Las reacciones inmunitarias lesivas, llamadas de hipersensibilidad, son la base de
los trastornos asociados a las enfermedades inmunitarias. Clasificación de las enfermedades por hipersensibilidad:
Las enfermedades por hipersensibilidad pueden clasificarse en función del
mecanismo inmunitario que medie la enfermedad. Esta clasificación sirve para distinguir la forma en que la respuesta inmunitaria causa lesión tisular y enfermedad, y las manifestaciones clínico-patológicas acompañantes.
• En la hipersensibilidad inmediata (hipersensibilidad de tipo I), la lesión la
producen los linfocitos TH2, los anticuerpos IgE, y los mastocitos y otros leucocitos. • En los trastornos mediados por anticuerpos (hipersensibilidad de tipo II), los anticuerpos IgG e IgM secretados dañan a las células al promover su fagocitosis o lisis y deteriorar los tejidos al inducir la inflamación. • En los trastornos mediados por inmunocomplejos (hipersensibilidad de tipo III), los anticuerpos IgG e IgM se unen a antígenos habitualmente presentes en la circulación, y los complejos antígeno-anticuerpo se depositan en los tejidos e inducen inflamación. • En los trastornos inmunitarios celulares (hipersensibilidad de tipo IV), los linfocitos T sensibilizados (linfocitos TH1 y Th17 y CTL) son la causa de la lesión tisular.
Hipersensibilidad inmediata (tipo I)
Las reacciones de hipersensibilidad de tipo I, son procesos con una elevada prevalencia que pueden afectar al 20% de la población caucásica. Su etiología radica en la capacidad heredada de ciertos individuos para desarrollar una respuesta de anticuerpos IgE frente a antígenos inocuos medioambientales, denominados alérgenos. Los anticuerpos de clase IgE son los responsables de mediar las reacciones de hipersensibilidad de tipo I. El término alergia se utiliza frecuentemente como sinónimo de las reacciones de hipersensibilidad y el término atopía (del griego a topos o fuera de lugar), se usa para describir reacciones mediadas por IgE. De esta forma, denominamos personas atópicas, a aquellas que presentan una predisposición hereditaria a producir anticuerpos IgE contra alérgenos ambientales y pueden desarrollar una o más enfermedades atópicas. Algunas enfermedades alérgicas, como la dermatitis de contacto, se desarrollan a través de mecanismos independientes de IgE, y por lo tanto pueden ser consideradas enfermedades alérgicas no atópicas. Como ya se ha mencionado en el capítulo 1, las reacciones de hipersensibilidad de tipo I constituyen reacciones inmunológicas de desarrollo rápido, que ocurren pocos minutos después de la combinación de un antígeno con un anticuerpo de tipo IgE unido a mastocitos o basófilos. A consecuencia de su rápido desarrollo, se las denomina también hipersensibilidad inmediata, ya que a pocos minutos del contacto con el antígeno se originan consecuencias patológicas, que se manifiestan como una reacción localizada (asma, rinitis alérgica, urticaria) o como una enfermedad generalizada (anafilaxia). Debemos recordar, que al igual que en todas las reacciones de hipersensibilidad, en las de tipo I, es requisito fundamental la exposición previa al antígeno, o sea estar sensibilizado.
La hipersensibilidad de tipo I se produce en dos etapas contiguas: sensibilización y
desencadenamiento. Sólo la segunda etapa, tiene la expresión clínica característica de cada enfermedad atópica. En la etapa de sensibilización los anticuerpos IgE producidos en respuesta a un antígeno se unen a receptores de membrana de los mastocitos y/o basófilos. En la etapa de desencadenamiento, se reconocen, a su vez, dos fases, una fase inicial y una fase tardía. En la fase inicial, tras una nueva exposición al antígeno, ocurre la unión a los anticuerpos fijados a las células, lo que provoca la activación y liberación con gran rapidez de diversos mediadores preformados y de otros sintetizados de novo. La acción de los mediadores determina un aumento de la permeabilidad vascular, vasodilatación, contracción del músculo liso bronquial y visceral, e inflamación local. La fase tardía, se desarrolla sin que exista una nueva exposición al antígeno y ocurre entre 2 a 24 horas luego de la exposición inicial. Involucra el reclutamiento de células, principalmente eosinófilos y linfocitos Th2, lo que aumenta la producción de mediadores, que mantienen y exacerban el proceso inflamatorio. Hipersensibilidad mediada por anticuerpos (tipo II) Los anticuerpos que reaccionan con antígenos presentes en las superficies celulares o en la matriz extracelular causan enfermedad al destruir estas células, desencadenar la inflamación o interferir con las funciones normales. Opsonización y fagocitosis La fagocitosis es, en gran medida, responsable de la pérdida de células revestidas por anticuerpos. Las células opsonizadas por anticuerpos IgG son reconocidas por los receptores para el Fe del fagocito, que son específicos frente a las porciones Fe de algunas subclases de IgG. Inflamación Cuando se depositan anticuerpos en los tejidos fijos, como las membranas basales y la matriz extracelular, la lesión resultante se debe a la inflamación. Disfunción celular En algunos casos, los anticuerpos dirigidos contra los receptores de la superficie celular deterioran o alteran la regulación de su función sin causar ninguna lesión celular ni inflamación. Mecanismos de autoinmunidad: principios generales La autoinmunidad surge de una combinación de la herencia de genes de predisposición, lo que puede contribuir a la rotura de la auto tolerancia, y los desencadenantes ambientales, como las infecciones y el daño tisular, que promueven la activación de los linfocitos autorreactivos.