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Atahualpa (quechua: Ataw-wallpa, «el ave de la fortuna» (Gary J. Parker.

Trabajos de
lingüística Historia quechua ISBN 978-612-4146-53-4.)
(~1500-1533) fue el último soberano inca.
Su padre, Huayna Cápac, murió en torno a 1525 sin dejar nombrado a un sucesor. Esto dio
lugar a la sangrienta guerra civil incaica por la sucesión entre Atahualpa y su hermano
Huáscar. Atahualpa se hallaba entonces en Quito, al mando del ejército incaico del Norte y
a cargo del gobierno de esa región, que estaba subyugada al imperio incaico. Huáscar se
coronó inca en el Cuzco.3 Tras una larga campaña, Atahualpa logró vencer a Huáscar en
1532 cerca del Cuzco. (Rostworowski, María (1999). Historia del Tahuantinsuyu (2.ª
edición). Lima: IEP Instituto de Estudios Peruanos. ISBN 978-9972-51-029-8.)
(Quito, 1500 - Cajamarca, actual Perú, 1533) Emperador inca (1525-1533). Era hijo del
emperador Huayna Cápac y de Túpac Paclla, princesa de Quito. Poco antes de morir en 1525,
el emperador Huayna Cápac decidió favorecer a Atahualpa dejándole el reino de Quito (la
parte septentrional del Imperio de los incas), en perjuicio de su hermanastro Huáscar, el
heredero legítimo, al que correspondió el reino de Cuzco.
Aunque inicialmente las relaciones entre ambos reinos fueron pacíficas, la ambición de
Atahualpa por ampliar sus dominios condujo al Imperio Inca a una larga y sangrienta guerra
civil. En 1532, informado de la presencia de los españoles en el norte del Perú, Atahualpa
intentó sin éxito pactar una tregua con su hermanastro. Huáscar salió al encuentro del ejército
quiteño, pero fue vencido en la batalla de Quipaypán y apresado en las orillas del río
Apurímac cuando se retiraba hacia Cuzco. Posteriormente, Atahualpa ordenó asesinar a
buena parte de los familiares y demás personas de confianza de su enemigo y trasladar al
prisionero a su residencia, en la ciudad de Cajamarca.

En ese momento, el emperador inca recibió la noticia de que se aproximaba un reducido


grupo de gentes extrañas, razón por la que decidió aplazar su entrada triunfal en Cuzco, la
capital del imperio, hasta entrevistarse con los extranjeros. El 15 de noviembre de 1532, los
conquistadores españoles llegaron a Cajamarca y Francisco Pizarro, su jefe, concertó una
reunión con el soberano inca a través de dos emisarios. Al día siguiente, Atahualpa entró en
la gran plaza de la ciudad, con un séquito de unos tres o cuatro mil hombres prácticamente
desarmados, para encontrarse con Pizarro, quien, con antelación, había emplazado de forma
estratégica sus piezas de artillería y escondido parte de sus efectivos en las edificaciones que
rodeaban el lugar.
No fue Pizarro, sin embargo, sino el fraile Vicente de Valverde el que se adelantó para saludar
al inca y le exhortó a aceptar el cristianismo como religión verdadera y a someterse a la
autoridad del rey Carlos I de España; Atahualpa, sorprendido e indignado ante la arrogancia
de los extranjeros, se negó a ello y, con gesto altivo, arrojó al suelo la Biblia que se le había
ofrecido. Pizarro dio entonces la señal de ataque: los soldados emboscados empezaron a
disparar y la caballería cargó contra los desconcertados e indefensos indígenas. Al cabo de
media hora de matanza, varios centenares de incas yacían muertos en la plaza y su soberano
era retenido como rehén por los españoles.
A los pocos días, Atahualpa, temeroso de que sus captores pretendieran restablecer en el
poder a Huáscar, ordenó desde su cautiverio el asesinato de su hermanastro. Para obtener la
libertad, el emperador se comprometió a llenar de oro, plata y piedras preciosas la estancia
en la que se hallaba preso, lo que sólo sirvió para aumentar la codicia de los conquistadores.
Unos meses más tarde, Pizarro decidió acusar a Atahualpa de idolatría, fratricidio y traición;
fue condenado a la muerte en la hoguera, pena que el inca vio conmutada por la de garrote,
al abrazar la fe católica antes de ser ejecutado, el 29 de agosto de 1533. La noticia de su
muerte dispersó a los ejércitos incas que rodeaban Cajamarca, lo cual facilitó la conquista
del imperio y la ocupación sin apenas resistencia de Cuzco por los españoles, en el mes de
noviembre de 1533. (Atahualpa, sf, Bibliografías y vidas.)
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/atahualpa.htm

Existen dudas sobre el origen de Atahualpa. A continuación se muestran las versiones de


algunos cronistas e historiadores:8

El cronista-soldado Pedro Cieza de León, a partir de sus investigaciones entre los miembros
de la nobleza incaica del Cuzco, afirmaba que Atahualpa nació en Cuzco y que su madre se
llamaba Tuto Palla o Túpac Palla (nombres quechuas), a la que define como una «india
quilaco» o «natural [de] Quilaco»,910 gentilicio que podría aludir a alguna etnia de la
provincia de Quito y que daría a entender que se trataba de una esposa de segunda categoría,
perteneciente a la elite regional. Pero rechaza enfáticamente que Atahualpa haya nacido en
Quito o Caranqui11 y que su madre fuera la señora de Quito, como algunos en su tiempo
afirmaban, ya que al momento de nacer, no existía ningún reino o señorío de Quito.12
Cieza, Pedro (2005). Franklin Pease G. Y., ed. Crónica del Perú-El Señorío de los Incas. Caracas:
Biblioteca Ayacucho. ISBN 980-276-394-2. Consultado el 9 de agosto de 2016.

Según Juan de Betanzos, Atahualpa nació en Cuzco,13 siendo su madre una ñusta cuzqueña
llamaba Palla Coca, del linaje de Ynga Yupangue (Pachacútec).1415

El cronista indígena Juan de Santa Cruz Pachacuti16 y el español Bernabé Cobo17 también
afirman que Atahualpa nació en el Cuzco. Según ellos su madre se llamaba Tocto Ocllo17 o
Tocto Ocllo Coca.16

Inca Garcilaso de la Vega18 y otros cronistas como Pedro Pizarro, Agustín de Zárate, Pedro
Gutiérrez de Santa Clara y Francisco López de Gómara, afirman que la madre era una
princesa del Reino de Quito e implican que Atahualpa nació en Quito. Pero existen dudas
sobre la existencia del Reino de Quito, y ninguno de estos cronistas menciona el nombre de
la princesa.19

Posteriormente, en el siglo xviii, el padre Juan de Velasco, usando como fuente una supuesta
obra de Marcos de Niza (que nunca ha sido encontrada), recopiló una serie de informaciones
que hablan de la existencia del hipotético reino de Quito, formado por la etnia de los shyris
o scyris, antes de su conquista por los incas.20 En esa obra es donde se consigna la lista de
los reyes de Quito, el último de los cuales, Cacha Duchicela, habría sido el curaca (cacique
inca) derrotado y muerto por el inca Huayna Cápac. De acuerdo a la misma versión, Paccha,
la hija de Cacha Duchicela, se desposó con Huayna Cápac, y de esa unión nació Atahualpa,
como hijo legítimo.21 Sin embargo, diversos historiadores como el peruano Raúl Porras
Barrenechea y el ecuatoriano Jacinto Jijón y Caamaño han rechazado la versión de los reyes
shyris por carecer de fundamento histórico y arqueológico.20

La mayoría de historiadores peruanos sostienen que, según las crónicas más confiables
(Cieza, Sarmiento, Betanzos, que tomaron sus informes de primera mano), Atahualpa nació
en el Cuzco y su madre fue una princesa de linaje inca.22 Consideran que la versión de su
origen quiteño fue inventada por el bando huascarista para mostrarlo ante los españoles como
un usurpador y bastardo. Asimismo, consideran que muchos cronistas, al interpretar de
acuerdo a su concepción europea u occidental las costumbres políticas de los incas,
construyeron la versión de la división del imperio entre los dos hijos de Huayna Cápac:
Huáscar, el primogénito y heredero legítimo; y Atahualpa, el bastardo y usurpador. Según
Rostworowski esto es erróneo porque el derecho al trono no se ceñía exclusivamente a la
primogenitura ni a la línea paterna (el hijo de la hermana del Inca podía también ser
heredero), sino que influían también consideraciones prácticas como la capacidad para el
mando.23
Los historiadores ecuatorianos tienen opiniones enfrentadas. Algunos dicen que nació en
Quito y otros que nació en Cuzco. Según Hugo Burgos Guevara, el hecho de que Túpac
Yupanqui naciera en Vilcashuamán y su hijo Huayna Cápac en Tomebamba parece indicar
que Atahualpa pudo haber nacido en Quito, como parte de una política expansionista del
Imperio y como una manera de reforzar una conquista de índole político-religiosa.24 Otros
historiadores ecuatorianos, como Enrique Ayala Mora,25 consideran más probable que
Atahualpa naciera en Carangue o Caranqui, en la actual provincia de Imbabura, cantón Ibarra
(Ecuador). Basan esta idea en las crónicas de Fernando de Montesinos26 y Pedro Cieza de
León (aunque este último menciona dicha versión para refutarla, a favor de la del Cuzco).
Burgos Guevara, Hugo (1995). El Guaman, el Puma y el Amaru: Formación Estructural Del Gobierno
Indígena (1.ª edición). Quito, Ecuador: Ediciones Abya-Yala. ISBN 9978-04-168-0.

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