Vous êtes sur la page 1sur 3

REMEDIOS SANCHEZ SANCHEZ

Remedios Sánchez se separó de su marido por problemas derivados de su afición al juego. Su


última pareja sentimental, un taxista, también la dejó por las mismas razones. La Reme, como
solían llamarla, de 50 años y natural de San Cristovo de Dormeá, se negó a declarar ante los Mossos
d’Esquadra y el titular del Juzgado de Instrucción número 16 de Barcelona, pero los indicios
recabados por los investigadores permitieron acusarla y el juez decretó su prisión provisional en
julio de 2006.

Las investigaciones practicadas permitieron determinar que Remedios Sánchez, que trabajaba como
cocinera en un bar de la calle Balmes situado en las proximidades de una comisaría de Policía,
seguía siempre el mismo patrón: ganaba la confianza de sus víctimas, todas mujeres de edad
avanzada, en las plazas, iglesias y mercados.

Logrado este objetivo, y una vez conseguía entrar en sus casas, aprovechaba para robarles dinero y
joyas, varias de las cuales fueron encontradas en su domicilio. Esta gallega golpeaba y estrangulaba
a sus víctimas con lo que encontraba (trapos o toallas) y en ocasiones abandonó sus casas creyendo
que estaban muertas, por lo que algunas sobrevivieron a sus ataques.

Remedios Sánchez solo rompió su mutismo a través del escrito de su defensa, en el que aseguraba
que la autora material de los crímenes era una mujer llamada Mari (el mismo nombre con el que se
presentó a algunas de sus víctimas), a quien realquiló una habitación de su ático, situado en el barrio
barcelonés de Sant Andreu, alquiler que, según su versión, le pagaba con joyas.

El 10 de junio de 2006, y según el escrito de la Fiscalía, Remedios Sánchez asesinó a Josefa C.V.,
de 83 años, en su domicilio de la Vía Julia, a quien había conocido en casa de ésta pocos días antes.
Ya en la vivienda, Remedios cogió un cuchillo e intentó apuñalar a la anciana que, por las heridas
que presentaba en los brazos, intentó defenderse.
Remdios, más joven y “con una fortaleza física importante”, redujo con facilidad a su víctima, le
puso un tapete alrededor del cuello y la estranguló mientras le tapaba las vías respiratorias
empujándole la cabeza contra el sillón con tanta fuerza que le rompió la nariz. Después de matarla,
le robó joyas y dinero como hizo en el resto de casos.

Ocho días después, entró detrás de Rosa R.C., de 80 años, en el edificio en el que vivía y le contó
que era la novia de un vecino y le pidió referencias sobre su supuesta pareja. Cuando se ganó su
confianza, le pidió una tirita y al entrar en su vivienda, empezó a darle puñetazos y patadas y la
estranguló hasta que perdió el sentido.

El 21 de junio, subió en el ascensor con Rosario M.M., de 87 años, y cuando ésta abrió la puerta de
su casa, la cogió por el pelo, la empujó dentro del domicilio y empezó a pegarla. Durante la
agresión, la acusada fue al baño a curarse una quemadura que tenía en el brazo, un instante que la
víctima aprovechó para intentar escapar, aunque la procesada la alcanzó, la golpeó de nuevo y la
estranguló hasta que perdió el conocimiento.

Tres días más tarde, entró en el inmueble de Pilar S., de 83 años, y, haciéndose pasar por una
vecina, le explicó que se había producido un escape de gas y que su piso era el único que no habían
revisado, por lo que la anciana la dejó entrar. Una vez dentro, le pidió ir al servicio del que salió con
una toalla con la que estranguló a la anciana hasta que ésta se desvaneció.

Al día siguiente, se puso a hablar con Alicia L·L., de 70 años, y le pidió un poco de agua. La
anciana abrió la puerta y Remedios se escondió hasta que la mujer regresara para abalanzarse sobre
ella e intentar estrangularla, pero se vio sorprendida por el marido de la víctima y huyó.

El segundo asesinato tuvo lugar el 28 de junio, atacó a Adelaida G.C., de 96 años, en su casa de la
calle Villarroel. Supuestamente la golpeó de forma reiterada para anular sus escasas fuerzas y
después la estranguló con una toalla. Tras cometer el crimen, Remedios Sánchez se apoderó de unos
pendientes y de unos 1.200 euros en efectivo y se marchó a un local de juegos recreativos.

El tercer asesinato que se le imputó tuvo lugar el 1 de julio, cuando, tras ganarse la confianza de
María S.R., de 76 años, la estranguló valiéndose de un trapo y una toalla en su casa de la calle
Muntaner. De allí se llevó joyas, 500 euros, monedas antiguas y libretas bancarias de las que no
consiguió sacar dinero.

El 3 de julio, Montserrat F., de 85 años, dejó entrar en su casa a la procesada, quien le dijo que
llevaba un paquete para una vecina y que la intentó estrangular con un paño de cocina. Tras robar
joyas y dinero, Remedios se fue a jugar a un bingo cercano.

Una tarde, en la plaza 11 de Septiembre, la procesada se acercó a Isabel M.H., de 79 años, y


empezaron a hablar de su trabajo como cocinera en un bar de la calle Balmes –cercano a una
comisaría de Policía– y de la herida que se había hecho. Aprovechando la distracción, Remedios le
robó un monedero con cinco euros, una estampa religiosa y un carné de la Asociación Virgen de
Fátima.

Remedios Sánchez, la asesina de ancianas de Barcelona, guardaba en diversas dependencias de su


domicilio particular más de 250 joyas de todo tipo y enseres de valor que supuestamente había
sustraído a sus víctimas.

El informe elaborado por los Mossos d’Esquadra describía al detalle el resultado de la entrada y
registro realizado en el domicilio de Remedios Sánchez. En todas las habitaciones, la policía
autonómica encontró algún objeto de valor, bien fuera esparcido encima de una mesa, como ocurrió
en el comedor de la vivienda, o en la encimera, donde en el momento del registro se encontró un
anillo y tres juegos de pendientes.

En la cocina se encontraron un total de seis cajas con joyas. En ellas se guardaban media docena de
relojes, en un caso, pendientes e imperdibles de oro en otro, o bien anillos, pulseras, cadenas,
brillantes o agujas doradas de corbata. En la misma cocina la policía también encontró tres libretas
bancarias y dos tarjetas de crédito de Maria S., una de las mujeres asesinadas por Remedios
Sánchez.

También en el baño había una decena de joyas variadas, aunque la inmensa mayoría del botín se
halló en un mueble que estaba en la habitación de matrimonio. En uno de los cajones aparecieron 22
monedas antiguas, en otro una bolsa de plástico con 12 joyas, otra caja de cartón guardaba seis
joyas más y en un monedero de piel se halló un llavero con el número 50. Probablemente fuera un
recuerdo de un aniversario de bodas de Jordi y Sònia, cuyos nombres aparecían en el reverso con
una fecha del año 1997.

En ese mismo mueble se descubrieron también dos monederos, uno de ellos con 41 joyas, así como
una caja metálica de galletas con 17 joyas. Y 21 monedas, billetes antiguos, agujas de oro y
collares. En el atestado de los Mossos figuraba la identidad de dos personas que afirmaban haber
comprado joyas a Remedios Sánchez, aunque ésta se identificaba con otro nombre.

Finalmente la Audiencia de Barcelona condenó a 144 años, cinco meses y 29 días de prisión a la
mujer que asesinó y robó a tres ancianas e intentó matar a otras cuatro en Barcelona entre junio y
julio de 2006. También deberá indemnizar a los familiares de las fallecidas y las víctimas que
sobrevivieron con 442.130 euros.

Vous aimerez peut-être aussi