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Ser es eso que altera nuestra insistencia en permanecer en el reino de nuestra desesperación
secreta y adormecedora de la vida. Es el picor que no podemos rascar, el susurro que no
podemos negar. Ser, ser verdaderamente, no es algo dado.
La mayoría de nosotros vivimos en un estado en el que nuestro ser quedó exilado hace
mucho tiempo al reino de la sombra de nuestra angustia silenciosa. A veces, ser se abre
paso a través del tejido de nuestra inconsciencia para recordarnos que no estamos viviendo
la vida que podríamos vivir, la vida que realmente importa. En otros momentos ser se retira
al trasfondo, esperando silenciosamente que le dediquemos nuestra atención. Pero no te
equivoques: ser ―tu ser― es el asunto central de la vida.
Todos nacemos con el ser velado por la oscuridad. Podemos reconocer la transparencia de
ser brillando en los ojos de un niño, pero ese ser no es consciente de sí mismo. Está velado
por la ausencia de auto-conciencia. Los niños viven en el mundo mágico del ser
inconsciente, mientras que los adultos vivimos en un mundo de separación egocéntrica y
negación de ser. Rectificar y restaurar el ser a su verdadero dominio y soberanía es lo que
permite el despertar espiritual.
Esta cuestión de ser lo es todo. Nada puede ser más importante ni tener más consecuencias;
no hay nada en lo que las apuestas sean más altas. Permanecer inconsciente de ser es seguir
dormidos a nuestra propia realidad, y por lo tanto dormidos a la Realidad en general. La
elección es simple: despierta al hecho de ser o duerme un sueño sin fin.
Despertar a la verdad es una profunda realización de lo que eres como una experiencia.
¿Qué es eso que está sintiendo? ¿Qué es eso que está pensando o percibiendo? No se
trata de proponer el nombre adecuado para eso, así que no le des un nombre por el
momento. Se trata simplemente de darse cuenta, simplemente experimentar. Sentirlo.
Percibirlo. Acogerlo. El despertar espiritual es darse cuenta de lo que ocupa el espacio
llamado "yo". Cuando escuchas inocentemente, verás que realmente hay algo más aquí
que un yo.
Tu yo siempre está experimentando este momento en relación con algún otro momento.
¿Es este momento tan bueno como lo fue hace dos semanas? ¿Será el mismo hoy como
lo fue ayer? El yo se preocupa de lo que conoce y si es o no es lo suficientemente bueno
para obtener la iluminación. Tu yo podría llamarse a si mismo hindú, cristiano, budista,
advaitín, ateo, agnóstico, creyente o no creyente, pero no importa con lo que se
identifique tu yo, cuando te vuelves muy abierto y relajado, puedes de pronto ser
consciente de que algo más está ocupando tu cuerpo-mente. Algo más está mirando
desde tus ojos, escuchando desde tus oídos, y sintiendo tus sentimientos. Ese algo no
tiene cualidades. Realizar tu verdadera naturaleza es darte cuenta de lo que está presente
sin cualidades. Podemos llamarlo el vacío de la consciencia, el Ser, o el No-Ser.
Experimentar directamente esta vacuidad —la vivencia de ello— es el despertar
espiritual. Es darte cuenta de ti mismo como una bella nadedad, o mejor dicho, no-cosi-
dad (1). Si decimos que es sólo "nada", no captamos su sentido real.
Cuando la imagen del yo se toma un descanso, descubrirás que todo lo que estás
haciendo en ese momento es sólo estar abierto. Te sientes muy aliviado de que no estás
tratando de llegar a otro momento o a una experiencia mejor. Simplemente te sientes a ti
mismo como muy relajado, una tranquila sensación de paz. No has ganado nada en
absoluto, no eres más inteligente, no sabes necesariamente más que cualquier otro, y no
te has convertido de repente en un santo. Si estás reposando en tu verdadera naturaleza,
entonces sientes que realmente no hay adónde ir.
En ese momento, sientes como si tu camino hubiera terminado. Puede ser difícil
terminarlo cuando tanto has invertido en tu camino, pero si realmente quieres ser libre,
debes querer conocer la verdad más que ninguna otra cosa. Y cuando lo haces,
descubres que la verdad es tan condenadamente vacía. No hay nada en ella. No hay
nadie allí, sólo una vívida conciencia despierta.
Pero incluso entonces puedes realizar la verdad y aún así no funcionar desde ella.
Puedes tener una experiencia de despertar muy profunda y todavía no funcionar desde
ese despertar, porque el yo sigue convencido de que un yo es necesario. El yo siempre
trata de relacionarte con otro —puede ser el mundo y yo, mi trabajo y yo, el perro y yo,
lo que sea. ¿Has notado cómo la forma en que te relacionas con tus pensamientos,
sentimientos y sensaciones es a menudo un poco contradictoria? ¿Que nunca es el
momento oportuno? ¿Que es casi perfecto, pero no lo bastante? El Buda dijo: "Todo
sufrimiento proviene del deseo, del apego". Este es el movimiento del yo que siempre
quiere un poco más por el momento.
Tan pronto como quitas tu atención de la exploración del radar, comienzas a notar algo
más. En el interior, hay algo que no está creando tanto ruido como el yo. Este algo más,
esta apertura, esta conciencia despierta, no está buscando el momento siguiente o
explorando la emoción o la experiencia adecuados. Puedes tener esa sensación ahora.
¿Qué se siente al estar simplemente despierto, alerta? Pienses o no pienses que estás
despierto, no importa —No te preocupes por eso ahora. ¿Cómo se siente la propia
conciencia despierta? ¿Cuál es la experiencia de esa conciencia despierta antes de tratar
de estar más o menos despierto? Sólo con una disposición de apertura, puedes comenzar
a sentirla. ¿Cómo se siente esta conciencia despierta? ¿Cómo se siente esta apertura?
Sólo poniendo tu atención ahí, sólo observando sin ningún esfuerzo, esta sensación sin
forma o vacía de ser se intensifica como si dijera: "Alguien está finalmente prestando
atención".
Cuando esta apertura está presente, puedes reconocer cómo experimenta tu cuerpo. ¿De
qué manera la apertura experimenta un sentimiento, una emoción o el pensamiento?
¿Cómo experimenta el movimiento llamado "yo"? Permítete disfrutar de su sabor
auténtico. Esta apertura está en una relación completamente diferente con todo lo que
existe, empezando por ti. Está en una relación diferente con el momento; no va a
ninguna parte. ¿Lo has notado? No está tratando de lograr algo más. No te ha elevado ni
degradado. Comienza a sentir la profunda inocencia de esta apertura. No está
percibiendo desde el pasado, ni desde el último momento, y mucho menos desde la
acumulación de toda la vida. Está percibiendo sólo en este momento.
La apertura no acumula nada, así que es libre. Tiene una relación profundamente
inocente, pero sensata con todo. Es algo primario, despierto y vivo. Puedes sentir lo
increíblemente valiosa que es. Cuando la miras directamente, no hay nada allí. Permítete
experimentar esta apertura, esta nadedad. Permítete ver cómo se experimenta el cuerpo y
la mente ahora mismo, en este momento. Es tan diferente de la experiencia del yo. Esta
nadedad es la paz que sobrepasa todo entendimiento, y está aquí, a tu alcance.
La conciencia despierta es inherente a todas las cosas y todos los seres en todas partes,
todo el tiempo. Esta conciencia despierta se relaciona a cada momento desde la
inocencia, desde la honestidad absoluta, desde un estado en el que te sientes
absolutamente auténtico. Sólo desde este estado te das cuenta de que realmente nunca
querías lo que pensabas que querías. Te das cuenta de que detrás de todos tus deseos
había un solo deseo: experimentar cada momento desde tu verdadera naturaleza.
Descubres que simplemente caminando por la calle y ver una hoja al viento o ver un
vagabundo en la esquina es la más exquisita de las experiencias. No necesitas nada
grande; cada momento tiene una belleza propia. Hasta los momentos más desagradables
tienen una belleza cuando se experimenta desde esta inocencia, este estado
maravillosamente encantador de conciencia despierta.
Esta relación desde tu corazón, de la verdad de tu ser, desde la apertura, es algo que no
se puede enseñar. Me acuerdo de lo que era cuando como budista fui para realizar los
preceptos. Uno lee a través de ellos, los estudia, y en cierto modo los lleva dentro. Haces
lo que el pequeño yo hace con ellos, como decidir que vas a hacer un buen trabajo, hasta
que descubres otra cosa. Crees que sabes lo que son los preceptos, entonces realmente
despiertas a tu verdadera naturaleza y te das cuenta que esta es la forma en que tu
verdadera naturaleza naturalmente ve las cosas. Es muy simple. Eso es todo. Ahora no
necesitas ningún precepto porque tu verdadera naturaleza ve de esa manera todo el
tiempo. No necesitas que te recuerden cómo ve tu verdadera naturaleza. Sólo necesitas
que te recuerden lo que es tu verdadera naturaleza.
Así que si quieres descubrir cómo la apertura se relaciona con cada momento, sólo ve al
interior. Sé esa apertura. Sé esa vacuidad. Todo lo que puedes hacer es preguntarte a ti
mismo, indagar sobre ti mismo. ¿Cómo se relaciona con este pensamiento en mi cabeza?
¿Con esta persona? ¿Con este momento? Puedes ver esto. Ve directamente a la fuente, a
la única autoridad que es finalmente liberadora: tu propia conciencia despierta, tu propia
vacuidad que percibe este momento. Te enseñará cómo vivir.
(Bhagavan Ramana)
La Auto-Indagación es el Camino Directo y la gran contribución de Bhagavan a la era
moderna.
La Entrega o Rendición Total también servirá para alcanzar la meta, pero este camino es
más lento, ya que al comienzo sólo somos capaces de entregarnos parcialmente.
Para muchos, la parte derecha del pecho, les resulta una entrada efectiva hacia el interior,
y eventualmente, hacia el corazón, donde yace la fuente del ego.
La primera ayuda es, por lo tanto, incrementar nuestro poder de concentración, sin la
interferencia de pensamientos. La mayoría de los periodos de concentración son de
aproximadamente 4 minutos. Uno puede incrementarlo con la práctica. Mira fijamente un
retrato de Bhagavan, una vela o un punto en una pared para incrementar tu poder de
concentración a periodos más largos. ¡Te ayudará en toda tu vida!
2. Puedes preguntar "¿A quién le está llegando este pensamiento o sentimiento?", cuando
los pensamientos y emociones aparecen. Luego pregunta: "¿Quién soy?", con la atención
de nuevo puesta en la fuente del pensamiento yo.
Se necesita perseverancia, práctica continua y una gran fe. Cada vez que indagues, se
aflojará la identificación con la mente y el cuerpo y comenzará a romperse el Nudo
Granthi que sostiene a la noción "Yo soy el cuerpo". Tu Sí Mismo, el Gurú interior te
guiará y modificará la práctica cuando se necesite. Se harán ajustes de manera que los
vasanas salgan (La Auto-Indagación es una práctica purificadora), los nadis serán
agitados y el nudo granthi se romperá finalmente (ver el ensayo de Bhagavan "Auto-
Indagación").
La Auto-Indagación está conectada a la devoción, debe convertirse en algo emocional, no
sólo de la cabeza o la mente y entonces será más fácil alcanzar la fuente del pensamiento
yo.
Para aquellos que quieran usar un enfoque radical, mi propia práctica, lean mi ensayo
titulado Diving Into the Heart (2), en este sitio.