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Las personas con discapacidad forman parte de los estratos más invisibilidades y excluidos de
la población. Son víctimas frecuentes de múltiples y agravadas formas de discriminación que
les impiden ejercer plenamente libertades y derechos básicos, como la igualdad ante la ley, la
libertad de tránsito, el derecho al sufragio, a la educación, a la salud, entre otros.
Se considera persona con discapacidad a aquella con deficiencias físicas, sensoriales, mentales
o intelectuales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, pueden impedir su
participación plena y efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones con las demás.
En este sentido, es necesario defender y promover el ejercicio de los derechos de las personas
con discapacidad desde un enfoque de derechos humanos, incidiendo en el desarrollo e
implementación de políticas públicas inclusivas para alcanzar su participación plena en
igualdad de oportunidades.
En el Perú, el antecedente más remoto de medidas que promueven el empleo de las personas
con discapacidad es el Decreto Ley 24560 del 11 de Julio de 1963 promulgado durante el
gobierno de la Junta Militar presidida por el General Nicolás Lindley. Dicho instrumento legal
disponía que las reparticiones estatales y entidades paraestatales tuvieran que proporcionar
ocupación remunerada en las vacantes que se produzcan a los lisiados recuperados e
invidentes capacitados que acrediten certificados oficiales de competencia, en aquellas labores
que estén en aptitud de desempeñar. Dicha norma tenia como propósito explícito vincular los
sistemas de rehabilitación existentes en aquel entonces como el Instituto Nacional del Ciego,
las escuelas especializadas para invidentes y los centros de rehabilitación de lisiados, con el
mercado laboral a través del empleo en el sector público. Asimismo, el estado peruano se
comprometía a crear centros de producción industrial con el fin de dar ocupación permanente
y remunerada a los egresados de los centros mencionados. Ciertamente la norma mencionada
tenía severa limitaciones.
En primer lugar dicho instrumento legal manejaba una concepción muy limitada respecto a la
naturaleza de la discapacidad al conceder mayor jerarquía a un sub - conjunto muy reducido
de estas (la discapacidad física y una clase de discapacidad sensorial).
En segundo lugar, la norma sólo favorecía a los egresados de los centros de rehabilitación que
pudieran acreditarlo, los cuales, como es razonable suponer, constituían una proporción muy
reducida de la población con discapacidad de aquel entonces, ello en razón de lo costoso de
los servicios de rehabilitación y por la limitada cobertura geográfica de los mismos.
Así, las personas con discapacidad de escasos recursos (sin duda la gran mayoría) quedaban en
la práctica excluidas de los beneficios de esta norma. A pesar de las limitaciones señaladas, es
menester reconocer que la importancia de dicho instrumento radica fundamentalmente en
que resulta ser el primer esfuerzo implementado desde el estado a fin de resolver la aguda
problemática de exclusión laboral de las personas con discapacidad37. Lamentablemente, no
hemos podido localizar información respecto a los resultados de dicha medida por lo cual no
es posible realizar una evaluación de su impacto.
El Instituto Nacional de Estadística e Informática – INEI estima que el 5.2% de la población
peruana presenta alguna discapacidad (Primera Encuesta Nacional Especializada sobre
Discapacidad 2012).
La Ley N° 29973, Ley General de Personas con Discapacidad, y su Reglamento, constituyen las
normas nacionales más importantes dentro de aquellas que buscan promover los derechos de
las personas con discapacidad en el Perú, regulando las obligaciones del Estado en materia de
salud, rehabilitación, accesibilidad, educación, deporte, trabajo, empleo y protección social.
Las personas con discapacidad, sin importar su condición, tienen los mismos derechos que el
resto de la población, incluido el derecho a su capacidad jurídica, al voto, a contraer
matrimonio, a fundar una familia, a vivir de forma independiente y ser incluido en la
comunidad, a su libertad, a no ser discriminado en razón de su discapacidad, a ajustes
razonables, entre otros.
Las entidades públicas y privadas que brinden servicios de atención al público deben proveer
de manera gratuita el servicio de intérprete o guía intérprete.
Ninguna institución educativa pública o privada puede negar el acceso o permanencia de una
persona por motivos de discapacidad.
Las entidades públicas están obligadas a contratar personas con discapacidad en una
proporción no inferior al 5% de la totalidad de su personal, y los empleadores privados con
más de cincuenta trabajadores en una proporción no inferior al 3%
Las personas con discapacidad severa que se encuentren en situación de pobreza bajo los
criterios del Sistema de Focalización de Hogares (Sisfoh) y que no tengan un ingreso o pensión
recibirán una Pensión No Contributiva a cargo del Estado.
Las universidades públicas y privadas deben reservar el 5% de sus vacantes para personas con
discapacidad.
De acuerdo con un informe de la Defensoría del Pueblo, lo cual fue confirmado con opiniones
recogidas de entrevistas a personas con discapacidad realizadas en el marco de este estudio,
se han encontrado las siguientes limitaciones en el proceso de expedición y uso del certificado:
c) Los costos del certificado pueden llegar a ser prohibitivos, pues no solamente se debe
considerar el costo directo (entre 5 y 40 nuevos soles), sino que debe considerarse también el
costo de los exámenes médicos asociados, los cuales varían de acuerdo con el tipo de
discapacidad.
Las políticas para las personas con discapacidad vigentes se hallan contenidas en la Ley Nº
27050 y su modificatoria - Ley Nº 28164, y se encuentran desarrolladas con algún nivel de
detalle en el respectivo reglamento.
En lo que se refiere al tema de nuestro interés, la ley dedica dos de sus capítulos (“Capitulo VII:
De la Promoción y el Empleo” y “Capitulo VIII: De las Empresas Promocionales”) a la promoción
laboral de las personas con discapacidad, en los cuales incorpora una versión revisada de
medidas que, en alguna medida, ya habían sido contempladas en instrumentos normativos
anteriores, sobre todo en la Ley Nº 24759 promulgada durante el gobierno aprista. A fin de
evaluar adecuadamente las políticas que promueven la inclusión laboral de las personas con
discapacidad es necesario establecer algunos criterios básicos de clasificación. Aquí vamos a
seguir la propuesta de Hills (2002), quien sugiere que es posible clasificar las políticas para las
personas con discapacidad en un marco dinámico de la forma siguiente:
• Políticas de prevención: diseñadas con el fin de reducir los riesgos de que una persona caiga
en un estado no deseable.
• Políticas de Promoción: dirigidas a incrementar las oportunidades de una persona para salir
de un estado no deseable.
• Políticas de Propulsión: diseñadas con el propósito de reforzar los beneficios de salida así
como evitar el retorno a un estado no deseado. En los apartados que siguen discutiremos, con
algún nivel de detalle, la efectividad de las políticas que promueven la inserción laboral de las
personas con discapacidad.
Iniciativas de inclusión laboral desde las organizaciones de las personas con discapacidad y
de la sociedad civil.
Son diversas las organizaciones de personas con discapacidad (OPCD) que existen en nuestro
país, muchas de las cuales están constituidas formalmente, mientras que un significativo
número de estas aún se encuentran en proceso de formalización o son simplemente
informales. En la actualidad CONADIS mantiene un registro de las organizaciones existentes en
todo el país, habiendo un total de 141 entidades registradas en su base de datos, de las cuales
la gran mayoría se hallan ubicadas en Lima96. De estas organizaciones, son muy pocas las
OPCD que tratan directamente la temática laboral. En el marco de este estudio, se pretendió
originalmente aproximarnos a las organizaciones que en la ciudad capital abordaban de alguna
forma la dimensión laboral de la promoción del desarrollo de las personas con discapacidad, y
fue grande nuestra sorpresa cuando nos percatamos que muchas de las organizaciones
registradas en la mencionada base de datos simplemente no existían o no se daba razón
alguna acerca de su existencia en las direcciones o números telefónicos que figuraban en la
misma. La explicación de fondo es que en realidad son muy pocas las OPCD que pueden
considerarse como tales. A nuestro entender ello no es más que un reflejo de la enorme
debilidad institucional y organizacional que padece este grupo humano, lo cual también nos
permite explicar -por lo menos en parte- el porqué de las agudas dificultades que el mismo
tiene para emprender acciones colectivas que permitan mejorar en algo sus condiciones de
acceso al empleo97. Existen, en contrapartida, organizaciones que son relativamente sólidas y
que vienen realizando un trabajo interesante en relación con el desarrollo del capital humano
y el fortalecimiento de las iniciativas productivas de las personas con discapacidad. En las
líneas que siguen discutiremos algunos de los hallazgos encontrados luego analizar algunas
experiencias particulares y conversar con dirigentes e integrantes de OPCD.
La realidad es que la capacidad tiene un impacto enorme, como podemos ver a continuación.
Estadísticas Demográficas:
2. De los 600 millones de personas que tienen una discapacidad, 43% viven con menos de $1
por día, resultando que en al menos uno de cada cinco de los más pobres de los pobres del
mundo tienen una capacidad (estos estimados no incluyen la pobreza de sus familias)
3. 70% de las personas con discapacidades vive en una economía en desarrollo o transición.
4. 87% de los niños discapacitados del mundo vive en una economía en desarrollo o transición.
5. Más del 25% de cualquier comunidad en un país que tiene como promedio una familia de 6
personas es directamente afectada por una discapacidad (Aun cuando solamente el 5% de la
población tiene una discapacidad). Tomando en cuenta el rol extendido de las familias, esto
significa que la mitad de la población tendrá una persona con una discapacidad dentro de su
familia extendida.
6. De acuerdo con el pronóstico del crecimiento de la población para los próximos 30 años, la
instancia de discapacidad va a incrementar arriba del 120% en el Sur y más de 40% en el Norte.
7. La mortalidad de los niños con discapacidades puede ser tan alta como 80% en países donde
la mortalidad de menores de 5 años ha bajado a menos del 20%. En algunos casos parece
haber un proceso de ‘quita la mala hierba’ donde las vidas de los infantes con discapacidades
son severamente subvaloradas.
Estadísticas Sociales
2. Niños con discapacidades atienden a la escuela de manera más frecuente que las niñas.
4. Un reporte reciente para el ILO nota que aproximadamente 80% de las personas con
discapacidades son desempleadas.
Las necesidades de las personas, sean cuales sean sus características personales son
interactivas, lo que implica tanto al sujeto como al entorno y, en especial, a la interacción
entre ambos. Los problemas no provienen únicamente de los sujetos y de sus características.
La discapacidad implica una limitación, como estado secundario a un trastorno funcional o una
lesión. Pero siempre las dificultades, se definen, se sitúan, se concretan en la interacción
individuo-medio. La discapacidad es una condición relacional, un producto en el cual una
limitación funcional, en cualquier área delo funcionamiento humano, queda sancionada por la
sociedad, como una desviación de escaso valor social. Para que una sociedad sancione una
discapacidad a una limitación funcional, ésta tiene que ser minoritaria y presentarse en un
área valorada dentro de cultura donde el individuo viva. Por consiguiente, en la determinación
de la discapacidad, no solamente debemos considerar las necesidades médicas o educativas
especiales de estas personas, sino el conjunto de elementos sociales que condicionan su
calidad de vida. La discapacidad se plantea, en este sentido, como una cuestión social que
compromete a toda la sociedad.
Más de 650 millones de personas de todo el mundo viven con algún tipo de discapacidad. En
todos los países y en todas las regiones del mundo, las personas con discapacidad son a
menudo marginadas de la sociedad y se les priva del acceso a algunas de las experiencias más
esenciales de la vida. Estas personas tienen pocas esperanzas de acceder a la educación,
obtener un trabajo, tener su propio hogar, fundar una familia y criar a sus hijos, desarrollarse
socialmente o votar en procesos electorales. Las personas con discapacidad representan la
minoría más numerosa y desfavorecida del mundo. De acuerdo con el Manual de la ONU
titulado “De la exclusión a la igualdad: hacia el pleno ejercicio de los derechos de las personas
con discapacidad”, las cifras son alarmantes: el 20 por ciento de las personas más pobres
tienen alguna discapacidad, el 98 por ciento de los niños con discapacidad de los países en
desarrollo no asisten a la escuela, cerca de un tercio de los niños desamparados tienen alguna
forma de discapacidad, y el índice de alfabetismo de los adultos con discapacidad es tan sólo
del 3 por ciento, y del 1 por ciento en el caso de las mujeres con discapacidad en algunos
países.
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad es la respuesta que ha
dado la Comunidad Internacional al largo historial de discriminación, exclusión y
deshumanización de las personas con discapacidad. Un número sin precedentes de países han
firmado la Convención y su Protocolo, los cuales fueron adoptados el 13 de diciembre de 2006
y entraron en vigor en mayo de 2008.
Apoyar al Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en su calidad
de órgano independiente que tiene el mandato de supervisar la aplicación de la
Convención.
Instar y apoyar plenamente al sistema de derechos humanos para que éste incorpore
en su labor los derechos de las personas con discapacidad con arreglo a la Convención.
Fomentar la coordinación de acciones de los mecanismos de las Naciones Unidas como
forma de apoyar la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.