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¿Quién puede cambiar el modelo económico de México?

2 de Diciembre, amanecimos con un nuevo gobierno. Desde el día de la elección han sido 5 meses
de declaraciones, debates, contradicciones y mucha expectativa. Algunas personas, que
conformamos el movimiento de economía solidaria nos preguntamos ¿Cuáles son los límites de
este gobierno para cambiar el modelo económico? Hasta ahora estos límites parecen muy
estrechos.

Y es que, la “jaula económica” a la que se refiere Alfredo Jalife está bien cerrada y ata las buenas
intenciones políticas. La democracia y soberanía del pueblo están supeditadas a lo que el
“Mercado” diga. Ya lo decía Eduardo Galeano:

Pero el verdadero autor del pánico planetario se llama Mercado. Este señor no tiene
nada que ver con el entrañable lugar del barrio donde uno acude en busca de frutas
y verduras. Es un todopoderoso terrorista sin rostro, que está en todas partes, como
Dios, y cree ser, como Dios, eterno. Sus numerosos intérpretes anuncian: “El Mercado
está nervioso”, y advierten: “No hay que irritar al Mercado”. 1

Pero para hacer un cambio económico profundo, si hay que irritar al Mercado.

1) Hay que cuestionar la legitimidad de la deuda nacional, que pasó de 1.7 billones de pesos a
principios de periodo de Vicente Fox a 10 billones de pesos con Peña Nieto. A partir del próximo
año pagaremos, sólo por intereses $725,000 millones de pesos, más de lo que se asigna a
entidades federales y municipios. La deuda es un grillete muy pesado que llevamos todos los
mexicanos. En septiembre y octubre de este año, estuvo en México Erik Toussaint un
reconocido investigador y promotor internacional del Comité para la Abolición de las Deudas
Ilegítimas. Bajo la premisa de que las deudas son un mecanismo de dominio y despojo hacia los
pueblos. En donde los países adquieren grandes deudas bajo la excusa de beneficiar al pueblo,
pero en realidad los beneficios son canalizados para el sector privado; al final, dicha deuda es
pagada por el Estado con dinero de los contribuyentes, es decir, de los impuestos a las clases
trabajadoras. A esto Toussaint lo llama “deuda odiosa: odiosa a la nación, odiosa al pueblo”.
2) Detener los abusos de la Banca Privada. En relativamente pocos años, los servicios financieros
se han vuelto una necesidad para la mayoría de la población. Esto nos ha hecho cada vez más
vulnerables a la banca, que sin escrúpulos cobra comisiones exorbitantes, con engaño nos
cobra servicios que no hemos solicitado, somos presas fáciles ante las tácticas de
telemarketing, llamadas por teléfono e incluso malos tratos. En México hace muchos años dejó
de existir una banca pública, se desmantelaron las instituciones bancarias del gobierno, ¿quién
se acuerda de Banobras, Banrural o Banjercito? que hacían de contrapeso a la hoy absoluta
banca privada. El Barzon en 1994 logro un movimiento nacional de deudores de la banca, habría
que resucitar este tipo de movimientos, al final deudores somos todos.
3) Disminuir la dolorosa brecha entre ricos y pobres. El 1% de los mexicanos concentra una tercera
parte de la riqueza del país, y la tendencia es que se siga concentrando la riqueza. Las políticas
sociales de becas y apoyos, sin duda ayudarán a un país donde casi el 50% de la población se
encuentra en pobreza. Pero son una limosna si no se cambia estructuralmente. Es necesario
implementar impuestos progresivos, donde pagan mas los que mas tienen e incluso entrar a

1
Manicomio, Eduardo Galeano
debatir los topes máximos de ingresos. Como decía el Nigromante “Nadie tiene derecho a lo
superfluo, mientras alguien carezca de lo indispensable”.
4) Incentivar la producción local, con monedas locales. Es muy importante incentivar la
producción a diferentes escalas, desde las más pequeñas, que han demostrado ser las que
proveen de más seguridad en tiempos de crisis, como la producción casera, artesanal y
cooperativa. Si, pero con moneda local. Si alcaldías, estados o gremios tuvieran monedas
locales, se podría incentivar la producción y el intercambio sin deuda, sin intereses y
fortaleciendo el vínculo social. Ya en otros países se han llevado a la práctica por gobiernos
locales o bien apoyando a la sociedad que las implementa. Se han dado cuenta que las monedas
locales proveen de más seguridad financiera y económica, generan autogestión e
independencia de un sistema financiero global cada vez más inestable y especulativo.

Difícilmente podrá un gobierno realizar estos cambios que se requieren, por estar acotado a los
humores del Mercado…es tarea de la sociedad crear los espacios de autonomía al Mercado. Es
posible y ya se está haciendo.

Muchísimas prácticas de economía alternativa sobreviven en el magma de capitalismo que vivimos


cotidianamente: mercados de intercambio que usan su propia moneda, tianguis de trueke, espacios
de don o gratiferias; cafeterías, centros culturales, casas comunitarias; proyectos de producción,
huertos urbanos; radios comunitarias, editoriales independientes, colectivos de artistas, pedagogías
libres, promotores del software libre, etc. Todas haciendo una labor indispensable en la
transformación económica y creando alternativas de vida a la impuesta por el capitalismo.

Franco Berardo Bifo, filósofo italiano lo sintetiza muy bien:

"Pero se ha demostrado que la ira, la protesta y los disturbios no pueden resistir esta
agresión financiera, y han expuesto sus limitaciones frente al automatismo del poder
financiero. Sólo un proceso de retirada activa de la esfera de explotación capitalista y
la creación de los espacios de producción e intercambio autónomos (por ejemplo, la
creación de monedas comunitarias para el desconocimiento del poder financiero de los
bancos) puede abrir el camino a un proceso de emancipación. Pero un proceso como
este no solo requiere información y comprensión; exige solidaridad, proximidad física
de los actores sociales, organización territorial de la vida cotidiana.”

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