Nuevos hábitos del consumidor Venezolano
Por: Beatriz Doliner
Desde hace 5 años, a raíz de la caída
de los precios del petróleo y de las malas
políticas económicas, Venezuela comienza
a enfrentar una profunda crisis, que va
desde lo social, pasando por lo político
pero por sobre todo en el ambiente
económico, generando así, un cambio en
el estilo de vida de al menos el 80 por
ciento de la población.
En este sentido, se han producido
cambios de hábitos de consumo en los
cuales los compradores se han enfocado
hacia la adquisición de los productos de
primera necesidad y más específicamente
en los productos alimenticios, dejando a
veces de lado adquisición de productos de
limpieza y aseo personal, ropa, calzado,
educación, recreación y salud; Siendo
todos ellos también prioritarios para una
calidad de vida digna.
El deterioro de la calidad de vida del
venezolano cada vez se ha hecho más
profundo; Con la galopante hiperinflación
la capacidad de compra disminuye muchas
veces es cuestión de horas, lo que obliga
al consumidor a endeudarse para adquirir
un producto, bien o servicio; Lo cual en
esta situación no está mal, porque las
tasas de interés de los bancos van por
debajo de la tasa de inflación, que según
la Asamblea Nacional solo para el mes de
septiembre de 2018 la tasa de inflación se
ubicó en 233,3 %.
Las políticas de regulación de precios
conjuntamente con una baja producción
ha sido el caldo de cultivo perfecto para
generar la escasez y es por ello que el
consumidor venezolano muchas veces se
ve obligado a adquirir los productos en la
economía informal y a precios
Internacionales a fin de evitarse las largas
colas.
En consecuencia muchas organizaciones
han realizado convenios para proveerle a
sus trabajadores el
beneficio de la
adquisición de los
productos regulados
evitándoles de esta
manera tanto las
largas colas como el
alto costos de los
mismos en el
mercado paralelo.
Ahora bien, no todos pueden acceder a
este tipo de beneficio ni tampoco pueden
pagar esos altos precios, entonces la
mayoría se ven forzados a comprar los
alimentos en los establecimientos que
venden productos regulados y en
consecuencia se puede evidenciar el
cambio de la dieta del venezolano,
compuesta ahora en su mayoría de frijoles,
arroz, harina de maíz y plátano, dejando a
un lado las proteínas de carne, pollo y
pescado, así como también frutas y
verduras indispensables para una
alimentación balanceada.
Por otro lado, este año 2018 se ha
observado una economía movilizada
prácticamente por las remesas lo que
también ha impulsado una gran cantidad
de dinero circulante para la adquisición de
productos y servicios pero todos ellos
siempre orientados a los productos de
primera necesidad.
La crisis económica en Venezuela ha
obligado a sus ciudadanos a cambiar sus
hábitos de consumo y sus nefastas
consecuencias se percibirán en un futuro
cercano.