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El perfil o semblanza

Es un soporte en forma de recuadro auxiliar para presentar generalmente un personaje y también un lugar. Pone de relieve aspectos o actividades determinadas de una persona, lo que
implica un juicio de valor.

Puede estar referido a:

• una persona muy famosa

• una persona conocida sólo en determinado ambiente

• una persona que se hizo conocida en relación con un hecho particular

Características:

• No es una biografía.

• No expone los datos centrales que se podrían encontrar en una enciclopedia o en Google.

• Insinúa un carácter.

• Convierte al personaje en una persona distinta a las demás.

• Presenta un persona de carne y hueso, con victorias y miserias.

• Destaca un poco las características físicas.

• Describe las facciones, los tics, el cutis, el cabello, si fuma o no, si gesticula o grita.

• Remarca los hábitos y las maneras.

• Cuenta alguna anécdota reveladora del perfilado.

• Cuenta cómo es su voz.

• El tipo de personalidad.

• Sondea qué hay detrás de los ojos.

• Si el perfil lleva foto, tendrá en cuenta no duplicar alguna información que sea evidente en ella.

Fuente: Periodismo por periodista, Así se hace periodismo

Camps y Pazos diferencian cuatro g é n e ros biográficos: biografía pro p i a m e nte dicha, perfil o semblanza, necrológica e
historia de vida. Según estos autores, “en el vocabulario periodístico no hay un término único que englobe los distintos modos
como se puede informar acerca de la vida y/o los aspectos más destacados de una persona” (Camps y Pazos: 79).
La primera es “redactada en el estilo de la crónica, contiene únicamente información, con cifras precisas, sin juicios de valor”
(ibídem). Y hacen una lista de los datos que debe incluir, como estudios, ocupaciones, cargos, obra, etc.

La segunda –que es apenas mencionada por Martínez Valle como “una biografía incompleta que no agota toda la vida de un
personaje” (Martínez Va l l e : 97)–, y la tercera son apenas definidas por Camps y Pazos. De s e m b l a n z a d i c e n que “implica
un juicio de valor”, que “puede incluir o no datos biográficos (...)”
y que “no es indispensable brindar informaciones precisas, salvo las ineludibles (nombre, lugar de nacimiento, edad, etc.)” (Camps
y Pazos: 80), es decir, apenas más precisos que Martínez Valle. Y de n e c ro l ó g i c a que “incluye una biografía y/o perfil” y que
“si tienen relaevancia, las circunstancias en que murió pueden
llegar a abarcar más espacio que su biografía (suicidio o asesinato, ciertas enfermedades prolongadas, múltiples intervenciones
quirúrgicas, determinado tipo de accidentes, etc.)”. (ibídem)

Historia de vida es descripta con más detenimiento. La definen como la “biografía ampliada de una persona” y que, por eso mismo
“puede incluir datos inéditos” e “informaciones sobre aspectos íntimos” y, seguidamente, dan un listado de rasgos como
descripción física, forma de vestirse, carácter, condición sexual, sentimientos, creencias, costumbres, vivienda y familia, sobre la
que dan otro listado con lo que terminan describiendo al género como un retrato, sin decirlo.

Este conjunto de datos también es incluido por Martínez Valle, pero a través de una prosa distinta, no como un listado sino como
una descripción continua, sin discriminar en “submodelos” o géneros como hacen Camps y Pazos y abundante en prescripciones
como el dominio de la narración, la descripción, el diálogo,
la documentación y el modo de obtenerla, y la estructura similar a la nota con introducción, desarrollo y final.
Martínez Valle, además, señala como “curioso” el hecho de que “los medios tienen preparadas las biografías de los personajes más
destacados que han llegado a una edad muy avanzada (...). Cuando la utilizan, agregan los últimos datos más actualizados y el
trabajo estará listo para publicar” (Martínez Va l l e :
96). Es decir, que esta autora incluye conductas de la práctica misma y no sólo los rasgos discursivos. Es una manera de incorporar
el afuera de los textos, lo que marca la diferencia señalada más arriba entre estos manuales: dar cuenta o no de la intertextualidad
de los géneros, más aún, de su referencialidad: el origen de los mismos y el conjunto de sus rasgos y normas no es (o sí es, en el
manual de Camps y Pazos) obra de mi invención, son compartidos, me pre e x i st e n, a tal punto que me baso en el trabajo de una
institución internacional para fundamentar lo que digo. En este punto, de alguna manera, se repite la principal diferencia que había
entre los manuales de estilo de los diarios C l a r í n y L a Nación.

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