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Los caracteres son las notas o cualidades del acto administrativo que surgen del
derecho positivo. La doctrina clásica argentina considera características propias del acto
administrativo a la presunción de legitimidad y a la ejecutoriedad (Fiorini, Ulla, etc.);
una corriente más moderna, en cambio, sostiene que también constituyen caracteres del
acto la estabilidad y la impugnabilidad (Gordillo).
Presupuestos.
Para que un acto administrativo sea ejecutorio deben cumplirse ciertas
condiciones o presupuestos, a saber: a) que el acto se presuma legítimo y
consecuentemente goce de ejecutividad;
b) que haya sido notificado, dado que para hablar de ejecutoriedad es necesario
que el destinatario del acto resista su cumplimiento y, para que esta hipótesis se
configure, aquél debe tener conocimiento legal del acto;
c) que su ejecución sea posible física y jurídicamente. Debe tratarse de actos que
impongan deberes positivos o negativos a particulares.
Especies.
Dijimos antes que tradicionalmente se distinguía la ejecutoriedad en:
a) Propia o administrativa: tanto la emisión como el cumplimiento del acto
administrativo le corresponden a la Administración, quien lo lleva a cabo valiéndose
de sus propios medios.
Se traducen, normalmente, en restricciones y limitaciones a los derechos
individuales. Citemos a título de ejemplo las sanciones de arresto, multa, decomiso,
clausura por razones de salubridad, moralidad o seguridad pública, demoliciones de
edificios que amenazan ruina, etc., que dispone la Administración en aplicación de las
leyes de policía y códigos de faltas; la incautación de bienes y maquinarias afectadas
a la prestación de un servicio público, las medidas relacionadas con la protección del
dominio público, etc.
b) Impropia o judicial: si bien el acto emana de la Administración, su
cumplimiento le compete al órgano judicial a instancias de la Administración. La
Administración promueve ante el órgano jurisdiccional la acción judicial pertinente; v.gr.,
la acción sumaria de expropiación, la acción de desalojo para el recupero de los bienes
del dominio privado del Estado dados en locación; la acción ejecutiva de apremio para
el cobro de impuestos, tasas y contribuciones, etc.
Medios jurídicos.
D) Estabilidad o irrevocabilidad .
Concepto.
En una primera aproximación podemos decir que la estabilidad implica que el
sujeto que ejerce función administrativa no puede ni debe -bajo ciertas
circunstancias- extinguir por sí mismo ciertos actos por él emitidos; lo que no
impide que el acto pueda ser impugnado y eventualmente anulado en sede
judicial.
Las distintas normas de procedimiento administrativo provinciales,
manifiestan esencialmente, si bien con diferencias de redacción, que el acto
administrativo regular que crea, reconoce o declara un derecho subjetivo no puede ser
revocado en. sede administrativa una vez que ha sido notificado al in teresado,
salvo situaciones de excepción que ellas mismas es pecifican (v.gr., L.N.P.A., art. 18;
L.P.A. de Mendoza, arts. 96 y 97; etc.).
Requisitos .
a) Que sea acto administrativo regular.
Entendido -el acto administrativo- como aquella declaración unilateral efectuada
en ejercicio de la función administrativa que produce efectos jurídicos individuales en
forma directa; es decir, en forma restringida.
Esto no significa -expresa Gordillo- que los contratos y los reglamentos carezcan
de "estabilidad", sino que se rigen por distintos principios, en el primer caso por los de
la responsabilidad contractual y en el segundo por el de irretroactividad de las normas.
El acto regular no implica necesariamente acto perfecto, sino presumiblemente
válido, y, por tanto, estable e inextinguible en sede administrativa. .En la terminología de
la L.N.PA. se considera "regular" tanto al acto válido de suyo propio como al anulable.
En consecuencia, no están amparados por la estabilidad los actos absolutamente nulos y
los inexistentes.
Para las L.P.A. de Mendoza (art. 75), La Rioja (art. 78) y Salta (art. 78), en
cambio, se considera regular aun el acto administrativo que adolece de un vicio grave
(nulo), excluyendo del amparo de la estabilidad, solamente a aquel que adolece de
vicios groseros, es decir, al acto administrativo inexistente.
b) Que de él hayan nacido derechos subjetivos.
El acto que reconoce un interés legítimo, un interés simple o crea deberes no es
estable. Debe tratarse de derechos subjetivos, nacidos de disposiciones legales o
reglamentarias; es decir, conductas predeterminadas por una norma y debidas por la
Administración en situación de exclusividad a un sujeto determinado.
Se lo conecta con la noción de "derechos adquiridos", porque son los incorporados
irrevocablemente al patrimonio del adquirente, diferenciándolos de las simples
expectativas o simples esperanzas
La estabilidad funciona en favor, y no en contra, del ad ministrado; en la medida en
que por error se le haya reconocido un derecho menor que el que debía corresponderle,
el acto podrá ser revocado y reconocerle el mejor derecho a aquél.
c) Que sea notificado al interesado.
Este requisito se formuló en el pasado de muy diversas maneras. Así, se
hablaba de "acto firme", "acto definitivo", "acto ejecutorio", "acto firme y consentido",
"acto que cause estado", etc., queriendo significar en última instancia que el acto
hubiera sido notificado al interesado. Es decir, se requiere que el acto se perfeccione
técnicamente con la notificación y produzca consecuentemente efectos jurídicos.
Una ley puede válidamente modificar el status creado al amparo del acto
administrativo. Debe tratarse de una ley (en sentido formal) de orden público y que
expresamente autorice la revocación, y, por analogía con la expropiación, se deberá
indemnizar al particular.