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ANOTACION DE DEMANDA
INTEGRANTES:
BARRIENTOSSALAZAR JUAN FRANCISCO
DOCENTE:
Dr. OSCAR WILFREDO RUIZ JARA
CICLO: VIII
AGRADECIMIENTO
A la Universidad
ULADECH Católica
DEDICATORIA
A Dios:
INDICE GENERAL
INTRODUCCION .......................................................................................................................... 1
DE DEMANDA. ....................................................................................................................... 12
COMERCIO. ............................................................................................................................ 26
INTRODUCCION
Es necesario señalar que cuando se solicita que se dicte una medida cautelar respecto del
inminente incumplimiento de un derecho declarado mediante sentencia, ante ello el Código
Procesal Civil ha establecido como mecanismo favorable a la parte accionante, cuando crea
que es existe la posibilidad que su pretensión no será satisfecha, solicite ante el Juez una
medida cautelar, para ello deben cumplirse con los siguientes presupuestos: los
“Presupuestos genéricos de las medidas cautelares. Quien solicite una medida cautelar
deberá, según la naturaleza de ella: a) acreditar la verosimilitud del derecho que invoca; b)
acreditar el peligro de pérdida o frustración de su derecho o la urgencia de la adopción de la
medida según las circunstancias del caso; y c) otorgar contra cautela para responder de todas
las costas y de los daños y perjuicios que pudiere ocasionar si la hubiese pedido sin derecho,
salvo aquellos casos en que no se la requiera por la naturaleza de la medida solicitada.
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EL EMBARGO
ARTICULO 661°.-
La intervención judicial es la medida cautelar en cuya virtud una persona designada por el
juez, en calidad de auxiliar externo de este, interfiere en la actividad económica de una
persona física o jurídica, sea formal o informal, para asegurar la ejecución forzada o para
impedir que se produzcan alteraciones perjudiciales en el estado de los bienes.
En opinión de Palacio, las intervenciones tienen una cobertura mayor, que “aun cuando solo
persiga en forma inmediata preservar la inalterabilidad de una situación de hecho, siempre
sirve, en definitiva, como todas las medidas cautelares al resultado práctico de un proceso
cuyo objeto consiste en una pretensión o en una petición encaminada a dividir o adjudicar
bienes, a reconocer derechos reales sobre estos o a reemplazar a la persona o personas que lo
administran e incluso a liquidar y distribuir la totalidad de un patrimonio”.
La intervención en recaudación que tiene como objetivo embargar los ingresos propios de la
empresa (sea de persona natural o jurídica) para lo cual, el juez designa un órgano de auxilio
judicial llamado interventor, a fin de que recabe directamente los ingresos de aquella, sea que
se perciban en forma sucesiva, como sucede con los honorarios profesionales, los
arrendamientos o las entradas a espectáculos públicos. La intervención puede recaer sobre
actividades dedicadas al comercio formal o informal.
Para que opere esta medida debe tratarse de bienes productivos de rentas, frutos o productos,
como la explotación industrial o comercial, sea cualquiera su importancia y naturaleza; sobre
participaciones o regalías correspondientes al presunto deudor en otras empresas; rentas
provenientes de locación de inmuebles, etc.
La designación del interventor debe recaer en una persona que posea los conocimientos
necesarios para desempeñarse como tal, atendiendo a la naturaleza de los bienes o actividades
en que intervendrá. No requiere de la posesión de título profesional, pero sí de específicos y
probados conocimientos de índole contable.
(Podetti, 1956) Señala “el interventor judicial es un custodio y como tal, un auxiliar
externo del juez que lo designa. Como no existe una profesión u oficio que pueda
considerarse particularmente apto para esta función, no existen listas y los jueces
tienen amplia libertad para designarlos. Es obvio que no han de nombrar a quien
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Como señala la norma, la resolución cautelar debe precisar el nombre del interventor y la
periodicidad de los informes que debe remitir al juez. A pesar de que la norma no lo precise,
la resolución cautelar debe fijar la retribución del interventor en su cometido, pero el cobro
solo puede ser ejercido una vez concluida su misión y rendida cuenta satisfactoriamente de
los dineros retenidos y depositados, sin embargo, podría exceptuarse cuando la intervención
sea por un lapso muy extenso y se fija la remuneración por el tiempo más que por el monto
retenido.
El interventor es un auxiliar del juez a cuyas directivas debe ceñirse. Debe designarse a una
persona ajena a la sociedad intervenida y limitar su cometido a la gestión que se le haya
encomendado, además de las obligaciones que detalla el artículo 662 del CPC. El interventor,
en calidad de auxiliar externo del juez, debe asumir una actitud imparcial. No es
recomendable que la designación recaiga en una persona, que como empleado o
administrador, forme parte de la empresa intervenida.
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Una vez designado el interventor, aquel debe ser puesto en funciones por el juzgado,
recurriendo inclusive a la fuerza pública, en caso de resistencia a la ejecución de la medida y
ordenando el descerraje si fuere necesario para allanar el domicilio de la ejecutada. Si esta
tuviera varias sucursales, la intervención puede recaer en todas ellas, designando un
interventor por cada sucursal, procediendo a la ejecución a través de exhorto, en caso estas
se encuentren fuera de la competencia territorial del juzgado.
La recaudación cubre el monto ordenado cautelar, pudiendo dicho monto ampliarse, con la
consecuente prolongación en el tiempo. Véase el caso del recaudador que detecta que los
ingresos de la empresa afectada no se vienen recaudando directamente con dinero en efectivo
sino por depósitos bancarios. En estos casos, la retención no podría exceder de un
determinado porcentaje sin riesgo de afectar capital y gastos de explotación que corresponde
respetar para asegurar la generación de ingresos.
JURISPRUDENCIA:
ARTICULO 662°:
4. Poner a disposición del juez dentro de tercer día las cantidades recaudadas,
consignándolas a su orden en el Banco de la Nación. A pedido propio o de parle,
puede el juez modificar el plazo para consignar; y,
En este artículo nos expresa taxativamente las obligaciones del interventor recaudador,
entonces el interventor debe desempeñar personalmente el cargo con arreglo a las directivas
que le imparta el juez, ya que es colaborador externo del magistrado que lo designa. Sus
atribuciones emanan de la resolución judicial que las enumera sin perjuicio de las que
corresponde considerar implícitas. En caso de duda, el interventor debe requerir autorización
judicial.
Como se advierte del inciso 3, el interventor debe "proporcionar, de los fondos que recauda,
lo necesario para la actividad regular y ordinaria de lo intervenido. La redacción de este inciso
es bastante amplia para fijar cuánto es lo necesario para la actividad regular. Si bien la
recaudación se orienta a retener determinado monto establecido en el mandato cautelar, lo
retenido no puede exceder de un determinado porcentaje a fin de no poner en riesgo el
funcionamiento de la propia empresa y los gastos de explotación, para asegurar la generación
de ingresos. La norma no obliga al juez a establecer un monto de la recaudación dentro de
un porcentaje, pero es importante que el juez lo fije oportunamente en atención al informe
que emita el recaudador según los ingresos y egresos de la intervenida.
Tal como se aprecia del presente artículo, las obligaciones que se asigna al interventor
recaudador, no tiene nada que hacer con la administración del negocio. Como señala (Podetti,
1956), “su misión se concreta y concluye con la fiscalización de la caja. Si la retención que
debe hacer es total, podrá sustituir el cajero o a quien perciba las entradas, rentas o beneficios;
si es solo de una parte proporcional de las entradas brutas, fiscalizará estas y exigirá, diaria
o periódicamente, la entrega de la parte proporcional correspondiente; si de las entradas netas,
su fiscalización tendrá que hacerse extensiva a los libros y papeles, a fin de determinarlas.
Pero de todas maneras ha de procurar no entorpecer más allá de lo indispensable, la
administración o parle de la administración intervenida, y dar cuenta al juez de cualquier
inconveniente o dificultad que pudiera presentársele en el cumplimiento de su misión”.
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3. OBLIGACIÓN ESPECIAL.
ARTICULO 663°:
“El interventor recaudador debe informar, de inmediato, sobre aspectos que
considere perjudiciales o inconvenientes a los intereses de quien ha obtenido la
medida cautelar, entre ellos la falta de ingresos y la resistencia e intencional
obstrucción que dificulte o impida su actuación”.
Una de las obligaciones que asume el interventor en recaudación es informar, en los plazos
que señala el juzgado, el desarrollo regular de la intervención, especialmente sobre el
funcionamiento y conservación de lo intervenido, los ingresos y egresos de la intervenida,
así como los fondos que proporciona para la actividad regular y ordinaria de lo intervenido.
Este informe pondrá en conocimiento del juzgado y podrá referirse a “aspectos que considere
perjudiciales o inconvenientes a los intereses de quien ha obtenido la medida cautelar, entre
ellos la falta de ingresos y la resistencia e intencional obstrucción que dificulte o impida su
actuación”.
Nótese que la intervención en recaudación recae sobre bienes productores de rentas o frutos,
Su función se limitará exclusivamente a la recaudación de la parte embargada, sin injerencia
alguna en la administración.
Una vez designado el interventor y producida la aceptación del cargo, aquel debe ser puesto
en funciones por el secretario, quien en caso de resistencia a la ejecución de la medida, se
halla facultado para requerir el auxilio de la fuerza pública y allanar el domicilio, pero dicha
resistencia no es condición para pedir la conversión de la medida, la misma que opera solo
cuando el informe señale que es improductiva.
3) En consecuencia, no he recaudado suma alguna que haya tenido que ser consignada en el
Banco de la Nación y puesto a disposición del juzgado”.
A tenor del informe citado, no puede calificarse de improductiva la empresa, pero dicha
información puede provocar la variación de la medida a efectos de recurrir a la retención de
tales depósitos.
4. CONVERSIÓN DE LA RECAUDACIÓN.
Por otro lado, para que opere la conversión de intervención a secuestro es determinante el
informe que emita el interventor recaudador, en relación a la productividad de la empresa
afectada. Recién a partir de esa información, previo traslado del afectado, procederá a la
clausura del negocio, siempre que la resolución quede firme.
JURISPRUDENCIA:
según el cual ninguna inscripción, salvo la primera, se hace sin que esté inscrito o se inscriba
el derecho de donde emane, debiendo mantenerse siempre la exacta concordancia entre la
realidad registral y el contenido del acto que se pretende inscribir es decir que de los asientos
regístrales existentes se aprecie el nexo entre el título dominial inscrito y los demás derechos
registrados o por registrarse.
Finalmente, considero que cualquier impedimento del acceso del mandato cautelar al
Registro a causa de incompatibilidad descrita en el párrafo precedente se funda además en el
hecho de que ninguna inscripción puede irrogar daño a los terceros ajenos a una relación
jurídica, en razón de no amparar la ley el abuso del derecho. Por lo tanto, es con tal
inscripción que se ejecuta o formaliza la medida cautelar en forma de inscripción y no con la
facción del acta que acostumbran a realizar los auxiliares jurisdiccionales para anotar el
embargo.
En definición, el embargo en forma de inscripción es una medida cautelar que tiene por
finalidad limitar la disponibilidad de los bienes registrados para así garantizar el
cumplimiento del fallo definitivo.
Tenemos que, pese a que en el embargo en forma de inscripción no prohíbe la transferencia
del bien, resulta eficaz a su propósito por cuanto el que adquiere el bien, asume la carga de
la medida hasta por el monto que ella represente, en virtud del principio de publicidad
registral, según el cual, se presume jure et de jureque todos tienen conocimiento del
contenido de las inscripciones, incluyéndose al embargo en forma de inscripción.
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Para concluir tenemos que a diferencia del embargo en forma de inscripción que tiene por
fin asegurar la materialización del derecho declarado en juicio, tenga o no vinculación con el
bien afectado, la anotación de demanda en los Registros Públicos se encamina a preservar
directamente la pretensión misma, haciendo uso de la publicidad registral que evite la
invocación de buena fe, por parte de un tercero.
se ha percatado que no tienen alguna carga o gravamen que recae en los mismos, motivo por
el cual decide trabar una medida cautelar de embargo en forma de inscripción respecto de los
tres inmuebles hasta por el monto de la deuda existente.
En caso que la empresa intente vender los bienes el comprador tendrá conocimiento que los
bienes se encuentran embargados, por lo que podrá desistirse de la compra.
De acuerdo al artículo 625 del Código procesal civil las medidas cautelares se extinguen de pleno
derecho a los cinco años contados desde su ejecución; si el proceso principal no hubiera concluido
podrá el juez a pedido de parte disponer la reactivación de la medida. Esta decisión requiere de nueva
ejecución cuando implica una inscripción registral.
• El derecho de acción de cobro está amparado en el Artículo 1219 del Código Civil
establece que “Es efecto de las obligaciones autorizar al acreedor para lo siguiente: 1.-
Emplear las medidas legales a fin de que el deudor le procure aquello a que está obligado.
• Artículo 608 del Código Procesal Civil, según el cual todo Juez puede, a pedido de parte,
dictar medida cautelar antes de iniciado un proceso o dentro de éste, destinada a asegurar
el cumplimiento de la decisión definitiva.
• Artículo 642 del Código Procesal Civil, numeral que prescribe:
a) que cuando la pretensión es apreciable en dinero se puede solicitar embargo
b) que éste consiste en la afectación jurídica de un bien o derecho del presunto obligado,
aunque se encuentre en posesión de tercero, con las reservas que para este supuesto señala
la ley.
• Artículo 656º.- “Tratándose de los bienes registrados, la medida puede ejecutarse
inscribiéndose el monto de la afectación, siempre que ésta resulte compatible con el título
de propiedad ya inscrito; este embargo no impide la enajenación del bien, pero el sucesor
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4) CONTRACAUTELA
Se ofrece contra cautela de forma de juratoria hasta el monto que resuelva el juzgado sea el
conveniente para resarcir los posibles daños, para lo cual legalizo mi firma ante el secretario.
Conforme lo determina el artículo 648º del Código Procesal Civil existe una lista de bienes que
no podrán ser materia de embargo, dichos bienes se detallan a continuación:
1. Los bienes constituidos en patrimonio familiar, sin perjuicio de lo dispuesto por el Artículo 492
del Código Civil;
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2. Las prendas de estricto uso personal, libros y alimentos básicos del obligado y de sus
parientes con los que conforma una unidad familiar, así como los bienes que resultan
indispensables para su subsistencia;
4. Las insignias con decorativas, los uniformes de los funcionarios y servidores del Estado y
las armas y equipos de los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional;
5. Las remuneraciones y pensiones, cuando no excedan de cinco Unidades de Referencia
Procesal. El exceso es embargable hasta una tercera parte. Cuando se trata de garantizar
obligaciones alimentarias, el embargado procederá hasta el sesenta por ciento del total de los
ingresos, con la sola deducción de los descuentos establecidos por ley;
6. Las pensiones alimentarias;
7. Los bienes muebles de los templos religiosos; y,
8. Los sepulcros.
En un sentido amplio se puede considerar como fruto a todo rendimiento o utilidad que
produce una cosa, y por lo tanto, los frutos son un accesorio de la cosa que lo produce y
suponen un incremento de su utilidad para su titular y al mismo tiempo, una vez producidos,
adquieren sustantividad propia independiente de la cosa que los ha producido.
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El artículo 890 del CC define a los frutos como los provechos renovables que produce un
bien, sin que se altere ni disminuya su sustancia. El fruto es un bien nuevo que produce otro
bien; en cambio los productos no se reproducen. Véase el caso de las minas y canteras. Los
frutos naturales son los que provienen del bien sin intervención humana. Pertenecen al
propietario del bien embargado y se perciben cuando se recogen; por ejemplo la lana de las
ovejas. Los frutos industriales son los que produce el bien con intervención humana.
Pertenecen al productor y se perciben cuando se obtienen, como sería el caso de la industria
pesquera, que transforma la materia prima en harina de pescado. Los frutos civiles son
aquellos que se producen como consecuencia de una relación jurídica. Pertenecen al titular
del derecho y se percibe cuando se recaudan, por ejemplo, la renta de un inmueble. El Código
Civil señala que en estas dos últimas modalidades de frutos (industriales y civiles), para el
cómputo de ellos, se rebajarán los gastos y desembolsos.
Es importante reafirmar en este tipo de medidas el carácter fructífero del bien afectado con
el embargo, pues se parte del supuesto de una empresa productiva que se busca afectar,
situación diversa a la conversión de recaudación a administración. Coincidimos con (Ariano,
2005) cuando sostiene que el embargo puede recaer, tanto en bienes existentes como en
bienes futuros; y entre los futuros se encuentran los frutos que pueda generar un bien.
“cuando estemos ante un bien fructífero, sea que se haya embargado el bien y sus frutos o
que se hayan embargado solo los frutos del bien, el artículo 669 del CPC señala que en tales
casos, el embargo implica la designación de un administrador quien se encargará de, recaudar
los frutos (por ejemplo, cobrar las rentas de arrendamiento)”. A ello hay que considerar lo
regulado en el artículo 645 del CPC, que señala que el embargo recae sobre el bien afectado
y puede alcanzar a sus accesorios, frutos y productos, siempre que hayan sido solicitados y
concedidos.
Como se aprecia la redacción de este artículo está restringida a “recaudar los frutos que
produzcan”, sin embargo, la administración judicial como medida cautelar, va más allá de
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dicho enunciado; “busca producir mediante el desplazamiento, total o parcial, del propietario,
usuario o usufructuario de bienes o del administrador, legal o contractual de los mismos, con
el fin de asegurarlos o conservarlos, mientras se esclarecen los derechos sobre ellos o sobre
la administración misma” (Podetti, 1956). Cuando la medida cautelar se orienta al amparo de
dichos supuestos, se podría recurrir a medida genérica (ver el artículo 629 del CPC), por
superar la redacción del artículo 661 del CPC que limita a “la recaudación de los frutos que
produzcan” para una futura ejecución forzada. Véase el caso de la asociación que no tiene
por finalidad evitar perjuicios económicos a la entidad, sino pretende regularizar sus
funciones, adecuándolas a sus estatutos y a las leyes. En este caso se busca remover a las
autoridades y poner en reemplazo a un interventor en administración quien prepara, convoca
y preside la asamblea de socios para designar a la nueva directiva. Las divergencias entre los
socios no es argumento para la remoción del administrador de la sociedad y su reemplazo
por un interventor judicial, sino se justifica en el peligro en la demora y una conducta que
afecte la integridad del patrimonio social. Señala (Podetti, 1956) “la designación de un
administrador judicial que reemplace al de la sociedad, debe estar determinada por
dificultades de solución apremiante y de trascendencia comprobada, no bastando que hayan
sobrevenido desinteligencias entre los socios respecto a la dirección de los negocios.
Apartándonos de la administración que regula este artículo, nos ubicamos en otro supuesto,
al que nuestro Código no hace expresa referencia, como es el secuestro judicial de bienes
inmuebles. Cuando este bien es el propio objeto litigioso, para asegurar la saludable ejecución
del bien materia de litis, se permitiría sustituir la administración del deudor, poseedor del
inmueble, manteniéndolo inmovilizado y en buen estado de conservación. Esta medida se
hace más necesaria, en caso de reivindicación de un inmueble, para impedir que el poseedor
haga deterioros en la cosa reclamada.
También puede operar en caso de inmuebles embargados y depositados en poder del deudor.
El demandante podrá solicitar el nombramiento de un interventor en información para que
inspeccione y dé cuenta al juez del estado de los bienes y de las destrucciones que se hubiesen
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efectuado o efectúen en ellos. En esta misma línea, (Palacio, s/f) presenta algunos supuestos
en materia societaria, en los que operaría la intervención en administración, pero con análogo
criterio correspondería apreciar la procedencia en sociedades civiles y en lo pertinente, en las
asociaciones. Veamos: “si la contabilidad de una sociedad es llevada en forma tal, que impide
el ejercicio del derecho de contralor por parte de sus integrantes, así como el conocimiento
claro de la situación real de la sociedad y de las operaciones comerciales realizadas; si en
abundante documentación surgen deficiencias contables y administrativas que demuestran la
existencia de un peligro en la demora, de consecuencias fatales para la vida de la sociedad;
si por no convocarse a los socios a asamblea, ni confeccionarse el balance anual se torna
imposible el control de aquellos; si se halla en discusión la titularidad de un alto porcentaje
de acciones de una sociedad anónima; si la administración que legalmente compete al
directorio, ha sido de hecho asumida por el presidente en forma unilateral y se han detectado
irregularidades capaces de configurar una situación de peligro grave para la sociedad, tales
como atrasos en la contabilidad, desconocimiento por el presidente acerca del paradero del
libro de inventarios y balances y del registro de acciones, existencia de una cuenta bancaria
a nombre personal de uno de los accionistas, depósitos a plazo fijo a nombre del presidente
y vales de caja firmados por este por cantidades considerables y sobre las cuales se niega a
dar explicaciones”.
Por último, a pesar de que la norma no lo precise, la resolución que designa al administrador
judicial debe prever el monto de sus honorarios, para lo cual, debe tener en consideración el
tiempo que duró la intervención; el trabajo y responsabilidad del interventor y aunque no
como elemento decisivo, la naturaleza e importancia económica de los bienes administrados,
incluso las rentas producidas mientras duró la vigilancia de quien los administró. Para la
designación del administrador, el juez tiene que apreciar que se trate de una persona ajena a
la sociedad intervenida y que tenga los conocimientos necesarios para desempeñarse como
tal, atendiendo a la naturaleza de los bienes o actividades en que intervendrá. No es
determinante que tenga un título profesional pero sí que tenga conocimientos específicos
sobre la materia que le tocará administrar. En la práctica, la tendencia de las designaciones
de los administradores se orienta hacia los contadores o economistas y en pocos casos, recae
en abogados. Se dice que dichos profesionales son personas apropiadas para desempeñarse
en calidad de interventores, fiscalizadores e informantes, pero sí corresponde nombrar
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JURISPRUDENCIA:
Por otro lado, el trámite que se brinda al pedido de variación de la medida, difiere de la
conversión. La variación opera inaudita para cuando es solicitada por el titular de la medida,
en cambio, en la conversión “el juez resolverá el pedido, previo traslado por tres días al
afectado y atendiendo a lo expresado por el veedor, si lo hubiera”. Nótese que el pedido de
variación, solo opera previo conocimiento de la otra parte, si es solicitada por la afectada con
la medida.
El pedido de sustitución, que recoge el artículo 628 del CPC, permitiría que este opere
frustrando la conversión a la administración.
Esta modalidad de medida cautelar es la más grave que se puede adoptar en materia de
intervención judicial porque implica otorgar al interventor facultades de dirección y gobierno
en reemplazo del administrador o administradores de la empresa.
En ese sentido, léase la redacción del presente artículo que señala: “el administrador o
administradores según corresponda, asumen la representación y gestión de la empresa, de
acuerdo a la ley de la materia”.
No se puede confundir la administración legal que resulta de las disposiciones del Código
Civil, donde el administrador representa al dueño de los bienes administrados con la
administración judicial como medida cautelar, donde el administrador, interventor o veedor
son auxiliares externos del juez que lo designó y a quienes representa.
Por último, no cabe confundir el rol de administrador judicial con el de parte procesal. El
administrador es un órgano de auxilio judicial, un tercero colaborador del proceso, que va a
dirigir la empresa intervenida, pero que jamás puede asumir la defensa de la parte
demandada. Si al haberse ordenado la administración judicial se ha desplazado a los órganos
de gobierno, la parte afectada con la medida, continúa ejerciendo su defensa, en tal sentido,
perfectamente puede designar nuevo abogado, variar de domicilio procesal y delegar poderes
de representación a terceros, sin que ello implique estar interfiriendo con la administración
ordenada, pues no debe confundirse nunca el rol de parte con el rol de auxilio judicial. La
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JURISPRUDENCIA:
El juez debe fijar la misión que deben cumplir los administradores y las atribuciones que se
les asigne, de acuerdo con la función encomendada, sin poder ser mayores que la qué otorga
este artículo o las que señale su constitución como empresa.
Hay que recordar que el administrador judicial es un auxiliar del juez y como tal, no puede
ingresar al proceso a ejercer ningún acto de defensa a favor del acreedor, beneficiado con la
medida, ni a favor del deudor afectado con la medida.
La parte demandada continúa siendo parte en el proceso, y como tal asumirá su defensa. El
hecho de que los órganos de gobierno hayan sido desplazados por el administrador judicial,
no significa que este sustituye la posición procesal de la parte en el proceso. Cada uno tiene
un rol diferente: el deudor, como tal, seguirá manteniendo su rol de parte y ejercerá su defensa
durante todo el proceso y el administrador, como órgano de auxilio judicial, en su calidad de
representante del juez, gerencia la actividad de la empresa embargada hacia los objetivos
encomendados, sin asumir la defensa procesal de dicha empresa –presuntamente deudora- en
el proceso. El administrador puede ser removido del cargo, como parte de la variación de la
medida cautelar a que refiere el artículo 6'17 del CPC.
Como señala (Palacio, s/f), “la administración judicial es la medida cautelar más
grave que cabe adoptar en materia de intervención judicial porque implica otorgar al
interventor facultades de dirección y de gobierno en reemplazo provisional del
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En tal sentido, aunque la norma no lo regule, el administrador judicial no está facultado para
nombrar o contratar más personal, que los que la empresa tenía cuando se le otorgó el
mandato, salvo previa autorización judicial. Tampoco se puede limitar las facultades del
interventor manteniendo a las autoridades anteriores en el ejercicio de ciertas atribuciones.
No es admisible la subsistencia de una doble administración.
Todo administrador, como órgano de auxilio judicial, está sujeto a responsabilidades civiles
y penales en el ejercicio de sus funciones. También está sujeto a sanciones disciplinarias, que
pueden llevar a disponer la pérdida del derecho a cobrar honorarios y aun los gastos
realizados, sin perjuicio de la remoción de su cargo. Si no ha conservado los bienes con
relativa diligencia, si los gastos hechos no han beneficiado de ninguna manera a la
intervenida, no podría exigir el pago de un servicio tan mal prestado, ni a la repetición de un
gasto inútil.
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El administrador está obligado a rendir cuentas en los plazos y oportunidades que el juez y
la ley fijen, agregando las observaciones sobre su gestión (ver el inciso 6). En tal sentido,
debe cumplir con las obligaciones laborales y tributarias; formular los balances y las
declaraciones juradas dispuestas por ley. La rendición de cuentas que haga el interventor no
puede ser equiparable a la aprobación del balance pues la apreciación de su labor como
interventor escapa a la competencia de los órganos de gobierno de la empresa intervenida
Por otro lado, la norma señala que para resolver la conversión de la medida originaria, el juez
tendrá en cuenta lo expresado por el veedor, si lo hubiera. El veedor asume una figura
intermedia entre el interventor en información y el administrador judicial. El veedor no limita
su cometido a un reconocimiento de bienes o a la comprobación de un estado de cosas, sino
que lo extiende a realizar controles permanentes y amplios en la administración de la
empresa.
Esta redacción, propia de la medida que regula el artículo 637 del CPC, no resulta apropiada
para esta conversión, pues la postergación de la notificación, opera para privilegiar el inaudita
pars, sin embargo, la conversión no goza de esta limitación, porque como se aprecia del
trámite que recoge el artículo 670 del CPC, el pedido de conversión se resuelve previo
traslado al afectado, esto significa que el inaudita pars no está presente en este trámite.
Por otro lado, el secretario le expresará la forma y alcances de la nueva medida, y pondrá al
administrador en posesión del cargo. El acta incluirá un nuevo inventario de los bienes y
archivos existentes al momento de la ejecución. Si el intervenido se niega a firmar, dejará
constancia de su negativa. La intervención del secretario se justifica por ser el encargado de
dar fe de las actuaciones y diligencias, así como de apoyar a los magistrados en sus funciones
judiciales. El artículo 272 de la LOPJ regula las atribuciones y obligaciones de los oficiales
auxiliares.
El acta incluirá un inventario de los bienes y archivos. Puede el intervenido dejar constancia
de sus observaciones respecto de la medida. Si este se rehúsa firmar, el secretario dejará
constancia de su negativa.
Como señala la norma, existe un intermediario que en nombre del juez, pone a aquel en
funciones. Ese intermediario es el auxiliar jurisdiccional, quien pondrá al administrador en
posesión del cargo, instruyéndole de la forma y alcances de la nueva medida. Además, se
levantará un nuevo inventario de los bienes y archivos existentes al momento de la ejecución.
Ese acto es importante porque lo señala el momento, entre la libre disponibilidad de los
bienes y las restricciones que la medida cautelar importa o trae aparejada. A pesar de que la
norma no lo refiera, se debe en dicho acto identificar a la persona designada como órgano de
auxilio, así como certificar la entrega de los bienes a esta. No basta la designación y
aceptación del cargo para empezar a ser administrador; es preciso la entrega material del
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cargo, de allí la importancia del inventario de los bienes al momento de la ejecución de esta
diligencia.
Esta medida opera cuando se deduce una pretensión que pudiere tener como consecuencia la
modificación de una inscripción en el registro correspondiente, como el caso de la
prescripción adquisitiva de dominio. Ella no se halla supeditada a la naturaleza real o personal
de la pretensión deducida sino a la posibilidad que en el supuesto de prosperar sea susceptible
de incidir en la situación jurídica del bien con relación a terceros. Esta figura busca la
necesaria coordinación entre registro y proceso, como instrumentos al servicio de la
seguridad del derecho.
Esto implica que solo será posible acudir a la anotación de la demanda como instrumento de
publicidad del proceso cuando el resultado del mismo tenga acceso a un Registro Público,
esto es, cuando una situación jurídica afectada por un proceso tenga trascendencia registral.
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Otro caso en que resulta atendible este tipo de anotaciones es en el otorgamiento de escritura
e inclusive en la revocatoria judicial del anticipo de legítima por desheredación, sobre un
bien inscrito en Registros Públicos; sin embargo, no resulta coherente condicionar la
procedencia de esta afectación cautelar, en el caso de otorgamiento de escritura pública, bajo
el argumento de que no se ha demandado acumulativamente la inscripción en Registros
Públicos de la compraventa que se quiere formalizar. Dicha pretensión es facultad del
comprador asumirla o no, pues la inscripción no es un acto constitutivo a la transferencia,
situación que es ajena al interés del pretendiente, ni puede perfeccionarse a través de un
mandato judicial, por tanto, no resulta procedente rechazar la anotación de la demanda, bajo
el argumento de no haberse demandado conjuntamente al otorgamiento de escritura, la
posterior inscripción registral.
Como toda medida cautelar, la anotación es asiento registral no duradero, por ser provisoria.
Anuncia la existencia del proceso y además enerva la eficacia de la fe pública registral de
manera negativa, impidiendo que un tercero de buena fe la alegue a su favor, pero además,
la publicidad despliega un carácter cautelar pues determina anticipadamente los límites
dentro de los cuales pueden ser desenvueltos retroactivamente los efectos de un fallo judicial;
y su efecto trasciende del proceso en el cual se dispuso la medida, ya que puede ser invocada
en otro proceso, donde se controvierten los derechos de ese tercero.
Ello nos lleva a decir que no cabe la solicitud de la medida con carácter previo a la
interposición de la demanda. Esta medida no puede operar con anterioridad a la interposición
de la demanda, de lo contrario, no cumpliría su primordial función de otorgar publicidad a
una cuestión litigiosa, por tanto, no basta que se haya interpuesto la demanda sino debe haber
sido admitida para que se pueda viabilizar dicha anotación.
Por otro lado, la demanda interpuesta debe afectar situaciones registradas o registrables. Esto
requiere que exista un bien o un derecho de cualquier naturaleza que esté incorporado a uno
de los registros públicos, para que sea posible practicar el asiento de anotación. Con ello se
pretende cautelar los principios registrales de tracto sucesivo y legalidad (ver el artículo 2015
del CC), sin embargo, se considera que más allá de la concatenación se busca conferir
publicidad secuencial adecuada. Sobre el particular señálese el caso de la sociedad anónima,
donde no procede anotar en la partida registral la medida cautelar de embargo recaída sobre
las acciones de propiedad de uno de los socios, dado que ello debe hacerse en el Libro de
Matrícula de Acciones que toda sociedad anónima debe llevar. Según el artículo 50 del
Reglamento del Registro Mercantil (actualmente Registro de Sociedades), la transferencia de
acciones no es un acto inscribible, por tanto no es factible a través de la ficha, donde corre
registrada la sociedad, determinar con certeza la titularidad de las acciones.
Otro aspecto que debe apreciarse es que el contenido de la demanda debe de tener alguna
trascendencia registral, es decir, el bien o derecho que consta inscrito en el registro debe de
alguna manera quedar envuelto en la litigiosidad. En este caso, tratándose de una sociedad
anónima, sí se permite anotaciones preventivas en el Libro de Sociedades, cuando se refieran
a la validez de los actos o contratos inscritos, en los cuales se impugnan los acuerdos tomados
por los socios, tal como refiere el artículo 86 del Reglamento del Registro Mercantil; o
cuando se ordene la suspensión de un acuerdo adoptado por la sociedad, lo que sí anotable,
en la partida de la persona jurídica, de acuerdo con el artículo 92 del citado Reglamento.
Además, como toda medida cautelar, es necesario que se invoque el peligro en la demora,
que en este caso deriva en la operatividad de los principios de legitimidad registral y la buena
fe respecto a terceros adquirientes a título oneroso que inscriban su derecho, creándose una
situación jurídica irreversible en perjuicio del demandante.
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Como ya se ha señalado, cuando una situación registrada queda afectada por la litigiosidad,
la única forma de conjurar los peligros que derivan de la protección jurídica que el Registro
otorga a terceros de buena fe es hacer publicar en el Registro la pendencia del proceso. Ello
no implica que los derechos adquiridos por las personas que contrataron con la parte vencida
en el proceso, en el cual se dispuso la anotación, puedan invalidarse en ejecución de
sentencia, pues si ello fuera así importaría afectar la garantía constitucional del derecho a la
defensa. Lo que deberán soportar estos terceros son los efectos de la sentencia, asegurándose
de ese modo la trascendencia de la cosa juzgada en relación a estos, de ahí que se señale que
quienes estén en esa situación tendrán así la oportunidad de examinar los autos y resolver, en
virtud de ello y de las posibilidades del triunfo del actor, si realizan o no el negocio, y en caso
afirmativo, si el precio habrá de Ser menor en relación inversa a aquellas posibilidades de
progreso de la demanda.
Cuando se inicia un proceso de desalojo contra un propietario que no obstante haber vendido
el bien se niega a entregar la posesión de este, cabe la anotación de la demanda de desalojo
por el nuevo adquiriente para evitar los efectos de futuros contratos de alquiler que se quisiera
forzar sobre el inmueble. En igual sentido debe procederse a la anotación cuando se trate de
pretensiones relativas a la adquisición de la propiedad por prescripción adquisitiva o en el
caso de otorgamiento de escritura, dirigida contra el vendedor registral. Como se aprecia, a
través de esta cautela se pretende proteger los derechos que pudieran corresponder al actor,
a través de la advertencia dirigida a todo aquel que se disponga a adquirir un bien
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(registrable), o a recibir algún derecho real sobre el mismo, de que pesa sobre él una
litispendencia que podría modificar su situación registral.
La sentencia firme que declara fundada una acción pauliana debe inscribirse en el rubro de
cargas y gravámenes y no en el de títulos de dominio de la partida registral involucrada”.
Criterio adoptado en las Resoluciones N° 114-2003-SUNARP/TR-T del 11 de junio de 2003
y N° 076-2003- SUNARP/TR-A del 16 de mayo de 2003.
Solo las resoluciones judiciales que den lugar a inscripciones definitivas requieren la
constancia de haber quedado consentidas o ejecutoriadas, en aplicación del artículo 51 del
Reglamento General de los Registros Públicos”. Criterio adoptado en la Resolución N° 237-
20O2-ORLC/TR del 30 de abril de 2002.
Al contemplar el artículo 2012 del CC que, se presume, sin admitirse prueba en contrario,
que toda persona tiene conocimiento del contenido de las inscripciones, esto expresa que, si
toda persona al adquirir un bien inmueble conoce la situación jurídica del mismo, y quien
anotó la medida cautelar hará prevalecer su mejor derecho judicialmente. Ahora bien, lo
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preceptuado en el artículo 86 del Reglamento de las inscripciones dice claramente que 'los
bienes inmuebles pueden ser enajenados o gravados, pero sin perjuicio de la persona cuyo
favor se haya extendido la anotación, atendiendo a lo manifestado, los bienes pueden ser
enajenados, sin perjuicio de iniciar las acciones correspondientes de quien a su favor se
extendió la anotación, ejerciendo su mejor derecho y preferencia frente al posterior
enajenante o acreedor o ejecutante o demandante, ya sea declarando la nulidad del mismo.
Aun en el supuesto que se hubiese inscrito la compraventa materia del bloqueo, la referida
inscripción no habría sido obstáculo para la admisión al registro del título alzado, toda vez
que la demanda de otorgamiento de escritura pública de compraventa de derechos y acciones
había sido anotada con anterioridad al bloqueo referido, reservándose en virtud al principio
de prioridad consagrado en el artículo 2016 del CC, la preferencia por sobre aquellos actos o
contratos presentados con posterioridad, y dotándola de los efectos retro prioritarios a la
fecha y hora de presentación del título que contiene la demanda anotada'. Resolución del
Tribunal Registral N° 083-2001 -ORLC/TR.
Si existe adecuación entre el título presentado y la partida registral, con relación al estado
civil de los intervinientes, no procederá que el registrador deniegue la inscripción sobre la
base de la información obrante en otros registros, en los que se consigne un estado civil
distinto". Criterio sustentado en la Resolución N° 409-2004-SUNARP-TR-L del 2 de julio
de 2004.
Cuando la inscripción de una asamblea general tuvo lugar como consecuencia de un mandato
judicial y este es posteriormente declarado nulo, dicha nulidad alcanza al asiento extendido
en virtud del mismo sin requerirse que se declare la nulidad del acuerdo de la asamblea
general, por derivar la inscripción directamente del mandato judicial". Criterio adoptado en
la Resolución N° 004-2002-ORLC/TR del 4 de enero de 2002.
Las anotaciones preventivas son asientos provisionales y transitorios que tienen por finalidad
reservar la prioridad y advertir la existencia de una eventual causa de modificación del acto
o derecho inscrito, siendo susceptibles de anotación preventiva, las demandas y demás
medidas cautelares, así como las resoluciones judiciales que no den mérito a una inscripción
definitiva, estando también permitidas las demás anotaciones preventivas cuando así lo
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autorice una disposición vigente, de conformidad con los artículos 64 y 65 del Reglamento
General de los Registros Públicos.
Cabe concluir que las anotaciones preventivas tienen un carácter provisorio y excepcional,
responden a un criterio númerus clausus de acuerdo a los casos expresamente previstos en el
Nuevo Reglamento General de los Registros Públicos, siendo que de conformidad con el
artículo 66, se ha establecido que no procede la extensión de anotaciones preventivas que se
originen en la existencia de defectos u obstáculos subsanables ni en la falta de inscripción
del derecho de donde emanen.
El fundamento de las anotaciones preventivas está conectado con el fin último de registros:
la seguridad jurídica en el tráfico inmobiliario, que, indudablemente, está mejor
salvaguardado permitiendo el acceso a la publicidad registral, aunque sea solo provisional,
de las situaciones jurídicas en formación y, citando a Campuzano, las anotaciones
preventivas, tienen las siguientes notas: la temporalidad, eventualidad y modalidad.
Resolución del Tribunal Registral N° 0018-2002-ORLC/TR.
JURISPRUDENCIA:
cautelar de anotación de la demanda, pues tiene por objeto evitar que la parle
emplazada realice cualquier acto de disposición respecto del mismo. Debe
considerarse lo regulado en el inciso 7 del artículo 2019 del Código Civil (Exp. N°
3663-99, Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento, Ledesma Narváez,
Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, p. 579).
CONCLUSIONES
para evaluar es que delito encuadra las conductas de dichas personas, el ámbito civil
el juez podrá establecer multas compulsivas a fin en caso verifique las inconductas
del interventor e intervenido, además podrá subrogarlos (solamente a los
interventores).
8. La medida de embargo en forma de administración de bienes tiene como finalidad
afectar los frutos de los bienes del deudor para que con la venta de estos el acreedor
vea satisfecha su pretensión dineraria, mientras que la medida administración judicial
tiene como finalidad asegurar la eficacia de la futura sentencia donde se discute , por
lo general pretensiones secundarias, por tanto son distintas medidas, entonces el
embargo en forma de administración de bienes y el embargo de intervención (en
recaudación o información), son distintas clases de embargo.
9. En las obligaciones del administrador viene hacer un órgano de auxilio judicial y
como tal su conducta se debe ceñir al cumplimiento de ciertos principios ético –
morales como son la probidad, buena fe y lealtad procesal, los demás deberes del
administrador establecidos por el legislador están en consecuencia con su labor
principal que es percibir los frutos de los bienes de la empresa afectada, sin afectar el
normal desarrollo de esta.
10. La anotación de la demanda deberá de existir ya proceso judicial iniciado, no solo
basta la interposición de la demanda, sino que la misma sea admitida por el juez,
quien adquiere el bien o derecho con la anotación de la demanda inscrita, tiene que
respetar lo decidido en el proceso que publicita la medida cautelar, incluso si atenta
con su derecho , la medida cautelar de anotación de demanda puede resultar
infructuosa por tardía, ello debido a que para su procedencia la demanda debe estar
admitida lo que permitiría que el demandado pueda tomar conocimiento de la
existencia de dicho proceso y actuando de mala fe disponga el bien o derecho pasible
de inscripción en el registro.