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TEORIZACIONES
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Enfermera. Docente en ejercicio libre de la profesión, Madrid, España
RESUMEN
The Health General Law promulgation in 1986 was the beginning in our country
of the concern of the patient rights. Two years before, the Humanization Plan
justification in 1984 of the National Institute of Health no longer in force in our
country, recognized the necessity of improve the humanization side in our
hospitals. However, the principle declarations appeared to be in contrast with the
health assistance reality in our public hospitals, they showed lots of paradox.
The assistant processes that happen within a hospital, cover two characteristics
strokes, one would be the biomedical model and the other would refer to the
asymmetrical relationships. In this work I will reflect on the hospital reality and
its paradox, on some of the factors having an influence on the professionals
work and on the necessity of incorporate an antropological and social gaze in the
daily nursing processes to guarantee more humanized, personalized and higher
quality cares.
Introducción
Más tarde, en 1986, la Ley General de Sanidad2 recoge los derechos de los
usuarios del Sistema Nacional de Salud. Posteriormente, la Ley 41/2002 de 14
de noviembre3 y otras abundan en los derechos de los usuarios. Hemos revisado
la Ley 12/2001 de 21 de diciembre,4 de Ordenación Sanitaria de la Comunidad
de Madrid.
El objeto de este trabajo es hacer una reflexión sobre la dicotomía que existe
entre algunos de los Principios que sustentan la regulación legal de los derechos
y obligaciones de los pacientes y la realidad asistencial; sobre la paradoja
resultante de la falta de coherencia entre los objetivos formulados y las acciones
que se llevan o no a cabo para hacer efectiva su consecución. Para ello, es
necesario considerar el marco institucional en el que se encuentran los
hospitales así como el contexto sociocultural, con el fin de comprender algunos
rasgos de su cultura y los factores que la influyen, que pueden resultar
explicativos de las condiciones en que trabajan sus profesionales, la manera en
que establecen las relaciones entre ellos y con los pacientes y la forma en que
prestan los servicios.
El marco institucional
Hay otros muchos ejemplos de unicidad sobre los que reflexionar: horarios de
cuidados; normas sobre la higiene, reposo, entorno habitación, etc; actitudes y
rituales ante la muerte, tema de especial trascendencia tanto para el paciente
como para su familia y grupo social. La unicidad en los criterios resulta
paradójica, porque está en contradicción con las declaraciones de principios y
con la filosofía de calidad, cuya puesta en práctica implicaría personalizar la
atención al paciente, situándole como referente central para la toma de
decisiones en todos los niveles de la Organización.
Sin embargo, existe una gran paradoja: la calidad percibida por el paciente, que
es la que determina su grado de satisfacción o insatisfacción, está en relación
básicamente con sus necesidades y sus expectativas que conforman el servicio
esperado por el paciente. Podríamos preguntarnos ¿cuántos profesionales
sabrían dar respuesta a qué esperan de ellos todos y cada uno de los pacientes
que atienden? ¿conocen a los pacientes? ¿les escuchan? o más bien conocen la
enfermedad o el motivo por el que el paciente está en el hospital, su diagnóstico
y pronóstico y a partir de ello, desde una visión externa (enfoque etic)
construyen -con sus criterios profesionales y generalmente con buena voluntad-
lo que necesita el paciente, pero no saben cómo se percibe el paciente a sí
mismo, qué significados tiene para él su situación de enfermedad (enfoque
emic); no reconocen -quizá porque no saben y tampoco tienen consciencia de su
relevancia- los aspectos culturales de las necesidades humanas, por lo que
realizan prácticas de atención menos beneficiosas o eficaces, e incluso con
evidencias de insatisfacción del paciente con los servicios prestados, lo que
constituye un límite para la curación y el bienestar.
Para lograr los niveles de calidad asistencial que se derivan de las Declaraciones
de Principios mencionadas, hace falta una cierta revolución cultural. Conseguirlo
puede ser un largo proceso en el que habrá que vencer resistencias culturales e
inercias profesionales, pero garantizar la calidad implica reconocer la diversidad
sobre la base del respeto, lo que permite ofrecer una asistencia sanitaria más
justa y más humana. Para ello es necesario dar coherencia a la Organización -al
hospital en cuanto Institución-, con el espíritu que fundamenta los derechos de
los pacientes, cuyo respeto efectivo supondría -en sí mismo- una verdadera
revolución en el sistema sanitario, y es necesario dar coherencia a las decisiones
y a las conductas de los profesionales, en todos los niveles de la Organización,
centrando las decisiones y la atención en el paciente.
En síntesis, es preciso:
Bibliografía
7. Gutiérrez Gascón J, Jiménez Díaz MC, Pérez Pérez ML, Gallego Milla M, Linares
Abad M. ¿Por qué reclaman los usuarios? Rev. ROL de Enfermería, 1997;
230:12-16.