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Guiones para títeres: Un poco de agua y

un trozo de pan
Un poco de agua y un trozo de pan
Autor: José Luis García

(Vemos tres casas. De derecha a izquierda: una de ladrillo, otra de madera y la


última de paja).
(Por la derecha de la escena entra Andrés. Sus ropas están destrozadas y sucias, y
su pelo enmarañado. Arrastra un viejo saco, manchado de tierra).
(Andrés camina con dificultad, y con paso lento y dando traspiés se acerca hasta la
puerta de la casa de ladrillo).
HOMBRE 1.-
(Que abre la puerta y asoma desde la casa de ladrillo).
-¿Qué quieres?
ANDRÉS.-
Por favor, dame un poco de agua y un trozo de pan.
HOMBRE 1.-
Sigue tu camino y déjame en paz.
ANDRÉS.-
Puedo pagártelo.
HOMBRE 1.-
Tu dinero será tan sucio como tú. Vete de aquí.
(Cierra la puerta de su casa y dejamos de verlo).
(Andrés, con su andar cansado, se acerca hasta la puerta de la casa de madera.
Toca a la puerta).
HOMBRE 2.-
(Abre la puerta y asoma desde dentro de la casa).
Hueles muy mal. -¿Qué quieres, pordiosero?
ANDRÉS.-
Tengo hambre y sed.
HOMBRE 2.-
A mí me duele la espalda y no voy molestando a la gente con mi problema.
(Cierra la puerta y dejamos de verlo).
(Andrés, con un andar cada vez más lento y cansado, se acerca hasta la puerta de la
casa de paja).
ANDRÉS.-
Por favor, un poco de agua y un trozo de pan.
HOMBRE 3.-
(Que sale desde la casa de paja).
-¿Qué te sucede, buen hombre?
ANDRÉS.-
Estoy hambriento y sediento.
HOMBRE 3.-
Se nota que no pasas por una buena racha. No tengo mucho, pero compartiré
contigo mi comida y mi bebida.
ANDRÉS.-
Eres muy amable.
HOMBRE 3.-
Entra, amigo.
(3 ayuda a Andrés a entrar en su casa, y luego cierra la puerta).
(1 y 2 salen desde sus respectivas casas).
HOMBRE 1.-
Dios los cría y ellos se juntan.
HOMBRE 2.-
Además de pobretón y perezoso, está loco.
1.-
Ese pordiosero le robará lo poco que tiene.
2.-
Yo no pienso ayudarlo.
1.-
Tampoco yo. Quien ayuda al extraño…
2.-
”¦ No se recupera en un año.
1.-
Bien dicho. Buenas noches.
2.-
Mejor escuchado. Buenas noches.
(Cada uno entra en su casa y cierra su respectiva puerta).

(Escuchamos el canto de un gallo).


(Se abre la puerta de la casa de paja y salen por ella Andrés y 3. Andrés viste ahora
unas ropas modestas pero limpias. Está peinado y se le ve con mucho mejor
aspecto que cuando entró en la casa. Viene con su viejo saco).
ANDRÉS.-
Ahora puedo continuar mi camino. Me has salvado la vida.
3.-
Supongo que tú hubieras hecho lo mismo por mí.
ANDRÉS.-
Quiero agradecerte tu generosidad.
(Abre su saco y revuelve en él).
3.-
No te preocupes. Lo poco que tengas, te será más necesario a ti que a mí.
ANDRÉS.-
Te equivocas. Este pesado saco está lleno de oro. Lo traigo desde muy lejos. Me
perdí y llevaba días sin nada que comer ni beber. Estas tres casas son las primeras
que he encontrado en mucho tiempo.
3.-
Pensé que eras tan pobre o más que yo.
ANDRÉS.-
Eso pensaron tus vecinos.
(Saca del saco una gran piedra de oro).
3.-
No puedo aceptar este regalo. Vale más de lo que yo te he dado.
ANDRÉS.-
Poco te doy. Me has salvado la vida. -¿Hay algo más valioso?
(3 toma la piedra de oro, con emoción).
3.-
-¡Gracias!
ANDRÉS.-
Adiós. Volveremos a vernos. Adiós, amigo.
3.-
Adiós, amigo.
(Sale Andrés y 3 entra en su casa y cierra la puerta).
(1 y 2 salen de sus respectivas casas).
1.-
-¿Has visto?
2.-
Lo he visto y oído todo desde la ventana.
(3 sale desde su casa. Trae un pequeño saco, en el que suponemos que va la piedra
de oro).
1.-
Buenos días, vecino. Si algo necesitas, ya sabes dónde estamos.
2.-
Nuestra casa, es tu casa.
3.-
Adiós, vecinos.
(Sale).
1.-
-¿Te has dado cuenta?, ni nos ha saludado.
2.-
Ahora se creerá superior a nosotros.
1.-
Quién alto sube, desde arriba cae.
2.-
Bien dicho, vecino.
1.-
Mejor escuchado, vecino.
(Cada cual entra en su casa y cierra su puerta).
El flautista de Hamelín
Autor: José Luis García

(Estamos en la ciudad de Hamelín. Vemos sus casas. Entra un Hombre perseguido


por un grupo de ratones. Cruzan la escena y salen. Entra una Mujer perseguida por
los ratones y como antes sucediera, cruzan la escena y salen).
(Entra el Alcalde. Es un hombre gordo, elegantemente vestido y coronado por un
gran sombrero. Pasea).
(Entran el Hombre y la Mujer).
HOMBRE.-
Alcalde, debe hacer algo. La ciudad está llena de ratones.
ALCALDE.-
-¿Ratones?
(Mira a su alrededor).
Yo no veo ratones.
(Entra un ratón, luego dos más, tres en un rato, y cuatro un poco más tarde).
MUJER.-
Pero si están por todas partes.
ALCALDE.-
El municipio no tiene dinero para esas cosas. Además, son unos ratoncitos de nada.
(Los ratones, que ahora son multitud, se acercan hasta el Alcalde y algunos de ellos
lo mordisquean).
ALCALDE.-
-¡Alto!, esto es un ataque a la autoridad.
(Sale corriendo, perseguido por varios ratones).
HOMBRE.-
-¡Alcalde!
(Salen Hombre y Mujer tras el Alcalde, perseguidos también por ratones. Así, los
tres entran y salen en varias ocasiones, siempre perseguidos por los roedores).
(Ahora entran los tres perseguidos, pero esta vez están libres de sus perseguidores.
No vemos a ningún ratón).
HOMBRE.-
Los hemos despistado.
MUJER.-
Seguro que pronto volverán.
(Entra el Flautista, que para que no exista confusión trae una flauta entre sus
manos).
ALCALDE.-
-¿Quién eres?
FLAUTISTA.-
He librado a otras ciudades de murciélagos y cucarachas. Y por 1.000 florines
puedo liberar este lugar de los ratones.
ALCALDE.-
-¿1.000 florines? Te daremos 50.000 si alejas a esos animalejos de aquí.
FLAUTISTA.-
Trato hecho. Pronto quedaréis libres de los molestos ratones.
(Sale).
HOMBRE.-
Antes no había dinero, -¿y ahora vamos a pagar 50.000 florines?
ALCALDE.-
Dejadme hacer. Esto es política y vosotros no sabéis nada de eso.
(Sale).
MUJER.-
Ya te digo que esto no acabará bien.
(Salen ambos).

(Escuchamos el sonido de una flauta y al poco rato vemos al Flautista que entra
seguido por una multitud de ratones. De esta manera entran y salen de escena en
varias ocasiones. Después de una de estas salidas, cesa el sonido de la flauta y al
poco entra el Flautista, solo).
FLAUTISTA.-
(Que llama).
-¡Señor Alcalde!, -¡el trabajo está terminado!
(Entra el Alcalde).
ALCALDE.-
-¿Es cierto lo que dices?
FLAUTISTA.-
Compruébelo si quiere. No queda ni un ratón.
(Entran Hombre y Mujer).
HOMBRE.-
No hay ni un ratón en la ciudad.
MUJER.-
Todo está tranquilo y la gente es feliz.
FLAUTISTA.-
Puedo cobrar entonces los 50.000 florines.
ALCALDE.-
-¿50.000 florines?, -¡eso es una barbaridad!
FLAUTISTA.-
Fue lo que usted me prometió.
ALCALDE.-
Es demasiado dinero para una pequeña ciudad como ésta.
FLAUTISTA.-
De acuerdo. Dejémoslo en los 1.000 florines que le pedí.
ALCALDE.-
-¡Eso es una barbaridad!, -¡mil florines! Ve mañana al ayuntamiento y te pagaremos
50 florines. Esa es la cantidad justa.
FLAUTISTA.-
(Enfadado).
Alcalde, te arrepentirás de haber faltado a tu promesa.
(Sale).
MUJER.-
El Flautista tiene razón.
HOMBRE.-
Debemos ser honestos con él.
ALCALDE.-
Ya os dije que no entendéis de política. Gracias a mi gestión, nos hemos ahorrado
50.000 florines.
(Sale).
MUJER.-
Te dije que esto acabaría mal.
HOMBRE.-
No sé. Mañana será otro día.
MUJER.-
Ya, pero falta saber si ese día será bueno o malo.
(Salen ambos).
(Escuchamos una vez más el sonido de la flauta y entra el Flautista seguido por un
grupo de niños y niñas. Entran y salen en varias ocasiones. Es en una de estas
entradas cuando uno por uno, los niños se convierten en ratones, hasta que la
escena queda llena de los roedores y no vemos ni a uno solo de los niños. Sale el
Flautista).
HOMBRE.-
(Que entra).
-¡La ciudad vuelve a estar llena de ratones!
MUJER.-
(Que entra).
-¡Todos los niños de la ciudad han desaparecido!
ALCALDE.-
(Que entra).
-¿Qué sucede?
MUJER.-
La culpa es suya. Por haber roto su palabra con el Flautista, que ha convertido en
ratones a todos los niños.
(Entra el Flautista).
ALCALDE.-
Te pagaremos los 50.000 florines si nos devuelves a los niños.
FLAUTISTA.-
No quiero el dinero.
HOMBRE.-
-¿Qué es lo que quieres?
FLAUTISTA.-
Que elijáis a un hombre honesto como Alcalde.
ALCALDE.-
-¡Eso es una barbaridad!, -¡no es democrático!
FLAUTISTA.-
Sólo un Alcalde honesto devolverá a los niños.
(Sale).
(Entran varios Hombres y Mujeres).
UNOS.-
-¡Debemos elegir a otro Alcalde!
OTROS.-
-¡Las promesas se hacen para cumplirlas!
HOMBRE.-
(Que señala a la Mujer).
Propongo que ella sea nuestra Alcaldesa.
ALCALDE.-
Una mujer nunca ha sido Alcalde.
UNOS.-
No será Alcalde, sino Alcaldesa.
OTROS.-
Votemos por ella.
TODOS.-
-¡Viva la nueva Alcaldesa!
MUJER.-
Vayamos a hablar con el Flautista.
(Salen todos menos el antiguo Alcalde).
EXALCALDE.-
Son unos bárbaros que nada saben de política.
(Un grupo de ratones entra. El Alcalde huye. Así, entradas y salidas del Alcalde
perseguido por los ratones).
(La escena queda vacía, ocupada tan sólo por las casas de Hamelín. Escuchamos
una melodía interpretada por una flauta. Entra un niño, luego una niña, luego otro,
y otra, y así hasta que tenemos un nutrido grupo de infantes en escena).
TODOS LOS NIÑOS.-
-¡Hemos vuelto!, -¡queremos comer!, -¡queremos queso!
(Salen todos con gran algarabía).
(Entra el Hombre).
HOMBRE.-
Esta es la verdadera historia del Flautista de Hamelín, que al final no quiso cobrar
nada por haber devuelto la felicidad a la ciudad, sino que en Hamelín vivió para
siempre, enseñando música a todos los que lo desearon.
(Hombre coge una flauta del suelo y comienza a tocar una alegre melodía. Y de
esta manera sale de escena).
FIN
Quien no te conozca, que te compre
Autor de esta adaptación: José Luis García

(Escena de campo. No vemos a ningún personaje, pero escuchamos unas risas.


Entran dos jóvenes -Pedro e Ismael-, vienen riendo).
ISMAEL.-
Te digo que es una idea estupenda.
PEDRO.-
Ya, pero no creo que sea tan tonto como para creérselo.
ISMAEL.-
-¿Por qué crees que le llaman Cándido si en realidad se llama Andrés?
PEDRO.-
-¿Por que es muy cándido?
ISMAEL.-
Es tan ingenuo que se cree cualquier cosa que le digan. -¡Vamos!
(Salen ambos personajes, que siguen con sus risas hasta que entra Cándido).
(Entra pues Cándido, tras él viene un burro, al que Cándido lleva cogido del
cabestrillo).
CÁNDIDO.-
(Hablando consigo mismo, aunque también pudiera ser que le habla a su burro).
(Mientras Cándido habla y se entretiene mirando el paisaje. Pedro e Ismael entran,
por detrás de Cándido y sin ser vistos por éste, sueltan al burro, y Pedro queda
caminando detrás de Cándido con el cabestro cogido de la mano).
Es una tarde estupenda para dar un paseo.
(Pausa).
Es mucho más entretenido estar por aquí, que paseando todo el día por la plaza
del pueblo.
(Pausa).
PEDRO.-
(Una vez que han salido Ismael y el burro).
-¡Pobre de mí!
(Cándido da primero un respingo y luego mira hacia donde tendría que estar su
burro y encuentra a Pedro).
CÁNDIDO.-
-¡Por todos los Santos!
PEDRO.-
Buenas tardes, tío Cándido.
CÁNDIDO.-
-¿Y mi asno?
PEDRO.-
Soy yo, tío Cándido, convertido otra vez en hombre.
CÁNDIDO.-
-¿Cómo ha podido ser?
PEDRO.-
Si es usted tan amable de escucharme, se lo explicaré en pocas palabras.
CÁNDIDO.-
Para ser asno, ya has dicho muchas. Habla, habla.
PEDRO.-
Yo era un estudiante tan malo y tan vago que un día mi padre, cansado de verme
gandulear todo el día, me dijo: -¡eres un asno y deberías convertirte en asno! Y no
bien terminó de decir estas palabras, en asno quedé convertido. Y como tal me
compró usted, tío Cándido.
CÁNDIDO.-
Nunca escuché nada igual.
PEDRO.-
Seguramente mi padre se ha arrepentido de sus palabras y por eso he vuelto a ser
quien era.
CÁNDIDO.-
-¡La cara que van a poner todos en el pueblo cuando te vean!
PEDRO.-
Abusando de su bondad, tío Cándido, quiero pedirle que me devuelva mi libertad.
Me gustaría volver con mi familia. Los hecho mucho de menos. Y aunque usted ha
sido muy bueno conmigo, pero me gustaría volver con los mismos.
CÁNDIDO.-
Claro, te entiendo. Pero te echaré de menos. Has sido siempre un buen asno.
PEDRO.-
Como usted conmigo, tío Cándido.
CÁNDIDO.-
-¿Yo he sido un buen asno para ti?
PEDRO.-
Quiero decir, que usted me ha tratado siempre con bondad, como de igual a igual.
CÁNDIDO.-
De acuerdo, te devuelvo tu libertad; vuelve con tu familia.
PEDRO.-
Gracias, tío Cándido, gracias. Cualquier asno viviría feliz a su lado.
(Y dándole dos besos a Cándido, sale Pedro muy contento).
CÁNDIDO.-
-¡Mi asno era un estudiante muy burro!
(Entra en escena Remigio, que lleva cogido a un burro. Es el mismo asno que
llevaba Cándido al comienzo).
REMIGIO.-
-¡Ciudadano, deténgase usted! Le vendo a usted este burro, que es una maravilla.
CÁNDIDO.-
(Viendo y reconociendo a su burro).
-¡Otra vez!
REMIGIO.-
Ah, perdón… -¡Ciudadano, deténgase usted! Le vendo a usted este burro, que es
una maravilla.
CÁNDIDO.-
(Al público).
Sin duda, el mal estudiante ha vuelto a sus andadas y el padre lo ha maldecido de
nuevo.
REMIGIO.-
-¿Qué le parece?
CÁNDIDO.-
Burro, muy burro para estudiar.
REMIGIO.-
-¿Qué dice, ciudadano?
(Y Cándido, sin hacerle caso a Remigio se acerca hasta el burro).
CÁNDIDO.-
(Dicho al asno).
Quien no te conozca, que te compre.
(Sale Cándido).
REMIGIO.-
La ciudadanía está cada vez más confusa. Éste busca un burro para hacerle
estudiar. Así anda el país. Así anda… -¡Vamos burro, a ver si encontramos a un
comprador menos asno!
(Sale Remigio con el burro).

Fin
La Caja Mágica o El Misterio de lo Pequeñito
Autora: Isabel Tapiador

(Entra en escena un pan, es nuestro narrador, con sus brazos y manos para
explicarse mejor, lleva puesta una bufanda, barra u hogaza lo dejo a vuestra
elección)

PAN.-
-¡Brrr! Parece que hace frío aquí. Claro, está uno en el horno, tan calentito y de
repente -¡hala, al mundo!
(Ve al público)
-¡Hola, hola, bienvenidos! A ver si entre todos entramos en calor…-¡Brrr!
Entre tanto, os voy a contar una historia, la historia de La Caja Mágica, también
conocida como El Misterio de lo Pequeñito.
Yo conozco esta historia por mi miga, que también es mi amiga, pero sobre todo,
es mi miga.
(Dice esto con mucho sentimiento, mano en pecho)
Bueno, ya lo veréis, ya lo veréis, voy a empezar por el principio:
Todo comienza una fría tarde de invierno. Miguelito está en casa, un poco
aburrido…

(Aparece en escena Miguelito, medio tirado en el suelo)


MIGUELITO.-
Tres tristes trigues…no.
Tes tistes tigres… no, -¡jo!
PAN.-
-¡Pero de repente, Miguelito se da cuenta!
(Miguelito mira hacia los lados y luego dice al público, bajito para que no le
descubran:)
MIGUELITO.-
-¡Yupiiii!
(Sale de escena corriendo)
PAN.-
(Con gran emoción)
Nadie le ve, nadie le vigila. Puede subir hasta arriba del todo de la escalera y…-
¡lanzarse por la barandilla!
Sin embargo…
(Entra Miguelito jadeante)
Cuando ya está arriba del todo, la ve…
(Aparece en escena una misteriosa puerta, grito ahogado de emoción de
Miguelito)
La puerta, la misteriosa puerta del desván, donde nunca le dejan entrar, -¡está
entreabierta!
(Con sonido de bisagras, la puerta se abre sola. Queda entreabierta).
MIGUELITO.-
(Bajito, para que no le descubran)
-¡Yupiiii!
(Se desliza sigilosamente dentro del desván, se cierra la puerta y desaparece de
escena)
PAN.-
-¡Aquí os dejo, envueltos por el misterio de lo pequeñito!
(Se va, caminando ondulante hacia atrás)
(La escena se va llenando con algunos tratos y muebles viejos, estamos en el
desván. Asoma por un lado Miguelito, asombrado)
MIGUELITO.-
-¡Vaya!
(Avanza lentamente, mirándolo todo)
-¡Vaya!
(Tropieza con una bonita caja de madera)
-¡Ay! -¿Qué habrá aquí dentro?
(Levanta la tapa, en cuyo interior hay algo escrito)
Aquí pone algo, -¡vaya!
(Lee)
“Rantamplán, rantamplán, sólo funcionará si te lo crees de verdad”•
-¡Oooohh!
(Repite al público)
-¡Rantamplán, rantamplán, sólo funcionará si te lo crees de verdad!
-¡Oooohh, vaya, oooohh, vaya!
(Concentrándose mucho)
-¡Me lo creo de verdad, me lo creo de verdad! -¡Rantamplán, rantamplán!
(Surgen de la caja dos pequeños seres alados, bolitas blancas de ojos negros,
Rantam y Plan)
RANTAM.-
-¡Rantam!
PLAN.-
-¡Plan!
(Revolotean alrededor de Miguelito)
RANTAM.-
-¿Quién eres tú?
PLAN.-
-¿Quién quiere entrar en el mundo de lo pequeñito?
MIGUELITO.-
Yo soy Miguelito.
RANTAM.-
Miguelito, -¿con nosotras quieres venir?
MIGUELITO.-
-¡Claro que sí, claro que sí!
PLAN.-
Dinos algo pequeñito.
MIGUELITO.-
Un gatito.
RANTAM.-
-¡Nooo, más pequeñito!
MIGUELITO.-
-¡Un botón, un fideo, una miguita de pan!
PLAN.-
-¡Suficiente, con nosotras vendrás!
MIGUELITO.-
-¡Vaya!
RANTAM/PLAN.-
-¡Rantamplán, rantamplán, un pequeñito serás!
(Miguelito se vuelve muy pequeñito)
MIGUELITO.-
-¡Oooohh!
(Al público, contento)
-¡Soy yo, soy yo, Miguelito, estoy aquí!
RANTAM.-
Y ahora, agárrate a nosotras.
RANTAM/PLAN.-
-¡Y a volaaaar!
MIGUELITO.-
-¡Oooohh!
(Las dos bolitas blancas se lo llevan volando y desaparecen los tres dentro de la
caja)
(Desaparecen de escena los trastos del desván)

(Ahora estamos en el mundo de lo pequeñito, pero jugamos con la escala y el


tamaño de lo pequeño es el del mundo “real”•)
(Suena una música alegre, entra en escena un botón, bailando y cantando)
BOTÓN.-
Girando voy, voy, voy,
vaya vueltas que me doy.
Girando voy, voy, voy,
vaya vueltas que me doy.
Una a la izquierda,
otra a la derecha,
a este botón le gusta la fiesta.
Girando voy, voy, voy…

FIDEO.-
-¡Basta, basta, déjalo ya!
(Para la música)
Me tienes mareado.
(Fideo se dobla y tambalea constantemente, no puede evitarlo)
BOTÓN.-
Fideo, eres un blando.
FIDEO.-
Es que me cocieron demasiado, -¡con lo derechito que estaba yo!
RANTAM/PLAN.-
(Off)
-¡Cuidado!
(Cae en escena Miguelito, dando tumbos, choca contra Botón, que casi aplasta a
Fideo)
BOTÓN.-
-¡Caramba, chico!
FIDEO.-
-¡Cuidado, por favor!
MIGUELITO.-
-¡Ay, qué batacazo!
(Vemos en una esquina a Rantam y Plan)
RANTAM.-
-¡Perdona, chico!
PLAN.-
-¡Las corrientes de aire entre mundos son tremendas!
RANTAM.-
-¡Tremendas!
RANTAM/PLAN.-
-¡Rantamplán!
(Desaparecen)
MIGUELITO.-
(Mirando a Botón y Fideo)
-¡Hala, sois, sois…!
BOTÓN.-
Sí, éste es un fideo blandurri.
FIDEO.-
Encantado.
BOTÓN.-
Y yo, un bonito botón.
MIGUELITO.-
-¡Vaya!
FIDEO.-
-¡Vaya, has venido del mundo de lo grande!
MIGUELITO.-
-¡Sí, cómo mola!
BOTÓN.-
Eso es que tiene mucha imaginación.
FIDEO.-
Y que sabe utilizarla.
BOTÓN.-
-¡Ya lo creo que sí!
MIGUELITO.-
-¡Je, je, cómo mola, cómo mola!
VOZ.-
-¡Oh, tú que vienes de lo grande, ayúdame!
MIGUELITO.-
-¿Quién ha dicho eso?
(Entra en escena una forma aplastada, irregular, un tanto “espeluchada”, sus ojos
son dos rayitas negras, se desplaza como puede)
MIGA.-
-¿A ti qué te parece? -¡Mira qué pinta que tengo! -¡Ay!
MIGUELITO.-
-¿Quién eres tú?
FIDEO.-
Es miga.
BOTÓN.-
Sí, nuestra amiga miga.
MIGUELITO.-
-¡Una miga de pan!
MIGA.-
-¡Ay!
FIDEO.-
Se quedó dormida.
BOTÓN.-
No se apartó a tiempo.
FIDEO.-
Y alguien de tu mundo, -¡zas!
BOTÓN/FIDEO.-
-¡La aplastó, ay!
MIGA.-
-¡Oh, tú que vienes de lo grande, ayúdame!
MIGUELITO.-
-¡Sé lo que hay que hacer! -¡Vaya, sé lo que hay que hacer! -¿Por qué lo sé?
BOTÓN.-
Porque vienes del mundo de lo grande para salvar a Miga.
FIDEO.-
Es tu misión, sólo tú lo puedes hacer.
MIGUELITO.-
-¡Yupiii!
MIGA.-
-¡Ay!
MIGUELITO.-
Tranquila amiga Miga, te voy a salvar.
MIGA.-
-¡Oh, tú que vienes de lo grande…
BOTÓN/FIDEO.-
(Calmándola)
Sí, sí, Miga, ya está…
MIGA.-
-¡Oh!
MIGUELITO.-
Tenemos que darle calorcito, como si estuviera en un horno de pan.
BOTÓN/FIDEO.-
-¡Oooohhh!
MIGUELITO.-
Yo soplaré y frotaré, soplaré y frotaré para darle calorcito y vosotros me tenéis que
ayudar con -¡rantamplán, rantamplán!
FIDEO.-
-¡Oh, eso podemos hacerlo!
BOTÓN.-
-¡Claro que podemos, blandurri!
(Le da un pequeño empujón, con lo que Fideo se tambalea y marea)
MIGUELITO.-
-¡Vamos allá!

BOTÓN/FIDEO.-
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.

(Mientras dicen ésto, Miguelito sopla y frota a la miga de pan por todos lados)

MIGA.-
-¡Uy, qué cosquillitas!
MIGUELITO.-
-¡Otra vez, otra vez!

BOTÓN/FIDEO.-
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.

(Miguelito sopla y frota)

MIGA.-
-¡Uy, qué calorcito!
MIGUELITO.-
-¡Otra vez, otra vez!

BOTÓN/FIDEO.-
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.
Rantamplán, rantamplán,
soplar, soplar, frotar, frotar.

(Miguelito sopla y frota)


MIGA.-
-¡Uy, qué calorcito, qué bien me siento, qué calentito!
(De repente, Miga se convierte en una redondita, esponjosa y bonita miga de pan
de grandes ojos negros)
MIGUELITO.-
-¡Yupiiii!
BOTÓN/FIDEO.-
-¡Amiga Miga!
(Se abrazan)
MIGA.-
-¡Gracias, oh tú, que vienes de lo grande!
MIGUELITO.-
-¡Miga!
(La abraza)
(Se oye una voz)
VOZ.-
-¡Miguelito, dónde estás, la cena ya está preparada!
MIGUELITO.-
Es la voz de mi abuelita, tengo que volver.
BOTÓN.-
No le cuentes a nadie nuestro secreto.
FIDEO.-
Nos meterían en jaulas, para que nos viera todo el mundo.
MIGUELITO.-
-¡Oooohh!
MIGA.-
Y a mí me comerían, para probar a qué sabe una miga que habla.
MIGUELITO.-
-¡Oooohh, no se lo diré a nadie, a nadie, a nadie!
(Entran Rantam y Plan)
RANTAM.-
-¡Vamos, ven con nosotras!
PLAN.-
-¡Te están esperando!
MIGUELITO.-
Tenéis que hacerme grande otra vez.
RANTAM.-
-¡Todo controlado!
PLAN.-
-¡Deprisa, deprisa!
MIGUELITO.-
-¡Adiós, volveré pronto!
(Sale con Rantam y Plan)
BOTÓN/FIDEO.-
-¡Adiós!
MIGA.-
-¡Adiós, oh tú, que vienes de lo grande!
(Yéndose los tres)
BOTÓN.-
-¡Qué bien lo vamos a pasar los tres juntos!
(Salen).

(Entra en escena la abuela de Miguelito)


ABUELA.-
-¡Miguelito, te he buscado por todas partes! -¡Qué chico éste!
(De espaldas a la abuela, entra Miguelito, dándose un batacazo)
MIGUELITO.-
-¡Ay! -¡Hola, abuela!
ABUELA.-
-¡Ah, aquí estás! Te caes mucho, hijito, tienes que tener más cuidado. -¿Dónde te
habías metido?
MIGUELITO.-
Me…me… me había perdido en la escalera.
ABUELA.-
-¡Ay, qué cosas tiene este niño! Anda, vamos a cenar.
MIGUELITO.-
Sí, abuela.
(Avanzan por la escena, Miguelito mira hacia la escalera que lleva al desván)
ABUELA.-
Miguelito, mira hacia delante, que te vas a caer otra vez.
MIGUELITO.-
Sí, abuela.
(Salen, entra Pan)
PAN.-
Sí que es verdad, ahora se está mucho más calentito aquí.
Esta ha sido la historia del misterio de lo pequeñito y de mi amiga Miga.
Ahora ya sabéis que existe el mundo de lo pequeñito, pero recordad, es un secreto
que a nadie podéis contar.
(Dice adiós con la mano mientras se va, caminando ondulante hacia atrás)
(Mientras aún está en escena Pan, entran volando Rantam y Plan).
AMBAS.-
Rantamplán, rantamplán;
volar y cantar, volar y cantar.
Rantamplán, rantamplán;
otro día nos volveremos a encontrar.
Rantamplán, rantamplán.
(Salen los tres).

FIN

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