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PRESENTADO POR
LIMA – PERÚ
2018
LA DIGNIDA HUMANA Y LA GENÉTICA
1. Introducción
Cabe resaltar que en este informe se realizó con el objetivo de dar a comprender
y profundizar la indagación de este tema con un interés netamente académico. Es por
ello que expondremos la investigación desde varías perspectivas.
La finalidad de este informe es dar a conocer todo lo que concierne con respecto
al tema y dar una visión más extensa para que así cada uno de los lectores formule sus
propias conclusiones.
¿Qué sucedería, sin embargo, si perdiera todo lo que poseo? Si añadimos a esta
pregunta la premisa de que “yo soy lo que tengo”, entonces la respuesta es inmediata: si
pierdo lo que tengo, pierdo lo que soy; luego, no soy nada. Frente a esta consecuencia,
Fromm (1978) considera que el modo de tener empobrece al hombre, pues hace de este
un ser dependiente.
Una respuesta alternativa frente este modo de vida (estimulado por la sociedad
de consumo) es el modo de ser. El modo de ser acepta el destierro del paraíso, vale
decir, es responsable del primer acto de libertad del hombre. Consiguientemente, sus
fuerzas están encaminadas al desarrollo de sus poderes de la razón. En contraposición al
modo de tener, el modo de ser no busca poseer los objetos sino interactuar con ellos.
Así mismo, no pretende constituir su ser sobre un basamento inalterable: sabe que el
crecimiento o desarrollo de la personalidad implica el cambio; sabe, pues, que el
vínculo con el mundo reside en el desarrollo de sus facultades, no en cuanto,
esencialmente, le es externo; sabe, en fin, que debe participar activamente en su relación
con sus semejante y con la realidad si su deseo es superar la angustia de su soledad.
Hasta aquí, damos por explicada la dignidad humana sobre la base de teoría del
hombre de Fromm. Los apartados siguientes, sin embargo, ampliarán este concepto bajo
otras perspectivas. Así mismo, profundizarán sobre las consecuencias de una era en que
el hombre puede participar de su desarrollo, ya no según su esfuerzo sino sobre la
injerencia de la genética en la constitución de lo que será.
En la actualidad uno de los ámbitos de reflexión social en los que tiene mayor
importancia la idea de la dignidad humana es en el de la bioética. Disciplina nacida en
los años 70 que pretende ser un espacio de reflexión ética para hacer frente a las nuevas
capacidades humanas e interactuar con el entorno vivo (el bios), gracias al desarrollo de
la ciencia y la tecnología, de manera que no se ponga en riesgo la supervivencia misma
de la humanidad. Conforme avanza la ciencia y el conocimiento se socializa, las
sociedades van adoptando acuerdos sobre el carácter ético de determinadas prácticas,
teniendo muy en claro que el desarrollo del conocimiento ha de tener como guía
principal el beneficio de la humanidad y el respeto a la dignidad de los individuos.
Pero sea cual sea la perspectiva que se adopte, en cualquier caso la bioética
tendrá siempre como tema a la dignidad humana, ya sea porque haga referencia a
situaciones en las que la misma pueda ser afectada mayormente en términos de derechos
humanos. Sin embargo existen grandes promesas de beneficios para la humanidad, pero
que en muchas ocasiones ocultan prácticas en sí mismas contrarias a la ética médica y
que pudieran constituir verdaderos atentados a la dignidad humana.
Según Kieffer (1983), el comportamiento ético propio del ser humano tiene una
base genética. El afirma que: “El comportamiento ético ha contribuido ampliamente a la
supervivencia de la especie… En la mayoría, si no en todas las sociedades humanas, es
correcto y bueno el ser honesto, generoso, amable y valiente. La vida humana,
incluyendo la de extraños es sagrada —excepto en la guerra—. Hay que conservar la
vida. Por el contrario, es malo hurtar, robar, hacer daño o matar… La sociedad no
habría sobrevivido probablemente sin la observancia de estos valores… Para la
supervivencia de la especie es necesario el respeto a la vida”.
Una perspectiva de la dignidad así, sin una determinación clara, sin vocación de
valor absoluto o al menos definido es sumamente peligrosa, pues deja al concepto vacío
de contenido y difícilmente defendible o sostenible ante los posibles ataques, e incluso
hace sumamente difícil la construcción de un marco institucional para tutelarla; además
de que permite el uso del concepto dignidad de manera ambigua, para argumentar en
defensa, por ejemplo, tanto de la legalización como de la prohibición de determinadas
situaciones que son objeto de profundo debate social, como la eutanasia o el aborto, por
lo que consideramos que sólo con un concepto claro y preciso de dignidad es posible
construir los medios para su defensa y desarrollo en la convivencia social, pues en un
aspecto tan relevante no basta confiar en el sentido común o la intuición.
Casas, M. (2012). Genoma y dignidad humana. Cirujano General, vol. 34: 155-158.
Fromm, E. (1978). ¿Tener o ser? (Carlos Valdés, trad.). D. F., México: Fondo de
Cultura Económica.
_____. (2016). El arte de amar (Noemí Rosenblatt y Bernardo Moreno, trads.). Lima,
Perú: Editorial Planeta Perú S. A.
Watson, J., y Berry, A. (2003). DNA. The secret of life. Nueva York, Alfred A. Knopf,
p. 95.