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ERNESTO EDUARDO MARTORELL

Abogado. Licenciado en Asesoría Jurídica de Empresas. Doctor


en Derecho y Ciencias Sociales. Egresado de la Carrera da
Especialización en Derecho del Trabajo (U.B.A.). Profesor
titular de “ Empresas IV” en la Carrera de Posgrado en
Asesoramiento de Empresas (U.N.).

SOCIEDADES
DE
RESPONSABILIDAD
LIMITADA
(Según la ley 19.550; t.o. ley 22.903)

iDí
%o

ediciones (¿tepaéma buenos a ir e s

1989
C a p ítu lo V I

L A A D M IN IS T R A C IÓ N SOCIAL'

49. Aproximación general al instituto de la. gerencia.

La sección IV del capítulo II de la ley 19.550 le dedica a


la gerencia de la sociedad de responsabilidad lim itada el art.
157, concebido en los siguientes térm in os:

■ “ Gerencia. Designación. La adm inistración y repre­


sentación de la sociedad corresponde a uno o más: geren­
tes, socios o no, designados p or tiem po determ inado o
indeterm inado en el contrato constitutivo o poateriormen-
te. P od rá elegirse suplentes para casos de vacancia.
, ” Gerencia plural. Si la gerencia es plural, el contrato
podrá establecer las funciones qu€ a oada gerente com ­
pete en la adm inistración o im poner la adm inistración con­
junta o colegiada. En caso de silencio se entiende que
pueden realizar indistintamente cu a lq u ie r-a cto 'd e admi­
nistración. . ' '
’’Derechos y obligaciones. Los gerentes tienen los
mismos derechos, obligaciones, prohibiciones e incom pa­
tibilidades que los directores de la soeiedad anónima. No
pueden participar, por cuenta propia o ajena, en actos que
im porten com petir con Ja sociedad, »alvo autorización
expresa y unánime de los socios. '
"Responsabilidad. Los gerentes sarán responsables
individual o solidariamente, según la organización de la
gerencia y la reglam entación de su funcionam iento esta­
blecidas p or el contrato. Si una pluralidad ds gerentes par­
ticiparon en los mismos hechos generadores de responsa­
bilidad, el juez puede fija r la parte que .a cada uno1corres­
ponde en la reparación de los perjuicios,, atendiendo á
su actuación personal. Son de aplicación las disposiciones
216 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

relativas a la responsabilidad de los directores cuando la


gerencia fuere colegiada.
‘’Revocabüidad. No puede lim itarse la revocabilidad,
excepto cuando la designación fu ere condición expresa de
la constitución de la sociedad. E n este caso se aplicará el
art. 129, segunda parte, y los socios disconform es tendrán
derecho de receso” .

En la sociedad de responsabilidad limitada, los órganos


sociales se hallan más evolucionados que en las com pañías por
parte de interés, sin alcanzar el máximo desarrollo que se pre­
senta en las sociedades p o r acciones.
Tal como sostiene ZaJdívar — a quien pertenece también
el. pensamiento anterior— existe una relación inversa entre la
responsabilidad de los socios y el grado de evolución de los
órganos sociales de las com pañías mercantiles, de manera tal
que cuanto m enor es la prim era, m ayor es el desarrollo que
alcanzan los segu n dos5<)1.
La ley argentina — al igual que la española— ha organiza­
do la adm inistración social con un criterio de sencillez, que la
ha m antenido en una posición de equidistancia entre las form as
capitalistas y personalistas, descartando de las prim eras la
organización de un con sejo de adm inistración o de vigilancia
y rechazando de las segundas la concesión de la adm inistración
indiscrim inadam ente a todos los s o c io s S92.
Desde el punto de viata conceptual, se puede decir con
acierto que el legislador ha creado para la adm inistración de
estas compañías una organización t íp ic a ,. que se caracteriza
por el desempeño de uno o más gerentes — socios o no— , los
cuales son designados por las m ayorías de capital establecidas
en tal sentido (art. 160, L .S .C .), utilizándose en la operatoria
cotidiana la voz ‘ ‘gerencia’' para designar al órgano a cuyo
cargo se halla la adm inistración social, y el térm ino "geren te”
para identificar al fun cion ario que se desempeña com o admi­
nistrador 50s.

501 Zaldívar, ob. cit. en nota 12, ps. 189 y 190.


sea Y e l a s c o Alonso, ob. cit. en nota 3, p. 128. En la República A r­
gentina —sin embargo— podría existir nn “consejo de vigilancia” — al
cual Zaldívar califica de “órgano raramente aplicable” a eatas compa­
ñías— en ■estas sociedades; pero, en general, es propio de los sujetos de
existencia ideal qúe tienen elevado número de integrantes.
593 Halperin, ob. cit. en nota 17, p, 159.
La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 217

A su vez, y com o surge del art. 157 anteriorm ente trascrito


(al que B ollini Shaw im puta un excesivo reglam en tarism o), la
ley n o sólo ha creado un tipo especial de adm inistración, sino
que — además— ha fija d o tam bién la com petencia del gerente
y su form a de nom bram iento y rem oción, lo que induce a pensar
que — salvo eñ los casos de rem isiones expresam ente previstas
en el texto— aplicar en la materia supletoriam ente norm as esta­
blecidas para otros tipos sociales, sería desvirtuar el propósito
previsto al concebir la f ig u r a SM.
Tal com o se admite dentro del m arco del régim en español,
los adm inistradores se con figu ran com o órganos sociales antes
que com o m andatarios de la sociedad, no pudiéndose decir que
sean com erciantes en el sentido técnico del térm ino, ya que es
la com pañía quien ejerce la actividad mercantil. P o r otra parte,
tam poco corresponde su encuadramiento com o arrendatarios
de servicios sujetos al derecho laboral, aunque queden some­
tidos a la legislación dictada en m ateria de seguridad s o c ia l5Í5.
¿Q ué es entonces la geren cia? Pues — tai el ám bito de la
sociedad de responsabilidad lim itada— es el órgan o que adm i­
nistra y representa la com pañía, debiendo descartarse en fu n ­
ción de esta teoría, que la persona o personas que tengan a su
cargo la gerencia actúen com o m andatarios o asumiendo un
negocio representativo B0°. '

50. Carácter esencial de ¡a gerencia.

Se ha señalado acertadamente la con dición de órgano nece­


sario que reviste la gerencia, por ser aquel p o r el cual se mani­
fiesta la voluntad de la sociedad, acotándose que "sin él el suje­
to no existe” M7. Debemos partir de la base, entonces, de que
la institución de la gerencia es un requisito esencial tipificante,
cuya ausencia en el contrato social dará lugar a la nulidad
absoluta e insubsanable de él. .
E m pero, y a fin de evita r confusiones al respecto, se debe
dejar en claro que en fun ción de la norm ativa vigente en nues­
tro país, lo que debe fig u ra r im perativam ente en el contrato

004 C. J. Horst Speyer.y L. J, Zaballa, Exclusión de un socio no ge­


rente, “R.D.C.O.” , 1971, p. 151; Halperin, ob. cit. en nota 17, p. 161'.
5B5 Velasco Alonso, ob. cit. en nota 3, p. 129.
5M Arecha y García Cuerva, ob. cit. en nota 44, p. 346.
Brunetti, ob. cit. en nota 19, t. III, p. 200. -
218 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

social es la institución de la gerencia y su régim en, y no el


nom bre del gerente o de los gerentes que inicialmente se desig­
nen, porque el árfc. 11 de la ley, que establece el “ contenido del
instrumento constitutivo” , en su inc, 6, sólo hace referencia a
“ la organización de la adm inistración, de su fiscalización, y
de las reuniones de socios” , om itiendo toda m ención al nombre
de'los administradores. A su vez, y para m ayor abundamiento,
el art. 157 — en su prim er p á rra fo— determ ina que los geren­
tes podrán ser designados “ en el contrato constitutivo o poste­
riorm ente” , con lo que pareciera dar p or term inada toda polé­
mica a] respecto. -
Pese a que lo usual es que los prim eros gerentes sean desig­
nados en el propio contrato, p orqu e— aun existiendo la geren­
cia— si el cargo no tuviera un ocupante la sociedad no podría
funcionar, cabe entonces preguntar qué ocurriría si no existe
designación.
H aíperin, en su obra tantas veces citada, nos recuerda que
para algunos autores esa designación es esencial, y mientras
no se produzca la sociedad perm anece en estado de mero p ro­
yecto Desde otra perspectiva., la doctrina francesa mayo-
ritaria entiende que en caso de silencio se aplica la presunción
de mandato recíproco de los socios, que estarán todos facul­
tados para adm inistrar; solución, ésta, que no es admitida por
la ley de sociedades de 1966.
P or mi parte, y en concordancia con lo que ya he dicho al
com enzar el análisis del instituto de la gerencia, creo que tanto
dé la econom ía del viejo art. .13 de la ley 11.645, com o de la
propia redacción del art. 157, y del sistema adoptado p or la
ley, no cabe sino interpretar que no se puede adm itir la admi­
nistración por los socios en caso de silencio del contrato. Ello
im plicaría una extensión analógica al caso del régim en de
sociedades colectivas (ver art. 127, L .S .C .), que resulta total­
mente ajeno a los m ecanism os previstos específicam ente por
el legislador para la sociedad de responsabilidad lim itada
¿Cuál es la solución entonces? En la especie me adhiero
al criterio de H alperin, Si recordam os lo que ya se ha pun­
tualizado en esta obra, en cuanto a que en un sentido técnico el
instituto de la gerencia y el nom bram iento de sus ocupantes

5,13 Halperin, ob. cit. en nota 17, p. 160. ■


599 Ibldem, p. 16 1 .
La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 219

son actos independientes, cabe aceptar que el prim er gerente


podrá ser nom brado fuera del contrato, siem pre que se cumpla
con tal recaudo antea de su publicación e inscripción, porque
de lo contrario todo lo actuado será pasible, de nulidad 600.
. A hora bien, aun cuando el nom bram iento del sujeto que
habrá de ocupar la gerencia figu re form alm ente en los estatu­
tos, no debe ser considerado parte de ellos.en un sentido ju r í­
dico m aterial, no sólo porque la propia ley no le atribuye,, ese
carácter, sino, porque obviam ente no se trata de ninguna dis­
posición destinada a regir de modo permaminte la vida de la
socied a d 001. E n el caso de que la designación del gerente.haya
sido condición expresa de la constitución de la sociedad, ya
sea p or sus vinculaciones personales, profesionales o com ercia­
les, o simplemente p o r su idoneidad en la m ateria, esta cir­
cunstancia deberá ser ob jeto de aclaración expresa en el texto
del contrato, sobre todo por el hecho de que su rem oción — co­
mo es lógico— dará derecho de receso a los socios d iscon for­
mes, p or haberse m odificado las bases fundam entales estableci­
das :en el instrum ento constitutivo.

51. Peculiaridades de la. gerencia.

A ) Breve referencia al derecho comparado. .


Tal com o ha destacado nuestra doctrina, la organización
de la adm inistración en estas com pañías puedt; adqu irir alguna
de las siguientes m odalidades:
1. M ecanism o -de adm inistración sem ejante al de las socie­
dades colectivas (Chile, Panamá, Guatemala, etc.). .
. ' 2 . Sistem a de adm inistración análogo al de las socieda­
des, por acciones (Ita lia ). ' . •
S. Creación de un régim en con características propias,
específicam ente pensado en función de las sociedades de respon­
sabilidad ..limitada (A lem ania, Francia y las ¡legislaciones ins­
piradas en las de estos dos países) . A la R epública A rgentina
puede considerársela encuadrada en esta categoría, tanto en
virtud de la norm ativa vigente, com o p or la de la derogada
ley 11.645. ■

600 Pássim, p. 164; Molinari y otros, ob. qi.t. en nota 597, p. 201.
C.N.Com., B, 6/8/80, “Edificadora Blanco Encalada 3153 S.R.L.",
“L.L.", 1981-A-156. ■ ' . ..........
220 S o c i e d a d e s 'd e r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

4. Sistema que perm ita qué — estatutariamente— la com ­


pañía escoja un régim en adm inistrativo equiparable, respecti­
vamente, al régim en de las sociedades colectivas o ál de las
sociedades anónimas (S u iza) 602.
E n nuestro país, reitero, la gerencia ha sido concebida
com o una institución de características propias, pero con una
m arcada propensión hacia la organización directorial de la
sociedad anónima. E lla se deduce de la econom ía del tercer
y cuarto p á rra fo del art. 157 de la ley, que adjudica a los
gerentes los mismos derechos y les im pone las mismas obliga­
ciones, prohibiciones e incom patibilidades que a los directores
de sociedades anónimas. P o r otra parte, tam bién le resultan
aplicables a los prim eros las disposiciones Telativas a la respon­
sabilidad de los directores, en aquellos casos en que la gerencia
hubiera sido concebida com o órgano colegiado 803.
Sin em bargo, y sin que ello llegue a desvirtuar lo expuesto,
las peculiaridades propias de la S.R.L. (v.gr,, número limitado
de socios, im portancia de los aspectos personales, e tc .), hacen
que en nuestro régim en — al igual que en el alemán— se deba
reconocer que se han sim plificado algunas de las exigencias
habituales en el m arco de la fig u ra de la sociedad anónima,
organizándose el tipo societario que nos ocupa de manera más
sencilla que lo que se ha hecho en materia de sociedades por
a ccion esa01.

B ) La elección del gerente.


Siendo la sociedad una persona moral, equiparable com o
tal a un incapaz de hecho, su única posibilidad fáctiea de ad­
quirir derechos y contraer obligaciones — o sea, en definitiva,
de cum plir su objeto social— es por m edio del instituto de la
gerencia.
E ste carácter “ esencial'’ de la gerencia al cual tantas veces
me he referid o en este capítulo, se com prueba en toda su m ag­
nitud cuando se analiza la grave situación que le produce a la
S.R.L. el estado de acefalía.
Si alguno de los socios se ocupa de la atención de los nego­
cios de la com pañía en el interregno, o sea, hasta la designación

002 Fariña, ób. cit. en nota 2, t. I-A, p. 279. .


aos Yerón, ob. cit. en nota 47, tomo de - “Actualización.; ' p. 830..
004 Yon Gierke, ob, cit, en nota 13, t. I, p. 609.
L a a d m in is t r a c ió n s o c ia l 221

de un nuevo gerente, se lo podrá equiparar a un gestor de


negocios ajenos o quizá a ún “ adm inistrador de hecho” , adjudi­
cándosele las responsabilidades correspondientes.
Tam bién puede ocu rrir que la S.R .L. í;enga sindicatura,
pudíéndo solucionarse el problem a con la aplicación del árt.
258 de la ley, en virtu d del cual, “ en caso de vacancia, los
síndicos designarán al reem plazante hasta la reunión de la
próxim a asamblea, si él estatuto no prevé otra form a de nom­
bram iento” . .
■ Finalmente, si no se logra reunir a los socios o si éstos no
logran ponerse de acuerdo para elegir un nuevo gerente, corres­
ponderá la designación judicial de un interventor. Cumplido
este recaudo, el fun cionario judicial, ya sea mediante régim en
de consulta arbitrado p or el prim er p á rra fo del art. 159 dé
la ley, o de una asamblea convocada con ese fin , procederá a
designar al gerente. E n este último caso, podrá ocu rrir que
p or una posición irreductible de los grupos de socios opuestos
no se pueda adoptar la resolución deseada, ante lo cual deberá
disolverse la sociedad, p o r “ im posibilidad fobrevin ien te” de
cum plir con él ob jeto social (art. 94, inc. 4, p á rra fo 2<? ) eoa.
Los gerentes podrán ser designados tanto en él acto cons­
titutivo com o posteriorm ente. —
En la prim era hipótesis será necesario obtener el consen­
tim iento unánime de todos los socios, p or ser los suscritores
del contrato social. :
E n el segundo supuesto (que incluye, obviam ente, a 3a
elección de los fun cion arios que reemplacen a los prim eros
gerentes) se aplicará el régim en de m ayorías establecido al
efecto p or el contrato constitutivo. A nte la falta de previsión*
al respecto se adoptará la decisión "p o r m ayoría del capital
presente que p articip e en el acuerdo” (ver, sin em bargo, la
excepción consagrada en la prim era parte d¡í este p á r ra fo ),
porque el texto reproducido de la norm a en cuestión se aparta
de las m ayorías más severas exigidas en los párrafos 1° a 4°
del art. 160 80a.
Para p rever eventuales inconvenientes futuros, creo apro­
piado. que el contrato contemple, el supuesto de que en la elec­
ción del gerente no se alcancen las m ayorías exigidas, hipótesis

eos Fariña, ob. cit. en- nota 2, p. 282 .


boo Verón, ob. cit. en nota:47, “Actualización...’', p. 336.

16 • MartoreU. S.R.L.
222 S o c ie d a d e s de e e s p o n s a b il id a d l ic it a d a

para la cual parece una solución adecuada establecer de ante­


mano una segunda con fron tación entre los candidatos que hayan
sido más votados en el acto eleccionario anterior.
También creo conveniente recordar que si el candidato a
gerente integra a su vez la com pañía com o socio, podrá votarse
sin in frin g ir norma alguna, ya que las disposiciones del art.
248 (que obliga a la abstención al accionista que en una ope­
ración determinada tenga, p o r cuenta propia o ajena., un inte­
rés con trario a la sociedad) no le son aplicables, porque , la
elección no es una operación, y tam poco la vocación, de ocupar
la gerencia puede ser interpretada com o un acto antagónico
a los intereses socia lesG0T.
Finalmente, aunque es evidente que — pese a la remisión,
genérica efectuada p or el art. 157, 2° p árra fo, al régim en de
directores de sociedades anónimas— no le son aplicables al
nom bram iento de gerentes las norm as sobre elección p or acu­
mulación de votos (art. 263, L .S .C .), el contrato social podrá
establecer — al organizar la adm inistración social— que ella
sea de com posición plural, y que se hallen representados los
distintos grupos o sectores en que están agrupados los socios
de la S .R .L .608. ■ ■
A nte esta última alternativa, o sea, si la. elección de geren-.
tes se realiza por categoría de cuotas, su rem oción será priva­
tiva de la asamblea de titulares de cuotas sociales que los eligió,
excepto que el desplazamiento se produzca p or justa causa o
p or inhabilidades o prohibiciones expresam ente contempladas
p or la l e y 60fl.
Va de suyo, además, que tanto el nom bram iento com o la
rem oción de los gerentes deberá inscribirse en el R egistro
P úblico de Com ercio para ser oponible a terceros (art. .60,
L .S .C .), lo que .deberá ocu rrir dentro del plazo previsto por
el art. 39 del Código de C om ercio (art. 5, L .S .C .).

C) El caso de los llamados “ administradores de hecho".


1. Concepto.
Como es sabido, tanto el derecho penal concursal com o el
derecho concursal directamente, se han venido ocupando desde.

«07 Zaldívar, ob, cit. en nota 12, t. XI, p. 195.


sos Mascheroni, ob. cit. en nota 65, p. 167.
609 Zaldívar, ob. cit. en nota 12, t. II, p. 195.
L a a d m in is t r a c ió n s o c ia l 223

antiguo de la figu ra del llamado “ dirigen te de hecho” , espe­


cialmente desde la reform a al Código de C om ercio fran cés intro­
ducida por el decreto del 8 /8 /3 5 . En virtud de su regulación,,
lo que en defin itiva se pretendía era extender el plexo de res­
ponsables, especialm ente en los casos en que las sociedades
caían en una situación de falencia, com o prod u cto de la adm i­
nistración y m anejos ilícitos de directivos que — sin haber sido
designados para integrar el órgano de adm inistración social—
o contando con un nom bram iento viciado o de plazo vencido,
continuaban, sin em bargo, conduciendo la com pañía °10.
Si nos rem itim os al significado sem ántico, la voz “ admi­
n istrador” proviene del latín (“ ad manus traere” ), y sign ifica
“ entregar a la mano o en mano de” . A £iu vez, dentro del
ám bito societario se utiliza para iden tifica r là existencia y
funcionam iento de un órgano, cuya actividad apunta a la apli­
cación de ciertos criterios a seguir tanto £;n la 'v id a intèrna
com o externa de la sociedad.
En definitiva, entonces, los “ adm inistradores” son fu n ­
cionarios que atienden a la integración y operativi dad interna
de una com pañía y que la representan ante los. terceros.
P or otra parte, y ya encarando específicam ente el análisis
del instituto que nos ocupa, se entiende p or “ adm inistradores
de hecho” a quienes conducen una sociedad en función , de un
mandato tácito, o — más concretamente— no en Virtud del. título
ju ríd ico por el cual se es adm inistrador, sino por el mero hecho
de la adm inistración, que puede ocurrir independientemente
del título y de la in vestidu ratin.
Otras alternativas que encuentro encuadrables en la fig u ­
ra, serían las de los adm inistradores designados p or quienes
no se hallaban facultados para hacerlo según lo establecido
por la ley 19.550, ya que se estaría ante una gestión carente del
aval social prestado p or la asamblea, y tam bién aquellas situa­
ciones en las cuales — aceptada la renuncia de uno o váriós de

610 Joseph A. Hamel, Derecho penal especial de las sociedades anó­


nimas, “L.L.", 1964, p. 479; Philippe Merle, E ffets sur la personne du
débiteurs et ò 1‘¿garrí des dirigents sodalix, “Revue Trimestrielle du Droìt
Commerciale” , Paris, 1985, p. 163, n9 1.
au Miguel Á. Saaot Betea y Miguel P. Saaot, Sociedades anonima,j.
El òrgano de. administración, Àbaco, B a. Aa., 1980, p. 83, con cita de la
obra de C. Toeaca, La responsabilità penale degli amministratori, e dei
liquidadorì di fatto delle società commerciali, p. 108.
234 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

los m iem bros del órgano de adm inistración— ellos siguieron


actuando com o tales, participando en los acuerdos y tom ando
decisiones com o si nada hubiese ocu rrido *12.
Adem ás, y para con cretar la idea general, m e parece nece­
sario apuntar que si bien tanto H oracio P, Fargosi y A le ja n ­
dro F argosi — en un tra b a jo reciente de excelente factura®13-—
com o Sasot Eetes y Sasot (en el artículo citado en nota 6 1 1 ),
han estudiado la cuestión de los adm inistradores de ■hecho,
circunscribiéndola casi exclusivam ente al instituto de la anó­
nima, ellos pueden existir en otros tipos sociales014; en el caso,
la sociedad de responsabilidad limitada.

2. La responsabilidad derivada de la actuación de los


“ administradores de hecho” .
Obviamente, y com o m edida previa a efectuar un análisis
de las bases de la teoría que ju stifica la extensión de la respon­
sabilidad a los “ adm inistradores de hecho” , parto de la premisa
de que se acepta que los poderes de los adm inistradores de las
sociedades com erciales son originarios, y que provienen de la
necesidad de ejecutar e l .contrato social, porque — en el caso
de ;la S.R.L.— los socios no pueden abstenerse de designar al
gerente, ni éste dejar de e je r ce r los poderes legislativamente
atribuidos a la g e re n cia ow. Siguiendo en la m ateria el pensa­
m iento de Galgano, la designación de los adm inistradores no
sería entonces un acto atributivo de poder, sino simplemente
una designación de los sujetos que, p or ley, tienen el com etido
de ejecutar el contrato s o c ia law.
Siem pre de conform idad a este desarrollo, corresponde
también descartar la caracterización de la asamblea com o, "s o -

<l12 Carlos A. Raimondi, Representación y administración de socie­


dades, “Revista de Administración de Empresas” , t. II1-A, p. 444.
®la Horacio P. Fargosi y Alejandro E. Fargosi, Nota sobre los direc­
toras de hecho, "L.L.", 5/10/87, p. 1. . . . . . . . .
614 Erneato Eduardo Martorell, Los administradores de hecho de
sociedades comerciales y su re sp ouaabìlidad laboral, “T.yS.S.” (en prensa),
p. 3.
818 Horacio P. Fargosi y Eduardo R. Románello, Facultades gesto­
rías de la asamblea y responsabilidad de los directores, t. 1986-E,
Doctr., 1127.
bis Francesco Galgano, La società per azioni, Padova, 1984, cap. 8y
n9 3 ; Ernesto' Eduardo Martorell, El directorio de la sociedad anónima
Necesidad de uw replanteo acerca de la naturaleza y aloances de Bit fun­
ción, “L.L.”, 16/2/87, p. 1.
La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 225

berana” , n o sólo porque elío no es verdad, ¡sino también porque


tal calificación está plena de equívocos y conduce a conclusiones
d esacertad as81T.
A h ora bien, adm itido que la asamblea no es soberana, de
aquí no sólo se deduce que el gerente no puede ser empleado
de la S.R,L. p or él gestionada, sino también que la com petencia
para adm inistrar le ha sido adjudicada p or nuestra ley de socie­
dades al órg a n o de adm inistración que corresponda en cada
com pañía según el tipo social de que se trate, y que la respon­
sabilidad p o r la gestión social le es atribuida por la ley a
sus integrantes.
Finalm ente, si se lleva la cuestión al ám bito específico de
la responsabilidad ante terceros, que no puede ser exculpada,
ella — en el caso de los administrador-es de pire— n o se vincula
con el riesg-o em presario, sino con el p ropio hecho de haber
asumido la adm inistración y desem peñarla618.
La resultante de todo este desarrollo es que — sim étrica­
mente— así com o los adm inistradores de derecho no pueden
desviar su responsabilidad hacia la asamblea o hacia la propia
sociedad, si hubieren causado daños actuando dentro d e la esfera
propia de sus poderes “ originarios” , tam poco pueden hacerlo los
adm inistradores "d e hecho” , porque sus facultades o poderes
surgen de la autoatribución de funciones gestorías toleradas por
el sujeto de existencia ideal cuya representación han invocado.
Todos nos preguntam os entonces cuáles son los lím ites de
atribución de responsabilidad en estos casos. L a respuesta la
brinda la doctrina española más reciente, Que interpreta que
la responsabilidad de los adm inistradores de hecho resulta
incuestionable,, siem pre y cuando se com pruebe que los sujetos
á quienes se atribuye dicha condición han desempeñado de mane­
ra efectiva funciones de adm inistración. Su responsabilidad,
entonces, su rgiría indubitada no sólo en aquellos casos en que
han sustituido a los adm inistradores de derecho, sino también
si se acrédita que han influido sobre ellos en la toma de deci­
siones en form a determ inanteaB>.
¿C óm o opera la imputación de responsabilidad en la
prá ctica ?

617 G. Cottino, Diritto commerdale, Padua, 1976, vol. I, n1? 185.


ala Fargosi, ob. cit, en nota 616, p. 1130.
01® Jesús Quijano González, La responsabilidad civil de los adminis­
tradores de la sociedad anónima, Valladolid, 1986, p. 351.
226 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

■ Tal com o' se resolvió en nuestro país en un leading case,


hace cerca de veinte años, se debe partir de la prem isa de que
si la actuación de los fun cion arios de facto ha producido efectos
de vinculación de la sociedad en su relación con terceros, tal
hecho debe traer consigo la aplicación del régim en de respon­
sabilidad previsto para quien ejerce tales funciones
Creo también que en m ateria de gerentes de S.R.L. resulta
aplicable lo establecido p o r la jurisprudencia norteam ericana
con respecto a los directores de sociedades anónimas a fines de
la década de 1950. En ese entonces, y con un criterio de validez
universal, se sostuvo que éstos no se deben reg ir p or la disci­
plina del agency (v.gr., agency; of representative: delega­
c ió n )821, lo cual — al a firm a r el carácter originario de sus pode­
res— les im pide derivar su responsabilidad 032.
Obviamente, tam poco los “ adm inistradores de fa d o” po­
drán evitar responder ante la sociedad y los terceros p or sus
actos. En este último caso, la base im putativa de su respon­
sabilidad deberá ser hallada en el hecbo de que estos sujetos
ejercen sus poderes sin contar con una investidura form al,
“ b ajo color de correcto” E2S.
Se podrá llegar a sostener que revela un excesivo descuido
externo, que quien contrata con una S.R.L. no tom e todos los
recaudos para com probar si está ante un funcionario de jure
o no, pero — más allá de que ello tenga relevancia form al—
tam bién se ha resuelto, en el m arco del derecho norteam erica­
no (en el llamado “ M a rjori’ s case” ) , que todo lo que los direc­
tivos hagan con relación a lo que se puede llamar adm inistra­
ción interna de la empresa, es algo que solamente ellos conocen,
y — sujeto a esa observación— ninguna persona que contrata
con tales directivos tiene derecho a suponer que éstos reali­
zarán un acto que no se perm ite según la ley orgánica 824.
¿Cuáles son los alcances de esta responsabilidad?

ü20 C.N.Com., B, 4/9/68, “Frigorífico Setti SACIA, s/convocatoria:


hoy quiebra” , ‘‘R.D.C.O.” , 1970, 239.
U21 Diccionario. Collins concise, Grijalbo, Barcelona, 1085, p. 18,
022 “Hoyt vs. Thompson’s executor” , citado por Henry Winthrop
Ballantine en la obra Corporatians, Ed. Rev., Chicago, 1946, p. 132.
92B Ana R, Cusnir, Directores de fa d o y teoría de la apariencia,
*‘E.D.C.O.” , 1970, 257.
S24 Ibídem, p. 281.
L a a d m in is t r a c ió n s o c ia l 227

Parece haber consenso en que se mantiene entre los adm i­


nistradores de jure y los de hecho el principio de responsabi­
lidad ilim itada y solidaria. E n el prim er caso, ella surge del
hecho de haber consentido que actuaran com o integrantes del
órgano de adm inistración sujetos que carec:ían de com petencia
para ello, lo que im plica una flagrante violación — p or negli­
gencia personal— del art. 59 de la ley 19.550. E n cuanto a los
adm inistradores. de hecho, su responsabilidad — tam bién ilim i­
tada, ya que se extiende hasta el resarcim iento pleno a la socie­
dad de todos los perju icios causados p or su actuación— deriva
de la autoatribución de funciones gestoría s'’23.
Sólo resta acotar, al respecto, que no sólo las mism as causas
que con dujeron a la aceptación de las sociedades de hecho ju s­
tifican plenamente la admisión de los “ adm inistradores de
facto" ®30, sino que todo aquel que resulte demandado p or haber­
se desempeñado efectivam ente en tal carácter {o sea, carecien­
do de in v estid u ra ), no podrá pretender exculparse p or acción
de la teoría de los actos propios. Tal com o indica F argosi, sería
realmente sorprendente pretender exim irse de responsabilidad
por no existir el acto form al de designación, cuando con ante­
rioridad se operó siem pre “ como si éste hubiere sucedido” c27.

D ) El gerente ¿debe ser socio?


De la prop ia literalidad del art. 157 de la ley surge que loa
gerentes podrán ser “ socios o no” ; por eso, uno no deja de
plantearse el interrogante acerca de la causa, p or la cual no se
ha p referid o que la adm inistración — en una sociedad de este
tipo— estuviera a cargo de los integrantes del ente.
: Las respuestas que m erece esta pregunta son dos. En
prim er lugar, el legislador ha considerado necesario destacar
en la exposición de motivos de la ley que “ la capacidad técnica
no depende de la titularidad del capital’V Aunque dicha men­
ción ha sido efectuada refiriéndose a la figu ra de la sociedad
anónima, no la veo por ello desprovista de universalidad, p or­
que la distinción entre propiedad y gestión que ella alberga,
la hace plenam ente aplicable a las sociedades de responsabilidad
limitada. .

820 Sasot Betes y Sasot, ob. cifc én nota 611, p. 74.


020 Norman D. Lattin, Corporations, Nueva York, 1971, p. 263.
Ü2Í Horacio P. Fargosi, ob. cit. en nota 613, p, 3.
228 S o c ie d a d e s de b e s f o n s a b il id a d l im it a d a

E n segundo lugar, parece tam bién sumamente razonable


que se permita a los socios designar al fren te de la adminis­
tración a un extraño especialm ente capacitado, cuando no haya
entre ellos alguien que reúna esta condición, o — aun habién­
dolo— no se pueda hacer cargo de la adm inistración a causa
de sus ocupacion esfl2a. No se olvide, por otra parte, que un nom ­
bram iento de esta índole no im plica en absoluto la renuncia de
los socios al estrecho control de la actuación gerencia!, que la
ley expresamente autoriza (ver arts. 157 y 158, L .S .C .).

E ) El cargo ¿puede ser. ocupado por una persona jurídica?


Creo no incurrir en ninguna exageración, al puntualizar
que. estam os ante una de las cuestiones más polémicas del dere­
cho societario, porque desde hace m uchísim o tiem po se viene
discutiendo, en nuestro país, si un sujeto de existencia ideal
puede actuar com o gerente de una S.R.L. o com o director de
una sociedad anónima. .
■ Pareciera, sin em bargo, que — salvo la opinión de Vanasco
que luego analizaré (vertida cuando se desempeñaba com o
inspector general de Personas J u ríd ica s)— el organism o a d m ir
nistrativo de control adm itió desde antiguo esta posibilidad,
pese a la postura en con trario de autores de 3a jerarquía de
R ivarola, Garó y Fernández, para los cuales —-tanto la natura­
leza m ism a del cargo de adm inistrador— com o la responsabili­
dad y confianza exigida para la función, hacían im prescindible
que fuera ocupado por una persona física 620.
Más allá del acierto de la acotación de H alperin, en el
sentido de que — de aceptar la interdicción— se estaría intro­
duciendo una. capüis deminutio para las personas ju rídicas
socias que se verían im posibilitadas para ejercer la gerencia,
creo que el legislador de 1972 ha disipado las dudas en el sentido
perm isivo, ya que no, encuentro norm a alguna en el texto que
prohíba que un sujeto m oral actúe com o gerente o director,
según sea el tipo social de que se trate.
P or otra parte, estimo apropiado considerar algunos argu­
mentos adicionales: ,
1. E l régim en anterior de sociedades anónimas con par­
ticipación estatal m ayoritaria (ley 17.318), im ponía que los

628 Halperin, ob. cit. en nota 17, p. 161. '


829 Héctor Alegría, Sociedades anónimas, cit. en nota 319, ps. 113
y 114.
L a admínisthációk social 229

directores fueran personas fís ic a s ; requisito, éste, que no ha


sido reproducido p or la ley 1&.550 ál d eroga r aquella norma.
- 2. Si bien es cierto que la “ resolución general 5 de la
I.G .F.J.” (del 3 /6 /7 7 ) contiene sólidos argum entos en con­
trario®30, los que cuentan con el antecedente de loa antepro­
yectos de M alagarriga y A ztiria y el de Com isión R evisora de
1&63, que se expedían en ese sentido, y el apoyo d e un autor
de la jerarquía de Fargoai 63\ no se debe olvidar que estos dos
últimos contenían prohibiciones expresas al respecto, y que
el razonam iento que abona la posibilidad de que una com pañía
pueda adm inistrar otra sociedad — atento a la redacción actual
de los textos legales— parece in con testab le032. .
, 3. N o se m e escapa que el sentido perm isivo adoptado p or
la ley 19.550 tal vez no sea el más deseable, porque por esta
vía se podría esterilizar el sistema de prohibiciones e incom pa­
tibilidades del. art. 264, y tam bién todo el régim en dé respon­
sabilidad de los directores aplicable a los gerentes de S .R .L .;
el criterio contrario podría llevar al absurdo que una com pañía
de este tipo que posea el 9 9 % de las cuotas sociales de otra
sem ejante, o de un porcentaje análogo de las acciones de una
sociedad anónim a, no pueda ser adm inistradora de ella, im pi­
diéndosele de está manera el que pueda velar p or el capital allí
in v e rtid o Ba3. ': ■ :

080 Carlos Alberto Vanasen, en la resolución 5 de la I.G.P.J. del


3/6/77, sostiene entre otras cosas: 1) que el individuo que goce dé la
facultad de administrar la ejercerá en función de .su condición de órgano
de la persona jurídica dirigida (en el caso, del gerente), por lo cual sus
poderes de administración dependerán de dos ordenamientos sociales dis­
tintos, el de la S.R.L. administrada y el de la sociedad integrada por
el individuo a cargo de la gerencia en representación de aquélla; 2) la
administración implica un quehacer humano y vivo y una expresión del
hombre como individuo; 3) en definitiva, la persona física que ocupe la
gerencia en términos reales no sería la responsable directa de sus actos,
ni frente a los terceros vinculados con la sociedad administrada, ni frente
a esta última, lo que no parece ser lo realmente querido por el legislador.
831 Horacio P. Fargosi, Apostilla en tomo a, la personalidad de las
persemas jurídicaSj ‘ .R.D.G.O.,-’, .1977, p. 733.- Allí Be menciona que la ley
alemana de 1965 exige la condición de persona físien para ser adminis­
trador, ál igual que la del Brasil.
632 Julio César Otaegui, Administración societaria. Abaco, Ba. As.,
1979, p. 186; J, M, Odriozola, La persona jurídica como integrante del ór­
gano de administración de las sociedades, "E.D,", t, SI, p. 941.
(¡33 Nissen, ob, cit. en nota 103, t. II, p. 6S8.
230 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

F ) Gerencia individual y gerencia plural. .


El contrato social podrá establecer — en la parte dedicada
a la organización de la adm inistración— que la gerencia sea
un órgano unipersonal o plural, y — en este último caso— el
número mínimo y máximo de gerentes dentro del cual el órgano
de gobierno determinará cuántos funcionarios tendrán a su
cargo las tareas gestorías (art. 265, 2? p árrafo, L.S.C .) 634. Esta
condición — según Bollini Shaw— distingue a la gerencia del
directorio, en la medida en que para él, m ientras el órgano de
adm inistración de las S.A. es en principio ún cuerpo colegia­
do Gil5, que debe labrar actas aunque sea unipersonal, la gerencia
de la S.R.L. simplemente puede serlo, pero generalm ente no lo es.
Como se recordará, el art. 157 determina que — cuando la
gerencia es plural— “ el contrato podrá establecer las funciones
que a cada gerente compete en la adm inistración". El párrafo
en sí, pese a su claridad, m erece algunas acotaciones:
1. La asignación contractual de funciones diferenciales
a los gerentes de la S.R.L., guarda simetría con lo dispuesto
por el art. 274 de la ley, que perm ite proceder del mismo m odo
con relación a loa directores en m ateria de sociedades anónimas.
: 2. En caso de silencio en el contrato, se presumirá que
todos los gerentes pueden realizar indistintam ente cualquier
acto de administración.
3. Aunque la adm inistración sea plural, indistinta o con­
junta, la asignación de responsabilidad será en principio indi­
vidual de quienes hayan causado los perju icios cuyo resarci­
miento se reclame, ya que el art, 157, en su parte pertinente,
d isp on e:
“ Si una pluralidad de gerentes participaron en los
mismos hechos generadores de responsabilidad, el juez
puede fija r la parte que a cada uno corresponde en la repa­
ración de los p erju icios, atendiendo a su actuación per­
sonal” .
Nissen agrega, con acierto, que esto nos indica que el concep­
to de culpa previsto por el art. 512 deí Cód. Civil no constituye

w-* Mascheroni, ob. cit. en nota 65, p. 166.


635 E, Amuchásteg'ui, Reflexiones sobre el directorio unipersonal en
las sociedades anónimas, t. 86, p, 845.
La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 231

una noción inflexible en la m ateria, sino que resulta adapta-ble


a las circunstancias de las personas y del caso concreto, y
graduable en función de una prudente apreciación ju dicial 838.
En fun ción de todo lo expuesto entonces, las posibilidades
que brinda la ley con relación a la form a de organizar la geren­
cia son las sig u ien tes:
1. Gerencia unipersonal: el gerente íibsorbe con exclu­
sividad las funciones de adm inistración y representación social.
2. Gerencia plural o colectiva: integrada por varios m iem ­
bros, la cual puede haber sido concebida según alguna de las
siguientes, v a ria n tes: .
a) C om posición plural, pero con posibilidad de actuación
indistinta p or parte ,de cualquiera de los gerentes, los que ten­
drán poder obligacional individual siem pre y cuando actúen
dentro de los. límites del objeto social (art. 58, párr. I 9, L .S .C .).
b) Integración plural, pero estableciéndose la necesidad
de que actúen conjuntam ente dos o más gerentes para obligar
a la com pañía, tal com o es habitual en m ateria de sociedades
anónimas, que p or lo común prevé estatutariam ente este recau­
do en m ateria de actuación directoría!.
Sobre el punto, habrá que tener presente que si alguno
de los gerentes asumiera com prom isos p o r la S.R .L. en viola­
ción al régim en de organización plural, la sociedad igualm ente
deberá responder, “ si se tratare de obligaciones contraídas
mediante títulos-valores, por contratos entre ausentes, de adhe­
sión o contraídos mediante form u larios” (art. 58, 1er párr., ley
19.550), salvo cuando el tercero contratante tuviere conoci­
miento efectivo de esta anomalía. ■
. c) Gerencia plural con determinación d;e una esfera par­
ticular de actuación para cada gerente. Es ls> hipótesis contem ­
plada p or el párrafo 2? del art. 157, y parece la más adecuada
para la adm inistración de sociedades de responsabilidad lim i­
tada de cierta envergadura, porque permita ^—p or ejem plo—
establecer un organigram a adm inistrativo de reparto de fu n ­
ciones entre los gerentes de finanzas, de com ercialización, de
personal, de adm inistración, etc.
Téngase presente, empero, que pese a que las lim itaciones
establecidas tendrán plena validez interna, y servirán inclusive

636 Nissen, ob. eit. en nota 103, t. III, p. 198.


232 S o c i e d a d e s &e b e s p o n s a b il id a d -l i m it a d a

para ca lificar la,conducta de los gerentes p or su actuación ante


un cuadro falencia!, ellas no serán oponibles a terceros.
d) Gerencia plural con organización colegial. :
En este caso resultan aplicables las disposiciones concebi­
das para el funcionam iento del directorio de la sociedad anóni­
ma, debiendo reglam entar el contrato social su constitución y
modalidades operativas (art, 260, L .S .C .). .
Si se tiene presente este último régim en, la representación
social corresponderá en la especie al presidente de la gerencia,
pudiendo el, contrato social organizar un com ité ejecutivo inte­
grado p or los miembros de este órgano para ia gestión de los
negocios ordinarios (art. 269, L.S.C .) o autorizar la actuación
de uno o más gerentes (art, 2 6 8 ). ;
Tal com o ocurre con el directorio de las anónimas, la geren­
cia organizada de m odo colegial deberá reunirse “ por lo menos
una vez cada tres meses” (art. 267, L .S .C .), siendo obligatorio
además que se labre actas — en un libro especial llevado con las
form alidades de los libros de com ercio al efecto— de todas las
deliberaciones realizadas (art. 73, L .S .C .)® 7.
e) Gerencia pluripersonal con im posición de actuación
conjunta., , ... . , 1 i
H e dejado para el fin al esta alternativa, a la cual se
refieren desfavorablem ente tanto de Solá Cañizares y . Á zti-
r i a 938, com o Arecha y García Cuerva 930, afirm ando que su uti­
lización puede llegar a producir innumerables dificultades de
orden práctico, porque la considero, una verdadera hipótesis de
laboratorio, ya que salvo en aquellas S.R.L. en que sólo hay dos
gerentes que se reservan la actuación en común para la gestión
social, jam ás he visto un contrato social que tras establecér
una gerencia plural de 5 o 6 gerentes, esterilice totalm ente la
funcionalidad del órgano disponiendo que deben actuar todos
conjuntam ente. .

G) Duración del cargo.


La designación de gerente puede ser realizada “ por tiem po
determinado o indeterm inado” (art. 157, párr. 1^, L .S .C .).

637 Ibídem, t. III, ps. 199 y 200, a quien he seguido casi textualmente
en esta parte del trabajo.
838 De g0]¿ Cañizares-Aztiria. ob. cít. en nota 9, t. II, p. 88.
«3» Arecha y García Cuerva, ob. cit. en nota. .44, .p,:.247. -
La a d m in is tr a c ió n s o c ia . 233

Tam bién sé puede dejar constancia en el contrato social de


que la designación es p or toda la duración dé la com pañía, o
f ija r una gerencia rotativa de todos los sotiós p or plazos f ijo s ;
supuesto, éste, que considero muy poco com ún i
. E s evidente que este apartam iento expreso de la norm ativa
propia de la función directorial, para la cual se adopta precisa­
mente la solución contraria, o sea, la periodicidad (ver art.
257, L .S .C .), es un reconocim iento de la m ayor im portancia que
se le adju dica al elemento personal en la S.R.L., lo que la asi­
mila o em parienta de alguna m edida — y com o ya se d ijo en- los
prim eros capítulos de esta obra— a las sociedades de personas M1,
N o es ocioso reiterar que la designación de los sucesivos
gerentes que vayan reem plazando a los que hayan concluido
con su función , no es una m odificación del contrato, sino un
m ero com plem ento de él, salvo algún supuesto excepcion al/
com o qué uno de los socios sea gerente ad vitara.
Recuérdese también que-si la designación del gerente fue
condición expresa de la constitución de la sociedad, será lícito
lim itar su revocabilidad, y si ella aun así ocurre, dará á Toa
socios disconform es derecho de receso, tal com o expresam ente
lo dispone el p árra fo final del art, 157 de la le y 94".

H ) Requisitos, inhabilidades e incompatibilidades:. para


ser. gerente.
A nalizando el texto legal se p ercib e que no existe ninguna
disposición expresa sobre el particular, salvo eJ art, 157, p árra fo
2?, que se lim ita a establecer que loa gerentes' tienen las mismas
obligaciones que los directores dé las sociedades anónimas.
A sí las cosas, no cabe sino rem itim os al i.rt. 264 de la ley,
qué enumera las causales que im piden a una persona ser diréc-
tor de una sociedad anónima, y que son las siguientes:
I ) el no poder ejercer el com ercio, lo cual nos reenvía a
los arts. 22 y 24 del Código pertinente, con la excepción del
inciso 2 de este último, que ha sido derogado p or la ley 19.551;
2) los fallidos p or quiebra culpable o fraudulenta hasta
diez años después de su rehabilitación; los fallidos p or quiebra
casual o los concursados hasta cinco años después de su rehabi-

M0 Verón, ob. cit. en nota 47, tomo “ A c t u a l i z a c i ó n p . 334!


Ibídem, p. 335.
042 Richard, Eaeuti (h;-) y Romero., ob.'cit. en nota.4E, pav 210'y 211.
234 S o c ie d a d e s de f e s p o n s a b il id a d l im it a d a

litación ; los directores o adm inistradores de sociedad cuya con­


ducta se calificare de culpable o fraudulenta, hasta diez años
después de su rehabilitación ;
3 ) los condenados con pena accesoria de inhabilitación
para ejercer cargos p úblicos; los condenados por hurto, robo,
defraudación, cohecho, emisión de cheques sin fondos y delitos
contra la fe pública; los condenados por delitos com etidos en:la
constitución, funcionam iento y liquidación de sociedades (en
todos los casos, hasta después de diez años de cumplida la
co n d e n a );
4 ) los funcionarios de la adm inistración pública cuyo des­
empeño se relacione con el ob jeto de la sociedad, hasta dos
años de haber cesado en sus funciones. ;
Más allá de la injusticia consagrada por este último párra­
fo, que im pone una interdicción para aquellos que — con sacri­
ficio de los m ejores ingresos y dej m ayor reconocim iento que
se obtiene en el cam po privado (p or los esfuerzos que se efec­
túan en el cumplimiento de funciones a n á log as)— aceptan des­
empeñar cargos públicos, y además les impide tras su renuncia
el retorno a una ocupación sem ejante p or un bienio, cabe acla­
rar que para la norm ativa legal resulta indistinto que se trate
de la adm inistración nacional, provincial o municipal.
Sin em bargo, en otros regím enes — com o el español—
también hay sistemas de incom patibilidad, p or ejem plo entre
los altos cargos de la adm inistración y la banca y las funciones
de dirección, representación y asesoramiento en toda clase de
com pañías, sociedades m ercantiles y consorcios (v e r decretos
del 2 2 /6 /6 2 , 2 6 /4 /6 9 , 5 /2 /7 0 y 2 3 /7 /7 1 ) , pero pareciera que lo
que más ha preocupado al legislador hispano es que las fu n ­
ciones consideradas incom patibles no se las ejerza simultá­
neamente. .
A su vez, el régim en español plasmado en la ley del
1 7 /7 /5 3 tam poco ha establecido recaudos específicos en materia
de legitim ación para el desempeño de la adm inistración de la
S.R.L., por lo cual — al igual que en nuestro país— las condi­
ciones generales de capacidad se juzgarán por las reglas gene­
rales del d e r e c h o s a l v o en 'lo referid o a las inhabilidades
e incom patibilidades; tema, éste, en que nuestra ley expresa­
mente declara aplicable el art, 264.

b-*3. Velasco Alonso-, ob. eit, en nota. 3, p, 133.


L a a d m in is t r a c ió n s o c ia l 235

Finalm ente, tam poco existe im pedim ento alguno o incom ­


patibilidad para que un sujeto actúe com o gerente simultánea­
mente en cuantas sociedades de responsabilidad lim itada desee,
com o ocurre en el ordenam iento societario francés de 1966
(v ,g r „ una persona no puede integrar allí má&¡ de ocho consejos
de adm inistración a la vez, y si lo hace es nulo todo lo actuado
en violación a la ley, debiéndose devolver todo lo percibido
indebidam ente. en concepto de rem u n eracion es)641, o para, que
perm anezca en el cargo mientras le dure el respaldo de sus
consocios y la buena salud, y no que deba retirarse ind efecti­
blemente com o los directores de sociedades anónimas en F ran ­
cia, que inexcusablem ente deben pasar a retiro cuando cum­
plen 65 años w ‘.

52. Las funciones del gerente.

Tal com o dispone el art, 157 de la ley,

“ la adm inistración y representación de la sociedad


corresponde a uno o más gerentes” .

A diferen cia del art. 268 de la ley 19.550, en el cual se ha


concebido una m ecánica especial para la adm inistración de la
sociedad a n ón im a MB, el artículo trascrito en prim er término
nos enfrenta con un m ecanism o simple, en virtud del cual — a
semejanza de lo que ocurre en las sociedades! cole ctiv a s. o en
com andita simple— los socios o aun los simples particulares
que ocupen la gerencia son también los repreisentantes legales,
con el uso con jun to o alternativo de la firm a social. E sto revela
que existe una total identificación o coincidencia entre las per­
sonas que ejercen la adm inistración y la representación legal,
que aon las dos funciones propias del órgan o adm inistrador.

944 Jean Pierre Guyénot, Curso de derecho eomer&ial, Ejea, Bs. Aa.,
1975, t. I, p. 580. ■ - •.
. ■818 Boland Ehret, Gerente y gerentes de S.R.L. <m Francia. Debute-
parlamentario acerca de la edad, límite, “Revue dea Soñétés” , París, n" ] ’
enero-marzo 1971, p. 19, citado por Alberto Víctor Verím en su obra menc.
en nota 47,' tomo de “Actualización. . . " , p, 334, nota 1L . ; .
846 El art, 268 de la ley 19.550 dice: . . ... ...
■ “Representación de la sociedad. — La representación de la sociedad
corresponde al presidente del directorio. El estatuto puede autorizar la'
actuación de uno o más directores. En ambos supuestos se aplicará el
art. 58” . '
236 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

Sin em bargo, y teniendo en cuenta que la doctrina distin­


gue claramente el par de funciones a que aludí en el p arágrafo
anterior®47, y un poco a sem ejanza de la sociedad anónima (en
la cual la representación de la com pañía ha sido atribuida con
exclusividad al presidente del d ir e cto r io )848, no veo im pedim ento
alguno para que en el contrato constitutivo — si se concibe a la
gerencia como cuerpo colegiado— se reserve la representación
de la S.R.L. con exclusividad para el fun cion ario que presida
dicho órgano de adm inistración, ■ .
Em pero, se deberá tener presente lo dicho al analizar las
distintas modalidades operativas que puede adoptar la geren­
cia (ver punto. 61, F, de esta o b r a ), en el sentido de qué —-si
se quiere por aplicación analógica de las disposiciones dél art.
58 de la ley 19.550 (aunque no se trataría propiam ente de un
acto cumplido en violación al régim en de organización p lu ra l)— .
por lo común la sociedad deberá responder por las “ obligacio­
nes contraídas mediante títulos-valores, etc,, etc,” , aúnqué quien
las asumió no haya sido el presidente del com ité o eonsejo~3e
gerentes, ya que no parece lógico exigirle a quien desea con­
cluir con la S.R.L. negocios de esa índole, que compulse en
cada caso los alcances de los instrumentos que contienen el
mandato de los representantes de a qu élla 6,1®. E llo — obvia­
mente— sin defecto de la responsabilidad en que hayan incu­
rrido hacia la sociedad sus adm inistradores, si ella ha debido
hacer fren te a los reclam os de los terceros, originados com o
consecuencia del ejercicio abusivo de sus funciones p or parte
de los gerentes 650.

A ) Las facultades de administración.


Distinguiéndose claram ente de la sociedad anónima,, en la
cual las funciones com prendidas genéricam ente por la voz “ ad-

Fernando H, Mascheroni, Representación legal de las sociedades


anónimas, Revisión del criterio administrativo, en Conflictos societarios,
Abaco, Bs. As., 1983, p. 157.
-84S 3. A. Maciel, Fórmula del " buen hambre de negocios” en el dere­
cho tradicional argentino y en el Anteproyecto de Ley General de Socie­
dades, Doctrina, 1971, p. 259. ■
■ 1mb Juan A, Mi que!, Representación unipersonal y pluripersonal en
las aociedade* anónimas, “K.D.C.O.” , 1981, p. 259.;:
650 José María Wathelet, La representación legal de la sociedad anó­
nima y la protección de terceros, "R.D.C.O.” , 1968, p. 751.
La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 237

m inistración” pueden ser atribuidas p o r separado al directorio;


(art. 255, L .S .C .), al com ité ejecutivo (art. 269) o a los gerentes
(art. 270, L .S .C .), en la ñ.R.L. esas facultades se concentran
en la gerencia 651. ;
A h ora b ie n : ¿qué se debe entender p or "adm in istrar” ?
Según Fariña, en opinión que com parto, adm inistrar significa
realizar actos que — amén de conservar el patrim onio social—
se orientan a la producción de los beneficios que él puede sum i­
n istrar, dándole, p or otra parte, a los bienes que lo integran
el destino que les corresponde según su naturaleza, y con form e
a la fun ción que debe desempeñar dentro de dicho p a trim o n io 602.
El régim en de adm inistración gerencial está regulado por
los arts. 58 y 157, com plem entados por las disposiciones de los
arts. 266, 268, 271, 272 y 273, y si la gerencia fu era plural
y se la organiza colegialm ente, tam bién por lo» arts. 267, 269
y 270 «*. . ■ : -
El prim er lím ite natural de la actividad de los adm inistra­
dores está dado por el ob jeto de la sociedad, yii que éste sirve
com o indicador — tanto para los propios funcionarios sociales
com o para los terceros— de los actos o negocios que loa geren­
tes pueden efectu ar sin extralim itar sus facultades, lo que
podría condenarlos á la in e fica cia 654. . :
A sí las cosas, cabe concluir que dentro del m arco deter­
minado p or el ob jeto social, los gerentes pueden realizar todas
las operaciones necesarias para su consecución, las cuales — sin
em bargo— pueden ser restringidas en el contrato constitutivo
o en sus m odificaciones posteriores, exigiéndose la concurren­
cia de dos o más adm inistradores para poder concretar el acto,
o aun supeditarlo al aval previo de la asam bleat165.
Sin em bargo, y teniendo en cuenta la enorm e im portancia
que ello habrá de tener en la determ inación acerca de si un
acto de los gerentes es eficaz o no, y — cohseeuentemepte— ■
de si obliga a la S.R.L., considero im prescindible ponderar ló
siguiente: una cosa son las lim itaciones estatutarias para la
actuación de los gerentes, las que sólo tienen eficacia interna

861 Mascheroni, ob, cit. en nota 65, p. 185.


652 Fariña, ob. cit. en nota 2, p. 280.
flss Halperin, ob. cit, en nota 17, p. 171. '
8Bi Rafael Mariano Manóvil, Actos que exceden al objeto social.
“ R.D.C.O ” , 1978, p. 1047.
ese Fariña, oh. eit. en nota 2, p. 302, .

17 - Martorellj S.R.L,
238 S o c ie d a d e s de b e s p o n s a b il id a d l im it a d a

y son inoponiblea a los terceros (art. 58, in fíne, L .S .C .), por­


que únicamente indican lo que los gerentes no pueden o al
menos no deberían hacer, y otra cosa son los límites impuestos
a la com pañía por su ob jeto social, el cual determina lo que
la sociedad no puede hacer, restringiendo directamente su ca­
pacidad vinculatoria de d e re c h o fi5(í.
Lo puntualizado con anterioridad, coloca entonces la cues­
tión dentro del m arco que le corresponde, ya que m ientras p or
una parte se ha establecido que no corresponderá exigir a los
terceros que efectúen un constante exam en de los antecedentes
relativos a la form a de elegir las autoridades sociales, ni de
las facultades que a ellas se les atribuyen, la com pañía sólo
quedará obligada si sus órganos han obrado dentro de los
alcances impuestos por su ob jeto s o c ia lU57.
E n función de lo dispuesto p or el inciso 3 del art. 1870
del Código Civil, la norm ativa referida al mandato resulta
aplicable a los representantes y adm inistradores de sociedades
comerciales.
Sin defecto de que el gerente — com o explicaré en ocasión
de referirm e a la naturaleza ju rídica de la gerencia— no es un
sim ple mandatario, sino un órgano de la sociedad, en virtud
de la economía del art. 1881 del Código Civil, se deduce que
este funcionario necesitará contar con poderes especiales otor­
gados expresamente en el contrato de sociedad para los siguien­
tes actos:

“ 1) para hacer pagos que no sean los ordinarios de


la adm inistración;
” 2) para hacer novaciones que extingan obligaciones
ya existentes al tiem po del m andato;
” 3) para transigir, com prom eter en árbitros, p ro rro ­
ga r jurisdicciones, renunciar al derecho de apelar, o a pres­
cripciones a dq u irid as;
” 4) para cualquier renuncia gratuita, o rem isión, O'
quita de deudas, a no ser en caso de falencia del deudor;

856 C. Apel, Concepción del Uruguay, 18/6/76, “Bertoni, Simone y


Cía. S.A. c. Río Cuarto Ferias S.R.L.” , citado por Amadeo en su obra
menc. en nota 61, p. 122, sumario 328.
Mr Es el criterio que se desprende a contrario de lo resuelto en autos
"Albareda, Antonio Alegre, c. Cuerson S.A. y otros” , C.N.Com., C, 11/10/
83, cít. por Amadeo en nota 61, p. 122, aum. 326. '
La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 239

* ” 5) para contraer m atrim onio a nom bre del man­


dante ;
* ” 6) para el reconocim iento de h ijos naturales;
” 7) para cualquier contrato que tenga p o r ob jeto tras­
fe r ir o adquirir el dom inio de bienes raíces, p or título one­
roso o g r a tu ito ; '
” 8} para hacer donaciones, que no sean g ra tifica ­
ciones de pequeñas sumas, a los empleados o personas del
servicio de la adm inistración; '
” 9) p ara prestar dinero, o tom ar prestado, a no ser
que la adm inistración consista en dar y tom ar dinero a
intereses, o que los em préstitos sean u:aa consecuencia de
la adm inistración, o que sea enteram ente necesario tom ar
dinero para conservar las cosas que se adm inistran;
” 10) para dar en arrendam iento por más de seis años
inm uebles que estén a su ca rg o;
” 11) para constituir al mandante en depositario, & ■
no ser que el mandato consista en recibir depósitos o con­
signacion es; o que el depósito sea una consecuencia de la
a dm in istración ;
” 12) para constituir al mandante en la obligación de
prestar cualquier servicio, com o locador, o gratuitam ente;
” 13) para form ar sociedad;
” 14) para constituir al mandante en fia d o r ;
” 15) para constituir o ceder derechos reales sobre
inm uebles;
” 16) para aceptar herencias;
” 17) para reconocer o confesar obligaciones anterio­
res al m andato” .

Sin em bargo, a tenor de la econom ía del art. 58 de la ley,


el adm inistrador o el representante que según el contrato o
por disposición de la ley tenga la representación de la sociedad,
“ obliga a ésta p or todos los actos que no ¡íean notoriam ente
extraños al ob jeto social” . R ecuérdese — a su vez— lo dicho
al analizar la posibilidad de que contractualm ente se im ponga
el deber que dos o más gerentes actúen de modo conjunto para
representar a la sociedad, en el sentido que la sociedad quedará
com prom etida igualmente frente a terceros aunque sus adminis­
tradores hayan actuado en violación al régim en de organiza­
ción plural, si se tratara “ de obligaciones contraídas mediante
240 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

títulos-valores, por contratos entre ausentes, de adhesión o


concluidos mediante form ularios, salvo cuando el tercero tuvie­
re conocim iento efectivo de que el acto se celebra en infracción
de la representación plural” (art. 58, L .S .C .).
En cuanto a la “ firm a social” , que es el medio p or el cual
se exterioriza la representación social y se obliga a la com pa­
ñía, la ley 19.550 ha om itido toda disposición referida a su uso.
Consecuentemente, y pudiendo adaptarse su utilización a
laa conveniencias o necesidades de cada sociedad de responsa­
bilidad limitada, el contrato social — ante la existencia de una
gerencia de com posición plural— podrá otorgarle a los gerentes
el uso de la firm a de m anera conjunta, indistinta o alternativa.
El tema, sin em bargo, m erece tres acotacion es:
La prim era, en el sentido de que — cuando la gerencia sea
colegiada— el ejercicio de la representación legal de la com­
pañía y el uso de la fir m a social deberá ser reglam entado
minuciosamente, teniendo presente que el órgano de adm inis­
tración se asemeja notoriam ente en estos casos al directorio
de las sociedades anónimas.
La segunda es que la utilización indebida de la firm a social
nó podrá perjudicar a los terceros de buena f e ft5B.
Y una última, para puntualizar que — en caso de duda—
siem pre se habrá de optar p o r am parar a los terceros que con­
traten con loa adm inistradores que abusaron de sus facultades
(cuyas atribuciones no pueden ser verificadas por esos terce­
ros, ya sea p or razones de distancia, de dinamismo negocial,
e tc .), antes que a los socios que con fiaron en aquéllos y que
fueron defraudados S5B, sin p erju icio de la responsabilidad p er­
sonal, solidaria e ilim itada que les com peta a los gerentes in fie ­
les en el cumplimiento de sus funciones, y que aparece impuesta
p or los arts. 59, 276, 277 y 279 de la ley su stan tivaGeo.

B ) Las facultades de representación.


Y a hemos visto que el gerente de la sociedad de respon­
sabilidad lim itada — en virtud de las disposiciones del art. 157
de la ley— tiene la representación de la com pañía, o sea que es
quien m anifiesta válidamente fren te a terceros la voluntad

bbs Mascheroní, oh. eit, en nota 65, p. 188.


Halperin, ob, eit. en nota 17, p. 173,
gao Mascheroní, ob. dt. en nota 65, p, 188.
La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 241

ju ríd ica de la sociedad, repercutiendo inm ediatam ente en la


esfera de sua intereses en virtud del podar ob ligad on al con
que cuenta.
Loa actos del gerente, para gozar de plena validez, no
deberán ser “ notoriam ente extraños al ob jeto social” (art. 58,
L .S .C -h y eata representación del ente que se le atribuye
podrá ser regulada contractualm ente, en fun ción de la com po­
sición individual o pluripersonal que se adopte para el órgano
de adm inistración, com o se ha visto en el punto 51, F , de esta
obra, al cual rem ito.

53. Naturaleza jurídica de la función gerencial.

■ A ) Breve remisión a la “ teoría del órgano” .


Como se sabe, en época pretérita se intentó explicar la
vinculación entre los adm inistradores sociales y las com pañías
p or ellos gestionadas p or medio de la figu ra del m andato. En
realidad, más allá de. los esfuerzos realizados; en tal sentido, lá
cuestión culminó en el más estrepitoso descrédito, esencialmente
porque afectaba la lógica el hecho de que una persona moral
cuyos mecanismos internos eran m anejados p o r determinados
sujetos, apareciera com o mandante de las mismas personas
físicas que integraban su estructura interior.
Está m uy claro, entonces, que no presentándose la dicoto­
mía mandante-mandatario, no se podía hablar de tom a de
decisiones p o r parte de quien im partía las instrucciones (la
socied a d ), y ejecu ción de aquellas p o r quienes las recibían, ya
que loa mandamás y los operadores de la mandante eran las
mismas personas.
Con el tiem po, la relación entre los adm inistradores so­
ciales y la com pañía p o r ellos adm inistrada com enzó á explicarse
p o r m edio de la “ teoría del órgan o” . E n virtud de ella, se
interpreta que las personas que desempeñan las funciones de
adm inistración son órganos sociales. E l “ órgan o” , a su vez,
es una parte fun cion al de la estructura total que con form a la
sociedad.
La doctrina efectúa otra puntualización sumamente im ­
portante. E l órgan o a que aludim os tiene ud ¡ aspecto objetivo
y otro su bjetivo. E l prim ero es el con jun to de facultades y
atribuciones que la ley y el contrato le otorgan, y el subjetivo
242 S o c ie d a d e s de b e s p o n s a b il id a d l im it a d a

es el com ponente personal de los individuos que son sua miem ­


bros 6S1.
Es p or eso que Brunetti — recogiendo las opiniones más
calificadas— m anifiesta que el gerente de la S.R.L. “ es órgano
necesario, p or ser aquel p or el cual se m anifiesta la voluntad
del s u j e t o . . y p or eso “ sin él el sujeto no existe” o®2.
L o que se debe tener siem pre presente, porque ello (com o
ae verá luego) habrá de adqu irir fundam ental im portancia
cuando' debamos determ inar la posibilidad de que un gerente
pueda o no ser considerado un empleado de la compañía que
administra, es que la S.R.L. — en cuanto persona moral que es—
sólo puede desenvolverse p o r su órgano de adm inistración, y
es en virtud de este hecho incontestable que el obrar de los
gerentes “ es imputado al ente que es incapaz desde el punto de
vista físico de m aterializar una decisión” Stt3.
Es precisam ente p or esta condición de incapaz absoluto
de hecho que se le atribuye a los sujetos de existencia ideal,
que se admite que las personas que los integran actúan com o
los verdaderos instrum entos de producción sicológica de los
hechos calificados que se les im puta a las prim eras, sostenién­
dose que los funcionarios no deben ser vistos com o simples
individuos que están llevando a cabo una actuación particular,
sino com o una verdadera “ m aterialización personal” 064.

B) Orígenes de los poderes de la gerencia.

1. Introducción.
N o representa ninguna novedad el fenóm eno advertido
desde antiguo en el ámbito del derecho com parado, que en la

. aui Martoreli, Conflictos. . ., cit. en nota 85, t. I, p. 79; y del mismo


autor: La gerencia de la S.R.L.: ¿fundón, orgánica o subordinada?, "L.I.",
t. L, p. 805, y La función de director de una sociedad anónima excluya la
relación de dependencia, “L.X.”, t, L, p. 1S6.
862 Brunetti, ob. eit. en nota 19, t. III, p. 200.
ees Horacio P. Fargosi, Consideraciones sobre el directorio en la
Ley de Sociedades Comerciales, “L.L.” , t. 148, p. 911; y acerca del tema de
las relaciones orgánicas, me parece sumamente recomendable — del mismo
autor— , Anotaciones preliminares sobre la responsabilidad civil de los
directores de sociedades anónimas en la ley 19.550, “L.L.”, t. 147, p. 1331.
11111 La frase ha sido adjudicada al recordado Weruer Goldschmidt
con relación a los funcionarios públicos, por Silvia Ana Tosti en la “Pre­
sentación" del libro Responsabilidad de los funcionarios públicos, de Car­
los Gheisi y otros, Hammurabi, Bs. As., 1987, p. 7.
La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 243

oposición entre el capital (los socios) y el elemento personal


de las sociedades (los adm in istradores), estos últimos fueron
adquiriendo fren te a los prim eros una posición autónoma, y
una independencia que no se avenía, en absoluto, con la ca lifi­
cación de m andatarios que le habían atribu ido hasta ese enton­
ces a los adm inistradores sociales las legislaciones inspiradas
en el m odelo francés 985.
Más allá de que pueda parecer una exageración, el hecho
de que algunos autores — com o R odríguez A rtiga s— caracteri­
cen al statu qtto societario de nuestros días com o un “ sistema
oligárquico” , en el cual el centro de gravedad se ha trasladado
desde el órgano de gobierno (asam blea) al de adm inistración
(geren cia ) sss, lo cierto es que el detrim ento del poder de los
colegios sociales com o producto de la llamada “manager's revo­
lution", parece ser algo incontestable, y lleva a cuestionar
severam ente la supuesta "soberan ía” de la asamblea.
Si entendemos p o r “ soberano” a aquello ‘ que ejerce o posee
autoridad suprem a” 80T, es evidente que dentro del ám bito de
la estructura interna corporativa no pueden existir dos órganos
que lo sean (v.gr., la gerencia y la a sa m b lea ), porque decir que
cada uno lo es en cuanto a su com petencia, im plicaría caer en
un sofism a.
Es p or este m otivo que autores de la jerarqu ía de Fariña
se m uestran cautos y hablan de la “ supuesta” soberanía de la
asamblea, y otros — com o B runetti— se reconocen lisa y llana­
mente com o partidarios de la desm itificación de la soberanía
asamblearia y de la correlativa afirm a ción de la organicidad
societaria, lo cual, según él —y a título de ej(implo— , se plasma
en el art. 119, inc. 2, de la ley alemana de 1.965, que establece
que “ sobre cuestiones relativas a la gestión ¡social, la asamblea
sólo puede decidir cuando se lo solicita el d irectorio” Ma.

605 Ernesto Eduardo Martorell, El directorio de la sociedad anóni­


ma: necesidad de un replanteo sobre la naturaleza V alcances de su fun­
ción, “ L.L.” , 16/2/87, p. 1.
6g g Fernando Rodríguez Artigas, Notas sobra el régimen jurídico
del director general de la sociedad anónima, en Estudios en homenaje a
Joaquín Garrigues, Tecnos, Madrid, 1971, t. III, p. ;116.
8i¡7 Diccionario de las Américas, Plaza y Janes S.A. Editora, Barce­
lona, 1983, definición de "soberano”, sin número de página.
6t¡a Brunetti, ob. cit. en nota 19, t. II, p. 359.
244 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

Tal com o lo aostiene H oracio F argosi, que hace tiempo


viene bregando p or la necesidad de un replanteo acerca de la
naturaleza y los alcances de las funciones gestorías en las
com pañías m ercantiles, resulta m anifiestam ente desacertado
sostener á outrance que la asamblea es soberana. E n el easo
que nos ocupa (o sea, el de la .S.R .L.), las pautas m ás-claras
de que ello es así las da F a rgosi con un ejem plo, al a firm ar
que — pese a esa supuesta ‘ 'soberanía” — los socios no podrían
p or m edio de la asamblea alterar la estructura de la gerencia,
sino dentro del marco legal o suprim irla, y menos aún, ante una
decisión asamblearia de vender todos los inmuebles de la com ­
pañía resistida p o r los gerentes, obligarlos a efectuar la opera­
ción, ya que a lo sumo lo que sí podrían hacer es rem overlos,
pero no com pelerlos a obedecer decisiones que aquéllos creye­
ran inconvenientes

2. Encuadramiento jurídico correcto de la función gerendal.


Pese a que pueda h aber norm as que incorrectam ente se
refieran a los gerentes de la S.R.L. calificándolos de “ manda­
tarios” , lo cierto es que estos fun cion arios son órganos sociales
“ designados p or acto unilateral” (nom bram iento que para su
efectividad requiere de su aceptación e inscripción) que inviste
a la persona de un poder (facultad conferida p or la ley o los
estatutos) 6T0.
Este acto unilateral de proposición participa — según Ga­
rrigues y U ría—■de la naturaleza del nom bram iento de un tutor
o de uñ albacea testam entario, porque nos lleva a considerar
al adm inistrador como un órgano social indispensable, como el
único m edio de actuación en la e s fe r a . contractual °71,

<>B» Horacio P. Fargosi en sus siguientes conferencias: a) día 2 /7 /


86, “ Conclusiones del IV Congreso de Derecho Societario de Mendoza de
1986”, dictada en la Cámara de Sociedades Anónimas de ia Capital Fede­
ral; 6) día 19/8/86, “Relaciones entre el directorio y la asamblea” , en el
“ Curso de Derecho Comercial” , Colegio de Abogados de la Ciudad de
Buenos Aires; c) 23/9/86, “Dirección unificada y responsabilidad de loa
directores” , en el “Primar Ciclo de Actualización sobre Sociedades Comer­
ciales", organizado por el Centro de Egresados de la Facultad de Derecho
y Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica. Todas según
apuntes del autor de este libro.
670 Elias Izquierdo Montoro, Los órganos de las sociedades anóni­
mas, en Temas de derecho mercantil, Ed. Montecorvo, Madrid, 1971, p. 269.
U71 Garrigues y Uría, ob. eit. en nota 181, t. I, p. 26.
La a d m in is tr a c ió n s o c ia x 245

A dm itida que sea la necesidad e im prescindibilidad del


órgano de adm inistración social com o el único instrum ento
apto para em itir declaraciones de voluntad, y para ejecutarlas
tanto en el espectro interno com o externo de la com pañía, y
acentuada tam bién la nota de necesidad de la representación
que él inviste, que la equipara a la representación de los inca­
paces, desaparece todo residuo contractual en la calificación
de la relación entre el gerente y la sociedad p or él administrada.
Se concluye, entonces, en que el gerente no es sino el órgano
de adm inistración de la S.R.L., y que com o tal “ está investido
de la representación orgánica de la sociedad, esto es, de unas
facultades que emanan directam ente de la ley, y no de un
su jeto dotado de voluntad prop ia” 872.
D e más está decir que si se siguiera sosteniendo que entre
la sociedad y el adm inistrador (am én de una “ locación de
servicios” ) h ay un contrato de mandato, loa terceros que con­
trataran con la com pañía tendrían que exam inar en cada caso
los alcances del poder otorgado a ellos, para con firm a r ai los
gerentes están desarrollando los actos o negocios ju ríd icos para
los cuales el mandato lea fu e confiado 8TS, lo cual — com o hemos
visto— no sucede en atención a la redacción actual del art, 58
de la ley. U n problem a análogo a rroja ría la consideración de
que existe entre la S.R.L. y el gerente una relación contractual
de cualquier otra índole, ya fu era de arrendam iento de servi­
cios o sem ejante, lo que me lleva a descartar dicha posibi­
lidad ffT4.
Sobre la form a en que se incorpora el ge¡rente a la S.R.L.,
cabe puntualizar que m ientras no exista aceptación el nom bra­
m iento no surte efecto alguno, pero que ella — al produ cirse—
n o im plica la p erfección de un contrato entre la sociedad y el
adm inistrador elegido, sino que se trata de un doble acto uni­
lateral: p or una parte, la deliberación de ls¡ asamblea hasta
decidir el nom bram iento, y p o r la otra su, aceptación p or el
designado. P o r ello es que se puede decir Que la aceptación
obra como presupuesto para que el nom bram iento produzca
sus efectos norm ales, y no com o conform idad prestada p or un
sujeto a una oferta de contrato CTS.

672 Ibídem, p. 27.


073 Izquierdo Montoro, ob. cit. en nota 670, p. 27.
674 Martorell, ob. cit. en nota 665, p, 2.
6Ta Garrigues y Uría, ob. cit, en nota 181, t, I, p. 73.
246 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

A claro que H alperin cuestiona severamente la teoría del


doble acto unilateral, m anifestando que “ con este criterio,
toda relación contractual puede encararse com o dos declara­
ciones unilaterales” 0,B. E n mí opinión su crítica es desmesu­
rada, ya que — como he dicho anteriorm ente— las posturas
contractuales no pueden explicar por qué en algunos casos el
supuesto contratado no puede, sino que directam ente “ debe”
oponerse a sus “ m andantes” o “ com itentes” . P o r otra parte,
si se acepta 3a naturaleza contractual del cargo de adm inistra­
dor, se term ina cayendo en desvarios propios de los laboralistas,
que ven hasta en el presidente de una sociedad anónima un
empleado, con lo cual hacen una verdadera hipóstasis del con­
cepto de sociedad, y abren la puerta para que en un futuro
no lejano los adm inistradores infieles pretendan excusarse
invocando “ obediencias debidas” .
Para concluir con este razonam iento, creo conveniente
aclarar que —aunque el cargo sea rentado— ello nada argu­
menta en fa v or de la tesis contractualista, porque la rem une­
ración no es algo que aparezca impuesto. P o r otra parte, exis­
ten otros cargos como el de tutor (art. 451, Cód, Civ.) o sín­
dico concursal (arts. 277 y ss., ley 19.551), que a nadie se
le ocurre con figu rar como mandato o contrato de trabajo, y
sin em bargo — com o en el caso que nos ocupa— también son
rentados GTT.

C) El gerente no es un empleado en relación de depen­


dencia.
Tal com o puede verse com pulsando los repertorios de fallos
jurisprudenciales del fuero laboral, en nuestro país existe una
fuerte inclinación p or considerar “ empleados” a los gerentes
de las S.R.L. y a los directores de las sociedades anónimas,
al m argen de toda postulación impuesta p or la lógica, y con
m anifiesto desprecio por la teoría orgánica. .
S ob re el punto, hace más de cuarenta años Ponferrada
— analizando la ley inglesa de 1929 (Com panies A c t ) — des­
tacaba que ella no prohibía al socio de una “prívate com-
pamj”, que com o hemos visto es sim ilar a nuestra S.R.L., que

fl70 Halperin, ob, cit. en nota 17, p. 163, nota 11, con apoyo en los
trabajos de Garrigues y Brunetti.
e7T Garrig-ues y Uría, ob. cit. en nota 181, t. I, p. 95.
La a d m in is tr a c ió n s o c ia i, 247

fu era empleado de la sociedad, y hacía m ención de la existencia


de una situación sem ejante en las “public companies” con
respecto a sus directores (véase N ew Y cr k Law s a ffectin g
Business. C orporation A n notates; 28^ ed. New Y ork , 1947,
p. 252)
V alentín R ubio, a su vez, aclara que en el derecho alemán
“ loa m iem bros de los órganos directivos de las personas ju r í­
dicas son em pleadores” , y justam ente p or tillo no se los consi­
dera auténticos trabajadores y no se aplican — en p rin cip io—
las norm as del derecho del tra b a jo a su relación de servicio
P o r otra parte, el recordado Jean P ierre Guyénot desta­
caba que la legislación francesa más m oderna traduce un espe­
cial interés p o r evitar abusos de los directivos en contra de las
sociedades com etidos con am paro en supuestas violaciones al
“ orden público” laboral. A l respecto, valga com o ejem plo el
hecho de que la ley de sociedades com erciales del año 1966, si
bien admite la acum ulación del cargo de director y el de em­
pleado, lo subordina a las siguientes pautan: a) que se trate
de un empleo efectiv o; b) que el contrato de tra b a jo se haya
celebrado p or lo menos con dos años de anticipación al nom bra­
m iento del su jeto com o adm in istrador; y c) a que el número
de directivos “ asalariados” no supere el tercio del total de ios
funcionarios en ejercicio del c a r g o 6S0.
Finalm ente, en E stados U nidos de N orteam érica la regla
¿■eneral es que los directores no están autorizados a p ercibir
una rem uneración asimilable a un sueldo p or cum plir con sus
tareas ordinarias, salvo que un contrato anterior así lo haya
previsto en form a expresa, o que lo consienta el acto constitu­
tivo, el estatuto, o una resolución de la junta de socios adop­
tada en una reunión celebrada con anterioridad a la prestación
del serv iciofi81.

678 Luis Ponferrada, Concurrencia en un mismo titular de las cali­


dades de socio y empleado. E l aporte industrial en lait S.R.L., “ D.TI", 1948­
499.
Valentín Rubio, Situación laboral y previsional de los adminis­
tradores y socios, XXX-167.
030 Jean Pierre Guyénot, ob. cit. en nota 644, p. 582; en el mismo
sentido, Droit des affaires (Dictionnaire permanecí), Direction de la
Société Anonyme, París, 1974, p. 79.
881 Fletcker’s Cyclopedia corporations, Nueva York, 1967, vol. V,
p. 501. .
248 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

E n nuestro país, y con relación expresa al tema de ¡a ge­


rencia de la S.R.L., José M aría R ivas efectuaba hace más de
tres décadas un breve “ raccon to” de las posiciones doctrinales,
encuadrándolas en las tres tesis siguientes :
a) Los que consideran al gerente como un empleado de
la com pañía, con prescindencia de su carácter de socio.032.
b) La postura sustentada p or H alperin y Pozzo, que inter­
pretan que hay un contrato de trab ajo cuando la designación
para el cargo no proviene de una cláusula contractual.
c) La posición que considero más acertada, mantenida
p or A ztiria, que — entendiendo que el gerente es un órgano esen­
cial de la S.R.L.— afirm a que no debe ser considerado un
em p leadoB8a.
Creo, sin lugar a dudas, que en nada ayuda a una correcta
determ inación del vínculo gerente-sociedad gestionada, la asi­
milación efectuada p or el vulgo entre el “ gerente-órgano socie­
ta rio” y el fa ctor de com ercio o gerente del art. 132 del Cód. de
Com ercio. Y digo que el hecho de que en la semántica cotidiana
ambos térm inos o conceptos aparezcan como sinónim os ®81 no
es positivo, porque si se recuerda aquella célebre frase de
Vivante referida al gerente, que decía “ E gli non è che il prim o
degli im piegati, subordinato com e questi neU’adempimento
del suo mandato all’ autorità e alla sorveglianza del consi­
glio” e8S, se entiende p or qué — tras la identificación de ambos
cargos— se efectúa siempre una trasposición de la norm ativa
laboral al ámbito de la fun ción orgánica, pretendiendo que
existe entre la S.R.L. y su gerente un contrato de trabajo 836.

482 Héctor Masnatta, El socio-empleado y los reffimenes de previsión


social, “Gaceta del Trabajo”, t. 12, p. 71; 03car E. Cocca, La situación del
socio-gerente de sociedades de responsabilidad limitada ante el derecho
laboral, “D.T.", 1952, p. 88.
eaa Enrique C. A. Aztiria, La aplicación de las leyes sociales a los
gerentes de la sociedad de responsabilidad limitada, Colegio de Abogados
de Buenos Aires, mayo-ago, 1952, i / ' 2, t. X X X I, p. 121; ver también el
análisis somero de estas posiciones efectuado por José María Kivas en
Remoción del soeío-gerente de una sociedad de responsabilidad limitada,
"D.T.", 1957, p. 144.
Eaúl A. Eteheverry, Manual de derecho comercial, Astrea, Bs.
As., 1979, p. 144.
585 Cesare Vivante, Trattato dì diritto commerciale, Ed. Vallardi,
Milán, 1912, t. II, p, 376.
ese Martorell, en Conflictos. ,. , cit. en nota 85, t. I, p. 78,
L a ADMINlSTOAClÓN SOCL'lL 249

Tal com o sostuvo en 1957 la Sala B de la Cámara N acional


de Apelaciones en lo Com ercial —precisam ente en un voto de
Isaac H alperin— , a la gerencia de la S.R.L. no le son aplica­
bles las disposiciones del C ódigo de C om ercio sobre los factores,
porque su designación, atribuciones y rem oción se rigen p or la
ley específica, que en ese entonces era la 1 1.6 45 G87.
¿Cuáles son los argum entos a que recurren los laboralistas
habitualm ente para sostener que el gerente es “ em pleado" ( ! )
de la sociedad p or él adm inistrada?
Para algunos, existe en la especie un n a n d a to encaballado
en un contrato de locación de servicios. A p artir de aquí los
autores m uestran algunas divergencias que para el caso no
interesan, pues aunque para Deveali am bos contratos coexis­
ten fl88, y p ara Cocca el segundo eclipsa al p r im e r o n8B, la resul­
tante es siem pre la m ism a: el gerente es un em pleado ( ! ) .
P o r otra parte, ju z g o peligroso recu rrir a la fig u ra de la
locación de servicios para tip ifica r el vínculo gereneial (com o
hace H a lp erin ), porque — com o se sabe— la doctrina laboral,
de manera prácticam ente uniform e, interpreta que “ las disposi­
ciones relativas al contrato de trab ajo han abrogado las que
contiene el Código Civil en lo relativo a la locación de ser­
v icio” «0O.
P a ra otros, que se ubican en una posta ra más moderna,
tras a dvertir la unánime aceptación de la “ teoría orgán ica” ,
está muy claro que los adm inistradores sociales no se hallan
p rotegidos p o r el derecho del trab ajo en cuanto órganos socia­
les, pero com o además habitualmente prestar:, algún servicio de
m anera personal, interpretan que éste es efectuado en su con­
d ición de “ órganos de la em presa” (y no de la sociedad) , y
com o tales se hallan b ajo la tutela de la norm ativa la b o ra l0B1.
Finalm ente, hay posturas extrem as, com o las de A ntonio
Vázquez V ialard y de algunas salas de la CÍ.N.A.T., para las

C.N.Com., B, 18/10/57, “Publicidad Star (Soe. de reap. limitada)


c. Schoeller-Bleckmann (Soc. de resp. limitada)” , “L.L.” , t. 93, p, 35.
esa Mario L. Deveali, Acerca de la coexistencia de la locación de ser­
vicios y el mandato, “ D.T.” , 1944-185.
689 Cocca, ob. cit. en nota 682, p. 89; C.N.A.T., II, “ Schotenheim,
Roberto, c. Sema S.A.” , “Fallos del Trabajo”, 1947-11-53.
690 Héctor R, Urretavizcaya, El contrato de trabajo y la locación
de servicios, “L.I.", XXXVII-845.
001 Justo López, El director-empleado, “, J . A ÍIO-BEE, 1973.
250 S o c ie d a d e s de b e s p o n s a b il id a d l im it a d a

cuales hasta el vicepresidente y el propio presidente de una


sociedad anónima pueden llegar a ser tenidos por empleados dé
ella Gi)2.
¿ P o r qué la doctrina laboral ha caído en estas posiciones?
Pues en realidad, si bien es cierto que todo comenzó con
viejos fallos de la Corte Suprem a de Justicia de la Nación,
que establecieron que en determ inadas hipótesis los directores
de sociedades anónimas podían ser considerados dependientes
de ellas, no es menos cierto que esto se resolvió exclusivamente
a los fines j u b i l a t o r i o s y sin haber analizado siquiera la cues­
tión desde el punto de vista de ía legislación m erca n tile!M.
P o r otra parte, más allá del hecho de que en la relación
gerente-S.R.L. no aparecen im puestas las notas de exclusividad,
permanencia, continuidad o habitualidad, y que — aunque se
den— son producto de la voluntad de quien ocupa el cargo,
y no de una orden patronal, creo que lo que no se ha llegado
a com prender, p or parte de algunos laboralistas, es que hablar
aquí de dependencia im plica ign ora r la propia funcionalidad a
que deben recu rrir las personas m orales, com o consecuencia
de su imposibilidad física de actuación.
Tal como lo muestra la propia realidad, en la cual debe
inspirarse el derecho (y los ju eces que son sus in té rp re te s), no
resulta lógico considerar al gerente como empleado de una
S.R.L. con cuya propia personalidad se confunde al actuar,
Adem ás, tam poco parece apropiado aplicarles el aforism o
“in dubio pro operario", en tanto y en cuanto se trata de hom ­
bres de empresa que tienen en sus manos — com o integrantes del
órgano gerencial— todos los resortes adm inistrativos de la
sociedad, estando obligados a con ocer en plenitud sus disposi­
ciones legales y estatutarias.
Finalm ente, se debe term inar p or aceptar que el débil o
subordinado de la relación no es el gerente, sino que es preci­
samente la otra parte de la vinculación (o sea, la com pañía),

002 Antonio Vázquez Vialard, La situación laboral del presidente o


vicepresidente ejecutivo de mm sociedad anónima, “ T.yS.S.” , IV-129;
C.N.A.T., IV, 14/2/75, cit. por Miguel Sardegna en su obra mene. en nota
101, p. 108.
093 Adolfo E, Parry, Diferencia entre contrato de trabajo y sociedad,
“ E.D.” , 10-145.
001 S.C.B.A., 10/4/73, “Noriega, Jorge E., c. El Día S.A.” , “ J.A.” ,
1973-XX-547 (voto del D t . Bulh-ich).
L A -ADMINISTRACIÓN SOCIAL 251

la cual — p o r ser asim ilable a un incapaz que actúa por inter­


medio de aquél— resulta ser la verdadera desprotegida cuyo
tu tor es el gerente, y si en caso de con flicto se fa v orece al
gerente desleal, n o sólo se estará yendo en contra de los inte­
reses de la S.R.L., sino tam bién en contra de los trabajadores
que realm ente dependen de esta última, cuya suerte, en d efin i­
tiva, se halla supeditada a la corrección con la cual los gerentes
la m a n ejen 685.
Sobre el punto, y com o se ha dicho en algunos fallos que
han tenido una visión clara del problem a, “ no se puede aceptar
la form ación de un ente colectivo prescindiendo de la actuación
de los su jetos que lo g e s t a r o n .. . ; cualquier teorización a ese
respecto p rovocaría la distorsión de las verdaderas funciones
del m iem bro directivo de un órgano societario, cuyas caracte­
rísticas ju ríd ica s son las de m andatario y ejecu tor de la volun­
tad social : presum ir 1<j contrario es h a cer una hipóstasis de la
sociedad y a tribu ir a ésta una form a de vida abstracta y f ic ­
ticia que no se com padecería con la form a ción de sus decisio­
nes producidas p or las personas físicas que integran sus
órganos” 6BB.
Para concluir, considero que quienes perm anentem ente se
expiden acerca de la eventual “ dependencia” de los adminis­
tradores sociales con relación a las com pañías que dirigen,
olvidan aquella sim pática fra se de Bonelli de prin cip ios de
siglo, que decía :

“ È un fenom eno m eraviglioso, che può il p e jo con que


tal colonello che metteva sè stesso agli! arresti p er una
infrazione a la disciplina” 0I)T.

E s evidente que con ella, lo que se ha querido destacar es


que si se opina de esa manera, equivocadam ente, y aunque se

885 Juan M. Farina, El director con vínculo laboral con la empresa,


ponencia al 11° Congreso de Derecho Societario de Mar del Plata de 1979,
pubi, de la Cámara de Sociedades Anónimas, 1979, p. 77.
«“« C.N.A.T., V, 30/10/75, “ASIMKA e. ARGENVIAL S.A.” , “T.y
S.S.” , 1976, p. 433, voto del Di'. Sanabria, Contra: Mario L. Deveali, en
La situación previsionai del presidente y vicepresidente de una soaiedad
anónima, “ T.yS.S,", t. 3, p. 433; y en el mismo sentido Armando B. Bocha,
La tributación previsionai y los honorarios del directorio, “T.yS.S.” , 1978­
331. •■
007 F. Bonelli, “ Rivista di Diritto Commerciale” , 1912, t. I, p. 253.
252 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

lo haga en función 'de un eventual interés tutelar, se habrá de


term inar p or considerar que hay en la sociedad de responsa­
bilidad lim itada un “ em pleado” m uy especia l: ¡ el que m a n da !

54. La remuneración de los gerentes.

Como el art. 157 de la ley a firm a que “ los gerentes tienen


los mismos derechos, obligaciones, prohibiciones e incom pati­
bilidades que los directo-res de la sociedad anónim a” , resulta
plenamente aplicable al caso el art. 261 de ella.
Consecuentemente, las posibilidades en la materia s e rá n :
a) que la retribución sea fija d a p or el con trato;
b) que ante el silencio de aquél lo haga — respectivam en­
te— o la asamblea de socios, o el consejo de vigilancia (art. 158,
L .S .C .).
Con anterioridad a la vigencia de la L ey de Sociedades,
y según lo recuerda M enegazzo Cañé (h .) , el sistema remune­
ratorio adoptado p or el Código de Com ercio acom pañaba su
estructura liberal otorgando amplias facultades a las partes.
En esa época, o se asignaba a los directores de sociedades anó­
nimas un porcentaje sobre las ganancias, o se establecía una
suma global p or estatuto, o se les atribuía una cantidad anual
fija , con la particularidad de que — en los últimos dos casos—
se presuponía el pago de la retribución aunque no hubiera
ganancias, tratando de que ella estuviera en relación con el
tiem po dedicado p or el fu n cion a rio para el desempeño del
c a r g o Í,9S.
En la práctica, el sistema de pago de rem uneraciones cal­
culadas porcentualm ente sobre las utilidades generaba severas
críticas, ya que se corría el riesgo de que los directores simu­
laran la existencia de ganancias superiores para cobrar más
en detrim ento de los accionistas, o que — al contrario— fueran
com putadas utilidades inferiores, con lo cual el h on orario p er­
cibido no era real y no satisfacía las expectativas de los adm i­
nistradores 69B.

oos Miguel Menegazzo Cañé (h .), Retribución a los directores de


sociedades anónimas, t. 62, p. 654.
ef,° Ernesto Eduardo Martorell, Los honorarios de los directores de
sociedades anónimas ante el limite del articulo 861 de la ley 19.550, "L.L.”,
24/5/85, p. 1.
L A ADMINISTRACION SOCIAl. 253

P ar ello, el Instituto M ixto de inversion es M obiliarías co­


m enzó a ex ig ir a las empresas un com prom iso de no distribuir
p or “ honorarios a directores” , más del 25 % de .las utilidades,
lo cual — a su vez— fu e establecido com o precepto p or la enton­
ces Com isión Nacional de V alores del B anco Central de la
R epública A rgentin a, en el punto I, apartado a, 7, de sus “ N or­
m as” 700. Finalm ente, fu e adoptado p or el art. 10 de la ley
17.811, el cual — al igual que los arts. 86 del A nteproyecto
Bom chil, de Sociedades Anónim as, y 326 del A n teproyecto de
Ley General de Sociedades, de M alagarriga y A ztiria — sirvió
de base al art. 261 de la ley 19.550, que d ice :

“Remuneración (texto según ley 20.4 68 ). E l esta­


tuto podrá establecer la rem uneración d el d irectorio y del
consejo de vigila n cia; en au defecto, la fija rá la asamblea
o el con sejo de vigilancia, en su caso.
” E1 m onto m áxim o d e las retribuciones que p or todo
concepto puedan percibir los miembros del d irectorio y
del con sejo de vigilancia, en su caso, incluidos sueldos
y otras rem uneraciones p or el desempeño de funciones
técnico-adm inistrativas de carácter perm anente, no podrá
exceder del 25 % de las ganancias. D ict o m onto m áxim o
se lim itará al 5 % cuando no ae distribuyan dividendos a
los accionistas, y se increm entará proporcionalm ente a la
distribución, hasta alcanzar aquel lim ite cuando se reparta
el total de las ganancias. A los fines de la aplicación de
esta disposición no se tendrá en cuenta la reducción en la
distribución de dividendos, resultante de deducir las retri­
buciones del directorio y del con sejo.d e vigilancia.
’ ’ Cuando el ejercicio de com isiones especiales o de
funciones técnico-adm inistrativas p o r parte de uno o más
directores, fren te a lo reducido o la inexistencia de ganan­
cias im ponga la necesidad de exceder los lím ites p refijad os,
sólo podrán hacerse efectivas tales rem uneraciones en ex­
ceso si fuesen expresam ente acordadas p or la asamblea
de accionistas, a cuyo efecto deberá incluirse el asunto
com o uno d e los puntos del orden del día” .

700 Arturo Castro, Remuneración a ios directores de sociedades anó­


nimas, “Boletín Informativo de la Comisión Nacional di Valorea” , nl? 15.
254 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

Lamentablemente, esta norm a — que .no sólo no es incons­


titucional, sino que im pone una regla de orden y de lím ites701— ,
com enzó a ser desconocida abiertamente, recurriéndose a la
teoría del "adm in istrador social dependiente” ( ! ) . . E n esta
inteligencia, se afirm ó que “ el porcen taje m áxim o del 2 5 %
establecido respecto de la retribución de los directores (art. 26,
ley 19.550) incluye los sueldos y demás rem uneraciones espe­
ciales que se hubieran acordado á los directores en razón d,el
ejercicio p or parte de éstos de com isiones o funciones técnico-
adm inistrativas, pero ello no significa que su reducción sea
obligatoria si dichas rem uneraciones superan el 25 % de las
utilidades, pues tal form a de retribución es dem ostrativa del
correlativo desempeño de tareas am paradas y .protegidas por el
derecho laboral, que, com o es bien sabido, prohíbe que se reduz­
can las rem uneraciones” ™ .
Con respecto a la tem ática tan criticada p or mí del directo'"
de S.A. o gerente de S.R.L. "em pleado” ( ! ) , me rem ito a lo yu
m anifestado en el punto 53, C, de esta obra.
Em pero, en cuanto a los lím ites del art. 261, creo conve­
niente repetir lo que expusim os con R icardo , Nissen en el
“ Congreso A rgentin o de D erecho C om ercial” celebrado en B ue­
nos A ires en 1984, en el sentido de que aun admitiendo la rela­
ción laboral de estos fun cion arios, cualquiera que sea el con­
cepto a que responda la rem uneración percibida por. ellos, ésta
queda incluida en la norm a del artículo de m arras. Dicha- dispo­
sición — de indudable contenido ético— vincula a los adm inistra­
dores con el resultado económ ico del ejercicio de la sociedad, al
cual — obviam ente— no son ajenos. ,
La rem uneración pagada en exceso al tope legal — aunque
haya sido liquidada durante el ejercicio en concepto de suel­
dos— n o m od ifica la cuestión, porque lo que el legislador ha
deseado evitar es la m erm a excesiva de los dividendos que
deben p ercib ir aquellos que ninguna representación tienen en
el directorio.

701 C.N.Com., .A, 27/6/80, “Liberman, José, c, Guardería Neptuno


S.A.", en el trabajo de Ricardo Augusto Nissen denominado Actualización
de jurisprudencia sobre remuneración de directores de saciedadés anóni­
mas, “L.L.”, t. 1984-C-6S0.
702 C.N.Com,, A, “Zubia, Emeterio, c. Forjagro S.A.” , 1982-
A-457, 12/10/81. '
La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 255

La ley, p or otra parte, resulta suficien temente ■clarad p or­


que al hablar de “ rem uneraciones” especifica que se re fie re a­
las percibidas "p o r todo concepto” , lo cual descarta la posibili­
dad de incluir en la norm a sólo los sueldos recibidos p or el
cum plim iento de funciones “ técnico-adm inistrativas” , o inte­
g ra r "com isiones especiales” 103. A sí lo ha resuelto acertada­
mente la jurisprudencia, m anifestando en un fallo lá C.N.Com. :
“ Si el empleado de la sociedad es tam bién director, su retri­
bución laboral queda condicionada p or la norm a del art. 261
de la ley 19.550, rectora de la función orgán ica que él m ism o
aceptó en la sociedad. A l aceptar, pues, el ca rg o de director,
o de em pleado siendo ya director, naturalm ente pudo y debió
ponderar las lim itaciones del art. 261 a fin do a ju star sus remu­
neraciones a esta norm a, que según es dable reiterar, resulta-
de aplicación específica e insusceptible de ser desvirtuada en su
eficacia p or el régim en la,boral aplicable a la relación de em ­
pleo del director, aun cuando siem pre queda a salvo la retribu ­
ción en exceso p or virtud del últim o p á rra fo del art. 261, y
que ante un con flicto de los intereses de la misma persona que
es a la vez empleado y d irector de la sociedad, prevalecería
tutela de los intereses que debe defender el director, aunque
sea tam bién empleado de la sociedad ; pues nada im pide a- éste
gozar del régim en laboral que fuese, pero si este empleado acepta
asum ir la fun ción de director, se entiende que subordina aquella
posición a la propia de director, que por las razones del caso
también le ha interesado asumir. Si com o empleado podría
goza r de m ejor retribución, debería entonces abandonar el
cargo de d irector o no haberlo asum ido” ™..
C onclusión: La única posibilidad en que la retribución de
los gerentes supere los límites im puestos p or el art.: 261 de la
L.S.C., será que en el caso se cumplan estos cinco requ isitos:
1) que las ganancias sean inexistentes o muy redu cidas;

703 Ernesto Eduardo Martorell y Ricardo Augusto Nisaen, Lo a di­


rectores a los que se atribuye la realización de tareas en relación de depen.-
dencia con la sociedad, se encuentran sujetos — en ouanto a sus retribu­
ciones— al límite previsto por el art. 261 de la ley 19,550, ponencia al
“ Congreso Argentino de Derecho Comercial", Bs. As., octubre de 1984,
pubi, por "Errepar”, Comisión Primera, C-I-14 y ss. "
704 C.N.Com., E, 30/5/84, “ Carrière de Saunier, María I., c. Lo Casa
de las Juntas” , “ L.L.” , 18/4/85,' fallo 36.822.
256 S o c ie d a d e s de h e s p o n s a b iu d a d ij m it a d a

2 ) que loa gerentes hayan desempeñado funciones “ téc­


nico-adm inistrativas” , o integrado “ com isiones especiales” ;
3 ) que el tema haya figu rad o expresamente en el "orden
del día” , o haya sido o b jeto expreso de consulta;
4) que haya sido aprobado p or los socios;
5) que las rem uneraciones en exceso se destinen exclusi­
vamente a los gerentes que se hallan en el supuesto previsto
en el punto 2 70B.

55. Relaciones entre el gerente y la sociedad.

A) Generalidades.
Tal com o d ije en su m om ento, el art, 157, 3^ parte, de la
ley otorga a los gerentes los mismos derechos y los somete
a las mismas obligaciones, prohibiciones e incom patibilidades
que a los directores de las sociedades anónimas, rigiendo la
equiparación también en esta materia. Obviamente, pese al
antecedente de la ley 11.645, que le dedicaba al tema los arts,
14 y 15 de su texto, al legislador le ha parecido más conveniente
que establecer un régim en p rop io para los gerentes de S.R.L.,
regular detalladamente el instituto directoría! en los arts. 271
a 279, y disponer su aplicabilidad en cuanto al órgano de adm i­
nistración de las compañías que nos ocupan.
Obviamente, lo expuesto no im plica la abrogación de la
autonom ía de la voluntad al respecto, porque amén de las lim i­
taciones y prohibiciones que analizaremos y que aparecen im­
puestas expresamente p or la ley (lega les), se puede establecer
otras p or vía contractual y que son de carácter voluntario.
Así, ya sea en el acto constitutivo, o con posterioridad — al
nom brar al gerente o por una asamblea posterior— , los socios
podrán concebir disposiciones (estatutarias o contractuales)
que prohíban o lim iten determinadas actuaciones del gerente,
siem pre que no resulten repugnantes al art. 58 de la ley, o
term inen im posibilitándole en la práctica el ejercicio de sus
funciones 70e.

706 C.N.Com., A, 20/2/80, “Preinl, Boguslav Eugenio, c. Manufac­


tura de Porcelana S.A. y otros”, Rep. XL-J-2, p. 2428, sumario 36.
700 Zaldivar, ob. cit, en nota 12, p. 213.
L A ADMINISTRACION SOCUL 257

B) Limitaciones a la capacidad de contratar.


En lo referid o a la contratación de los adm inistradores con
la sociedad p or ellos gestionada, se puede d ecir que los antece­
dentes legislativos nacionales eran p oco felices. E fectivam ente,
el v ie jo a rt. 338 del Código de Com ercio, tras im pedir que los
directores negociaran o contaran p or cuenta propia o ajena
con la sociedad anónim a que integraban (2? p á r r .), aclaraba
luego que el d irector que en una operación tuviera — a título
personal o com o m andatario de un tercero— un interés con­
trario al de ia com pañía, debía com unicarlo a los restantes
directores y a la sindicatura y abstenerse de votar.
Como la lectura fin al del texto era m uy confusa, la d oc­
trina nacional había concluido en que existía una prohibición
absoluta de contratar entre ambos (adm in istrador y gestio­
n a d a ), salvo que se tratara de contratos d<í a d h esión 707.
El art. 14 de la ley 11.645, en líneas generales, ratificaba
aquella desafortunada norm a, previendo además para sus in­
fra ctores la pérdida del cargo y la responsabilidad p or los daños
y p erju icios ocasionados a la socied a d 708.
En 1972, al sancionarse la ley 19.550, se introd u jo en ella
una disposición específica — el art. 271— inspirada en el art.
102 de la L ey de Sociedades francesa dé 1966. La norm a en
cuestión llevaba a una verdadera encrucijada, porque aunque
eliminaba la prohibición genérica del art. ;138 del Código de
Com ercio, mantenía una interdicción para todos los contratos
que nó fueran propios de la actividad “ norm al” ( ? ) de la so­
ciedad, y no ae hubieran celebrado en las mism as condiciones en
que se lo hubiera hecho con terceros. Más £,llá de que la d oc­
trina intentó circu n scribir el concepto inasible de “ actividad
n orm a r’ , encuadrando en él a las transacciones qüe habitual­
mente llevaba a cabo la com pañía con form e a :3U ob jeto social 70°,
la cuestión tam poco podía ser considerada bien resuelta, y ello
sin adentrarse en el sistema de condicionam ientos y autoriza­
ciones que tam bién contem plaba el m ism o artículo.

! r0T Alegría, ob. cít. en nota 319, p. 124; Héctor Cámara, Loa eon-
tratos entre la sociedad y b u s directores. Art. 271, l e y 22.903, en Derecho
societario, Depalma, Bs. As., 1985, ps. 701 y ss..
tos Maacheroni, ob, cit. en nota 65, p. 195.
709 Carlos A, Baimondi, La responsabilidad de los directores en la
sociedad anónima, “Derecho Empresario” , t. I, p. 115,
258 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

E n la actualidad, y tras la reform a a que fu e sometido en


1983, el art. 271 hoy presenta la siguiente fa ctu ra 'té cn ica :

“Prohibición de contratar con la sociedad. El director


puede celebrar con la sociedad los contratos que sean de
la actividad en que ésta opere y siempre que se concierten
en las condiciones de m ercado.
■ "L os contratos que no reúnan los requisitos del pá­
rra fo anterior sólo podrán celebrarse previa aprobación
del directorio o con form idad de la sindicatura si no exis­
tiese quorum. De estas operaciones deberá darse cuenta
a la asamblea.
” Si la asamblea desaprobare los contratos celebrados,
los directores, o la sindicatura, en su caso, serán responsa­
bles solidariam ente p o r los daños y perju icios irrogados
a la sociedad.
’ ’Los contratos celebrados en violación de lo dispuesto
en el p árra fo segundo y que no fueron ratificados por la
asamblea son nulos, sin p e rju icio de la responsabilidad
prevista en el p á rra fo tercero” .

A causa de su m odificación , la disposición merece que


puntualicem os lo siguiente:
1. Si el contrato que el gerente desea celebrar con la S.R.L.
reúne ambos requisitos (o sea, se adscribe a la actividad en
que la com pañía opera, y se concreta en las condiciones de m er­
ca d o ), podrá perfeccionarse sin cum plir form alidad adicional.
2. Si falta alguno o los dos recaudos, sólo podrá llevárselo
a cabo previa deliberación de la gerencia colegiada (obvia­
mente, ello presupone la existencia de un órgano de adm inistra­
ción de com posición p lu r a l), en la cual el interesado debe abs­
tenerse de votar, o conform idad de la sindicatura si no hubiera
habido quorum gerencial, o la gerencia es unipersonal. ¿Qué
ocurre si tampoco hay sin dicatu ra? Pues sólo queda com o re­
curso som eter los contratos a la aprobación del órgano de
gobierno.
3. E n todos los casos se deberá dar cuenta a la asamblea
de las operaciones; y ante su desaprobación, los gerentes o la
sindicatura, en su caso, responderán ilim itada y solidariam ente
p or loa perju icios irrogados a la sociedad. Sin defecto de ello,
los contratos celebrados en violación del art. 271 y que carezcan
de ratificación asamblearia serán nulos.
La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 259

4. Tratándose de una nulidad establecida en interés de la


com pañía, sólo podrán invocarla ésta o sus socios, pero nunca
el gerente que violó la norm a o los terceros que hubieran inter­
venido en las operaciones nulas, o contra los cuales la sociedad
pretenda hacer valer el a c to 710. . ...... .
5. Finalm ente, cabe acotar que resulta encom iable que se
haya podido superar la m araña de trabas que im pedían a loa
adm inistradores con tratar con las com pañías que d ir ig e n ; he­
cho,' éste, que en países com o los Estados U nidos ya nadie
d iscu te711. " '
Como dato fin al, habrá que tener siem pre presente — tal
com o se ha resuelto en nuestros tribunales— que los contratos
celebrados p o r los adm inistradores con la com pañía gestionada
no están regidos p or el orden público, sino por el derecho co­
m ú n 712, razón p or la cual — aunque se haya violado las _dispo'-
siciones del art. 271 de la ley—■la negociación será válida si
no ha sido perju d icial para la S.R.L., y no ha mediado apro­
vecham iento indebido por parte del gerente qüe intervino en la
concreción del n e g o c io 713. .

C) Interés e n ' contrario. Actos en competencia con la


sociedad. .
El art. 272 de la L,S.C. —tam bién aplicable al caso que nos
ocupa—■ contempla, el problem a del adm inistrador cuyos inte­
reses particulares están en con flicto o colisión con la compañía.
Ha sido concebido del siguiente m odo;

“Interés contrario. Cuando el d irector tuviere un in-


.terés con trario al de la sociedad, deberá hacerlo saber al
d irectorio y a los síndicos y abstenerse; de intervenir en

710 Héctor Cámara, Los conflictos de intereses m tre la sociedad anó­


nima y sus directivos en la ley 19.550, “Revista del Notariado” , Bs. As.,
1973, p. 731.
711 Fernando N. Barrancos y Vedia, Los contratos entre una socie­
dad anónima y sus directores en el derecho de los E.V., “ L.L.” , t. 81, p; 845.
. . T12 C.N.Com., D, 15/10/79, "Cattáneo, Ismeria 4;» c* Cattáneo y Cía.
S.Á.” , “L.L.” , 1980-B-387. . . .
71:i Mariano Gagliardo, Contratación de un dinetor con la sociedad
administrada, “E.D.” , t. 107, p. 825, y también Carlos Bollini Shaw (h.),
Qué es el directorio, su responsabilidad y remoción, “E.D.” , t. 49, p. 945.
Contra: Richard, Escuti (h.) y Romero, ob. cit. en nota 45, p¡ 302.
260 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

la deliberación, so pena de in cu rrir en la responsabilidad


del art. 59". .
La cuestión regulada p or esta disposición nos enfrenta a
un problem a distinto del planteado en la norma anterior. El
art. 271, que fue ob jeto de análisis, establece un m ecanismo para
prever l a s . hipótesis de con flicto que podrían su rgir en un
gerente que al con tratar con la S .li.L . que administra,
podría verse inclinado a postergar a esta última en aras de su
beneficio personal. Aquí, en cam bio, el legislador da una pauta
de acción concreta porque el problem a ya existe.
E l cum plim iento de los recaudos del art. 272 en materia
de sociedades de responsabilidad lim itada, sólo resultará posi­
ble si existe una gerencia colegiada y sindicatura.
. A nte la falta de ellas, el gerente deberá com unicar el hecho
a la asamblea o reunión de socios y abstenerse de participar en
las deliberaciones, .
, ¿Q ué ocurre si el gerente om ite toda com unicación e igual­
mente celebra el acto? .
Habiendo sido derogado el régim en del art. 345 del Código
de Com ercio, que establecía la nulidad del contrato, la nulidad
del acto no será oponible a los terceros de buena fe, pero com ­
prom eterá la responsabilidad del adm inistrador p or los daños
y p erju icios causados (art. 59, L.S.C. ) . Idéntica solución se
aplicará si la gerencia fuera de com posición plural, y el gerente
con interés contrario om ite inform arles a sus colegas acerca de
esta situación, ocasionando la nulidad de la deliberación.
Finalm ente, el hecho aparejará la responsabilidad del sín­
dico que — conociendo el antagonism o existente— no cumplió
con su deber, así com o también la de cualquier otro gerente
que — pese a hallarse al tanto del estado de cosas— om itió po­
nerlo en conocim iento de los restantes adm inistradores en el
mom ento de deliberar.
El art. 273 de la ley, a au vez, d ic e :
“Actividades en competencia. E l director no puede
participar p or cuenta p rop ia o de terceros, en actividades
en com petencia con la sociedad, salvo autorización expresa
de la asamblea, so pena de incu rrir en la responsabilidad
del art. 59” .
E sta prohibición, que abarca no sólo lo actuado en nom bre
y p or cuenta propios, sino también lo realizado p or cuenta de
La a d m in is tr a c ió n s o cx -v l 261

terceros, ya sea com o gerente o director de otra sociedad que


desarrolla idéntica actividad, o com o m andatario, gestor de ne­
gocios, com isionista, etc., sólo puede ser soslayada p o r la auto­
rización expresa de los socios.
Sobre el particular, y visto la gravedad que tal proceder
im plica para la S.R.L. adm inistrada, el legislador de 1983 se
ha apartado tanto del sistema establecido para la anónima,
como del régim en de m ayorías previsto par;i Ja S.R.L. en el art.
160 de la ley, exigiendo aquí una “ autorización expresa y uná­
nim e de los socios” (art. 157, párr. 2^, L .S .C .).

D) Obligaciones del gerente.


Hemos analizado ya la condición de representante de la
com pañía que el art. 157 le im pone al gerente, que es la relativa
a la p royección del cargo hacia el m undo ¡sxterior. A su vez,
en el ám bito interno de la S.R.L. se desarrolla su actividad
de adm inistrador.
La adm inistración es una tarea muy vasta, porque el m a­
n ejo de los m ecanism os g-es torios abarcan desde el gobierno
del personal (ante el cual el gerente asume la condición de
empleador “ concreto” p o r ser la p erson ificación misma de la
propia em presa, que sólo aparece com o em pleador a b stra cto),
hasta el cuidado de que los libros de com ercio sean llevados en
legal form a y se confeccionen periódicam ente los balances so­
ciales. Tam bién corresponde al adm inistrador ocuparse de que
se convoque al órgano de gobiern o en las oportunidades p re­
vistas en el contrato o cuando la situación lo hiciere m enester;
que se satisfagan los recaudos laborales, previsionales o fis ca ­
les, y muchas otras tareas que resultaría interminable enu­
merar.
N o eatá d e más recordar que las facultades con las cuales
cuenta el gerente ( y que resultan im prescindibles para poder
dar cum plim iento a estas ob lig a cion es), no puteen ser delegadas
de manera genérica, tal com o ocurre con lo3 directores (v e r
art. 266, L .S .C .), lo que parece lógico teniendo en euenta que
en la designación de aquél, p or lo com ún lo que más se pondera
son las condiciones personales del ca n d id a to714.
Lo expuesto no im plica, obviam ente, que el gerente no
pueda sustituir parcialm ente algunas de sus facultades, o que

Ti* Halperin, ob. cit. en nota 17, p. 180.


262 S o c ie d a d e s de b e s p o n s a b il id a d l im it a d a

no pueda designar “ factores” (om ito llamarlos “ gerentes” para


no' agregar confusión al te m a ), que. son aquellas personas a las
cu ales' “ un com erciante encarga la adm inistración de sus ne­
gocios, o la de un establecim iento particular” (art. 132, Oód.
C om .), ya que estos últimos son sólo empleados jerárquicos,
que colaborarán con los adm inistradores en el m anejo de la
com pañía. ■ ’ ■'
Tal com o lo indica H alperin, si el gerente deseara otorgar
una sustitución general o para la actuación cotidiana,-deberá
obtener el consentim iento de los socios, porque de lo contrario
podría considerarse que no ha actuado con la diligencia corres­
pondiente al cargo, debiendo responder en los térm inos del art.
59 de la le y 716.

E) Cesación del gerente.


El gerente puede con clu ir, su desempeño p or diversas
ra zon es: . . .
1. V encim iento del plazo p or el cual fu e designado. ..Pese
a que la ley no habla de esta causal, el térm ino de . duración
del cargo puede establecerlo tanto el contrato constitutivo como
cualquiera de los acuerdos posteriores que lo m od ifiq u en .' H ay
que tener presente que aunque el gerente haya sido designado
por un plazo determinado, éste no es vinculante, ya que los
socios pueden revocar perfectam ente el nom bram iento antes de
que venza el plazo de su designación, '
El cese no produce efectos inm ediatos, porque el gerente
deberá perm anecer en su cargo “ hasta ser reem plazado” (art.
257, L .S .C .), lo cual no obsta a que si la situación se prolon­
gara sine clie y siguiera actuando com o si nada, se lo considere
un “ adm inistrador de hecho” (ver el punto 51, C, 2 ), y deba
responder solidaria e ilimitadamente p or los perju icios causados.
2. Renuncia. Es un acto unilateral del gerente que depen­
derá, para ser eficaz, de su com unicación a los socios, a fin de
que éstos puedan recom poner el órgano de adm inistración adop­
tando las resoluciones correspondientes.
3. Incapacidad y muerte. Creo que estas causales no hacen
necesario ningún tipo de explicación adicional, en la medida
en que ellas revelan un im pedim ento que puede ser tem porario
en un caao, pero que resulta irreversible en el otro, que fru stran

715 Ibidem, p, 181.


La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 263

toda posibilidad de cum plim iento de las fun cion es propias del
cargo. ;
4. La quiebra del gerente pone fin al desempeño, p or la
inhabilitación establecida para el fallido p or la ley 19.551.
5. Rem oción. Como surge del. art. 157 -de la ley, “ no puede
lim itarse la revocabilidad, excepto cuando lít designación fuere
condición expresa de la constitución de la sociedad” .

F.) Problemática de la, remoción del gerente.


Tal com o hemos visto en el punto anterior, el cargo de
gerente de la S.R.L. — al igual que el de director de sociedades
anónimas“ - es esencialmente revocable.
Los antecedentes de nuestro art. 157 — que es el que regla­
menta el instituto— son los arts. 49 y 55 de la ,ley francesa de
1966 y el art. 12 de la ley española de 1953, aunque esta última
ha influido en m enor grado, y el principio básico que impera
en aquéllas es que rige en la materia la revocabilidad, la cual
además no puede ser lim itada'1'16.
Dentro de nuestro régim en el gerente es revocable ad
nutum, o sea, sin expresión de causa, en la m edida en qUe se
obtengan para ello las m ayorías requeridas p or la ley (art.
160, L .S .C .), no efectuándose tam poco distinciones entre ge­
rente socio y no socio, ni acerca de si fu e designado en el
contrato constitutivo o p or acto p o s te r io r 717. T am poco es óbice
para rem overlo el haber sido elegido p or un plazo determ inado
y que no haya trascurrido, porque los sociss pueden haberle
perdido la confianza o haber encontrado alguien más apto para
el m ism o desempeño.
Sin em bargo — y com o dice M asch éron i— , los socios pue­
den autolim itarse en el contrato social, dejando constancia en
éste d e que la designación de una determ inada persona como
gerente ha sido condición constitutiva de 11 , sociedad 713.
Esta peculiaridad, que no sólo no se presume sino que
debe ser objeto de m ención expresa en los instrum entos soeia-

710 El art. 55 de la ley francesa de sociedades' a que aludo en el


texto es muy claro, ya que dice:
“El gerente es revocable por decisión de los socios representando más
de la mitad del capital social. Toda cláusula en contrario es reputada por
no escrita” .
717 f ’arina, ob. cit. en nota 2, p. 292.
718 Maschéroni, ob. cit. en nota 65, p. 178.
264 S o c ie d a d e s de h e s p o n s a b il id a d l im it a d a

les, determina que en eatos casos el gerente sólo pueda ser


rem ovido mediando “ justa causa” , y que — de producirse la
revocación— se aplique el art. 129, 2^ parte, de la ley, y los
socios disconform es con la decisión tengan derecho de receso.
De esta manera se han com patibilizado dos intereses: el de
la com unidad mercantil, que privilegia el hecho de que una
sociedad del tipo de la S.R.L. tenga una adm inistración orga­
nizada de manera simple, refractaria a cualquier com binación
com plicada, y a todo m ecanism o que vede el reem plazo ágil de
loa sujetos que se ocupan de su gestión, y el de los socios que
tal vez han constituido la com pañía sobre tod o p or la confianza
que les inspiraba el sujeto designado com o gerente en el instru­
mento que le dio vida a ella.
L a revocación o rem oción con justa causa no sólo puede ser
pedida p or la sociedad, sino también en form a individual por
cualquier socio con independencia de la m ayoría, evitándose
de este m odo que un socio gerente titular de la m ayoría del
capital, o que la digite mediante sus adictos o por algún otro
recurso ju ríd ico, pueda sustraerse a la rem oción aunque sobra­
das razones la justifiquen.
En la práctica, el concepto de "ju sta causa” nó sólo, no ha
sido sum inistrado por el legislador sino que resulta difícil de
precisar. Coincido al respecto con Zaldívar, que propone como
recurso técnico rem itir al art. 1682 del Código Civil, que
d ispone:

“ H abrá causa legítim a para revocar el mandato, si el


socio adm inistrador p o r un m otivo grave dejase de m ere­
cer la confianza de sus coasociados, o ai. le sobreviniese
algún impedimento para adm inistrar bien los negocios de
la sociedad” . .

Prácticam ente todos los autores nacionales que han escrito


sobre el tema enumeran algunas causas legítim as de rem oción,
entre las cuales consideran habituales la inconducta notoria, la
mala gestión, la negligencia, las incapacidades físicas o técni­
cas, las violaciones flagrantes del contrato, y Fariña puntua­
liza varias con abundante citas jurisprudenciales, entre las
cuales resultan dignas de m ención el despotismo y la arbitra­
riedad en el desempeño, el desorden adm inistrativo y los agra ­
La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 265

vios inferid os a sus pares, loa otros gerentes de la sociedad 719


A sim ism o considero destacable el hecho d(¡ que — aunque cada
una de ellas n o tenga entidad suficiente— la sum atoria de múl­
tiples faltas leves, tam bién podrá servir com o antecedente para
tener con figu ra da la causa legítim a de rem oción del gerente
negligente T20.
A n te la duda acerca de si una causal puede ser considerada
con la entidad suficien te com o para rem over al gerente desig­
nado com o condición contractual, cabe acudir a los arts. 59, 272,
273, 274 y 275 de la ley 19.550.
A su vez, ai el gerente rem ovido cuestionare la causal
invocada p o r los socios para resolver su separación del cargo,
lo conservará hasta que recaiga sentencia en el ju icio p or rem o­
ción, salvo que — p or h aber prom ovido sim ultáneam ente 'los
actores en aquel pleito acciones p or suspensión provisional o
desplazam iento del gerente— se lo separe provisoriam ente, y se
designe un interventor-adm inistrador (art. 115, 2‘- p á r r .) , hasta
que se dilucide definitivam ente si p rocede o no la rem oción 721.
Obviamente, si el gerente había sido designado en el con­
trato constitutivo (aea com o condición subordinante o n o ) , su
desplazam iento im plicará una m odificación del texto con trac­
tual, razón p o r la cual el acto que la disponga deberá reu n ir las
m ayorías previstas en dicho instrum ento, o — ante el silencio de.
éste— “ com o m ínim o más de la m itad del capital social” . (art..
160, 1er- p á r r .) , porque la “ m ayoría del capital presente en la
asamblea o partícipe en el acuerdo” , sólo resultará suficiente,
para decidir los cam bios de adm inistrador :jue no produzcan
una reform a con tractu al722. .

G) Efectos de la remoción: el gerente ¿tiene derecho a ser


indemnizado? -
La resolución social que determ ine la rem oción del gerente
es un acto unilateral, y no receptivo que extingue todos sus
poderes y facu lta d es723.
P ese a la opinión del m aestro H alperin, quien sostiene que
el gerente rem ovido sin causa legítim a “ tendrá derecho al re­

Ti® Fariña, ob. cit. en nota 2, pa, 297 y 298.


7S°. Halperin, ob. cit. en nota 17, p. 167.
721 Mascheroni, ob. cit. en nota 65, p. 179.
ras Ibídem, p, 180, ■
"‘ 'n Halperin, ob. cit. en nota 17, p. 185,
266 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

sarcim iento de los daños” 724 (siem pre y cuando- su designación


no haya sido condición expresa del co n tr a to ), entiendo qué
la respuesta negativa se im pone.
Farina, p or su parte, funda su opinión — idéntica a la
mía— en el hecho de que en nuestro ordenam iento no hay
ninguna disposición que avale el criterio de H a lp e rin ' (ni si­
quiera recurriendo p or vía analógica a la figu ra del mandato
re v oca b le), y en varios fallos, en los cuales se ha determ inado
no sólo que la rem oción que nos ocupa no se subordina a la
previa com probación de causa legítim a, sino también que dicho
desplazamiento no da derecho a resarcim iento a lg u n o 725.
P or mi parte, creo que el yerro de H alperin lo m otiva -su
equivocada calificación del vínculo nacido entre el gerente y la
sociedad como contractual (p a ra él se trata de una locación de
s e rv icio s ). E n su opinión —tal com o yo la interpreto— el
régim en de la S.R.L. en la m ateria contem pla la posibilidad de
rem over al gerente cid nutum de la manera análoga a lo que
ocurre en el ám bito laboral, cuya norm ativa le perm ite al em­
pleador rom per un contrato de trabajo incausadamente. Pero
en este último caso, el legislador — pese a adm itir un ilícito—
lo penaliza indemnizándolo T- 6, hecho, éste, que ha sido omitido
en la norm ativa mercantil, y que H alperin pretende subsanar
mediante un reenvío al derecho com ú n ; específicam ente a lá
teoría de la responsabilidad civil.
Creo, entonces, que el gerente rem ovido no debe ser indem­
nizado, porque — tal com o expliqué en el punto 53— : la natura­
leza ju ríd ica de la relación no es contractual, lo que tolera que
su cese no sea indemnizable, y que ello se produzca sin lesión
alguna para el ordenam iento.

56. El régimen de responsabilidad gerencial.

A) Introducción.
Un viejo principio aún vigente en m ateria societaria, nos
indica que los regím enes que reglam entan la responsabilidad

Pásshn, p. 185. . ■
725 Fariña, ob. cit. en nota 2, p, 294; C.N.Com., 19/9/46, “ L.L.” , t.
44, p. 288. .
Í2|> Ernesto Eduardo Martorell, Indemnización del daño moral por
despida, Hammurabi, Bs. As., 1985, ps. 93 y sa. . .
L a ADMINISTRACIÓN SOCIAL 267

de los adm inistradores sociales, adquieren una im portancia mu­


cho m ayor en la medida en que decrece la posibilidad de control
perm anente y directo de los socios sobre la. form a en que se
desarrolla la gestión social.
Pese a que ha sido objeto de algunas previsiones en la
reform a; m otivada p or la ley 22.903, la Ley de Sociedades no
ha estructurado un régim en especial para regular la reapónsa-
bilidad de los gerentes. P or ello, el m arco legal estará dado
por dos h itos:
1) la regla general del art. 59 de la ley 19.550;
2) la aplicabilidad — en lo que corresponda— de la n or­
m ativa referid a a responsabilidad de los directores, que apa­
rece im puesta p or el art, 157 de la ley sustantiva.
Con relación al prim er punto, recuérdese que el art 59
d isp on e: .

“ Los adm inistradores y los representantes de la so­


ciedad deben obrar con lealtad y con la diligencia de un
buen hom bre de negocios” .

Desdoblando ambas nociones, la “ lealtad” ha de entendér­


sela referida a los intereses de la com pañía, evaluados en fu n ­
ción del o b jeto y de la actividad a la cual se dedica. E sta lealtad
ha de llevarlo a privilegiar los intereses de la em presa p or
sobre otros, aun los propios, actuando sin m otivaciones extra­
sociales que desvíen su conducta 72T. ■ -
La "d iligen cia de un buen hom bre de negocios” deberá
ju stipreciársela teniendo en cuenta la aptitud p rofesion al media
que apliquen a la función quienes adm inistran negocios de igual
o sem ejante naturaleza 72S,
H alperin destaca, en su obra, que Brunetti equipara en
térm inos generales al “ buen hom bre de negocios de la ley ale­
m ana” con el adm inistrador ordenado, y con el buen pater
familias del viejo derecho rom ano, y qué él se muestra en
desacuerdo, al menos en lo relativo a nuestro régim en, con la
asim ilación propuesta. Coincido con el recordado m aestro p or­
que sus argum entos m e parecen bien construidos. La econom ía
del art. 59 de la ley 19.550 exige que el juzgam iento de la dili­
gencia im puesta se haga en. fun ción de las circunstancias, obje-

737 ZaldívaT, ob. cit. en nota 12, p. 216.


728 Ibídem, p. 216.
268 S o c ie d a d e s de h e s p o n s a b u -i d a d l im it a d a

tivaa de cada caso con creto (arts. 902 y 512, Cód. C iv .), aten­
diendo — sin entrar a considerar laa habilidades personales del
gerente— a lo que se considera exigible norm alm ente en el
com ercio.
P or ello es que la diligencia que deberá poner en su com e­
tido el adm inistrador, n o deberá ser igual sino m ayor que la
exigible al “ buen padre de fam ilia” 7í9.

E) Aplicabilidad a los gerentes del régimen de responsa­


bilidad para los directores de sociedades anónimas.

1. Generalidades. . .
En su obra sobre las sociedades de responsabilidad lim i­
tada, M ascheroni afirm a que la reform a implementada p or la
ley 22.903 le ha conferido autonom ía al régim en de responsabi­
lidad de los gerentes con relación al art. 274 (referid o a los
directores de sociedades an ón im as), sin perju icio de la remisión
form ulada a él p or el art. 157, com o norm a integrativa en el
supuesto de gerencia colegia d a 720.
Supongo que el autor citado funda su aserto en estas dos
razones, a las cuales alude en el trabajo de referencia.
Prim ero, en la salvedad efectuada p o r el art, 157, que en
su cuarto p á rra fo d ice:

“ Los gerentes serán responsables individual o solida­


riamente, seg-ún la organización de la gerencia y la regla­
mentación de su funcionam iento establecidas p or el con­
trato” .

E sto, claro está, im plica que ai la gerencia es unipersonal


la responsabilidad será individual, y será solidaria si fu ere plu­
ral o colegiada.
Segundo, en lo que su rge de la parte fin a l del m ismo pá­
rra fo del artículo, en donde se sostien e: ■ ■•

“ Si una pluralidad de gerentes participaron en los


mismos hechos generadores de responsabilidad, el juez
puede fija r la parte que a cada uno corresponde en la
reparación de loa p erju icios, atendiendo a au actuación
personal” .

729 Halperin, ob. cit, en nota 17, p. 188.


73ü Mascheroni, ob. cit. en nota 66, p. 198.
La a d m in is tr a c ió n s o c ia x 269

De más está d ecir que según la nueva r edacción del a r£ 274


de la ley, que habla del “ mal desempeño del ca rg o” p or parte
de los directores, pero que resulta de aplicación en la materia,
no parece acertado entonces lo dicho p o r M ascheroni al res­
pecto, porque la posibilidad de ju z g a r la conducta de cada adm i­
n istrador de manera individual, es algo que aparece reivindi­
cado p o r la reform a de 1983 com o p rincip io general, y no como
conquista específica para algún tipo social determ inado. '■
P or otra parte, el hecho de que — cuando la gerencia es
unipersonal— no se recurra com o norm a integratiya a ¡; laa
disposiciones del art. 274 de la ley para ju z g a r la conducta del
gerente, tam poco habla en fa v o r de la “ autonom ía” pretendida,
sino que es a lgo que simplemente aparece imp uesto p or la lógica,
ya que aunque el directorio de la sociedad anónima puede hallarse
integrado p o r un solo m iem bro, la estructura del órgano p or lo
com ún suele ser colegiada, y es sabido que las norm as deben
prever los casos normales, y no im aginárselas en fu n ción de
las rarezas.
2. Naturaleza de la responsabilidad. Posibilidades de
exención. .
a) Im portancia de la determ inación de la naturaleza.
E l tema en cuestión ha sido frecuentem ente debatido en la
doctrina nacional y extranjera, existiendo urna gran división
entre quienes opinan que la responsabilidad ele lós adm inistra­
dores es de naturaleza contractual, y quienes afirm an qué es
extracontractual.
E n F rancia, p o r ejem plo, se tiende a soslayar la discusión,,
ya sea p or entender que — sea contractual o delictual— siem pre
habrá que p rob a r la falta del funcionario cu estion ad o,3t, o — más
pragm áticam ente— sosteniendo que el tema ha perdido actua­
lidad tras la sanción de la ley de sociedades de 19&6, que ha
determ inado con precisión los alcances de dicha responsa­
b ilid a d 133. .
Sin em bargo, y en m i opinión, la diferenciación no es algo
bizantino, porque entre ambos regím enes existen divergencias
notables. A s í :

731 Georges Ripert, Traite élémentaire de droit commercial> Da-


Hoz, París, 1954, p, 613, n9 1209*
732 ivea Guyon y Georges Coquereau, Le covrvmÁatiTiat o,ux comptes
Aspect juridique et technique, París, 1971, n* 353, p, 273.

19 - H&rtoreU, S.P.-L.
270 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d u m it a d a

Mientras en m ateria de culpa ella se la presume en el


incum plim iento contractual, debe ser acreditada expresamente
en los casos de responsabilidad, aquiliana.-- ■■■■ , - ,
La mora se con figu ra siempre autom áticam ente en la res­
ponsabilidad delictual o aquiliana (al producirse cada p erju i­
c io ), no ocurriendo lp m ism o con respecto al ám bito contractual.
En la extensión de la responsabilidad tam bién la distin­
ción tiene una incidencia notable, porque m ientras en e l incum ­
plim iento contractual culposo el deudor responde únicamente
p or los daños que sean una consecuencia inmediata- y necesaria
de la obligación (art, 520, Cód. C iv .), en la responsabilidad
delictual culposa el victim ario debe correr también con la repa­
ración de los daños que sean consecuencia mediata del acto
ejecutado, y que previo o pudo prever utilizando la debida
atención y conocim iento (arts. 903 y 904, Cód. C iv .). ■
Finalmente, la relevancia de la distinción se hace notar "éii
m ateria de prescripción, en la medida en que la acción dé res­
ponsabilidad delictual prescribe a los dos años (art. 4037,
Cód. Civ.), y las derivadas de la responsabilidad,.contractual
— p or no tener un plazo expreso establecido al efecto— s é r ig e n
por la prescripción decenal impuesta por el art, .4023 del. Cód.
C iv il™ . , ■■ .. " " ¡r
E n el trance, entonces, de p recisar el encuadram iento de
la fun ción gerencial, creo im prescindible efectu ar algunas pun-
tualizaciones clarificadoras. ■
Se debe partir de la pauta de que los órganos — dentro; do
la sociedad— no están en situaciones de superioridad e in fe­
rio rid a d 73’1. ■ ■ ■ ■ ; : ■
P or otra parte, y si recordam os con Pavone La Rosa .que
ninguno de los órganos de una com pañía m ercantil puede ser
considerado titular d e l 1interés s o cia lT35, hallándose éste eú
cabeza de los tres tradicionales (v.gr., adm inistración, gobierno
y fisca liza ción ), cuando todos existen, no cabe sino deducir'que
los sujetos físicos que actúan las facultades que la ley lé atribuye

783 Jorge H. Bustamante Alsina, Teoria general de la responsabili­


dad civil, Abeledo-Perrot, Es. As., nq 44, p. 73.
734 Horacio P. Fargosí, Anotaciones sobre la sindicatura en., la ley
de sociedades comerciales, “ L.L.” , t. 147, p-, 1741. ■.
?35 A, Pavone La Rosa, Profili della tutela degli azionisti, “ Rivista
delle Società” , año X, n0 9.
L a a d m in is t r a c ió n so c ia l 271

a cada uno de ellos, no se hallan ligados a la sociedad por un


vínculo de características contractuales ™.-
No se puede soslayar, al hablar sobré el punto, el hecho de
que en la m ateria la doctrina nacional e x h ite confusiones nota­
bles, ya que un autor de la jerarqu ía de Z aldívar com ete el
grueso error de a firm a r que la responsabilidad del adm inis­
trador es contractual sólo cuando se refiere específicam ente a
cuestiones societarias (aunque derive del mal desem peño dgl
cargo, la violación del estatuto o lá ley) y aquiliana en los
restantes, con olvido m anifiesto de que lo -q u e determ ina la
naturaleza contractual o extracontractual de ella es la relación
existente entre el autor de la conducta antiju rídica y dañosa y
la víctim a, p or lo cual si en el origen de la vinculación hay un
contrato será contractual, y si no lo hay será delictual.
Izquierdo M ontoro, como se recordará, califica a los adm i­
nistradores de funcionarios investidos p or facultades que ema­
nan directam ente de la ley, y n o de un sujeto dotado de voluntad
propia. .
. E volucionando aún más en su razon am ien to,. agrega un
argum ento adicional que forta lece el ene aadramiento de la
responsabilidad del gerente en la esfera extracontractual, y
que lleva a desechar la posición de H alperiii que a firm a que
en la especie nos hallamos ante un con trato de locación de
servicios. • ' ''
Si se aceptara la teoría que ve en las relaciones entre el
gerente y la sociedad un contrato de m andato, arrendam iento
de servicios u otro análogo, sus funciones estarían indefectible­
mente relacionadas con ese contrato, y ello ¡i un punto tal, que
—ante cada decisión adoptada p or la gerencia— su procedencia
podría ser revisada, para ver si sus integrantes han actuado
dentro de los límites de las facultades confiadas ( ! ) 73S.
P o r otra parte, y com o agrega Otaegul, si el régim en de
responsabilidad de los adm inistradores fuera convencional, el
gerente podría ser dispensado de culpa al aceptar el cargo,
puesto que lo único que prohíbe el Código Civil es la dispensa
de dolo (art. 508, Cód. C iv .), pero de la econom ía de la ley
surge claram ente que el adm inistrador social no puede ser libe­

730 Fargosi, ob, eit, en nota 734, p, 1741.


’‘ 37 Zaldívar, ob. cit. en nota 12, t. III, p. 626.
738 Izquierdo Montoro, ob. cit. en nota 7, ps. 269 y ss.
272 S o c ie d a d e s de e e s p o n s a b il id a d l im it a d a

rado a p riori p or la culpa leve in abstracto, sin p erju icio de una


extinción a posteriori, y sin mengua de la acción Social de res­
ponsabilidad ut sínguli otorgada a los socios m inoritarios (art.
276, últ. p á rra fo) 73<>.
Finalmente, y tal com o d ije al analizar el punto 53 de esta
obra, la aceptación del nom bram iento p or parte del gerente de
la S.R.L., no argum enta nada en fa v o r del encuadram iento
de su actividad o responsabilidad com o contractual, ya que tam ­
bién en el caso de un fu n cion a rio público la asunción de los
deberes del cargo surge en virtud de la aceptación de un nom ­
bram iento, salvo en el supuesto de las cargas públicas, y sin
em bargo esta circunstancia no obsta a que su responsabilidad
sea extracontractual, y no contractual (art. 112, Cód. Civ.)■740.
b) Posibilidades de exención de responsabilidad.
Según el art. 274 de la ley, los gerentes responderán ilim i­
tada y solidariam ente hacia la sociedad, los accionistas y los
terceros, tanto p or mal desempeño del cargo (en los térm inos
del art. 59) como p or violación de la ley, el estatuto o el regla­
mento. A grega además la norm a, en supuesto que tanto Fariña
com o el suscrito consideram os sobreabundante, que también
deberán responder “ p or cualquier otro daño producido p or dolo,
abuso de facultades o culpa grave” , hipótesis, éstas, que bien
pudo el legislador tener p or incluidas en las enunciaciones ante­
riores, con lo cual se hubiera evitado una reiteración que afea
la norma.
D entro de la misma disposición, el tercer p á rra fo contem ­
pla una vía de exención de responsabilidad para los gerentes,
que abre las siguientes p osibilid ad es:
1. Que el gerente no haya participado en la deliberación
(lo que presupone una gerencia colegiada) en la cual fue adop^
tada la resolución que causó los p erju icios que deberán ser
reparados.
2. Que el gerente — siem pre dentro del ám bito de una ge­
rencia colegiada— haya intervenido en las deliberaciones, o sin
hacerlo haya tom ado conocim iento de lo resuelto en ellas, de­
ja n d o expresa constancia (escrita ) de su protesta o d iscon for­
midad y dando noticia al síndico con anterioridad a que los
perjudicados form ulen su reclam o.

ts® OtaeguL, ob. cít. en nota 632, p. 381.


T4S Ibídem, p. 381.
La a d m in is tr a c ió n s o c líx 273

. 3. Que el gerente que integra un órgano de adm inistración


plural no colegiado, deje constancia en actas de su disidencia
con la resolución perjudicial, avisando al síndico, y — ante la
inexistencia de sindicatura— a los socioií p or él m edio que
corresponda 7íl.
E l tema m erece dos acotaciones ad icion ales:
En p rim er lugar, que en el caso de lá gerencia plurál el
gerente que om ite denunciar a la sociedad la falta com etida p or
alguno de los otros m iem bros del órgano de adm inistración,
incurre en culpa propia p or violación del deber de lealtad, ya
que la im posición de éste (art. 59, P parte, L.S.G .) le ,da un
carácter netam ente p erson al: la lealtad del gu íente debe ser
hacia la sociedad, y no hacia los otros gerentes infieles o des­
leales 7*2. .
En segundo térm ino, si la gerencia fufíre unipersonal, ob­
viam ente n o se podrá hablar de exención de responsabilidad
en los térm inos del art. 274 de la ley, porque perteneciéndole la
decisión al único integrante del órgano, toda exculpación deviene
im posible 743.

3. Extinción de la responsabilidad.
El tem a ha sido tratado p or el legislador de 1972 en el
art. 275 de la ley, concebido en los siguientes té rm in o s:
Extinción de la responsabilidad. La responsabilidad
de los directores y gerentes respecto de la sociedad, se
extingue p o r aprobación de su gestión o p or renuncia
expresa o transacción, resuelta p o r la asamblea, si esa
responsabilidad no es p o r violación de la ley, del estatuto
o reglam ento y si no m edia oposición del 5 % del capital
social, p o r lo menos. La extinción es ineficaz en caso de
liquidación coactiva o concursa!” .

La norm a en cuestión analiza el llamada quitus, que es el


m edio para extingu ir la responsabilidad del adm inistrador
societario derivada del mal desempeño del ca rg o p o r-p a rte de
la asamblea.
A l respecto, las pautas básicas de funcionam iento de] ins­
tituto son las siguien tes:

741 Mascheroní, ob. cit. en nota 65, p. 199.


742 Halperin, ob. cit. en nota 17, p. 190.
743 Mascheroni, ob. cit. en nota 65, p, 199,
274 S o c ie d a d e s de k e s p o ñ s a b iu d a d l im it a d a

а) Para que la liberación se concrete, la responsabilidad


no deberá reconocer p or origen la violación de la ley, el estatuto
o el reglam ento, ni m ediar “ oposición del 5 % del capital social,
p or lo m enos” .
б ) A su vez, para que ella sea eficaz la sociedad deberá
estar in bonis, no produciendo efectos — al contrario— en caso
de liquidación coactiva o concursal. . .
c ) La ley reconoce tres mecanismos para concretar dicha
lib era ción : a) la aprobación de la gestión ; b) la renuncia ex­
p resa ; y c) la transacción.
d) Si se optare por la aprobación de la gestión, que €8 el
mecanism o más com ún, ésta deberá ser resuelta p or la. asamblea
ordinaria en form a expresa, no quedando los gerentes liberados
p or el simple hecho de que entre las cuestiones aprobadas se
halle la referida a los estados contables (art. 72, L .S .C .).
e) Si se escogiera com o m étodo de liberación la. transac­
ción, ella también deberá ser aprobada p or los socios expresa­
mente (art. 234, inc. 3, L .S .C .). Si versare sobre hechos liti­
giosos, deberá hacérsela va ler presentando los documentos que
la instrumentan, ante el ju e z de la causa, firm ados p or todos
los interesados (art, 838, Cód. C om .).
f) E n materia de obligaciones solidarias, la renuncia que
se efectuare con respecto a cualquiera de los gerentes extinguirá
la obligación (art. 701, Cód. C iv .), pero si se hubiere renunciado
a la solidaridad exclusivam ente con respecto a uno de ellos, este
hecho no aprovechará a los restantes, los cuales continuarán
obligados solidariam ente aunque con reducción de la cuota
correspondiente al gerente liberado (art. 704, Cód. C iv .) 7íU,
g) La violación de cualquier ley que redunde en p erju icio
de la com pañía, tornará responsables a sus a dm in istradores;
ello, sin defecto de las sanciones que para ellos se deriven de!
propio texto de las disposiciones infrin gidas.
La responsabilidad del gerente o gerentes será por lo común
ilim itada, razón p o r la cual deberán responder con todo su
patrim onio, y tam bién solidaria con los demás m iem bros del
órgano de adm inistración, los factores, síndicos e integrantes
del consejo1de vigilancia si lo hubiere.
Si uno de ellos hubiera tenido que a fron ta r íntegram ente
el reclam o pese a existir co r re s p o n s a le s , podrá repetir lo pa-

7,14 Nissen, ob. cit, en nota 103, t. II, p. 676.


La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 275

gado en exceso p or sobre lo que le correspondiere a título


personal de loa demás, rigiéndose el reclam o p or la norm ativa
del Código C iv il7irí.

C) Las acciones de responsabilidad.


La ley 19,550 no contiene ninguna norm a acerca del e jer­
cicio de acciones de esta índole en la S.R.L. Consecuentemente,
y en atención a la rem isión que efectúa el art. 157 al régim en
de loa directores de sociedades anónim as, corresponderá aplicar
analógicam ente al caso los arta. 276 a 279 íc. De éstos, surgen
las siguientes posibilid ad es: .
1. A cción social ejercida p or la aociedsid. ,
Será condición previa una resolución de la asamblea o qué
los socios se hayan expedido favorablem ente. . .
La decisión podrá ser adoptada aunque no conste eri el
orden del día, ai es una consecuencia de la reaolueión. de un
asunto que fig u ra incluido en aquél.
La decisión de prom overla produ cirá E.utomáticaniente la
rem oción del fun cion ario o fun cionarios afectados obligando a
su reem plazo, salvo que hayan sido designados com o condición
expresa de la constitución de la sociedad, en cuyo , caso perm a­
necerán en su cargo hasta que la sentencia ju d icial los separe

745 Zaldivar, ob. cit. en nota 12, t. III, p¡ 659


* ' La ley trata este tema en loa arta. 276 a 279: ..
“Art. 276. Acción social de responsabilidad. Condiciones. Efectos,
ejercicio.' La acción social de responsabilidad contra los directores corres­
ponde a la sociedad, previa reaolueión de la asamblea de áccionista’s. Puede
ser adoptada aunque no conste en el orden del día, si es consecuencia di-'
recta de la resolución de asrinto incluido en éste.- .Lu .resolución producirá
la remoción del director o directores afectados y objig-ará a sil reemplazo.
Esta acción también podrá ser ejercida por los accionistas qúe hubieren
efectuado la oposición prevista en el árt. 275” .
. ,fA rt.-277, Acción de responsabilidad: ’ facultades del adeionista. Si‘
la acción prevista en el primer, párra-fo del ar.t. 276 nc fuera iniciada dentro
del plazo de .3 meses, contado desde la fecha del acuerdo, cualquier .accio­
nista jyuede promoverla, sin perjuicio de la respor aabilidad que resulte
del incumplimiento de la medida ordenada” . ' ' '
"Art. 278. Acción de -responsabilidad.’ Quiebra En caso de quiebra
de la-sociedad, la acción de responsabilidad puede ser-ejercida por el re­
presentante del concurso, y,- en su defecto, se ejercerá por los acreedores,
individualmente”. ,
"Art. 279. Acción individual de responsabilidad. Los accionistas y-
los terceros conservan siempre sus acciones individuales contra los di­
rectores” . ■; .
276 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

(hem os visto, ain em bargo, que se podrá requerir la suspensión


preventiva, acumulando ambas a ccion es).
2. A cción social ut singuli o ejercida individualmente por
el socio.
Pese a que los socios se hayan expedido favorablem ente,
puede ocu rrir que trascurran tres meses contados desde la fecha
de ese acuerdo sin que la acción del art. 276 sea iniciada. P re­
viendo la indolencia, o tal vez las solidaridades cóm plices, el
legislador habilita a cualquier accionista para prom overla, “ sin
p erju icio de la responsabilidad que resulte del incum plim iénto
de la medida Ordenada” (art. 277, L .S .C .).
N o se debe olvidar que en esta hipótesis los socios actúan
en defensa del interés social, p o r lo cual las indemnizaciones
que pudieran llegar a obtenerse irán en beneficio de la lesio­
n ad a : o sea, la S.R.L.
3. A cción social ejercida p or el representante del concurso
o la quiebra.
Tratándose de una acción social, cuyo producido — como
vim os— habrá de revertir al concurso o quiebra de la com pañía
e increm entar la masa de bienes a repartir entre sus acree­
dores o a garantizar el cum plim iento de un eventual acuerdo
con form e a las pautas de la ley 19.551, prima facie el síndico
deberá ejercerla p or cuenta del concurso o quiebra, u optar
— com o dice Fariña— p o r hacerse parte coadyuvante en los
procesos que ya se hubieren iniciado en el estado en que se
hallen 74B.
Tal com o en el caso anterior, cuando el síndico no la ejerza
podrán hacerlo los acreedores individualm ente (arts. 168 y 124.
L .S .C .).
4. A cción individual de los socios y acreedores.
E l art. 279 de la L.S.C. contem pla también la llam ada “ ac­
ción individual de responsabilidad” , cuya procedencia la motiva
los daños directos padecidos p or el socio o un tercera a causa
de un hecho u om isión de los adm inistradores.
Se debe tener presente que no se halla subordinada a la
prom oción de la acción social concurrente, ni actúa en subsidio
de ella. Tam poco se necesita autorización de la sociedad para
prom overla, ni obsta a su procedencia o avance el que se haya
intentado extinguir la responsabilidad de los gerentes otorgán­
doles el quitiis.

tí6 Fariña, ob. eit. en nota 2, p, 313.


La a d m in is tr a c ió n s o c ia l 277

De lo expuesto se desprenden las siguientes conclusiones:


a ) Su finalidad es obtener el resarcim iento — com o sé
d ijo — de los daños directos ocasionados a los socios o a terceros,
pero no los p erju icios indirectos derivados del m enoscabo del
p atrim onio social. E rg o, su producido se repartirá entre los
particulares dam nificados, no revirtiendo entonces al patrim o­
nio de la com pañía.
&) Su titular será el sujeto pasivo del daño, porque se trata
de una acción propia.
c) Si el gerente que com etió el acto dañoso estaba repre­
sentando a la sociedad, ésta obviam ente quedará obligada.
d) A s í com o la prescripción de la acción social de respon­
sabilidad es de tres años, com putados desde la fech a en que la
asamblea declaró la existencia de la causal (art. 838, Cód.
C om .), en la acción individual d e responsabilidad la p rescrip­
ción dependerá d e la causa u origen del daño, y si fu ere un
delito o cuasidelito, se aplicará el término establecido p or el
art. 4037 del C ódigo C iv il717.

57. La intervención judicial de la sociedad.

A ) Introducción.
El Código de C om ercio argentino no contenía disposición
alguna que autorizara la intervención ju d icial en las sociedades
mercantiles, pese a lo cual los tribunales fueron elaborando una
doctrina al respecto — sobre la base de la norm ativa del art.
1684 del Código Civil— acom odando el texto legal en fun ción de
las circunstancias impuestas p or cada caso T'48. n
E n realidad, el artículo antes, citado no se refería expre­
samente al interven tor ju dicial sino al “ adm inistrador judicial
p rovisorio” , lo que no priva a nuestra legislación del _ca lifica ­
tivo de “ avanzada” utilizado p or algún autor, para ponderarla,
m áxim e si se tiene en cuenta que aún h oy él dérecho com pa­
rado no luce m ayores antecedentes sobre él tema, probable­
mente p o r el convencim iento que im pera en todas partes de
que no se debe estim ular las interferencias del poder judicial
en las sociedades m ercantiles 749.

747 Nissen, ob. cit, en nota 103, t. II, ps. 681 y 682.
748 Martorell, Conflictos.. citado en nota 85, t. II, p. 157.
7<4® CámaTa, ob. cit. en nota 707, p. 596; 'Fariña, ob. cit. en nota
2, t. I, p. 443. ■
278 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

. Desde el punto de vista técnico, el art. 1684 del Cód. Civil


había sido concebido adoptando los térm inos del art. 3116 de]
Esbogo de Texeira de Freitas, distinguiéndose expresamente sí
él adm inistrador a rem over había sido designado o no en e] con­
trato constitutivo del ente. De haberlo--sido, su desplazamiento
daba lu g ar a que cualquiera de los socios reclam ara la disolu^
ción de la sociedad (art. 1686, Cód. Civ.), lo cual — pese a ser
ju stificable, porque sus condiciones personales hábíán sido teni­
das en cuenta por los demás socios al suscribir el contrato 7SÍW
resultaba disvalioso porque le quitaba estabilidad á la so­
cie d a d 751. ' ' .' ; . ■
Es evidente que no sólo el instituto debe ser Visto .como
recurso para sobrellevar el "in terreg n o’ ' que tra scu rre'en tre'el
pedido de rem oción del gerente infiel o incapaz y la eventual
designación de un reem plazante, o sea, com o un rem ed io’ espé^
cífico ante incum plim ientos personales de los funcionarios que
desempeñan la función gerenciál, sino también cómo medio dé
preservación de los intereses sociales m inoritarios, ante él con-
culcam iento que pretenda una m ayoría incapaz o inm oral por
medio de adm inistradores que le sean a d icto s-793. ' ■-
Si efectuam os, a su vez, algo de historia al respecto, debe­
mos destacar nuevamente que no ocupándose el Código mer­
cantil de esta figura, el Código Civil se volvió de aplicación
obligada, y él analizaba la cuestión desde tres.ángulos diversos:
a) el de las sociedades civiles (arts, 1681 a 1684) ; b) el del
adm inistrador de propiedad horizontal (sólo esbozado) ; y por
ú ltim o: c ) el del adm inistrador de herencias (art; 3 4 5 1 ), rele­
gándose el del adm inistrador del concurso civil para su trata­
m iento conjunto con el Código de Com ercio, y sin dejar de
tratar el caso de la sociedad conyugal, que simplemente men­
c io n o 1'58. ■ ■- . . . ■■
E l Código mercantil, p or su parte, y ya con relación al
tema del desplazam iento de autoridades sociales, distinguía
claram ente dos supuestos. Que se tratara de-sociedades au?
— en form a análoga a las reguladas p or el Código Civil-^-,exi-

730 Federico Videla Escalada, Las sociedades civiles, Abeledo-Perrot,


Bs. As., 1962, p. 154, ’
TS1 Alberto G. Spota, Instituciones de derecho civil. Contratos, Bs.
Ah., 1962, t. III, p. 91. ' ' . - -. - ; •-
752 ' Alfred Solal, Les difficultés d’une construction juridiqúej “Ke-
viie Ti'imestrielle de Droit Commercial” , París, 1973, p. 831, Tt° 3. :
TR3 Mai-torell, Conflictos. . . , cit, en nota 85, t. II, p, 160. ..
L a a d m in is t r a c ió n s o c ia l 279

gieran ju sta causa para la rem oción del socio adm inistrador
designado en el contrato social (art. 409, Cód. Com.), o que
— al con trario—, com o ocurría en las S.E.L. (art. 13, ley 11.64-5)
o en las sociedades anónimas (art. 336, Cód, C om .), se pudiera
desplazarlo ad nutumTS4. En esta última hipótesis se encuadra­
ban aquellos casos en que el adm inistrador no era socio ni había
sido designado en el contrato constitutivo 755.
En la práctica, y com o la insuficiencia norm ativa m otivó
m uchos abusos com etidos mediante el instituto, se debió dictar
a nivel nacional un célebre plenario, en donde p o r prim era vez
y con claridad se intentó d iferen cia r las figu ra s del “ inter­
ventor ju d icia l” , el "adm inistrador ju d icia l” y el “ veedor” 700.
Con el tiem po, se term inó p or adm itir tam bién que la inter­
vención podía no estar referida únicamente a supuestos, de
con flictos .específicam ente societarios, sino tam bién a pedido
de acreedores de la sociedad; hipótesis, ésta, reconocida p or el
Código Procesal, ante la falta de toda otra medida eficaz para
agredir el patrim onio de un deudor renuente en p aga r sus
obligaciones 76T.

B) Funcionamiento.
A sí las cosas, y en el convencim iento de que —aunque se
la debía aceptar con un carácter provisorio y de excepción—
el auxilio ju d icia l muchas veces resultaba indispensable para
desplazar forzadam ente á una conducción societaria 7aV para
que la com pañía retom e la dirección adecuad^ T50, en el año 1972

'*** Enrique M, Falcón, Intervención y administración provisoria.


judicial (interferencia én'taadministración de entes colectivos), "RCD.C.Gk",
1971-715. ' .
755 Zaldivar, ob. eit. en nota 12, t. XII, vol. IV, p. 397. ■
C-N.Com. (en pleno), 26/9/48, “ liman, Simón, ..c. Seglin, Gre­
gorio, y otros", 53-193. . .. .
757 Eduardo Zannoni, Intervención judicial de saciedades solicitada
por terceros, “ R.D:C.O.“, 1982-751, comentario de loa autos “Brave, Luis,
a/suces.", C.N.Civ., C, 27/8/81.
758 José Luis García Caffaro, Pasado y presev.te de la intervención
judicial de las sociedades anónimas, “L.L.” , t. 152, siícc. Dóctr., p.'804.
789 Enrique Zaldivar, SI sistema de administración societaria, la.
intervención judicial y el principio de conservación de. la empxfsa, “ R.D.
C.O,” , 1979, p. 63; Horacio P. Fargosi, Suspensión o'.e administradores'de
sociedades comerciales, Abeledo-Perrot,/,1960, p. 9; Eduardo Gaggero,
Intervención judicial de sociedades comerciales, “Reí', de Derecho Comer:
280 S o c ie d a d e s de r e s p o n s a b il id a d l im it a d a

el legislador m ercantil recogió el instituto en la Ley- de


Sociedades. .
E l tema ha sido reglam entado en la penúltima sección
(n9 X I V ) del capítulo p rim ero ( “ D isposiciones generales” ),
llamado “ D e la intervención ju d icia l” , al cual se le han dedi­
cado cinco artículos (arta. 113 a 1 1 7 ), que no fueron alterados
p or la reform a posterior que su frió la ley.
Las pautas en virtud de las cuales se otorga son las
sigu ien tes: .
1. Prima facie, únicamente el socio o accionista (según
cual fuere el tipo social involu crado) dispone de esta potestad,
aunque en determinados supuestos regidos por las leyes del
rito, también los terceros pueden recu rrir a esta medida. La
calidad de socio debe tenérsela a la fech a de la cautelar y ser
m antenida durante el trám ite hasta obtener la sentencia d e fi­
nitiva en el proceso p or rem oción de adm inistrador 760.
2. E n segundo térm ino, cabe aclarar que — en cuanto re­
curso precautorio— le falta autonom ía, no constituyendo un
fin en sí mismo, porque nace al servicio de la otra acción (la­
de rem oción de adm in istradores), con la cual se halla en relación
de subsidiariedad 7B1.
Como Ilegitimados activos para p rom over el pedido de
intervención, figu ran — en prim er lugar— la sociedad, la' cual
deberá actuar p o r m edio de la persona designada al efecto por
la asamblea (en los supuestos en que el órgano de gobierno
haya decidido p or m a yoría 'la rem oción de los adm inistradores,
y éstos decídan perm anecer en el cargo hasta su desplazamiento
p o r resolución ju d icia l), o en su d efecto por “ cualquier socio’ '
(arts, 129 y con cs.), si pedida la rem oción el requerim iento no
hubiera tenido eco favorable en la asamblea.
3. En tercer lugar, debe existir periculum in mora, o sea,
un grave riesgo para la com pañía sí no se desplaza al órgano
de adm inistración precaucionalm ente hasta la obtención de la
sentencia definitiva de rem oción. En .un caso analizado en los
tribunales, se estimó que se debía tener p or acreditada suma-

cial de Montevideo, jul.-set. 1972, p. 196; Salvador Perrotta, Intervención


judicial en las sociedades comerciales, Bs. As., 1965, ps. 30 y as,
fflo Cámara, ob, cit. en nota 707, p. 654; Fariña, ob. cit, en nota
2, t,‘ I, p. 446. • ■ '
T8i Iaaac Halperin, Sociedades comerciales, Parte general, p ,. 223;
Cámara, ob. ci£..en nota 707, ps. .654 y 655.
Là a d m in is t r a c ió n s o c ia l 281

riam ente la existencia de estos extrem os, ‘ si la adm inistración


de la sociedad de responsabilidad lim itada está en manos de
una gerencia colegiada, los dos socios gerentes están distancia­
dos y en la asamblea no se logró la m ayoría necesaria para
rem over a uno de ellos, . . . t o d a vez que la situación en la
adm inistración afecta la voluntad societaria y con figu ra un
riesgo para la vida de la misma” 7as.
4. En cuarto térm ino, se im pone haber agotado previa­
mente los recursos establecidos p or el co n tr a to 783, lo que tam­
poco se debe tener p or absoluto, ya que en un caso se dispuso la
procedencia de la intervención ju d icia l de una S.R .L., porque
“ el régim en de m ayoría simple establecido en el con trato tor­
naría infru ctu osa la defensa de los intereses del peticionante
dentro de su m arco” ™ .
En quinto y último lugar — y en respeto a la prudencia
que debe anim ar a las m edidas cautelares— , se exige que el
peticionante brinde una contracautela, que o ficia rá eventual­
mente com o garantía potencial para reparar los daños que
se pudiera causar a la sociedad y las costas, causídicas que se
devenguen.
Obviamente, esta regla impuesta p o r el art. 116 de la ley
tiene tam bién sus excepciones, ya que hay supuestos liberados
del cum plim iento de ella, com o cuando la Inspección General
de Personas Jurídicas ea la que prom ueve la acción (art. 303,
inc. 2, L .S .C .), o cuando lo hace el fid u cia rio que actúa en
representación de los debenturistas; hipótesi;;, ésta, que no nos
incum be, porque las únicas com pañías que pueden em itir esta
clase de títulos son las sociedades anónimas y las en com andita
p or acciones, según expresamente lo establece el art. 325 de la
L.S.C.™ 6.
Com o acotación final, cabe recordar que la intervención
ju d icial de la S.R.L. concluye no aólo p or la sentencia definitiva
que haga lugar a la rem oción, sino tam bién p o r el cese del

782 C.N.Com., D, 23/5/77, “Costa, Manuel, c. Micos S.R.L. y otros",


citado por Aldo Acquarone en Intervención judicial de' sociedades, en Con­
flictos societarios, Abaco, Bs. As., 1983, p. 272.
783 C.N.Com., C, 18/3/72, “ Gainza Paz, Guillermo, c. La Prensa
S.A. y otros”, “E.D.” , 74-712, n<? 63.
76i C.N.Com., Ó, 28/7/88, “Greco, Francisco, c Maimtec S.R.L. y
otros” , “L.L.”, 1979-A-71.
765 Cámara, ob. cit. en nota 707. d. 667: Marto;:ell. ob. cit. en nota
85, t. II, p. 167.
282 S o c ie d a d e s de h e s p o n s a b il id a d -l i m it a d a

gerente provisionalm ente rem ovido (y a sea porque en el. ínterin


renuncie, fallezca, etc.). Tam bién finaliza p or vencim iento.del
plazo fija d o en el momento de su nom bram iento, salvo que se
decida, la p rórroga ju dicial de su mandato previa inform ación
sumaria en que se acredite la necesidad de la medida 7flS„
A su vez, en la evaluación de su desempeño se deberá
recordar que — pese a que el adm inistrador ju d ic ia l' reem pla­
zará a la gerencia—: podrá desem peñarse con equidistancia y
autonom ía frente a las partes en litigio, porque tanto su auto­
ridad com o su investidura no emanan ni de la sociedad ni- de
sus integrantes, sino del p rop io imperium del m agistrado que
lo designó.

T<¡0 Halperin, ob. cit. en nota 17, p. 199.

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