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IDEAS POLÍTICAS Y FASES HISTÓRICAS DEL

ESTADO

Las ideas políticas son el pensamiento de una persona o un grupo de gente en una
época determinada, un conjunto de ideas o creencias que surgen de las
preocupaciones y experiencias vividas por esa comunidad que han estado bajo
algún tipo de gobierno.
Dentro de un proceso histórico estas ideas políticas nacen como respuesta a otras
ideologías que en este momento han dejado de funcionar, sin embargo, perduran
por la importancia que han tenido al conducirnos a la ideología actual, y desde el
concepto Estado se intenta estudiar la relevancia de las teorías generadas por esas
ideas.
Las ideologías políticas nacieron en el S. XIV al final del feudalismo. Un claro
ejemplo es: el nacimiento del liberalismo que nació gracias a las transformaciones
sociales, políticas, económicas y culturales del renacimiento.
Las ideas políticas desde sus orígenes están ligadas a la filosofía, pues los
principales estudiosos y expositores fueron los grandes pensadores: Sócrates,
Platón, Aristóteles, quienes estudiaron la metafísica, la ética y la doctrina política,
pretendiendo explicar cómo la sociedad debía funcionar.
Para Platón y Aristóteles era de gran importancia la política en aquellos tiempos la
consideraban como una ciencia o disciplina. Platón pensaba que el arte de la política
estaba emparentado con la educación. Mientras Aristóteles opinaba que el PODER
no debía tenerlo el hombre, sino otorgárselo a la ley, que el gobierno de uno solo
debía ser en beneficio de todos.
La historia nos indica que han sido dos las formas de gobierno que han perdurado;
monarquía y república, éstas contienen formas jurídicas muy variadas y
corresponden a sus diferentes procesos políticos o sus propias tradiciones. Pero,
es importante destacar que no es lo mismo Estado que gobierno, pues un gobierno
termina su mandato y se retira, el Estado perdura.
Una forma de gobierno puede ser absoluta, si el soberano ejerce de manera
exclusiva los poderes del Estado, es decir, sin restricción legal alguna. Incluso no
solo asumían la totalidad del poder, sino que pretendían convertirse en cabeza de
la iglesia.
Además de tener el poder manteniendo el centralismo político, el gobernante se
adjudica la administración de la justicia a través de la aplicación de sanciones y uso
de la violencia integrando ejércitos profesionales pagados por los mismos

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gobernantes, que también los usaban para expandir sus territorios bajo la premisa
de buscar el bien común.
Un claro ejemplo del absolutismo es la frase famosa de Luis XIV rey de Francia; “El
Estado soy yo”, esta frase resume el absolutismo: un régimen donde el soberano
ejerce el poder absoluto, pues no hay división de poderes. El absolutismo tuvo su
auge en el S. XVII y XVIII terminando con la Revolución Francesa en 1789.
La doctrina económica que dominó fue el comercio y las comunicaciones resultaron
decisivas para la consolidación de grandes estados como Francia, España e
Inglaterra que estuvieron estrechamente ligadas a las monarquías.
Tomás Hobbes sentó las bases teóricas del absolutismo a partir de la Teoría del
contrato social. Según Hobbes el estado natural del hombre es la guerra, la lucha
continua y egoísta de todos contra todos. Y como esa situación no se puede
perpetuar, los seres humanos acaban suscribiendo un contrato donde ceden todo
el poder a uno de ellos que ostenta la soberanía. De ese modo se asegura la
estabilidad social y se finaliza la lucha perpetua. Así el bien general queda
garantizado, ya que el soberano, por su propio beneficio, no es capaz de hacer nada
distinto de lo ordenado a la paz y seguridad común.

El absolutismo ha sido la forma de gobierno de muchos países en distintas épocas,


pero, se ha identificado más fácilmente en la época de las Monarquías Absolutas
Europeas de los siglos VI al XVII.
Para poner orden en la sociedad medieval, los gobernantes necesitaban centralizar
todos los poderes, y para ello se desarrolló una burocracia muy numerosa, éstos
tenían los mismos intereses que el monarca, en oposición a los de la nobleza,
motivo por el que: en afán de hacerse del poder absoluto; el monarca no dudaba en
utilizarlos.
Sin embargo, cuanto la burguesía alcanzó suficiente fuerza; tomó a su cargo, con
mucho éxito la tarea de derrocar el sistema absolutista, que en otro momento les
permitió ser una clase en auge.
El desarrollo del gobierno absolutista durante el S.XVIII le llamaron Despotismo.
En países como España y Portugal que no desarrollaron una burguesía poderosa,
fue preciso tener grandes luchas internas para alcanzar nuevas concepciones
ideológicas.

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ESTADO MONARQUICO

Monarquía: proviene del griego mono (uno) y arkein (poder) que significa
“gobierno de uno”.
Es la forma de gobierno que concentra todo el poder en la figura del Rey (poder
absoluto unipersonal), dicho cargo es permanente (vitalicio) y se hereda al primer
hijo varón que el rey tenga (primogénito) o el familiar más directo.
Cuando la monarquía gobierna un territorio, se puede denominar como reino,
imperio o principado; mientras que quien posee el título de monarca se le designa
como Rey, Emperador, Príncipe, Zar, Káiser o Kan o como en la antigüedad
tlatoanis y faraones.

 Historia:
En la antigüedad se creía que los monarcas eran descendientes directos de
los dioses y poseían poder divino para gobernar a sus súbditos.

 Figura del Rey:


Estos regímenes precisan la figura de un Rey o una Reina, quien suele
tener derecho de gobierno basado en su origen sanguíneo desde el
nacimiento, es en quien recae absolutamente todo el poder de su mandato.
Actualmente su figura tiene carácter más simbólico y ejerce papeles de
representación.

 Hereditario:
La condición de hereditario es lo que ha ido forjando dinastías, en muchas
ocasiones se casaban con y tenían descendencia entre primos y hermanos
con el fin de que la dinastía siga conservándose en la misma línea familiar.
Existen excepciones como es en el Vaticano, donde el voto de castidad y la
imposibilidad de tener descendencia impiden que el máximo mandatario
pueda ser un derecho heredado.

 Estado vitalicio:
Dado que se considera que el monarca posee un poder divino directo de los
dioses, este mandato es destinado desde su nacimiento hasta su muerte o
hasta que ya no pueda ejercer su mandato por razones de fuerza mayor
como problemas de salud, abdicación o derrocamiento. En tal caso se
designa a su primogénito o al familiar más cercano para su reemplazo.

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.
 Religión:
La monarquía va de la mano con la religión, ambas instituciones se ayudan
y se fortalecen mutuamente.

 Identidades sociales:
Las monarquías no son iguales entre sí. Cada monarquía presenta
características únicas y particulares dependiendo del clima político y las
costumbres sociales/históricas que la anteceden.

 Poder absoluto o limitado:


Aunque delegue ciertas responsabilidades sobre funcionarios y ministros, la
mayoría de las monarquías han sido dirigidas por una única persona que
detenta el poder económico, político, militar y social. Este poder puede ser
absoluto o limitado donde deben someterse a las regulaciones de la
constitución del país.

 Tipos de monarquías:

 Monarquía Teocrática: Son las monarquías más antiguas, el


gobernante sostiene y afirma ser el poder de Dios sobre la Tierra y
se encuentra unido a un tipo de pensamiento religioso que apoya,
sostiene y avala ese poder.
 Monarquía Absoluta: es aquella donde el Rey o Emperador posee el
poder de manera unipersonal y absoluta, monopolizando esferas
tales como la justicia, economía, poder político, militar y en ciertas
ocasiones posee el poder sobre la vida o muerte de los individuos.
 Monarquía Parlamentaria: posee un tipo de poder simbólico dado
que no tiene poder sobre las funciones ejecutivas, el parlamento es
quien regula el funcionamiento del estado, sin embargo la persona
del Rey es muy respetada.
 Monarquía Constitucional: se encuentra restringida por la
constitución, el poder recae en funcionarios, cámaras etc., aunque el
monarca puede intervenir y mediar en conflictos sociales o bélicos.
Si bien el Rey es soberano esta soberanía se comparte con el
pueblo.
 Monarquía Electiva: en este tipo de monarquía se lleva a cabo la
elección de los monarcas, como en la antigua Roma y Grecia. La
elección se realizaba por consenso del pueblo.

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ESTADO DEMOCRÁTICO

El Estado Democrático está definido como "el gobierno de las mayorías, el gobierno
del pueblo y para el pueblo". Este sistema permite la participación del pueblo en la
esfera de gobierno, generalmente por medio del sufragio y del control sobre la toma
de decisiones de sus representantes.
Según las clasificaciones de gobiernos encontramos que los filósofos de la antigua
Grecia definían a la Monarquía como el gobierno de uno; Aristocracia como el
gobierno de pocos; y por último a la Democracia como el gobierno de la multitud
(Platón) o "de los más" (Aristóteles).
El estado democrático está fundamentado por toda la organización política de
la nación en conjunto, y a su vez reconoce como recurso indispensable para el
constitucionalismo a la representación del pueblo por dirigentes políticos, mejor
conocido como democracia indirecta o representativa, y por elementos
de organización popular mejor conocidos como democracia directa o participativa.
Encontramos que la democracia participativa es superior a la representativa, debido
a que en la democracia representativa es el pueblo quien acompaña a su
represéntate elegido, lo supervisa, lo apoya y lo sanciona para que este cumpla los
propósitos de su representación, sin menospreciar sus aportes personales.
Todo estado democrático debe respetar el principio de soberanía popular, que
contradice el establecimiento de monarcas o caudillos; y la regla de la mayoría, que
establece al sufragio como el método más efectivo para resolver controversias.
En un estado democrático todos los representantes o partidos políticos que
participen en el sufragio, deben someterse al mismo reglamento y respetar el
resultado, ya que este representa la voluntad de las mayorías electorales.
Podemos entender que la democracia no se presenta como una ideología
específica, sino a formas y mecanismos para regular, a través de diferentes
normativas, la representación y el ejercicio del poder político.
No se puede hablar de democracia cuando el sistema no está fundamentado en los
valores de igualdad, libertad y pluralidad.
Los principios del Estado democrático.
El modelo de Estado surgido de las sociedades igualitarias es el Estado liberal
democrático. Entre sus principios podemos destacar los siguientes:
1) Soberanía popular. El poder pertenece al pueblo. El pueblo está formado por
los que han nacido en el mismo territorio y los que han sido aceptados en él.
Por eso el derecho de ciudadanía debe estar abierto a todos los que trabajan
en ese territorio y cumplen sus deberes en él.

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2) Representación. Entre el pueblo gobernado y los que gobiernan tiene que
conservarse una
identidad, no una separación absoluta. Las órdenes de los que mandan han
de basarse en lo
que piensan los que obedecen.

Esto sólo puede suceder si los gobernantes representan a los gobernados. Algunas
condiciones para que esto sea así son:
a) A los gobernantes se les ha de suponer la honestidad. Si se cuestiona ésta, por
ejemplo, por una
Imputación, se pierde el derecho a ser representante, aunque sea
provisionalmente.

b) Los gobernantes han de ser personas razonables, moderadas.


c) Han de ser buenos gestores de los recursos. Saber que se ha de invertir en
educación, sanidad, medio ambiente e infraestructuras y que educación y sanidad
no pueden responder a criterios meramente económicos.
3) Racionalidad de la ley. La legitimación del poder descansa en la racionalidad de
la ley, no en la persona de quien lo ejerce.
La ley es racional si sirve para resolver problemas y es lo suficientemente flexible
como para que se pueda cambiar en caso de que eso no suceda.
4) Libertad. El Estado democrático ha de respetar los derechos de los individuos.
Uno de ellos es el de la libertad para organizar su vida privada.
5) Progreso. La democracia supone la idea de progreso, es decir, la idea de que es
posible mejorar y perfeccionar las instituciones como consecuencia de la voluntad
colectiva.
El ciudadano puede detectar los problemas e intervenir en las soluciones. Nada
hay irremediable en política. Esto supone rechazar dos extremos: el fatalismo que
implica resignarse a las reglas impuestas por tradición; la idea de salvación según
la cual la política puede librarnos de todos los males, es decir, la confusión de la
política con la religión.
6) Pluralismo y moderación. Todos los poderes por legítimos que sean han de estar
limitados: no han de concentrarse ni en las mismas personas ni en las mismas
instituciones.
Esto significa que el poder no ha de estar unificado, ha de haber separación de
poderes y asimismo que los poderes han de equilibrarse unos a otros. Es necesario,
pues, que, en palabras de Montesquieu “el poder frene al poder”

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Esta separación y equilibrio de 7 poderes se da cuando el poder judicial es
independiente del político, el poder de los medios de comunicación es
independiente de los gobiernos y de los intereses de individuos particulares, el
poder político y económico se limitan mutuamente y conservan su lógica autónoma.
Pluralidad, pues de poderes, pero también de organizaciones políticas que aspiran
al poder y entre las que los ciudadanos han de poder elegir libremente. En
democracia se precisa en resumen de moderación, una virtud que Montesquieu
trasladó del campo de la moral al de la política.
Principios éticos de las instituciones en la sociedad democrática.
En el Estado democrático, leyes racionales han de regular las instituciones y
determinar los derechos y deberes que corresponden a los ciudadanos en ellas.
Pero también en la propia sociedad, si es democrática, las instituciones deberían
regirse por una serie de principios éticos que son los siguientes:
a) Transparencia, es decir, los ciudadanos que interactúan en ellas deben saber de
manera clara cuáles son sus derechos y deberes.
b) Funcionalidad, esto es, deberían cumplir con la función que tienen, satisfaciendo
la necesidad en relación con la cual se crearon.
c) Igualdad, es decir, servir a todos por igual sin que existan privilegios o tratos
especiales.
d) Respeto. Tanto en el sentido del ciudadano no puede exigir excepciones a las
normas que las regulan como en el sentido de que se han de hacer respetar
respondiendo a sus derechos.

ESTADO TOTALITARIO

El totalitarismo es una forma de Estado de tipo no democrático y se caracteriza por


la falta de reconocimiento de la libertad y de los derechos de las personas, es una
forma de dominación total sobre la sociedad, es el régimen político en el que el
poder es ejercido por una sola persona o partido de manera autoritaria. El estado
totalitario surge en la década de 1930 en un contexto de entreguerras, entre la
primera y segunda guerra mundial, tras esta última y derrotado el fascismo, casi
todos los países de la Europa del Este se convirtieron en estados totalitarios
comunistas. Este tipo de gobierno busca sumar el apoyo de las masas para
aparecer como fruto de la voluntad popular. Al volverse masivos, persiguen a los
opositores bajo el argumento de defender la voluntad y los intereses del pueblo.
Para lograr el apoyo de la gente, apelan a la propaganda y a explotar la faceta
carismática del líder. Algunos ejemplos de este tipo de régimen totalitario son el

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Nazismo el cual se desarrolló en Alemania bajo el mando de Adolf Hitler, luego está
el Estalinismo que tuvo desarrollo en Unión Soviética bajo el mando de Jósef Stalin
y por último el Fascismo que se desarrolló en Italia bajo el mando de Benito
Mussolini.
Se van a desarrollar dos tipos de regímenes ideológicamente irreconciliables: el
fascismo y el comunismo estalinista. Cronológicamente el primero de ellos fue el
comunismo, que subió al poden en Rusia en 1917 y se configuró durante el mandato
de Stalin (1924- 1953). El fascismo viene inmediatamente después, Mussolini se
hace con el poder en 1922 y Hitler en 1933. La agresividad de las potencias fascistas
y la radicalización de la vida política en Europa desemboca en la II Guerra Mundial,
que eliminará a los fascismos y consolidará regímenes comunistas en la Europa
Oriental y democracias en la occidental
El término empezó a usarse por analistas políticos occidentales para designar el
tipo de estado fraguado por Stalin, pero ya lo había usado Mussolini Hitler y
Mussolini para referirse al estado fascista casi dos décadas antes. Como vemos
sirve para designar a regímenes políticos radicalmente distintos desde el punto de
vista ideológico, pero muy similares en cuanto a los procedimientos utilizados para
obtener el poder y conservarlo. Los regímenes totalitarios tuvieron su edad de oro
en los años treinta, como consecuencia de la crisis del 29 surgieron en toda Europa
gobiernos autoritarios que sustituyeron a los regímenes democráticos en gran parte
de los países europeos del este y del sur. Tras la Segunda Guerra Mundial, y
derrotado el fascismo, casi todos los países de la Europa del Este se van a convertir
en estados totalitarios comunistas.
Totalitarismo se utiliza como sinónimo de términos tradicionales como dictadura,
despotismo o tiranía, pero tiene también la acepción de ser todo eso pero llevado a
sus últimas consecuencias.

Características más destacadas de los regímenes totalitarios.


Pasemos en primer lugar a estudiar las características más destacadas de los
regímenes totalitarios con independencia de su ideología, más tarde hablaremos de
los tipos de totalitarismos.
a El odio a la democracia y al parlamentarismo.

En un régimen de fuerza, lógicamente, la democracia está proscrita. Se la


considera el peor de los males, entre otras cosas porque ésta cuestiona el
monopolio del poder y divide a la sociedad. Por ello hay que acabar con la
democracia y todo lo que huela a democracia: libertades individuales (reunión,
expresión...), elecciones, pluripartidismo... En ese sentido se llega a un régimen
de partido único que controla todos los resortes del Estado. En la Unión Soviética
también se actúa también al margen de los principios democráticos, Lenin anuló
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la Asamblea Constituyente y desde entonces el poder sería monopolizado por el
Partido Comunista y por los soviets, Lenin dirá que esto era la forma más
perfecta de democracia. Con Stalin se endurecerían más estas tendencias
antidemocráticas y al extenderse el comunismo por los países del Este tras la II
Guerra Mundial a estos regímenes se les llamará democracias populares, por
supuesto el término no tiene nada que ver con el concepto de democracia que
se conocía en Occidente.
b) El sistema de partido único

Como hemos adelantado antes esta es una característica básica de los estados
totalitarios. El único partido permitido es la espina vertebral del régimen, a través
de él se predica machaconamente la ideología dominante a la sociedad y se
controla a la población. El partido está dirigido por una minoría, una elite
dirigente, que es la que marca las directrices a seguir. En la cúspide del mismo
está el líder cuya autoridad es incontestada y al que se obedece de forma ciega
a través de una férrea disciplina. Como es lógico ese líder es el máximo
gobernante y su poder –al controlar el partido y el estado- es prácticamente
absoluto. El partido único es también la catapulta para conseguir el poder político
y, una vez en él conservarlo, no dudando en ningún momento en usar la violencia
o la coacción contra los que se oponen a sus objetivos tanto dentro como fuera
del partido, fueron famosas las purgas de Stalin entre los miembros del P.C.U.S.,
como vemos la falta de escrúpulos morales y éticos es flagrante. Ejemplo de
todo lo dicho anteriormente lo tenemos con el P.N.F. de Mussolini, verdadero
soporte del régimen; el Partido Nacional Socialista alemán (N.S.P.A.D.) de
Hitler... y, por supuesto, el Partido Comunista de la Unión Soviética (P.C.U.S.)
de Stalin.

c) El control total de la sociedad por parte del partido.

El papel del partido único no se reduce a la conquista del poder y la conservación


de éste, otro fin importante es la creación de organizaciones paralelas para
encuadrar a todos los sectores de la población (movimientos juveniles,
asociaciones de mujeres, organizaciones de ocio...) y así aumentar el control
sobre los ciudadanos. Todos los aspectos de la vida son controlados y
monopolizados por el partido, la vida social al margen de las organizaciones
permitidas es imposible.
d) El culto al líder.

Al frente del Estado se encuentra un líder carismático que encarna al partido


único y a la nación. A ese líder se le rinde un culto casi religioso y la propaganda
se encarga de que su fotografía esté por todos los rincones del país y presida
los actos más importantes, tanto públicos como privados. A veces se le

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representa como el salvador de la patria humillada y otras como el padre de la
nación. Ese culto a la personalidad del líder va a ser obsesivo, en Alemania
incluso a la hora de saludar se saluda con el nombre del líder. Un hecho
importante es que por primera vez se utilizan los medios de comunicación de
masas para extender las ideas y la “adoración” del líder. La aparición ante sus
seguidores del führer en Alemania o del duce en Italia será estudiada al detalle,
desde la hora a la que se produce hasta la estética teatral que reviste su
actuación. En la Rusia estalinista el culto a su personalidad era una constante,
el camarada Stalin era representado en multitud de lugares a la misma altura
que Marx, Engels o Lenin, y se le representaba como padre de la patria.
Seguramente esta devoción por el líder no era espontánea, y tenía mucho que
ver con el terror que los propios líderes ejercían sobre su pueblo y su partido.
e) Primacía de la colectividad sobre el individuo.

Si en la democracia los derechos individuales eran importantes (libertad de


expresión, reunión, asociación...), en estos regímenes dejan de existir o son
sustituidos por los derechos colectivos. El régimen fascista es el máximo
representante de la nación, por tanto, es el depositario de los derechos del
colectivo (derecho a tener nuevos territorios, a la expansión...) y el individuo no
cuenta para nada, es sólo un número entre una multitud que tiene como fin
exaltar a la nación y al líder. Paradójicamente en la Unión Soviética sucede lo
mismo, el individuo no tiene derechos, el Estado es depositario de los derechos
del colectivo, de la sociedad socialista, del pueblo, y el individuo tiene el mismo
papel que en los regímenes fascistas. Esta anulación del individuo tiene su
lógica, no se podía permitir nada que cuestionara la primacía del partido y de la
ideología oficial.

CORRIENTES IDEOLÓGICAS TOTALITARIAS

Fascismo
Movimiento político y social de carácter totalitario que se produjo en Italia, por
iniciativa de Benito Mussolini, después de la Primera Guerra Mundial.
Sus características más resaltantes:

* Capacidad movilizadora de masas, culto a la violencia.


* Destrucción de organizaciones y partidos de izquierda.
* Intento de controlar toda organización política, social, cultural, económica,
etcétera.
* Propuesta de Estado fuerte, centralizado y autoritario.

Nazismo
Este término deriva de la palabra nazi, que se utiliza para todo lo que se relaciona
con el régimen que gobernó Alemania de 1933 o 1945 con la llegada al poder del

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partido nacionalsocialista.

El nazismo fue uno de los fenómenos históricos más complejos y oscuros del siglo
XX, dirigido por un hombre racista y exterminador llamado Adolf Hitler. El nazismo
se basó en políticas de segregación racial y por políticas económicas y sociales
que buscaban establecer el poderío aria de Alemania en Europa y el mundo.

Comunismo stalinista
Sociedad sin clases sociales, donde los medios de producción son de la clase
trabajadora.
Se caracterizó por el:

* Monopolio del poder por parte de una pequeña minoría.


*Rechazo del nacionalismo.
*El odio hacia el fascismo.
*Racismo y xenofobia con el stalinismo.

ESTADO SOCIAL

El concepto del Estado social fue introducido por el economista, sociólogo y analista
político alemán -considerado conservador- Lorenz von Stein como una manera de
evitar la revolución. Von Stein postuló que la sociedad ha dejado de constituir una
unidad, debido a la existencia de clases, lo que facilita que los individuos persigan
sus propios intereses a costa de los del resto, terminándose con Estados opresivos
o dictatoriales. En esas circunstancias, puede haber una revolución. Pero esa
revolución sólo llevará a una nueva dictadura. La solución es, en su opinión, un
Estado social, es decir, un Estado que inicie una reforma a fin de mejorar la calidad
de la vida de las clases "bajas", evitando así, en sus palabras, «el proceso de las
clases que buscan ascender socialmente» (der soziale Prozeß der aufsteigenden
Klassenbewegung). Lo anterior se lograría a través de una «monarquía social».
Sin embargo, algunos autores,encuentran antecedentes anteriores en la monarquía
prusiana del despotismo ilustrado, a partir de Federico II el Grande de Prusia. Por
ejemplo, la "landrecht" de Federico Guillermo II establecía que el "Estado sería
considerado el protector natural de las clases pobres".
Von Stein escribió, en la misma época que Hegel, la de la reacción absolutista a la
Revolución francesa. Periodo que en Alemania coincidió con el reinado de Federico
Guillermo III. Hegel es generalmente considerado el más avanzado exponente del

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conservatismo político, la antítesis del liberalismo, debido a la proposición que una
comunidad es definida por un "espíritu común", que en su opinión era un número de
principios morales que existen a priori (o por sobre) la comunidad misma. En su
visión, la legitimidad de un Estado depende de la implementación de tales principios,
más que en representar los intereses de los miembros particulares de la misma.
Hegel ha sido a menudo acusado de sustituir el Pluralismo (política) y la libertad de
la sociedad por la uniformidad impuesta de una entidad metafísica superior a todos
y cada uno: el Estado "supra-individual".
Tanto von Stein como Hegel postulan una sociedad que constituye una especie de
organismo, literalmente con espíritu o vida real, independiente de los individuos o
incluso de cualquier generación en particular. Para Hegel ese espíritu "del pueblo o
nación" (Volksgeist, entendido como espíritu de una nación a través de las
generaciones) se concretiza en un individuo particular, el que incorpora o da
realidad a ese espíritu. Ese individuo es el monarca absoluto pero constitucional, en
el sentido que es el volksgeist lo que da origen a toda ley y toda constitución: el
monarca, personificando ese volksgeist, es la ley y, por lo tanto, no solo la
constitución, pero la mejor forma de constitución posible.1213
Adicionalmente, para von Stein, el Estado consiste de dos componentes centrales
que se deben complementar: la Constitución y la Administración -este último término
en un sentido general: por ejemplo, la libertad y bienestar que la constitución
establece debe ser implementada también al nivel práctico por el brazo
administrativo. Lo que significa que debe haber una "administración social" que
permita a los individuos ejercer esos derechos y gozar en realidad de esas garantías
que la constitución promete. "Para Stein, el Estado tiene que garantizar la libertad
del individuo no solamente contra las amenazas de otros individuos o de los propios
agentes públicos, sino también contra la arbitrariedad de los desarrollos
socioeconómicos"
Estas tendencias alcanzaron su apogeo posteriormente, con Otto von Bismarck,
quien ha sido considerado un ardiente monarquista y nacionalista, el último
representante del despotismo ilustrado, y al mismo tiempo como el padre fundador
de la Alemania moderna (véase Unificación de Alemania).
Bismarck introdujo, motivado por un deseo de evitar el ascenso de los
socialdemócratas-comunistas (en ese momento no se había producido aún tal
escisión dentro del movimiento obrero marxista, únicamente separado de la rama
anarquista-bakuninista), una serie de reformas que él llamó "cristianismo aplicado".
Posteriormente se refirió al proyecto como "Socialismo de Estado" observando,
proféticamente, que "es posible que todas nuestras políticas se deshagan cuando
yo muera, pero el Socialismo de Estado perdurará" (Der Staatssozialismus paukt
sich durch).

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Algunos se han referido al sistema bismarckiano -que perduró sin modificaciones
mayores en Alemania hasta el fin de la Primera Guerra Mundial- como "revolución
desde arriba", "Reformismo de derecha" o "Estado de Bienestar Conservador".
Marx llamó a este proyecto "socialismo del Gobierno real prusiano".18(ver también
"Crítica al programa de Gotha") También ha sido denunciado como "Capitalismo de
Estado", dado que en ese sistema el Estado no busca controlar, sino regular lo que
son esencialmente empresas capitalistas.
Respecto al aspecto legal del Estado social del derecho que se empieza a hacer
evidente en el periodo, hay que tener en cuenta que históricamente este concepto
fue precedido por el concepto de Rechtsstaat (ver Estado de derecho) también parte
esencial del bagaje cultural, institucional e ideológico alemán, concepto que se
puede ver como íntimamente ligado al concepto inglés de "Rule of Law" y al hispano
Imperio de la ley.20 Este Estado de Derecho, como concepto filosófico se remonta,
en la ideología alemana, directamente al concepto kantiano acerca del deber ser
social. Esta concepción se puede percibir como un "sobredimensionamiento" de la
función de la ley, con dos elementos para la organización de la política y de la
sociedad: Primero, la ley como mecanismo civilizador y de progreso. El segundo es
el principio regulador o de "legalidad": la ley aparece como el instrumento más
adecuado para organizar una determinada forma de sociedad y su Estado.
A pesar que para Kant el principio se puede resumir como "discutid tanto como
queráis, pero obedeced (a la autoridad real)", en la actualidad, Estado de Derecho
se entiende como significando que tanto el Estado como la sociedad deben estar
sometidos a la Ley (ver "Legalidad administrativa" en Principio de legalidad).
Después del fin de la Primera Guerra Mundial, durante el periodo de la República
de Weimar se continúa con el concepto paternalista del Estado social. En general,
y a pesar de algunas modificaciones -tales como la introducción, en principio, de
una Constitución y un sistema federal- simplemente se reemplaza la monarquía con
una república, manteniéndose, por ejemplo, el principio de la primacía del poder
central ( ejecutivo) sobre el legislativo y el judicial (por ejemplo, el "canciller" podía
intervenir o modificar decisiones de los otras ramas del estado por "motivos de
estado").
Durante ese periodo, y como consecuencia de las grandes crisis económicas y
políticas del periodo, dos concepciones se empiezan a delinear en Alemania.

La primera, volviendo a las concepciones nacionalistas y de orden de Bismarck,


propone disciplina y control social estricto a fin de producir crecimiento y bienestar
económico (ver Movimiento Revolucionario Conservador), que termina dando
origen al proyecto nacionalsocialista. Esta visión transforma el sentido de la nación
generadora del "volkgeist" de ser una comunidad definida por principios morales o

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legales (de nacimiento en una determinada jurisdicción) a una relación étnica o
racial dando así origen a la acusación que el antisemitismo de los nazis es
culturalmente inspirado, producto de ese mismo "volkgeist".
La visión alternativa, que puede ser llamada del liberalismo conservador, se
encuentra en la escuela de Friburgo, (ver también ordoliberalismo) resalta la
importancia que el derecho sea no solo garante del orden social en el sentido de
reglar a los gobernados y regular la conducta gubernamental o estatal pero también
la relación entre individuos, empresas y grupos de poder en un mercado libre
estableciendo así las bases para el Estado social de derecho moderno.

Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, varios políticos que constituyeron


la oposición de derecha de inspiración cristiana y basándose en las visiones de la
escuela de Friburgo, vuelven a las raíces hegelianas del concepto, pero
reinterpretan el contenido moral del Estado social, buscando reemplazar tanto el
nacionalismo como el centralismo a fin de evitar que el Estado caiga en las manos
de déspotas. Ese nuevo contenido, de carácter cristiano, reafirma no solo el bien
común sino el valor irreemplazable de la libertad de los individuos y el valor de las
comunidades diversas que se integran en una nación, adquiriendo así el sentido
moderno -nuevo Rechtsstaat o Sozialrechtsstaat- del término (ver rechtsstaat) En
conjunto con las concepciones económicas de personajes tales como Franz Böhm,
Walter Eucken y -principalmente- Alfred Müller-Armack, dan finalmente origen al
proyecto de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania que llega a ser llamado
Economía Social de Mercado.
Rasgos fundamentales
Dado su origen e influencias ideológicas, este proyecto de "liberalismo ordenado o
controlado" es, por principio, opuesto a concepciones socialistas o colectivistas. Por
ejemplo, uno de los principales promotores de la Economía Social de Mercado,
Ludwig Erhard dijo:
Nosotros rechazamos el Estado benefactor de carácter socialista, y la protección
total y general del ciudadano, no solamente porque esta tutela, al parecer tan bien
intencionada, crea unas dependencias tales que a la postre sólo produce súbditos,
pero forzosamente tiene que matar la libre mentalidad del ciudadano, sino también
porque esta especie de auto-enajenación, es decir, la renuncia a la responsabilidad
humana, debe llevar, con la paralización de la voluntad individual de rendimiento, a
un descenso del rendimiento económico del pueblo.
A diferencia con el Estado del Bienestar, el Estado social de derecho no busca
avanzar hacia el socialismo; no intenta transformar al Estado en propietario de los
medios de producción ni se ve como promotor de igualdad social en un sentido
amplio. Sus principales objetivos son, por un lado, dar un marco regulatorio al

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capitalismo a fin de asegurar que las reglas de la Competencia (economía)
realmente se implementen (se implementen "funcionalmente, en el lenguaje de la
escuela) y, segundo, que los beneficios de la actividad económica se extiendan a la
sociedad entera en relación a los esfuerzos personales pero evitando extremos de
privación o injusticias. Lo anterior se concreta a través de la acción reformista del
Estado.

Lo anterior da origen, por supuesto, a tensiones o contradicciones en el proyecto.


Desde el punto de vista del proyecto, esas tensiones se deben resolver
institucionalmente, a través del ordenamiento jurídico de un país. En relación a esto,
el Estado social de derecho reconoce el derecho legítimo no solo de los individuos
sino también de grupos o sectores que actúan en representación de clases (por
ejemplo, sindicatos, colegios profesionales, agrupaciones empresariales) o sectores
sociales (desde juntas de vecinos a agrupaciones regionales) a actuar y tener
acceso a niveles de decisión político-administrativos, manteniendo al mismo tiempo
que el Estado como tal debe estar por encima de esas divisiones, actuando no solo
como buen juez, sino al mismo tiempo tomando acciones activas a fin de asegurar
tanto la participación general como el mantenimiento de la legalidad e intereses
comunes.
Lo anterior da origen a los siguientes ejes temáticos
Igualdad versus libertad. Tanto la libertad como la igualdad son generalmente
consideradas como un derecho fundamental, como principios que el estado debe
defender y promover. Sin embargo, estos principios a veces entran en contradicción.
Por ejemplo, desde los tiempos de John Stuart Mill y Kant mismo se acepta que la
libertad o bien común demanda una cierta limitación de la libertad de los individuos.
La problemática en este sector es buscar un equilibrio que de un resultado óptimo
pero al mismo tiempo mantenga la legitimidad política del Estado frente a todos los
ciudadanos.
El estado gestor, mánager. El modelo de Estado social es un modelo gestor, de un
estado activamente intervencionista. Pero al mismo tiempo un estado que no busca
llegar ser un estado controlador. Cuando aparece el Estado social moderno
encuentra por un extremo el Estado liberal y por el otro el modelo comunista. El
estado social tiende a posicionarse en el Centro político, aceptando en general el
liberalismo económico, afirma que hay un área de acción legitima que corresponde
al Estado: la de establecer los mecanismos financieros básicos (emisión del dinero,
control de tasas de interés, etc), acción directa (pero no necesariamente como
propietario) en ciertas áreas de interés común (tales como redes de transporte,
provisión de energía, provisión de "derechos sociales", etc) y supervisión del
funcionamiento de empresas privadas y economía en general. Dentro de estas
premisas el Estado organizará la actividad económica, planificando y participando
en determinados sectores.
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Derechos sociales. Son aquellos que tienen que ver con la protección de los más
desfavorecidos, son derechos que obligan al Estado a actuar. Entre ellos citaremos
el derecho a la educación, el derecho a la salud, la seguridad social, el derecho a la
vivienda, etc. Se incluye aquí el derecho de participación social y participación
política, implementado, por ejemplo, para los trabajadores a través de sus sindicatos
nacionales.
La teoría de la Procura Existencial de Forsthoff. Por la cual el Estado debe
proporcionar sino a todos, a una mayoría el mayor grado de bienestar posible
respecto a aquellas necesidades que el individuo no pueda proporcionarse por sí
mismo. Según Eduardo García de Enterría, el Estado debe de encauzar
adecuadamente la tarea de la asistencia vital, asegurando las bases materiales de
la existencia individual y colectiva. El ciudadano debe poder obtener de los poderes
públicos, todo aquello que siéndole necesario para subsistir dignamente, quede
fuera de su alcance.
Principio democrático. Respeta los principios democráticos de las Democracias
Liberales pero los completa con un movimiento hacia el parlamentarismo, la
Democracia social y la democracia deliberativa.
Surge así un concepto particular de "participación económica”, que consiste en la
creación de una cámara esporádica especializada en cuestiones económicas; esto
se quedará más en un intento que en algo práctico de verdad. Nace también el
principio de la democracia empresarial por la que se abren vías de participación a
los trabajadores en el seno de las empresas.
Es importante, en relación a una tentativa de crítica, mantener presente que el
Estado social es un principio, es decir, algo que, por un lado no es fácil definir
concretamente y por el otro, es diferente de la manera que se lo ha aplicado en
forma concreta. Algunos denotan esta diferencia clasificándolos en
«instrumentales» (aquellos comportamientos alternativos mediante los cuales
conseguimos los fines deseados) y «terminales» (los estados finales o metas en la
vida que al individuo le gustaría conseguir). Simplificando una materia que es
compleja, se puede decir que la Estado social es el principio que busca implementar
a nivel social, a través de una función del Estado o Gobierno, la solidaridad o justicia
social.

La crítica liberal hacia el Estado social argumenta que, más allá de un acto de pillaje
social («el acuerdo de una mayoría sobre el reparto de los despojos que está a su
alcance extorsionar a una minoría»), no hay tal cosa como justicia social, que es
un concepto vacío de contenido. Friedrich von Hayek, por ejemplo, menciona:

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«Descubrir el significado de lo que llaman «justicia social» ha constituido una de mis
grandes preocupaciones durante más de diez años. Confieso mi fracaso en el
empeño, o, más bien, mi conclusión de que, referida a una sociedad de hombres
libres, la expresión carece de sentido. Pero sigue siendo del mayor interés averiguar
por qué razón, y pese a todo, ese concepto ha dominado el debate político durante
cerca de un siglo y ha sido utilizado con éxito en todas partes para respaldar las
pretensiones de ciertos grupos a una porción mayor de las cosas buenas de la vida.
Adicionalmente, y debido a esa presumida falta de contenido, la implementación de
los objetivos del Estado social ha llevado, de acuerdo a esta visión, a la
implementación de medidas que, buscando la igualdad económica, han,
inevitablemente, lesionado la sociedad libre. Los mecanismos de planificación
necesitados por esa tentativa llevan a la usurpación de bienes y derechos que
legítimamente pertenecen a los individuos, (además de crecientes niveles de
ineficiencia. por ejemplo: debate sobre el cálculo económico en el socialismo) lo que
inevitablemente llevará a la destrucción tanto de la libertad individual como de la
democracia a nivel social (Camino de servidumbre). Por tanto, desde este punto de
vista, solo hay dos alternativas: mercado totalmente libre o control estatal absoluto.
Por ejemplo, Ludwig von Mises, afirma:

«Simplemente no hay otra opción que esta: o abstenerse de interferir en el libre


juego del mercado, o delegar el manejo completo de la producción y distribución al
Gobierno. O capitalismo o socialismo: no hay un camino intermedio»41
Sin embargo, se puede argumentar en contra que la crítica austriaca al Estado
social parte de un doble equívoco: la confusión del Estado social como principio
orientador de acción política con su expresión concreta en algunos casos
específicos. Y segundo, la de esos proyectos en uno solo: el socialismo estatista
Así, tanto la Economía social de mercado de la democracia cristiana como el Estado
del Bienestar de la socialdemocracia y del liberalismo progresista, la dictadura del
proletariado del comunismo, el dirigismo del conservadurismo francés, la economía
del estado fascista de Mussolini y Hitler (ver Economía política de los nazis ) o
incluso propuestas "técnicas" (por ejemplo: la Economía del bienestar) llegan a ser
simplemente expresiones del "estatismo". Reconociendo eso, Mishra afirma que
encuentra "en la postura neoliberal una clara tendencia a exagerar y generalizar las
críticas sobre las bases de evidencias insuficientes. Claus Offe, por su parte, alega
que:

Es mi pretensión que los dos argumentos clave del análisis liberal-conservador son
válidos en amplia medida, al revés de lo que a menudo argumentan críticos de la
izquierda. El principal defecto que veo en este análisis se relaciona menos con sus
afirmaciones explicitas que con aquello que omite considerar

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Martínez de Pisón, estando de acuerdo con ambos autores citados, agrega que "la
crítica neoliberal carece de imaginación"
Sin embargo, y a fin de evitar equívocos es necesario aclarar que esos autores
reconocen que la aplicación del principio del Estado social ha llevado en ocasiones
a instancias autoritarias, por ejemplo, y a fin de evitar controversias, en el estado
bismarckiano. Sin embargo sugieren que no es muy apropiado confundir esos
estados con los de los países que en la actualidad usan el término para describir
sus objetivos sociales o de gobierno (Alemania, Austria, Suiza, posiblemente
España. En esos, el principio de la justicia social se ve como esencial para,
precisamente. salvaguardar esa libertad y democracia. El sitio internet de la
Fundación Conrad Adenauer, por ejemplo, afirma: "Nuestro trabajo se fundamenta
en la convicción de que la democracia, el Estado de Derecho y una política a favor
de la garantía efectiva de los derechos humanos son condiciones indispensables
para el desarrollo sostenible en cualquier país del mundo". Martínez de Pisón
sugiere que no es posible desconocer el paso de la historia, pero así como no se
puede negar el absolutismo que los partidarios -reales o putativos- del Estado social
han en ocasiones impuesto, tampoco es posible desconocer los resultados de un
mercado totalmente libre, incluyendo su incapacidad para evitar Crisis cíclicas y el
resultado tanto social como político de tales crisis. Jeffrey D. Sachs concluye: "Von
Hayek estaba equivocado. En las democracias sólidas y vigorosas, un Estado social
de bienestar generoso no es un camino a la servidumbre sino a la justicia, la
igualdad económica y la competitividad internacional.
Desde el punto de vista izquierdista, tanto del liberalismo progresista como del
socialismo libertario (ver Bertrand Russell) o el consejismo, el Estado social busca
evitar el traspaso de poderes al pueblo o comunidad, reemplazando la toma de
decisiones a nivel local con las basadas en consideraciones legales o técnicas
exclusivas de un grupo reducido de burócratas gobernantes. En ese sentido, es
antidemocrático o anti igualitario
Desde un punto de vista marxista el criticismo es más complejo. Para esa visión, el
Estado social es simplemente el componente ideológico (político-legal) que justifica
el dominio de una clase social sobre otras y la sociedad en su conjunto. Esa
situación se debe, últimamente, a una característica de la realidad social: la
existencia de clases sociales y concomitantes promoción de sus intereses. Es
absolutamente utópico y erróneo -desde este punto de vista- proponer la solución a
tal problema a través de una legalidad que supuestamente podría estar por sobre
tales intereses, en la medida que todo sistema legal solo puede ser el resultado -a
nivel ideológico-administrativo- de tal la dominación. Esta situación puede ser
considerada injusta o antidemocrática, pero al mismo tiempo, perdurara mientras
las clases sociales existan.

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La solución de largo plazo es, entonces, poner el Estado al servicio de esa clase
cuya existencia sea tal que ella misma busque eliminarse como tal. Eso se concreta
en el proletariado, es decir, en aquellos cuya existencia implica que son explotados
-ya sea por otros, por el estado o incluso por ellos mismos- Esa situación no será
menos injusta en términos generales, pero significa que el poder de decisión estará
en manos de quienes tienen un interés en terminar con la situación en lugar de
quienes se benefician de la perpetuación del sistema. En otras palabras, en la
instauración de una dictadura del proletariado que llevara a la abolición del Estado
como mecanismo de control opresivo.
Sin embargo, la suposición que tal estado proletario será el instrumento del progreso
a la abolición del estado (o hacia el socialismo) parece ser rechazada por Marx:
"Pero en lo que concierne a las actuales cooperativas, sólo tienen valor en la medida
que son creaciones independientes de los trabajadores y no protegidas por el
estado o por la burguesía" (Critica al programa de Gotha): "Esta es una clásica
exposición del significado de la palabra independiente como la piedra de toque del
socialismo desde abajo contra el socialismo de Estado.
Esto ha llevado a algunos autores a sugerir que, a pesar de ser brillantes, los
escritos de Marx "dejan muchas cuestiones de organización sin respuesta. (...) Marx
sugiere que una alternativa no autoritaria, incluso libertaria a la social-democracia y
el socialismo de estado es posible, pero falla en delinear su esquema institucional".

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