentes
autores, dependiendo de su posición teórica y disciplina de la que procedan, les han conferido
connotaciones ligeramente diferentes, cuando no radicalmente opuestas, lo que puede originar
cierta confusión.
1. Comunicación
La comunicación es un proceso mediante el cual los interlocutores intercambian información
(Puyuelo y Rondal, 2003), además de ideas, necesidades y deseos (Owens, 2003). Se trata de
un proceso activo que tiene como protagonistas a un emisor (hablante) y un receptor (oyente),
quienes codifican, transmiten y decodifican un mensaje. Para que este último sea efectivo,
ambos protagonistas deben prestar un adecuado nivel de atención sobre las necesidades
informativas del otro (Owens, 2003).
Existe una multiplicidad de formas para construir un mensaje, según el contexto y las
experiencias personales de los interlocutores, lo que podría generar una distorsión en el
mensaje. Si el hablante es capaz de minimizar estas distorsiones y de concebir, formular,
modular y emitir mensajes, así como de darse cuenta en qué medida su mensaje se ha
comprendido adecuadamente, podemos decir, según Doré (Owens, 2003), que posee un
adecuado nivel de competencia comunicativa.
Al ser un proceso social y complejo, la comunicación (Owens, 2003), engloba varios
componentes: el componente lingüístico, paralingüístico, no lingüístico y metalingüístico.
El componente lingüístico comprende elementos como lenguaje, la lengua y el habla, que serán
tratados más ampliamente en una posterior sección.
El componente paralingüístico comprende dispositivos suprasegmentales que actúan por
encima de los elementos o segmentos de una oración y pueden cambiar la forma o significado
de la misma. Entre estos dispositivos se tiene: el énfasis (tono, entonación y acentuación), la
velocidad o ritmo del habla y las pausas o vacilaciones (Owens, 2003).
El énfasis incluye al tono (que destaca el estatus personal del hablante como la importancia o
novedad de la información), la entonación (que indica el tipo de oración) y la acentuación (que
indica un énfasis más específico en alguna parte del mensaje).
La velocidad del habla del emisor pone de manifiesto: el nivel de conocimientos que tiene el
hablante acerca del tema al que se está refiriendo; la percepción que el emisor tenga sobre el
grado de comprensión del oyente; y el grado de excitabilidad del emisor.
Las pausas se utilizan para destacar o sustituir una parte del mensaje. Las mismas, en conjunto
con el tono y el ritmo, pueden usarse para establecer divisiones sintácticas entre frases y
cláusulas.
El componente no lingüístico engloba: gestos, postura corporal, expresión facial, contacto
ocular, movimiento de la cabeza y del cuerpo y la distancia física. Respecto a los gestos, estos
permiten en algunas ocasiones, llegar a transmitir mensajes completos, sin la necesidad de
utilizar lenguaje o habla de otro tipo.
El componente metalingüístico, está referido a los dispositivos que permiten hablar sobre el
lenguaje, analizarlo, pensar sobre él, juzgarlo y considerarlo como una entidad independiente

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de su contenido. Los indicadores metalingüísticos expresan el estatus de la transmisión o el
éxito de la comunicación.
2. Lenguaje
El lenguaje puede ser entendido de diversas maneras, en general se plantea que es una
facultad de la mente humana que permite codificar o descodificar un mensaje, dicha facultad se
operacionaliza mediante una estructura neuropsicológica conformada por una red de alta
complejidad de mecanismos y centros nerviosos especializados genéticamente en:
 la organización de la producción y el reconocimiento de las cadenas sonoras del habla,
 las reglas que gobiernan el ordenamiento secuencial de las palabras en frases y oraciones,
y
 el sistema de significado que se adhiere a éstas como consecuencia de las experiencias
cotidianas y la interacción social del individuo en una variedad de situaciones
comunicativas.
Complementariamente, es importante señalar que los centros cerebrales relacionados con el
lenguaje se formaron y evolucionaron a medida que el hombre necesitó una comunicación más
eficaz para la supervivencia de la especie y la tecnificación del trabajo; en esa perspectiva,
Luria (1978) menciona que el lenguaje pudo originarse en la actividad productiva y surgió bajo
la forma de movimientos manuales abreviados que representaban ciertas actividades laborales
y gestos señalizadores mediante los cuales los humanos se comunicaban entre sí, de allí que
se estima que sólo en ellos, a lo largo de un periodo histórico sumamente largo en el cual,
generación tras generación, fueron apareciendo dispositivos neurológicos cada vez más
especializados, se llegó a realizar la disociación entre gesto y sonido.
Por lo expuesto, se asume que el lenguaje surge debido a la necesidad que tuvo el hombre de
relacionarse con sus semejantes y explicar su acción en el mundo, siendo entonces posible
definirlo, como el resultado de una actividad nerviosa compleja que permite la comunicación
interindividual de estados psíquicos a través de la materialización de signos multimodales que
simbolizan estos estados, de acuerdo con una convención propia de una comunidad lingüística
(Leocurs, citado por Peña, 2001).
3. Lengua
Sistema abstracto subyacente a los individuos de una misma comunidad humana, usado para
comunicarse (Narbona, 1997).
Martínez (1998) señala que es un sistema cuyos elementos constitutivos básicos son los signos
lingüísticos, los cuales están conformados por un significado y un significante.
4. Habla
El habla es un sistema supraindividual de signos y reglas convencionalmente establecidas; en
ese sentido, se produce como una realización concreta de esta. Cuando los seres humanos
hablan, actúan voluntaria e involuntariamente efectuando combinaciones lingüísticas,
evidenciando el uso particular que cada uno hace de su código, lo que a su vez permite,
apreciar el mecanismo anatomofisiológico utilizado para su exteriorización fonoarticulatoria16.
Dicho en otras palabras, el habla es el resultado de la compleja relación de procesos
neurolingüísticos, neurofisiológicos, neuromusculares y actividad psíquica (integrada dentro de
los procesos de la percepción, imaginación, el pensamiento y la actuación a nivel
epiconciente)17, en el que una persona concreta utiliza en forma particular los códigos y reglas
propios de su lengua de acuerdo a sus experiencias socioculturales, estados afectivos,
cognitivos, conativos y volitivos.
5. Fonoarticulación
Convencionalmente se plantea que los componentes que intervienen en la producción de
sonidos se denominan órganos bucofonatorios, articulatorios, del habla o

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fonoarticulatorios1,11,21,23-26 y el conjunto de todos los mecanismos necesarios para la producción
de un sonido se llama fonoarticulación27.
De igual manera, diversos autores20,24,27,28 asumen que cada sonido está determinado por las
diversas configuraciones de los órganos activos y pasivos de la fonación: por ejemplo, la glotis
se abre y se cierra dando lugar a la creación de la presión subglótica que delimitará el tono o
altura del sonido; las cuerdas vocales al vibrar cambian de forma y espesor contribuyendo a
determinar su intensidad; y los labios se redondean y proyectan para producir las vocales
redondeadas. Todo ello hace posible que se distingan tipos articulatorios y que cada sonido
alcance su propia clasificación.
Sin embargo, el análisis de estos planteamientos permite visualizar que aspectos de fonación y
resonancia son aparentemente reducidos a la idea de articulación; notándose también que en
dichos planteamientos se hace uso de términos clásicos, tales como órganos y cuerdas
vocales, para denominar a los diferentes elementos involucrados en este proceso.
Por ello, se estima pertinente mencionar que no todas las partes anatómicas que participan
durante la fonoarticulación deben ser consideradas órganos, ya que no necesariamente tienen
una función específica como tal; así por ejemplo, los conductos, tabique, bóveda, huesos y
cavidades, entre otras no poseen una función específica; de allí que se estima que el término
correcto a ser utilizado debería ser “estructura” dado que este engloba todos los elementos que
participan durante la producción de la fonoarticulación, tales como, músculos, órganos, piezas,
bóvedas, tabiques, huesos, articulaciones, cavidades, etc.

Esquema 01: Estructuras fonoarticulatorias y su función, modificado de Susanibar y Dioses.

A su vez, se define fonoarticulación como los mecanismos neurolingüísticos (fonología),


neuromusculares y neurofisiológicos (fonética) que: 1) crean la energía aerodinámica necesaria
para 2) hacer vibrar a los pliegues vocales y/u otras estructuras del tracto vocal superior,
estableciendo así la emisión de un sonido (fonación); 3) producir la voz en las cavidades
supraglóticas y 4) controlar, direccionar (hacia la cavidad nasal u oral) y/u obstruir parcial o
totalmente la cavidad oral creando estrechamientos o constricciones para producir los diversos
fonos de una secuencia sonora, asumiendo las características anatomofisiológicas y acústicas
particulares de un idioma específico.
Esquema 02: Fonoarticulación

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Este complejo proceso demanda de la integridad e interrelación del: a) sistema nervioso central
que controla el procesamiento y comprensión fonológicos, como de facilitar el proceso fonético
a través de la planificación y programación motriz; b) sistema nervioso periférico; c) sistema
respiratorio; y d) sistema estomatognático. Además de la función sinérgica de las diversas
estructuras que componen estos sistemas.
6. Logopedia
Disciplina que se encarga del estudio (investigación), prevención, evaluación, diagnóstico e
intervención terapéutica en los trastornos de la voz, habla y comunicación, ya sean de tipo
permanente o transitorio, y que se presentan tanto a nivel oral, como escrito y/o gestual.
7. Logopeda
Profesional especializado que asume la responsabilidad de la prevención, evaluación,
intervención y estudio científico de los trastornos de la comunicación humana, que comprende
a todas aquellas funciones y procesos asociados a la comprensión y producción del lenguaje
oral y escrito, así como a la comunicación no verbal. Atiende también las afectaciones
patológicas de la voz en cuanto a reeducación y rehabilitación.
8. Alteraciones del lenguaje
Para Bashir (Puyuelo, 2003), las alteraciones del lenguaje son un grupo heterogéneo de
desórdenes en el desarrollo o adquisición del lenguaje, caracterizados principalmente por déficit
en la comprensión, producción y uso del mismo. Algunas de estas alteraciones son crónicas y
pueden persistir a lo largo de la vida, sin embargo, los síntomas, manifestaciones, efectos y
severidad de los problemas cambian con el tiempo, como consecuencia del contexto y de las
tareas de aprendizaje.

9. Dificultades del lenguaje


Concepto genérico y neutral referido a afectaciones que se conciben en términos de
necesidades educativas especiales, ya que la mayor parte de los problemas del lenguaje y de
la comunicación se manifiestan, y en algunos casos se intensifican, en la situación de
enseñanza – aprendizaje. Por lo tanto, la definición hace referencia a las afectaciones que sufre
la persona en algún punto de la cadena de la comunicación (oído, cerebro u órganos periféricos
del lenguaje); como en la interacción natural que se produce en distintos contextos de
comunicación en los que cambian los interlocutores, los materiales y los eventos; pudiendo ser,

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en ambos casos, dificultades permanentes o transitorias. (Mayor citado por Acosta y Moreno,
2001).
10. Síndrome
Conjunto de síntomas clínicos cuya aparición simultánea, sugiere con elevada probabilidad, un
mecanismo patógeno o una localización común (Bruna; Suhevic, citado por Junqué, 2003).
11. Signo
Es una manifestación objetiva de un proceso o estado patológico (Mesa Cid, 1999, citado en
Jarne, Talarn, Armayones, Horta y Requena, 2006).
12. Síntoma
Sensación o cambio en el estado de salud de una persona. Son manifestaciones no
observables directamente, de carácter subjetivo (Jarne et. al, 2006).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Acosta, V. y Moreno, A. (2001). Dificultades del lenguaje en ambientes educativos: Del retraso al
trastorno específico del lenguaje. Barcelona: Editorial Masson.
Dioses, A. (2004). Desordenes de la Comunicación. Lima: CEPAL.
Jarne, A.; Talarn, A.; Armayones, M.; Horta, E.; y Requena, E. (2006). Psicopatología. Barcelona:
Editorial UOC.
Junqué, B. y Mataró, M. (2004). Neuropsicología del lenguaje: Funcionamiento normal y patológico.
Rehabilitación. Barcelona: Editorial Masson.
Martínez, E. (1998). Lingüística. Teoría y aplicaciones. Barcelona: Editorial Masson.
Narbona, J. y Chevrie - Muller (1997). El lenguaje del niño. Barcelona: Editorial Masson.
Owens, R. (2003). Desarrollo del lenguaje. Madrid: PEARSON EDUCACION.
Peña, J. (1994). Manual de Logopedia. Barcelona: Editorial Masson.
Puyuelo, M. y Rondal, J. (2003). Manual de desarrollo y alteraciones del lenguaje. Barcelona:
Editorial Masson.
Sánchez, S. (1985). Diccionario enciclopédico de educación especial. Vol. H – O. Madrid: Editorial
Santillana.

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DESARROLLO DEL LENGUAJE

Alejandro Dioses Chocano (2015)

Los estudios de la adquisición del lenguaje, especialmente a partir de la incorporación de la


pragmática en los años setenta, tienen en cuenta los primeros intercambios comunicativos entre
adulto y niño; es decir, todo aquello que sucede entre ambos durante el primer año de vida, como
criterio para comprender la aparición del lenguaje y las modificaciones que produce su
incorporación a las situaciones de interacción social.
A lo largo del primer año de vida, junto a la adquisición de los primeros mecanismos comunicativos,
el niño ha ido desarrollando su capacidad de discriminar y producir sonidos. De ese modo, entre los
cuatro y los nueve meses aparece el balbuceo, mediante el cual el niño va diversificando sus
producciones vocales, en tanto que el adulto lleva a cabo un proceso de moldeamiento de las
mismas, seleccionando aquellas que guardan relación con el lenguaje materno. De ese modo, en
torno al año aparece el lenguaje como un modo, más convencional y económico, de seguir
llevando a cabo el proceso de comunicación ya iniciado.
Desde el punto de vista evolutivo, es difícil establecer separaciones entre las dimensiones del
lenguaje. No obstante, por razones de claridad expositiva nos referiremos en este apartado, de
forma breve y separada, a la adquisición y producción de los componentes: fonológico,
morfosintáctico, semántico y pragmático.
1. Desarrollo fonológico
Según Gallego (2006), la fonología es el último componente del lenguaje que logra su desarrollo
funcional, pero admite que en este componente es donde puede apreciarse el inicio del
desarrollo lingüístico.
Para Crystal (Gallego, 2006), a edades muy tempranas, los bebes responden al significado de
los tonos de voz del adulto captando fundamentalmente los elementos prosódicos del lenguaje,
y al mismo tiempo, mediante la emisión de llantos, gorjeos y algunas vocalizaciones van
explorando su aparato vocal, hasta percatarse de su capacidad para producir sonidos.
Inicialmente, la producción refleja de los primeros llantos y el significativo desarrollo del aparato
orofonatorio en el primer año, permite la aparición de múltiples sonidos en pocos meses. Para
Gallego (2006), los niños aprenden, en cierta medida, inconscientemente a emitir sonidos
vocálicos y sonidos consonánticos más sencillos, expresando un significado ligado
fundamentalmente a las inflexiones de su voz. El niño requiere un cierto control motor de los
órganos del aparato bucal responsables de la articulación y el habla para poder producir los
primeros sonidos como el balbuceo, correspondiente al periodo prelingüístico, y que posee un
sinfín de intenciones (Gallego, 2006).
En el periodo comprendido entre los seis y los doce meses, los niños siguen interiorizando a su
bagaje lingüístico la información sintáctica y fonológica de los mensajes que reciben de su
entorno, a su vez, pueden comprender el sentido de los aspectos prosódicos del lenguaje de
estos mensajes que escuchan, pudiendo elaborar unos nacientes esquemas de comunicación
verbal.
Se puede apreciar de manera más didáctica este desarrollo inicial del componente fonológico en
el Cuadro 4, donde Gallego (2006) brinda una serie de estadios de estas primeras producciones
de sonidos iniciales de los niños (0-12 meses).

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Cuadro 4: estadios de desarrollo de la producción de los sonidos iniciales.
Estadio Edad Caracterización
Estadio I (0-8 semanas) Ruidos biológicos
Estadio II (8-20 semanas) básicos
Arrullo y risa
Estadio III (20-30 semanas) Juego vocal
Estadio IV (25-50 semanas) Balbuceo
Estadio V (9-18 meses) Emisión melódica
Fuente: Gallego, 2006.

Como se puede apreciar en el Cuadro 4, los niños muestran un desarrollo netamente fonológico
significativo, pues van superando el periodo marcado por gorjeos, balbuceos y laleos, y
seguidamente, con el mayor desarrollo de los órganos articulatorios, continua el proceso de
diferenciación fonética y la producción de diversos sonidos consonánticos. Todo esto sucede de
forma integral en el desarrollo lingüístico general, a partir del almacenamiento y organización de la
información que recibe el niño. Como es de esperarse, es el adulto el encargado de interpretar y
atribuir intencionalidad a las producciones lingüísticas del niño, a partir de su comportamiento.
El niño logra articular la primera palabra a través del acoplamiento de diferentes sonidos y la
percepción de su secuencia en la cadena fónica, siendo una hazaña difícil de precisar, según Dale
(Gallego, 2006), por lo complicado que es discernir el momento que se obtiene este logro. Según
Doré (Gallego, 2006), algunos autores sostienen que durante el proceso de transición que
comprende la producción de la primera palabra, existen unas "formas fonológicas sólidas", que
vendrían a ser unidades lingüísticas estables presentes entre el periodo del balbuceo y la aparición
de la primera palabra. Ciertamente las primeras palabras suelen mostrar una estructura silábica
estable (CV — ma —más— o VCV — aba —agua—) y usualmente suelen ser difíciles de
comprender por personas que no conocen el habla del niño.
Según Gallego (2006), resulta importante mencionar que una emisión del niño será considerada
una palabra cuando a) posea una intención comunicativa; b) mantenga una relación fonética con
una única palabra real; e) muestre sistematicidad en su uso para designar un mismo referente. Por
el contrario, no se debe confundir como palabra a las duplicaciones silábicas que suelen producir
los niños tales como ma-ma o ta-ta, puesto que estas con frecuencia, carecen de valor semántico
y se muestra como un acercamiento a lo que será el primer lenguaje o producción de la primera
palabra.
Es importante destacar que el hecho de que el niño logre alcanzar la producción de las primeras
palabras no significa la ausencia definitiva de manifestaciones prelingüísticas como el balbuceo,
laleos o sonidos indiferenciados. Más bien, hay una coexistencia de ambas expresiones el
desarrollo lingüístico del niño. Pero dicha coexistencia está condicionada a los estímulos que el
niño reciba de su entorno para ir abandonando paulatinamente la etapa prelingüística y consolide la
etapa de las primeras palabras (Gallego, 2006).
Aproximadamente a los veintiocho meses (2 años a más), el desarrollo fonológico del niño permite
entender claramente lo que quiere comunicar, aunque su repertorio fonético aún posea muchas
imperfecciones y es probable el niño comience a apropiarse de algunas reglas fonológicas que le
permiten apreciar cómo funciona el sistema de sonidos del lenguaje, como afirma Ingram (Gallego,
2006), y desarrolle la capacidad para establecer relaciones de significación entre los sonidos del
habla. El progresivo control que los niños desarrollen sobre la respiración y de los movimientos de
la laringe, la lengua y el paladar le van permitir un acercamiento a la articulación adecuada de los
sonidos de la lengua.
El desarrollo de la capacidad articulatoria del niño lleva a acercarlo a la forma adulta, hacia los tres
años aproximadamente, dado que empieza a percibirse como alcanzable el sistema
fonológico/fonético del adulto. Aunque el niño aún no pueda articular adecuadamente algunos o

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varios fonemas a esta edad, ya posee las habilidades bucofonatorias suficientes como para emitir
gran parte de los fonemas de su lengua, pero los desórdenes articulatorios seguirán presentes
todavía.
Llegado los cuatro años, ocurre una sustitución de las primitivas reglas fonológicas inducidas por el
sistema de reglas maduro del adulto, según Ingram (Gallego, 2006). Pero existen niños que logran
dominar la articulación de algunos fonemas de su lengua a los 6 ó 7 años de edad, continuando a
partir de ahí con el desarrollo y perfeccionamiento lingüístico, aunque los niños posean ya las
suficientes habilidades y destrezas para enfrentarse a otros retos lingüísticos más complejos.
Gallego (2006) admite que no es fácil establecer un orden de aparición de los fonemas de la
lengua ni tampoco la edad en que ocurre esto. Serra (Gallego, 2006) presenta las siguientes
razones para esta limitación:
1. Las diferencias individuales, variables dialectales y variedad de idiolectos familiares
impiden la existencia de un hablante ideal en una lengua.
2. Es una evidencia la presencia de alófonos o variantes en un mismo fonema (lo que propicia
el hecho de que unos puedan adquirirse antes que otros), así como la existencia de
diferentes métodos de estudio en el establecimiento del orden de adquisición de los
fonemas.
3. Existen diferencias significativas en cuanto al porcentaje de aciertos en las producciones
infantiles y en cuanto al número de niños que debe incluir una muestra para que se
considere normativa.
Sin embargo, aunque existan estos factores diferenciales, hay varios estudios que sustentan unas
tendencias generales en el proceso de adquisición del componente fonológico. Rondal (Gallego,
2006), sostiene que la primera vocal en aparecer es la "a" y el primer fonema consonántico es la
/b/, la /p/ o la /m/. Luego hacen su aparición los fonemas /t/, /k/, y poco después aparecen la /d/ y
la /g/, seguidamente aparecen los fonemas /f/, /I/ y /r/, mientras que los fonemas /e/, /x/ y /s/ lo
hacen más tardíamente, junto con la /0/.
Gallego (2006) hace mención a Bosch, quien encontró en su estudio, una secuencia de dominio
articulatorio que va desde las consonantes nasales y oclusivas hasta las fricativas, las líquidas y
los grupos consonánticos. La realización de diptongos decrecientes presenta una dificultad mayor.
Una primera etapa del desarrollo fonológico finalizaría en torno a los 4 años, completándose el
proceso a la edad de 6 ó 7 años aproximadamente.
Un último estudio que, para Gallego (2006), es importante mencionar es el de Hernández Pina
(1984a) pues realiza una investigación longitudinal sobre un sujeto, encontrando que el orden de
adquisición fonológica en posición inicial es el siguiente: /p/, /t/ a los 12 meses; /in/ a los 13 meses;
/k/, /n/, /0/ a los 16 meses; /b/, /s/, /w/ a los 18 meses: /g/, /f/, /r/ a los 21 meses.
Es de consenso común que la percepción de los sonidos precede a su producción y que algunos
sonidos requieren de una capacidad articulatoria muy superior a otros, derivada, probablemente,
del nivel de dificultad sensoriomotriz que su ejecución entraña. En este sentido, y a partir de
diferentes estudios (Bosch, 1984; Clemente, 1995; Serra y cols., 2000), se puede concluir lo
siguiente:
- La adquisición de los sonidos se produce de forma gradual.
- El sistema vocálico se alcanza mucho antes que el consonántico.
- El sistema consonántico suele producirse de acuerdo con la siguiente tendencia:
En cuanto al modo de articulación, los fonemas nasales, oclusivos y semivocálicos se
adquieren antes que el africado, los fricativos o los líquidos.
En cuanto al punto de articulación, la secuencia sería: labiales, dentales, velares y
labiodental.
- Los sonidos que se llegan a dominar más tardíamente serían la [r], la [a.], algunos

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fricativos ([p], [s]) y los grupos consonánticos (sinfones).
Francescato (Gallego, 2006), sostiene que los niños se sirven de un sistema fonético propio,
coherente y sometido a un continuo cambio para adaptarse al del adulto, al tiempo que también,
llegado a la "fase paragramatical", poseen, asimismo, un sistema morfosintáctico sui géneris. A
partir de aquí, y como consecuencia de un proceso continuo de adaptación al "modelo adulto", los
niños evolucionan cuantitativa y cualitativamente siempre que las intervenciones del adulto no
descuiden estos aspectos formales del lenguaje. Así, en la adquisición progresiva y gradual del
sistema fonológico, los niños recurren al uso de diferentes reglas, identificándose tres procesos
fonológicos, descritos por Ingram y algunos de sus seguidores (Gallego, 2006).

Cuadro 5: Procesos fonológicos y reglas para la adquisición del componente fonológico.


DENOMINACIÓN EJEMPLO EDAD DE SUPERACIÓN
1) Procesos de
simplificación de la
estructura
- Omisión de la sílaba:a
de consonantes - "tambó" por tambor. - Desaparece hacia los 6 años.
final de silaba o palabra.
- Simplificación de grupos - "pato" por plato. - Desaparece hacia los 7 años.
consonánticos.
- Omisión de consonantes - "armen" por Carmen. - Desaparece hacia los 3 años.
iniciales.
- Supresión de sílabas átonas. - "tapa" por ventana. - Desaparece hacia los 3 años.
- Reducción de diptongos a un - "dente" por diente. - Desaparece hacia los 7 años.
solo elemento.
- Inversión de sonidos. - "pierda" por piedra. - Desaparece hacia los 3 años.
- Inserción de sonidos. - "palato" por plato. - Desaparece hacia los 3 años.
- Reducción de consonantes
que coinciden pero que no - "tápara" por lámpara. - Desaparece hacia los 3 años.
forman grupo.
2) Procesos de asimilación:

 Asimilaciones labiales. * (p. e. globo - "bobo").

 Asimilaciones palatales. * (p. e. flecha - "ceca").


 Asimilaciones interdentales. * (p. e. flecha - "Oe0a").
 Desnasalización por
contacto con consonante no * (p. e. mosca - "poca"). - Desaparecen hacia los 5-6
nasal años.
• Asimilaciones Velares. * (p. e. rojo---"gojo").
• Asimilaciones alveolares. * (p. e. libro---"Iiblo").
• Asimilaciones dentales. * (p. e. cristal-"tristal").
• Asimilaciones nasales. * (p. e. tambor-
"tambon").
3) Procesos de sustitución:
3.1. Referidos a la
oclusivas:

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DENOMINACIÓN EJEMPLO EDAD DE SUPERACIÓN
- Frontalización. - "tasa" por casa. - Desaparece hacia los 4 años.
- Posteriorización - "caza" por taza. - Infrecuente a los 3 años.
- Pérdida de sonoridad de - "pola" por bola. - Desaparece hacia los 3 años.
consonantes sonoras.
- Fricatización de oclusivas. - “jorro" por gorro. - Desaparece hacia los 3 años.
- Nasalización de oclusivas. - "meso" por beso. - Infrecuente después de 3 años.

3.2. Referidos a las


fricativas:

- Oclusivización de fricativas. - "pecha" por flecha. - Desaparece hacia los 3 años.


- Protusión de la lengua - "cilla" por silla. - Desaparece hacia los 6 años.
(incluye el ceceo)
- Sonorización de fricativas
- "buego" por fuego. - Desaparece hacia los 3 años.
sordas.
- Aspiración de /s/ ante - "mohca" por mosca.
oclusiva (puede ser dialectal)

- Pérdida de africación. - "shaqueta" por


chaqueta.
- Palatalización de fricativas. - "bolcho" por bolso.
- Sustitución de fricativas - "tafa" por taza.
interdentales no estridentes
(0/) por fricativas anteriores
estridentes (/f/, /s/).

3.3. Referidos a las


líquidas:
- Lateralización de líquidas - "pelo" por perro.
vibrantes.
- Ausencia de vibrante simple - Tienden a desaparecer hacia
- "pedo" por perro.
o múltiples los cinco años, aunque pueden
- Conversión en liquida de la - "espara" o "espala" prolongarse hasta los siete
linguo- dental sonora /d/. por es- pada. años.

- Semiconsonantización de
- "wojo" por rojo.
líquidas que pasan a /w/ o /x/.

Fuente: Gallego, 2006.


Los procesos descritos permiten al niño emitir las palabras con anterioridad a que puedan articular
con corrección todos los fonemas que incluyen aquéllas. En efecto, hacia los 5 años, los niños
suelen haber completado su repertorio fonético, pero antes de esa edad, los niños comienzan a dar
muestras de su incipiente capacidad para reflexionar sobre las unidades lingüísticas (conciencia
metalingüística), hecho de elevada trascendencia para el posterior aprendizaje del lenguaje escrito.
A manera de síntesis se presenta a continuación un resumen del desarrollo del componente
fonológico y las adquisiciones más importantes que se dan en ciertas edades.

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Hacia los 3 años
- Adquisición de los sonidos “m”, “n”, “ñ”, “p”, “t”, “k”, “b”, “j”, “l”, “g”, “f”, “s”, “ch”, “r”.
- Adquisición de los diptongos decrecientes: “ai”, “ei”, “oi”, “au”, “eu”. Ejemplo: aire, auto.
- Aparición de los grupos consonánticos “nasal (“m”, “n”, “ñ”) + consonántico”. Ejemplo:
cambio, tambor, cantar, mango, etc.
Hacia los 4 años
- Adquisición de la “d”, “y”, “r”.
- Adquisición de los grupos consonánticos “consonante (“p”, “b”, “t”, “c”, “f”, “g”) + l”.
Ejemplo: plátano, blusa, atleta, clavo, flauta, globo.
Hacia los 5 años
- Adquisición de los grupos consonánticos “s+ consonante”. Ejemplo: castor, aspa, casco,
etc.
- Adquisición del grupo consonante “(“p”, “b”, “t”, “c”, “f”, “g”) + r”. Ejemplo: prado, brazo,
tren, cromo, fresa, etc.
Hacia los 6 años
- Adquisición de la “rr”.
- Adquisición de los grupos consonánticos “consonante + s + consonante”. Ejemplo:
transporte, constancia, solsticio.
- Adquisición de los grupos consonánticos “líquidas + consonantes”. Ejemplo: alto, carta,
etc.
- Adquisición de los diptongos crecientes: “ia”, “ie”, “io”, “ua”, “ue”, “uo”. Ejemplo: piano,
miel, mío, muela, vuelto, etc.

2. Desarrollo morfosintáctico
A partir de los dos años de edad, el niño comienza a tener a cuidado en el orden de las palabras
y dota de mayor complejidad a sus expresiones. Según Jhonston y Jhonston, es a partir de esta
edad que se puede apreciar una distinción entre sintaxis y fonología (Gallego, 2006).
Aproximadamente a los veinte meses pueden emitir "en retahíla" buscando de forma más o
menos consciente, dar una ordenación de los elementos a la frase.
En el periodo de la palabra-frase u holofrásico, el niño produce enunciados de una sola palabra
interpretables según el contexto, aunados a gestos, que abren paso a las primeras
combinaciones de dos palabras, entrando a la etapa telegráfica en la que se inicia el desarrollo
sintáctico del niño. Sin embargo, este cambio se da manera progresiva, así es que el niño sigue
usando gestos junto a esta combinación de palabras hasta que se minimiza su uso, además
suelen generar muchas gramaticalizaciones (Hernández, citado en Gallego, 2006). Las
combinaciones de palabras que usan los niños a esta son consideradas como recursos pre-
sintácticos, es decir, estructuras que se asemejan a las sintácticas (Doré, citado en Gallego,
2006): a) emisión de vocal más palabra (a nene); b) vocalización de logotoma más palabra (toco
nene); e) producción de palabra más palabra truncada (nene bapo –nene guapo–); d) repetición
de una misma palabra (nene-nene). Las uniones de dos palabras se consideran una realidad
hacia los dos años de vida, sin que por ello haya que ignorar las lógicas diferencias individuales.
A los dieciocho meses el niño es capaz de unir dos palabras para expresar un mensaje.
Según Gallego (2006), durante el periodo de combinación de palabras, los niños suelen recurrir
al uso de estrategias diversificadas:

11
1) Arbitrariedad: cuando los niños realizan las combinaciones de dos palabras de forma
mecánica (Brown y Leonard, 1986).
2) Asociación posicional: cuando los niños combinan coherentemente las palabras (Braine,
1976).
3) Asociación posicional creativa: cuando los niños combinan dos palabras acertadamente,
siguiendo, ciertas reglas de posición más que semánticas (Pine y Lieven, 1993).
4) Asociación semántica: cuando las combinaciones de palabras se realizan a partir de
relaciones de significación (Schlesinger, 1971).
5) Asociación sintáctica: cuando las combinaciones de palabras se realizan atendiendo al
orden que debe existir entre ellas (Bloom, 1973).
Por esta edad, las producciones de los niños se hacen cada vez más largas, evidenciando un
desarrollo del componente sintáctico, aunque los factores que lleven a que el niño pase de la
etapa de holofrases a emisiones de dos o más elementos sigan sin esclarecerse, algunos
autores como proponen un desarrollo cognitivo que experimentan los niños a los 18 meses de
edad a favor de la adquisición lingüística (Tomasello y Brooks, citado en Gallego, 2006).

Cuadro 6: Desarrollo morfosintáctico (Serra y cols., 2000, 285)

Edad Características más relevantes


0-12 meses Pre gramatical. Comprensión de algunas palabras.
12-18 meses Pre gramatical. Palabras aisladas. Holofrases. Amalgamas.
18-24 meses Gramatical. Combinaciones de dos palabras. Habla telegráfica.
24-36 meses Gramatical. Desarrollo de los recursos morfológicos y sintácticos.
36-48 meses Gramatical. Uso adulto de los mecanismos gramaticales.
Fuente: Gallego, 2006.

En los dos primeros periodos (0-12 meses y 12-18 meses) los niños adolecen de una autentica
estructura gramatical, mientras que los tres periodos siguientes se caracterizan por el inicio,
mantenimiento y afianzamiento en el uso de marcadores morfológicos y sintácticos, hasta
alcanzar un nivel de competencia similar al del adulto (Serra, citado en Gallego, 2006). Así, tras
una etapa pre-gramatical que depende primordialmente de las intenciones del contexto, prosigue
otra etapa de gramaticalización, en la que los niños tienen la capacidad para usar adecuadamente
las relaciones semánticas y las estructuras morfosintácticas.
Alrededor de los dos años de edad, los niños van alejándose de la etapa telegráfica y empiezan a
formar estructuras oracionales compuestas por los elementos verbo-sujeto-objeto. Por esta edad
más o menos, los niños pueden dominar la oración simple, aunque los usos del sujeto, verbo y
objeto muestren sus propias peculiaridades en las emisiones infantiles. En estas edades, el sujeto
sólo puede estar representado por las tres primeras personas del singular, mientras que el verbo
se usa en presente de indicativo, infinitivo, imperativo y pretérito perfecto, así como en la forma "ira
+ infinitivo"; por su parte, el objeto carece de algunas concordancias de género y número. Algunos
niños de esta edad muestran un lenguaje agramatical, pero inteligible.
A partir de los 30 meses, la estructura oracional se complejiza más y, según López Ornar (Gallego,
2006), entre esta edad y los tres años meses, la oración simple se amplía a todas las personas-
sujeto, a muchos más tiempos verbales, y a diferentes casos y circunstancias. Empieza a
observarse las primeras oraciones compuestas coordinadas y las primeras subordinadas, con
algunos errores gramaticales similares a los anteriores, pero que desaparecen con facilidad. El
desarrollo morfosintáctico es da manera muy rápida desde los 3 1/2 años hasta los 5
considerándose prácticamente concluido, aunque Gallego (2006) de acuerdo con Crystal,

12
coinciden en que pasada esta edad, siguen produciéndose significativos avances en la estructura
gramatical expresiva, en la comprensión de estructuras complejas y en el acceso a los distintos
estilos del lenguaje. Respecto a esto, en palabras de Bowerman (1986, p. 128): "el aprendizaje de
la producción y la comprensión de oraciones compuestas de distintos tipos es un proceso largo
que se continúa al menos hasta la adolescencia”.
La adquisición de un habla gramatical conlleva, por parte del niño, la conquista de dos hitos
significativos:
1) El orden que debe presidir la organización de las palabras en la producción de los
enunciados (dominio de los mecanismos sintácticos).
2) La consecución de los mecanismos morfológicos.
En torno a los 24-30 meses se desarrollan las oraciones compuestas y según Vila (Gallego, 2006)
la primeras oraciones de este tipo serian en forma de yuxtaposición, en torno a los 2 ½ años. Por
esta edad aparece la conjunción "y" y después la partícula "pero", siendo la partícula "que" la
utilizada en la subordinación (entre los 2 1//2 y 3 años) sin asegurar su dominio. A los 27 meses de
edad, los pequeños interiorizan gradualmente esas oraciones en la emisión de sus enunciados,
apreciándose mayor dificultad en el uso de las oraciones temporales y condicionales que en el de
las coordinadas, causales, relativas o finales (Gallego, 2006). Por su parte, Aguado (1995) obtuvo
en su estudio el siguiente orden en la adquisición de la subordinación: final, de complemento
directo, causal, de relativo, temporal.
Según Gallego (2006), desde los tres años de edad la organización morfosintáctica es más que
aceptable. Los niños poseen las estructuras básicas de su lengua, son capaces de ordenar sus
mensajes de forma apropiada y emiten sus oraciones con una buena complejidad. Logran manejar
las estructuras lingüísticas para emitir ideas y dotan de significados e intenciones sus
producciones. Aunque aun no posean una capacidad expresiva igual a la del adulto son, según
Serra, potencialmente capaces usar correcta y productivamente los recursos sintácticos y
morfológicos básicos de su lengua (Gallego, 2006). Esta habla del niño puede presentar inco-
rrecciones morfológicas y, en menor medida, sintácticas, como la regularización de algunos
verbos, inadecuado uso del gerundio, del participio o el empleo indebido de algunas estructuras.
Estas dificultades serán minimizadas a los 5 años cuando el niño logre manejar correctamente el
uso de los verbos.
En cuanto a la adquisición de los pronombres, esto sucede a edades tempranas. Los niños ya
emplean los pronombres de 1era y 2da persona a los dos años de edad, según Shum y, por esta
edad, para Hernández Pina, se da la adquisición de pronombres interrogativos, y ya desde los 20
meses ocurre la primera interrogación negativa, de manera que a los 30 meses de edad el niño
desconoce pocos aspectos de la interrogación (Gallego, 2006).
Aunque la producción de los niños en un en un principio se confundan en un todo (“upeio” en vez
de “un perro”), la mayoría de los niños con lengua española, a los 2 ½ años, según Aguado
(Gallego, 2006) usa correctamente los artículos, así como las preposiciones, los adjetivos, los
adverbios deícticos, las conjunciones y los determinantes. Soler observa que a los 3 años de edad
es cuando los niños utilizan generalmente el sustantivo precedido del artículo, señalando que la
oposición de género se adquiere pronto (3 años) y también la oposición de número. Por esta edad
hay también un predominio del artículo determinado sobre el indeterminado y para los 4 años se
aprecia un considerable incremento del artículo indeterminado. A los 5 años, casi la mitad usará ya
el indeterminado frente al determinado (Gallego, 2006). En suma, la oposición
determinado/indeterminado es más compleja y se adquiere más tardíamente que las oposiciones
de género y número.
Los niños suelen usar inicialmente las formas verbales de presente, infinitivo e imperativo y durante
el tercer año aparecen las formas de pasado y futuro, y las formas de imperfecto. Aunque las
formas de subjuntivo sean más tardías, algunas formas del mismo son tempranas. Las formas
verbales de gerundio, participativo e infinitivo se pueden presentar en algunos casos a los 22
meses y de imperativo a los 19 meses, según registros de Hernández Pina (Gallego, 2006). La

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construcción "estar + gerundio + se" surge a los 30 meses. En cuanto a los errores más frecuentes,
se observa una clara tendencia a regularizar las formas del presente y del participio en los verbos
irregulares (sabo, rompido).
Los registros de Hernández Pina de edades entre los 18 y 36 meses presentan muchas similitudes
con la propuesta de Clemente en lo que se refiere a los usos verbales entre los 18 y 24 meses.

Cuadro 7: Uso de los tiempos verbales entre los 18 y los 36 meses

Clemente (1982) Hernández Pina (1984)

(24 - 36 meses) (18 - 24 meses)

Infinitivos 14 % Infinitivos ......................... 12 %


Gerundios 15 % Gerundios ....................... 7%
Participios
............... 2% Participios ........................ 10 %
Presentes
............... 45 % Presentes......................... 42 %
Imperativos
............... 10 % Imperativos ...................... 18 %
Indefinidos 1% Indefinidos ....................... 6%
Pret.
............... 2% Pret. Perfecto .................. 4%
Subjuntivos
Perfecto 0% Subjuntivos ...................... 2%
Imperfectos 2%
(Ir + Vo) . 2%
(V + Gr) . 6%
(V + P) ... 1%
Fuente: Gallego, 2006.

Cercano a los cuatro años, el niño usa de manera potencialmente madura la gramática de su
lengua y a los 4 años poseen los elementos para realizar preguntas de manera sistemática a su
interlocutor. Serra sostiene que las oraciones imperativas se manifiestan a temprana edad y
probablemente se deba a la sencillez morfosintáctica de los imperativos y a las repercusiones que
el lenguaje adulto, repleto de órdenes, demandas e imperativos, tiene sobre el habla del niño
(Gallego, 2006).
Para los 5 años de edad podría decirse que la mayoría de los niños dominan la estructura básica
de la frase, aunque menos de la mitad de los niños con 6 años de edad pueden producir
correctamente todos los pronombres y gerundios, así como las relaciones causales entre
proposiciones y menos del 20% emiten correctamente condicionales y participios (Owens, citado
en Gallego, 2006).
18 – 24 meses
- Producciones de dos elementos.
- Aparición de las primeras construcciones negativas, al inicio o al final del enunciado (“no
eche”, “omí no”)
- Construcción de las primeras interrogantes (¿qué eso?, ¿onde niña?)
- Incluyen algunos artículos determinados (lo) e indeterminados (el, los, la, las) en su forma
singular.
- Uso de las formas imperativas e infinitivos de los verbos (“toma esto”, “nene comer”).

- Presencia de algunos adverbios de lugar, sobre todo “allí”.

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- Hacia el final de la etapa ya empiezan a unir tres elementos, uso de preposiciones en y a
como palabras de enlace.

24 - 30 meses
- Aparición de las secuencias oracionales de tres elementos, se omiten las palabras
funcionales, como artículos y preposiciones, por ejemplo: “nene come pan”.
- Hacia el final del periodo aparecen los artículos indeterminados y las flexiones de género,
p.e.: un gato, perrita.
- Uso de algunas palabras funcionales, como las preposiciones “en, de y para”.
- Uso de los pronombres personales “yo, él, y ellos”, los determinantes “el, mi y que”.
- Uso de los marcadores morfológicos del tiempo pasado de los verbos.
- Uso completo de los artículos, aparecen presentados en forma de plural y definiendo el
género.
- Uso de los adjetivos (sobre todo calificativos).
- Uso de pronombres personales y demostrativos.
- Uso de los posesivos mío y tuyo.
- Aparecen algunos pronombres interrogativos dónde y cuándo.
- Uso de algunas categorías adverbiales de tiempo, cantidad y modo.
- Uso de las categorías preposicionales “de”, “para”, “con” y “por”.
- Aparecen los artículos con las marcas plurales.
- Aparecen los adjetivos de género.
- Uso de verbos de tiempo presente, en su forma indicativa, pretérito perfecto y las
perífrasis de futuro en construcciones “estar + gerundio”.
- Al finalizar este periodo, utiliza las construcciones del pasado y presente de subjuntivo.

- Aparece el uso de oraciones simples, cuyo orden habitual es SVO (sujeto + verbo +
objeto) o VSO (verbo + sujeto + objeto).
- Aumenta el número de elementos de la oración, con el uso de los complementos
adverbiales, aunque su uso es muy limitado.

30 – 36 meses
- Incremento de los enunciados, puede incluir cuatro elementos, incorpora de los artículos
determinados y algunas preposiciones (“papá va a casa”, “el coche está aquí”).
- Uso de nuevas categorías lingüísticas, como los pronombres de primera, segunda y
tercera persona.
- Aparición de los adverbios de lugar “aquí” y “allí”.
- Uso frecuente de los marcadores de género y número.
- Uso de formas auxiliares con “ser” y “estar”.
- Elaboración de las primeras conexiones oracionales, mediante la conjunción y “mamá no
está y papá no está”.
- Uso de nuevos tiempos verbales, como el indefinido y el pretérito imperfecto.

15
36 – 42 meses
- Producción de oraciones complejas unidas por las conjunciones y, pero, porque, e
incluso que. Formulación de oraciones coordinadas y subordinadas.
- Dominio y consolidación de las construcciones negativas, se integra la partícula en la
estructura, p.ej.: “el niño no come pan”.
- Dominio de las construcciones interrogativas, ampliación de los marcadores, variando su
posición en la oración.

42 – 52 meses
- Variedad en el uso de las distintas categorías o unidades lingüísticas (adjetivos,
pronombres, adverbios y preposiciones).
- Uso correcto de los tiempos verbales, sobre todo de las formas de presente, futuro y
pasado.

54 – 60 meses
- Adquisición y dominio paulatino de las estructuras sintácticas más complejas, como son
las oraciones pasivas, condicionales, circunstanciales de tiempo.

Más de 60 meses
- Plurifuncionalidad de las categorías gramaticales.
- Uso correcto de los adverbios y preposiciones de espacio y tiempo.
- Sustitución de estructuras coordinadas y yuxtapuestas por las subordinadas,
estableciendo la concordancia entre todos los elementos.
- Cambio del orden los elementos en una oración, para dar el énfasis.
3. Desarrollo léxico-semántico
En el uso de la lengua, los componentes semántico y sintáctico muestran un carácter
indisoluble, al igual que entre el componente pragmático y el léxico. Los niños utilizan a edades
tempranas el acto pragmático de la referencia y a su vez están poniendo la base semántica para
la referencia y aprendiendo cómo una determinada acción es previsible a partir de una emisión
verbal (Johnston y Johnston, citado en Gallego, 2006), como ciertos comportamientos infantiles
(p.ej., el llanto) que sirven para regular las conductas (verbales y no verbales) del adulto. En los
primeros meses de vida, se puede apreciar que los pequeños adjudican significado a los
elementos suprasegmentales del lenguaje y le sirve para saber si su comportamiento tendrá el
efecto deseado a través de la entonación del adulto. Además, la respuesta verbal del adulto al
llanto de un niño le permitirá a éste intuir el nivel de agradabilidad que conlleva (¡ya voy! vs. está
bien, ahora voy) (Gallego, 2006).
Cuando el niño consiga emitir su primera palabra, esta tendrá un uso muy variado, dependiendo
del contexto y por ende se le podrá atribuir muchos significados (Dale, citado en Gallego, 2006).
Esto marca el inicio de la incorporación de palabras por parte del niño, aumentando su sistema
lingüístico.
Entre los seis y los doce meses, el niño conoce ya muchos objetos de su entorno más cercano,
aunque todavía no articule bien sus nombres. Por los dieciocho meses de edad, la jerga del
infante posee un buen bagaje léxico, casi sorprendente. Su capacidad para formar frases de dos

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palabras le lleva a utilizar preferentemente expresiones de dos elementos, que pivotan
generalmente sobre un verbo (quiero eso, dame más...) (Gallego, 2006).
Owens (Gallego, 2006) sostiene que las primeras palabras infantiles suelen referirse a nombres
de juguetes, alimentos y animales, además de a los referentes familiares típicos (papá, mamá).
El progreso del niño es lento al inicio pero luego progresa considerablemente, pasando de
dominar 100 palabras a los 18 meses a unas 300 a los 2 años). Cuando el niño logra dominar
alrededor de 50 palabras, pasa por una significativa expansión léxica con la inclusión de nuevos
vocablos (nombres, preferentemente), cuya incorporación depende de su significado cultural y
de la relevancia que para el niño tienen (Anglin, citado en Gallego, 2006).

Cuadro 8: funciones gramaticales en la adquisición del sistema léxico-semántico.


Función
Benediet (1979) Nelson (1973) Ejemplos
Gramatical
Nombres
Generales 50 51 Leche, perro, coche
Específicos 11 14 Mamá, papá
Palabras de acción 19 14 Toma, adiós
Modificadores 10 9 Mío, no, caca
Personal-social 10 9 No, por favor, gracias
Funcional 4 Esto, para
Fuente: Gallego, 2006.

Al final del segundo año de vida y cuando el niño presenta un vocabulario activo de 60 a 80
palabras, se evidencia un fenómeno denominado el insight designativo en el que el niño incorpora
con cierta facilidad las palabras e incrementa su vocabulario con celeridad, aunque usando los
vocablos con significado distinto a los del adulto. A lo largo del tercer año su progreso es más
eficaz a raíz de haber logrado unir dos o más palabras, sumado al uso de los pronombres,
preposiciones, artículos, etc. (Gallego, 2006).
A los dos años, los niños evidencian una capacidad para producir frases de dos o tres palabras y
también de reconocer las relaciones semánticas básicas entre sus emisiones. Gracias a la
conciencia de estas relaciones, el niño incorpora los términos en distinto grado de dificultad,
apreciándose una mayor facilidad en la adquisición de unos vocablos (pequeño, mío) que en otros
(angosto, tú, sino). Aunque desconocen la riqueza léxica, comienza la generalización de muchas
expresiones.
Alrededor de los tres años de edad, el niño sigue incorporando nuevos términos a su bagaje léxico,
hasta llegar a conocer aproximadamente mil palabras. Este incremento léxico hace que el niño
requiera de cierta capacidad cognitiva para deducir cuáles son las relaciones que cada referente
mantiene con su significante y para seleccionar de su repertorio léxico el vocablo más acorde al
contexto comunicativo. A su vez, esto último exige que los niños tomen conciencia a edades
tempranas de la necesidad de engarzar palabras para poder manifestar discursos coherentes e
interpretables con facilidad, lo que les lleva a establecer las convenientes relaciones de
significación entre los vocablos (Gallego, 2006).
Luego, a los cuatro años, el niño progresa aún más en el dominio de las relaciones semánticas que
se establecen entre las palabras y del léxico de su lengua. Es capaz de discernir las intenciones de
los mensajes y de percibir algunos matices no explícitos en la conversación. Es sorprendente la
velocidad con la que incorpora nuevas palabras a su vocabulario y parece ser que los niños
aprenden primero los términos espaciales que los temporales y también aquellos vocablos en los
que se pueden establecer opuestos (antes/después) que en los que no es posible hacerlo (durante,
donde).

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El cuadro 9 ilustra el orden de adquisición de algunos vocablos.
Cuadro 9: La adquisición de algunos términos, según Owens (2003)

Comprensión de las relaciones temporales y espaciales


Edad Relaciones que se comprenden
24 meses Preposición de localización en
36 meses Preposición de localización debajo
40 meses Preposición de localización cerca
48 meses Preposiciones de localización detrás y delante, dificultades con sobre, bajo y
al final de; expresiones de parentesco: mamá, papá, hermano y hermana
60 meses Términos temporales como antes y después
<60 meses Preposición de localización ubicada en expresiones temporales, como en
una semana: la mayor parte de las relaciones de parentesco hacia los 10
años; referencias precisas del cuerpo: izquierda y derecha

Orden de adquisición de las relaciones físicas


Duro/blando Grande/pequeño Alto/bajo; largo/corto
Gordo/delgado Ancho/estrecho Profundo/superficial

Orden de adquisición de los términos de parentesco


Madre, padre, hermana, hermano Hijo, hija, abuelo, abuela, padres
Tío, tía, primo, sobrino, nieto

Desarrollo de los pronombres


Edad Pronombres
12-26 meses Yo, eso
27-30 meses Vi, me, mío, tú
31-34 meses Tú (posesivo), ella, él, vuestro, nosotros
35-40 meses Ellos, nos, su, sus
41-46 meses Nuestro, me, te, se, os, sus (reflexivos)

Fuente: Gallego, 2006.


Durante toda la vida, el ser humano seguirá incorporando vocablos a su repertorio léxico, aunque
la cantidad y la calidad estarán condicionadas por el nivel educativo y sociocultural del hablante,
así como por la edad y la capacidad cognitiva del sujeto (Gallego, 2006).
Se presentan unas condiciones básicas para la normal adquisición del léxico (Serra, citado en
Gallego, 2006):
 Conocimiento del entorno (objetos, acciones, cualidades y relaciones).
 Reconocimiento de los patrones sonoros.
 Capacidad para asociar conceptos y sonidos.
 Capacidad para establecer las relaciones semánticas pertinentes.
A continuación se puede apreciar a modo de síntesis, la adquisición de elementos semánticos
importantes y sus edades normativas.
10 -15 meses
- Aparición de las pre palabras, p.ej.: “ke e eto” o “se cabó”. Su función es compartir
experiencias. Carecen de significados.
16 – 24 meses
- Comienzan a dar nombre a las cosas. Habla de personas, partes del cuerpo, prendas de
vestir, vehículos, juguetes u objetos que se encuentran en la casa, pero también de la
localización en el espacio y ciertas rutinas.

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- Amplia el significado de una palabra, incluyendo dentro del significado objetos para los
que los adultos poseen otros nombres, ej.: le dice “pelota” a todos objetos redondos.
- Utiliza un término sólo para una clase de objetos, dejando de lado las cosas que
comparten con estos las mismas características, por ej.: llamar “perro” sólo a su perro.

19 – 30 meses
- El vocabulario medio de los niños se sitúa en torno a las 50 palabras, incrementándose
notablemente al final de esta etapa.
- A los 19 meses los términos nominales del niño se referían a las áreas de comida,
personas, animales, objetos de manejo personal, objetos de la casa y de la calle, así
como algunas partes del cuerpo.
- A los 20 meses hay un predominio de los términos nominales, seguido de la expresión de
acciones, de elementos expresivos y funcionales.
- Uso de categorías analógicas, es decir, llama gorro a un papel que se coloca en la
cabeza.
- Uso de las formas de predicción, por ej.: llama papá cuando ve los zapatos de papá.
Tomándose ello, como un indicador de la capacidad infantil para generalizar.

A partir de los 30 meses


- Se incrementa la cantidad y variedad de categorías de manera notoria, en especial de
verbos de acción, seguidos de los que sirven para establecer relaciones sintácticas.
- Incrementa el uso de otras categorías, como el de los pronombres y adverbios, ocupando
un 10% del total de las palabras, mientras que los adjetivos suponen el 8% del
vocabulario productivo.
- Los enunciados se hacen más complejos, y aumenta el número de relaciones semánticas
en un mismo enunciado, pueden expresarse relaciones de agente – acción y acción –
objeto, por ej.:”papá ido coche”.

3 - 4 años
- Uso de atributos o características relacionadas con la forma, tamaño, cantidad,
propiedades referidas al espacio o distancia.
- Establece relaciones entre los significados de las palabras, dando lugar a los fenómenos
de sinonimia, antonimia y reciprocidad, jerarquización de significados.

A partir de los 4 años


- Uso de conectores discursivos (pronombres relativos y anafóricos, conjunciones causales
y temporales), adverbios y preposiciones de espacio y tiempo.
- Relación de acontecimientos secuenciados y ordenados.
- Existe cohesión y coherencia en su discurso.

4. Desarrollo pragmático
A diferencia de los demás componentes del lenguaje, el desarrollo comunicativo y fonológico del
bebé se desarrolla desde el nacimiento. Las interacciones iniciales entre la madre y el bebe son

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fundamentales, sobre todo cuando el niño percibe que la calidez de los primeros intercambios
manifiestan agrado. Esto lleva a un progreso sorprendente puesto que el niño se ve impulsado a
emitir un sinfín de vocalizaciones y gestos llenos de intención y significado.
Alrededor de los catorce meses, el niño puede incitar una mayor relación a través de de
contactos visuales, movimientos corporales y giros verbales. Por los veinte meses de vida, el
niño comienza a percatarse de que sus expresiones están cargadas de información y que
usando el lenguaje, puede obtener cosas, transmitir intenciones, señalar objetos, satisfacer
necesidades, regular la conducta del otro y recibir los mensajes de los demás (Gallego, 2006).
Aunque no resulta fácil comprender sus intenciones comunicativas, ni tampoco posee las
habilidades necesarias para incitar a un diálogo, más allá del que es capaz de proponer
recurriendo a algún objeto presente y que no mantendrá por mucho tiempo. No obstante, las
rutinas establecidas a partir de la satisfacción de las necesidades del niño (p.ej. comida, baño)
constituyen un marco propicio que suscita la motivación y el interés del pequeño por participar
verbalmente. A través de preguntas, fundamentalmente cerradas, el adulto motiva sutilmente la
participación del niño.
Aproximadamente a los dos años, cuando se ha completado el periodo sensoriomotor básico
(Piaget), el niño inicia el uso de adecuado de convenciones sociales del lenguaje. Comprende
las diferencias entre pedir de forma imperativa (¡quiero...!), de forma interrogativa (¿puedo...?) e,
incluso, educadamente (por favor, ¿me dejas...?). Es así como se sirve de los actos de habla y
adquiere algunas ideas básicas de la conversación y siempre es importante la retroalimentación
que recibe del adulto, especialmente de sus padres, la cual constituye un andamiaje significativo
en el proceso de adquisición del lenguaje. A esta edad los niños ya pueden iniciar nuevos temas
de conversación con los adultos, aunque tenga limitaciones aun para mantener el desarrollo de
dichos temas. Estos niños de 24 meses suelen mostrar poco interés en las emisiones del
interlocutor, disfrutando más que nada ser escuchados.
Cercano a los tres años, se pone de manifiesto, una inclinación a hablar sin límites (Wells, citado
en Gallego, 2006). Aunque empiezan a partir de aquí a comprender cada vez mejor el aspecto
social de una conversación, su participación aún se restringe a utilizar el lenguaje como medio
para satisfacer sus necesidades, para expresar su propia individualidad o sencillamente como
instrumento de control.
A los tres años de edad, el niño ya puede comunicarse con otras personas fuera de su entorno
próximo y empieza a discernir la existencia de reglas en los intercambios verbales. A pesar de
esta inmadurez en el manejo de las reglas que rigen los intercambios comunicativos, muestra ya
las habilidades típicas exigibles en una conversación, siendo capaz de preguntar y responder a
su interlocutor y de integrarse rudimentariamente en sencillos diálogos, regidos por normas muy
elementales, pero que constituyen eficaces rutinas para la adquisición de las primeras normas
conversacionales. Además, posee los mecanismos suficientes para responder de forma
apropiada a su interlocutor (Crystal, citado en Gallego, 2006).
Un punto importante de mencionar en esta edad son las invenciones o narraciones ficticias, las
permiten al niño organizar su lenguaje en función de sus intenciones expresivas, pues empieza
a darse cuenta paulatina y progresivamente, que en una narración es importante integrar no sólo
la descripción aislada de un suceso, sino también el encadenamiento y las relaciones de
significación que los distintos componentes de la narración deben mantener para hacérsela
comprensible a sus oyentes (Gallego, 2006).
A los tres años de edad, se evidencia una evolución sorprender de su capacidad expresiva lo
cual se percibe, por ejemplo, cuando el niño solicita un deseo o describe un suceso
determinado, aunque muestra insuficiencias hora de formular una petición concreta, sin
embargo, se observa un aumento en el uso de explicaciones o justificaciones en torno a sus
demandas, sobre todo cuando percibe algún desinterés en su interlocutor (Owens, citado en
Gallego, 2006). Ese incremento en su capacidad expresiva permite al niño un progresivo
dominio de las funciones o intenciones en el uso del lenguaje. Cuando el niño conquista las

20
funciones del lenguaje y su capacidad pragmática aumenta, el lenguaje obtiene complejidad y
riqueza.
Por los tres años y medio, los niños muestran suficientes destrezas comunicativas como para
participar efectivamente en situaciones y contextos de comunicación diferenciados. El lenguaje
hablado se muestra como una verdadera herramienta de comunicación. A los 4 años de edad,
los niños tienen la capacidad para asumir roles muy diversos en diferentes tipos de juego
simbólico o en situaciones lúdicas entre iguales, evidenciando una amplia gama de patrones de
comunicación y usos lingüísticos.
Para los 5 años de edad el niño posee sus habilidades lingüísticas y expositivas con un tinte de
adulto, donde resulta importante la influencia de la escolarización. En esta etapa disminuyen las
fabulaciones y aumentan las historias o explicaciones relacionadas con sus vivencias
personales. El niño ya ha tenido que participar en diferentes diálogos, respetar normas
elementales de comunicación, solicitar ayuda en alguna ocasión, pedir materiales, imaginar
situaciones o sucesos, describir láminas, contar historias, etc. todos estos usos o funciones del
lenguaje se adquieren de manera progresiva y a partir del bagaje cultural, contextual y
diferencial que posee cada niño. En efecto, como se menciono en el acápite de semántica, las
potencialidades conversacionales se incrementan con el paso del tiempo debido a la gradual
incorporación de nuevos vocablos y a la conquista de conectores textuales, que posibilitan al
niño la construcción de oraciones más complejas y su participación efectiva en un mayor
número de escenarios comunicativos (Gallego, 2006). No obstante, la interpretación de los actos
de habla depende del contexto, de las peculiaridades de los participantes y del contexto cultural
de los interlocutores.
Puntualizando, se sabe que los niños progresan paulatinamente en sus capacidades conver-
sacionales, evidenciándose diferencias fundamentales, según la edad, en la organización de la
conversación, la cual se ve positivamente afectada en los siguiente aspectos (Serra, citado en
Gallego, 2006): 1) mayor variedad temática; 2) incremento de la información; 3) superior relación
entre los temas; 4) mayor coherencia de los intercambios; 5) respeto por los principios
conversacionales.
A modo de resumen, se puede observar a continuación, un esquema de las edades en el que se
dan de manera normativa, el desarrollo de hitos importantes en el componente pragmático.
0- 4 meses
- El niño reconoce que sus acciones, no intencionadas, generan un cambio en la conducta
del cuidador, p. ej.: “el niño grita y el cuidador le da alimento”.
- Cuando el niño está contento y feliz, no busca comunicarlo, pero el cuidador le presta
atención social y el niño, en ocasiones hace sonidos sociales, con el propósito de iniciar una
interacción social.
4 – 12 meses
- Usa convencionalismos, socialmente reconocidas como señales no verbales, para captar la
atención del adulto.
- Uso de la comunicación no verbal para sus propios intereses y necesidades.
12 meses – 23 meses
- Uso de las primeras palabras con significado, de manera intencional.
- El niño reconoce que el lenguaje no verbal regula la conducta de los otros.
- Utiliza la comunicación no verbal, para interactuar a nivel social, para centrar la atención en
él mismo, en un objeto o en una acción.
- Empieza a utilizar sus primeras palabras con significado, es capaz de iniciar nuevos temas
a nivel verbal o no verbal, pero está limitado a temas de los objetos que están presentes.

21
- Se adapta a mantener turnos con un interlocutor social, y es capaz de mantener el tema,
como máximo, durante uno o dos turnos.
2 años
- Mantiene un tema de conversación con algunos turnos, inicia un tema nuevo, cambia de
tema y expresa conceptos imaginativos sobre sentimientos personales.
- Aún no es consciente de las necesidades del interlocutor y no suele darle información extra.
3 años
- Se involucra en largos diálogos y demuestra avances en los aspectos sociales del discurso
y en el control de éste.
- Aún no es capaz de mantener una conversación cohesionada y sin problemas.
- En muchas ocasiones el niño no responde de manera espontánea, no produce muchas
frases que tengan relación con el enunciado más reciente que acaba de producir el
interlocutor.
- Capaz de entender las narraciones de sus propias experiencias pasadas, de expresar un
deseo o acontecimiento, de describir una experiencia desconocida para el interlocutor,
explicar acontecimientos ficticios.

4 años
- Crea narraciones coherentes.
5 años
- Utiliza el lenguaje con el propósito de controlar a los otros, interactuar socialmente, llamar
la atención e iniciar nuevos temas.
- Mantener bastantes turnos de intervención
- Provee información adecuada al interlocutor, si éste le pide aclaraciones.
- Responde a los comentarios de comunicación del interlocutor con enunciados referidos al
tema.
- Control cuando la situación requiere variar el lenguaje.
- Realiza requerimientos indirectos de acción.
- Usa algunos términos deícticos: esto – aquello, aquí – allá.
6 años
- Es capaz de comprender y producir un lenguaje complejo.
- Tiene vocabulario receptivo y expresivo, utiliza el lenguaje adecuadamente para diferentes
objetivos.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

22
Acosta, V. y cols. (1996). La evaluación del lenguaje. Teoría y práctica del proceso de evaluación
de la conducta lingüística infantil. Primera edición. Málaga: Ediciones Aljibe.
Bautista, R. (2002). Necesidades Educativas Especiales. Málaga: Ediciones Aljibe
Dioses, A. (2003). La evaluación especializada del lenguaje oral. En Revista de Psicología. Año VI,
Vol. Nro. 2, Noviembre 2003. pp. 65-81.
Gallego, J. (director) (2006). Enciclopedia temática de Logopedia. Málaga: Aljibe.
Mendoza, E. (2001). Trastorno Específico del Lenguaje (TEL). Madrid: Ediciones Pirámide.
Narbona, J. y Chevrie-Muller (2001). El lenguaje del niño. Desarrollo normal, evaluación y
trastornos. 2da ed. Barcelona: Edición Masson.
Puyuelo, M.; Rondal, J. y Wiig, E., (2000). Logopedia. Evaluación del lenguaje. 1ra. ed. Barcelona:
Edición Masson.
Soprano, A. (1997). La hora de juego lingüística. Buenos Aires: Editorial Belgrano.

23
RETRASO DEL LENGUAJE

Alejandro Dioses Chocano (2015)

1. Concepto de retraso del lenguaje


Hace referencia a un concepto muy amplio donde se tiene en consideración diversos criterios,
existiendo una amplia sinonimia entre las cuales tenemos:

Retardo del lenguaje (Jordi Peña Casanova, 1994)


Retardo Simple del habla (Mendilaharsu, 1981)
Retardo Simple del lenguaje (Perelló, Ajurriaguerra, 1979)
Déficit del lenguaje de la primera infancia (Launay, 1975)
Retardo del desarrollo del lenguaje (Flórez, 1990)
Trastorno del lenguaje expresivo (F.80.1)

Considerando la definición de Flórez (1990) hace referencia a la aparición tardía pero


homogénea del lenguaje en un niño que no padece de retardo mental, ni déficit sensorial, ni
daño neurológico y que en un buen número de casos parece ser de origen familiar y son de
buen pronóstico.
Mendilaharsu (1981) menciona que es un retraso en la aparición del habla en ausencia de
déficit auditivo o motor. A veces se acompaña de trastornos de afectividad e inmadurez en la
dominancia lateral. Se considera a partir de los 3 años aproximadamente.
Por otro lado, Aguado y Peña Casanova (1994) definen retardo del lenguaje como la no
aparición de éste a la edad en que normalmente se presenta. Esta falta de desarrollo también
se extiende a la permanencia de unos patrones lingüísticos que caracterizan a niños de menor
edad más allá de lo que es normal.
Complementando, Perelló (1984) indica que no existe causa patológica manifiesta, Narbona
(1987) menciona que no hay defectos específicos y Ajuriaguerra (1991) que se presenta un
aspecto pueril.

24
Cuadro 19: Conceptualización del retraso del lenguaje según diversos autores

Referencia Gallardo y Narbona y


Peña – Casanova Puyuelo y Rondal Acosta y Moreno
bibliográfica Gallego Chevrie – Muller

Autor García Aguado Cano; Navarro Chevrie – Muller Acosta; Moreno

Retraso en el Retraso en el desarrollo Retardo simple del


Denominación Retardo del lenguaje Retraso del lenguaje
desarrollo del del lenguaje lenguaje
lenguaje oral
Aparición Primeros 6 años

Ausencia del
Operacionalización

lenguaje; aparición No aparición del


Enlentecimiento
tardía; permanencia lenguaje a la edad Acceso al lenguaje oral
Presencia de una respecto a la
de patrones correspondiente; en forma tardía, un año
producción inferior a la de velocidad media de
lingüísticos permanencia de o año y medio más
su edad cronológica, no las adquisiciones
pertenecientes a un patrones lingüísticos tarde de lo que suele
asociado a otra patología. expresivas
estadio evolutivo de una edad inferior a presentarse.
normales.
inferior a su edad la suya.
cronológica.
Producción:
Componentes Componentes
Componentes

Forma: Componentes
lingüísticos: lingüísticos Componentes
afectados

- Fonética lingüísticos
lingüísticos
- Sintaxis.
- Fonología - Fonología
Contenido: Todos afectados por
Descripción

- Semántica - Sintaxis. Afecta a todos los


- semántica igual.
- Morfosintaxis componentes por igual.
Uso:
- Pragmática.
- Pragmática
Proceso expresivo
afectado
Proceso

afectado más que el


En menor grado: comprensivo, aunque
Proceso expresivo. Proceso expresivo. Proceso expresivo.
comprensión. este último es inferior al
esperado según su edad
cronológica.
Diagnóstico
Diferencial

No por desordenes o
Déficits No existe un cuadro
déficit intelectuales,
intelectuales, patológico manifiesto. No asociado a otra
--- sensoriales, motores,
sensoriales o Defectos y distorsiones patología
socioafectivos o
conductuales. específicas.
neurológicos.

Fuente: Dioses; Quiroz, 2004

Por tanto, se entiende por retraso del desarrollo oral a del lenguaje como la no aparición de
éste a la edad en que normalmente se presenta, categorizándose por la permanencia de
patrones lingüísticos correspondientes a niños de menor edad más allá de lo que es normal y
donde se afectan todos los componentes lingüísticos por igual, prioritariamente a nivel
expresivo.

2. Semiología del retraso del lenguaje


Rondal (Puyuelo y Rondal, 2003) considera que los signos de alerta son básicos para
determinar los retrasos del lenguaje, así aspectos como la adquisición de las primeras palabras,
las primeras combinaciones de estas, la longitud de los enunciados y la aparición de las
palabras función, deben ser tenidas en cuenta al momento de detectar dichos indicadores, los
mismos que son señalados:

25
- Comprensión mejor que la expresión, sin embargo es inferior a su edad cronológica.
- Simplificación fonológica impropia para su edad.
- El juego simbólico aparece tardíamente.
- El lenguaje no acompaña a la acción o al juego.
- Manifestación tardía de las primeras palabras (alrededor de los dos años).
- Uso del gesto indicativo, a partir de los dos años.
- Léxico inferior a la edad cronológica correspondiente.
- Repetición espontánea, escasa o nula.
- Aparición de las primeras combinaciones a partir de los tres años.
- No efectúa órdenes sencillas a los tres años.
- No usa la palabra función más allá de los tres o cuatro años.
- No le gusta los cambios ni situaciones nuevas.
- Dificultades en el desarrollo de habilidades sociales.
- Dificultades para representar el esquema corporal.
- Torpeza psicomotriz.

3. Niveles y sintomatología
Configurar una clasificación del retraso del desarrollo del lenguaje oral es sumamente
complicado, sin embargo se tratará de establecerla siguiendo una continuidad que va desde el
retraso leve, el cual es denominado también retraso simple de lenguaje, hasta el retraso grave,
que en ocasiones es denominado audiomudez, TEL o disfasia.

3.1 Retraso leve del lenguaje:


Hace referencia a un retraso simple del lenguaje. En este caso los niños no presentan
causa patológica evidente, sin embargo muestran un desarrollo del lenguaje inferior al de
sus pares.
A nivel comprensivo, evidencia estar mejor que en la expresión; sin embargo, denota
algunas dificultades para comprender enunciados relacionados a conceptos espaciales,
temporales y cromáticos.
Con respecto a la imitación provocada, evidencia incapacidad para repetir estructuras
lingüísticas que no estén integradas a su repertorio verbal. La repetición de sílabas,
palabras o frases sin sentido le resulta difícil, y con relación a la imitación de frases, sólo
logra repetir algunos elementos.
Presencia de síntomas no lingüísticos, como un retraso motor con dificultad en la
precisión y coordinación de movimientos y con frecuencia, un retraso en la aparición de
la marcha. Dificultad para la realización de dibujos libres o copiados y en para el respeto
de los límites para colocar dibujos.
Así también se observa diversas alteraciones en los diferentes componentes lingüísticos:

26
Cuadro 22: Alteraciones en los componentes lingüísticos debido al retraso leve del lenguaje.

- Tendencia a reducir el sistema consonántico adulto, por lo general


omite la segunda consonante en el grupo CCV.
- Por lo general omite la segunda consonante en el grupo,
consonante–consonante–vocal, ej. Dice “pato” por “plato”.
- En los grupos de consonante–vocal–consonante y vocal–
consonante, la segunda consonante desaparece o se asimila a la
siguiente. Ej. Dice “cane” por “carne”
Fonología
- Ausencia de vibrante múltiple
- Inestabilidad en la colocación de la /r/ por /l/ y /d/
- Sustituye la /s/ por /l/, de forma no continua siendo característico de
niños con sobreprotección.
- Presenta un exceso de omisiones.
- Reducen el sistema consonántico adulto a uno más simple, es decir
con menos consonantes.
- La unión de dos palabras no aparece hasta los tres años

- El uso de pronombres, fundamentalmente el personal “yo” recién


hacia los cuatro años.
- Ausencia del artículo y de los marcadores de posesión.

Morfosintaxis - Uso de frases simples, palabras yuxtapuestas sin empleo de nexos,


rellenando los espacios vacíos con sonidos indescifrables, dando la
sensación de frases largas.
- Poca utilización de plurales y uso de frases mal estructuradas
sintácticamente.
- Omisión de preposiciones.

- La aparición de las primeras palabras se retrasa hasta alrededor de


Semántica los dos años.
- Utilización de un vocabulario reducido.

- No se presentan distorsiones ni dificultades especiales.


Pragmática - Su lenguaje es útil, participa en conversaciones, sabe escuchar, pide
ayuda, etc.
3.2 Retraso moderado de lenguaje
Evidente a partir de los seis años. Debe destacarse que en clasificaciones pronósticas
(Narbona y Chevrie – Muller, 2001) es considerada como disfasia. Se caracteriza por una
falta de organización en el lenguaje, pudiendo afectar el lenguaje escrito, tanto a nivel de
redacción como de ortografía. A nivel comprensivo, presenta escaso entendimiento de
nociones abstractas espaciales y temporales, así como una escasa comprensión de las
propiedades y uso de los objetos.
Por otro lado, evidencia grandes dificultades para sintetizar una historia contada
previamente y para organizar el discurso; así mismo, presenta problemas para aprender a
leer.
A nivel de imitación provocada, demuestra gran dificultad para reproducir más de dos
sílabas sin significado y son incapaces de repetir frases. Complementariamente se detecta
una alteración en la percepción audioverbal y en la retención auditiva de las frases.
Entre los síntomas no lingüísticos, se observan dificultades significativas en la
estructuración espacial y temporal, trastornos del ritmo y algunas dificultades psicomotrices;
además de trastornos psicoafectivos, retraso en el razonamiento lógico y escasa capacidad
de la abstracción.
Por otro lado, se observan diversas alteraciones en los diferentes componentes lingüísticos .

27
Cuadro 23: alteraciones en los componentes lingüísticos debido al retraso moderado del lenguaje.

- Distorsión y reducción del sistema consonántico.


- Dificultad en la emisión de palabras; aunque pueden articular sonidos aislados,
fracasan en la unión de los mismos.

Fonología - Ausencia casi total de fricativas, siendo sustituidas por las correspondientes
oclusivas.
- Numerosas omisiones de consonantes iniciales.
- Ausencia de diptongos, consonantes finales, sílabas inversas y grupos consonánticos.
- Uso fundamental de la estructura silábica V y CV.
- Uso poco frecuente de la coordinación y ausencia o empleo incorrecto de la
subordinación.
- Escasa utilización de los posesivos.
Morfosintaxis
- El uso de los plurales esta deformado u omitido, así como el de los nexos.
- Alteración de la estructura lógica de la frase.
- Déficit de categorías nominales (género - número) y verbales (morfemas de tiempo)
- Deficiente utilización de las categorías verbales.
Semántica - Pobreza de vocabulario expresiva.
- Apoyo en claves no lingüísticos.
Pragmática - La función del lenguaje es muy pobre, presentan abundantes imperativos y gestos
verbales de llamada de atención.
- Muestra poca iniciativa para las conversaciones

3.3 Retraso grave de lenguaje


Se diagnostica en niños que habiendo cumplido cinco años no han adquirido ningún tipo de
lenguaje, o es mínima la adquisición verbal que posee, descartando la existencia de un
déficit auditivo o intelectual como factor causal de este trastorno.
A nivel comprensivo, existen diferencias entre unos niños y otros, así la experiencia muestra
que hay niños cuya comprensión es casi nula y en otros muy cercana a lo normal.
Además se observa que junto a estas dificultades, existe la presencia de síntomas no
lingüísticos como retraso motor considerable, alteraciones psicoafectivas y afectación del
proceso cognitivo producto del retraso severo.
Es importante señalar que los diferentes componentes lingüísticos, se alteran
marcadamente como se describirá a continuación:

28
Cuadro 24: alteraciones en los componentes lingüísticos debido a un retraso grave del lenguaje.

- Repetición de sonidos que imitan al ritmo del discurso.


Fonología
- Articulación muy defectuosa y confusa.

- Holofrase y oraciones de dos palabras como máximo.


Morfosintaxis - Errores de orden de las palabras.
- Omite elementos obligatorios de la oración.

Semántica - No usa las palabras función.


- Su nivel de comprensión es limitado, de baja calidad
- Comprende a través del contexto.

- Uso limitado de las funciones del lenguaje.


- Poca iniciativa conversacional.
Pragmática - Tiene intención comunicativa, aunque no puede manifestarse a
través del lenguaje oral.
- Comunicación no verbal es competente.

4. Factores etiológicos del Retraso del Lenguaje


Los planteamientos con respecto a la etiología del retraso del desarrollo del lenguaje oral es
diversa, de allí que en un intento de sistematizar la información se han agrupado en dos
modelos: el biopsicosocial y el multifactorial. Sin embargo, en general aún se asume que esta
patología es el resultado de una cronopatía (Dioses, 1998, p.3), es decir, un desconocimiento
claro de sus causas.
Enfoque neurobiológico
a) Se considera un factor genético, en la medida que existen antecedentes de padres y
hermanos con dificultades similares, sin embrago es el medio el que determinará la
dirección en que se manifestará.
b) Vinculados a trastornos por déficit de atención con hiperactividad.
c) También se le relaciona con agresiones perinatales
d) En otros casos se plantea que es consecuencia de otitis media, las mismas que generan
pérdidas auditivas sobre todo entre los 2 y 4 años.

Etiología de origen cognitivo


a) En general no presentan perturbaciones intelectuales, pero se observan diferencias entre
las pruebas verbales y no verbales, donde rinden mejor, debido a la dificultad para
seleccionar las diferentes entradas léxicas.
b) Presenta memoria a corto plazo deficitaria y bajo nivel de atención. Hay que tener en
cuenta que la información está 30 segundos a disposición, antes de transformarse de input
auditivo a representación simbólica más abstracta para su almacenamiento en la memoria
a largo plazo.
c) La baja memoria a corto plazo origina errores fonológicos, debido a que la información
desaparece en pocos segundos de su memoria sensorial.

d) Bishop (1992) señala que existen dos hipótesis para explicar la disfasia: hipótesis del
déficit auditivo e hipótesis de la limitación en la velocidad y capacidad del sistema de
procesamiento de la información.

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Factores motores
a) Presenta una inmedurez concomitante.
b) La emisión del lenguaje es ágil, teniendo los órganos fonoarticulatorios que pasar de una
posición a otra, un adulto en promedio emite 5 ó 6 sílabas por segundo.
c) Debe efectuarse un examen de la motricidad orolinguofacial
d) La mejora de las praxias implica un trabajo motor y el enriquecimiento de sensaciones
propioceptivas para la fijación de patrones lingüísticos adecuados.

Factores psico–socioafectivos
a) Relaciones afectivas entre padres e hijos
b) Nivel educativo y socioeconómico del entorno
c) Características de personalidad del niño
d) Errores educativos o de crianza, que afectan el desarrollo afectivo y lingüístico
e) Medio familiar poco estimulante, a pesar de ser socioculturalmente elevado
f) Bilingüismo mal integrado, por situaciones de emigración forzosa, a veces se une un bajo
nivel cultural.
g) Celos del hermano, que generan regresiones en diferentes áreas de comportamiento del
niño, específicamente en el lenguaje
h) Actitud sobreprotectora de los padres.
i) En muchos casos hay trastornos asociados: falta de habilidades sociales, enuresis, etc.

5. Diagnostico diferencial
Cuadro 27: criterios de diagnóstico diferencial entre el Retraso del Lenguaje y Trastorno
Específico del Lenguaje
CRITERIOS Retraso del Lenguaje Trastorno Específico del Lenguaje
El acceso al lenguaje oral como forma Hay patrones de error no usuales en los
de comunicación se inició 1 ó 1,6 años procesos de adquisición del lenguaje
más tarde de lo habitual. oral.
Se observan asincronías en el desarrollo
de los distintos componentes,
El retraso en el desarrollo lingüístico es coexistiendo habilidades lingüísticas
homogéneo. propias de su edad con la ausencia o
formulación errónea de otras más
simples y primitivas.
Capacidad
Lingüística El núcleo del problema se centra
Los problemas se extienden tanto al
fundamentalmente en el aspecto
plano expresivo como al comprensivo.
expresivo.
Lenguaje receptivo y expresivo
Lenguaje receptivo mejor que expresivo. deficitarios hasta –1.25 desviaciones
estándar o más baja.
Las alteraciones fonológicas y la
El componente morfosintáctico es uno de
limitación del léxico son las conductas
los más alterados.
más llamativas.
Disfunción No se descartan disfunciones
Sin evidencias significativas
neurológica neurológicas
Audición Dentro del promedio Dentro del promedio
Procesamiento
Dificultades leves Dificultades severas
central auditivo

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CRITERIOS Retraso del Lenguaje Trastorno Específico del Lenguaje
Memoria de trabajo Deficitaria Deficitaria
Ausencia de síntomas de interacción No se descartan alteraciones en la
Interacción física y
reciproca alterada y de restricción de interacción social debido a problemas de
social
actividades. comunicación.
Afectividad Posible inmadurez Posible inmadurez

Ausencia de patrones de
Ausencia de patrones de
comportamiento, intereses y actividades
Conducta e Intereses comportamiento, intereses y actividades
restringidas, repetitivas y
restringidas, repetitivas y estereotipadas.
estereotipadas.
La comparación entre los perfiles de La comparación entre sujetos con el
Comparación de
sujetos con el mismo diagnóstico es mismo diagnóstico ofrece perfiles
Perfiles
poco variable. lingüísticos variables.

Duración Transitorio Duradero

Muchos sujetos pueden compensar por


Los niños requieren de una intervención
Intervención y sí solos este desajuste temporal si
temprana y constante en el área de
Evolución cuentan con un entorno estimulador y
lenguaje.
buenas capacidades intelectuales.
Se observa una evolución paralela a la
La evolución no se da de forma paralela
estándar en los rasgos característicos
ni mucho menos homogénea.
Intervención y de cada una de las etapas.
Evolución El niño suele responder muy bien a la El niño suele responder bien a la
intervención, mejorando en poco tiempo intervención, aunque depende mucho de
su competencia lingüística. su capacidad intelectual.
Infrecuente repercusión sobre lenguaje Frecuente repercusión sobre lenguaje
Lenguaje Escrito
escrito escrito.
CI Ejecutivo ligeramente mejor que el CI CI Ejecutivo significativamente mejor que
Rendimiento intelectual
Verbal el CI Verbal
Fuente: Dioses y Monge, 2010.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA:
Acosta, V. y Moreno, A. (2001). Dificultades del lenguaje en ambientes educativos: Del retraso al
trastorno específico del lenguaje. Barcelona: Editorial Masson.
Dioses; A. (1999) .Terapia reeducativa de los trastornos del lenguaje. Lima: CPAL.
Gallardo, J. y Gallego, J. (1993). Manual de logopedia escolar. México: Ediciones Aljibe.
Gallego, J. (director) (2006). Enciclopedia temática de Logopedia. Málaga. Aljibe.
Narbona, J. y Chevrie – Muller (2001). El lenguaje del niño. Barcelona: Editorial Masson.
Peña, J. (2002). Manual de logopedia. Barcelona: Editorial Masson.
Puyuelo, M. y Rondal, J. (2003). Manual de desarrollo y alteraciones del lenguaje. Barcelona:
Editorial Masson.

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