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un trozo de pan
Un poco de agua y un trozo de pan
Autor: José Luis García
(Escuchamos el sonido de una flauta y al poco rato vemos al Flautista que entra
seguido por una multitud de ratones. De esta manera entran y salen de escena en
varias ocasiones. Después de una de estas salidas, cesa el sonido de la flauta y al
poco entra el Flautista, solo).
FLAUTISTA.-
(Que llama).
-¡Señor Alcalde!, -¡el trabajo está terminado!
(Entra el Alcalde).
ALCALDE.-
-¿Es cierto lo que dices?
FLAUTISTA.-
Compruébelo si quiere. No queda ni un ratón.
(Entran Hombre y Mujer).
HOMBRE.-
No hay ni un ratón en la ciudad.
MUJER.-
Todo está tranquilo y la gente es feliz.
FLAUTISTA.-
Puedo cobrar entonces los 50.000 florines.
ALCALDE.-
-¿50.000 florines?, -¡eso es una barbaridad!
FLAUTISTA.-
Fue lo que usted me prometió.
ALCALDE.-
Es demasiado dinero para una pequeña ciudad como ésta.
FLAUTISTA.-
De acuerdo. Dejémoslo en los 1.000 florines que le pedí.
ALCALDE.-
-¡Eso es una barbaridad!, -¡mil florines! Ve mañana al ayuntamiento y te pagaremos
50 florines. Esa es la cantidad justa.
FLAUTISTA.-
(Enfadado).
Alcalde, te arrepentirás de haber faltado a tu promesa.
(Sale).
MUJER.-
El Flautista tiene razón.
HOMBRE.-
Debemos ser honestos con él.
ALCALDE.-
Ya os dije que no entendéis de política. Gracias a mi gestión, nos hemos ahorrado
50.000 florines.
(Sale).
MUJER.-
Te dije que esto acabaría mal.
HOMBRE.-
No sé. Mañana será otro día.
MUJER.-
Ya, pero falta saber si ese día será bueno o malo.
(Salen ambos).
(Escuchamos una vez más el sonido de la flauta y entra el Flautista seguido por un
grupo de niños y niñas. Entran y salen en varias ocasiones. Es en una de estas
entradas cuando uno por uno, los niños se convierten en ratones, hasta que la
escena queda llena de los roedores y no vemos ni a uno solo de los niños. Sale el
Flautista).
HOMBRE.-
(Que entra).
-¡La ciudad vuelve a estar llena de ratones!
MUJER.-
(Que entra).
-¡Todos los niños de la ciudad han desaparecido!
ALCALDE.-
(Que entra).
-¿Qué sucede?
MUJER.-
La culpa es suya. Por haber roto su palabra con el Flautista, que ha convertido en
ratones a todos los niños.
(Entra el Flautista).
ALCALDE.-
Te pagaremos los 50.000 florines si nos devuelves a los niños.
FLAUTISTA.-
No quiero el dinero.
HOMBRE.-
-¿Qué es lo que quieres?
FLAUTISTA.-
Que elijáis a un hombre honesto como Alcalde.
ALCALDE.-
-¡Eso es una barbaridad!, -¡no es democrático!
FLAUTISTA.-
Sólo un Alcalde honesto devolverá a los niños.
(Sale).
(Entran varios Hombres y Mujeres).
UNOS.-
-¡Debemos elegir a otro Alcalde!
OTROS.-
-¡Las promesas se hacen para cumplirlas!
HOMBRE.-
(Que señala a la Mujer).
Propongo que ella sea nuestra Alcaldesa.
ALCALDE.-
Una mujer nunca ha sido Alcalde.
UNOS.-
No será Alcalde, sino Alcaldesa.
OTROS.-
Votemos por ella.
TODOS.-
-¡Viva la nueva Alcaldesa!
MUJER.-
Vayamos a hablar con el Flautista.
(Salen todos menos el antiguo Alcalde).
EXALCALDE.-
Son unos bárbaros que nada saben de política.
(Un grupo de ratones entra. El Alcalde huye. Así, entradas y salidas del Alcalde
perseguido por los ratones).
(La escena queda vacía, ocupada tan sólo por las casas de Hamelín. Escuchamos
una melodía interpretada por una flauta. Entra un niño, luego una niña, luego otro,
y otra, y así hasta que tenemos un nutrido grupo de infantes en escena).
TODOS LOS NIÑOS.-
-¡Hemos vuelto!, -¡queremos comer!, -¡queremos queso!
(Salen todos con gran algarabía).
(Entra el Hombre).
HOMBRE.-
Esta es la verdadera historia del Flautista de Hamelín, que al final no quiso cobrar
nada por haber devuelto la felicidad a la ciudad, sino que en Hamelín vivió para
siempre, enseñando música a todos los que lo desearon.
(Hombre coge una flauta del suelo y comienza a tocar una alegre melodía. Y de
esta manera sale de escena).
FIN
Quien no te conozca, que te compre
Autor de esta adaptación: José Luis García
Fin
La Caja Mágica o El Misterio de lo Pequeñito
Autora: Isabel Tapiador
(Entra en escena un pan, es nuestro narrador, con sus brazos y manos para
explicarse mejor, lleva puesta una bufanda, barra u hogaza lo dejo a vuestra
elección)
PAN.-
-¡Brrr! Parece que hace frío aquí. Claro, está uno en el horno, tan calentito y de
repente -¡hala, al mundo!
(Ve al público)
-¡Hola, hola, bienvenidos! A ver si entre todos entramos en calor…-¡Brrr!
Entre tanto, os voy a contar una historia, la historia de La Caja Mágica, también
conocida como El Misterio de lo Pequeñito.
Yo conozco esta historia por mi miga, que también es mi amiga, pero sobre todo,
es mi miga.
(Dice esto con mucho sentimiento, mano en pecho)
Bueno, ya lo veréis, ya lo veréis, voy a empezar por el principio:
Todo comienza una fría tarde de invierno. Miguelito está en casa, un poco
aburrido…
FIDEO.-
-¡Basta, basta, déjalo ya!
(Para la música)
Me tienes mareado.
(Fideo se dobla y tambalea constantemente, no puede evitarlo)
BOTÓN.-
Fideo, eres un blando.
FIDEO.-
Es que me cocieron demasiado, -¡con lo derechito que estaba yo!
RANTAM/PLAN.-
(Off)
-¡Cuidado!
(Cae en escena Miguelito, dando tumbos, choca contra Botón, que casi aplasta a
Fideo)
BOTÓN.-
-¡Caramba, chico!
FIDEO.-
-¡Cuidado, por favor!
MIGUELITO.-
-¡Ay, qué batacazo!
(Vemos en una esquina a Rantam y Plan)
RANTAM.-
-¡Perdona, chico!
PLAN.-
-¡Las corrientes de aire entre mundos son tremendas!
RANTAM.-
-¡Tremendas!
RANTAM/PLAN.-
-¡Rantamplán!
(Desaparecen)
MIGUELITO.-
(Mirando a Botón y Fideo)
-¡Hala, sois, sois…!
BOTÓN.-
Sí, éste es un fideo blandurri.
FIDEO.-
Encantado.
BOTÓN.-
Y yo, un bonito botón.
MIGUELITO.-
-¡Vaya!
FIDEO.-
-¡Vaya, has venido del mundo de lo grande!
MIGUELITO.-
-¡Sí, cómo mola!
BOTÓN.-
Eso es que tiene mucha imaginación.
FIDEO.-
Y que sabe utilizarla.
BOTÓN.-
-¡Ya lo creo que sí!
MIGUELITO.-
-¡Je, je, cómo mola, cómo mola!
VOZ.-
-¡Oh, tú que vienes de lo grande, ayúdame!
MIGUELITO.-
-¿Quién ha dicho eso?
(Entra en escena una forma aplastada, irregular, un tanto “espeluchada”, sus ojos
son dos rayitas negras, se desplaza como puede)
MIGA.-
-¿A ti qué te parece? -¡Mira qué pinta que tengo! -¡Ay!
MIGUELITO.-
-¿Quién eres tú?
FIDEO.-
Es miga.
BOTÓN.-
Sí, nuestra amiga miga.
MIGUELITO.-
-¡Una miga de pan!
MIGA.-
-¡Ay!
FIDEO.-
Se quedó dormida.
BOTÓN.-
No se apartó a tiempo.
FIDEO.-
Y alguien de tu mundo, -¡zas!
BOTÓN/FIDEO.-
-¡La aplastó, ay!
MIGA.-
-¡Oh, tú que vienes de lo grande, ayúdame!
MIGUELITO.-
-¡Sé lo que hay que hacer! -¡Vaya, sé lo que hay que hacer! -¿Por qué lo sé?
BOTÓN.-
Porque vienes del mundo de lo grande para salvar a Miga.
FIDEO.-
Es tu misión, sólo tú lo puedes hacer.
MIGUELITO.-
-¡Yupiii!
MIGA.-
-¡Ay!
MIGUELITO.-
Tranquila amiga Miga, te voy a salvar.
MIGA.-
-¡Oh, tú que vienes de lo grande…
BOTÓN/FIDEO.-
(Calmándola)
Sí, sí, Miga, ya está…
MIGA.-
-¡Oh!
MIGUELITO.-
Tenemos que darle calorcito, como si estuviera en un horno de pan.
BOTÓN/FIDEO.-
-¡Oooohhh!
MIGUELITO.-
Yo soplaré y frotaré, soplaré y frotaré para darle calorcito y vosotros me tenéis que
ayudar con -¡rantamplán, rantamplán!
FIDEO.-
-¡Oh, eso podemos hacerlo!
BOTÓN.-
-¡Claro que podemos, blandurri!
(Le da un pequeño empujón, con lo que Fideo se tambalea y marea)
MIGUELITO.-
-¡Vamos allá!
BOTÓN/FIDEO.-
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.
(Mientras dicen ésto, Miguelito sopla y frota a la miga de pan por todos lados)
MIGA.-
-¡Uy, qué cosquillitas!
MIGUELITO.-
-¡Otra vez, otra vez!
BOTÓN/FIDEO.-
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.
MIGA.-
-¡Uy, qué calorcito!
MIGUELITO.-
-¡Otra vez, otra vez!
BOTÓN/FIDEO.-
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.
FIN