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Cambio de modelo. Después de ser Finlandia un país con una gran presencia
estatal, decide cambiar de modelo, rompiendo los monopolios públicos a base
de privatizaciones y desregulación. La estabilidad económica la alcanza a base
de estimular el ahorro interno, poco endeudamiento y un estricto control
macroeconómico de sus finanzas. Paralelamente, los principales pilares de su
desarrollo se concentraron en la investigación y desarrollo de nuevas
tecnologías, un sistema educativo que genera una mano de obra altamente
calificada, grandes recursos forestales, innovación, un Estado solidario, la
reducción de barreras para la creación de nuevas empresas, seguridad jurídica,
instituciones sólidas, excelente infraestructura, altas inversiones en transportes
y un ambiente de negocios favorables a la inversión extranjera. Gracias a esas
transformaciones, en el 2002, ya Finlandia se había convertido en una de las
economías más competitivas del mundo, manteniendo hasta la fecha ese
liderazgo en el desarrollo social y económico.
Así ilustró la dimensión del problema que Finlandia enfrentó en los años 70 Vesa
Korpelainen, gerente ejecutivo del Centro para la salud pública de Carelia del Norte,
una región en la frontera con Rusia.
Por aquellos años, los ingredientes favoritos de los norcarelios -así como de todos los
finlandeses- eran la mantequilla, la leche entera, salchichas y sal.
El precio de la celebración
El reto era inmenso.
En Carelia del Norte, donde vivían 180.000 personas, llegaron a haber mil ataques al
corazón al año, la mitad de las víctimas eran hombres menores de 65 años y 40% eran
fatales.
Eso a pesar de que la mayoría de los hombres eran madereros o granjeros, trabajos
físicamente activos.
Las frutas y los vegetales casi dejaron de ser parte del menú.
Empezaron en donde la situación era peor: ese lugar tan remoto y bello que su paisaje
inspiró al compositor finlandés Jean Sibelius a escribir la Suite Karelia... y uno de los
lugares más malsanos del planeta.
"Era un área relativamente pobre, en la que la gente tenía vacas que le daban leche y
productos lácteos. Pensaban que el trabajo que hacían era muy duro, así que debían
consumir mucha grasa", explica Puska.
De por sí, eso no es un problema. Lo que pasaba era que habían dejado de comer otras
cosas.
"Los hombres en esa época solían decir que los vegetales eran para los conejos no
para verdaderos machos: no se podía trabajar duro comiendo vegetales".
Lo revolucionario fue que esos equipos de jóvenes radicales entendieron que para
enfrentar el problema no podían centrarse en una sola cosa. Tenían que transformar
todo el sistema.
Las estrategias eran diversas, para atacar por todos los flancos.
Con "las Martas" cambiaron las recetas de platos tradicionales para volverlos más
sanos.
Ni siquiera el a veces llamado "plato nacional de Finlandia", el estofado careliano -que
se hacía friendo en mantequilla pedazos de carne y con mucha sal- se salvó. Si buscas
la receta hoy, probablemente dirá que uses aceite de oliva o ningún tipo de grasa, más
verduras y poca sal.
"La industria láctea se resistió con vehemencia pues consideraban que la iniciativa iba
en contra de sus intereses. Pero eventualmente, más y más compañías empezaron a
abordarnos trayendo productos que se ajustaban al programa", recuerda Puska.
"También se demostraron cambios muy favorables con respecto al cáncer y todas las
causas de mortalidad y la salud general de la población".
Hoy en día, es 80% más bajo. Y llevan años con un aumento en la tasa de obesidad de
0%.
Pero, ¿qué aconsejaría el director de tan exitoso programa a los que no han logrado
controlar el problema?
"En términos de dieta, en muchos lugares la discusión es muy confusa. Hay muchos
intereses creados. Lo que la gente necesita es acciones firmes basadas en evidencia
sólida", responde Pekka Puska.
Enfrentan uno de los inviernos más fríos y largos del mundo. Tienen que convivir con la
nieve siete meses cada año. Sin embargo, los habitantes de Finlandia, en el norte de
Europa, son los pioneros en el mundo en demostrar que la mortalidad por enfermedades
cardiovasculares se puede bajar más del 80 por ciento si toda la comunidad se pone las
pilas para combatirlas.
"En la década del 60 la situación era espantosa. Teníamos la mortalidad más alta en el
mundo por enfermedad cardiovascular", contó ayer a Clarín ayer Pekka Puska, que está
a cargo del Instituto Nacional de Salud Pública. Se morían en Finlandia 500 personas
por cada 100.000 habitantes en aquella década. Muchos eran hombres en edad
productiva. Hasta que se pusieron a buscar soluciones comenzando por la zona más
pobre del país, en Carelia del Norte. Las hallaron.
Puska, que tiene 63 años, fue testigo y uno de los impulsores de un cambio total y
saludable. Primero se trabajó en Carelia y después, cuando llegaron los buenos
resultados, extendieron el proyecto a un país que hoy tiene 5,3 millones de habitantes.
En los años 60, el 55% de los adultos fumaban. Hoy los fumadores no superan el 25%.
Redujeron los casos de colesterol malo un 20%. Y los habitantes empezaron a consumir
menos alimentos con muchas calorías, grasas, azúcar y sal, y adoptaron más comidas
con verduras y frutas. En 30 años consiguieron bajar la mortalidad cardiovascular 80%.
Así, se aprobó una legislación a favor de los ambientes libres de humo y se prohibió la
publicidad del tabaco. Los supermercados le dieron más exhibición y valor a los
productos saludables. La industria se preocupó por elaborar alimentos con menos grasas
y calorías. "Todos ganaron: la expectativa de vida aumentó. En 1980 el promedio de
vida de un finlandés era de 65 años; en 2030 será de 80".
Yksi elämä (que significa “Una vida”) es un proyecto entre tres asociaciones finlandesas
relacionadas con la salud arterial: la Asociación para la Investigación Cerebral, la
Asociación contra la Diabetes y la Asociación de enfermedades Cardiovasculares
El objetivo común del proyecto es conseguir que los enfermos de estas distintas áreas
mejoren su propia salud y bienestar, así como mejorar la atención sanitaria en
Finlandia con respecto a estas enfermedades, permitiendo prevenirlas y promoviendo
diagnósticos precoces.
El sistema educativo finlandés está considerado uno de los mejores del mundo,
especialmente por sus buenos resultados en los Informes Pisa, la evaluación que
realiza la OCDE cada tres años. ¿A qué se debe? Te explicamos algunas características
esenciales de la educación en el país nórdico que pueden contribuir a explicar su éxito
y servirnos para reflexionar sobre nuestro propio sistema de enseñanza.