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EJE TEMÁTICO:

LA UNIVERSIDAD PÚBLICA, RETOS Y PARADIGMAS

UNIVERSIDAD Y FORMACIÓN CIUDADANA: APUNTES PARA


PENSAR.
AUTOR: Mtro. Jorge Campoy Rodriguez 1

RESUMEN

Este trabajo aborda los temas relacionados con la función de la universidad


en el siglo XXI, considerando como uno de sus ejes fundamentales, la
formación ciudadana.
Destaca la concepción de una ética articulada por tres elementos básicos, a
saber: la justicia, la democracia y la educación; articulada por la política
como rector de la actividad ética.
Se aboga por una participación activa del sujeto social y se promueve una
ética que vincule la llamada ética diálogica de Habermas y Apel a la par de
coincidir en el diagnóstico que el pensador francés Edgar Morin tiene sobre
los retos y función de la educación del siglo XXI.

Palabras claves: Democracia, justicia, ética diálogica, educación del siglo


XXI, comunitarismo.

1
Coordinador de la carrera de Psicología Centro Universitario de los Altos. Universidad de Guadalajara.

1
UNIVERSIDAD Y FORMACIÓN CIUDADANA: APUNTES PARA PENSAR.

Mtro. Jorge Campoy Rodríguez2

A las universidades y los universitarios no nos faltan


estímulos que nos orienten hacia el cambio; lo que
nos falta es voluntad de cambio y garantía de que éste
contribuirá a la mejora.

Martínez Martín Miquel. et. al3.

1. INTRODUCCIÓN.

El giro que las universidades en México ha tenido, arranca desde hace dos

décadas aproximadamente, en la búsqueda de modelos que se aproximen a la

visión de la excelencia y la calidad.

2
Coordinador de la carrera de Psicología. Universidad de Guadalajara. Centro Universitario de los Altos.
Email: jcampoy@cualtos.udg.mx
3
Martínez Martín. Miquel. La universidad como espacio de aprendizaje ético. En: Revista Iberoaméricana de
Educación. No. 29. Organización de Estados Iberoaméricanos. 2002

2
El actual esquema departamentalizado, el sistema de créditos, la búsqueda de la

acreditación de los programas educativos, la certificación de procesos, la

utilización de esquemas extraídos de la administración, son solo algunos de los

síntomas que ha experimentado la universidad en su paso al modelo de calidad y

comprobación de sus funciones sustantivas (docencia, investigación y extensión)

ante las autoridades educativas nacionales.

Este esquema representa de alguna manera la percepción del esquema liberal

sobre la educación y la manera de concebir la educación a través de la

instrumentalización de sus procesos, en pos de una “calidad” que en términos

educativos solo representa en su mayoría, los llamados “indicadores” de calidad,

sin que en estos planteamientos exista una postura clara con respecto a la

formación de profesionistas y ciudadanos comprometidos con su entorno y

dinámica social.

El propósito de esta ponencia es el reflexionar sobre la relación entre la

universidad como sujeto jurídico, educativo y social y la formación ciudadana

como uno de los ejes rectores (de carácter transversal) de la actividad académica,

científica y de divulgación que le esta conferida por la sociedad; tanto en el

esquema privado como público de la educación superior.

2. Pequeña reseña de los proyectos universitarios en formación moral y/o

ética.

3
Gilberto Guevara Niebla4 ex dirigente del 68 y ex funcionario de la SEP, comenta

en su artículo sobre la educación moral en México la larga transición recorrida

desde el siglo XIX , “la asignatura Moral aparecía junto a Lectura de leyes

fundamentales, como parte del currículo de primaria en la ley de abril de 1861. En

1908 a partir de la ley sobre educación primaria la moral desaparece del currículo

y se perfila, lo que a la postre se llamará instrucción cívica. Despojando su

carácter religioso anterior de la moral.

Es a partir de la Revolución mexicana que la educación moral se debilita aún más,

tomando más importancia el civismo por parte de los gobiernos post

revolucionarios. Representa esta lucha la expresión política de la pugna entre el

proyecto conservador y el proyecto liberal, que va a incluir la formación de

ciudadanos virtuosos para una sociedad libre. Este proyecto a la postre también

fue abandonado a favor de un proyecto que buscaba “civilizar” (en términos de

Vasconcelos) tratando por este medio de incorporar a la población (sobretodo

rural) a los patrones de la vida moderna.

Señala cuatro etapas de la era post revolucionaria: La cruzada civilizadora de

Vasconcelos (1920 – 1923); la escuela de la acción (pragmática) del callismo

(1924 – 1928); la orientación productivista de Bassols, y la educación socialista de

Cárdenas (1934 – 1940), y aunque es verdad que la política de la Universidad

Nacional (1940 – 1946) encabezada por Torres Bidet introdujo un viraje en esta

4
Guevara Niebla Gilberto. La educación moral en México. en : González Juliana/Landa José comp. Los
valores humanos en México. Edit. Siglo XXI/UNAM. México 2001

4
línea general de acción educativa, en ningún caso puede decirse que hubo un

regreso a la política de educar para formar ciudadanos libres y virtuosos 5

Lo que se desprende del anterior relato es la lucha entre el modelo de educación

conservador y el modelo liberal, es decir las visiones sobre la responsabilidad y

función de la universidad a nivel superior tiene matices políticos evidentes, de

acuerdo al grupo político que ha encabezado la presidencia de la república. Esto

denota la relación indisoluble entre el poder político y la educación, relación que

hablaré más adelante.

3. La universidad y la autonomía.

Uno de los logros de las universidades a nivel mundial es el de la autonomía, es

decir, la independencia doctrinal, científica y organizativa del poder político

vigente.

Aunque esta autonomía coexiste con un esquema de subsidio mixto de parte de

los gobiernos federal y estatal, que convierten la convivencia del poder con la

universidad en el mejor de los casos como un matrimonio “mal avenido”. Es claro

para los que trabajamos en las universidades públicas de las continuas disputas

entre los poderes y las universidades en la búsqueda de mayor otorgamiento de

presupuesto.

5
Guevara Niebla Gilberto. Op. Cit. Pág. 56

5
Como sujeto jurídico y social la universidad se enfrenta con un dilema ético de

suma importancia. ¿A quién responder en sus demandas? ¿al gobierno federal o

estatal, o a sus usuarios y sus necesidades? ¿es más importante continuar con el

modelo que se propone desde el estado o generar un modelo propio que responda

a las necesidades del lugar dónde la universidad esta enclavada?

La manera en como resuelve esta problemática es lo que distinguirá a las distintas

universidades.

En este proceso se juega la universidad entera sus procesos internos, sus

órganos de gobierno, estructura, toma de decisiones, etc.

Es sin duda un proceso sociológico y ético de repercusiones grandes tanto en los

usuarios como en los que reciben los frutos que la universidad produce: la

sociedad.

4. Los desafíos de la universidad en el siglo XXI

Román Mayorga (1999)6 reconoce diez desafíos de la institución universitaria en el

siglo XXI, como sigue: “el reto de construir una sociedad justa basada en el

conocimiento; afianzar la identidad cultural iberoamericana en un mundo

globalizado; transformar los sistemas educativos de la región; Prolongar la

educación durante toda la vida; Emplear eficazmente los nuevos medios

6
Mayorga, Román. Los desafíos a la universidad latinoamericana en el siglo XXI. En: Revista
Iberoamericana de educación. Nª. 21 (1999), Págs. 25-40

6
tecnológicos disponibles; Hacer investigación científica y tecnológica de alta

calidad; Vincular a las universidades con las empresas; Resolver el problema del

financiamiento universitario; Contribuir a la integración latinoamericana; y Cumplir

bien las funciones universitarias tradicionales.

Para los propósitos de mi ponencia es de destacar los retos referentes a la

transformación de la educación, en una educación que tenga como ejes a la

justicia y la democracia como principio de convivencia. El extender el concepto de

educación a toda la vida como fundamento de una educación que garantice la

exigencia humana de pensar con sentido crítico el acontecer del país, la región y

la globalidad.

El pensador francés Edgar Morin en su texto sobre los siete saberes necesarios

para la educación del futuro, señala como necesarios los siguientes: Las cegueras

del conocimiento: el error y la ilusión; los principios de un conocimiento pertinente;

enseñar la condición humana; enseñar la identidad terrenal; enfrentar las

incertidumbres; enseñar la comprensión y la ética del género humano.

De los postulados de E. Morin destaco dos: el enseñar la condición humana en

sus cuatro vertientes; la condición cósmica, la condición física, la condición

terrestre y la humana condición. Sin duda una de las huellas que la educación

imprime en el ser humano es este paso de la hominización en la humanización,

dónde destaca el papel fundamental del lenguaje como regulador comportamental

7
y actitudinal del ser humano que constituirá posteriormente al ciudadano pleno e

identificado.

Por su parte Jacques Delors en su texto “la educación encierra un tesoro”, se

centra en lo que ha denominado los cuatro pilares de la educación, a saber:

Aprender a saber, Aprender a hacer, Aprender a vivir juntos y Aprender a ser.

De las anteriores posturas se deduce la necesidad imperante de reconocer al otro

(en alteridad como diría E. Levinas) como constitutivo y constituyente de una

humanidad que requiere de una acción ética que construya y constituya la esencia

ética de la universidad del nuevo siglo.

Una universidad que debe responder a retos inéditos en un tiempo de avance del

modelo neoliberal y pragmático en la educación y un olvido (por lo menos oficial) a

los aspectos éticos y críticos de una sociedad que requiere de ciudadanos y

profesionales comprometidos con los cambios y la participación social y política.

Es importante que la ética no aparezca solo como asignatura (ya que su

tratamiento es más bien deontológico), la ética no puede practicarse como credo

político, ni científico, ni normativo, sino ser acto ante todo. Que de cuenta de la

reflexión crítica y el juicio activo del acontecer social, universitario y político.

Es en otras palabras toma de conciencia y de postura ante lo que acontece social,

económica y políticamente.

8
Un regreso a la comunidad (polis) que recupere la pertenencia a una comunidad,

dentro de los límites que marca el multiculturalismo actual, de la sociedad

industrial contemporánea.

Para ello es necesario tener una posición que adopte no sólo una escuela o

doctrina ética como el comunitarismo de McIntyre y la ética dialógica de Habermas

y Apel, sino un esquema que de cuenta exacta de la dimensión compleja de los

tiempos actuales y por venir.

La universidad del siglo XXI tiene como “compañera” a la racionalidad tecnológica

con sus expresiones hacia la educación. ¿Qué hacer ante estos embates hacia un

sujeto (que históricamente) se ha configurado como agente crítico?

Formación ciudadana y universidad.

Diego Moreno7 nos menciona la crisis que enfrenta la educación actual, entre la

condición moderna y postmoderna, es decir se asocia el surgimiento de la escuela

con el surgimiento de los estados modernos y se constituye como la utopía para

lograr la idea de progreso que albergó la modernidad.

7
Moreno. Diego. El sujeto educativo en búsqueda de una moral del saber. En:
http://arje.atspace.com/filoedu6.htm

9
¿Qué retos enfrenta el actual momento de la humanidad? A nivel social la

democratización de las sociedades a través de la formación y expresión ciudadana

como el mecanismo por excelencia y el abandono del modelo totalitario y

autoritario que prevaleció durante buena parte del siglo XX.

A nivel económico el término (muy familiar por cierto) para las actuales

generaciones es el de “crisis”. Durante buena parte de final del siglo XX y el actual

ha sido el desequilibrio económico y los continuos “efectos” que las bolsas de

valores han generado, la divisa en este sentido. De manera que la incertidumbre

en la generación de empleos, la elevación de la calidad de vida de los ciudadanos,

el desarrollo en infraestructura en los países se han visto afectados gravemente.

Basta con un ejemplo para ello: el actual conflicto en Francia con los jóvenes por

la llamada ley de empleo que garantiza la “seguridad” en el mismo por dos años y

deja al empleador en posibilidad de reciclar su fuerza de trabajo cada período,

desconociendo una lucha histórica de los sindicatos y los trabajadores.

Tal parece que el modelo “eficientista” neoliberal se niega a garantizar una vida

digna y estable a la juventud dejando no sólo el anhelo de la estabilidad laboral y

garantizando la incertidumbre.

¿De que manera responde la universidad ante estos acontecimientos?

La universidad como agente social aún no se pronuncia ante este fenómeno (el

desempleo) tal parece que su única responsabilidad se restringe a formar

10
profesionales sin futuro que engrosarán la larga lista de desempleados. De tal

manera que el discurso de la excelencia y calidad queda de lado ante la realidad

económica y política actual.

¿De que manera la universidad participa en la formación de ciudadanos

comprometidos con la sociedad y el mundo al que pertenecen?

Es un hecho que la educación fortalece los lazos que los hombres y mujeres de

una sociedad tienen con ésta, sin embargo no basta con tratar de enseñar valores,

hay que asumirlos y actuarlos para lograr conformar una actitud ética ciudadana.

Entiendo por ética aquella que fortalece la formación de hábitos virtuosos que

fundan el carácter del sujeto en convivencia con la comunidad que pertenece.

Es conocido el hecho que en la ética occidental la pugna se encuentra entre las

escuelas que se orientan hacia el deber (de corte kantiano) y hacia la árete (virtud

aristotélica), marcando una distancia considerable de los fines y logros de cada

una.

Tenemos entonces los extremos: la moral y la ética propiamente dicha. Dentro de

la universidad se reproducen estos esquemas. Algunos enfatizando una postura

moral (con sus acepciones moralistas) y posturas orientadas más hacia la ética.

De los modelos morales se encuentran aquellas instituciones que enfatizan los

valores trascendentes como aquellos que “forman” a los estudiantes.

11
Las universidades que privilegian un modelo más ético estarían caracterizadas por

aquellas instituciones que promueven un sentido critico y reflexivo del actuar del

estudiante y futuro profesional de un área del saber.

Respecto a la formación ciudadana el debate en cuanto a ésta se ha fomentado

en relación a dos paradigmas fundamentales: la postura liberal que enfatiza las

libertades individuales y la postura comunitarista que apoya la idea de la

conservación de los valores culturales y de grupo al que se pertenece.

Ambas posturas no sólo se diferencian por su noción de ciudadanía, sino también

por su idea respecto de nociones fundamentales como la democracia, política y

sociedad.

Según Luis Eduardo Santa Cruz8 “ Para el liberalismo, la ciudadanía se

entiende esencialmente a partir de la entrega de derechos a los individuos, los que

son concebidos como “triunfos” de los ciudadanos sobre el Estado (Dworkin,

1993)… los principios básicos que definen al liberalismo son: igualdad formal entre

los individuos, universalismo, neutralidad de las instituciones ante las diferentes

creencias, tolerancia ante la diversidad de las mismas y la confianza en el carácter

perfectible de las instituciones (Gimeno Sacristán, 2001: 168)”.

8
Santa Cruz. Luis Eduardo. Reflexiones críticas en torno a la formación ciudadana en la institución escolar.
En http://www.piie.cl/documentos/documento/reflexiones_criicas.pdf

12
Para los comunitaristas, la democracia debería llevar el adjetivo de “participativa”,

pues al ser un régimen que busca expresar el principio del autogobierno, se

sustenta en la concepción de que los ciudadanos deben concurrir activamente al

espacio público, como una forma de conservar su propia libertad y, por ende,

poder desarrollarse como personas.9

Ambos proyectos éticos se ven representados en las universidades a partir del

discurso que las funda y la dinámica magisterial, el “habitus” de Bordieu y las

condiciones que prevalecen en las instituciones de educación superior.

Propuesta.

La propuesta reside en la puesta en marcha de lo que llamo el triángulo de la ética

ciudadana que fomenten la formación de un ethos en la universidad y los

universitarios.

Para el que esto escribe, una ética ciudadana se construye bajo la interacción de

tres elementos fundamentales.

El primero es la noción de justicia.

9
Santa Cruz. Luis Eduardo. Op.cit.

13
El segundo elemento es la idea de democracia que la sociedad contemporánea

ha construido en este S. XXI.

El tercer elemento en juego es la educación no sólo en su instrumentación sino la

puesta en escena en las aulas a través de los profesores.

Estos tres elementos confluyen en síntesis en una política que en términos

aristotélicos es la que guiará al sujeto al fortalecimiento de la virtud (árete) a través

de la práctica de los actos virtuosos, que buscan el perfeccionamiento del sujeto

social (ciudadano), a partir del desarrollo de hábitos.

Educación

Justicia Democracia = Política

El eje de mi propuesta es la articulación de una práctica universitaria que

fortalezca la interacción de estos tres elementos como una ética ciudadana

mínima que garantice la armonía social, el desarrollo de los individuos en

condiciones favorables que fortalezcan los vínculos sociales, la participación activa

y crítica de los distintos actores sociales dándoles voz y cauce a sus propuestas

ya que en México se vive un desencanto con la clase política nacional y las

instituciones que albergan el poder ciudadano, como la Cámara de Diputados y

14
Senadores que encauzan propuestas que solo favorecen intereses muy definidos.

Olvidando el verdadero sentido de la representación popular.

Y como muestra basta un botón, la carencia de propuestas en el sentido de la

educación a nivel nacional. Existe en las campañas políticas un desprecio y olvido

hacia la educación y un énfasis exacerbado hacia los temas económicos y

descalificaciones personales que poco aportan al desarrollo de una verdadera

participación ciudadana.

Por otro lado existe desde la clase política un desprecio manifiesto hacia el

ciudadano común, presentando diagnósticos que parten de visiones particulares

de los asesores del candidato y que se acude al ciudadano solo para la obtención

del voto. Vivimos una democracia y cambio de ficción.

Las universidades son solo parte del botín político, que fortalece una visión

patrimonialista del ejercicio público del poder.

El verdadero empoderamiento de la gente es lo que fortalecerá un estado

realmente democrático donde el poder este del lado de los ciudadanos, el manejo

de los fondos públicos pase por el escrutinio de los ciudadanos, la rendición de

cuentas sea efectivo y las cuentas públicas realmente sean del dominio general.

¿Cuál es el papel de la Universidad en este contexto?

15
Creo que el papel más importante de la universidad será el de fortalecer la visión y

la actitud de interrogación ante el poder político y sus actores, tomando mayor

conciencia de cuál es el papel que el ciudadano del siglo XXI debe tener en el

desarrollo de las sociedades y el fortalecimiento de las instituciones que se han

creado, devolviendo el poder a la gente, un ciudadano crítico y conciente de su

papel social y el destino de la humanidad en general.

Es también el desarrollo de la sensibilidad social, política y humana que devuelva

el sentido histórico del devenir humano y la construcción de lazos entre las

sociedades. El sentido humanista perdido en demérito de la racionalidad

instrumental y la eficacia administrativa traducida a la educación.

Generar en los futuros egresados una conciencia dialógica que permita activar la

capacidad de discusión razonada y procedimental para lograr acuerdos

fundamentales entre los participantes en el diálogo considerando aún los que no

se encuentren presentes.

Renovar el contrato social en un plano de igualdad y equidad en términos de la

distribución que favorezcan la expresión de la libertad individual.

Finalmente la universidad deberá recuperar el sentido crítico que la ha

caracterizado a lo largo de su historia, continuando con la función de agente crítico

y pensante de una sociedad en continuo movimiento y ebullición.

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