Vous êtes sur la page 1sur 4

Explicando algunas

técnicas de rehabilitación
La crioterapia
La primera de las técnicas de rehabilitación más utilizadas es
la crioterapia. Consiste en la aplicación de frío en la zona
afectada. Esta técnica se suele aplicar justo después de una
lesión, en fase aguda. Sus funciones son evitar la
inflamación de los tejidos lesionados, es vasoconstrictor, y
actúa con sedante, disminuyendo el dolor.
La aplicación del frio debe llevarse a cabo en diferentes
tandas de 10 a 20 minutos (en función de la tolerancia), dejar
descansar la zona unos 60-90 minutos y volver a repetir el
proceso. Es muy importante que el frío no se aplique
directamente sobre la piel, ya que puede provocar alguna
quemadura, por lo que se recomienda envolverlo en un paño,
toalla o bolsa.
La aplicación debe ser justo encima de la zona afectada.
También puede ser útil, en menor medida, después de las
sesiones de rehabilitación, para relajar los tejidos que se
están recuperando.
Otra de la utilidades que tiene la crioterapia es como
relajante muscular post-esfuerzo, utilizado por la mayoría de
deportistas (futbolistas, ciclistas, corredores…). Aquí la
aplicación suele ser general, puesto que se introducen de
cintura para abajo en agua con hielo, para acelerar la
recuperación muscular.

La electroterapia
Otra de las técnicas más comunes es la electroterapia.
Consiste en la aplicación de determinados estímulos físicos
generados por una corriente eléctrica, que consigue
desencadenar una respuesta fisiológica, que va a provocar
un efecto terapéutico.
Dentro de la electroterapia tenemos aparatos como los
electroestimuladores musculares (EMS), que tienen dos
funciones muy importantes dentro de los procesos de
rehabilitación: el programa TENS y los programas para evitar
la atrofia muscular y ganar fuerza. A través de unos
electrodos colocados en la piel se transmite la corriente
eléctrica a la zona elegida.
El TENS (Transcutaneous electrical nerve
stimulation,
electroestimulacion transcutánea de los nervio) es un
programa de electroterapia a baja frecuencia. Su función
principal es disminuir el dolor de una zona determinada, lo
que no queda claro a día de hoy es si lo hace mediante la
producción de endorfinas o consigue un bloqueo de las fibras
nerviosas a nivel medular, evitando que el dolor llegue al
cerebro.
Los programas de estimulación muscular sirven para
recuperar la capacidad contráctil del musculo que tiene
disminuida su fuerza, derivada por una lesión o periodo de
inactividad.
La electroterapia tiene algunas contraindicaciones como es la
presencia de quemaduras en la piel, llevar marcapasos o
alguna placa de metal o tornillo para fijar una fractura o estar
embarazada.

La ultrasonoterapia, también conocida


como ultrasonido
Otra de las técnicas de rehabilitación es la ultrasonoterapia,
que se basa en la aplicación de vibraciones sonoras
superiores a 20.000Hz. Siempre teniendo en cuenta la fase
en la que se encuentra la patología, el ultrasonido se utiliza
para el tratamiento de partes blandas: reabsorción de
edemas, lesiones ligamentosas, tendinitis, capsulitis,
lumbalgias, ciáticas…
El ultrasonido puede ser utilizado de dos formas: pulsado o
continuo. Las aplicaciones pulsadas tienen un efecto térmico
profundo. Las pulsadas, en cambio, están indicadas en
procesos inflamatorios.
El siguiente tratamiento que se utiliza en rehabilitación es la
termoterapia. Consiste en la aplicación de calor en
diferentes grados con fines terapéuticos. Su aplicación puede
ser superficial o profunda. Entre los beneficios de la
termoterapia encontramos el aumento del flujo sanguíneo,
que conlleva un aumento de oxígeno y nutrientes a la zona
tratada; relajación muscular, sobre todo cuando hay zonas
contracturadas; acelera la regeneración de tejidos y favorece
la analgesia (disminución del dolor).
Es importante el feedback con el paciente, ya que un exceso
de calor puede ser contraproducente e incómodo o incluso
provocar alguna quemadura en la piel. Se debe evitar aplicar
calor, o extremar las precauciones en pacientes con
problemas cardiacos, personas descoaguladas, hipotensos,
problemas dérmicos (hongos), inflamaciones agudas,
neoplasias, alteraciones de la sensibilidad o personas
portadoras de clavos o placas fijadoras de fracturas.

La cinesiterapia
Unos de los pilares de la fisioterapia en la cinesiterapia, es
decir, el tratamiento a través del movimiento. Es la base de la
rehabilitación. Esta técnica la podemos dividir en dos partes:
cinesiterapia pasiva y cinesiterapia activa.

La cinesiterapia pasiva es la técnica en la que el paciente no


participa voluntariamente en el movimiento. Se utiliza para
estimular los tejidos afectados por una patología que
incapacita al paciente para su realización voluntaria y ayuda
a mejorar la amplitud de movimiento de las articulaciones
afectadas. Esta técnica es muy importante ya que evita
atrofias musculares, aumenta el riego sanguíneo de la zona
movilizada y agiliza en proceso de recuperación. Es
importante que este trabajo tolerando algún dolor de baja
intensidad o, en el mejor de los casos, sin dolor. Se divide en
3 partes:
Pasiva asistida: la realiza el fisioterapeuta de forma
manual o bien por medios mecánicos.
Auto pasiva: el propio paciente la realiza de modo manual o
mediante poleas.
Pasiva instrumental: es realizada por aparatos o
máquinas electromecánicas.
Una vez el paciente ya es capaz de valerse por sí mismo,
entramos en la cinesiterapia activa, en la que ya existe
momento voluntario por parte del paciente. Esta técnica
se divide en varias partes:
Activa asistida: el paciente realiza el movimiento ayudado por
algún material como pueden ser poleas o gomas elásticas.
Activa libre: El paciente realiza el movimiento sin ayuda
ninguna.
Activa resistida: El paciente debe vencer una resistencia
externa, que puede ser aplicada por el fisioterapeuta o por
algún otro elemento como pueden ser gomas elásticas o
pesos.

Vous aimerez peut-être aussi