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Nº 24 / En la ciudad de Resistencia, Capital de la

Provincia del Chaco, en fecha 14 de marzo de 2017,


reunidos en Acuerdo los señores Jueces de la Sala
Segunda en lo Criminal y Correccional del Superior
Tribunal de Justicia ROLANDO IGNACIO TOLEDO y EMILIA
MARÍA VALLE, quienes emitirán su voto en ese orden,
asistidos por el Secretario Autorizante MIGUEL ANGEL
LUBARY; tomaron conocimiento del expediente Nº 1-
13.202/16 caratulado: "SOTO JUAN RAMÓN S/ HOMICIDIO
AGRAVADO POR EL VÍNCULO", con el objeto de dictar
sentencia conforme los artículos 472 y cctes. del
Código Procesal Penal.

Seguidamente la Sala Segunda plantea las


siguientes

C U E S T I O N E S
1°) ¿Es procedente el recurso de
casación interpuesto a fs. 2101/2113?

2°) ¿Qué pronunciamiento corresponde


dictar?

A LA PRIMERA CUESTIÓN, ROLANDO IGNACIO TOLEDO dijo:

I- Que la Cámara Tercera en lo Criminal


de esta ciudad, actuando en Tribunal Colegiado, por
Sentencia Nº 05/16 dispuso en lo pertinente: I.
DESESTIMAR los planteos de nulidad genérica y absoluta
articulados por la defensa técnica por aplicación in
contrario imperium de las disposiciones de los
artículos 183 y 184 y concordantes del CPP. II.
CONDENAR a JUAN RAMÓN SOTO como autor penalmente
responsable del delito de HOMICIDIO TRIPLEMENTE
AGRAVADO POR EL VÍNCULO, ALEVOSÍA Y FEMICIDIO -Art.
45, 80 inciso 1º, 2º supuesto, y 11º en concurso ideal
(art. 54) del CP- a la pena de PRISIÓN PERPETUA más
las accesorias legales, por el mismo tiempo de la
sanción por el hecho cometido el día 26 de octubre de
2013, en Avenidas Las Heras y calle Seitor, ciudad, en
perjuicio de Gladys Verónica Romero.

Contra dicho decisorio se alzó la


Defensa, a cargo de las Defensoras Oficiales Nº 6 Dra.
Zulema Quiroga de Martínez y Nº 13 Dra. Patricia
Mariel Aleksich, interponiendo el recurso referido, el
cual fuera oportunamente concedido y elevada la causa
a esta Sala, se llamó a autos para sentencia,
encontrándose actualmente en condiciones de dictarse
el correspondiente pronunciamiento.

En su presentación, las casacionistas


refieren inicialmente al objeto y admisibilidad del
recurso, calificando a la sentencia como un supuesto
de inobservancia de las formas procesales exigidas por
la ley ritual bajo pena de nulidad.

En ese andarivel de la cuestión, afirman


que la sentencia condenatoria se basó en prueba
obtenida en forma ilegítima por haber sido colectada
en oportunidad de un allanamiento viciado de nulidad
absoluta, en el domicilio de Juan Ramón Soto sito en
José Mármol 458, Dpto. 6, Planta Baja, de esta ciudad.

Sostienen que la diligencia del


allanamiento contiene el vicio acusado, por no haberse
dado cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 206
segundo párrafo, segundo supuesto, esto es, por el
hecho de no haber presenciado Juan Ramón Soto la
medida durante su desarrollo, lo que a criterio de la
defensa, invalida todo el procedimiento y torna
ilegítima las pruebas e indicios colectados en esa
oportunidad.

Argumentan que la cuestión debe


resolverse conforme lo explica la teoría de los frutos
del árbol venenoso y, por ende, las pruebas
incriminatorias allí obtenidas quedan alcanzadas por
la regla de exclusión del artículo 193 del Código
Procesal Penal dado que fueron obtenidas en violación
de la garantía constitucional de inviolabilidad del
domicilio consagrada en el artículo 18 de la
Constitución Nacional y 15 de la Constitución
Provincial.

Dedican numerosos párrafos a refutar los


argumentos y el razonamiento seguido por los Sres.
Camaristas en el fallo a fin de dar respuesta a esta
cuestión y expedirse en el punto I por la
desestimación del planteo.

Observan asimismo en relación a la


expresión utilizada en la norma, "se le permitirá",
que no constituye una facultad del juez de conceder o
no al imputado el derecho a participar del acto, ya
que su presencia obedece nada más ni nada menos que a
ejercer el control de los derechos constitucionales
del artículo 15 de la Carta Magna Provincial.

Alegan que resulta innegable el


perjuicio ocasionado, en virtud de no haber tenido la
posibilidad de controlar la recolección y resguardo de
pruebas, en particular el portafolio marca Chenson,
sobre el cual se obtuvo el ADN positivo de sangre
humana que contiene perfil mayoritario de Juan Ramón
Soto y minoritario de la víctima Gladys Carolina
Romero.

Cuestionan asimismo la cadena de


custodia respecto de las muestras tomadas del trozo de
tela extraído del portafolios, afirmando que quedó
demostrado que el gabinete científico remitió un
hisopo correspondiente al raspado del portafolios
(muestra 3) y también el portafolios (muestra 19), sin
embargo, luego se produce la aparición de un segundo
hisopo lo que resulta evidente en cuanto a la
interrupción de la cadena de custodia. Concatenan este
agravio con el primero, respecto al perjuicio concreto
por la no presencia del imputado durante el
allanamiento.

Se agravian por la omisión del tribunal


de producir las pruebas testimoniales de los Dres.
Juan Basilio Ramírez y Anastacio Valenzuela,
ofrecidas ante la imposiblidad de realizar una segunda
autopsia y con el objeto de determinar con mayor
precisión la data de la muerte de Romero, aspecto que
a criterio de la defensa quedó incierto.

Manifiestan que la denegatoria del


tribunal no fue fundada y con ello se privó a la
defensa de la posiblidad de probar que la hora del
fallecimiento fue otra distinta a la certificada en la
autopsia, hecho que de probarse resultaría
desincriminatorio para Juan Ramón Soto.

Por todo ello, solicitan se declare la


nulidad de la sentencia y formulan reserva de recurso
extraordinario federal y ante la Corte Interamericana
de Derechos Humanos

II- Reseñado de tal manera el reclamo


impugnaticio y habiéndose producido la apertura de la
vía casatoria, corresponde examinar la decisión
cuestionada en función a los argumentos expuestos y a
la entidad y trascedencia de los mismos.
Inicialmente debe tenerse presente el
hecho por el cual fuera condenado el acusado y que a
continuación se transcribe en lo pertinente: "Que el
día 26 de marzo de 2013, a las 17:45 hs., Juan Ramón
Soto, llamó telefónicamente al celular de Gladys
Verónica Romero, como ha quedado acreditado en autos,
y concretó una entrevista con la misma en términos en
que Gladys Verónica Romero en su automóvil, llegó al
domicilio de J. Mármol Nº 498 de esta ciudad, subiendo
SOTO al vehículo sentándose del lado del acompañante;
trasladándose luego hasta estacionar en la
intersección de Avda. Las Heras y Seitor - auto marca
Volkswagen modelo Surán color gris dominio colocado
ISO-069, con vidrios polarizados. La cita había sido
para hablar en privado y a solas, como maniobra
tendiente a lograr un estado de indefensión de la
víctima y actuar sobre seguro, engañándola con la
excusa de que tenían que hablar de sus cosas. En ese
lugar y en determinado momento, Juan Ramón Soto
acometió contra el cuerpo de su esposa Gladys Verónica
Romero con un elemento punzo cortante -arma blanca que
no fue secuestrada-, direccionándola hasta asestarle
diez (10) puñaladas y una (01) lesión cortante, las
que produjeron heridas sangrantes y el deceso casi
inmediato de la Sra. Romero -por paro
cardiorespiratorio post traumático - shock
hipovolémico - heridas por arma blanca-, todo ello en
un contexto de violencia de género, generada en la
violencia física, psíquica y económica que ejercía
Juan Ramón Soto durante el tiempo de convivencia y
posterior separación. Suceso ocurrido entre las 18:00
y las 20:00 hs de la fecha mencionada; durante cuyo
desarrollo la víctima intentó maniobras defensivas sin
éxito final - heridas configuradas:...resultando Juan
Ramón Soto con lesiones con 2 esquimosis de tres cm.
de diámetro cada una ubicadas en cara anterior externa
del brazo izquierdo, producidas por mordedura bucal;
desplazándose el cuerpo de Romero hasta quedar inerte
con la cabeza en el asiento del acompañante y el
cuerpo caído en el piso del vehículo del mismo lado,
como y donde fuera hallada en horas de la mañana del
día 27 de marzo de 2013, tomando conocimiento la
autoridad policial a las 8:25 hs., iniciándose así los
procedimientos investigativos de rigor.

Liminarmente, corresponde dar respuesta


al pedido de nulidad absoluta del allanamiento
realizado en el domicilio de José Mármol Nº 458, Dpto.
6, Planta Baja, de esta ciudad

Conforme lo entiende la defensa, la


ausencia del imputado (aprehendido) durante el
procedimiento, resulta vulneratoria de la garantía de
defensa en juicio y del mandato constitucional
provincial del Art. 15, vicio que determina la nulidad
de la medida y se proyecta a todo el proceso abarcando
también la validez y legalidad de las pruebas
obtenidas en el lugar.

A fin de dar respuesta a este agravio es


necesario puntualizar las garantías que deben rodear
al allanamiento conforme lo exige la Constitución
Provincial.

Al respecto conviene recordar que el


artículo 15 de la Carta Magna Provincial fue objeto de
reforma en el año 1994, tratándose en la sesión
ordinaria Nº 13, reunión 24 llevada a cabo en la
ciudad de Las Breñas el 21 de octubre del año citado
(Conf. Constitución de la Provincia del Chaco -
Comentada y anotada Ana del Carmen Abraham; María Inés
Fioravanti de Klees y Julio René Sotelo; pág. 322).

En particular se mantuvo la redacción


del anterior artículo 12, en cuanto a la imposibilidad
de allanar los domicilios particulares en horas de la
noche, salvo por auto judicial motivado y en presencia
de sus moradores, agregándose la posibilidad de que
éstos requieran la presencia de sus abogados.

También se incorporó la facultad de que


el allanado en caso de tratarse de un domicilio
profesional o comercial pueda requerir la presencia de
la asociación a la que pertenece.

Asimismo se fijó la regla de que en


ningún caso la conformidad del afectado pueda suplir
la orden judicial, quedando invalidada toda prueba
obtenida en violación a esos principios.

Es decir que, tal como lo destacan los


Sres. Camaristas en su fallo, la legalidad de un
allanamiento requiere, -salvo lo supuestos taxativos
de excepción del artículo 205 de rito-, de la
existencia de una orden emanada del juez natural que
permita franquear el ingreso al domicilio particular o
profesional de un ciudadano para dar cumplimiento a la
garantía de defensa en juicio y la inviolabilidad del
domicilio consagradas ambas en la Carta Magna
Nacional, Provincial y Tratados Internacionales.

Examinado el fallo en crisis en este


aspecto de la cuestión, se coincide con los argumentos
y el razonamiento expuestos por los judicantes en
cuanto a que la medida fue realizada en cumplimiento
de una resolución debidamente fundada y motivada,
dictada por la Jueza de Garantías Nº 3, Dra. Rosalía
Beatriz Zozzoli, quien además, presenció integralmente
el desarrollo del allanamiento en resguardo de las
garantías y derechos constitucionales, labrándose el
acta con las formalidades correspondientes.
Aborda asimismo la sentencia de grado,
el estudio integral de las normas procesales en juego,
partiendo para ello de lo establecido por el Art. 307
en cuanto sanciona con pena de nulidad la falta de
notificación de las partes para la realización de los
actos procesales enumerados en el artículo precedente
(interrogatorios previos, reconocimientos,
reconstrucciones, pericias y testimoniales de
urgencia), con excepción expresa del registro
domiciliario, único caso en que se autoriza la falta
de notificación siempre y cuando exista orden judicial
de allanamiento emanada de autoridad competente que
autorice el ingreso al domicilio.

Analiza asimismo el decisorio, la


concordancia entre la norma procesal citada, conjugada
con las exigencias del artículo 206 del CPP, en cuanto
sus disposiciones se compadecen con el respeto a la
garantía de inviolabilidad del domicilio consagrada
por la Constitución Nacional (art. 18) y Provincial
(art. 15).

En esa línea, destaca que la medida


cuestionada, se llevó a cabo en presencia de la
principal moradora y de un testigo ajeno al personal
policial, cumpliéndose de esta manera con la totalidad
de las exigencias establecidas el primer párrafo del
artículo 206 de forma al que ya se hiciera referencia.
Precisándose en esta sede que, de la
lectura integral de la norma puesta en análisis se
advierte que la misma posee en su redacción una
marcada gradualidad; contemplando en su desarrollo
distintas hipótesis que pueden suscitarse en los
distintos casos donde sea necesario producir la medida
de prueba.

Así, el primer párrafo refiere al


supuesto en que en el inmueble a ser allanado, se
encuentre una persona que habite o posea el lugar y
seguidamente como deberá procederse ante la ausencia
de la misma, derivando la notificación de la medida al
encargado de la propiedad si lo hubiere o a cualquier
persona mayor de edad que se encuentre aún
transitoriamente en el domicilio, teniendo siempre
preferencia, si son varias, el que tenga un parentesco
con el titular del mismo; aclarando la norma que una
vez cumplida esta notificación -según el caso-, la
autoridad judicial invitará al individuo a presenciar
el registro.

Es dable tener presente que en todas las


situaciones descriptas en el primer párrafo, el
inmueble tiene una persona que ejerce su posesión o
bien, se encuentra transitoriamente dentro o a cargo
del mismo.

A diferencia de estos supuestos, el


segundo párrafo inicia desde la situación opuesta;
esto es la ausencia de persona alguna en el domicilio,
a esto únicamente puede referirse al expresar: "Cuando
no se encontrare a nadie,..." facultándose -como bien
lo señala el fallo- al magistrado, más no exigiéndole,
que permita que el acto se realice en presencia del
morador, cuando su ausencia obedezca a una privación
de libertad; lo que no significa que su falta de
presencia impida el cumplimiento de la medida y menos
aún que se proyecte como una nulidad, toda vez que de
haber sido ésta la intención del legislador así lo
hubiera consignado expresamente.

"Las leyes deben interpretarse conforme


al sentido propio de las palabras que emplean, sin
molestar su significado específico, máxime cuando
aquél concuerda con la acepción corriente en el
entendimiento común y la técnica legal empleada en el
ordenamiento jurídico vigente, para todo lo cual se
deben computar la totalidad de sus preceptos de manera
que armonicen con el ordenamiento jurídico restante y
con los principios y garantías de la Constitución,
evitando darles aquel sentido que ponga en pugna sus
disposiciones, destruyendo las unas por las otras y
adoptando como verdadero el que las concilie y dote a
todas con valor y efecto (CSJN 2/12/9, "Segovia",
Fallos 316:2695)".
Vale entonces afirmar que la última
parte del segundo párrafo de la norma, sería de
aplicación en todo caso, para casos de excepción, que
no se compadecen con la situación fáctica bajo
análisis.

Únicamente de este modo pueden


interpretarse las disposiciones aludidas
precedentemente, toda vez que de lo contrario
resultaría una palmaria incongruencia entre lo
legislado entre los artículos 307 y 206 y, aún en
mayor medida, entre lo dispuesto por el primero y
segundo párrafo del citado en segundo término.

"La inconsecuencia o la falta de previsión,


jamás se supone en el legislador y por esto, se
reconoce como principio inconcuso que la
interpretación de las leyes debe hacerse siempre
evitando darles un sentido que ponga en pugna sus
disposiciones, destruyendo las unas por las otras y
adoptando como verdadero el que las concilie y dote a
todas con valor y efecto (CSJN 12/9/89).

Conforme todo lo anterior, no se


advierte que en el caso se hayan vulnerado derechos
del imputado, ni se haya actuado en violación de los
preceptos constitucionales ni legales o de forma, no
habiéndose alegado ni demostrado que se hayan
implantado en el domicilio pruebas incriminatorias que
autoricen a juzgar el presente conforme los
precedentes citados en la memoria impugnaticia, ni
tampoco declarar la nulidad de la medida de
allanamiento y los actos consecuentes en aplicación de
la regla de exclusión probatoria, como se pide, la que
por los abundantes fundamentos expuestos no resulta de
aplicación al hecho bajo juzgamiento.

Ingresando al análisis de otro agravio,


direccionado a poner en duda la cadena de custodia de
las muestras extraídas del portafolios perteneciente a
Soto, hallado dentro de su domicilio, es de toda
evidencia que el planteo tampoco puede prosperar.

Se intenta desde la defensa, sembrar


dudas respecto al resguardo de las muestras tomadas de
ese portafolios con el argumento de que el gabinete
científico al constituirse en el domicilio durante el
allanamiento, dejó constancia de la remisión de un (1)
único hisopo a fin de que se determine de que tipo de
fluido se trataba y si se podían obtener perfiles
genéticos de ADN, siendo que luego, al momento de
remitirse los resultados de la prueba pericial se
expresa que se analizaron dos (2) hisopos.

Tal alegación, queda desestimada de


plano con la sola lectura de la testimonial del Dr.
Sergio Fabián Moro, quien explicó paso a paso el
protocolo que se siguió en este y se aplica en todos
los demás para la recolección, resguardo y remisión de
las muestras al laboratorio de Bioquímica Molecular.

Puntualizó respecto a lo medular de la


cuestión: "hay dos formas de tomar muestras, se puede
hisopar y levantar la muestra o cortar un pedacito". A
preguntas aclaratorias respondió: "En forma categórica
puedo afirmar que se mandaron aparte de hisopo del
gabinete científico se mandaron (sic) las porciones de
tela".

Específicamente a la pregunta de la
defensora oficial Nº 6 por la muestra Nº 3 expresó:
"Esa es una de las muestras, la del hisopo, la muestra
es la número 19, se remitió al laboratorio Química
Molecular". Indudablemente cuando refiere a la 19 se
esta haciendo mención de los trozos de tela que él
mismo recortó del portafolios para el análisis de las
manchas de sangre, conforme lo explicó al inicio de su
testimonio.

Queda así zanjada la cuestión tal como


lo fundara el fallo, debiendo por consecuencia lógica
desestimarse el cuestionamiento respecto de la
supuesta violación de la cadena de custodia.

En relación al planteo efectuado por la


defensa, agraviándose de la negativa del tribunal a
recibir declaración testimonial a los Dres. Juan
Basilio Ramírez y Anastacio Valenzuela, profesionales
forenses; ello no se compadece con lo realmente
acontecido en el proceso, ya que de la lectura de las
actas de debate surge sin hesitación que ambos
expusieron en juicio largamente en calidad de
testigos.

Si bien la defensa pretendió que


depusieran ante un pliego de puntos de pericia; ello
fue rechazado por el tribunal, en razón de que ambos
fueron recién ofrecidos en calidad de Nuevos Testigos
a fs. 1187, luego de que la querella hiciera
ampliación de la acusación -fs. 1170 a 1177- a lo que
adhiriera el Sr. Fiscal de Cámara -fs. 1177
vta./1178-, ambos haciendo uso de la facultad otorgada
por el artículo 385 de rito; en virtud de lo cual, las
testimoniales de los profesionales médicos fueron
admitidas por el Tribunal al único efecto de discutir
la calificante de "Ensañamiento" (ver constancias de
fs. 1191/1193).

Es decir, que no fueron ofrecidos como


peritos de control de la autopsia realizada por
Sinkovich en su integralidad, no obstante, fueron
escuchados e interrogados largamente por las partes y
con preguntas aclaratorias efectuadas por los miembros
del tribunal de juicio.

Tuvieron oportunidad de explayarse sobre


distintos aspectos de la autopsia, la que le fue
exhibida, haciendo consideraciones científicas
objetivas sobre cada una de las fotos que la
documentan, así como de otros aspectos tales como la
posición del cuerpo, su probable ubicación al momento
de ser atacada, tipo de arma con las que fueron
efectuadas las lesiones, profundidad de las mismas,
entre muchas otras.

Analizado el resolutorio en crisis en lo


que a la cuestión corresponde, se comparten los
argumentos y el razonamiento seguido por los
magistrados en el documento sentencial, quien fijó el
horario en que se produjo la muerte de Gladys Verónica
Romero en un intervalo de 5 a 12 hs. previas a la
autopsia; lo que ubica temporalmente el suceso entre
las 18 y las 20 hs. del día 26 de marzo, lapso en que
el imputado Juan Ramón Soto se encontró con su ex
esposa dentro del auto.

En ese sentido, la defensa desplegó su


estrategia para intentar poner en duda este dato,
objetivo que, no obstante la presencia de los testigos
calificados (Dr. Valenzuela y Dr. Ramírez), no fue
alcanzado en virtud de que lo determinado en la
autopsia, ratificado por el Dr. Sinkovich en debate;
fue contundente respecto a que el método seguido para
fijar la franja horaria en que se produjo el deceso,
fue el de la temperatura del cuerpo tanto vaginal como
abdominal, procedimiento que, obviamente, no puede
repetirse, por lo que las explicaciones dadas en la
sala de audiencia por los testigos de la defensa no
alcanzan para refutar esa conclusión.

Sin perjuicio de haber agotado las


respuestas a los agravios interpuestos y en
cumplimiento del control general del fallo por
tratarse de una decisión condenatoria y siendo deber
de esta Sala Segunda garantizar el pleno ejercicio de
la garantía del doble conforme, es dable adelantar que
no se advierten vicios en el razonamiento seguido por
los judicantes para arribar a las conclusiones
asertivas en lo que respecta a la existencia del hecho
y la autoría de Juan Ramón Soto.

De la lectura integral del documento


sentencial, surge con claridad que el Tribunal de
mérito ha valorado, conforme a las reglas de la sana
crítica, los distintos medios de prueba producidos en
el juicio.

Así, en cuanto a la cuestionada autoría


del encartado, razonablemente concluyeron hallarla
acreditada con los resultados del ADN encontrados en
el trozo de tela correspondiente al portafolios
perteneciente a Soto y secuestrado en el allanamiento.
Al respecto cobra trascendencia lo
explicado por la Dra. Matilde Carranza en cuanto
afirmó que en el retazo de tela, la mancha de sangre
humana, corresponde al perfil genético de Verónica
Romero en cantidad minoritaria y el de Soto en
cantidad mayoritaria, lo que llamó su atención puesto
que normalmente el dueño del objeto a peritar
contribuye en menor cantidad que el aportante
ocasional -en el caso Romero-; sin perjuicio de lo
cual no quedan dudas de que en la mancha de sangre
ambos aportaron rastros genéticos.

Lo mismo acontece en el vehículo Suran


donde fue encontrado el cadáver de Verónica Romero y
que además es el lugar del hecho; concretamente en el
volante del automotor también se encontraron mezclas
del imputado y la víctima.

Aporta otro dato de especial relevancia,


y es que en la muestra correspondiente al portafolios
se encontró el perfil genético completo de Gladys
Verónica Romero, mientras que en la muestra del
hisopado del volante se halló el perfil completo de
Juan Ramón Soto.

Reitero, la labor jurisdiccional puesta


en pugna, practicó un análisis de plurales piezas de
convicción que le permitieron obtener la conclusión no
querida por la defensa y sin desatender los límites
que impone el sistema de evaluación adoptado por
nuestro ordenamiento procesal.

Se verifica que el Tribunal anterior en


grado, también acertó en computar que conforme los
resultados y ubicación de las manchas de sangre ya
descriptas, el único modo en que los rastros de ADN de
Romero fueran a depositarse en el portafolios o morral
del imputado, no puede ser otro que el hecho violento
se desarrolló dentro de la Suran y que el imputado
llevaba consigo tal elemento.

A su vez, el razonamiento expuesto en el


fallo en lo que hace a la ubicación de Verónica Romero
dentro del habitáculo delantero en el lugar del
conductor también aparece acertado, en razón de la
ubicación de las heridas, los cortes en el tapizado y
la uña que queda depositada sobre el asiento delantero
izquierdo, perteneciente a la víctima la cual
indudablemente se quebró al ejercer actos defensivos.

A ello se sumó, que la última persona


que vió con vida a Verónica fue precisamente Soto,
quien tal como lo acepta él mismo y a su vez lo
corroboran los testimonios de la hermana y la madre de
Verónica, citó a esta el día del hecho a las 18 hs
para encontrarse y dialogar, solicitándole que no
fuera en la casa de ninguno de los dos sino en "un
lugar neutral" (sic).
Razonablemente advirtió la Cámara que el
encausado también presentó rastros de lo sucedido en
su cuerpo, dada la constatación de que tenía dos
equimosis de 3 cm. de diámetro, cada una ubicada en
cara anterior y externa, del brazo izquierdo,
producida por mordedura bucal.

Esta lesión era muy reciente, hecho que


el Tribunal concatena con un episodio anterior de
violencia protagonizado por Verónica y Soto, en el que
ella se defendió del mismo modo.

"De la prueba surge que Verónica Romero


mordió en dos oportunidades siempre en posición
defensiva a Juan Soto -infiero así que ésta era una de
sus modalidades personales de defensa-; la primera
oportunidad fue en la consignada en la exposición de
Soto,...cuando se produjo el incidente en la casa de
Mariela Tiberio en la cual se agredieron mutuamente
Romero y Soto, mordiéndolo Verónica en el brazo cuando
él la sujetaba y golpeaba al mismo tiempo. Por ello es
que, sorprendida en las circunstancias previas a su
muerte, ante el acometimiento con el arma blanca
levantó sus manos resultando herida, y
simultáneamente, mordió, intentó y lo logró, a Juan
Ramón Soto, su agresor" (Conf. Sentencia, fs. 2046).

En base a todos estos elementos,


razonablemente el Tribunal dio por reconstruido el
suceso histórico del modo en que fue transcripto
supra.

Así, en cuanto a que fue Soto quien citó


a Verónica Romero ese día, se cuenta con la
declaración de la hermana de la víctima, Silvana
Gisela Romero, quien se encontraba con ella el día del
hecho, cuando Verónica recibe el llamado de Soto, a lo
que contesta "bueno, bueno nos encontramos entonces
enseguida voy", continúa relatando que cuanto corta la
comunicación expresa: "no se que es lo que debe
querer, debe querer plata otra vez, pero no tengo"
diciéndole a su hermana al final "te las dejo a las
nenas y vuelvo", por lo que ésta última le contestó:
"no tardes, Negra, porque nosotras tenemos que ir a
hacer la mercadería con mamá y con quien vamos a dejar
a los chicos"; "no no, me dice, mirá como estoy"..."si
me tengo que venir a bañar, no voy a tardar. No tengo
nada que hacer, me voy a ver nomás que es lo que
quiere, seguro quiere plata y vuelvo. Te las dejo a
las nenas".

Con el hecho descripto y correctamente


tenido por acreditado, también cabe coincidir en su
encuadramiento legal porque se ha demostrado y probado
a lo largo del juicio cual era la relación que unía a
Soto y Romero, siendo el primero el que ejercía una
relación desigual de poder sobre su pareja, en la que
además de la violencia económica que los juzgadores
consideraron determinantes del homicidio, ejercía
también un constante destrato y desvalorización hacia
Verónica Romero, poniendo permanentemente en duda su
capacidad psíquica, negando sus reiteradas
infidelidades y otros hechos menores, llegando en
alguna oportunidad a la violencia física.

Sin dudas que ejercía el control


absoluto de las finanzas y movimientos económicos de
la familia, siendo el que administraba y autorizaba en
forma exclusiva también los ingresos de la víctima,
tal como surge de los numerosos testimonios rendidos
en juicio.

Se encuentran de este modo presentes


todos los requisitos para afirmar que el homicidio se
produjo en contexto de violencia de género, tal como
se sostuviera en el precedente "Bernachea", Sent.
71/16: "En los casos de femicidio, el autor se siente
provocado frente a ejercicios de derechos por parte de
la mujer. El ejemplo paradigmático es el de la mujer
que quiere elegir con quién y cómo estar en pareja. Y
en otros casos el homicidio suele ser el punto
culminante de una relación de violencia contra la
mujer en donde se persigue prácticamente su reducción
a la servidumbre. El autor de forma más o menos
consciente tiene una concepción machista de las
relaciones entre el hombre y la mujer y concibe a esta
última como a un sujeto carente de los derechos
mínimos de libertad respeto y capacidad de decisión"
(Peralta José Milton, Homicidios por odio como delitos
de sometimiento, InDret - Revista para el análisis del
derecho, Barcelona, 2013, pág. 13/14
http//www.indret.com/pdf/1005.pdf).

Coincidentemente, la Sala Penal de


Córdoba ha expresado: "Repárese que en el caso, todos
los hechos tuvieron lugar en el especial contexto de
violencia de género. En estos casos en que el varón
aparece ejerciendo todo su poder en relación a una
mujer a la que intimida y trata con violencia. En el
mismo contexto es totalmente inaceptable que el hombre
exija a la mujer mantenga la convivencia en contra de
su voluntad". "V.J.P. s/ Desobediencia a la autoridad"
Sentencia 388/14.

"Aparece así, pues una clara decisión


del imputado de no permitir que su pareja tomara la
libre y autónoma decisión de terminar la relación
afectiva que con él mantenía e iniciarla con
otros."..."En el juicio de excusabilidad, no pueden
dejar de valorarse, circunstancias particulares
indicadoras de una pretensión de sometimiento de la
víctima a la voluntad del imputado y que pueden
enmarcarse en la llamada violencia de género. Se ha
dicho que en los casos de violencia de género, el
varón aparece ejerciendo todo su poder en relación a
una víctima mujer a la que intimida y trata con
violencia, en virtud de la relación vital en que se
halla". (TSJ, Sala Penal; "Agüero", S. Nº 266 del
1510/2010; "Ferrand", S. Nº 325 del 03/11/2011,
"Sánchez, S. Nº 84 del 04/05/2012, "Dávila", S. Nº 178
del 25/07/2012; "Pérez, S. Nº 309 del 20/11/12).

Se encuentran de este modo acreditados


todos los elementos objetivos y subjetivos que
componen el tipo penal, quedando demostrado conforme
las pruebas e indicios unívocos producidos que la
muerte de Gladys Verónica Romero configura el típico
caso de femicidio que queda atrapado por el artículo
80 inciso 11º del Código Penal.

Asimismo ha quedado demostrado el estado


de indefensión en el caso, dado que la víctima no tuvo
la posibilidad de resistirse al ataque sorpresivo.
Habiéndose confirmado, a través de los elementos
probatorios examinados, que el imputado preordenó su
accionar, asegurándose que el encuentro se produjera
en un lugar en el que pudiera desplegar su accionar
homicida sin riesgo para él mismo y anulando las
posibilidades de defensa de Verónica Romero, así como
también de ser auxiliada por terceros dado que lo
cometió dentro del automóvil en un lugar elegido
cuidadosamente dado que en el horario elegido no tenía
mucha circulación de personas, y además la vivienda
frente a la cual se estacionaron se encontraba
deshabitada.

Siendo ello así, no cabe otra conclusión


que la de tener por cumplimentadas las exigencias
legales en torno a las agravantes atribuidas, toda vez
que resulta indiscutible dicha calificación cuando,
como en el caso, "para matar a una persona se la
sorprende indefensa y desprevenida, tras de tomar el
homicida las precauciones necesarias para que el acto
llegue a su total consumación, sin riesgo o peligro
para su persona".

Por todo lo expuesto, sostengo que el


recurso interpuesto no puede prosperar, pues la tarea
jurisdiccional puesta en crisis no contiene los vicios
que le atribuye la defensa, habiéndose fijado las
circunstancias fácticas trascendentes con razonable
fundamentación y en el marco de la sana crítica
racional.

Por consiguiente y como consecuencia de


lo expuesto, debe rechazarse el recurso intentado. ASÍ
VOTO.

A LA PRIMERA CUESTIÓN, EMILIA MARÍA VALLE dijo:

Compartiendo los fundamentos y las


conclusiones formuladas en el voto precedente, adhiero
específicamente al mismo y me expido en igual sentido.
ES MI VOTO.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN, ROLANDO IGNACIO TOLEDO dijo:

Con arreglo al resultado de la cuestión


tratada anteriormente, corresponde rechazar el recurso
de casación interpuesto a fs. 2101/2113. Sin costas.
ASÍ VOTO.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN, EMILIA MARÍA VALLE dijo:

Concuerdo con la propuesta formulada


precedentemente y por ello voto en idéntico sentido.
ES MI VOTO.

Con lo que se dio por finalizado el


Acuerdo precedente, dictándose la siguiente

S E N T E N C I A Nº 24 /
I- HÁGASE saber a las partes que los
Sres. Ministros Emilia María Valle y Rolando Ignacio
Toledo, integrantes de esta Sala Segunda en lo
Criminal y Correccional, revisten actualmente el
carácter de Presidenta y Vocal respectivamente atento
a la nueva composición de Salas dispuesta por Acuerdo
Extraordinario N° 19 de fecha 06/12/16.

II- RECHAZAR el recurso de casación


interpuesto a fs. 2101/2113. Sin costas.

III- REGÍSTRESE. Notifíquese y,


oportunamente, devuélvase los autos.

EMILIA MARÍA VALLE, PRESIDENTA - ROLANDO IGNACIO TOLEDO,


VOCAL - MIGUEL ANGEL LUBARY, SECRETARIO

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