Nadia N.

Salattino
Didáctica General - Prof. Cambria, María Rosa

Trabajo práctico
1. Realizar síntesis sobre la fundamentación de enseñar Cs. Naturales en la educación
secundaria.
Los conocimientos científicos se han vuelto necesarios para un mejor desenvolvimiento individual y
personal. Ya que la ciencia y la tecnología influyen en todos los ámbitos públicos. Es por ello que el propósito
de esta área es convertir el saber científico en un bien cultural compartido. Esto significa una educación
científica para todos/as. La educación científica es una herramienta potente para la democracia y para el
acceso y distribución igualitaria de saberes. Enseñar Cs. Naturales supone un aula donde el planteo el planteo
de conjeturas o anticipaciones, el diseño y realización de exploraciones y experimentaciones, la
modelización, la resolución de problemas, el establecimiento de relaciones, la comparación de resultados, la
elaboración de conclusiones, se vinculen con la argumentación, la escritura, la lectura comprensiva y crítica,
y estén dotados de sentido y significado para los estudiantes.
2. Extraer principales estrategias de enseñanza o metodologías descriptas en el diseño
curricular.
En el Ciclo Básico se busca proporcionar a los estudiantes una visión más amplia y profunda de la realidad
natural, a través de un abordaje educativo sistemático e integral. Estos saberes se agrupan en los ejes: “Seres
Vivos: diversidad, unidad, interrelaciones y cambios”, “Los materiales y sus cambios”, “Los fenómenos del
mundo físico” y “La Tierra, el Universo y sus cambios”. El orden de los ejes y saberes no es necesario que
cumplan una secuencia temporal. Y es deseable que haya una articulación entre los saberes de distintos ejes
para generar aprendizajes significativos.
Eje “Seres Vivos: diversidad, unidad, interrelaciones y cambios”: Con la intención de que los estudiantes
avancen en la comprensión de los seres vivos como sistemas abiertos e integrados, se apela al análisis de
situaciones sencillas que evidencien procesos de captación, procesamiento de la información y elaboración
de respuestas de los organismos frente a los cambios internos y externos.
Eje “Los materiales y sus cambios”: Se inicia una aproximación al lenguaje de la Química, a través de la
representación de los principales elementos y compuestos presentes en el entorno y la vida cotidiana.
Eje “Los fenómenos del mundo físico”: Se analizan experiencias donde aparecen interrelaciones eléctricas
y magnéticas, por ejemplo el electroimán. La explicación de algunos fenómenos físicos pueden ser
modelizados y descriptos a través de expresiones matemáticas y simuladores virtuales.
Eje “La Tierra, el Universo y sus cambios”: Reconocer la estructura y dinámica de los distintos subsistemas
en interacción a partir por ejemplo de modelos sencillos como el ciclo hidrológico. Se promueve la
articulación con saberes del eje Seres vivos: diversidad, unidad, interrelaciones y cambios y se propicia la
identificación de las características de la Tierra primitiva y de la interacción entre sus subsistemas,
estableciendo relaciones con los procesos que dieron lugar a la aparición de vida en el planeta.
3. Analizar conceptos de la página 11 (¿Qué hay que enseñar?), 12 y 13 (¿Cuándo hay que
enseñar?) y 14,15 16 (¿Cómo hay que enseñar?). Realiza síntesis con los principales conceptos.
Cuando se hace referencia a los contenidos o componentes del curriculum, hay coincidencia en señalar
que estos pueden agruparse en cuatro grandes cuestiones principales: Qué hay que enseñar, cuándo hay
que enseñar y cómo hay que enseñar.
¿Qué hay que enseñar?:
Los niveles más altos de la Administración Pública establecen que hay que enseñar. Cada institución
educativa en su proyecto curricular contextualiza y adecua estas propuestas a su realidad. Estos contenidos
que ofrece la institución y que los alumnos deben aprender se distinguen cinco tipos de capacidades:
cognitivas, psicomotrices, de autonomía y equilibro personal, de relación interpersonal y de inserción social.
Antes los contenidos se agrupaban en asignaturas pero ahora se trata de agrupar contenidos en áreas de
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aprendizaje. Estas deben asegurar proporcionar los cinco tipos de capacidades nombradas. Hay tres grandes
tipos de contenidos: conceptual, procedimental y actitudinal.
¿Cuándo hay que enseñar?:
Para poder establecer secuencias de aprendizaje óptimas es necesario contextualizar los objetivos de cada
área en cada ciclo según las características de los educandos, y secuenciar y distribuir los contenidos por
ciclo, estableciendo una correcta progresión del proceso de enseñanza/aprendizaje.
Los contenidos deben secuenciarse y organizarse de manera lógica, que se relacionen con los
conocimientos previos y creando gran número de entre distintos contenidos. Algunos criterios de
secuenciación son: adecuar lo que el alumno sabe y es capaz de hacer con los nuevos contenidos, coherencia
lógica entre disciplinas, encontrar puntos de conexión entre lo que el alumno sabe y el nuevo conocimiento,
priorizar contenidos, delimitar ideas (ejes), continuidad y progresión, equilibrio en acentuar contenidos e
interrelacionar contenidos para favorecer el aprendizaje significativo.
La organización de los contenidos presentan un problema a la hora de enseñar ya que hoy en dia es de gran
importancia tratar de manera interdisciplinariamente y globalizadora las diferentes cuestiones que se
confrontan.
La secuenciación es el orden de los temas, la temporalización so los ciclos y niveles en los que han de tratar
los temas. Este último es diferente en cada alumno o curso. Por ello hay que hablar de flexibilidad adaptativa.
¿Cómo hay que enseñar?
El método didáctico debe estar articulado con los objetivos educativos y sus actividades. También debe
transmitir y enseñar contenidos actitudinales y valorativos. Se debe evitar considerar un método particular
como el único válido o considerarlo “mágico” El docente es el instrumento de los instrumentos
metodológicos, es por ello que tiene una importancia central.
El método es el conjunto de operaciones y procedimientos que, de una manera ordenada, expresa y
sistemática, deben seguirse dentro de un proceso preestablecido, para lograr un fin dado o resultado
deseado. Además de los procedimientos es importante el abordaje de la realidad, es decir que los métodos
trasciendan una concepción plana y lineal del proceso de enseñanza-aprendizaje a una concepción esférica
de lo lo psico-afectivo, las actitudes, las motivaciones, los valores y el modo de vivir y de situarse en el mundo.
La praxis educativa se estructura sobre cuatro pilares: libertad, participación, disciplina y esfuerzo. La
educación puede ser impartida y adquirida por diversos medios. Pero al momento de juzgar un método
pedagógico hay que evaluar si este es eficaz en producir aprendizajes significativos.
Todos los modos de enseñanza son utilizables, depende de la naturaleza de la disciplina que se enseñe o el
tema a desarrollar.
Otro aspecto es el estilo pedagógico, este debe ser sistémico-ecológico-investigativo.
El aspecto sistémico se entiende como forma de pensar o estrategia cognitiva, marco referencial que se
configura a través de un esfuerzo interdisciplinario, modo de abordaje de la realidad y la metodología de
diseño o estrategia de acción que procura una globalización en la elaboración de planes de acción.
Por modelo ecológico entendemos el proceso de enseñanza/aprendizaje se produce en un ecosistema que
tiene una dinámica y serie de interdependencia y retroacciones que desabordan lo estrictamente
académico/pedagógico. El entorno físico influye y condiciona el comportamiento humano e incide en el
proceso de enseñanza/aprendizaje. También tiene importancia en el entorno psico-social capaz de favorecer
las relaciones interpersonales.
En la dimensión investigativa se debe asumir una actitud científica, formular problemas y tratar de
resolverlos. Esto requiere de una actitud de búsqueda de la verdad y una curiosidad insaciable.
Además de todo lo anterior hay otros aspectos significativos por su incidencia en los métodos pedagógicos:
no creerse poseedor de ninguna certeza absoluta y pensar y enseñar a pensar desde la incertidumbre de la
perplejidad.