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Cédula 1.2. Aristóteles.

Teoría de la justicia
Cristóbal Ramos

Buenas tardes profesores,


con la venia del señor presidente de la comisión, procederé a exponer mi cédula,
correspondiente a la número 1.2 de Filosofía Moral, particularmente sobre Aristóteles.
Aristóteles fue un pensador clásico que supo conservar y superar la tradición
filosófica que se desarrolló en la Grecia clásica. Aunque nació en Estagira, parte
importante de su vida la hizo en Atenas, donde fundó el Liceo y produjo una vasta obra
que influencia de manera importante nuestras ideas hasta el día de hoy. A lo largo de esta
exposición explicaré cómo parte de sus consideraciones acerca de la justicia aún gozan
de actualidad. Mostraré cómo la reformulación de algunas ideas de Aristóteles acerca de
la justicia distributiva puede ayudarnos a repensar los fundamentos del derecho privado.
Antes de ello, describiré algunas características fundamentales de la ética aristotélica, con
especial énfasis en la idea de justicia distributiva para luego ahondar en la relación entre
justicia distributiva y derecho privado.
La primera característica de la ética de Aristóteles es que presupone la existencia
de la sociedad como un hecho natural1. Esta característica es importante porque la
existencia de una sociedad constituye una premisa para la acción. Esto se relaciona con
dos cuestiones que siempre debemos tener presentes: que el hombre es un animal político
y que la felicidad es un fin común del hombre y de la polis.
Una segunda característica de la propuesta ética del estagirita es que está centrada
en las virtudes. Por virtudes entendemos los bienes que permiten acceder a la mejor
felicidad y que se definen como “las disposiciones del alma más excelentes, conformes
con la recta razón y cuya actividad se caracteriza por tender al justo medio”2.
La tercera característica es que dentro del esquema de las virtudes presentado
por Aristóteles, la justicia ocupa un lugar fundamental. Podemos entender a la
justicia como la virtud ética3 que nos predispone a ejecutar actos justos. En este sentido

1 No quiero decir “comunidad”, sólo para prevenir.


2 Por justo medio se entiende la igual distancia entre dos vicios, un exceso y un defecto.
3 Aristóteles clasificó a las virtudes distinguiendo entre éticas y dianoéticas. Virtudes éticas son
aquellas que se adquieren por medio de la costumbre, como la valentía, la liberalidad o el tacto;
por su parte, las virtudes dianoéticas son aquellas que se adquieren por medio de la enseñanza,
se ha señalado que es la más social de las virtudes, porque sólo nos hacemos justos
obrando justamente y porque nos exige una preocupación especial por los demás. La
justicia, según Aristóteles, además comprende dos significados que están
interrelacionados: es una virtud universal o total, cuando se aplica a la comunidad entera
o a la suma de las virtudes en el individuo y es una virtud particular o parcial, cuando
regula las reglas de trato e intercambios.
Entre los tipos de justicia Aristóteles diferenció dos ámbitos de la justicia como
virtud parcial o particular: la justicia correctiva y la justicia distributiva. La justicia
correctiva dice relación con la rectificación de pérdidas injustas, ya sea cuando existe
convención o contrato o en el caso de que no lo hay; la segunda tiene que ver con la
distribución de los honores, de los dineros o de cualquier cosa compartida con los
demás.
A partir de la anterior distinción se ha señalado, con cierta razón, que la justicia
correctiva se identifica con el derecho privado y la justicia distributiva con el derecho
público. Ahora bien, resulta también adecuado señalar que la justicia distributiva ocupa
un lugar importante en los fundamentos del derecho privado, en un área tan importante
como en la responsabilidad extracontractual.
En esta línea, y sin perjuicio de las múltiples manifestaciones de la justicia correctiva
que hallamos en el Código Civil (como por ejemplo la regulación del contrato de
compraventa, los casos de lesión y la obligación de reparar todo daño producido por
delito o cuasidelito), teniendo como base las ideas de Aristóteles, podemos señalar que la
justicia distributiva está presente en el derecho privado por las razones que siguen:
Resulta justo reparar el daño que una persona produce a otra por delito o
cuasidelito, porque así aseguramos la estabilidad de la comunidad. Aristóteles señala que,
aunque es natural y razonable que existan ricos y pobres en una cualquier sociedad, la
riqueza de los ricos no puede ser tan excesiva, porque puede convertir a una polis de
ciudadanos en una polis de esclavos. De ahí que se hace necesaria la justicia distributiva

como la ciencia, la técnica o la prudencia. (No me olvido de la distinción, pero la pasaré rápido
porque quiero llegar al quid del asunto rápido)
para dar a cada uno lo que se merece, como por ejemplo, salud y educación, y por ello es
necesario imponer obligaciones como la de cotizar para el seguro social o para la salud.
Estas instituciones ayudan a reparar el daño que proviene, por ejemplo, de los accidentes,
los cuales pueden llegar a profundizar, incluso sin culpa, la pobreza de los peor situados.
En este orden de ideas, la falta de instituciones basadas en la justicia distributiva en el
largo tiempo puede resultar severamente costosa.
Adicionalmente, desde Aristóteles podemos comprender que las reglas que
condenan al pago de una suma dinero en razón de delitos o cuasidelitos civiles se
justifican porque apuntan a producir resultados justos. Así, a través del establecimiento
de estándares de conducta que se definen en la ley, se definen “cosas compartidas con
los demás” (siguiendo a Aristóteles), como los derechos y deberes de indemnidad que
obligan a las personas sin que haya contrato mediante. Por deberes de indemnidad uno
puede entender los derechos a exigir que no se infrinja daño en las relaciones
interpersonales. En este sentido podemos consensuar en que la justicia distributiva sí
juega un rol en materia extracontractual.
Finalmente y para concluir, cabe señalar que, sin perjuicio de la preeminencia de las
normas de derecho privado basadas en la justicia correctiva, las reglas inspiradas en la
justicia distributiva son fundamentales porque ayudan a mantener la unidad de la polis, o
en nuestro caso de la unidad de la República, la cual también por definición es una cosa
compartida con los demás.

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